Un chico con mucho que contar XXXVII
-mi mamá se casó con un señor cuando yo tenía 7, ese tipo se daba cuenta que de lo que soy, siempre me estaba molestando diciéndome cosas, aún frente a mi mamá, ella solo lo apoyaba a él, desde que tenía 9 ese señor me me tocaba- dijo soltando lágrimas
Sentí bonito que me aplaudieron cuando terminé, no supe que hacer así que solo me quedé parado riéndome.
-bueno, ¿alguna pregunta o comentario?- pregunté cuando cesaron los aplausos
-yo!- gritó un chico que estaba sentado en la última fila –me encantan tus expresiones, son muy chéveres!- dijo algo eufórico, todos, incluyéndome, reímos ante su comentario
Después expuso el psicólogo que coincidía conmigo en varias cosas que dijo, en algunas otras no, al final pasó el otro chavo que faltaban y sus historias fueron muy reflexivas.
Cuando se terminaron las conferencias hubo una comida, cuando terminé yo se acercó un chico.
-hola Santiago ¿verdad? –Preguntó él, yo asentí con la cabeza – ¿podemos hablar a solas?
-claro- contesté yo –si quieres vamos para allá- dije señalando un punto del pequeño jardín trasero del lugar, cuando llegamos le invite a hablar
-bueno Santi, soy Armando, y quiero hacerte una pregunta, espero no sea muy incómoda para ti- dijo el chico inclinando la cabeza
-dime, con confianza- contesté yo sonriéndole
-tu historia, lo que acabas de contarnos es muy parecido, diría que casi exactamente igual, a una historia que leí, bueno los nombres cambian pero las situaciones son sumamente parecidas, se llama un chico con mucho que contar- dijo Armando
-pues…- dije sin saber que contestar y sonriendo con nerviosismo, finalmente opté por aceptarlo –pues sí, yo soy el chico de esa historia, no pensé que aquí me encontraría a lectores de todo relatos.
-¿de qué?- preguntó Armando extrañado, ahí supe que alguien o “alguienes” están poniendo mis relatos en face SIN MI AUTORIZACIÓN, obvio no me iba a poner de mamón y decir “no, no quiero que suban mis relatos a face” pero mínimo me tendrían que avisar, digo, por respeto o algo así
-de todo relatos- contesté yo –la página donde subo mi historia.
-ah pues es que yo leí la historia en una página de Facebook.
-bueno da lo mismo, no pensé encontrar aquí a alguien que leyera mi historia.
-sabes, te admiro muncho, en el fondo me gustaría vivir las cosas que tú has vivido- me dijo agachando la cabeza
-pues si de algo sirve, déjame decirte que no es muy bonita mi vida, si estuvieras en mis zapatos al menos una semana desistirías de querer vivir como yo- contesté sonriéndole y tratando de buscar su mirada
-bueno pero creo que sería mejor vivir tu vida aún con las cosas malas que vivir la mía- dijo aún cabizbajo
-no, ¿por qué dices eso?- le pregunté levantando su cara con una mano –quizá muchas veces no apreciamos las forma en que está nuestra vida pero si la miráramos desde fuera no como nosotros pues quizá no la veríamos tan mala.
-no creo que haya algo peor que estar aquí sin familia, con todos dándote la espalda- dijo él
-bueno no todo te dan la espalda, quienes están aquí, quienes dirigen esto, no te la han dado, ellos te apoyan, de hecho por eso estas aquí por el apoyo de ellos, a ver ¿cuántos años tienes?- le pregunté
-15- dijo un poco más animado
-ves! Aún estas chico, yo a mis 15 mi vida no era mi la mitad de lo que es ahora, aun te falta mucho por vivir, bueno nos falta porque igual creo que apenas voy empezando pero a ti aún te faltan más cosas que a mi así que no te decaigas- le dije para que se animara un poco, aunque si por dentro me conmovió que a sus 15 ya estuviera ahí
-hace casi dos años que llegué aquí, tenía 13, mi madre me echó cuando aún no los cumplía- empezó a decir Armando, en ese momento comprendí el porqué de su visión de la vida.
-ahmm escucha, no sé qué decir, creo que un lo siento no sería bueno… ¿puedo saber por qué hizo eso tu mamá? Aunque bueno, lo imagino- pregunté
-pues soy gay, por eso, mi mamá se casó con un señor cuando yo tenía 7, ese tipo se daba cuenta que de lo que soy, siempre me estaba molestando diciéndome cosas, aún frente a mi mamá, ella solo lo apoyaba a él, desde que tenía 9 ese señor me… me tocaba- dijo soltando lágrimas, eh de confesar que hice lo mismo al escucharlo –empezó un día que no hubo colegio y mamá salió, yo aún estaba dormido y llegó a despertarme, estaba sin ropa y empezó a frotar su pene y sus huevas en mí, me decía que me callara y me quedara quieto si no me iba a ir mal, yo tenía miedo y no hice nada, después me tiro en la cama y… hizo que… que metiera su pene en boca- siguió contando completamente bañado en llanto
A lo lejos pude ver que el psicólogo se dirigía hacia nosotros, Carlos se dio cuenta, algo le dijo y ambos retrocedieron.
-hizo eso más o menos medio años, después fue peor, un día me tiró pero boca abajo, yo lloraba y me moría de miedo, sentí con abría mis… mis… mis nalgas y sentí como rozo su pene con ellas…-
-ya, Armando, no quiero que te pongas mal recordando todo eso- le dije llorando yo también y lo abrace muy fuerte.
Después me dijo que se salió de su casa cuando le contó a su mamá, ella no en vez de apoyarlo lo juzgo y casi casi lo culpó de lo que pasaba.
De verdad que su historia me conmovió demasiado, y aún hoy al recordarla siento una mezcla de tristeza y coraje con el tipejo ese, aún hasta ganas de llorar me dan solo de recordar. No puedo creer que existan MAL NACIDOS así que abusen sexualmente de un niño indefenso, siento un coraje inmenso y una gran impotencia, ojala se murieran todos los tipos así, arruinan la vida de niños, niños que por lo único que deben preocuparse es por juagar y no por cosas como esa, ojalá castraran a esos cabrones, perdón pero es que si me da muchísimo coraje.
Estuve un tiempo más con Armando hablando e intentando consolarlo, cuando nos fuimos estaba ya mucho más tranquilo.
Por la tarde dimos una vuelta por Medellín y sus zonas más populares, me sorprendió que en muchas zonas de Medellín parecía como si estuviera en México, algunas zonas son como sacadas de ciudades mexicanas, con lo que concluí que México y Colombia se parecen mucho en varios aspectos.
El sábado fuimos con la familia de Esteban y salimos a la zona histórica de la ciudad, luego el Dr. Me llevó a una universidad, el Centro de Estudios de la Salud (CES), ya había escuchado yo de ella, hace intercambios estudiantiles con una de las universidades donde presenté examen de ingreso a medicina.
Por la noche salimos a cenar y a bailar a una zona donde había bares gay pero tranquilones, Esteban tenía algunos amigos que ahí trabajaban y dos eran dueños de locales.
El domingo me desperté algo tarde y como una hora después llegaron al hotel Esteban y el Dr. Salimos de nuevo a recorrer más lugares de Medellín, eran como mis guías de turista.
Por la noche volamos a Bogotá, el lunes acudimos a una conferencia similar a la de Medellín, pero en esta yo no participe como en aquella, al salir fuimos a visitar a algunos conocidos del Dr., por la tarde recorrimos los lugares más emblemáticos de la ciudad, me sorprendió la cantidad de restaurantes de comida mexicana que hay. El día martes 9 de diciembre regresamos a México.
Mis papás fueron recogerme al aeropuerto, volví a ver a Mateo hasta el jueves 11 en la mañana, le conté bien como había estado todo y lo de Armando, igual quedó muy conmovido.
-que coraje, tienes razón en ponerte así amor, yo si alguien le hace algo a mi hijo le parto la cara, hacer eso es una completa porquería- me dijo mientras me abrazaba, pues al estarle contando de nuevo me puse de chillón, creo que por pocas cosas en la vida lloro, esta fue una de esas cosas.
Ese día salimos a un centro comercial, mi mamá me había regalado para comprar un celular, así que me acompañó por él al centro de atención a clientes de la compañía celular pero estaba agotado :(
-pues podemos ir a galerías o a antea, ahí seguro que hay en la tienda del Apple- me dijo él
-no, de hecho ya es algo tarde, mejor vámonos a desayunar y de ahí a la casa, hace un buen que no voy! La has de tener hecha un desorden- le dije riendo
-nou, la señora limpia lo que tiro- contestó riendo
-aaah no bueno!
El viernes doce fuimos a la feria en la noche y fue muy bonito y raro a la vez para mi ver a muchas parejas gay tomadas de la mano y todo, sin importarles nada, y las demás personas como si nada, la verdad me dio gustó, y eso que se supone Querétaro es una ciudad conservadora, creo eso se piensa solo fuera de aquí porque la verdad creo que mi ciudad es mucho más abierta que muchas que presumen de serlo.
El sábado 13 por la tarde salimos al rancho de la abuela de Mateo, fueron 2 amigos suyos (saben lo nuestro), Lau y Camilo. La señora como siempre se portó medio descortés, sobre todo conmigo, pero pues ya ni que hacerle.
La abuela de Mateo sabe de nosotros dos y pues creo que aunque no dice nada me odia por eso, si antes de que supiera no me tragaba, ahora menos.
En la noche le comenté eso a Mateo.
-ay amor, tu no le hagas caso, la edad digamos que no le ayuda mucho, mientras no te diga nada pues creo que no hay mucho problema.
-pues sí pero me siento incomodo sabiendo que no me traga y estando en su casa.
-ya no pienses en eso y mejor dime hace cuánto que me tienes… a dieta- dijo quitándose la playera y tumbándome en la cama, solo me apoyé sobre mis codos –cómo que hoy tengo ganas de hacerlo diferente, te lo digo porque creo que ya estas más abierto a experimentar cosas nuevas- me dijo casi susurrándome en la cara
-pues no sé, es solo que siento que hasta cierto punto he sido aburrido en la cama, y creo conocerte bastante bien como para saber que no te gusta lo monótono, y pues esa vez que me cargaste o cuando lo hicimos de lado, me encantó, así que… sorpréndame señor Ocampo- le dije acostándome de lleno sobre la cama.
Mateo me quitó la camisa casi con desespero, y comenzó a lamer con similar actitud mis hombros, subiendo por mi cuello hasta llegar a la barbilla, enseguida nuestras bocas se encontraron y unieron, nos besamos con gran pasión y poco después ya incluíamos nuestras lenguas, la de uno entraba en la boca del otro y viceversa, Mateo iba bajando la mano por mi abdomen y poco después comenzó a acariciar mis genitales por encima del pantalón, a la par que movía su cadera en forma circular sobre mí restregándose sobre uno de mis muslos.
-quiero que te pongas en cuatro- me susurró cerca del oído.
-hoy haremos lo que tú quieras- contesté yo de igual manera.
Continuó lamiendo mi cuello y besándome en la boca con cierta lascivia.
-voy a tirarme sobre el piso, quiero que tú te vayas quitando el pantalón lentamente frente a mí y después me quites el mío y me la mames lo más rápido que puedas- me dijo mirándome expectante, creo que pensaba que yo iba a poner algún pero.
-ok- contesté con una sonrisa, que él respondió con un beso corto, después del cual se levantó y se acostó sobre el piso recargado sobre sus hombros.
Yo me coloqué delante de él y comencé a tocarme lentamente, pase mi mano acariciando mi pecho y mi abdomen con suma lentitud, llegué a mi pantalón y pasé mis dedos por el borde de él, regresé al centro y comencé a quitar el cinturón desabotoné el pantalón y lentamente baje el cierre, enseguida comencé a bajarme el pantalón con todo y bóxer, Mateo permanecía ahí tirado frente a mí, viendo a la vez que se pasaba su lengua por sus labios y tocaba sus partes por encima de sus jeans.
Cuando estuve completamente sin ropa, le sonreí y me acerqué a él, me arrodillé y empecé a besar la parte baja de su abdomen con gran delicadeza, después empecé a desabrochar su cinturón, después su pantalón el cual comencé a bajar, el levantó su cadera para permitir que el pantalón bajara, en ese momento en que él se levantó, su bulto quedó más cerca de mi cara así que pegué mi boca y nariz a él y aspiré profundo, creo que eso le excito pues lanzó un profundo gemido.
Cuando terminé de desnudarlo coloco sus manos detrás de su cabeza y cerró los ojos, mi cara la hice quedar justo a la par de su pene, el cual tomé con una mano y lo comencé a introducir en mi boca, lo metía y lo sacaba de ella cada vez a una velocidad mayor hasta llegar a un punto en el que no podía ir más rápido, algunas veces sentí que estaba por vomitar pero resistí mientas él seguía tendido sobre el suelo con los ojos cerrados y mordiéndose el labio inferior, sus manos yacían a sus lados con gran fuerza apretaba sus puños.
-ya…ya- logró decir –ya no puedo más, para por favor- siguió diciendo con la respiración entrecortada –siéntate en sobre mí- ordenó finalmente
Yo no dije nada, solo me puse de pie, y casi enseguida comencé a sentarme lentamente sobre su pene, la posición en la que lo hice facilitaba el ver su cara, el solo decía “lento, lento” y así lo hice cuando ya no pude introducir más su pene en mí me dijo “hazlo todo tu”. Yo comencé a moverme de una manera lenta, el trataba de controlar su respiración y de vez en cuando abría los ojos, me veía con una mezcla de seriedad, placer y complicidad.
Comencé poco a poco a moverme más rápido, el dejo de apretar sus puños y puso sus manos entre la parte baja de mi espalda y el comienzo de mis nalgas, acarició un poco y enseguida soltó dos golpes, no muy fuertes pero que sí dolieron, debo confesar que aquello me sorprendió pero no dije nada continué con el movimiento, el comenzó a tensarse más y a gemir con menos disimulo, me pidió que quería terminar dentro, yo comencé a masturbarme mientras seguía moviéndome, casi de inmediato el eyaculó dentro mí, sentí como su semen entro, se quedó tendido respirando profundamente, después pasó una de sus manos a mi pene y siguió masturbándome hasta que terminé eyaculando sobre su abdomen, pecho y cuello.
Esperamos exhaustos a recuperarnos, cuando estuvimos repuestos, el comenzó a tocar su pene mientras me veía y al poco tiempo quedó nuevamente erecto.
-Santi, ponte en cuatro, pero si no quieres hacerlo está bien- me pidió con cierto grado de timidez
-esta noche se hará lo que tú quieras- respondí dándole la espalda y colocando mis rodillas y mis manos sobre el piso, sentí que él se acercó a mí, me preguntó que si estaba listo, yo asentí y comencé a notar como su pene se abría paso nuevamente en mis entrañas, Mateo tomó una de sus manos y la recargo en mi nuca, cuando introdujo casi todo su pene en mí, deslizó la mano de mi nuca a uno de mis hombros y después sentí la otra en el lado opuesto, no podía ver muy bien aunque intentara voltear pero lo que alcanzaba a ver él estaba muy estirado, su abdomen pegaba con mi espalda.
Segundo después de que colocó sus manos en mis hombros, sentí que su pene iba saliendo pero solo fue un poco y enseguida lo volvió a meter, las embestidas eran muy profundas, el movía con fuerza su cadera y a la par me jalaba de los hombros hacía él, yo gemía disimuladamente y él sin ninguna inhibición. Debo decir que hacerlo de esa manera no sé por qué pero me dolió un poco más, creo que ahí debió ser buena idea haber utilizado algún lubricante.
Minutos después de estar así, Mateo bajó sus manos a mi cintura y me jalaba más hacia él cuando su pene estaba entrando, después me dio como 4 o 5 nalgadas, no recuerdo ya exactamente el número.
-Santi, quiero a cavar en… en tu cara- me dijo sin dejar de penetrarme, yo contesté que sí, que estaba bien
Mateo sacó su pene de mí, yo me giré y quedé hincado mientras que él se puso de pie y comenzó a masturbarse frente a mi cara, en ese momento quise decir “nooo, quítate” pero no iba a hacerlo, tenía mucho nerviosismo, solo cerré mis ojos y un momento después sentí como su semen caía sobre uno de mis cachetes y mi nariz.
Él estuvo parado un momento, después me estiro las manos y me ayudo a levantarme.
-Santiago hoy fue genial, te juro que pocas veces lo he disfrutado tato, gracias por darme este… regalo- dijo dándome un tierno y a la vez apasionado beso
-creo que tú has sido muy condescendiente conmigo en cuanto a lo que quiero en la cama así que ahora era justo complacerte- contesté yo sonriéndole
Nos tumbamos sobre la cama y nos abrazamos y sin darme cuenta nos quedamos dormidos, el frío hizo que me despertara, Mateo está limpiando el piso, vi mi celular y eran las 3 de la mañana, me di cuenta que nosotros estábamos sucios y en cuanto Mateo terminó con el piso, nos metimos a bañar los dos.
El domingo en la mañana fui con Mateo a ver a los caballos y las vacas, les eché la comida y todo!!!
-voy a bañar a los caballos, ¿quieres venir?- preguntó Mateo
-tu bañando caballos!!? Eso no me lo perdería, vamos- contesté entusiasmado, Mateo le habló a un señor y le dijo que por favor lo llevara la cubeta para bañar a los caballos a las caballerizas.
Mientras nos dirigíamos hacía allá se dobló el pantalón hasta las rodillas y se quitó la camisa, cuando llegamos estaba una tipa frente a las caballerizas bien lela con Mateo.
-Hola Mat, me dijo mi tío que trajera eso- dijo señalando un par de cubetas detrás de ella
-ah muchas gracias Ara- contestó Mateo como muy equis
-¿apoco vas a bañar a los caballos?- le preguntó ella muy sonriente y jugando con su pelo, yo solo miraba y pensé “pinche vieja zorra”
-pues sí ¿cómo ves?- preguntó él tomando una cubeta y un cepillo
Total que todo el tiempo que estuvo bañando a los caballos estuvo platicando con la tipa esa que si una cosa o que si otra pero no dejaron de hablar, que bueno, las repuestas de Mateo eran más bien cortantes pero ella insistía en sacar platica, yo solo pensaba en que estaba bien pendeja porque siento que es notorio que entre Mateo y yo hay algo y esa vieja como pendeja.
Cuando terminó con los caballos fuimos a comer, nuestros amigos se habían ido a un río que estaba cerca del rancho, comimos y los alcanzamos y ya en vez de ser 4 como esperábamos, eran como 10!! Se habían unido con unos chicos del pueblo que estaban ahí. Al principio me sentí medio incomodo porque pues no podía actuar normal con Mateo pero pues me fui acostumbrando, después unos se fueron a comprar cervezas y se pusieron ahí a tomar, yo dije que no quería pero empezaron con que “ay no seas nena” y esas cosas y pues terminé tomando dos, los que si se pasaron de la cuenta fueron Camilo, Lau y Mateo, los dos amigos de Mateo no tanto.
Mateo estuvo mucho tiempo hablando con sus amigos y yo estaba a unos metros con Camilo, Lau y algunos de los que llegaron allí, pasó algo que se me hizo raro, en un momento voltee a ver Mateo y vi que él observaba de una manera rara a una chica de las del pueblo que habían llegado.