Un clavo saca a otro clavo - 10
Tras el polvo, Lorena le pone a Nacho los puntos sobre las ies sobre lo sucedido, y más tarde le tocara pasar por lo mismo con Esperanza
UN CLAVO SACA A OTRO CLAVO - 10
Había sido un polvo magnifico, los dos estábamos jadeantes. Si alguien piensa que me arrepentí de habérmela follado que se vaya olvidando, porque para nada, había sido de lo más consciente cuando empezamos a liarnos. Puede que alguien opine que soy un cabrón por enrollarme con la hermana de Esperanza, pero como ya dije en su momento, entre ella y yo no había nada, además tras lo de aquel viernes, dudaba muchísimo que hubiese algo alguna vez. El que ella se follase a aquel tío o a veinte más, no me “importó”, pero sin embargo el que luego ella me pidiese explicaciones sobre lo que paso en mi casa con Lola, mi ex, y que lo hiciese dando por hecho que los dos teníamos algo… me jodío como no os hacéis una idea. Había salido de una relación con unos cuernos, no estaba ni medio metido, ni empezando aun a meterme en otra, y tal y como me vino Esperanza, para los efectos podríamos que decir que ya me había corneado incluso antes de ser yo consciente de si teníamos algo o no…
Cuando nos recuperamos me retire de su espalda quitándome el preservativo, ayudándola después a incorporarse sujetándola por la cintura, lo que la obligo a darse la vuelta quedando pegada a mi mirándome…
- Bueno, creo que ahora nos toca habl… ¡¡¡Uhmmmmmmmmm!!!
Me miro con los ojos muy abiertos cuando la interrumpí al sentir mi lengua entrando en su boca como un misil en busca de la suya. Empezamos a darnos un morreo de escándalo, sujetándola por la cintura la alcé, ayudándome ella a que la sentase sobre la mesa al darse cuenta de lo que pretendía. Me había rodeado el cuello con sus brazos, pues bien, cuando termino de colocarse sobre la mesa sentada, ella misma fue con su mano en busca de mi polla, sujetándola y dirigiéndola de nuevo hacia su coño. Separando mis labios…
- Espera que me pongo otro…
- No, así, tomo la píldora, no te preocupes y venga, fóllame, que te quiero sentir del todo…
No pude contestar porque esta vez fue su lengua quien me lo impidió, y la verdad, tras escuchar eso me limite a empujar y entrar en su interior todo lo que pude, empezando a moverme al instante. Solo segundos después sentí sus piernas cruzadas sobre mi cintura, abrazándose a la vez a mi cuello como si le fuese la vida en ello, mientras nos besábamos sin parar, mordisqueándonos los labios al punto de hacernos incluso algo de sangre. Confieso que siempre me las he dado de ser duro y ser capaz de aguantar como un jabato con las mujeres, pero con Lorena reconozco que no fue así, dos polvos y me dejo para el arrastre… Tras terminar nos “arrastramos” los dos hasta el sofá, donde nos desplomamos jadeantes, agotados… cuando nos recuperamos un poco…
- Bueno, si no tienes nada que objetar como antes, creo que podríamos hablar… -me miró fijamente, aun respirando agitada.
- Nada que objetar, aunque quisiese no podría, me has dejado muerto… -se rio al escucharme.
- Y tú a mí –dijo entre risas-, no creas que tú me has dejado mucho mejor.
Estaba claro que teníamos que hablar los dos de esto, pero la verdad es que con recuperar de momento el resuello teníamos más que suficiente. Independientemente de que me arrepintiese de lo sucedido con Lorena o no, estaba claro que era un serio problema. Había follado con mi jefa y con su hermana, ambas hijas del dueño de la empresa para la que trabajaba, casi podía darme ya por despedido, aunque la verdad, llevaba tanto tiempo haciéndolo que empezaba a sonarme a guasa cada vez que lo pensaba. De todos modos como ya dije, no me arrepentía, es más, me alegraba de haber podido follar con ella, había sido increíble, pero me preocupaba un poco lo mucho que me había gustado…
- ¿Y bien, arrepentido? –me preguntó Lorena.
- Lo cierto es que no, incluso es más, diría que contento, me ha encantado follar contigo, de hecho llevo deseándote bastante tiempo.
- Bueno, bueno, bueno, mira, eso sí que no me lo esperaba… -me miró genuinamente sorprendida.
- Ya, supongo que esperarías que te diese mil excusas de que esto había sido un terrible error, ¿no? –repliqué.
- Pues mira, si, la verdad, eso mismo es justamente lo que esperaba, y no que dijeses que sí, no digamos ya el que me deseases.
- Pues lamento decepcionarte…, soy consciente de que follar contigo después de que yo lo estuviese haciendo con tu hermana no es lo más inteligente que he hecho, pero… -me encogí de hombros-, lo cierto es que de verdad que te deseaba como hacía mucho que no deseaba a ninguna mujer, y te soy sincero. Siento si lo que he dicho te molesta…
- Tranquilo que no lo ha hecho, y tampoco me has decepcionado en absoluto. Y si, también te doy la razón por ambas partes, eso de follar los dos estando mi hermana y tu medio liados, no es lo más inteligente que ninguno de los dos podíamos hacer, eso es cierto. Pero debo de decir, que al igual que tú, no me arrepiento de nada de lo que ha pasado esta noche entre ambos.
- Ya, aunque supongo que no quedara así, habrá consecuencias, es lo que vas a decirme, ¿verdad?
- No, para nada, si es por lo de tu despido, que imagino que es lo que piensas, no, nadie te va a despedir por esto –me miro meneando la cabeza con una sonrisa- ¡¡¡Tío, estas obsesionado con tu despido!!!.
- Sí, bueno, quizá un poco, no te lo negare… -asentí sonriéndole también.
- Pero está claro, que entre nosotros nada va a cambiar pese a lo sucedido, seguiré siendo tu jefa… o la jefa de tu jefa en realidad, y ni se te ocurra intentar aprovechar la situación, porque te meto un paquete que te va a doler el culo tres meses –aclaró.
- Ni se me ocurriría –dije un poco mosqueado e incluso dolido porque pensase eso de mí y quizá también por la amenaza.
- Pues bien, entonces todo arreglado y aclarado entre los dos, es hora de irme para casa… -alzó la mano para que no hablase-. No, no me puedo quedar, no creas que no me gustaría, pero me es imposible del todo… y no te enfades por lo que te acabo de decir sobre el trabajo, sé que no te aprovecharías de la situación, pero de todos modos teníamos que dejarlo claro.
Cogió sus cosas y se puso en marcha hacia la puerta. Se la abrí para que saliera, fui a darle un beso en la mejilla y nuevamente me sorprendió por completo, se colgó de mi cuello dándome un morreo de campeonato, me metió un juego de tornillos completísimo, incluso estuvo unos segundos restregando su pelvis contra la mía, volvió a ponerme la polla como un bate de beisbol, cuando la notó contra ella en ese estado se apartó. Me guiño un ojo y me dijo que se marchaba, pero que me dejaba lo suficiente para que la recordara, mientras me lo decía sus ojos se clavaron en mi bulto y su lengua recorrió sensualmente sus labios, me moría de ganas de volver a follármela otra vez. No sé si vería mis ansias o no, pero lo cierto es que riéndose se fue medio a la carrera… Esa noche para poder dormirme a gusto, me tuve que hacer una paja, porque no lograba que aquello cediese…
El lunes llegué a la oficina un poco preocupado por cómo se desarrollase el día, cuando entré me di cuenta de que había habido algunos cambios. El recinto había sufrido algunas modificaciones ese mismo fin de semana, en un lateral, junto a la puerta que daba al resto de la empresa había “crecido” por generación espontánea una oficina… Obviamente era de material prefabricado de madera y aluminio con sus correspondientes ventanas, persianas e incluso, un cartelito en su puerta con el nombre del nuevo responsable del departamento, Esperanza. Creo que el único que no se quedó con la boca abierta cuando vio aquello fui yo, que me limite a mirarlo, sonreír y sentarme tranquilamente en mi sitio. Por suerte mi mesa era una de las pocas que no habían tocado para hacer ese despacho, el resto las habían reorganizado.
No dije ni me puse a comentar nada con nadie, pero todo el resto del departamento aparecía de lo más nervioso al ver aquello, Esperanza aún no había llegado para hacer el anuncio oficial, y ya estaban empezando a extenderse los más disparatados rumores al respecto, incluso pensé irónico que como tárdese mucho en presentarse, alguno empezaría a hablar de abducciones alienígenas, con la única persona que hable fue con mi nueva compañera de trabajo… Dije que mi mesa no había sido tocada, y eso es cierto, pero antes estaban todas independientes, y ahora las habían agrupado de dos en dos enfrentándolas, por lo que ahora ante mi estaba otra mesa con su correspondiente ocupante, concretamente una chiquita muy simpática llamada Patricia, que como dato, decir que era bastante guapilla.
Por fin, tras unos cuarenta y cinco minutos en los que el único que trabajaba era yo, puesto que el resto estaba muy ocupado conversando sobre la sorpresita, por fin hizo su aparición nuestra nueva y flamante jefa acompañada por su inmediata superior, su hermana Lorena. Las dos al entrar se dieron perfecta cuenta de que lo que todo el mundo estaba haciendo era hablar, y no trabajar, también que el único que estaba allí a lo suyo era yo, que aparentemente pasaba olímpicamente de todo eso. Cuando miré hacia las dos, me di cuenta de que ambas me estaba observando discretamente, procurando que no se les notase que me tenían fijo en su punto de mira, y no sabría decir muy bien por sus caras, que era lo que podían estar pensando.
Lorena presentó a su hermana como nueva responsable del departamento, indicó cuál sería su nuevo cometido y de que se encargaría exactamente, hizo una reflexión sobre lo bien que había trabajado todo el mundo, y que esta reorganización no era por ningún problema concreto, sino porque era necesaria para la estructura de la empresa, luego le dio paso a su hermana. Esperanza saludo a todo el mundo, dijo lo típico, que todos la conocíamos, que trabajaría como la que más, que la puerta de su despacho siempre estaría abierta para quien quisiese, además por supuesto, de que esperaba de todo el mundo su trabajo, esfuerzo y colaboración para poder sacarlo todo adelante. Tras esto, luego siguió con bastante Bla, bla, bla, bla de relleno para su discurso, pues ya no dijo nada relevante.
Al terminar, las dos hermanas se metieron en el despacho de Esperanza a hablar entre ellas. Despacho que por lo que me pareció, seria todo lo preconstruido que quisiera, pero desde luego estaba excelentemente aislado, porque llegado un momento, vi claramente que ambas parecían estar hablando en un tono… digamos que considerablemente elevado según sus gestos, y sin embargo, desde fuera no se escuchaba en lo más mínimo lo que pudiesen estar diciéndose las dos allí adentro. Cuando Lorena se marchó, Esperanza salió a la puerta y con tono seco me llamó, pidiéndome por favor que fuese a verla, entrando después de eso… Me levante dirigiéndome al despacho para ver que quería, aunque por su cara y la forma de mirarme o moverse, tuve muy claro que me esperaba una situación de esas que es mejor evitar por incomoda. Según llegué a la puerta, toque en esta pese a estar abierta…
- Pasa, ciérrala y toma asiento… -me dijo con voz seca y el ceño fruncido.
- Si, ¿quería algo de mí?
- Te he llamado, ¿tú qué crees?... –vi como respiró hondo para luego continuar-, y llámame por mi nombre, no empieces a tratarme de usted, haz el favor de tutearme cuando estemos a solas…
- Bueno, ahora mismo eres mi jefa, es lo apropiado…
- Entiendo, y también es lo apropiado tirarte a mi hermana, ¿no? –soltó visiblemente enfadada.
- Supongo que no me habrás llamado para conversar sobre mi vida privada, ¿verdad que no?
- ¿Y si lo hubiese hecho, que? –se medió incorporo con los ojos llameantes, me pareció una pantera a punto de saltarme encima-.
- Que me decepcionarías mucho Esperanza –suspire-, de verdad que si…
- Está bien, no, no te he llamado por eso, aunque ten claro que tú y yo vamos a hablar de ello largo y tendido… los dos… a solas… -dijo muy seria, por lo menos ahora ya sabía de donde le venía parte del cabreo que le veía.
- De acuerdo, cuando desees.
- No te preocupes que ya mirare de hacer un hueco como sea para ello. Pero te quería hablar de otra cosa, antes de que mi padre tuviese esta brillante idea tan estúpida, en realidad tú eras quien se encargaba de hacer este trabajo, he estado viendo tus números y… dudo que pueda hacerlo también como tu si no me ayudas.
- Esperanza, ahora mismo solo queda por hacer un trabajo del que tengas que ocuparte, es muy simple, toma –dije entregándole un pendrive.
- ¿Qué es esto?
- Digamos que es una especie de curso acelerado para tu puesto…
- Pero… ¿Cuándo… cuándo…? –titubeó.
- Lo prepare el Domingo, supuse que quizá tuvieses alguna duda de última hora… -al ver su cara y como empezaba a enfadarse por el comentario le sonreí-. No te embales acelerada… no digo que no sepas como hacerlo, pero pensé que te podía pasar como a mí la primera vez, que no estaba nada seguro y no sabía ni por donde o como empezar. Pensé en ahorrarte el mal trago de hacerlo todo mal al principio por los nervios y tardar seis veces más de lo necesario… solo eso.
- Vaya… -se sonrojo un poco para mi sorpresa-, gracias… pese a todo no pensé que tu después de que me eligiesen… bueno…
- Ya te dije que no veía problema alguno, y lo decía en serio… ¿solo querías eso?
- Si, y obtengo mucho más de lo que esperaba, gracias Nacho.
- De nada jefa –le sonreí.
- Muy bien, a trabajar –se rio para luego volver a fruncir el ceño y recuperar su cabreo original-, pero no creas que por esto no vamos a hablar los dos “de lo otro”, no te me vas a escapar, tenlo claro.
- Por supuesto, cuando tú digas.
Me reintegre a mi mesa, entonces Patricia me preguntó un poco preocupada por lo que había querido Esperanza de mí, le dije que solo quería informarme personalmente de que y como había sido nombrada para el puesto, asegurándome que no tenía nada que temer por mi trabajo, que este era perfecto y no tenía nada que ver conmigo. Me dijo que menos mal, que se estaba más de uno y de dos de mis compañeros temiendo que me pusiesen de patitas en la calle, especialmente tras los enganchones que había tenido con ella. Es día fue como otro más, al final me logre librar de hablar con Esperanza, el martes fue también más de lo mismo, pero el miércoles se me termino la suerte y la tranquilidad… por partida triple, Esperanza, Lorena y por si con ellas no tuviese suficiente, también la inasequible al desaliento, Lola.
Como entenderéis no tenía la menor ganas de enfrentarme a nadie, Esperanza quería hablar conmigo, pero a mí no me apetecía hacerlo con ella en lo más mínimo, por lo que me marchaba a comer fuera de la oficina…, supongo que los dos primeros días me funciono, pero el tercero estuvo claro que no en cuanto se sentó frente a mí y me dijo que comíamos juntos… fue mi gozo en un pozo. Supongo que Esperanza no quiso empezar a hablar conmigo hasta que no nos sirvieron el primer plato para que no nos estuviesen interrumpiendo cada dos por tres… pero cuando entro al tema desde luego fue directísima, no se anduvo con ningún rodeo…
- De modo que cuando me fui la otra noche, te follaste a mi hermana, ¿no?
- Si, cuando te marchaste follamos los dos, ¿eso era lo que querías saber?
- No, realmente solo confirmarlo, lo supe en cuanto vi al día siguiente a mi hermana, enseguida supuse lo que había pasado entre los dos. Dime una cosa, ¿te parece bien el haberte liado con ella después de estarlo conmigo? –me miraba muy seria.
- Si lo que me preguntas es si he sido un cerdo, si, te lo admito, aunque no me arrepiento de ello porque tu hermana me gusta de verdad y también te reconozco si quieres que incluso cuando estaba contigo alguna vez también he sentido deseos de follármela a ella, e incluso he fantaseado con hacer un trio con ambas.
Vi cómo se levantaba de un salto al escucharme, apreté la mandíbula esperando el guantazo que pensaba que realmente me merecía, bueno, en realidad pensaba que me merecía una buena colección de ellos, pero bueno. Pero para mi sorpresa, Esperanza no sonó no me dio un guantazo, sino que me pego un suavísimo besito en la mejilla… dejándome a cuadros, aunque ni os digo cuando me habló.
- Gracias por ser sincero, aunque como repitas lo del trio ante alguna de las dos te arrancamos la cabeza –me susurro al oído antes de volver a sentarse.
- No… no entiendo… -estaba completamente superado, aunque obviamente la parte referente al trio sí que la entendía, pero lo otro... estaba total y absolutamente perdido.
- Si –suspiró-, supongo que no... aunque espero que al menos algo si te quedase claro –recalcó en clara referencia.
- Si bueno, parte si claro… me ha quedado muy… evidente…
- Me alegro de ello, créeme que sí, y acepta mi consejo, si quieres seguir vivo, eso del trio con nosotras no lo repitas nunca más… ni ante ella, ni ante mí.
- O.K. –preferí dejarlo ahí… el terrero era muy peligroso por cómo puso el gesto Esperanza.
- En referencia a lo primero –continuo Esperanza-, veras, estos días, tras lo de aquel viernes que estuve con otro, luego lo tuyo con tu ex y ahora lo de mi hermana… -suspiró-. Mira Nacho, sé que te quiero, de hecho tengo muy claro que te quiero muchísimo, pero no te amo y ese es un matiz muy importante, sé que no estoy enamorada de ti, es cariño nada más, y créeme que me jode porque preferiría que fuese de otro modo. Quería hablar contigo para explicártelo y saber si crees que podríamos ser amigos pese a todo lo habido entre los dos… ¿qué dices?
- Buffff… pues que voy a decir, que me cuesta cerrar la boca, me has pillado completamente a contra pie y lo reconozco, no me esperaba esto…
- Me alegro de haberte podido sorprender –se rio-. Te he dicho la verdad, no me gustaría perderte Nacho, te quiero en mi vida… me llenas… y me refiero a como amigo, no de la otra forma… -me sonrió irónica, claramente me pilló el malicioso pensamiento que cruzó por mi cabeza sobre “llenarla”.
- Claro, no tengo problema porque seamos amigos, pero… -me interrumpió.
- Pero te preguntas en qué condiciones y porque tú, ¿no?
- Pues sí, la verdad es que sí, es más o menos lo que te iba a preguntar.
- Bueno, obviamente solo amigos, más o menos íntimos, pero solo amigos… -la interrumpí.
- Por tu hermana, ¿no?
- Si, por mi hermana, solo amigos, sin roce. Sobre lo otro… la verdad es que cuando entre a trabajar fuiste un poco cabrón conmigo, aunque bien es cierto que me lo merecía. Me estuviste dando hasta que no me quedó otra que entrar por el aro y ponerme a trabajar en serio –se quedó un segundo pensativa, sonriendo como para sí misma-. Reconozco que me gustó trabajar, especialmente cuando te pusiste conmigo, me gusto ver que podía ser como tú y que me picabas para que mejorase, pero sin malas intenciones. Cuando luego me dijiste que si seguía así te superaría… No sabes cómo me motivaste con eso… -se rio-, polvos a parte claro, que también me motivaron lo suyo, no te creas.
- Supongo –me reí también-, ya lo supongo. Te dije la verdad Esperanza, eres muy buena, de hecho tu padre ha tenido muchísima suerte con tener las hijas que ha tenido, solo hace falta que os llevéis bien. Tu hermana es muy buena en la parte de dirección organizativa y económica, mientras que tú eres… o serás en poco tiempo, un genio en potencia para la parte técnica y creativa… solo tienes que seguir por el camino que has emprendido. La empresa de vuestro padre, quedara en muy buenas manos.
- Lo sé, y también es gracias a ti que mi relación con mi hermana poco a poco va volviendo a lo que era antes de su matrimonio con ese cabrón con el que se casó.
- Vaya –me sorprendió.
- No te lo esperabas –se rio-, te he sorprendido. No te extrañes, estuvimos las dos hablando el lunes, me quedé en su casa y aprovechamos para ello. Aunque –levanto la mano al verme la intención- no me dijo nada de lo vuestro, no salió a la palestra el que os habíais acostado los dos. Aunque no hizo falta tampoco, a Lorena le quedó muy claro que yo lo sabía…
- ¿Cómo? –me sobresalte.
- Tranquilo que no ocurre nada –se rio-, solo ten claro que también sabe que tú no has dicho nada de ello. Supongo que mi hermana querrá hablar contigo para aclarar las cosas en los próximos días, al menos eso es lo que le aconsejé, que me haga caso es otra historia… Al fin y al cabo solo soy la tierna hermanita pequeña –dijo en tono irónico.
- Si, ya, sobre todo tierna –le dije irónico, ella se echó a reír.
- Nacho, te aseguro también una cosa, que hablo muy en serio cuando digo que te quiero como amigo, me encantas como tal, y ten por seguro que no pienso permitir que nadie se meta entre nosotros en eso…
- Creo que es por donde vas, pero tranquila… no tiene “chance” conmigo tras lo que pasó entre los dos…
- Eres un cielo, pero no me refería a tu ex… y no preguntes, solo quería que lo supieses –luego cambio de tema y opte por dejarlo correr imaginándome entonces por donde iba el “aviso”.
La conversación con Esperanza me dejo mucho más tranquilo, después esto seguimos hablando de muchas más cosas hasta la hora de regresar a la oficina, aunque en este caso fue en exclusiva de trabajo, o más bien, Esperanza me estuvo consultando algunas dudas que aun tenia y que no dude en aclararle lo mejor que pude. Me seguía sorprendiendo lo rápido que captaba todo, pero sobre todo, lo hábil que era para detectar los pequeños matices o posibles trucos que facilitasen la labor sin desmejorar el resultado. Tenía claro que a Esperanza todo esto le apasionaba…
Cuando regresamos nos reintegramos cada uno a su puesto, yo a mi mesa y Esperanza a su despacho, lo cierto es que no se escondió para nada, cuando se despidió me dijo en voz alta sin importarle nada ni un pimiento, que miraría de quedar otro día a comer conmigo y que le tocaba pagar a ella, ya que en esta ocasión había sido yo quien invitase. Más de uno y de dos vi que se quedaba mirándome perplejo, ya que todos pensaban que aunque aparentemente lo llevásemos bien, en realidad nuestra “relación” –obviamente profesional-, era tensa.
Estaba haciendo unas cosas cuando Cristina me siseo haciéndome un gesto con los ojos, siguiéndolo vi llegar a Lola, y además, venia directa hacia mí. Incluso Cristina creo que se dio cuenta que no le hizo gracia la nueva distribución de mesas y ver a mi compañera frente a mí, tan juntitos.
- Ignacio, ¿puedes por favor acompañarme a la sala de juntas un momento? –fui a contestar pero no me dio tiempo.
- Si hay algún problema, es conmigo con quien tiene que hablarlo –intervino a su espalda Esperanza, que había salido del despacho al ver llegar a Lola tan decidida.
- No es de trabajo, es un asunto personal, espero que no tenga inconveniente… Serán solo cinco minutos…
- Esperanza me miro, yo asentí y ella accedió, pero dejando claro que solo cinco minutos.
Fui detrás de ella, no tenía claro que se suponía que podía querer ahora, cuando se suponía que ya teníamos por fin claro los dos que lo nuestro no tenía solución, y que cada uno debía de seguir su camino. Cuando entre, ella cerro tras de mi… luego se cruzó de brazos recostándose ante la puerta… le pregunte que quería…
- He roto con Pedro, pero no por lo que pasó entre nosotros, la verdad es que no le soporto, es insufrible, no comprendo cómo su esposa pudo estar tanto tiempo con él. Esto solo logra que aún me joda mas haberte perdido por culpa de mi estupidez al liarme con alguien como él…
- Perdona pero… ¿esto a que viene ahora?
- He estado viendo a un psicólogo, bueno, psicóloga en realidad… Le conté toda la historia de nuestra relación, y me ha hecho entender todo el daño que te he causado, también que nuestra relación según todo lo que le conté está claro que esta total y definitivamente muerta.
- Eso llevo yo diciéndotelo desde el primer día… -dije, cruzando mis brazos también.
- Lo sé, y no te hice caso, esperaba poder recuperarte a base de insistir, y está ya muy claro que eso no va a pasar. Lamento todo el daño que te hice, no solo la infidelidad, sino como te pagué todo lo que hiciste por mí, ni tengo excusa, ni explicación para ello, sé que no me merezco ninguna oportunidad, pero pese a todo pensé que… bueno…
- Al grano por favor… -le apremie.
- Sí, claro. Está claro que lo mejor para superar esto es que este muy lejos de ti, pero no están las cosas como para poder dejar el trabajo alegremente… He aceptado una oferta de la dirección, piensan abrir una pequeña sucursal, más que nada administrativa en Barcelona y ver luego de expandirse, pero necesitaban allí a un creativo, me lo ofrecieron y acepté el puesto.
- Me alegro por ti, siendo objetivo con ello, lo cierto es que tienes lo necesario para ese puesto, pero no veo…
- Necesitan a alguien de tu rama también allí, para estar trabajando codo con codo conmigo o con quien fuese a ir. Quería hablar contigo para que sepas por mí que estuve tanteando a casi todos tus compañeros que me eran válidos, voy a entregar una petición a personal para que contraten a alguien, no quise tantearte a ti por nuestra situación personal…
- Me parece justo, no creo que hayas hecho mal…
- No lo he hecho aún, aunque es lo que tenía que hacer, pero tú te mereces también el puesto, se lo que has trabajado. Esto creo que es algo que te debo por todo lo que te he hecho y como te he pagado tus esfuerzos conmigo. Si lo quieres, enviare tu documentación y yo dimitiré, dejare que envíen a otro en mi lugar, así no tendrás que verme o trabajar conmigo y seguiremos separados. Eso es lo que quería decirte…
- Entiendo. No, no lo quiero, disfruta de tú nuevo puesto… y suerte…
- Gracias, ya puedes volver a tu sitio si quieres…
- Claro… adiós Lola…
- Adiós Ignacio…
No dije nada más, tampoco hare como que no vi las dos silenciosas lagrimas que corrían por sus mejillas cuando pasaba a su lado, o que no escuche como tras su “adiós” y al pasar junto a ella me susurraba un “te quiero y siempre te querré”. Como ya os he comentado, no me gustaba ver así a Lola, pero lo cierto es que tampoco lo sentía en lo más mínimo, me había hecho muchísimo daño en todos los aspectos con su traición, por lo que mi “empatía” hacia ella estaba con su máximo saldo negativo… Además, reconozco que tampoco la creí en eso de que de yo aceptar y que ella dimitiese…, puede que sea un cabrón desconfiado, pero la oferta en realidad me sonó a trampa por su parte y alejarme de “mi entorno”.
CONTINUARA