Un cambio de vida, sigue la historia (9)

Una fiesta distinta.

Un cambio de vida, sigue la historia 9

El encuentro con Cesar nos dejo a mi marido y a mi muy a gusto, muy en paz y armonía entre nosotros. Pasaron dos semanas en las que cada día volvía a casa llena de deseo y de placer, no veía el momento de encontrarme con Ricardo, hacíamos el amor sin preservativo y era yo la que volvía a cabalgar sobre él. Habíamos dejado por el momento el juego de hablarle al oído y demás cosas, sólo disfrutábamos haciendo el amor y que se pudriera el mundo. Ni siquiera hicimos ningún comentario sobre el encuentro con Cesar, pero para mí había sido diferente a todo lo anterior. Había habido una gran cuota de amor en el encuentro, habíamos tenido un encuentro de otra calidad.

Creo que por eso ninguno de los dos hablo de llamarlo, no queríamos desilusionarnos, nos daba miedo, había sido diferente a todo, quizás fuera su juventud o no se que, pero por el momento quedo todo así. Una semana más tarde llamó Cesar a casa, que quería saber como estábamos, que nos extrañaba y demás. Lo invitamos a que pasara a tomar un café. Al tocar el timbre fui yo a abrirle y nos besamos profundamente, pasamos al living y mi marido le dio la mano, Cesar lo atrajo hacia él y lo abrazo tiernamente, no recordaba haber visto un abrazo entre hombres de esa calidad. Cuando lo había conocido había pensado que era un bruto insensible y estaba descubriendo a una de las personas más cálidas que había conocido jamás. Pasamos la tarde charlando y Cesar nos deleito con los recuerdos y anécdotas de su provincia. Tenía una gracia especial para contar las cosas por lo que nos reímos toda la tarde sin parar.

En un momento nos comento, que en la oficina de él había un muchacho, Miguel, que siempre que yo iba a ver a Fernández hacía comentarios sobre lo que seguro iba a hacer ahí y que si el me llegaba a agarrar me iba a partir el culo en cuatro. Tenía veintidós años a Cesar le parecía que todavía era virgen y un bocón, por lo que nos propuso que lo invitáramos el sábado pero para lo que sería un almuerzo de trabajo, ya que mi marido era un gerente de la misma compañía, no habría ningún problema. Nos encanto la idea, éramos los tres llevando un corderito al altar del sacrificio. No veía el momento de que fuera sábado.

El sábado llevamos a Nerea a la casa de la tía, volvimos con mi marido y nos duchamos juntos besándonos y acariciándonos, se la chupe un rato en la ducha pero sin que acabara. Nos vestimos y me puse una calza sin nada abajo y una remera de entrecasa, todo tenía que parecer sólo un sábado de trabajo.

Sobre las diez y media sonó el timbre, mi marido salió a abrir y yo permanecí en la habitación descansando un rato sobre la cama. Entro Cesar que le presentó a Miguel a mi marido diciéndole que era un empleado muy competente que podía aportarles nuevas ideas para su proyecto. Se sentaron los tres a trabajar, al rato mi marido me llamo desde el living, salí cadenciosamente caminando y lo vi al muchacho que levanto la vista y se quedo de piedra, Cesar nos presento y se incorporo para saludarme, le di un beso muy cerca de la comisura de sus labios, Soy Franca, encantada, le dije y me fui a la cocina a preparar el café moviendo mi culo lo más sensual que pude, sentía sus ojos clavados en él y ya me sentía caliente. Al rato llamé desde la cocina para ver si alguien me podía ayudar con las cosas, escuche que le decían a Miguel si él podía por favor.

Cuando entro en la cocina yo estaba estirada hacia un estante del mueble tratando de bajar unos platos y simule que se me caían, le pedí que me ayude y se acerco mucho desde atrás mientras agarraba un plato, aproveche para restregar mi culo como por accidente sobre su pija, que sentí dura bajo el pantalón. Se quedo parado como petrificado, gracias le dije, le di una bandeja para que llevara al living. Les lleve el café y siguieron trabajando, la mañana transcurrió con calma, yo me fui a descansar. Encargaron el almuerzo y pusimos la mesa en el living, mi marido fingía estar muy borracho, nos dimos cuenta enseguida con Cesar. Todos tomamos un poco de vino y estábamos muy relajados bromeando y jugueteando. Mi marido pidió permiso para sentarse un poco en el sillón y se sentó en el de un cuerpo quedándose dormido.

Cesar me empezó a avanzar como si fuera la primera vez que intentaba seducirme, se acerco y me acariciaba la cara, me dio un beso y aleje mi cara, no por favor mi marido se podría despertar, quedate tranquila linda que duerme como un tronco ese. Me tomo de la mano y poniéndonos de pie me empezó a besar y franelear por todo el cuerpo. Miguel seguía en la mesa sin reaccionar. Cesar le hizo una seña para que se acercara y lo sentí que me apoyaba desde atrás, pero lo hacía tímidamente, Cesar dijo que iba al baño, me gire y agarrandolo a Miguel del culo lo atraje hacia mi mientras le metía la lengua a fondo en la boca. De a ratos, Miguel, miraba de reojo al sillón para ver si mi marido aún dormía. ¿No te gusto, le dije? Me empezó a sobar con furia y me empezó a llevar hacia el sillón, me bajo las calzas y me senté, lo mire a los ojos con lujuria, provocándolo, le decía con la mirada, te animas. Se desnudo y arrodillándose al borde del sillón acerco su pija que no alcanzo a meterme, se la agarre y la conduje al sitio justo, me la dejo ir hasta el fondo, lo tome de la nuca y lo bese profundamente. Me empezó a serruchar bien duro, tenía un miembro normal, pero estaba reduro.

Cesar vino del baño y dijo al vernos, eh, empezaron sin mi. Tenías razón Miguel es una putita, dejame un poco, este se salió y cesar me la metió y empezo a cogerme duro mientras me decía lo deliciosa que era. Se salió y se sentó en el sillón acomodándome sobre él, lo empece a coger y girándome lo mire a Miguel y le dije, ¿te gusta, mi culo?, no te animás a hacérmelo, se acerco y me la metió despacio como si tuviera miedo, me empezó a serruchar suavemente. Tuve un orgasmo y cuando gire la cabeza lo vi a mi marido ya desnudo y con la pija bien dura que se acercaba desde atrás y le toqueteaba el culo a Miguel.

Este giro la cabeza y le dijo que hacía. Mi marido lo tomó del pelo y le dijo, te estás cogiendo a mi mujer y te venís a hacer el interesante y se la acomodo en el culo y lo penetro. Miguel estaba todo colorado, sentí su pija que explotaba llenándome el culo a full. Pensé, ¿a todos les encanta en el culo?, cada vez que a alguno se la ponían enseguida me llenaba de leche y siempre muy abundante y después seguían al palo. Mi marido se acerco al oído de Miguel y le dijo: te gusta el culo de mi mujer, este no contestaba, se notaba que estaba disfrutando como nunca. Mientras como podía Cesar se salió debajo mío y me dio su pija para que la chupe. Quede yo sobre el sillón, Miguel cogiendome y mi marido taladrándolo a él. Mi marido le siguió hablando, no me contestaste si te gusta el culo de mi mujer, el tuyo es delicioso y se nota que no te lo habían hecho todavía. Cesar lo tomo de la cabeza y le dio su pija para que se la chupe. Cesar le cogio la boca y mi marido el culo hasta que lo llenaron, finalmente sentí que el me llenaba a mi de nuevo. Mi marido se sentó en el sillón y Cesar a su lado, Tomaron unas copas y brindaron. Miguel se salió de mi se vistió así como estaba y salió hacia la puerta cerrándola y desapareciendo de nuestra vista. Tome yo también una copa y brinde con Cesar y mi marido y los bese a ambos.

Comentarios a sebirra2003@yahoo.com.ar

PD: Me encanta publicar mis relatos con el mail de mi esposo, porque el recibe en su oficina montones de mail que me dedican y algunos muy subidos de tono. a veces los abrimos juntos. "No mando fotos a nadie." No insistan por favor, que trabaje vuestra imaginación.

Si alguno me quiere escribir sin que lo lea el cornudo mi dirección es: lareinadellugar@yahoo.com.ar