Un coche bien mamado (III)
Laia tiene ahora que cubrir otro frente para mantener el secreto: su hermano pequeño, en plena adolescencia. Como se las arreglara para tener a todos contentos y callados?
Mamar la polla de un danonino es normalmente todo ventajas. Para que nos entendamos, en mi grupo de amigas, un petit suisse, aparte de ser un yougurt sabor fresa, hace referencia a chavales no solo menores que nosotras, sino concretamente, alrededor de los 16.
Primero que todo, obvio, no hay pelos que se traben en la lengua, enrollándose en los dientes y haciéndote hacer muecas raras y pausas para sacártelos, cosa que interrumpe la excitación y el ritmo de una buena mamada. Además, suelen ser de tamaños 'tragables', es decir, acostumbran a ser no muy grandes (hay de todo!), lo que te permite desplegar todas tus artes felatorias sin despeinarte siquiera... otra cosa buena es que el semen que eyaculan es a veces mas acuoso, de manera que no hay grumos ni consistencias raras, debido sobretodo a la masturbación compulsiva a que se someten los chicos cuando las hormonas se levantan en armas durante su adolescencia. Ademas se corren con rapidez. Acostumbrados a pajas torpes y chicas de su edad que tampoco mucha experiencia tienen, con solo sentir el aliento cálido de mi boca en su miembro, algunos se han corrido al minuto de lamerla para lubricar.
La que tengo a intervalos rítmicos enfundada en mi boca en verdad no es que sea tan pequeña por su edad: tiene que desarrollar los testículos, que son todavía algo pequeños, el tronco es todavía algo pálido y no muy grueso ni largo, haciendo que el conjunto se vea demasiado... niño. De hecho, puedo engullirla fácilmente, hasta el fondo, sin ayudarme de manos, sin ahogos ni apretujones sorpresa de cabeza, lamiendo los testículos cuando llego a la base, cosa que el mamado agradece con gemidos agudos y cara de sufrimiento... no creo que dure mucho mas... regueros de saliva resbalan de mis labios a la polla dura y venosa cada vez que me la enfundo hasta la base, esparciéndolos con mis labios, cayendo en goteras hacia sus testículos, goteando en la cama. Los sonidos de succión, saliveo y gemidos pobremente disimulados resuena en la habitación y el pasillo adyacente.
La cosa mala es que acostumbran a ser pollas de chicos jóvenes. Demasiado jóvenes. Como la de tu propio hermano preadolescente. Desnuda a excepción de mis bragas de andar por casa, arrodillada en la colcha de Ben10, la espalda encorvada hacia adelante, sus piernas desnudas encima de las mias, dobladas, con suc adera elevada, aferrándolo por la cintura para tenerla accesible, estoy devotamente centrada en darle sexo oral a mi hermano menor, desnudo y extasiado en su primera mamada. Ofrecida por su hermana y objeto de deseo sexual.
- Aagggh.... me... voy a... correrr..... - Gimotea mientras aferra sus manos entre mi pelo, apretandome la cabeza con fuerza - Puta! puta! putaa..!! putaaa...!! - sincronizando cada 'puta' con cada entrada humeda de su polla en mi boca - putaaahhhh... guarraaaa... mecorrooooohhhh!!!
Su cuerpo se arquea mientras empieza a eyacular, a chorros, en mi paladar. Noto su corrida acuosa y caliente llenar mi boca a cada espasmo de su polla. Su manos me aprietan fuerte la cabeza, impidiendome retirarme. Se corre copiosamente, de manera que al cabo de unos cuatro espasmos, tengo un par de cucharadas soperas de liquido seminal caliente bajando por mi garganta. Tiene la consistencia de leche hechada a perder al sol: liquida, caliente y con algún grumo ocasional.Termina de descargar a los pocos espasmos, su cuerpo se relaja y sus manos sueltan mi cabeza. Yo tambien me relajo. Termino de tragar y me la saco de la boca definitivamente, pegando los labios al miembro ya flacido mientras la voy sacando para dejarla limpia, sorbiendo en la punta antes de despegarme de el.
Me siento mareada; el vaivén de cabeza, el sabor a semen en mi boca, saber que es de mi hermano pajillero... debo aclarar mi mente. Saliveo copiosamente con la lengua para sacarme el sabor de semen de la boca, mientras mi hermano recupera el aliento, sudado, con la mirada fija en mis pechos rojos por la manoseada torpe que me ha dado. Cierro los ojos al tragar y recuerdo como termin
é
desnuda y sirviendo mamadas mi hermano pequeño.
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Mi hermano está empezando con la adolescencia. Esto significa que principalmente piensa solamente con y para su polla, y para empezar, no es difícil encontrar sus carpetas de pornografía variada en el PC de uso general de la casa, sin que se moleste en ocultarlas. Mi madre sabe de ellas y no parece prestarle mucha importancia, pero a mi la verdad es que me incomoda bastante, sobretodo después que ella misma me dijera que “si no te gusta no lo veas”... pero abrir mi carpeta personal de trabajos y archivos para encontrarme fotos de corridas, primeros planos de mamadas, penetraciones dobles y otras lindezas, era algo que no sabia si era un descuido o hecho a propósito.
Además, su masturbación compulsiva. Puedo oír su masturbación furiosa siempre que estoy en mi cuarto, ya que esta al lado del mío. El ruido de su mano golpear sus testículos resuena amortiguado a través de las paredes, y me extrañaba que mamá no le dijera nada, sin contar con los gemidos que hacia... no es que me moleste que se masturbe, entiendo que el chaval esta hormonando (yo a su edad me fregaba contra la tela de las sillas donde me sentaba), pero irrita e incomoda su total indiferencia. Además, parecía que solo hacia tanto ruido cuando estábamos yo o yo y mi madre en casa. Cuando estaba papá todo iba como una seda y se comportaba como un hijo ejemplar. Mi madre, otra vez, decía que estaba en su adolescencia, que era normal, y que ella ya lo arreglaría dándole una charla con el.
Otra cosa eran los manchurrones blancos que empezaron a aparecer en mi ropa, especialmente la que estaba en el cesto para lavar. Ni falta hace decir que no se lo dije a mamá otra vez, pero insistí en que hablara con el, porque tenia las hormonas por las nubes, y eso era evidente.
Además, las ultimas semanas estaba demasiado cariñoso. De repente, me daba abrazos por cualquier cosa, entraba en mi cuarto cuando dormía y me saltaba en la cama, se recostaba contra mi en el sofá... no es que me molestara, el chiquito es un encanto, pero este repentino amor, combinado con todo lo anterior me daba a pensar que era mas ganas de manosearme que cariño fraternal... solo me faltaba otro calenturiento pidiéndome sexo. Con comerle la polla y dejarme sobar por papá ya tenia más que suficiente...!
La verdad es que me daba pereza hablar con el o siquiera culparlo de lo que hacia. Estaba chiquito, solo pensaba en pajearse y ella estaba igual o peor, restregándose por todas las sillas de tela acolchada de la casa con una foto de su cantante favorito cuando descubrió la masturbación...Además, mamá me convenció: habar con el solo generaría vergüenza, no cambiaría nada, era solamente una etapa que debía pasar y ya.
Sobretodo me hizo marcar la frontera el hecho de estar 'pagando' a mi padrastro me hizo ser mas cautelosa con mi hermano. Ahora ya sabia que era una mamada, o podía deducir que eran los ruidos que , de manera que durante un tiempo, lo seguí rechazando bruscamente, hasta que un dia me vino a mi con cara de pena y me soltó un ' Ya no me quieres? ", que me derritió. Des de ese dia, me di cuenta que habia sido demasiado brusca, y cuando me abrazaba y se le 'escapaban' las manos a mi trasero, daba un suspiro resignado y se las agarraba para apartarlas. Ya ni miraba los manchurrones en mi ropa, lo ponía a lavar directamente, y si lo oía masturbar, me ponía los cascos con música para no escuchar.
Hasta llegue a tomarle el gustillo a esa situación, a decir verdad. Sentirse adulada, ser una diosa para alguien, era algo nuevo para mi. Siempre dependía de que a un chico le gustara, que quisiera hacer algo conmigo... con papa era mas de lo mismo: nos usábamos en beneficio propio, mientras que con mi hermano, tenia un aura de ser superior, de ser la chica mas guapa y deseada del mundo.
Con los días llegue a provocar esos acercamientos, tanto para subir mi moral como por diversión... ya no le apartaba las manos si las posaba en mi trasero, le daba besos y caricias, dejaba que me acariciase el pelo, que me mirara tanto como quisiera. Si íbamos al súper, lo agarraba de la mano, o de su espalda y el pasaba la mano por mi cintura, le preguntaba si el modelito de fin de semana que traía puesto me sentaba bien, y disfrutaba su cara embobada mirando mi silueta... me sentia en poder de alguien, para quien no tenia ojos para nadie mas.
Durante varias semanas seguí con ese juego, dándole material de masturbación: besos, caricias, abrazos, roces, palmadas en su trasero, paseos agarrados... para un observador ajeno, era todo amor fraterno, pero yo sabia que a cada contacto mio, el subía a masturbarse furiosamente, pensando en mi... Pero el punto de inflexión en la relación de condescendencia que le tenia fue un domingo cualquiera.
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Estaba sentada en el sofa, cubierta por una confortable mantita, viendo una de esas pelis baratas de domingo en la TV publica, aburrida pero de las que no puedes quitarle el ojo entre tanta explosión y hombre guapo. Mi hermano bajo de su cuarto para sentarse a mi lado debajo de la manta. Evidentemente se arrullo contra mi, abrazándome por detrás de la cintura, y apoyando su cabeza sobre uno de mis pechos. Casualidad? Claro que no, pero sonriéndome para mis adentros, le deje hacer. Que fácil era contentar a un chico de su edad..!
Al cabo de un rato de ver a la soñolienta película, noto que su cuerpo se tensa. Medio dormida, veo que la manta hace unos movimientos raros y su respiración se entrecorta a intervalos irregulares... ' No me jodas !' pienso, se la esta cascando?
Me hice la loca, dejándolo hacer para confirmar mis sospechas. Sus quejidos mal disimulados, el vaivén debajo de la manta y la vibración de su cuerpo contra el mio me dicen que sí, que el muy descarado se la esta tocando pegadito a mi... así que envalentonándome, sintiéndome la mujer alfa de la casa, decido darle material para ver hasta donde llega.
Empecé acariciándole la cabeza apoyada en mi pecho con mi mano izquierda, luego a darle caricias con la mejilla. Él se hace el dormido, pero algo debajo de la sábana no para de moverse... decido ir a más, dándole besitos en la cabeza, para luego acariciarle su oreja y cuello con la mano que esta de su lado... siento que tiembla y creo que su corazón va a salirse del pecho. Respiro cerca de su oreja, para que sienta mi aliento, rozo mi labio inferior contra su oreja y a el se le escapa un gemido mal disimulado al instante... creo que está a punto de correrse a juzgar por sus temblores. Todavia sigue haciendose el dormido? Muevo el brazo de su lado con la intención de hacer un movimiento mas arriesgado, pero de repente, la puerta de la casa se abre y haciendo ruido de bolsas, llega mi madre, vociferando lo cansada que está.
Ambos damos un respingo, y nos recomponemos, él con mas que ocultar que yo, ya que tira de la manta para quedarse cubierto él, supongo que para arreglarse ahí abajo... esta serio y callado, como si lo hubieran pillado haciendo una travesura... Mientras mi madre anda poniendo las bolsas sobre la mesa del comedor, mi hermano y yo estamos sentados lado a lado, él con la manta encima, ambos tiesos como palos. Veo de reojo que tiene la frente con sudor, así que lo miro hasta que me devuelve la mirada y le guiño un ojo, para luego decir en voz alta;
- Oye, mamá, no quieres tumbarte a ver la tele con nosotros?
- Oye, pues si, déjame arreglarme y bajo, a ver si me puedo echar una siesta... - grita des de la cocina
El tiempo que mamá tardo en ponerse la ropa de casa nos pareció una eternidad. Mi hermano no osaba mirarme, seguía ruborizado y sin apartar la vista de la tele, cosa que me divertía sobremanera.
- Hey - susurro yo. Él parece no inmutarse, lucha por no mirarme. Estará arrepentido o avergonzado?
- Hey enano - vuelvo a insistir yo. No hay respuesta, a pesar que claramente puede oírme. Su timidez me divierte. Vuelvo a llamarlo y esta vez si se gira, rojo, y yo aprovecho para lanzarle un sonoro beso con mis labios, con cara de deseo, exagerada, a lo que el sonríe y agacha la cabeza. Sonrío, y antes que pueda hacer nada mas, mamá baja las escaleras y se sienta entre nosotros dos.
- Que están poniendo?
- Nada bueno, ma, no quieres tumbarte mejor? Nos podemos sentar en la alfombra...
- Uf, pues no te diré que no...
En esas, mi hermano y yo nos levantamos, dejando a mamá tumbarse a lo largo del sofá, mientras que yo me siento en el suelo, encima de la bonita alfombra del comedor, con la espalda recargada en el sofá. Mi hermano se queda de pie, sin saber que hacer.
- Ven aquí – digo a mi hermano- deja que mamá se estire bien en el sofá. - Abro mis piernas, indicando que quiero que se siente entre ellas, recostado contra mi. Que escena tan entrañablemente familiar...
Se recuesta y lo abrazo, siento como su cuerpecito se pega contra el mio, caliente. Mi entrepierna cosquillea. Su aroma me embriaga. Noto que el, que no es tonto, se restriega un poco contra mi, como queriendo sentir mis pechos. Arreglo la manta para que nos cubra mientras estamos sentados, solo se ven mis pies enfundados en calcetines blancos asomar por la otra punta, y lo abrazo contra mi pecho.
Seguimos viendo la TV, ahora los tres, pero no pasa mucho rato hasta que siento el el inquieto hace avances hacia su entrepierna. Ma sigue despierta, así que lo paro con un susurro en su oreja.
- Ahora no, déjame a mi.
Se relaja, recostándose contra mi, por lo que aprovecho para acariciar su suave cuello con mis labios y nariz. Huele tan bien... huele a juventud, a inocencia, a incesto...
Al cabo de poco rato, escuchamos los primeros ronquidos de mama. Sabiendo que mamá toma pastillas para dormir y que difícilmente se va a despertar, empiezo mis avances sobre mi hermano, ahora ya a por todas. Quería guerra y la va a tener, pero YO voy a mandar. Aprieto mis piernas y brazos contra el, mientras mis besos en el cuello se vuelven lametones húmedos. Mis manos, otrora abrazando su torso, empiezan a moverse, fregando su cuerpo por encima del pijama y luego meterse debajo; aspiro su aroma, no puedo parar.
Acerco mi boca a su oreja y le susurro, rozando mis labios a cada palabra ' No te muevas. Para nada. Entiendes? '. El pobre traga saliva y asiente, sin mirar atrás. Noto como su respiración se vuelve más intensa. Mis yemas acarician su pecho sin pelos, atrapo un pezón entre mis dedos para bajar hasta toparme con su pantalón de dormir. Su piel es suave, tersa, pálida. Le aprisiono el lóbulo con mis labios mientras deslizo mi mano entre la goma elástica. Él da un respingo e instintivamente intenta cerrar las piernas, a lo que muevo las mías entre las suyas, muslo con muslo, pero con mi talón encima de su pie, para hacerle una llave y dejárselas abiertas y accesibles a mi perversión. Su respiración se acentúa mientras se da cuenta que no hay marcha atrás.
Cierro la palma de mi mano sobre sus genitales, calientes, abarcándolos por completo. Su polla no se aprecia grande, pero si dura. Los dos estamos mirando al frente, con los ronquidos de mamá de fondo, pero no vemos nada, solo nos centramos en lo que sentimos, en medio de la oscuridad del comedor, solo rota por la tele. Estoy un buen rato amasando sus genitales, casi sin pelo, su polla, sus testículos por desarrollar mientras suspira y gimotea, con su boca abierta en un grito silencioso, dejándose llevar, recostado contra mi. No sabe que hacer, así que hace no hace nada, y me gusta. Esta sudando, y no se si es por la manta o mi mano.
Cuando siento que se ha acostumbrado a la situación, agarro su polla con casi toda mi mano, y empiezo el movimiento de vaivén, suavemente, mientras con la izquierda le tapo la boca para evitar despertar a mamá, que sigue roncando justo detrás nuestro. Prosigo con mi mano en su polla, cubiertos por la manta; en el comedor no se oye mas que la TV, su respiración entrecortada y los ronquidos de ma. Lo masturbo más rápidamente, y le voy susurrando con mis labios pegados a su oído, con algun lameton ocasional.
- Te gusto verdad, cabrón? - Él asiente dubitativo
- Te gusta que te pajee tu hermanita, verdad? - Asiente otra vez respirando trabajosamente entre mis dedos, culposo.
- Espero que te estés matando a pajas pensando en mi, pensando en mi cuerpo y en lo que te puedo hacer con el, porque a partir de hoy y ahora, eres mio. Dejarás de masturbarte en mi ropa, de tocarme o siquiera besarme en la mejilla a no ser que yo no te diga lo contrario, entendido?- Noto liquido preseminal resbalar entre mis dedos y lubricar la masturbación. Asiente y le entierro mi lengua en su oreja un buen rato.
- Si quieres más de esto, des de hoy obedecerás lo que te pida, cuando te lo pida. Y para empezar, ahora te vas a correr, para mi. Porque no hay otra chica en tus pajas que no sea yo, cabrón medio hermano .- y para sellar mi amenaza, retiro mi mano de su boca, para tapársela inmediatamente con un beso con lengua, que meto y remuevo dentro de su boquita, y que prosigue hasta que al cabo de poco rato de masturbarlo ya furiosamente, su cuerpo se arquea para eyacular entre mis dedos.
Su corrida, caliente y acuosa, se esparce en mi mano. Nos quedamos un rato así, el recuperando el aliento, con su semen pringando su polla y mis dedos, su torso recuperando el aliento pegado al mio, y mi madre roncando detrás nuestro. Tengo calor. Le vuelvo a tirar del pelo hacia atrás y le susurro al oído, con mi mano todavía en sus genitales, pringosa y resbaladiza.
- Recuerda, esto a nadie.
Aparto la mano de su polla, todavía con restos de su eyaculación, y con la palma abierta, sin dejar de tirar de su pelo para atrás por encima de mi hombro, le esparzo la corrida por su cara imberbe, sin que proteste ni diga nada. Creo que o bien le he creado un trauma o bien he creado un sumiso. Antes que tenga tiempo de reaccionar, le susurro que se vaya a limpiar, que nos veremos mas adelante, cuando yo diga. Él asiente, todavía extasiado.
Me levanto y subo a mi cuarto, sin mirar atrás, con restos de corrida ya seca en mi mano, una sonrisa de dominancia en mi boca y la frente y escote perlados en sudor. Él se queda tumbado en el suelo, respirando trabajosamente, mirando mi trasero menearse lascivamente al subir las escaleras y fundirse en la oscuridad.
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EXTRA:
El padre de familia est
á
disfrutando de una soleada mañana de Lunes. Sentado en la mesa de la cocina, con el desayuno preparado y listo por una atenta esposa, las noticias en la TV y el periódico deportivo auguraban un gran comienzo de día. El ruido mortecino de la TV en la cocina era interrumpido ocasionalmente por gruñidos y suspiros del mismo.
De repente, sus manos estrujan el periódico y su la cara se agita en un grito silencioso, echando la cabeza hacia atrás, apretando los ojos. Un agujero húmedo y caliente bajo la mesa de la cocina le acababa de vaciar los testículos. Laia, su hijastra, en topless y arrodillada debajo de la mesa, le había estado haciendo el pago semanal del coche. Su hijastra se saca la polla ya limpia de la boca, engullendo el contenido caliente de su boca. Su padre aparta el periódico para ver a la felatriz en topless debajo de la mesa, que le devuelve la mirada con una sonrisa. Le acaricia las mejillas y baja para atrapar un seno y manosearlo.
- Ven aquí, siéntate.- Dice él.
Laia sale de debajo de la mesa y se sienta en su regazo, facilitando que su padre, todavía con la polla afuera, le pueda lamer y besar los pechos apasionadamente, dejándole una película consistente de saliva en todo su pecho, como venia haciéndolo des de un tiempo para aquí.
- Todo arreglado con tu hermano? Me dijo tu madre que estaba algo alterado .- dijo en una pausa.
Laia no puede evitar sonreír para sus adentros.
- Si papá, ya esta ok. Ya hablo con é l y ya se comporta .- Le dice ella, acariciándole la cabeza.
- De acuerdo. Porque el único que te mete mano en esta casa soy yo, queda claro? - Dice el antes de volver a hundir su boca en los senos turgentes de ella.
- Claro...
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