Un cliente satisfecho

Como un cliente de mi agencia de seguros se beneficia de clausulas especiales

Un cliente satisfecho

Antonio era cliente mio en la agencia de seguros donde trabajaba yo. Era muy amable pero también algo pesado. Siempre se pasaba a la hora de mi desayuno por el bar de al lado del trabajo,  e insistía en invitarme. A lo cual, por motivos puramente comerciales, yo accedía reticente.

Todo cambió cuando un día de esos, tras el café, coincidimos en los servicios del bar, y, orinando uno al lado del otro, no pude evitar echar un vistazo, casi como con desgana, a su meada.... y lo que ví me despejó más que la cafeína que había ingerido momentos antes: vi un pollón enorme, tremendo. Solo lo ví un instante pero se me quedó clavado en el cerebro como a fuego y desde ese día me fijé, como obsesión, el volverla a ver pero entera y plena y, si fuera posible en acción sobre mi.

Empecé a ser más amable, más asequible, y percibí que Antonio tenía bastante interés “no comercial” en mi. Comencé a ser más abierto, risueño y, si, porque no decirlo. A coquetear muy sutilmente.

A través de las cristaleras por las que pasábamos no dejaba de observarlo y percibir como me miraba cuando creía que no lo veía: me miraba descaradamente el culo!. Así que de forma encubierta lo movía como distraidamente  así o asá para que se marcara bien a través de mis pantalones ceñidos, y eso lo volvió mas tenso y ansioso. Pero se contenía cada vez con más esfuerzo, pues yo no le daba pie certero a su cortejo y avance.

Me había invitado antes muchas veces a comer, a cenar, a tomar copas y siempre le había esquivado, y ahora que yo esperaba que lo hiciera no se arrancaba, quizás por que ya había sufrido las suficientes negativas. Pero un día me comunicó que se había comprado una casa y, tras hacerle los seguros de rigor, me sugirió que habría que celebrarlo, y yo accedí gustoso. Propuso comer en su nueva casa el sábado siguiente y así tendría la oportunidad de enseñármela. Y por su cara vi perfectamente lo que realmente quería enseñarme.

Accedí, como digo, pero le puse como condición, de forma tramposa y artera, de que no hubiera alcohol porque, le dije, me afectaba mucho. Eso era totalmente mentira, pero quería darle el chance de tenderme una trampa para cazarme, a la cual yo caería, entre fingidas protestas, de pleno.

Ese sábado pues, acudí  a la dirección que me dió, y fuí bien depilado y con mi kit anal en la bolsa: aceite de coco (como lubricante) y mis poppers favoritos.

Comimos estupendamente he de decir y, como no, en la mesa sirvió vino.

  • Hey! -le dije- Te avisé que el alcohol me afecta...

-Bueno -respondió- por una copa o dos de vino comiendo no creo que pase nada, hombre.

-Ya...pero si me pongo tontorrón....

-Jajaja...no te preocupes, está en casa.

Terminamos de comer y, como no, le hice el numerito del achispadito, pero muy ligeramente, sin exagerar, pequeños detalles que que culminaron en derramarme la copa de vino encima (y que era la 4ª). Así que le pedí ir al baño y allí me quité los pantalones y los slips, saqué el aceite de coco y, tras lavarme bien, me aceité el ano con fruicción y bien profundo. Al poco llamó a la puerta.

-Te traigo una camiseta y unos pantalones de deporte para que dejes secar los tuyos -me dijo a través de la puerta cerrada.

-Está abierto -le dije con los dedos aún metidos en mi culo. Los saqué rápidamente y me di la vuelta para enrollarme la pequeña toalla en la cintura. Mientras me la ponía entró y por el espejo vi, por su expresión de sorpresa que me había visto el ano abierto en cuanto entró.

-Perdona la torpeza -me excusé con voz baja de nene mientas me giraba- Ya te dije...

  • Si, si, no te preocupes -me dijo con la cara toda colorada de excitación y un más que sospechoso bulto en la entrepierna de su pantalón- toma. No he encontrado nada que pudiera servirte excepto estos shorts de mi sobrino.

Eran en efecto unos pantalones de deporte pero...femeninos! Color rosa suave, con los costados de malla abierta color lila.... ¿de su sobrino? Mas bien de su sobrina.

-Vaya, no se si...

-Si, seguro que te van porque al ser de licra estiran mucho.

Casi se relame, pensé, imaginándome con ellos puestos...

-Ok...no pasa nada, será solo un rato mientras todo se seca.

Salió del baño y yo me puse los pantaloncicos. Me quedaban como un guante y el fruncimiento de la tela en la raja de las nalgas separaba y acentuaba mi ya de por sí buen culo. Además el amplio arco de su diseño dejaban a la vista la parte inferior de mis nalgas, dos bolas de jugosa carne.

Yo estaba excitadísimo pues verdaderamente ambos estábamos emboscando al otro para cumplir el mismo objetivo.

Salí al salón descalzo, con la camiseta, los shorts y descalzo, moviéndome algo tambaleante, pero confiado y me senté en el sofá. A Antonio se le salían los ojos de las órbitas mirándome mientras intentaba disimular su enorme erección.

-He preparado café -dijo.

-Perfecto -respondí.

-Y he sacado este juego de mesa para pasar el rato.

-”Confidencias” -leí- no lo conozco.

-Es divertido. Como el “Verdad-Atrevimiento” de cuando éramos niños, pero para adultos.

-ummh...bueno....puede estar bien.

-Pero hay que tomárselo en serio eh?. Los retos que surjan hay que cumplirlos a rajatabla. ¿Etás de acuerdo?

  • Si, claro...-dije con fingido aturdimiento y pensando:¡¡Hoy me vas a follar a saco!!!

Dispuesto el tablero y con algo de cortedad al principio, pero con risas más adelante estuvimos jugando un rato. Al principio los retos eran muy ñoños, pero de ves en cuando, en un “reto” me tocaba beber un chupito de ron, siempre protestaba, pero siempre lo bebía.

-Te toca tirar -me dijo. Tiré los dados- Salió “reto”! -exclamó- Bien, a partir de ahora y durante el resto del juego deberás ir en ropa interior... femenina.

-¿Que?!!...¿No te parece lo bastante femeninos estos shorts?

-Ah! Lo siento...si no aceptas pierdes.

-Me las pagará -le dije entre risas. Fue a la habitación y trajo consigo unas braguitas negras, una especie de tanga de encaje y transparencias con una mini faldita a la cintura. Me quité el short, dándole la espalda, enseñándole de nuevo el ojete, y me las puse.

  • ¿Así está bien? -le pregunté, poniéndome de perfíl con una mano en la cintura y la otra intentando con poco éxito tapar mi propia erección- Y puedes ver que si me atrevo.

-¡Perfecto!  La verdad es que estás jugando muy bien.

En la siguiente jugada le hice quedarse en calzoncillos. Su abultado paquete amenazando con selirse por todos los lados, cosa que me ponía como una moto. Tiré los dados:

-¡Verdad! -exclamó- A ver pregunta: ¿Alguna vez te ha follado el culo un tio?

-¡Hala! -dije sorprendido.

-Tienes que contestar...-dijo con energía.

-No, nunca -respondí tímidamente.

-¡Ja!¡Te pillé!¡Has mentido y has perdido!

-¡No miento! -dije acalorado.

-Te he visto el ojete dos veces, y lo tienes superdilatado. ¿Que dices a eso?

-¿Me has vsito...dos veces?!!! - dije colorado de placer y de algo de vergüenza, poco...

  • No me cambies de conversació...

  • Vale, pero eso es un historia algo larga.... y te aseguro que no he catado una polla nunca.

  • Cuéntala.

-Tendrás que esperar a que salgan los dados propicios...-dije con picardía.

-Me toca a mi entonces -tiró los dados- ¡Ja! Es mi día de suerte ¡Comodín! “dos acciones libres para mi”.

-Vaya! Si que tienes suerte. A ver si sabes aprovecharla.

-Primero la historia... Y  con pelos y señales caballero.

-A ver...-comencé. Le conté sobre la enfermedad que tuve hace unos años, la psoriasis nerviosa, una afección de la piel que me atacó al pene y al ano...- ... así que la única forma de defecar sin hacer esfuerzo que tenía era con la ducha rectal, es decir, ponerme la manguerita de la ducha en el ano y dejar que el agua tibia entrara en el recto y limpiara a fondo. Luego debía darme una crema curativa a base de cortisona hidratante para que no se secara en exceso la piel del esfinter y me provocara llagas. Una amiga me recomendó dos cosas que me cambiaron la vida: una el aceite de coco natural: la otra...los poppers.

-¿Los qué? -preguntó.

-Poppers. Es un producto volátil que tiene varios efectos...

-¿Cuales?

-A eso voy, so ansioso. El primero es un “rush”, se te sube la sangre a la cabeza, el corazón te late muy deprisa y te quedas como borracho durante unos segundos, no más. Es muy fuerte. El segundo es que relaja los músculos lisos con lo que el ano se dilata muy fácilmente, favoreciendo la inserción en el recto, lo que sea -dije con picardía- en principio los dedos para la pomada o el lubricante. Y el tercero es un efecto secundario, aunque a veces muy principal para los que lo usan en sus juegos sexuales: te pone en modo sumiso y con unas ganas tremendas de que te follen por el culo...sobre todo si lo mezclas con alcohol....

-Por eso..

-Por eso te dije que nada de alcohol, sí. Menos mal que controlo y que el alcohol que me diste lo tomé después de un buen rato de darme el masaje en casa, si no... uff!. Bueno, por eso lo tengo tan dilatado el ano, porque tras dejar atrás hace ya mucho la enfermedad seguí con la práctica, al pricipio por temos, y posteriormente por higiene y placer. ¿Satisfecho!.

-Vale. Queda explicado. Me queda una acción gratis... y esa va a ser....-me miró con una cómica cara de malo de película- ...que pruebes delante de mi unos poppers de esos, para ver si me has dicho la verdad.

-¡Pero no puedo ahora! ¡He bebido mucho alcohol!

-Pero tu controlas...

-Vale -dije tras una calculada pausa- pero con una condición.

-¿Cual?

-No me enseñes la polla...

-Veremos...-dijo tras pensar un momento.- Las condiciones las pone el que tiene las riendas y ese soy yo en este instante.

Naturalmente lo que yo quería es que se la sacara y de diera con ella, pero de esta manera además de incitarle le daba una muy favorecedora para mi sensación de qu el tenía el control.

Saqué de la bolsa un tarrito de poppers, me puse de rodillas en el sillón, dándole la espalda, haciendo que todo mi enmarcado culazo se le ofreciera a la vista o a la mano, el breve hilo del tanga no ocultaba naturalmente mi abierto y lubricado ano.

Con lentitud, y algo de teatro debo confesar, abrí el tarro y, primero con una y después con la otra, esnifé profundamente con mis fosas nasales. En la última aguante la respiración mientras cerraba el frasco. Luego me eche hacia adelante, dejando que el rush del popper me dominara y le ofrecí el culo a mi compañero de juego.

Me cogió las nalgas con manos temblorosas y me las separó. Al poco el popper hizo efecto, dejándome laxo y mi ano comenzó a abrirse como una flor hasta quedar un abierto agujero de carne espectante frente a la cara de Antonio.

-¡Wow! Es verdad que se dilata! -exclamo- y que bien huele a coco.

Y acto seguido metió dos dedazos de golpe en mi culo. Yo dí un respingo y casi me corro de la calentura que llevaba. Empecé a gemir despacito y a mover el culo para que me penetrara más profundamente.

-Jajaja...y también es verdad de que te mueres por que te follen...- y dicho esto sacó bruscamente los dedos y dijo- Te toca tirar.

¡Que cabrón! Me estaba sacando de quicio a propósito. Esta bien , pensé, sigamos jugando .

Me volví y tiré.

-”Trebol” -dije- Mierda!:“das a elegir al contrario”.

-”Reto” -Eligió.

-Bien....-sonreí gatunamente- Tienes que sacarte los huevos, y solo los huevos, y pasármelos por la cara hasta que yo te diga.

-¡Te estás animando! -rió. Ni corto ni perezoso liberó sus gordos y colgantes testículos del calzón. Me tumbé en el sofá y, de pie con las piernas abiertas, acercó, bamboleantes, sus huevazos a mi cara.

-Espera -le dije. Detuvo su avance a escasos centímetros de mi cara, yo me incorporé un poco y cogí un tarrito de poppers, esnifé profundamente, y volví a tumbarme aguantando el aliento.

Cuando empezó a frotar por mi cara sus gordos huevos, fui soltando la respiración y el rush del nitrilo nubló mi mente, dejándome totalmente sumiso y a su merced. Gocé durante ese breve instante, notando el calors y la textura de su carne recorriendo mi cara, mi nariz, mis labios, tentado de abrir mi boca y tragármelos en su vaivén, pero sobre todo la enorme excitación que sacudía su cuerpo mientras lo hacía, y la tremenda erección de su miembro encerrado en su prisión de tela, deseando salir, pero retenido por mi mandato. Cuando se pasó el subidón le ordené parar, no sin antes darle un lametón en su escroto.

-¡Ah, cabrón! Me has puesto berraco de verdad. -dijo.

  • Eso por lo de los dedos -respondí.

-jajaja...vengativo...me toca- Tiró los dados- “As de picas”.

-Mi favorito...-dije, aunque a el se le escapó la referencia.

-”Obliga a tu oponente a una acción”...

¡Uff, sí! , pensé, ¡ Obligame !

-Ponte como antes, esnifa ese popper, y abre la boca...

-¿Que vas a hacer?

-Ahora lo verás.

Me tumbé, con la cabeza al filo del sofa, esnifé un par de veces, abrí la boca, saqué la lengua y al momento, con el subidón de sangre a la cabeza, noté esos dos huevos pugnando por entrar en mi boca.

-¡No querías mis huevos, putita? -dijo- Pues ahora mámalos como una buena mamona...-dijo totalmente salido.

Yo chupaba y mamaba, viendo y sintiendo todo su pollón por encima de mi nariz, oliéndolo, prolongarse más allá de mi frente, en ella descansando, pesado y palpitante, sus gruesas venas frotándose al vaivén de sus huevos. Cuando se detuvo, sacándolos de mi boca con un plop, arrastro su glande por toda mi cara, deteniéndolo a las puertas de mis labios y cuando hice amago de engullirlo entero, me lo quitó de delante.

-Tira...-dijo con voz ronca, dejando su miembro fuera, a la vista, sabía que iba a usarla en breve, y ante esa mirada de terrible cíclope mi boca se hacia agua...y mi culo también. Tiré.

  • “ As de Corazónes”...2di a tu contrario lo que deseas”.

-Venga, dilo.

-Deseo...-me interrumpí a propósito.

-¡Dílo!

-¡No puedo! -gemí.

-¡Dilo! Ya has hecho cosas que no pretendías, no hay vuelta atrás.

-¡Deseo!....¡Es muy duro para mi decirlo por primera vez! -mentí.

-¡Vamos!...

-¡Quiero comerte la polla, sobarla, saborearla...y que me la metas por el culo hasta el fondo, que me folles hasta que te corras y llenes de lefa mis entrañas, y luego volver a saborear tu rabo de nuevo! -solté de corrido.

El se aproximó, me cogió la nuca con una mano, empujándome la cabeza hasta su rabo. La otra mano sujetaba fuertemente su polla haciendo que ésta se hinchara aún más de lo ya estaba, la acercó a mi boca, metió su capullo en ella y comenzo a masturbarse lentamente mientras me obligaba con la otra mano a tragar cada vez un poco más de carne.

Sentía la boca rellena y casi no podía mover la lengua, pero yo succionaba pugnado por tragarme su enorme pollo más allá de la campanilla. Mientras sobaba y estiraba sus huevos. Seguía mama que te mama saboreando y tragando el líquido pre-seminal que le salía.

-Para. -dijo- No quiero correrme en tu boca aún. Date la vuelta y dame el culo.

Así lo hice, de rodillas,volví a esnifar popper,  como antes, me eche hacia adelante y le ofrecí mi culo. El apartó la bragas, puso su glande en la entrada de mi ano y, de dos recios empujones, me la metió hasta la mitad. Y dos embestidas más y entró entera y comencé a correrme como nunca me había corrido. Siguió follándome con cada vez más furia, metiendo y sacando eso gruesos 23 cm, dilatándome cada vez más con su grosor. Esnifé más poppers. Siguió dándome caña a saco y, mientras yo gemía y medio lloraba de gusto, el me decía:

-¿Te gusta, eh, so guarra? Te gusta que te folle como a una puta...

-¡Sí! -gritaba yo- ¿Dame fuerte!¡Dame rabo, cabrón!

-Te voy a reventar el culo...

-¡Si, papi, rómpemelo para siempre!

-¡Ahora!¡Te lo voy a preñar, putona!¡Toma, recibe mi lefa!

Y tras unas embestidas más noté el chorro caliente y espeso de su leche dentro de mis intestinos. Yo me masturbe aprovechando sus últimos caderazos y volví a correrme con su polla dentro de mi.

Caí en el sillón desmadejado, respirando fuerte, el nitrilo golpeando como un ariete mi cerebro y mi corazón intentando salirse por mi boca. Sacó su miembro medio rígido de mi culo, rebañaba mi ano y me lo puso en la boca. Le mamé su cipote pringoso de coco y lefa, tragándome esos espesos cuajarones, hasta dejarle el rabo limpio y brillante, y al fin caímos, los dos rendidos, tumbados en el sofá, el boca arriba, yo con la cabeza en su vientre, a pocos centímetros de su rabo.

Cuando recuperé la respiración, se lo cogí, flaccido, y lo metí tiernamente en mi boca, aprovechando su blandura me lo pude tragar entero, chupeteando y sorbiendo con lentitud. Al cabo de un rato de mis mamadas, comenzó a coger vigor y, cuando ya estaba tenso y no me cabía en la boca, me serví un par de chupitos de ron, esnifé un par de buenas bocanadas de popper y le ofrecí mi gordo culo abierto con mis manos. Sonriendo por encima de mi hombro le dije:

-¿Otra partidita?...