Un clavo saca a otro clavo - 4
Los problemas de Nacho no pueden sino que empeorar, pero es que además, alguno de estos le siguen hasta su propia casa
UN CLAVO SACA A OTRO CLAVO - 4
Mientras me dirigía a casa en el coche estuve repasando mentalmente todo lo sucedido, y francamente, no sabéis las ganas que me dieron en el ascensor cuando Esperanza se puso en aquel plan y le lleve ambas manos a la espalda pegándola contra mí, teniéndola entre mi cuerpo y la pared del ascensor… Me dieron unas ganas locas de subirle la falda, arrancarle las bragas, alzarle una pierna, sacarme la polla y clavársela hasta el hígado. Me sonreí pensando que esto hubiese sido una película seguro que el protagonista es lo que hubiese hecho, pero no es ninguna película, sino la puta vida real, y estos casos luego terminaban ante la policía con una denuncia por violación… pero… ¡¡¡Diossssss!!!, como me hubiese gustado hacerlo con ella…
Cuando llegué a casa me puse cómodo, un pantalón corto y un simple jersey. Me estuve preparando algo de cena, o mejor dicho, dejándome preparado algo para que luego, cuando llegase el momento, en cinco minutos calentarlo y cenar. Lo cierto es que había pasado más de un mes desde lo de Lola y todavía se me hacía duro estar allí solo, en un piso que amueblamos juntos, cuyas paredes estaban pintadas tal y como ella decidió que debían de estar. Me había deshecho de todo lo que pude que se relacionase con ella, pero había cosas que era imposible de evitar, electrodomésticos, televisión, pintura, etc…
Para poder eliminar a mi ex por completo del piso tendría que amueblarlo todo de nuevo y redecorarlo, pero eso significa dinero, algo que no tenía, o que al menos, no podía permitirme gastarlo en eso. Las paredes podía pintarlas yo mismo de cualquier otro color, pero para ello me hacía falta tiempo, que con lo del negocio que había montado justo cuando todo saltó, también estaba necesitadísimo de él, todo esto era la pescadilla que se muerde la cola. Estaba intentando salir por mí mismo al mercado de las páginas web, creándolas y manteniéndolas, ya tenía algunos clientes y varios proyectos de tales, las cosas iban lentas pero seguras… El problema es que me vi obligado a darme de alta como autónomo, y los impuestos por el momento se estaban comiendo mis escuetas ganancias… por lo que para ser franco, iba bastante achuchado de dinero, incluso diría que muy achuchado de dinero, ya que también le di a Lola lo que ella había invertido en el piso, en comprar muebles, etc...
Así que cuando salía de trabajar, nada más llegar a casa me conectaba enseguida para comprobar las páginas que llevaba y trabajar en las nuevas que estaba creando. Mi vida, excepto el fin de semana anterior, era salir de trabajar de un sitio para irme directo a casa a seguir trabajando. Todo esto tenía gran parte de culpa del rechazo visceral que sentía por Lola. Veréis, completamente ilusionado yo lo monte todo, conseguí los primero clientes con lo que poder ir tirando, me di de alta como autónomo, metí dinero en el nuevo equipo que iba a necesitar, le fui a dar la sorpresa del negocio a Lola, y me encontré con lo que me encontré, que me explotó todo en la cara.
Había pensado dejar el trabajo para poder centrarme por completo en esto, con el sueldo de Lola más mi finiquito y el paro, podríamos vivir tranquila y cómodamente durante un tiempo largo. Entretanto me dedicaría por completo a sacar el negocio adelante, pero todo siempre contando con el total apoyo de mi fiel compañera, igual que yo siempre le había apoyado a ella en todo lo suyo… ¿Y qué me encontré? Me encontré con una preciosa puñalada por la espalda de su parte… Pensé en la pregunta que me hizo Esperanza… ¿Perdonar a Lola?... Quizá algún día, dentro de mucho tiempo, quién sabe, aunque es difícil… ¿Pero olvidarlo?... ¡¡¡Jamás!!! ¡¡¡Nunca en la vida!!!
Conocía muy bien mis propias limitaciones y hasta donde sería capaz de llegar con ella, cuál sería mi límite por ella. ¿Podría seguir con ella dándole otra oportunidad? Por supuesto que sí que podría, también sería capaz de mantener relaciones sexuales con ella sin problemas pese a lo sucedido, sin sentir asco o esas cosas que se dicen, podría ser casi como antes. Podría follármela tantas veces como fuese necesario, podría tumbarla como antes en la cama metiéndosela hasta las amígdalas, también poseerla sobre la mesa del salón como le gustaba que hiciese, incluso como siempre quería hacer, que era follar como animales en la ducha, también eso que le ponía tan perra, comerla el coño mientras estaba asomada al balcón y la miraban dese abajo sin que pudiese dar señales de lo que le pasaba, podría hacer casi cualquier cosa de las que antes hacía con Lola…, cualquier cosa, excepto hacerle “el amor”. Me sería posible volver quererla, besarla con esos sentimientos de cariño y complicidad, entrar en su interior sabiendo que es lo más preciado para mí pensando solo en hacerla disfrutar, volcar todos esos sentimientos en acariciarla y mimarla… toda esa parte, fue la que destruyo con su traición, en resumen, Lola poco más o menos, para mí no sería sino una puta que me saldría gratis.
Desde luego, fue un viernes repleto de sorpresas, serían las nueve y media más o menos, justo cuando estaba en el tramo ese de al estar de bajón pensar si cenar o no cenar, fue cuando tocaron al telefonillo. No creo que os tenga que decir quién pensé en el acto que podría ser, ¿a qué no?... Descolgué con las ideas muy claras, que era no abrir y despedir a la persona que suponía que seria, evidentemente la incansable Lola.
- ¿Si, quién es?
- Soy Esperanza, puedes abrirme por favor…
Esta fue unas de esas veces que te quedas en blanco y no atinas a nada, si le abrí la puerta creo que fue porque ella lo pidió, así que simplemente hice lo que había escuchado que me pedían… abrir. Afortunadamente para cuando apareció en la puerta del piso ya se me había pasado el Shock y pude reaccionar con cierta normalidad, dentro de lo extraña de la situación. Bueno, reaccione con normalidad hasta abrir la puerta de casa y verla, entonces sí que quede en estado de shock total, con la boca abierta, ojos como platos incluido… al punto que la tierna, dulce e inocente Esperancita me empujo suavemente del pecho con la mano para que me hiciese a un lado y poder entrar. Cerré la puerta y me fui tras ella hasta el salón sin saber muy bien que pasaba, encima no podía evitar que mis ojos se perdiesen en la forma en que se movía su culo al andar.
Me logre recuperar lo suficiente como para esquivarla de primeras y contraatacar invitándola a cenar, arguyendo que la tenía ya prácticamente lista, que me había pillado a punto de hacerlo cuando llamó. Me sonrió con malicia, y dijo que por supuesto que sí que se quedaba, quitándose la chaquetilla finita que llevaba, provocando que me escapase a la carrera con dirección a la cocina. Como os podría explicar lo de Esperancita para que me comprendieseis… acababa de dejarla en el salón vestida con un cinturón ancho por minifalda, y un también “mini, mini, mini” top bajo el cual estaba claro que no llevaba sujetador, con zapatos de tacón y unas piernas que… buffff, como para empezar a aullar con el conjunto de mujer que era.
Lo peor, que fue lo que me hizo salir corriendo, es que tal y como iba vestida, que me perdonen las féminas que lean esto, pero si se pone en un esquina pasaría sin problema por una meretriz, además de provocar de seguro algún accidente de tráfico. Además, en ese corto espacio de tiempo, con su forma de llevar su ropa de un modo tan “sexual”, que no sexy o sensual, por cómo se movió ante mí, como habló y lo que hizo hasta ese instante, incluso el tío más imbécil del mundo se daría cuenta que lo único que le faltaba a Esperanza era un cartel en la frente en el que pusiese, “fóllame”. ¿Mi problema con esto?, principalmente dos, el primero que no le veía ni pies ni cabeza, me temía alguna trastada por su parte, estaba claro que algo tramaba, y el segundo que en ese rato mientras mi cabeza decía “sal corriendo que esto es una encerrona”, mi polla tan solo opinaba un “fóllatela”… y lamentablemente tenía que reconocer que si bien aún no iba ganando mi polla, como no hiciese algo pronto para atajar esto al final iba a terminar haciéndolo por goleada, era consciente de que cada vez más neuronas estaban empezando a viajar al “Sur” a toda velocidad.
Cuando llegué a la cocina empecé a pensar desesperado en la cena, en qué hacer, que añadir a lo que tenía listo para controlar aquello, necesitaba pensar algo que resultase antierótico de cualquier forma, cualquier cosa que supiese que no podría poner cachondo comiendo con ello… En la ensalada de pasta que había preparado le añadí un poquito de albahaca aunque no muy menuda, solo lo justo como para que al comerlo algún trocito terminase pegado en los dientes… Tenía también unos langostinos en el congelador, que de inmediato saque, descongelándolos rápido, pelando la mitad pero dejando las cabezas y luego preparándoles a la gabardina…, el resto de ellos los serviría cocidos tal cual estaban sin pelar acompañados de algunas salsas especialmente liquidas, que facilitasen el mancharse en lo posible al comer… Confiaba en poder dinamitar lo suficiente el look de Esperancita.
Los langostinos fueron porque pensé que, ¿qué podía haber más antierótico que chupar unas cabezas de Langostino y ponerse las manos todas pringosas y oliendo como luego olían? Por otro lado necesitaba también tiempo para asimilar el vestuario de Esperanza, y como decía, el pringarme las manos de mala manera pelando tan oloroso manjar durante los primeros minutos de debilidad me pareció el modo perfecto de que no se me acercase mientras hacia la cena. La idea fue… bueno, en la cena lo primero es que Esperancita no tuvo a bien chupar ni una sola cabeza de Langostino, sin embargo, sí que se comió unos cuantos levemente manchados de salsa Rosa, Salsa Mahonesa, y alguna otra que puse… Pero fue peor el remedio que la enfermedad, no sabes como de erótico puede resultar comer un Langostino o unas gambas a la gabardina hasta que no has visto a ese demonio disfrazado de mujer… La ensalada de pasta no fue mucho mejor, le eche un chorrito de aceite nimio, para que diese sabor… y ella se encargó de que quedasen sus labios impregnados con él, haciéndolos resaltar con un brillo que invitaba a saborearlos… Resumiendo, un fracaso total, en la cena me puse aun peor de lo que ya estaba.
Pero el golpe definitivo y total fue cuando estábamos tomando el café. Me di toda la prisa del mundo en pasar de cena a postre, y de este al café, porque cada vez estaba peor, y ya empezaba a pensar únicamente mi polla. Me entretuve en retirar los platos, vasos y demás, también en preparar el café, en lugar de hacerlo con la maquina exprés que tenía, con la cafetera de gas, que tardaba más, la cuestión era conseguir tiempo como fuese, casi podríamos decir que me estaba defendiendo como gato panza arriba.
Veréis, una cosa que estaba constatando ahora y no me hacia la menor gracia, por muy estúpido que pueda sonaros, es que ante una mujer como Esperanza estaba total e irremediablemente perdido… Si de algo presumía yo siempre, es que a mi ninguna mujer me iba a poder nunca llevar al huerto por muy a huevo que se me pusiese o muy buena que estuviese, lo cual hasta el momento siempre había sido cierto. Pero estaba empezando a darme cuenta que mi resistencia inmutable a esto quizá fuese por un detalle que siempre pasé por alto, es posible que mi fuerza de voluntad se debiese a que cuando me había pasado anteriormente tenía pareja, estaba enamorado de ella, que soy legal, que no soy de los que engañan, bueno, y porque también he de reconocer que es posible que influyese el que mis parejas me han dado siempre todo lo que he necesitado sexualmente hablando, pero claro, ahora no tenía ese “escudo” y estaba fracasando con Esperanza una vez tras otra… Me moría de ganas de follármela.
Con el café llego la hecatombe total… se le cayó una gotita de café sobre el Top, justo al lado de un pezón, que por otro lado se podía ver perfectamente bien, al igual que su compañero del otro pecho, debido a que parecían dos clavos intentando atravesar el Top. Se levantó de un salto diciendo que se le había caído café encima, me fui a levantar corriendo para buscar algo para que se limpiase… y caí en su trampa como un corderito… Yo había estado metido contra la mesa todo el tiempo, la mesa con un gran pie en el centro, por lo que no era posible hacer jueguecitos bajo la mesita con los pies… El estar muy metido dentro también impedía que se me notase como tenía la polla, que desde ya os digo que dura, pero dura de cojones desde que Esperanza había entrado por la puerta… Como seria que estaba pensando seriamente que cuando se marchase y me hiciese el pajote del siglo a su salud, porque me lo pensaba hacer en cuanto saliese por la puerta, no tenía claro si cuando me corriese me saldría leche o directamente Nata ya Montada…
Como digo caí en su trampa, me eche la silla hacia atrás para poder moverme, y antes de darme cuenta de lo que ocurría, tenía a Esperancita a mi lado con una sonrisa que daba miedo, situándose ante mí, levantando con sumo cuidado una pierna, pasándola sobre las mías para finalizar sentándose a horcajadas con sus brazos rodeando mi cuello. Cuando paso la pierna por encima de las mías, obviamente la alzó, como llevaba un cinturón ancho obviamente, al pasar me enseño todo… y ese todo es, una braguita transparente que dejaba ver perfectamente su coño, una tela que parecía diseñada para ser arrancada por la fuerza, y un tejido completamente empapado de flujos… estaba literalmente chorreando… No pude evitar mirarla directamente a los ojos completamente perdido, fue ver su sonrisa lasciva de victoria, que me clavase los pezones en el pecho, que empezase a frotar su coño contra el bulto de mi polla y que dijese… “Así que por esto es por lo que la zorra de tu ex te puso los cuernos, nenaza”… para que dando un aullido mi polla ganase la batalla por aplastante superioridad neuronal.
Mis manos se cerraron como cepos sobre su cintura, la levante a pulso a la vez que yo me incorporaba también, empujándola para que quedase tendida sobre la mesa mientras mi boca le mordía los labios completamente fuera de mí. Una de mis manos se metió bajo su mini arrancándole de un violento tirón las bragas, que como sospeche salieron prácticamente sin ofrecer resistencia, aunque eso sí, chorreando… No sé cuándo o como lo haría Esperanza, pero la tenía sobre la mesa, completamente abierta de piernas, mordiéndole los labios, y acababa de sentir como sus manos colocaban mi glande justo en la entrada de su coño… No pensé, solo actué, empuje como un salvaje, con todas mis fuerzas, mi polla entró en Esperanza como un misil.
Fui brutal, total, completa y absolutamente brutal, no dije nada, no pensé nada, no pensé siquiera, solo me limite a moverme, a empujar contra ella como un puto bestia, a intentar empotrarla contra la mesa, eso sí, sin abandonar esa tortura que eran sus labios, sin poder dejar de saborear su lengua. Mis manos la sujetaban por la cara para que no pudiese zafar sus labios de los míos… En un momento vi sus ojos desorbitados, completamente abiertos del todo, como platos, su cuerpo empezaba a moverse solo, con violencia, entonces a mi vez le susurre en su boca… “te voy a llenar de leche puta”… La corrida de ambos fue brutal… el polvo había sido completamente salvaje, pero la verdad, mi polla que era quien parecía mandar no estaba satisfecha aún, ¡¡¡Joder!!!, si es que ni se había bajado…
Me aparto de encima suyo, diciendo que se marchaba que había quedado… yo le dije de seguir, se rio y me dijo que no… No recuerdo que fue exactamente lo que me dijo cuándo se incorporó… Fue algo como que con el que le había costado que le echase un polvo, no le extrañaba que mi ex se buscase a alguien que supiese que hacer con una mujer cuando está caliente… y se rió, dijo que a saber que más cosas no le daba. Paso a mi lado mirándome despectiva, tuve que apartarme un poco contra la mesa, ella paso junto al respaldo del sofá… entonces se me cruzaron los cables e hice lo que no considere siquiera cuando el ascensor, tomar lo que deseaba por las bravas.
Le pegué un empujón a Esperanza que provoco que se fuese directa contra el respaldo, cayendo de bruces sobre él, con el tórax hacia los asientos y dejando el culo en pompa a una altura perfecta para mí. Su mini se subió solita, dejando visibles tanto la raja de su coño como el sonrosadito agujero de su ano… la sujete por entre los hombros, sobre la espalda, con una mano, mientras me escupía en la palma de la otra y me restregaba la saliva por la polla…
- Suéltame cabrón, hijo de puta…
- Cállate puta… así que quieres saber qué es lo que no le daba a la zorra de mi ex… ¿no guarra?
- Que me sueltes cerdo, marica de mierda… -me grito intentando patearme.
- Ahora veras zorra… -al sentir mi polla en su culo se empezó a mover- ¡¡¡Quietaaaa zorraaaa!!!
Cuando termine con la polla me incline sobre ella para ponerle la mano sobre la boca con intención de evitar sus gritos. Cuando situé la punta de mi polla sobre su agujerito empecé a empujar con toda mi alma… me dolió al entrar, porque me dolió, algo que según Lola le gustaba, es que mi polla era muy gordita, y ahora, esa misma polla estaba reventándole el culo a Esperanza si la menor piedad. Cuando le empecé a abrir el culo, entrando mi polla como una barrena en dirección a sus intestinos, empezó a patear, a intentar gritar, a ver de morderme la mano, a llorar y a agitarse toda ella para ver de librarse de mí…
Cuando mi polla estuvo enterrada por completo empecé a follármela con todas mis fuerzas, mientras veía como de sus ojos caía un rio de lágrimas por el dolor… Tarde casi tres minutos en darme cuenta de que las manos de la muy puta estaban sobre su coño, una frotándose desesperadamente el clítoris mientras que tres dedos de la otra se estaba follando a si misma… entonces quite la mano de su boca, y cuando esperaba gritos de dolor, me encontré con gemidos, jadeos y berridos de placer… la muy zorra se estaba deshaciendo de gusto… Pase mis manos bajo su cuerpo, cerrándose cada una de ellas en su pechos, sujetando con los dedos sus pezones y retorciéndoselos con fuerza, arrancándole un grito de dolor seguido de un enorme jadeo de placer malsano…
A su oído le susurre un…
- ¿Te gusta duro eh puta? ¡¡Te gusta duro!!!
- Arghhh… affff…. Cállate… cabrón… aghrffffff…
- Contesta zorra… Te gusta así de duro, ¿verdad? –dije mordiéndola con saña en una oreja…
- Siiiiiiiiiiiiiii… ahhhhhhhhhhhhhh… -chilló por el mordisco.
Mientras seguía embistiéndola con fuerza, mis dientes se cerraron sobre su cuello mordiéndola, dejándole la marca de ellos, por sus labios se escaparon gemidos de dolor mezclados con placer… Estaba claro que a Esperanza le iba el sexo duro, y por cómo estaba disfrutando con mi violencia, le iba el sexo considerablemente duro… Al final me vacié en su recto, mientras ella se corría con sus dedos, después la hice sentarse en el sofá, y poniendo un pie sobre él, metí mi pelvis contra su cabeza, obligándola entonces a meterse mi polla en la boca y limpiármela de restos, chupándomela hasta que le dieron arcadas… Me corrí en su boca y se lo trago todo sin emitir la más mínima queja, completamente feliz y con cara de estar satisfecha.
Supongo que fue por la novedad, por el morbo o por lo que fuese, pero lo cierto es que esa noche aun le comí el coño en la ducha, ella me chupo a mí el culo para terminar con la polla, metiéndome un dedo mientras lo hacía y llevándome a un orgasmo al manipular mi próstata de ese modo. Para cerrar la noche, me cabalgo en mi cama, me montó como una amazona desbocada, para al final, caer a mi lado completamente exhausta… No llegamos a cambiar más palabras que insultos mientras follamos, al final nos quedamos ambos dormidos… Antes de dormirme me dije que esto me iba a venir de miedo para olvidarme de los últimos restos de recuerdos de mi Ex, pensé en la razón que tenía ese refrán que dice “que un clavo saca a otro clavo”…
Me desperté cuando la sentí moverse, estuve pendiente de como recogía sus cosas y se vestía, no me moví ni hice nada hasta no escuchar la puerta de la calle cerrarse tras ella… Abrí los ojos y me puse… o más bien, intente pensar, estaba clarísimo que había venido a mi casa con toda la intención de follar conmigo, ¿pero porque? no lo entendía, y desde luego no creía en un flechazo a primera vista, por narices tenía que estar tramando algo… Al final no pude evitar quedarme dormido, estaba destrozado, Esperancita me había dejado para el arrastre… hecho una autentica mierda.
Por la mañana cuando me levante y me metí en la ducha, fue cuando empecé a ser consciente de todo lo sucedido esa noche, especialmente cuando me enjabone y se me empezaron a llevar los demonios por cómo me escocía todo. Tenía la espalda llena de arañazos, el pecho, algún que otro mordisco en los hombros, la polla completamente irritada, incluso los testículos me dolían. Para lo único que me vino todo esto bien fue para estar todo el fin de semana pegado al ordenador trabajando en mi “negocio”, ya que al dolerme hasta el alma era lo mejor que podía estar haciendo, eso, o tirarme en la cama a mirar el techo.
El Lunes Esperanza fue como nunca antes, con botas, pantalones vaqueros largos, ceñidos eso sí, blusa cerrada y chaqueta larga, era de una discreción alucinante vistiendo. Por mi parte más o menos iba como siempre, excepto que mi habitual jersey de manga corta fue sustituido por uno finito de manga larga, estábamos en primavera, y era de ese tiempo que tan pronto te asas como te congelas, por lo que daba mucho juego para llevar la ropa que quisieses sin que pareciera “extraño”. Como es mi costumbre, a la media hora de entrar más o menos, me fui a por un café, interceptándome allí la dulce Esperancita…
- Hola Nacho, ¿Qué tal estas?
- ¿Nacho?, vaya, sí que hemos avanzado en confianza… -le sonreí, lo que vi que pareció relajarla bastante-. Bien, bastante bien, siempre que no me mueva, no me ría, no use jabón o cualquier cosita de ese estilo… Supongo que es el precio de jugar con felinos… ¿Y tú? –ella se rió por mi comentario.
- Más o menos, aunque en mi caso creo que jugué con un caimán, estoy llena de mordiscos, dudo que tenga un lugar en mi cuerpo que no tenga uno… Obvio ¿no? –dijo alzando un poco los brazos mostrando cómo iba vestida.
- Si, ya veo cómo vas, estas desconocida, aunque eso sí, sigues igual de atractiva que siempre –la piropee.
- Jajajajajaja, eres un lisonjero. Oye, lo de la otra noche, no pienses mal por como aparecí vestida y tal. La verdad es que quería desahogarme, también vengarme de mi novio, y esa tarde creo que te diste cuenta que había mucha química entre ambos, reconozco que me sentí atraída en cierto modo. Así que me pareció buena idea ir a tu casa e intentar pasarlo bien. Supongo que te sorprendí, ¿no?
- Sí, ya lo creo que me sorprendiste cuando apareciste, no solo por como ibas vestida, sino porque no tenía ni idea de que supieses donde vivía.
- No lo sabía, digamos que ser quien soy tiene sus ventajas, no me costó mucho averiguar tu dirección. Oye, mira, quería verte lo antes posible, por si te habías hecho ideas equivocadas… -le interrumpí.
- Tranquila, no me he hecho ninguna idea de ningún tipo al respecto, paso y punto, cada uno con lo suyo, todo en su lugar.
- Bien gracias, me alegro de ello –respiro aliviada-. ¿Te puedo decir una cosa?... pero sin que se te suba a la cabeza –sonrió.
- Claro, dime…
- Esa noche solo iba a echar un polvo. Ya sabes, llevarte a la cama o donde fuese e irme después con mis amigas, eso de un clavo saca a otro clavo.
- Bien, pero no veo… -me interrumpió.
- Pero todo lo que ocurrió después de ese primer polvo sobre la mesa… no era lo que había planeado, tampoco nunca había hecho cosas como esas –su cara era seria y sus ojos parecían perdidos-, nunca había sentido lo que sentí.
- Discúlpame por ello, cuando dijiste que te ibas y soltaste aquello de mi ex, creo que perdí el control… te hice daño y… -me sonrió, movió la cabeza.
- No solo fuiste tú, yo también lo perdí, no me creía capaz de hacer ni la mitad de las cosas de esa noche, mucho menos comportarme como lo hice… o que me gustase todo eso como me gusto… He estado en casa todo el fin de semana sin moverme… en parte porque me duele horrores cuando lo hago- se rió-, pero también, porque necesitaba pensar en todo ello…
- ¿Y llegaste a alguna conclusión?
- No, lo cierto es que no, pero si te digo una cosa y repito, que no se te suba a la cabeza… Tu ex es una idiota que no supo apreciar y sacar partido a lo que tenía en casa, después de lo de anoche y pese a todo lo que te dije, está claro que no es que tu no le diese algo, sino que ella no supo cómo sacarlo de ti… La culpa es enteramente suya Nacho… -me guiño un ojo y se fue.
Vi cómo se marchaba, me quede mirando cómo se movía su culo… y pese a todo, sigo diciendo que menudo pedazo de culo que tiene la Esperancita. La verdad es que lo que dijo me subió la moral muchísimo, especialmente al venir de una mujer del calibre de esa, pero pese a todo, yo seguía con la mosca tras la oreja. La explicación que me había dado podía ser cierta, incluso ser “coherente”, si es que a eso de follar con el primer cretino que se te cruza por vengarte del engañó de tu novio se le puede llamar “Coherencia”, pero bueno, cosas más raras se han visto.
Lo que si note cuando me dirigía hacia mi mesa, fue una sensación extraña, como si tuviese clavados varios cuchillos en la espalda, tarde cinco minutos, pero al final descubrí que esa sensación tan desagradable procedía, de Lola por un lado, y la Sra. Valcárcel por otro… Ambas estaba de pie, en diferentes puntos de la oficina, simulando hacer algo, pero con sus ojos clavados sobre mí, y en ambos casos, las miradas me provocaban escalofríos…
CONTINUARA