Un collar para Lucy
Un escritor recibe la visita de su mejor amiga, quien está muy interesada en leer su nuevo material.
Uno de mis hobbies favoritos siempre ha sido escribir cuentos eróticos, porque me ofrece la oportunidad de darle rienda suelta a mi lado más oscuro, perverso y por qué no, a veces hasta sádico. Varios de ellos los he sacados de mi imaginación, pero en ciertas he llegado a publicar en mi blog alguno que otro relato de mi propia experiencia, siendo relatos del tipo D/s de los que me causan más placer de escribir. Sin embargo aun siendo escritor profesional, está siempre parte de mi vida que he mantenido en secreto de mi familia y mis amigos, ya que no es algo que me quisiera gritar a los cuatro vientos.
Todo eso cambió en la noche de año nuevo. Ese día la mejor amiga de mi mamá vendría a pasar la noche en nuestra casa con toda su familia. Entre ellos se encontraba su hija Lucy, la ahijada de mis papas, y quien durante muchos años, ha sido la mejor amiga. Podría decirse que ella fue la que me empujo a ser lo que soy ahora, pues cuando entro a trabajar como correctora de estilo, siempre me incito a mandar mis cuentos a concursos y a las editoriales, convirtiéndose en mi editora no oficial; así que cada vez que venía a mi casa, lo primero que hacía era preguntarme sobre que estaba escribiendo y siempre me daba su opinión sobre lo que debía hacer para arreglar a mis textos y mejorarlos, sin embargo jamás le había mostrado los que subía a mi blog pues era algo un poco más privado, además de que me asustaba imaginar el cómo reaccionaría ante ellos.
Ese día yo me estaba corrigiendo cuento para subirlo al día siguiente cuando escuche que un golpeteo en mi habitación junto con la voz de mi amiga pidiéndome permiso para pasar.
—Adelante, Lu.
— ¡Qué onda Fernando!
Ella entrar nos saludamos con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Lucy es una chica algo llenita, como su mamá, pero ha desarrollado una excelente figura gracias a comenzó a hacer Pilates; además de practicar natación con el equipo de su preparatoria. Para no mí era difícil no notar lo buena que se había puesto en los últimos años, siendo su culo la parte que más me gustaba de ella pero jamás hice intento alguno por querer tirármela, por los años de conocernos; sin embargo en mis relatos siempre contaba sobre lo que podría hacerle si tuviera la oportunidad.
— ¿Y dime cómo has estado?
— Con lo de siempre, la escuela, el trabajo. Lo normal.
— ¿Y no has escrito nada últimamente?
Justo cuando dijo eso yo cerré mi laptop y me dirigí a la cama en un intento por qué no me descubriera.
— ¿Qué escondes?
— ¿Yo?—respondí— Nada.
— No te hagas, que te estaba oyendo recitar al otro lado de la puerta. Algo estabas escribiendo pero no me quieres decir.
Me lleve las manos a la cabeza sintiéndome acorralado. Lucy se acercó a mí, lo cual me puso más nervioso, pues ella me conocía muy bien sabía que mientras más cerca estuviera de mí y más provocativa actuara, más fácil seria para ella sacarme la sopa sobre lo que hacía.
—Me escondes algo —susurro en mi oído lentamente— ¿es que ya no quieres que vea lo que escribes?
—No… es… eso, es solo que aún no está acabado…
Podía oler fácilmente su perfume a jazmín, comencé a sentir como mi cuerpo se estremecía y mi miembro empezaba a endurecerse. Cuando comenzó a acariciar mi cabello yo sentí que ya no podía más.
La fortuna estuvo de mi lado, pues en ese instante mi mamá nos llamó para que fuéramos a ayudar con los preparativos de la cena. Lucy se levantó de la cama y me dijo que después volveríamos a subir y entonces le enseñaría lo que tenía. Yo me espere, para dejar que mi erección disminuyera.
No regrese hasta mi cuarto hasta después de la media noche. En todo ese tiempo ella no volvió a tocar el tema de mi texto secreto, por lo que pensé que lo habría olvidado, y aunque la cena transcurrió como si nada, yo seguía sintiendo un terrible un dolor en los testículos a causa de las tácticas de intimidación de Lucy.
Llego entonces el momento de la cuenta regresiva. Nuestras familiar se reunieron alrededor del televisor. Como estaba distraído, no supe en qué momento se acercó Lucy, para abrazarme por detrás, pero si sentí cuando sus manos comenzaron a bajar por mi cintura, para acariciar mi miembro. Mientras los demás comenzaban con la cuenta regresiva yo solo sentía como las manos de mi amiga masajeaban mi entrepierna y cuando llego al uno yo ye me sentía tan duro que tuve que alejarme de mi familia para que nadie se diera cuenta. Lucy se acercó sonrío mientras discretamente se pasaba la lengua entre los labios.
—Feliz año, Fer —susurro mientras me abrazaba— o prefieres que te llame…
Como si fuera una película, el estallido de una botella silencio la última palabra para para los demás. Había mencionado el Nick con el que me hacía llamar en mi blog erótico.
La erección que tenía se me bajo de repente haciendo que mi sangre subiera hasta mi rostro. En ese momento supe que había entrado en piloto automático, porque cuando me di cuenta estaba caminando hasta mi dormitorio, para ir directo a la cama.
Cuando abrí la puerta vi que Lucy estaba sentada en mi cama, revisando su teléfono y con la mano muy cerca de su entrepierna. En cuanto la vi de inmediato sentí como el estómago comenzaba a revolvérseme, sintiendo la necesidad de salir corriendo de allí, pero Lucy se levantó de golpe y me agarro de la muñeca para que no pudiera salir.
—Por favor, no seas payaso y ven aquí.
—No, por favor suelta…
Entonces para que ya no dijera nada más, Lucy se acercó a mí y me beso con una pasión que jamás había sentido en ella. La mire a los ojos, desconcertado. Ella solo volvió a sonreírme, mientras me besaba una vez más. Su boca tenía el sabor de la sidra con la que habíamos brindado; además sus labios se sentían carnosos y muy suculentos. Me susurro que le había pedido a mi mamá quedarse hasta mañana; así que sin pensarlo mucho e invadidos por la lujuria que habíamos acumulado horas antes, comenzamos a arrancarnos la ropa. Ansioso por excitarla, lleve mi mano hasta su vulva y comencé a acariciar sus labios y su clítoris. Lucy comenzó a gemir, mientras sentía como el flujo comenzaba a salir cada vez más del interior de su vagina.
Yo la escuchaba gimiendo, mientras acariciaba su rajita toda empapada de miel. De repente comenzó a llamarme una vez más por mi Nick. Eso comenzó a excitarme y puso mi miembro tan duro que hasta comenzaba a dolerme.
Metí mis dedos más adentro de su vagina y me acerque a sus pechos para chupárselos y morder sus pezones. La lleve hasta la cama y la puse en cuatro paras por encima del colchón. Le dije que sacara un condón de mi buro y me lo pusiera con la su boca. Lo hizo sin rechistar y luego me coloque detrás de ese culo que tanto me gustaba enfrente de mí. Acaricie sus gruesas y firmes nalgas con un deseo que tampoco había imaginado; después los golpee suavemente con mi mano ella soltó un gemido de que parecía tanto de dolor como de placer. Como ya en momento ya solo quería penetrarla, acerque mi pene a la entrada de su vagina y lo metí de un solo golpe.
Solo en mis más perversas fantasías me hubiera imaginado en esa situación. Coger con mi mejor amiga no era lo que me imaginaba para el año nuevo pero no niego que era bastante delicioso sentir la vulva de Lucy apretando mi pene y diciéndome lo puta que era al estar cogiendo conmigo y lo mucho que le estaba gustando mi verga. Yo no dije absolutamente nada. Solo seguí penetrándola una y otra vez hasta que sentir como se corría de placer. Yo también me vine dentro de ella y después de eso nos recostamos para fajar un momento mientras nos reponíamos. Por una parte me sentí aliviado porque a pesar del ruido que hicimos mis papás no se despertaron, pero por otra parte aún tenía una duda que tenía que saber.
—¿Cómo fue que me descubriste? —le pregunte mientras acariciaba su trasero.
— Tú no eres el único perverso.
Me conto que ella solía masturbarse leyendo relatos eróticos, y que mientras andaba navegando por la internet se encontró con mi blog y después de leer un par de mis relatos D/s supo que no podían ser de nadie más, pues llevaba años leyéndome y mi estilo era inconfundible para ella. Ofendida por no habérselos mostrado, pensó que sería bueno jugar un rato conmigo como venganza. Pero al final de la noche, su calentura le gano y por eso pidió quedarse para follar conmigo.
— Jamás me imagine que fueras así de putita.
—Pues ya ves, Fernando —ella seguía sonriendo mientras acariciaba mi pene que volvía ponerse duro—. Entonces ya me vas a mostrar lo que estabas escribiendo.
Yo no pude evitar reírme de su insistencia, así que fui a mi maquina e imprimí el cuanto que había escrito en la tarde. Ella al ver el titulo no pudo más que poner una sonrisa
— “Un collar para Lucy" que coincidencia.
— Juro por lo que quieras que sí lo es.
— Bueno, ya lo leeré en la mañana y te diré lo que pienso.
Me hizo la indicación de que volviera a la cama y una vez más comenzamos a coger. Esa noche Lucy se vino unas cinco veces y yo como unas siete.
Gracias a su ayuda mi blog comenzó a tener más visitas y en los comentarios me llego el correo de un editor diciendo que tenía deseos de publicar mis relatos en una antología, comenzando con “Un collar para Lucy”. Ese libro salió solo con mi Nick, pues aun sentía un poco de pena de publicarlos con mi nombre.
Después de aquella noche, Lucy y yo nos convertimos en amigos con beneficios, follando cada vez que podíamos, hasta quedar exhaustos. Esto continua hasta ahora, y con ella he recolectado muchas anécdotas, que a ella le encantan. Algún día los publicaré en mi blog, y espero que mis lectores estén atentos para distinguir las que son reales de las que vienen de mi imaginación.