Un chico con mucho que contar VI

"Adrián solo miraba al piso. Me senté a su lado y le tome el hombro con una mano, el solo se movió para que no lo tocara y yo me sentí de verdad muy mal"

Este relato va dedicado a un lector: lalin2006

Cuando confirmamos que era Ángel el que le había dicho papá al veterinario nos quedamos observandolo.

Inmediatamente después Ángel paso la vista de su papá a nosotros y no pudo ocultar una cara de malestar, seguramente por lo que había pasado hacía unos momentos.

-bueno pues creo que es todo ¿no?- pregunto Adrián volviéndose de nuevo al veterinario (padre de Ángel)

-así es joven, ya está todo listo, yo mañana les hablo para informarles cómo va el perrito.

-bueno muchas gracias- dijo nuevamente Adrián

-hasta luego gracias- dije yo al mismo tiempo que Adrián

-bueno muchachos hasta luego.

Salimos del lugar del lugar y cuando estábamos por cruzar la puerta Adrián le dio un leve empujón a Ángel con el hombro, ya que no se apartó para dejarnos salir, al momento del empujón pude observar cómo se miraban ambos a los ojos con rabia y odio. Luego los ojos de Ángel se clavaron en los míos y sentí algo extraño en él, no supe cómo interpretar su mirada, era una mezcla como de rencor, tristeza… también pude sentir como cuando alguien te mira con… cariño!?? No lo sé, fue extraño.

Rápidamente nos subimos al auto y Adrián comenzó a hacerme preguntas

-¿qué se trae ese pendejo contra nosotros?

-no lo sé Adrián yo nunca había hablado con él en mi vida, te lo juro, así que no se que se trae.

-bueno ya Santi cambiemos de tema, creo que tienes razón en lo que me dijiste hace rato que me agarré a golpes de que no vale la pena.

-ya ves? Yo siempre tengo la razón jajaja- dije yo mirándolo divertido

-jajaja tonto… oye y ¿quién se quedará con el perro? A mí no me aceptarán en mi casa si llego con un perro, me echan de ahí.

-pues veras…- me puse a recordar -… Camilo quería comprar un perro ¿por qué no le decimos?

-sí, hay que decirle mañana en la escuela a ver si quiere.

La plática pasó a cosas banales y sin trascendencia y cuando llegamos a mi casa nos despedimos y bajé de su auto.

Entré en mi casa y me fui directo a mi cuarto, pues nuevamente estaba lleno de tareas escolares, toda la tarde me la pasé haciendo todas esas tareas hasta que más o menos como a las 6:30pm

-SANTIAGOOOO!!!- grito mi mamá

-¿QUÉ PASAAAA?- contesté yo también gritando para que me escuchara

-BAJA TE BUSCAN.

Me sorprendió eso, pues mis amigos no me habían dicho que vendrían y Adrián tampoco… de hecho él me había dicho que iría a casa de sus abuelos, así que ¿quién podrá ser?

Salí de mi cuarto y baje las escaleras, fui directo a la sala y ahí estaba él sentado muy cómodamente con los brazos extendidos y sirviendo de apoyo para su cabeza… yo me quise morir cuando lo vi.

-¿qué… qué pasa? ¿Qué haces aquí en mi casa?- pregunté yo un poco sorprendido por lo que estaba pasando

-quise venir personalmente a pedirte una disculpa por lo de hace rato- dijo ÁNGEL mirando hacía el piso al tiempo que corregía su postura

-no sé porque hiciste todo eso y la verdad ni me interesa, pero pues sí, te perdono siempre y cuando no te vuelvas a meter con nosotros.

-no te preocupes Santi no lo volveré a hacer ten eso por seguro.

Me sorprendía la actitud que ahora Ángel tenía, completamente distinta, yo no sabía que pasaba con él.

-pues espero que cumplas con eso…. Y ¿cómo fue que diste con mi casa?, ¿quién te dio la dirección?

-no importa eso, lo que importa es que estoy arrepentido por mi reacción, fui un… tonto al decirte eso en la salida, de verdad perdóname- me dijo claramente apenado

-está bien acepto tus disculpas, ya te dije cuál es la única condición… y ahora si me permites tengo mucha tarea- le dije yo en un tono un poco frío, que al ver su tristeza me sentí mal de usar

-bueno Santiago gracias adiós- dijo eso y me tendió su mano

-adiós- conteste tomando su mano

Estuvimos con la manos juntas y mirándonos a los ojos como 10 segundos hasta que no pude seguir mirándolo directo y desvié mi vista. Él soltó mi mano y caminamos hacia la puerta, le abrí, salió, nuevamente nos miramos un microsegundo a los ojos (pues yo desvié muy rápido la mirada) y se fue.

El resto de la tarde no pude concentrarme en la tarea que me faltaba por hacer, ya que estaba pensando todo el tiempo en la mirada de Ángel, pensaba también en el momento en que nos despedimos y en que unimos nuestras manos por un tiempo. Esos ojos… esa mirada… ese… Ángel.

Al día siguiente en la escuela estábamos los cuatro (Luz, Camilo, Adrián y yo) sentados en una banca en uno de los pasillos cuando llegaron Joaquín y Ángel, todos nos callamos de golpe y Adrián miro a Ángel con cara de “maldito pendejo y ahora ¿qué demonios quieres?” o sea cara de muuucho odio.

Ángel me habló y yo me levanté para ir con él debido a que ayer ya había hablado con él y sabía que había cambiado su actitud. Todos mis amigos y Adrián me vieron muy raro y después se vieron entre ellos como preguntándose por qué me iba con Ángel. Yo solo dije “ahora vengo” y fui con Ángel.

Caminamos por los pasillos de la escuela con sus amigos detrás de nosotros, llegamos a un pequeño jardín que hay en la parte trasera de la escuela y nos sentamos.

-oye quería decirte que le dije a mi papá que ustedes venían a la misma escuela que yo y me pidió que por favor les dijera que el perro está bien y que más o menos en 3 días pueden pasar por él, te lo digo a ti y no a tu amigo por lo que pasó con él y pues contigo creo que las cosas mejoraron.

-pues gracias por avisarme, entonces en 3 días iremos por el perro.

-oye Santi te invito a salir un día de estos, para que veas que de verdad me interesa estar bien contigo ¿vale?

-es que no sé- respondí yo con un tono de duda

-¿por qué nos sabes? Anda vas a ver que nos la vamos a pasar de poca- dijo mostrándome por primera vez una sonrisa (algo tímida)

-bueno déjame pensarlo, no te prometo nada pero de todos modos yo te aviso ¿va?

-bueno pero me avisas- volvió a sonreír, pero ahora con más confianza

-sí, pero… ¿qué día?

-a pues el viernes… ¿quieres que sea otro día?

-no, está bien- dije yo –solo déjame ver si me dan permiso.

-está bien pero seguro que me avisaras eh.

-claro que lo haré, bueno, me tengo que ir nos vemos- dije yo y me levanté para irme con mis amigos

Cuando llegué nuevamente a donde estaban ellos nadie habló, Luz me miró como diciéndome “por qué hiciste eso??”, Camilo miraba a todos un poco dudoso de lo que pasaba y Adrián… Adrián solo miraba al piso. Me senté a su lado y le tome el hombro con una mano, el solo se movió para que no lo tocara y yo me sentí de verdad muy mal, comprendí que había hecho muuuuuuuuy mal en irme con Ángel

-Camilo ¿me acompañas por… a comprar una coca?- preguntó Luz dándome a entender que lo hacía para que Adrián y yo nos quedáramos solos y habláramos.

Camilo simplemente paso la vista por todos nosotros y asintió. Se levantaron (Luz y Camilo) y se fueron dejándonos a Adrián y a mí solos

-¿qué pasa?- le pregunté tomándole el hombro y él nuevamente se movió y me miro

-¿qué pasa? ¿Tú me preguntas a mí que qué pasa? Por favor Santiago, esa pregunta la debería de hacer yo ¿no crees?- dijo claramente molesto y girando su mirada a otro lado

-Adrián no te va a poner así.

-entonces ¿cómo quieres que me ponga?- me dijo casi gritando, provocando que algunos de nuestro alrededor voltearan a vernos

-mira vámonos de aquí y hablamos ¿te parece?- le dije yo un poco apenado de que todos nos miraban

-¿me parece?, ¿me preguntaste si me parecía que me dejaras y te fueras con ese idiota?

-ya Adrián!!!! Ya vamos afuera, por favor

Nos levantamos y fuimos a nuestro salón por nuestras cosas. Salimos de la escuela y él comenzó a dar vueltas por la ciudad, se detuvo frente a un bar y se bajó

-¿y qué hacemos aquí?- pregunté yo desde adentro del auto

-venimos a hablar, bájate- contestó Adrián con tono muy seco

Yo me bajé del auto y volví a preguntar.

-¿nos dejarán entrar aquí? Adrián, somos menores de edad.

-Tú sígueme.

Caminé detrás de él y entramos en el bar

-hola Alfonso!!- saludó mi novio al chico que estaba entendiendo la barra

-hey Adrián hola!!- dijo entusiasmado –hola- me dijo a mí, yo conteste solo levantando la mano.

-Alfonso, dame un whisky… ¿tú qué quieres Santiago?- me pregunto indiferente

-ah este… igual- dije yo un poco sorprendido por toda la situación.

En poco tiempo ya estaban servidas nuestras bebidas y Adrián me dijo que lo siguiera a una mesa, tomé mí bebida y lo seguí. Nos sentamos en una mesa que estaba muy apartada.

-ahora si Santiago, ¿qué pasó con ese tipo?

-fue a mi casa, ayer, en la tarde… me pidió disculpas- dije yo algo triste por ver a Adrián así enojado conmigo

-¿y por qué diablos no me dijiste nada?- dijo levantando la voz

-te lo iba a decir…-

-si claro- contestó el rápidamente

-es verdad Adrián pero como no le di demasiada importancia lo dejé para después.

-¿sabes lo que me dijo Luz?

-¿qué te dijo?- pregunté yo intrigado

-Luz me dijo que ese pendejo le pidió a Joaquín que averiguara con ella tu dirección.

-¿y yo tengo la culpa de eso?- le pregunté yo, ya un poco irritado

-QUIERE CONTIGO!!!!!- gritó   – ¿o es a caso que no te has dodo cuenta?- tomó su vaso y de un solo tragó se bebió todo

-eso no es verdad Adrián, ya porque me pidió disculpas, no significa que quiera conmigo.

-ay Santiago no quieras hacerte el tonto con eso, tú bien sabes que es verdad.

-mira, aunque así fuera, yo a la única persona que quiero es a ti-

-¿seguro de eso?- me preguntó mirándome a los ojos

-seguro- respondí en un tono serio

-entonces no quiero que le vuelvas a hablar ¿ok?

-no me parece que te bases en que le hable o no para que sientas que te quiero, pero está bien, no lo haré, no le hablaré… por ti- comencé a sentirme triste por todo, por Adrián y su actitud, nunca pensé que fuera así, está bien acepto que quizá hice mal en no decirle antes o en irme con Ángel y dejarlo ahí, pero creo que su reacción era exagerada.

Tomó tres copas más, hasta que le dije que ya parara, que nos fuéramos, que si quería volver a atropellar a alguien como ayer al perro, el se quedó como pensando y dejo un billete sobre la barra y salimos del lugar, subimos al coche y volvió a hablar

-Santiago, escúchame, quiero que me perdones por todo lo que acaba de pasar y por cómo te hablé, pero es que me muero de los celos, primero Ismael, y ahora él- dijo cabizbajo

-mírame- le dije tomándole la cara para que me observara –claro que te perdono, tu has sido quién más ha llenado mi vida de amor, ¿cómo no voy a perdonarte?- dije yo en un tono dulce y le di un beso, sin importarme que pasara alguien y nos viera ahí en el auto besándonos

Luego de unos (muchos) segundos, nos separamos

-te quiero como a nadie Santiago- me dijo tiernamente

-y yo a ti Adrián.

-y si tenemos una… reconciliación- me dijo con esa cara de niño que me derrite

-jajajajaja hay Adrián, eres un tonto jajajaja te quiero- lo bese nuevamente, pero esta vez por solo un instante

Encendió el coche y partió sin rumbo en busaca de nuestra “reconciliación”.

Luego de un rato entramos a un lujoso hotel, donde seguramente estaríamos otra vez juntos… si hubiera yo sabido en ese momento que esa sería la última vez…

Bueno hasta aquí la sexta parte, en la séptima la historia de Santiago cambiará totalmente.

Gracias a todos por leer, comentar y valorar. Un fuerte abrazo  J.M.