Un chico con mucho que contar VII

Todos en nuestra vida pasamos por "nuevas etapas" pero a veces esas nuevas etapas nuevas causan mucho dolor.

Bueno aquí está la parte 7 de la historia, ahora sí, sabrán porque aquello de "la última vez"

Este relato va dedicado a un lector muy estimado (como  los de las anteriores dedicatorias, los tres y algunos otros son ya muy importantes para mi, y los concidero ya muy buenos amigos) Samu

Adrian y yo entramos en el estacionamiento del hotel, me dijo que me bajara y que reservara una habitación a mi nombre

-¿cómo voy a hacer eso? Van a pedirme identificación- le dije yo

El tomó su celular, bajó del auto y vi como hablaba con alguien. Luego de un rato volvió al auto

-¡ya está! Ahora sí ve y reserva, solo di que eres el que va de parte del sobrino del señor Arturo Díaz… mi tío es el dueño de este hotel- dijo Adrian notablemente feliz

-¡¡¡¿tu tío es el dueño?!!! ¿Cómo no me habías dicho eso?- le dije yo algo sorprendido y dudando de que lo que me había dicho fuera verdad

-bueno, perdón Santi se me había olvidado, perdóname ¿sí?- dijo y después me dio un beso

-¿y si le dicen a tu tío que tú viniste y te encerraste en una habitación con un chico?- le pregunté

-tranquilo, eso no pasará… mira yo pediré una habitación y tú otra, luego de un rato yo me voy a la tulla y listo!!! Ya cuando nos vallamos a ir sales tú y después yo- me dijo Adrian muy entusiasmado

-está bien mi amor- le dije dándole un beso, luego seguí hablando –pero antes dime ¿de verdad tu tío es el dueño?- le pregunte nuevamente muy sorprendido e incrédulo a la vez

-sí, lo es, no te lo había dicho porque creí que no era importante.

-está bien te creo- me quedé observando su cara unos segundos y me quedé como hipnotizado, luego el pasó su mano por enfrente de mis ojos para hacerme reaccionar y lo logró –bueno ya me voy a pedir la habitación- dije yo parpadeando rápidamente

Bajé del auto y fui hacía adentro del hotel. Llegué a la recepción y le pedí una habitación a la señorita que atendía.

-joven ¿me podría permitir su identificación?- me preguntó amablemente

-es que… no tengo- dije yo un poco tímido y apenado

-lo siento, sin identificación no puedo darle una habitación, discúlpeme son políticas del Hotel.

-es que vengo de parte de Adrián Díaz, Sobrino del señor Arturo Díaz.

-ah perdón joven- dijo la recepcionista un poco apenada –no pensé que usted fuera… me permite - luego de decir esto se dio vuelta y buscó algo, se volvió nuevamente hacia mí y me siguió hablando

-le daremos la habitación 171, mire es esta la llave, serían 1,000 pesos ¿va a pagar con tarjeta o en efectivo?

-en efectivo- dije sacando el dinero que me había dado antes Adrian

-muy bien, el joven lo llevará- dijo esto y le hizo señas al “botones” para que se acercara, él me miro y me dijo que lo siguiera

Cuando llegamos entré en la habitación, era muy amplia, con una cama King Size, una televisión led de 42 pulgadas, un frigobar… bueno, con todas las comodidades posibles.

Yo me quedé muy sorprendido con todo lo que mis ojos veían, me senté en la orilla de la cama y encendí la tv. Estuve como 10 minutos cambiando de un canal a otro sin encontrar nada interesante, luego mi celular sonó y vi que era Adrian

-dime amor, te estoy esperando.

- dime que habitación te dieron y voy para allá.

-la 171.

- bueno, ya voy, no tardo.

Al poco rato tocaron a la puerta, me levanté para ir a abrir y ahí estaba Adrian, quien inmediatamente después de entrar y cerrar la puerta se lanzó sobre mí, besándome en la boca y en el cuello, caminamos lentamente hacia la cama y allí se tumbó encima de mí.

Allí, en la cama, los besos continuaron, esta vez acompañados de sensuales mordidas en el cuello y orejas.

-perdóname mi amor por todo lo que te dije, hace rato- me dijo notablemente excitado

-no… Adrian no hablemos… de eso… ahora- decía yo soltando gemidos casi entre cada palabra que pronunciaba

El ya no habló mas y siguió besándome, luego se quitó la camisa y me quitó la mía, comenzó a besar mi pecho y a dar mordiscos a mis pezones mientras yo entrecerraba los ojos de placer y pasaba mis dedos entre su pelo.

Luego con su boca fue bajando y se detuvo en mi ombligo, después se levantó y desabrocho mis pantalones y me los quitó, luego hizo lo mismo con los suyos. Se quedó un rato parado frente a mí, ahí podía observa su espectacular torso, su piel blanca y tersa. Luego se tiró de nuevo encima de mí, y siguió besándome.

Aún con sus labios en los míos bajó su mano y se fue quitando sus bóxers, luego cuando terminó pude sentir su pene rozando mis muslos, después sus manos quitaron mis bóxers y quedamos los dos completamente desnudos.

-hoy no hay lubricante- me dijo de repente –si quieres… solo oral- terminó de decir

-no, no importa, sin lubricante- Le dije yo dándole la vuelta, y quedando encima de él

Comencé a darle besos por todo su pecho y fui bajando por sus abdominales, luego llegué a su entrepierna y tome su erecta polla, le pase lentamente mi lengua por alrededor del glande, noté como el cerraba los ojos y oí como gemía

-oh si, si, oh Santi te… amo- decía entre gemidos con voz baja

Comencé entonces a meterme lo que pude de su pene y comencé también un mete-saca que hizo que Adrian gimiera casi gritando, luego de unos minutos así eyaculo en mi boca dando un grito muy fuerte.

Después dio un giro conmigo y quedé debajo de él, comenzó a bajar con su lengua hasta mi pubis, de una sola se metió mi polla en su boca y comenzó con una mamada que me hizo sentir como en la nubes, no podía siquiera abrir los ojos del placer que estaba experimentando, luego de un rato sentí como comenzó a succionar como si de un popote se tratara, yo ya un pude más y me corrí en su boca.

Luego se alzó para besarme y después  del beso paso sus manos a mi espalda y empezó a bajar, de repente sentí como un dedo iba abriéndose camino en mi ano, luego fueron dos y luego tres, al principio (como en nuestra primera vez, y la segunda) me dolió, pero ese dolor fue sustituido después por un placer indescriptible.

Me pregunto con una mirada seria pero con cariño que si estaba listo, yo le respondí que si y comenzó a arrimar su glande a mí ano, comenzó a empujar y entró al tiempo que lancé un pequeño grito, el se detuvo un rato y siguió lento. Esta vez costó más que las anteriores (seguro por la falta de lubricante) pero al final todo su miembro logró entrar en mí.

Comenzó a bombear lentamente y después el ritmo fue aumentando, yo rodeaba su cintura con mis piernas y el tenía sus manos sobre mis hombros. Luego de unos minutos se corrió nuevamente pero esta vez en mis entrañas.

Terminamos los dos agitados seguro por el esfuerzo físico. Nos acostamos uno al lado del otro y nos abrazamos, en ese momento sentí algo extraño en mi pecho, como cuando te sientes preocupado o angustiado por algo, solo lo abracé más fuerte y así nos quedamos un rato.

Luego fuimos al baño a ducharnos y cuando salimos nos vestimos.

-bueno Santi, tú sales primero- me dijo Adrian

-está bien, te espero en el estacionamiento- le contesté

-toma- me dijo dándome las llaves de su auto –espérame adentro del coche- dijo y me dio un beso.

Yo Salí de la habitación y luego del hotel hacia el estacionamiento, donde esperé a mi novio por alrededor de 15 minutos en los cuales comencé a escuchar música.

Cuando Adrian llegó se subió en el auto y salimos de ahí.

Me llevó a mi casa y se despidió con un tierno beso.

Esa noche dormí muy contento, pensando en lo feliz que era con Adrian, y en todo lo bueno que había pasado con él.

Al día siguiente desde que llegué a la escuela noté a Adrian un poco triste, eso me puso triste a mí también y me puse a pensar en cual podría ser el motivo de su tristeza.

Cuando salimos, vinieron con nosotros Luz y Camilo pero él le hizo un gesto a Luz, ella solo bajó la mirada y se alejó de nosotros con Camilo.

-Santi… -dijo Adrian cuando ya estábamos solos –tengo que… que decirte algo- dijo visiblemente triste

  • Adrian ¿qué pasa?, me estas asustando- le dije yo asustado de verdad pensando en lo que me fuera a decir

-Santi… a mi papá lo cambiaron de zona en su trabajo… me voy a ir a Sonora- me dijo y una lagrima cayo por una de sus mejillas

Yo me quedé en shock, no supe qué hacer  solo puse una cara de tristeza e incredulidad. Luego de un tiempo hablé de nuevo

  • Adrian yo no… no quiero que me dejes.

-ni yo quiero dejarte Santi- me dijo

Pasó su bazo por mis hombros y me dirigió hacia un lugar en la parte trasera de la escuela, donde no había nadie. Allí comencé a llorar.

-Adrian no me dejes, yo te amo- decía yo entre sollozos

Él solo me abrazo como no la había hecho nunca

-¿cuándo te vas?- le pregunte, suspirando por el llanto

-hoy… en unas horas, a penas ayer en la tarde le avisaron a mi papá y le dieron que se tenía que presentar mañana mismo en Hermosillo.

-no Adrian, por favor- dije yo aumentando el flujo de lágrimas que salían de mis ojos

-Santi, esto también es muy difícil para mí.

-prométeme que nunca me vas a olvidar… prométemelo!!!- le dije casi gritando al último

-te lo juro Santiago, nunca te voy a olvidar- me dijo, luego me abrazó

Después de un rato se separó de mí.

-Santi prométeme una cosa.

-la que quieras.

-prométeme que vas a encontrar a alguien que te ame como yo, prométeme que vas a ser feliz.

  • Adrian ¿cómo me dices eso?

-Santi hay que dejar las cosas claras, yo no quiero que te quedes atado a mí, lo que más deseo es que seas feliz, tienes que serlo con una persona que te quiera, que te ame, que te valore, que te sepa apreciar.

  • Adrian…

-nada, prométemelo, solo así podré irme un poco más tranquilo- me dijo cortando la objeción que iba a hacer

-está bien- le dije yo abrazándolo

Luego el separó nuestro abrazo, tomo con su mano mi barbilla y me besó, fue el mejor beso de mi vida, ahí iban todos los momentos que había pasado con Adrian, iban ahí nuestro amor mutuo, e iba también un amargo adiós, una marga y triste despedida.

Salimos de la escuela y me llevó a mi casa, ahí me bajé de auto y estando afuera cruzamos las últimas palabras

-siempre te voy a tener aquí- dije tocando la parte izquierda del pecho

-yo lo sé Santi y yo también siempre te tendré grabado en el corazón- de nuevo una lagrima salió de sus hermosos ojos provocando en que yo también llorara.

Repentinamente me di la vuelta y entré corriendo a mi casa.

Toda esa tarde me la pase llorando en mi cuarto. Alrededor de las 11:00 de la noche recibí un mensaje de él, de Adrian

Santiago, nunca te voy a olvidar, eres la persona más linda y valiosa que he conocido y a quien más he amado en mí vida, lo que más quiero es que seas feliz…. Te quiere, Adrian”

¿Cómo podía decirme que quería que yo fuera feliz y se iba? Para mí la única forma de ser feliz era con él a mi lado. Ahí nuevamente eché a llorar hasta quedarme dormido.

El día siguiente era jueves y me fui caminando a la escuela, cuando iba como a medio camino decidí no ir y tome otro camino. Comencé a vagar sin rumbo por las calles de la ciudad, iba soltando algunas lágrimas  y recordando los momentos felices que pasé con Adrian… estaba sumido en una depresión, en un hoyo del que no veía como salir, estaba en el fondo de un hoyo en el que creía me quedaría por el resto de mi vida.

Después de un tiempo de estar caminando, sin darme cuenta, alguien se acerco a mí y me tocó el hombro, me gire para ver y era Ismael.

-¿Santiago?, ¿Qué te pasa, qué tienes?- me pregunto preocupado al ver cómo me encontraba

Yo sin pensar lo abracé y comencé a llorar desconsoladamente.