Un catracho muy particular 2

Dormí profundamente, a la mañana siguiente; Joaquín no estaba, solo un anota a mi lado decía: “gracias jefe, mis hijos se lo agradecerán”.

UN  CATRACHO  MUY  PARTICULAR 2

Un par de días había pasado, Yo había olvidado la situación entre Rony y Aníbal y pensaba dejarla así; suficiente habían tenido con la nalgueada y la humillación vivida en ese momento, cuando…

Al entrar al área de la cocina escucho un ruido raro en la despensa y mi sorpresa es que al abrir la puerta era Rony y Aníbal que se estaban morreando (besando).

La situación me molestó sobre manera ya que había quedado bien claro que sus cosas las hicieran fuera de la oficina, que este sitio tenían que respetarlo.

Al verme ambos se descompusieron en solicitudes de arrepentimiento y que no los fuera a despachar.

Los espero a ambos en la sala de conferencias, fue todo lo que dije.

Al subir, ambos iban con cara de dolencia.

Ambos sabían que no es correcto que se anden manoseando en la oficina, fui muy claro cuando les dije que eso en sus casas o en algún hotel.

Bueno muchachos, ¿qué vamos a hacer, porque está claro; que no es correcto lo que me acabo de encontrar?

Mire jefe…, nada de mire jefe les dije; lo visto es claro, ustedes siguen con su ligue, eso a mí no me molesta, siempre que cumplan con sus respectivas tareas; lo que me molesta es que sea en la oficina, porque hay personas aquí que me pedirían que los despida inmediatamente.

Pero que ahora mismo se merecen una reprimenda, se la merecen y ustedes mismos me dirán que hacer.

¿Qué harían ustedes con alguien que no les hace caso?

Puessss  dijo Rony, Yo le daría una buena tunda en el mero trasero.

Aja   que otra cosa sería también, les dije.

Yo diría, dijo Aníbal; que además de la tunda nos separa de turno.

Muy bien dije Yo, observando cómo Rony lo había vuelto a ver con cara de rabia.

Así que eso haremos, Aníbal; cierre correctamente la puerta.

Así mismo lo hiso, cerro con llave e inmediatamente sin que Yo lo dijera él mismo se fue quitando el pantalón y el calzoncillo; Rony por su parte al ver a su novio que ya asumía una posición en donde esperaba unos buenos reglazos él hizo lo mismo y dejo al aire ese culazo bien peludo en contraste con el casi lampiño en totalidad de su amante.

Cómo si se tratara de un par de niños, a cada uno le di un total de cinco reglazos que a mi parecer en vez de dolerles, los disfrutaban.

Luego muy serio Yo, a cada uno en cada una de sus nalgas les di una nalgada con la palma de mi mano y esto sí que lo disfrute.

Eran un par de nalgas bien firmes, duras y carnosas.

Luego les digo: vístanse y no quiero volver a encontrarlos ni que nadie los encuentre, ¿está claro eso?

Y ambos al unísono dijeron: Sí, jefe, está bien claro y vi como Rony se sobaba su nalga.

Ambos salieron y rápido se habían perdido de la vista, llamé al jefe de seguridad y le dije que necesitaba que me presentara una nueva rotación de seguridad en la que los turnos de Rony y Aníbal no coincidieran.

Así fue, para la tarde ya estaban hechos los cambios pertinentes; a todos les extraño que mandara a hacer esos cambios, pero nadie preguntó de forma directa el porqué de mi decisión.

Ya estaba en casa descansando ese día, cuando escucho un llamado en la puerta; me apresté a abrir y mi sorpresa es que veo a Joaquín allí parado.

Hola, ¿en que se te puede ayudar? Le pregunté a Joaquín.

Jefe, es que necesito hablar con usted de algo muy; pero muy personal y no podía en la oficina y por eso vine.

Ok, entra; vamos a la sala y allí me cuentas.

Le ofrecí algo de tomar para que se relajara, Yo estaba tomándome un coctelito.

Le serví otro a Joaquín, mire jefe; mis tiernos ya no son tan tiernos como Yo pensaba me dijo el hermoso ejemplo de hombre que estaba frente a mí.

¿Y cómo así? le dije.

Jefe, es que los acabo de encontrar desnudos en el cuarto de ellos y se estaban tocando; uno a otro se tenían agarradas las vergas y veo que están bien desarrollados, las tienen bien grandotas.

¿Y qué hiciste al encontrarlos? Le pregunté.

Nada, solo cerré la puerta al dar media vuelta y como  no sabía qué hacer me vine a donde usted.

MMMmmmmmm bueno, vi que ya se había terminado el coctel que le había entregado y le pregunté si le servía otro; a lo cual solo asintió con la cabeza.

Hice un par más y le dije que todo eso es normal,

¡Pero Yo nunca he hecho nada así! Me interrumpió.

Sí, pero en la adolescencia es de lo más normal y sobre todo con alguien que tienes confianza como ser tu propio hermano.

Es que Yo soy hijo único me dijo Joaquín.

Yo nunca me imaginé que encontraría a mis cachorritos tocándose de esa manera.

Ellos siempre se han bañado juntos, de hecho cuando estoy en casa Yo me baño con ellos y no nos había ocurrido nada así.

Yo los baño a ellos, ellos me bañan a mí; pero normal como padre e hijos o como dos hermanos que se ayudan.

Pero no, nada sexual.

Eso también es normal, además tú tienes a tus hijos desde muy pequeños y nunca ocupaste de ayuda para su cuidado y crecimiento.

Tus padres han sabido ocupar un lugar de apoyo a tu lado, sin interrumpirte en tu forma de criarlos; lo cual estimo Yo que lo has hecho muy bien ya que los he conocido a ambos niños y son un par de hombrecitos bien rectos.

Le expliqué todo lo que Yo sabía al respecto y de hecho le conté una historia entre un primo mío y Yo en que ambos somos hijos varones únicos y tuvimos ciertos encuentros de orden sexual pero como menores y adolescentes.

Joaquín se asustó un poco de mi confesión, le dije: Para que veas que no todo está escrito en este mundo.

¿Y a usted le gustó lo que hicieron con su primo?

La neta es que la última vez que lo hicimos Yo tenía como 18 y el unos 16 o 17 y hasta ese momento era más curiosidad, pero sí; tuvimos gratos momentos.

Vi como Joaquín, estaba como algo inquieto en el sillón.

Pude observar que con lo relatado su bulto, que quedaba justo a mi vista bien marcado; se había puesto un poco más tenso que lo usual en él.

¿Me presta su baño?  Dijo Joaquín.

Sí, pasa; ya sabes dónde está.

Él se fue al baño y Yo a preparar un par de cocteles más.

A los cinco minutos en que regresó, le ofrecí su vaso con el nuevo coctel y me dijo: Yo como que voy a salir un poco  “torombolo” (volo) de aquí.

Jajajjajaja  jajjajaja  se rió un poco entre nervioso y un poco entre los primeros efectos del licor.

Yo no acostumbro a tomar, me dijo Joaquín.

Está bien le dije, necesitabas relajarte para tomar con calma lo que has visto.

Sí, es muy fuerte el ver a tus dos hijos jugando entre ellos.

Te diré, le dije a Joaquín; eso es más común que lo que tú piensas, ya viste que Yo mismo he tenido esas experiencias en la adolescencia.

¿Y ahora de grande también? Me preguntó con la mayor inocencia.

No, fue mi respuesta; pero te diré que en ocasiones me acuerdo de lo ocurrido y hasta me he hecho un par de pajas recordándolo.

Oooojjhhhhhhhhhh   fue su reacción, llevándose la mano a la boca; como queriendo ocultar su reacción.

¿Deberás jefe, me está tomando el pelo?

No Joaquín, fue una época bonita de mi vida para mí; lo disfrutaba de lo lindo, además fueron mis primeros pininos en las cosas del sexo, nos conocíamos nosotros mismos y nos comparábamos con el otro.

Si lo miras sin ponerlo en perspectiva de suciedad es algo bonito entre dos amigos, no digamos entre primos o entre hermanos como es el caso de tus hijos.

Uufff  esta plática me está poniendo a sudar jefecito, sé que tengo confianza con usted; pero. ¿Me puedo quitar la camisa?

Claro, faltaba más Joaquín; aquí estás tú y tus hijos en su casa cuando quieras.

Jefe, usted es de gran ayuda para mí; mire que nunca había encontrado un amigo así de sincero con migo, ni los jodidos que conozco desde chamacos, ni con esos Yo puedo ser tan abiertamente sincero como con usted.

Gracias, se te agradece Joaquín; Yo siempre procuraré ser amigo además de tu jefe.

Con migo puedes contar para todo.

Gracias jefe, usted me ha hecho ver las cosas desde un punto de vista distinto; mire que había pensado lo peor de mis niños, jajajja bueno eso de niños está por verse, si viera las pijotas que se cargan esos dos, upppps   perdón.

No, tranquis Joaquín; estamos en confianza y me puedes contar las cosas tal como las miras tú.

Bueno jefecito, le diré que incluso creo que las tienen más grandes que la mía y eso que Yo no calzo chiquito.

Jajajjajaja

Jajajajaj ja ajjajajajajajajjaja

Reímos ambos.

Sí, me imagino le dije; desde aquí se te nota un bultote que parece que tuvieras metido allí un chingo de calcetines de lo grande que es.

Ya me va a avergonzar jefe, mire que si es grande pero normalona…

Normalona, más bien diría gigantona; Yo no alcanzaría a tener nada así ni siquiera si tuviera el doble de lo que tengo.

Mmmm jefe, usted ha de ser tremendo mazo de carne el que se carga.

Upp perdón, no quise decir eso ¡!!!!!!

No hay problema, pero la neta Joaquín; es que es más bien pequeñona.

En eso me levanto y como andaba  con tan solo una calzoneta de esas de tela muy ligera, me marqué el bulto con las manos al pararme y ambos reímos.

Sí que lo tiene grande jefe, dijo Joaquín.

No, que va le dije Yo; tú sí que lo tienes grande y eso sin marcarlo.

Y sin decir esto va, se levantó y marcando el bulto con las manos por sobre su pantalón; se pudo apreciar una reverenda pija bien tiesa.

Disculpe jefe, pero es que hablando tanto de sexo y tan abiertamente que ya ratos y se me paró y no pude contenerme; incluso cuando fui al baño me la acomodé que quería ver si se bajaba pero nada, más bien está peor.

Ves, nosotros solo estamos hablando de hechos que han ocurrido y ya tienes una buena erección; ya te imaginas a tus hijos que tienen las hormonas revueltas por la edad.

Sí, tiene razón.

Y me extendió el vaso para indicarme que se le había acabado el último de los cocteles.

Presto, serví otra ronda y ahora fui Yo el que le dijo que si quería podía quitarse los tenis para que estuviera igual de cómodo como Yo.

Y Joaquín me dijo que si podía sacarse el jean, que le estaba apretando un poco.

Yo solo le asenté con la cabeza y presto quedó en un par de bóxers holgados y donde se apreciaba su carpa en plena acción.

Estuvimos un rato hablando de cualquier cosa, la charla principal ya había sido cubierta y llevábamos como cuatro horas charlando.

Lo invité a pasar a la cocina para preparar un poco de bocadillos.

Me pareció interesante ver a aquel enorme hombre casi desnudo andando por mi casa.

Su verga se bamboleaba dentro del bóxer y sus pisadas en el suelo se escuchaban fuertes y seguras.

En un rato había un resto de queso frito, dip de hongos y tortillas fritas en triángulos.

Nos quedamos en la cocina y fui por otra ronda de cocteles, gracias a Dios que los estaba haciendo suaves.

Al llegar a la cocina, encuentro a Joaquín con los ojos un poco húmedos.

¿Qué te ocurre? ¿Hay algo malo? Le pregunté.

No, es que estaba acordándome de mi mujer y todo lo que habíamos vivido y planeado para nuestros hijos para cuando crecieran.

Ya crecieron y baya que crecieron y ahora me toca afrontarlos como los  nuevos hombres que son.

Sí, le dije; pero ahora eres un poquito más sabio y sabrás como hablarles.

Venga jefe, necesito darle un abrazo de agradecimiento; usted es único con migo.

Dicho esto, me jaló por un brazo y me apretujó contra su cuerpo semi desnudo y pude sentir en mi ombligo el bulto grande y grueso de su pija, este hombre me estaba abrazando y sus enormes brazos me cubrían toda la espalda y su pelvis cubierta con esa fina capa de tela se apretaba mucho más a mi ombligo y me causaba escalofríos sabrosos que subían por mi columna hasta mi cabeza.

Fue cuando sentí como ese escalofrío comenzaba a inundar a mi verga con chorros de sangre que hacían que se comenzara a levantar en mi ligera calzoneta.

Mi cabeza quedó a la altura de su pecho y pezón muy cerca de mi boca.

Se miraba un pezón suculento, rosadito y amplio; con un botón que se miró como fue endureciendo a medida me tenía apretado contra sí.

Y en ese preciso momento, pude sentir como su propia verga se iba tornando más gruesa y dura; la verga de Joaquín estaba creciendo, se estaba empalmando al tenerme abrazo junto a él.

Solo fueron necesarios unos cuantos segundos más y mi pija estaba rozando el muslo de Joaquín y su propia pija estaba aprisionada entre él y mi ombligo.

Perdón, perdón; dijo Joaquín al tiempo que me separaba de él.

No, tranquilo Joaquín; a mí me ha ocurrido igual, mira le dije al tiempo que señalaba mi calzoneta con una carpa al igual que él.

Joaquín estaba colorado completamente, su cara era un tomate completo y su cuerpo de blanco paso a ser un rosado fuerte de la mera vergüenza de lo que le ocurrió.

Fue en ese momento en que recordando lo ocurrido con mi primo, llevé mi mano a su entrepierna y pude sentir con mi mano por primera vez tan hermoso y sabroso mazo de carne.

Joaquín saltó al sentir mi mano, pero no se movió ni un solo milímetro de donde estaba.

Yo estaba disfrutando de una forma que nunca había sentido y me estaba dejando llevar por mis impulsos más salvajes y bajos que hasta ese momento había llegado a sentir.

En ese momento, metí mi mano por la parte superior de su bóxer y pude sentir un vientre liso, sin un solo pelo; luego la base de una pija ancha y tersa que emanaba un calor como nunca lo había sentido.

Esa era la verga de un verdadero hombre, un hombre que había buscado toda mi vida y que ahora lo tenía frente a mí, a mi tacto y conciencia; no tenía que dejarlo ir.

Joaquín, estaba petrificado; nunca pensó que su “jefe” lo tocara de esa manera y con un leve intento de su mano derecha quiso quitar mi mano de su verga; pero, eso era una tarea inútil.

Mi mano no se movería de allí bajo ningún termino.

Al contrario, mi otra mano;  siguió su iniciativa y comenzó a bajar aquel artefacto que era su bóxer y que estorbaba a mis intensiones.

Fueron segundos para que Joaquín quedara completamente desnudo,

Y su enorme verga me apuntara tal cual lanza nórdica directo a mi pecho.

Era algo escalofriante, pensar que él mismo decía que la verga suya era menor que la de sus hijos; ¿cómo sería la verga de esos críos?

Joaquín, solo se dejaba hacer; luego colocando mis manos sobre sus hombros, lo insté a bajar y él respondió acuclillándose frente a mí y sin decir palabra tomó mi pija en su boca y comenzó a succionar glotonamente.

Él era un mamador nato, mamaba como todo un profesional; no dejaba nada a la imaginación.

No supe cuando me estaba mamando el culito y metiendo su lengua allí.

Luego cambió a mi pija y luego volvía a mi culito, era fantástico; mi cuerpo no había sentido nada igual nunca.

Esa lengua carrasposa me hacía vibrar como loco y luego sus dedos, la punta de su verga haciendo milagros en la entrada de mi culo; era fantástico todo  eso, cosas nunca sentidas por mí.

Sensaciones inigualables y que solo otro hombre que haya estado en una situación igual puede describir tan ampliamente y revivir en su mente con tanta intensidad.

El sentir cuando un cuerpo  cilíndrico va haciendo espacio en tu ano y penetrando un lugar que nadie ha perforado antes; es sabroso; por no decir indescriptible en prosa humana, solo bajo sensación humana.

Cuando esa troza de carne te entra y …. Te hace gemir como nunca lo has hecho.

Fueron un sin fin de minutos en los que estuve en la gloria, el infierno y el cielo; pero gozando a todo vapor.

En eso comienzo a sentir como ese macho comienza su glorioso fin en el que lo que deposita dentro de mí es un río completo de leche viva y caliente, un río de semen abundante y espeso que demuestra su deseo por mi carne y mi ser.

Mí cola, es el depósito de todo eso que él ha venido acumulando durante años y que no sabía que necesitaba depositar en otro macho como él.

Su cuerpo se convulsionaba en fuertes espasmos que Yo sentía muy dentro de mi ser y que él empujaba fuerte y firme en mis intestinos como semilla que  sabía podía florecer.

Sus espasmos calmaron, su pija poco a poco bajo su grosor; se sentía sabroso y estupendo el sentir su cuerpo desplomarse sobre el mío.

Su cuerpo era pesado, era ligero al mismo tiempo y sutil al estar sobre el mío.

Soporté completamente su anatomía sobre la mía y su aliento en mi cuello se sentía sabroso.

Poco a poco, su pija salió de mi culo y  hasta escuche el upp al salir.

A los pocos minutos, él mismo se tendió a mi lado y sin esperar nada me dio un cálido beso en mi nuca y dijo: “gracias”

No podía pedir más, ese macho me había cogido y  me lo estaba agradeciendo.

Dormí profundamente, a la mañana siguiente; Joaquín no estaba, solo un anota a mi lado decía: “gracias jefe, mis hijos se lo agradecerán”.

Y me fui a la oficina con toda la interrogante del caso.

Espero les haya gustado.

LUDAVAGI

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