Un clasico

Empleada - Jefe / Necesidad - Miedo. Un clasico de dominación en el que una chica se ve forzada a aceptar una situación de dominio por parte de su jefe.

Un clásico

Mi país esta pasando una tremenda crisis económica, si suena como lo que es, una disculpa, la gente en paro es cada día mayor y lo peor los bancos se van quedando con las casas de la gente al no pagar la hipoteca.

Es mi caso, no lo del paro aun sigo con trabajo, bueno quizás si ordeno las ideas sea más fácil.

Empezare un poco antes, tengo 23 años y soy una chica normalita, nada de alta, rubia y con pecho de calendario de taller de reparación de autos. Mido 1,65, morena con ojos castaños aun me mantengo en forma a base de correr por las mañanas y algo de ejercicio, tengo formación contable de grado medio y una cierta experiencia.

No tengo novio, rompí con él ultimo hace como un año, nada de cosas terribles, simplemente no nos entendíamos como yo creo que nos deberíamos entender.

Mis padres han fallecido, papá hace años y mi madre recientemente hará algo menos de dos años, en ese momento herede un poco de dinero, soy hija única por lo que era su heredera universal, y como tenia un trabajo me metí en la compra de un departamento en una de las zonas de clase media de la ciudad donde vivo.

Todo iba muy bien hasta comenzó la maldita crisis, los tipos de interés crecieron y la hipoteca se volvió cada vez más y más insoportable para mi magro salario.

Intente conseguir un aumento de sueldo, pero mi jefe D. Carlos, un tipo de entre 45 y 50 años, bien cuidados, me lo dijo de una manera muy brusca; "Lo siento Laura, la empresa también tiene crisis, si no te llega con lo que té pago, te tendrás que buscar otro trabajo o hacer trabajos especiales"

Yo, por lo de especiales, entendí que me pusiera a llevar contabilidades en ratos libres o algo así, pero la empresa me deja tan poco tiempo libre que no entendí como.

Pasaron unas semanas y todo se desarrollo de forma muy rápida.

Alguien, os juro que no fui yo, cogió uno de los cheques del talonario que custodio lo extendió por una cantidad importante, lo cobro y... lo que es peor, ingreso en mi cuenta corriente el importe en metálico. Bueno, como me entere es así.

Serian las siete y media de la tarde y estaba cerrando el ordenador para marcharme a casa, pensaba en ir andando para ahorrarme el importe del autobús, el coche llevaba meses ya aparcado sin usar, cuando D. Carlos me llamo al despacho.

Pase y siéntese Laura – estaba sentado detrás de su mesa con una cara realmente seria –

Si, señor

Me ha defraudado usted, nunca pensé que pudiera hacerme lo que me ha hecho, yo había depositado toda mi confianza en usted.

No le entiendo D. Carlos, ¿a que se refiere?

No sea usted mentirosa.

Si permitir la respuesta, saco una carpeta de su cajón y me la puso frente a los ojos, con dudas la tome y en su interior estaban, un cheque con una firma claramente falsa de D. Carlos, una foto, de esas cámaras de seguridad de los bancos, en la que se veía una chica con un gran parecido conmigo cobrando el cheque en la sucursal donde vamos habitualmente, una declaración del cajero diciendo que yo, ¡YO!, quien había cobrado el cheque, otra foto en la que se veía a la misma chica con un gran parecido conmigo, ingresando dinero en el banco donde yo tengo la cuenta corriente y un extracto bancario que recogía el ingreso en mi cuenta, el día anterior.

El mundo empezó a dar vueltas a mi alrededor, yo no había hecho nada de eso, es más el día anterior ni había salido a comer tenia que cerrar la contabilidad del mes y andaba tan apurada como siempre.

Intente explicar que yo no era esa, que no sabia lo que podía pasar, que era una confusión, una trampa,...

Laura, no empeore las cosas. Esto no es únicamente motivo de despido, es un delito, según mi abogado de entre 4 y 6 años de cárcel, posiblemente no termine en la cárcel al ser su primer delito, ¿por qué lo es, no?...

D. Carlos le juro que yo nunca...

Lo primero que va ha hacer es darme un cheque de su cuenta por el mismo importe de lo que ha sustraído, ¡ahora mismo!

Saque de mi bolso la chequera y copiando el importe del cheque tenia frente a mi lo firme y se lo entregue a D. Carlos.

Bien, nos vamos entendiendo.

Por mi cabeza pasaban imágenes como había visto ya en las casas vecinas, el camión de mudanzas llevándose los trastos mientras la policía, en nombre del banco, precintaba la casa de donde había salido la familia que no pagaba la hipoteca,...

Queda lo del despido...

Por favor D. Carlos, yo no he hecho nada, esto es... una confusión, una...

Por supuesto Laura, por supuesto. Pero entenderá que he perdido mi confianza

Las amenaza de despido, de comunicar a las empresas de referencia el motivo de despido, etc. continuaron durante un buen rato hasta que D. Carlos me llevo al punto que... quería

D. Carlos – con lagrimas en los ojos – por favor haré lo que usted quiera, pero no me haga esto, por favor.

El silencio resonó en el despacho, D. Carlos se quedo pensativo.

¿Lo que yo quiera?, ¿Esta segura Laura?

Si, D. Carlos – veía una luz al final del túnel en el que estaba desde hacia mas de dos horas y pensaba agarrare a ella–

Le propongo una solución, piénselo muy bien antes de aceptarla o rechazarla.

Si, D. Carlos.

Continuara trabajando aquí, en su mismo puesto, pero hará, además, trabajos especiales para mi, mas claro, será mi "PUTA" privada y hará todas y cada una de las cosas que yo le pida, sin demora y sin errores, naturalmente estos trabajos se le pagaran a parte de su salario. En caso contrario el dossier completo, con el cheque que me ha extendido en prueba de su aceptación de los cargos, pasara a la policía.

La palabra "PUTA", "PUTA", "PUTA" resonaba en mis oídos. De mis labios solo lograron salir tres palabras.

Si, D. Carlos

Si ¿qué?, Laura.

Que acepto, D. Carlos

Que acepta ¿qué? Laura

Que acepto ser su... puta.

D. Carlos recogió todos los papeles que estaban sobre la mesa y los guardo en la caja fuerte.

Váyase a su casa, tenga y tome un taxi, ha anochecido y no quiero que le pase ningún percance a mi puta.

Gracias D. Carlos –mientras tomaba el dinero-.

Mañana por la mañana hablaremos de cómo serán las cosas a partir de ahora.

Si, D. Carlos

Esa noche no dormí, por la mañana me duche como siempre y me maquille un poco más para ocultar las ojeras y llegue a las 8:45 como siempre a la oficina.

D. Carlos llego a las 10:00 como siempre, como si no hubiera pasado nada el día anterior, le pidió un café a su secretaria, como siempre.

A las 11:00 su secretaria, como siempre, me llamo para que fuera a ver a D. Carlos con el balance y la posición financiera, como siempre, pero al entrar en el despacho se termino la normalidad del día.

Buenos días Laura, cierre la puerta Marta –así se llama su secretaria – que no nos molesten.

Si, D. Carlos.

Buenos días D. Carlos.

Bien Laura, hoy empieza una nueva etapa en nuestra relación laboral. Desnúdese.

Me quede parada con los documentos abrazados contra mi pecho, como protegiéndome con ellos. Lentamente deje los papeles sobre la mesa y me quite la blusa, los pantalones las bragas y el sujetador hasta quedar completamente desnuda frente a él.

D. Carlos me miro durante unos segundos, segundos que se me hicieron eternos, mientras apoyaba su cabeza en la mano izquierda, cuyo codo reposaba en la mesa.

Bien, varias cosas Laura. No me gustan los pantalones en las mujeres, no es femenino. Las bragas que usa,... le permito usar bragas pero solo tangas y en la oficina nunca las podrá usar,... bueno solo en esos días, ya sabe. Me gustan las mujeres depiladas, depiladas totalmente. La blusa esta bien pero un poco mas abierta, el sujetador lo quiero transparente, quizás le pida alguna vez que venga sin sujetador o que se lo quite durante el día. ¿Esta claro?

Si. D. Carlos.

Si tiene dudas mire a Marta, pregúntele donde compra su ropa.

Si, D. Carlos

Venga aquí.

Rodee la mesa hasta quedar frente a él que había girado su butaca.

Bien, veamos lo que sabe hacer mi puta. Chupamela.

Me arrodille frente a él y comencé a bajarle la cremallera hasta que logre sacarle la polla, estaba medio flácida, la tome con mi mano mientras bajaba la cabeza hasta metermela en la boca y comenzar a chuparla, lamerla, acariciarla con mis labios y la lengua, mientras las sostenía por la base con mi mano.

Las manos en tu espalda puta, no quiero que me toques con ellas.

Lleve las manos a mi espalda mientras notaba como crecía dentro de mi boca su polla, larga y gruesa, como chocaba con el fondo de mi garganta.

Marta, llame al Sr. Ramírez y páseme con él.

Por un momento temí que Marta hubiera entrado, pero simplemente la había llamado por teléfono.

Laura, no le he dicho que pare, siga, siga pero procure que no se le escape nada, no quiero manchas en mis pantalones.

Seguí chapándosela, mientras el hablaba con el Sr. Ramírez, hasta que su liquido caliente y espeso choco contra mi garganta, y... lo trague, lo trague sin pensarlo y me dedique a limpiársela, secándola lo mejor que pude hasta dejarla seca y limpia. Con cuidado se la volví a meter en el pantalón y cerré la cremallera.

Muy bien Laura, creo que aprenderás bien y deprisa. Vístete y cuéntame como esta el balance.

Si, D. Carlos

Ese mes la nomina llego con un incremento del 15 %.

Pasado un tiempo Marta me contó que ella es la chica que aparece en las fotos y la que falsifico el cheque, que a ella también la tiene bien cogida D. Carlos, no me dijo la razón pero... que más da.

El tiempo ha pasado y creo que hasta me he acostumbrado a la situación, mi nomina y las responsabilidades has crecido sustancialmente, al igual que la empresa D. Carlos tiene una excelente visión empresarial, en algunas ocasiones, D. Carlos, nos llama a Marta y a mi para algún trabajo extraordinario, lo que nos ha convertido a ambas en buenas amigas en todos los campos.

La empresa, es decir D. Carlos, me dio un crédito a un interés muy ventajoso para cancelar la hipoteca, así que estoy, por esa parte más libre pero siempre seguiré teniendo una enorme... deuda con D. Carlos, deuda que se cobra cada día.