Un cambio de vida, sigue la historia (18)
Sigo de fiesta con mi suegro.
Un cambio de vida, sigue la historia 18 a publicar
Pasamos dos semanas de mucha tranquilidad se acercaba diciembre, mes de las fiestas. El miércoles de la segunda semana empecé a pensar en Fernández, hacía un montón que no lo veía, pero realmente no deseaba verlo en su oficina, prefería verlo en casa. Supuse que estaría muy enojado así que me sentía ansiosa por verlo. Se me ocurrió invitarlo a casa el domingo a la noche, tendría que pensar acerca de que hacer con la nena, pero seguramente algo se me ocurriría.
Lo llame a su oficina y se mostró encantado de escucharme, me preguntó si pensaba pasar por su oficina y le respondí que no, si deseaba verme sería en casa el domingo a la noche y además no quería ningún invitado especial, sino podía olvidarse del asunto, sentí que lo desafiaba y le escuche decir que el domingo estaría en casa. En la cena del miércoles le comente a mi marido que lo había invitado a Fernández y como siempre vi una mezcla de miedo y excitación en su rostro. Le comente que le había puesto un par de condiciones y que las había aceptado. La semana pasó sin novedades.
El sábado a la tarde le recordé a mi marido que me debía un favor, fingía no recordar y le dije que se iba a llevar a pasear a Nerea a la plaza para que su papá me pudiera coger bien cogida en nuestra cama, enseguida noté el bulto en su pantalón. Le pedí que lo llamara él a su padre para no despertar sospechas y que después me pasara a mi con el. Se comunicó con él y me paso el teléfono, le pregunté como andaba y si le gustaría venir a visitarme el domingo a la tarde, que Ricardo se iría a pasear con Nerea a la plaza. Me contestó que le encantaría, pero mi suegra, Ana, ya había vuelto de Córdoba y habían quedado en pasar la tarde juntos.
Tuve una iluminación y le dije y porque no venís con tu esposa, ella se va con Ricardo y la nena a la plaza y vos te quedas a arreglar la computadora que no funciona muy bien, Mi marido me miraba con una mirada que decía algo como que perra sos. Total yo no voy a estar en casa porque me voy a estudiar a casa de unas amigas. Me parece excelente tu idea, dijo. Eso si, te tengo que pedir un favor, después se la llevan a Nerea así Ricardo y yo podemos pasar la noche juntos. Acepto encantado. El sábado a la noche nos fuimos a acostar y lo noté a Ricardo excitadísimo. No me dejas pajear mi amor?, me preguntó. Mmm..., no sé..., y si mañana no tenés ganas de jugar, además, que gano yo. No se que queres, pedimelo y te lo doy. Ahora no se me ocurre que pedirte, pero me vas a deber uno.
Además me parece bien aliviarte..., lo hice acostar boca arriba en la cama y empecé a pajearlo lentamente. No te puedo dejar así, mañana vas a ir con tu mamita a la plaza mientras tu papi me coge y no quedaría lindo que tengas la pija al palo todo el tiempo, ¿verdad?. Lo vi como explotaba, la leche le llego hasta su pecho, tuvo varias sacudidas que me hubiera encantado chupar pero me contuve. Se lo restregué por todo el cuerpo y le dije que durmiera. Tuvimos un día muy hermoso comimos juntos jugando y bromeando, cerca de las tres de la tarde le dije que iba al dormitorio a acostarme que viniera en un rato. Mi suegro había quedado que pasarían cerca de las tres y media. Me desnudé completamente y me puse unas medias hasta medio muslo, agarre el lubricante de la mesa de luz de mi marido, me tape con la sabana y me quede boca abajo. Mi marido entró al rato, le dije que me destapara, se quedo helado al verme, le acerque la botella del aceite y le dije preparame el culo que no tengo ganas de hablar a ver si tu papa se da cuenta de lo que quiero, me aceito bien todo el culo, dejándome lubricada también todos los glúteos que frotaba con insistencia. Le indique que me tapara y saliera, pensé en descansar un rato y quede en un estado de modorra muy placentero.
Como de lejos escuche el timbre que sonaba, ruidos lejanos y al rato la puerta de la habitación que se abría, no intente despertarme sino que me fingí más dormida de lo que estaba. Sentí que alguien se acercaba a la cama y me destapaba, sentía una mano que me sobaba el culo y después sentí un dedo que empezaba a entrar y salir me puse hacia el otro costado como queriendo alejarme del invasor y fingí quedarme dormida profundamente. Mi suegro giro hacia el otro lado de la cama lo oí desnudarse y después sentí, que la cabeza de su pija estaba a la entrada de mi culo, puso sólo la cabeza y se quedo quieto, empecé a empujar mi culo como si quisiera rechazar al invasor en medio de un sueño, con lo que sólo conseguía metermelo más, sentía que estaba reduro, fingí que me despertaba diciendo, ¿qué pasa?, ¿quién es?, y tomándome del cuello mi suegro me decía tranquila soy Cesar saboreando uno de los manjares más deliciosos de esta vida, seguía de costado y me serruchaba bien duro. Me moría de ganas de volver a sentirte en mi culo, que cabeza tan gruesa tiene tu pija, me encanta guacho.
Me siguió dando duro y me decía que teníamos que vernos más seguido, que se le había hecho muy larga la espera, empujé mi culo hacia atrás y dije pero valió la pena, ¿no?, me hizo arrodillarme al costado de la cama y me empezó a coger duro, con una mano me dedeaba la concha y con la otra me agarraba fuerte del cuello, me apretaba con fuerza y me saco un orgasmo muy prolongado. Me hizo acostar de nuevo en la cama poniéndome culo arriba, me serrucho duro otra vez y cuando estaba por acabar la sacó y me dejo toda la leche en la entrada del culo. Se merece un regalo tu marido, es muy bueno con nosotros, dijo y me acabó todo en la puerta de mi culo. Se salió de mi y vistió, me empecé a relajar y adormecer, mi suegro se acerco a besarme y me dijo que iba hasta la plaza y de ahí se iban con Nerea así mi marido podía venir a juntar su premio y se rió. Al rato sentí que la puerta se abría y mi marido entraba al dormitorio. Acercate que tenés un regalito en puerta, le dije, empezó a chupar y dijo que guacho te acabó todo en la puerta. Para vos cerdita, le dije.
Chupaba con deleite y me metía la lengua lo más que podía en el culo. Me voy a bañar le dije y después vamos a dar una vuelta. Nos fuimos al cine y en la oscuridad, me apoye en su hombro y le empecé a decir al oído que lo amaba mucho y que me hacía muy feliz, giro su cabeza y nos besamos. Después del cine fuimos a cenar y volvimos a casa e esperar a nuestra visita. Sonó el timbre y mi marido fue a abrir mientras yo estaba sentada en el sillón de tres cuerpos, sin siquiera levantarme. Fernández le estrecho la mano a mi marido y vino hacia el sillón, mantuve mi vista al frente como si no me hubiera dado cuenta de la entrada de alguien, me tomo del pelo y me hizo levantarme, tomó asiento en el sillón y me acomodo sobre él me bajo el tanga corriendo mi falda y empezó a cachetearme el culo, sentía su pija dura en mi concha y sus cachetadas me excitaban a más no poder. Hacía dos semanas que no le entregaba el culo a nadie pensando en ud. le dije, pero esta tarde vino mi suegro y no me pude contener le dije, me empezó a dar mas fuerte, y me acomodo con el cuerpo sobre el sillón y así en seco me la clavo hasta el fondo, me empezó a ahorcar con furia, mientras me decía que estaba cada vez más puta, gemí, como asintiendo y lo sentí más caliente aún. Se quedo quieto e incorporándose empezó a cachetearme mientras me la dejaba bien clavada en el fondo. Ricardo, ¿como tolera que sea tan puta su mujer?, no piensa hacer algo, mi marido sólo miraba sin hablar.
Quería que me hiciera ud. el culo después de tanto tiempo, pero como mi suegro también es bien machote y además la tiene más cabezona no me pude aguantar, me empezó a coger más duro aún y me tiraba fuerte de los pelos, tenía la boca semiabierta y estaba babeando, no me podía contener, me encantaba su furia y me ponía cada vez más caliente. Me agarró de las caderas y me bombeó hasta que la clavó y explotó en abundancia llenándome el culo con su leche, gire mi cabeza y nos morreamos bien duro. Se salió de mi y tomo asiento a mi lado, por favor Ricardo sírvame champaña dijo y me sonreí. La noche no había terminado.
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