Un chico con mucho que contar XXIX

...él me giró dándole yo la espalda, flexionó un poco las rodillas y comenzó a frotar su pene contra mis nalgas, mientras besaba mi nuca.

El sábado 5 de julio, había quedado de ir con Camilo y Laura a desayunar. Cuando acabamos los invité a la casa a ver una película, así que fuimos y comprar varías y ya en la casa decidíamos cual ver.

Cuando llegamos, afuera de la casa estaba estacionado un coche.

-no mamen, solo esto me faltaba- les dije yo, riéndome burlón de mi propia suerte –ese coche es el de…- dije sin terminar la frase

-sí- confirmó Laura –es el coche de Ángel.

-¿qué fregados hace aquí, cómo sabe dónde vivo?

-creo que por mi culpa- dijo Laura algo apenada, al oír eso voltee a verla con desconcierto y enojo a la vez –MIRA!- dijo con sorpresa –apenas se va a bajar, estaciónate y háblale antes de que toque el timbre y salga Mateo

Estacioné el coche de Mateo detrás del de Ángel y me bajé en seguida gritándole.

-¡hey! ¿Qué haces aquí?

-Hola, pues quise ver en dónde vives, vaya que te fue bien al casarte con Mateo, mira nada más esta casa… ¿tú te casaste con ese idiota porque lo quieres o por lo que te puede dar?- preguntó burlón y desafiante

-¿qué te pasa pendejo? Yo no sé qué imagen tengas de mí ni me importa, lo único que quiero que te quede bien claro es que yo amo a Mateo y me casé con él por eso, a mí no me hubiera importado que viviéramos debajo de un puente o en un chiquero, me casé porque lo amo, si tú eres capaz de estar con alguien por lo que puede darte y no por amor pues haya tu pero yo no soy así- le contesté de verdad muy enojado

-ay ay ay claro, y yo me chupo el dedo, seguro pensaste que si te ibas a casar no querías perder las comodidades que tenías viviendo con tus papás, te casaste con Mateo y ¡mira! Hasta te fue mejor.

-bueno me vale madres que no me creas, no me importa lo que tu pienses.

-bueno, bueno, no viene a pelear, déjame tocar el timbre.

-¿para qué fregados quieres tocar el timbre? Estoy aquí afuera.

-ah es que quiero hablar con Mateo- dijo acercando su mano al timbre

-¿para qué? Él ni siquiera está, ¿qué demonios quieres?- dije rápidamente quitando su mano

-bueno yo solo quería darle unas fotitos- contestó mirando un sobre amarillo que tenía un una mano

-¿unas fotitos, qué fotos?

-ah mira- dijo sacándolas del sobre –son unas fotos que quizá le puedan interesar, son de mi amigo Joaquín besándose con su esposo, mira- dijo con una sonrisa de burla y girando las fotos hacía mi para que yo las viera, mi primera reacción fue tratar de quitárselas pero él las apartó enseguida.

-¿por qué me haces esto? Además eso ya tiene mucho tiempo, son como de diciembre o enero, en ese tiempo yo había terminado con Mateo, y además yo no quería, fue él quien me besó, yo solo le di un abrazo porque él estaba pasando un mal momento y él me soltó el beso, él me pidió que saliéramos y acepté, fue solo como amigos, él me contó lo que lo pasaba y le di un abrazo como apoyo  y de pronto me besó- dije queriendo hasta llorar por todo lo que sentí en ese momento

-sin llorar, sin llorar, y pues aquí no se ve que tú estuvieras tan a disgusto con el beso, mi amor.

-pues no me importa cómo se vea, yo le di el abrazo solo como amigos, como se lo podría dar a Laura o Camilo si están pasando por un mal momento y él me soltó el beso - dije volteando a verlos, ya se habían bajado del coche

-te las vendo- dijo repentinamente

-¿qué?

-sí Santiago, te doy las fotos si me pagas por ellas, si no pues quizá a Mateo si le interese dar algo de dinero a cambio por ver cómo se divierte su amorcito besando a otros.

-haz lo que quieras, yo no te voy a dar nada, yo puedo hablar con Mateo y explicarle todo.

-bueno pues ve pensando entonces como te vas a excusar con él- contestó nuevamente acercándose al timbre

-no, no, no, espera- dije rápidamente –te voy a dar dinero

-¡Santi!- dijo Camilo, detrás de mí, yo voltee a verlo pidiéndole con la mirada comprensión, saqué mi cartera y tomé un billete

-ten, dame las fotos- dije estirando la mano con el billete

-¿qué!, quinientos pesos? No, estas fotos valen más, quizá Mateo las valore más

-está bien- le dije sacando otro billete- ten, ya no tengo más, tu verás si quieres esto.

-bueno pues mil pesos sigue siendo poco pero como quiero ayudarte te los acepto- dijo agarrando el dinero –ten las fotos, bueno pues un placer hacer negocios contigo Santi, nos vemos.

-ojalá y no… oye, oye, ¿cómo sé que no vas a imprimir más fotos?- pregunté desconfiado

-soy hombre de palabra, créeme que no lo haré, ya pagaste por ellas, estate tranquilo.

-pues de ti ya no sé ni que esperar Ángel… ya habías desaparecido de mi vida, maldito él día en que regresaste a ella, lárgate y espero no verte nunca más- le dije mientras caminaba hacia su coche, antes de subir solo volteo a verme y guiñó un ojo.

Rápidamente Laura me abrazó, Camilo se acercó e hizo lo mismo.

-Santi, ¿por qué le diste el dinero? ahora ya sabe que te puede chantajear con eso, además tu pudiste haberle explicado todo a Mateo- dijo Camilo después del abrazo

-igual, Mateo se hubiera disgustado mucho, quizá si hice mal pero no quiero tener ningún problema con él… vamos a dentro y por favor no comenten nada de esto.

Cuando entramos Mateo nos preguntó que cómo nos había ido, le dijimos lo de la película y nos pusimos a decidir bien cual veíamos, al final vimos una de terror viejita, de 1968, la noche de los muertos vivientes.

Cuando Laura y Camilo se fueron le dije a Lau que después hablaríamos del porqué había dicho que ella tenía la culpa de que Ángel supiera donde vivo.

Fui a la cocina a prepararme refresco con hielos, Mateo fue conmigo y me empezó a decir que había que palear las vacaciones.

-vas a clases solo la semana que viene y después tienes dos semanas de vacaciones Santi, hay que salir.

-Amor, queremos ahorrar para ir a Europa, creo que entonces no debemos salir, además hace un mes apenas que fuimos a Chile.

-bueno, tú dices que pagarás tu viaje a Europa, no quisiste mi ayuda, al menos déjame pagar las vacaciones de la próxima semana, tu no gastarás y puedes empezar a ahorrar.

-ok, ok, pero ¿a dónde quieres ir?- pregunté

-a la playa, estuve averiguando y en puerto Vallarta creo que hay un hotel gay muy bueno, podemos ir ahí.

-¿un hotel gay?- pregunté sorprendido

-sip, ¿qué dices, vamos?

-jajaja está bien, suena… bien, a ver qué tal.

Él se encargó de hacer las reservaciones del hotel, esa misma tarde, salíamos a Puerto Vallarta el lunes 15 de julio en la noche. El Domingo 6 la rutina de siempre, regresar a Pachuca, el lunes las clases y otra vez desveladas estudiando, no como los fines que las desveladas son por otras cosas :P

El miércoles en la noche recibí una llamada en Line, era Adrián

-¿qué pasó Adrián?, No quiero sonar grosero pero la última vez que hablamos las cosas quedaron claras, tu actitud no fue nada buena y ya me canse de que vengas a pedir perdón y te hagas bueno y al cabo de un tiempo salgas de nuevo con una sorpresita, ya estoy harto de eso.

-Santi por favor, ahora sí será la última vez… yo sé que me darás una última oportunidad, ¿sabes? Estoy saliendo ahora con un chico, de verdad quiero que me disculpes

-no te preocupes, mucha suerte en tu relación.

-Santi vamos a vernos.

-no Adrián, por favor, ya no me hagas ni te hagas esto, lo mejor es ya darle la vuelta a la página, por ti y por tu relación, por mí y por mi matrimonio, lo mejor es no vernos más y eso.

-por favor.

-ay está bien- accedí dando un profundo suspiro al final.

El sábado 12 de julio me tocó ir al hospital de 8 a 2pm por lo que regresé a Querétaro ya tarde, llegué como a las 7pm, Mateo se había a casa de sus papás y yo aproveche para verme con Adrián, le llamé para ver si podía en ese momento.

-Adrián, ahorita puedo verte, ¿tú puedes?

-sí, solo que estoy trabajando, ¿puedes venir hasta acá?- preguntó él.

-sí, dime dónde es, pero igual, si estás trabajando pues podemos vernos después, mañana quizá.

-no, de una vez, mi trabajo no me quita tiempo para hablar contigo, estoy en casa de mi tía Susana, ¿te acuerdas de ella?

-sí, creo que sí, ¿es la que viaja mucho?

-si ella, pues me encarga su jardín cuando sale, así que ahora la estoy haciendo de jardinero, ¿puedes venir aquí?

-ok, dame la dirección exacta porque no recuerdo bien donde está su casa.

Me dio la dirección, tomé un taxi y fui hasta ahí, toqué al timbre y salió Adrián a abrirme.

-Hola, perdón que me encuentres así pero como te dije, la ando haciendo de jardinero- dijo Adrián saludándome, estaba sin camisa, algo sudado, con un short de mezclilla, despeinado y con tierra en las manos

-no te preocupes, igual yo no vengo muy arreglado- contesté yo sonriendo

-jajaja bueno, más que yo sí- contestó él y reímos ambos.

Me invitó a pasar pero decidí que mejor nos quedáramos en el jardín, comenzamos a hablar de nosotros, de cómo nos iba, le pregunté de su novio pero la forma en que me respondía me hizo dudar de si era verdad que tenía uno, todo estuvo muy tranquilo, después regresamos al tema de su aspecto.

-bueno, ¿sabes que se me antojaría ahora?- preguntó él

-¿qué, bañarte?

-¡no!, bueno sí, ¿recuerdas cuando fuimos a la sierra? Me gustaría bañarme en unos lagos como aquellos.

-ay si!! Estaban hermosos, ha sido de los viajes que más me han gustado.

-ay si di, ¿más que tus viajes fuera de México?- preguntó riendo

-sí! Ya sabes que Estados Unidos nunca me gustó- contesté

-sí, recuerdo que te decía que estabas loco por eso- contestó

-jajaja como olvidarlo si yo me hacía el ofendido… bueno, luego Canadá, si me gustó pero no sé, faltaba algo.

-yo!- dijo él rápidamente, ante eso yo reí

-sí, claro! Eso hubiera hecho peor mi viaje.

-ay quisieras, eso hubiera hecho de ese viaje el mejor de tu vida Santi, ¿y Chile?

-¿sabes que fui a Chile, cómo?- pregunté yo

-Face, Instagram- contestó son una sonrisa

-jajaja bueno pues el viaje a Chile, fue el mejor de los que he hecho fuera de México, pero igual, prefiero salir aquí, de verdad que los viajes donde más increíble la he pasado han sido aquí, el de la sierra es uno de ellos, el que hicimos al popo, Guanajuato me encanta, San Miguel de Allende, y playas bueno, Manzanillo, Veracruz, Tampico.

-nos quedó pendiente Cancún, ¿recuerdas?- preguntó

-sí, que te fuiste sin mí!- dije yo fingiendo un reclamo

-ay pero yo no tuve la culpa- contestó él excusándose

-¿entonces quién, ¡yo!?- reviré yo riendo, él ya no contestó solo se quedó observándome a los ojos, yo igual lo miraba hasta que de pronto me comencé a sentir medio incómodo y desvié la mirada.

-qué bonito jardín, si fuera tu tía no te lo confiaría a ti- le dije riendo, él contestó de la misma forma

-¿qué te pasa? soy un experto en jardines- dijo fingiendo un tono como intelectual

-uy si eh, estoy seguro que hasta los cactus se te secan! Pero bueeeno si tú lo dices habrá que creerte.

-¿sabes que te puede pasar por dudar de mí y burlarte de mis dotes de jardinero?- preguntó fingiendo seriedad, levantándose de su silla que estaba frente a mí y parándose al lado de mío.

-¿qué puede pasarme?- contesté volteando a verlo

-pues que yo te haga tener un… ataque de cosquillas!!!!- dijo gritando al final y picándome las costillas.

Los dos empezamos a reír como locos, yo por lo que él me hacía y él más por verme retorcer para escapar. Con mucho trabajo yo lograba decir “por favor ya” de tanto moverme caí de la silla, no me dolió pues no estaba muy alta, Adrián se puso sobre mí colocando sus rodillas una a cada lado de mí, y seguía haciéndome cosquillas, ya cuando hasta él se cansó me dejo de picar, ambos quedamos muy cansados y respirábamos deprisa y riéndonos, mientras nos mirábamos, de pronto él comenzó a inclinar más su cara hacía la mía, yo ya no pensé en nada, solo vi sus ojos mientras se acercaba más, luego mi mirada pasó a sus labios y sentía como vez mi corazón latía más y más rápido hasta que sus labios rozaron los míos, en ese momento me recorrió una sensación que hace mucho no tenía, el pasó uno de sus brazos por encima de mi cabeza, yo puse una mano en su pelo y lo acariciaba mientras respondía al beso, después de unos segundos reaccioné y me aparté un poco.

-Adrián por favor espera, esto no está…

-Santiago, te gustó, yo lo sentí, no te resistas a esto, ambos lo queremos- dijo él besándome de nuevo, yo me aparté casi enseguida.

-no, no Adrián, esto no está bien, solo es… no, me tengo que ir- dije intentando levantarme pero él seguía encima de mí

-pero antes mírame a los ojos y dime que no te gustó el beso, dime que no quieres otro- contestó desafiante

Yo lo mire a los ojos, mi respiración seguía siendo apresurada, de pronto con mis manos tomé su cabeza y la incliné raídamente hacía mi para besarlo de nuevo, esta vez el beso no fue tan tierno sino más bien apasionado, Adrián paso sus manos por mi espalda, me levanto un poco, después me alzó y con lentitud entramos a la casa.

Poco a poco conmigo en brazos fue subiendo las escaleras y llegamos a una recamara que supuse era como de huéspedes, los besos seguían y al entrar cerró la puerta con un pie y después me dejó sobre la cama.

-Adrián esto no está bien, yo…-

-Santi, tranquilo, lo que aquí pase, aquí se quedará, nadie va a saberlo, te lo prometo, pero por favor no te niegues a esto que ambos queremos…  déjame ir a lavar las manos, ahora vuelvo.

Cuando Adrián entró al baño pensé seriamente en salir corriendo de ahí, pero no sé había algo más fuerte que me lo impidió, algo que me hizo quedarme ahí esperándolo, aunque en mi mente seguía Mateo, él no se merecía eso, pensando más en él estaba ya decidido a irme, me estaba por levantar de la cama y justo en ese momento sonó mi celular, era un whatsapp de un número que no tenía registrado, era un video, lo reproduje y oh sorpresa Mateo en una alberca con Emiliano, ambos reían y de pronto se besaron y Mateo lo abrazaba, sentí algo horrible, como si mi estómago se retorciera, sentí ganas de llorar y si escaparon de mis ojos algunas lágrimas, en el momento en que escuché que se abría la puerta del baño guarde el celular en mi pantalón y quité las lágrimas de mis mejillas.

-pensé que quizá te irías, tenía miedo de ello- dijo Adrián sonriéndome

-no, sigo pensando que esto no está bien pero, tienes razón, ambos lo queremos- contesté sonriendo al final.

Adrián se quitó el cinturón y enseguida el short, caminó hacia la cama donde estaba yo sentado, me puse de pie y nos besamos nuevamente, mis manos fueron directo a su espalda y las suyas a los botones de mi camisa la cual retiró de mi con relativa rapidez, poco a poco fui resbalando mis manos de la parte superior de su espalda hacía abajo y a enfrente hasta que llegué al borde sus bóxer, baje un poco más una de mis manos, y comencé a acariciar su pene por encima de su ropa interior, así pasaron algunos segundos, después él me giró dándole yo la espalda, flexionó un poco las rodillas y comenzó a frotar su pene contra mis nalgas, mientras besaba mi nuca.

Para ese entonces eran como 8:30 de la noche y la luz de sol que entraba por la ventana ya era poca, creando una atmosfera un tanto “romántica”.

Luego de un rato, comencé a desabotonarme el pantalón y me lo quité con todo y bóxer, sentí poco a poco como le pene de Adrián se iba poniendo erecto, me giré y lo comprobé, baje sus boxers y me hinqué, miré hacia arriba y me topé con sus ojos contemplándome, sin apartar mi mirada de la suya comencé a abrir lentamente la boca y a sacar poco a poco la lengua, la punta de esta toco su glande y lo rodee, el solo cerró los ojos subió su cabeza y suspiró un poco.

Mientras iba introduciendo su pene en mi boca poco a poco, iba disfrutando cada centímetro de él, disfrutaba a textura, el olor, todo.

La mamada que le hice fue en todo momento lenta, suave y el casi no abrió los ojos durante esta, luego de varios minutos, me levanté y me senté en el borde de la cama de frente a él y abrí las piernas, Adrián sonrió y se acercó a mí, me besó y bajó su mano a la mi ano, paso sus dedos alrededor, luego lubrico un poco con su saliva e introdujo primero uno, después dos y finalmente tres dedos, después los sacó y me preguntó que si estaba listo, yo solo sonreí y asentí con la cabeza, con una mano tomo su pene y lo dirigió a la entrada de mi ano, comenzó a ejercer fuerza para introducirlo, sus rodillas estaban flexionadas para estar a la misma altura, yo pasé mis manos por su cuello para apoyarme en él, cuando por fin su pene entró en mí se quedó quieto y poco después comenzó a mover su cadera para meter y sacar.

Yo también me movía lo que podía para ayudar, mientras mis manos seguían rodeando su cuello. Debo decir que de verdad me sorprendió la buena técnica que tenía Adrián, desde la última vez que tuvimos sexo hasta ahora había mejorado mucho, el mete-saca iba siendo lento, muy lento, típico de él, yo bajé un poco mis manos de su cuello a su espalda y la acariciaba un poco, me encantaba sentir su espalda ancha, más ancha que la de Mateo incluso un poco más que la de Ángel, las manos de Adrián pasaban al debajo de mis brazos y descansaban en mi espalda, cuando su pene entraba en mi incluso me levantaba un poco.

No sé pero incluso creo que mi ano reconocía su pene, reconocía cada centímetro de piel que entraba en él, creo que ha sido una de las veces que más he enfocado mis sentidos en mi ano, pues sentía como pocas veces claramente el entrar y salir lento de su pene, sentía un placer inmenso cada centímetro que avanzaba, yo ya no podía de excitación y comencé a sudar igual que él, los minutos pasaron y no cambiamos la posición, de pronto él dijo “ya” con una respiración entrecortada yo solo contesté “hazlo… dentro” Adrián ya no dijo nada siguió el mete saca pero ya de una manera más rápida hasta que empujó su pene hacia adentro lo más que pudo, dio un gemido y sentí como expulsaba su semen dentro de mí, yo ya no podía más y como pocas, muy pocas veces en mi vida, eyaculé sin siquiera tocarme.

Le pregunté si podía entrar al baño para asearme me dijo que sí, que si nos bañábamos juntos, yo no muy convencido le dije que sí, entramos al baño y nos seguíamos acariciando mientras nos bañábamos, mientras me decía que le encantaba que había sido lo mejor que le había pasado en mucho tiempo, yo no le contestaba casi nada, ya para ese entonces comenzaba a sentirme mal.

Cuando salimos de bañarnos nos cambiamos y cuando terminamos me dio un beso y me dijo que me amaba, yo no le pude decir lo mismo, solo sonreí y le dije que ya me tenía que ir, él se ofreció a llevarme pero temía que Mateo me viera llegar con él así que preferí irme en taxi, antes de despedirnos me preguntó si podíamos vernos de nuevo, solo le dije que ya veríamos, le dije adiós y me subí al taxi, apenas cerré la puerta y le dije al taxista la dirección y comencé a llorar, no con chillidos, solo eran las lágrimas, me sentía una basura, la peor basura del mundo, sentía miedo, tristeza, muchos sentimientos malos juntos, me había decepcionado a mí mismo.