Un comienzo bajo la lluvia (2)
Siguen las relaciones con ramiro su primer hombre.
♫ Acto segundo ♪
Me bajé del coche velozmente tratando de escapar de la lluvia. Mientras corría a mi casa sentía como tenia cada vez más mojado el pantalón y no era por cierto por el agua que caía.
Llegué a casa abrí la puerta y me dirigí al baño. Inmediatamente me saqué la ropa y me senté en el inodoro y sentí como bajaba todo lo que tenia metido en mi interior, cuando me incorporé vi que había residuos de semen y sangre en el agua, tiré del deposito de agua y abrí el agua de la ducha y llene la bañadera dándome un buen baño de inmersión.
Recapitulé todo lo que me había pasado en las últimas dos horas y todavía no podía entender como había hecho lo que había hecho y que además, ¡ me había gustado!
Terminé mi baño y fui directamente a la cama, todavía adolorido me acosté boca abajo y me quedé dormido hasta la hora de la cena.
El día terminó rápidamente, comí, me acosté nuevamente sin pensar demasiado. Todas las acciones que transcurrieron en esa tarde me había dejado extenuado.
Al otro día me levante repuesto pero todavía confundido. Me había olvidado de todo lo pasado pero inmediatamente volvieron a mi mente las cosas que hice y me hicieran en ese coche y una sensación de vergüenza, miedo y excitación me invadieron. Realmente estaba confundido no lograba hilvanar un pensamiento coherente. Quería olvidar lo que había hecho pero en mi cabeza pasaban como en cámara lenta la cojida que había tenido y eso me confundía aun más porque me excitaba en cierto modo. Mas fue mi confusión cuando vi la tarjeta de Ramiro y parte de mí quería llamarlo pero me negaba porque no estaba seguro de lo que había hecho.
Me vestí y baje a desayunar antes de ir al colegio. Todavía estaba nublado y lloviznaba lentamente. Sin pensarlo y de forma automática tome mi billetera y la tarjeta aunque no sabia bien que es lo que iba a hacer.
El día transcurrió muy lentamente porque mi mente estaba en otro mundo, la lucha en mi interior era formidable quería llamarlo pero no quería y si a eso le agregaba el dolor en mi cola cada vez que me sentaba de golpe mi mente se negaba a llegar a una solución rápida. En la ultima hora de clase el preceptor se presentó y nos aviso que el profesor de matemática no podría venir mañana así que nos iríamos temprano a casa, la algarabía que se desató por esa noticia hizo que el preceptor gritara y nos retara pero ya mi mente en ese instante decidió que iba a hacer.
Salí del colegio y me dirigí a un teléfono publico, mis piernas temblaban, tenía miedo, excitación por lo que iba a hacer. Puse una moneda y marque el numero, de los nervio me equivoqué de tecla y tuve que marcar nuevamente y esperé a que sonara el teléfono. Después de una tres llamadas me atendió una mujer, secretario diciéndome el nombre de la empresa donde trabajaba Ramiro y pedí por él. Esperé un momento y Ramiro se puso al teléfono.
__ Hola Ramiro, soy Alejo. Dije despacio y tímidamente.
__ Hola alejo que alegría que me das al llamar, estaba esperando ansiosamente tu llamado. Creí que no me llamarías. Dijo con vos firme y alegre a la vez.
__ Bueno, acá estoy, dije tímidamente. Y acto seguido Ramiro me dijo si yo quería verlo nuevamente.
__ Bueno si ... claro... Y ahí mi timidez se mezcló con una gran dosis de miedo y me quedé mudo.
Ramiro supongo que entendió y tomo la posta diciéndome si podía verlo mañana. Eso me vino al dedo y le dije que a la mañana si podría.
__ Bueno decime a que hora y te paso a buscar por la parada del colectivo donde subiste a mi auto. Dijo Ramiro con toda resolución.
__ Mejor no por la esquina. Encontrémonos a dos cuadras de ahí hacia la avenida. ¿Te parece?. Dije recuperando algo de la seguridad que había perdido.
__ O.K a eso de las nueve y media de la mañana ¿esta bien? . Bueno, nos vemos mañana, chau alejo un beso.
__ Chau hasta mañana.
La conversación duró unos minutos pero me parecieron como de una hora por los nervios que tenía y además me estaba haciendo pis por los nervios y la ansiedad y la vejiga ya me estaba doliendo mucho. Corte el teléfono y me metí inmediatamente en un bar a orinar y me dirigí a casa pensando y rumiando lo que haría mañana.
Al otro día me levante nervioso, me bañé, me vestí y me fui al colegio, estaba muy ansioso por lo que pasaría y la verdad es que no sabía bien que quería hacer eran miles de dudas que se me cruzaban en la cabeza y no lo solucionaría en las pocas horas que quedaban hasta que me encontrara con Ramiro.
En las pocas horas que estuve en el colegio pasaron volando y casi sin darme cuenta estaba en la esquina mencionada esperando a el hombre que me había desvirgado. Por suerte no esperé demasiado ya que si así hubiese sido seguramente hubiera huido de ahí. Pero a las 9:30 hs. El auto de Ramiro se acercó a la acera y me abrió la puerta y subí rápidamente mirando que no hubiese nadie que me viera subir.
Ramiro me saludó cariñosamente arrancó el auto mientras me comentaba que íbamos hacia un departamento suyo. Durante el trayecto casi no hablamos, me miraba y solo hizo algunas preguntas de rigor, ¿cómo estaba?, ¿qué contaba?, ¿cómo iba en el colegio?.
Llegamos a su casa y subimos al ascensor. Durante el trayecto me pregunto si me dolía la cola todavía y mientras me decía eso me acariciaba el hombro. Paramos en el piso 14 y nos dirigimos a su departamento.
Era un departamento grande pero con un solo ambiente, una cama de dos plaza muy amplia y la cocina en un rincón mas alejado, estando al lado una mesa para seis personas de vidrio y hierro forjado. El piso estaba todo alfombrado por un tapete de pelos largos y suaves color marrón claro que hacia juego con la pintura de las paredes. Al lado opuesto de la cama que daba a un gran ventanal había unos tres sillones beige de cuero con una mesita de vidrio en el centro.
Pasamos a la casa y me quedé en la puerta mientras él cerraba. Apenas se dio vuelta me convido con algo para tomar, a lo cual yo agradecí un vaso de agua. Mientras él se dirigía a la cocina me dijo que me sintiera cómodo y me sentara en los sillones. Deje mi mochila en el piso y me senté en uno de los sillones con las piernas apretadas y mudo mirando a todos lados. Ramiro se acercó con dos vasos de agua grande con hielo y se sentó en el apoya brazos del sillón donde me había sentado.
Tome un poco de agua, dejé el vaso en la mesita y me recosté bien sobre el respaldo del sillón. Ramiro me dijo que había disfrutado muchísimo lo que habíamos hecho el otro día ya que él me consideraba muy atractivo y a eso le agregó que al ser yo virgen eso lo había excitado muchísimo más. Yo lo miré y le dije que yo también había disfrutado algo pero todavía me sentía con miedo y vergüenza. El me abrazo y acarició la espalda y me dijo que aunque el hubiera deseado haberlo hecho en un lugar tranquilo en vez de la incomodidad del auto ahora podría subsanar eso haciendo todo lo que quisiera para que llegara a gustarme.
Inmediatamente se paró y me quito el buzo que tenia puesto junto con la remera quedándome con el torso desnudo. Mi piel blanca y sin bellos apareció reluciente frente a él y también mi panza y mis tetas ya que en ese momento era mas bien bastante gordo y la verdad es que no cuidaba nada mi físico.
Ramiro me miró y acarició mis tetas apretándolas fuerte con firmeza, viendo yo como disfrutaba esas caricias al observar su cara.
__ ¡Mmm cómo me gustan tus tetas y panza!, te hace más delicado cuando te toco. Creo que eso y tu inocencia lo que me hace sentir más caliente en estos momentos. Exclamó excitado.
Yo lo miraba como agradeciendo cada una de las palabras que decía. Nunca creí que mi cuerpo fuera motivo de placer para alguien, ya que siempre fue motivo mas bien de algunas burlas que de admiración.
Me siguió tocando las tetas, amasándolas, acariciándolas disfrutándolas y yo estaba mas que receptivo a esas nuevas caricias. Una de sus manos se alejó de mí y se acercó a su boca y vi como humedecía dos dedos con su saliva dejando su índice y pulgar chorreantes y las acercó a mis pezones apretándolos con fuerza, como si quisiera exprimirme. Ese masaje hizo que me estremeciera y viera como se ponían duros mis pezones sacando punta y endureciéndose la corona que lo rodeaba. Me recosté aun más en el sillón acomodándome para disfrutar este nuevo placer pero él se arrodilló ante mi separando mis piernas y acercó su boca a mis blancas tetas devorando mis pezones con frugalidad y pasión mientras sus manos acariciaban y masajeaban mi panza y los rollitos que formaban en mi espalda.
__ ¡Cómo me excitas gordito! Exclamó mientras seguía su faena con mis erguidos pezones mordiéndolos con firmeza pero sin hacerme doler sino haciéndome emitir sordos gemidos. Ahí mismo, sus manos se apresaron de mi cinturón y con una rapidez casi violenta desabrochó mi cinturón y tiro con fuerza de mi pantalón sacándolo y tirándolo al piso. En esa acción también arrancó mis zapatillas prendidas y todo y mi slip quedo a medio bajar dejando al aire mi pija medio endurecida. Yo estaba incomodo porque al estar sentado todo el slip no se corrió hacia abajo sino que la parte de adelante apretaba mis huevos con el elástico, él se dio cuenta de esto y con ambas manos bajó despacio el slip azul que tenía puesto, lo sacó de mis piernas y lo apoyó en la mesita de vidrio.
Ahí estaba yo con un hombre muchos años mayor que yo, mordiéndome y lamiendo mis pezones con sus manos apoyadas en mis muslos expresando lo mucho que lo calentaba. Con paciencia y ardiente placer también bajaron sus lamidas por todo mi torso. Lamió mi panza cada centímetro mojándome con su saliva y le propinó varios minutos a mi ombligo lamiéndolo y penetrándolo con su lengua. Continuó bajando hasta que empezó a lamer mi vello púbico, suaves aun por su novísimo desarrollo y llegó al fin a mi pene a medio crecer, caliente y a la espera de esa nueva caricia que había aprendido hace escasos días y en un movimiento rápido tiró toda mi piel hacia abajo, haciéndome emitir un quejido de dolor al sentir tan tirante el frenillo que ataba a mi glande ese dolor disminuyó cuando sentí su cavidad bucal húmeda y caliente rodear mi pija y ahí si gemí con toda claridad estirándome y estremeciéndome al sentir el contacto de su boca que me rodeaba el pene y como su lengua jugaba con mi glande. Con sus dos manos aun apoyadas en mis gordos muslos su boca subía y bajaba dándome cada vez mas placer, mucho más que el placer que me hizo sentir en su automóvil. Una vez que mi pija estaba durísima, me dijo que me parara, él aun estaba arrodillado por lo tanto quedó mi pija a la altura de su boca nuevamente, le dio un beso a mi glande y con las dos manos en mi cadera me hizo darme vuelta y me dijo que me arrodillara en el sillón de cuero, lo hice y quedé erguido y de rodillas dándole la espalda. Con firmeza apoyó su mano en mi cintura y me dijo que apoyara mi pecho en el respaldo y acercara mis rodillas al borde separando mas mis piernas. Así quedé doblado parando mi cola y mostrándosela completa a mi amante.
Continuará en la próxima entrega las aventuras de este joven primerizo y como fue su segunda vez y que otras cosas le deparará su relación con Ramiro.
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