Un cliente me usó como su juguete
Marcos, un joven camarero se encuentra con que un cliente se deja un reloj en el bar en el que trabaja. ¿Qué experiencias están esperando a este joven heterosexual?
Hoy os traigo un relato diferente a lo que suelo escribir, pues me apetecía probar algo nuevo. Es un relato meramente sexual, nada de romanticismo. Este relato es totalmente ficticio. Espero que lo disfruten.
Un cliente me usó como su juguete
Un relato del Enterrador
Hola a todos, me llamo Marcos García y tengo 18 años. Físicamente soy alto, delgado, sin nada de músculos y castaño de ojos marrones. Hoy os contaré una experiencia que me ha cambiado la vida. Una experiencia que aún a día de hoy no entiendo como pudo pasar, pero pasó.
Trabajo todas las noches como camarero en un bar, y mi jornada laboral termina a las 00:00 de la noche. Ese día, estuve trabajando como de costumbre. A eso de las 23:00 vino un chico y su novia. El chico debía ser de unos 15 o 16 años, era un poco más alto que yo, delgado, de pelo negro y ojos marrones, llevaba puesto un chándal y gorra. La chica parecía más joven que él, de unos 14 o así, era rubia, de ojos azules y bajita pero pechugona. Los atendí y estuvieron cenando. Cuando se fueron el chaval se había dejado su reloj de pulsera, que por cierto parecía de los caros. Se lo comenté a mi jefe y me dijo que yo mismo guardara el reloj y si volvía a ver al joven que se lo diera.
Al salir de trabajar me dispuse a volver a casa andando, como de costumbre, y entonces ví a aquel chaval corriendo en dirección al parque de mi pueblo. Intenté llamar su atención pero no me escuchó, así que decidí seguirlo.
Me adentré en el parque, el cual, por cierto, estaba totalmente oscuro, por lo tanto, no podía reconocer bien los caminos y dudaba acerca de dónde ir. Al cabo de un rato, me perdí. Encontré a varios chavales fumando porros y decidí preguntarles acerca del joven, pero estos me echaron de mala manera.
Al cabo de una hora, cuando ya estaba por rendirme, llegué al centro del parque, donde había una estatua en honor a los gatos. Un gato negro sonriente se erguía en el pedestal de piedra. Me miraba como si se burlara de mí. Estaba exhausto así que decidí descansar. Sin darme cuenta, me quedé dormido.
Al despertar, el chaval estaba delante de mí, sonriente. ¡Por fin lo había encontrado! Cuando fui a levantarme, ví que estaba atado de pies y manos a la estatua del gato.
Lo miré con miedo y él solamente sonrió y señaló su muñeca, como diciendo “ ya es muy tarde, nadie vendrá a salvarte”. No sabía qué quería de mí. Igual me robaría, igual me mataría o igual me…
-Esta noche nos vamos a divertir tú y yo-dijo el chaval sonriendo.
-¿A-a qué te refieres?-dije yo muerto de miedo.
No dijo nada. Simplemente me desató de la estatua del gato, “como se te ocurra escapar te mato”, dijo amenazándome con una navaja. Andamos un buen rato hasta que llegamos a una parte alejada del parque y allí me ató a un árbol.
-Verás, te explico, mi novia está muy estrecha últimamente y yo necesito descargar. Lo he intentado con varias guarras de mi barrio, pero las muy putas se niegan. Como te he visto que de cara eres bastante aniñado me ha parecido que me valías-dijo el tío mientras me agarraba de la barbilla.
-P-pero… Y-yo no soy gay…-atiné a decir.
-Ni yo tampoco-dijo él sonriendo.
Después, me forzó a agacharme y se sacó su polla del pantalón. “Como se te ocurra morder, no sales vivo de aquí”, me dijo. Yo no tenía otra opción así que me metí su monstruoso palo de carne, que debía medir, como mínimo 20 cm, en la boca. Él me forzaba a tragar más y más, aunque a mí me daban arcadas, eso a él no parecía importarle.
-Mmmm… Oh, si, traga, puta, trágatela todo-decía él gimiendo.
La verdad es que de forma totalmente inconsciente empecé a disfrutar. El sabor de su polla era una mezcla de semen y orina, pero no sé por qué, ese sabor me atraía. Yo sabía que para él yo no era más que un agujero, un sustituto de un coño, pero darme cuenta de eso, me ponía aún más cachondo.
Al cabo de un rato, noté que su polla empezaba a vibrar y sus gemidos se acelaraban. Era inminente. Se iba a correr. No sabía cómo debía actuar, si debía apartarme, tragármelo, o qué. Un error podía costarme la vida.
Ante la duda, decidí tragarme toda su esencia. Cuando expulsó por esa pedazo de polla todo su semen, todo lo que hice fue tragármelo sin pensar. Y aunque creí en un principio que lo iba a odiar, me encantó. Ese maravilloso sabor bailaba en mi boca cual bailarina de ballet profesional.
-Buuuff… Así me gusta, si te hubieras apartado, ahora estarías muerto-dijo el chico sacando la polla de mi boca-Ahora vamos con la parte más divertida.
No entendía a lo que se refería pero me ató de espaldas a él y me bajó los pantalones. En ese momento comenzó a sobarme el culo. Restregaba su mano por mi ano mientras gemía en mi cuello. Notaba su aliento caliente en el cuello y eso me encantaba. Pero su amabilidad se acabó y empezó a darme cachetadas en el culo. Me dolía mucho, pero la situación de sumisión me estaba poniendo mucho.
Cuando ya tenía el culo rojo a cachetazos comenzó a restregar su polla, que volvía a estar morcillona, por mi culo. La restregaba por los cachetes, por la raja. Simulaba que me penetraba y me susurraba al oído “En un segundo esto estará dentro de ti”. Yo estaba ya fuera de mí y me restregaba contra su polla, lo cual él notó.
-Vaya, vaya, parece que nuestra putita tiene hambre de polla. Pues bien, te daré lo que quieres-me dijo el joven susurrándome al oído.
Yo no podía parar de gemir. Toda la excitación que sentía era demasiada. Hacía un buen rato que todo el miedo que sentía se había convertido en excitación. Sin ninguna piedad, me metió todo su badajo de una vez en el culo. Entonces yo grité con todas mis fuerzas, pero él rápidamente me tapó la boca con su mano.
-No puedo permitir que grites, si haces eso, me darás problemas, con esto se acabarán tus gritos-dicho esto cogió sus calzoncillos y me los metió en la boca.
El olor de su polla mezclado con las embestidas que me daban fueron poco a poco convirtiendo ese insufrible dolor en un placer casi inconcebible. Me embestía con furia, cada vez más y más fuerte. Estaba en el séptimo cielo. Entonces, sin poder evitarlo, me corrí sin haberme tocado.
-Aaaaaaaaaah-gemí con los calzoncillos en la boca.
Al correrme mi esfínter se contrajo y estranguló su polla de tal manera que él también se corrió. Los dos nos quedamos en esa posición un rato, yo contra el árbol y él contra mi espalda, seguía suspirando en mi cuello. Cuando se recuperó me quitó los calzoncillos de la boca y se vistió.
-Has sido una buena puta, quizá algún día, si mi novia sigue estrecha te buscaré para repetir, ahora me largo, mañana ya te desatará el guardia del parque. ¡Adios!-dijo aquel chaval y se alejó.
Allí me quedé, atado al árbol, desnudo, ni siquiera se molestó en volver a vestirme. A la mañana siguiente, un señor mayor que paseaba a su perro me vió y me desató. El señor, muy preocupado, me preguntó que qué me había pasado, le conté que un atracador me robó y me dejó así para humillarme. No quería contar que había sido humillado de aquella manera.
Cuando llegué a casa me dí una larga ducha para quitarme el olor a sexo y limpiarme los restos que él había dejado. Llamé a mi jefe para decirle que me tomaría el día libre:
-Jefe, lo siento, pero hoy no podré ir a trabajar-le dije al jefe agotado.
-Ahhhh… ¿Y eso?-me preguntó el jefe preocupado.
-Es que creo que he pescado un resfriado-mentí-pero yo creo que para mañana ya estaré bien.
-Está bien, descansa. Héctor, el nuevo camarero hará tu turno-dijo el jefe.
-¿Héctor?-pregunté intrigado.
-Si, ¿recuerdas el tipo que se dejó ayer el reloj? Pues vino hoy para agradecerte que se lo devolvieras y de paso vino a pedirme trabajo, así que lo contraté-dijo el jefe.
-(No puede ser…) Jefe, tengo que dejarle-dije y automáticamente colgué.
Miré en los bolsillos de mi pantalón y efectivamente, el reloj no estaba. A partir de mañana, tendría que trabajar con ese hombre.. El hombre que me violó…
Por lo visto mi pesadilla sólo acababa de comenzar…
FIN
Bueno, hasta aquí el relato de hoy, quería escribir algo diferente, algo totalmente sexual. Un relato corto de un solo capítulo, pero casi sin querer le he dado un final abierto. Si se me ocurre algo para continuar esta historia, la continuaré. Pero ahora mismo solo me interesa escribir relatos de 1 solo capítulo. Espero que os haya gustado, ah, y no olvidéis comentar para que conozca vuestras opiniones.
OS SALUDA
EL ENTERRADOR