Un cambio de vida, sigue la historia (16)
Llego el turno de cogerme a mi suegro con la mirada atenta de mi marido.
Un cambio de vida, sigue la historia 16
Empezamos la semana muy calmados y muy felices, nos la pasábamos haciendo el amor todo el tiempo, otra vez mi marido no usaba preservativo, si bien yo estaba tomando pastillas anticonceptivas, sólo yo lo sabía. Faltaba muy poco para mi cumpleaños y el de Nerea. El jueves salí temprano del trabajo y me fui a almorzar y al cine a la tarde, el miércoles había estado muy complicado el trabajo, por lo que me había resultado imposible.
Mi marido salía temprano del trabajo, por lo que podía pasear tranquila, sabiendo que Nerea estaba cuidada por él. Cómo no tenía apuro decidí que iría en subte y no en taxi, si bien no me había vestido muy provocativa, enseguida un tipo se había colocado detrás de mí en el subte y aprovechándose de la situación me manoseaba el culo a placer, lo dejé hacer, pero en realidad no me sentía muy excitada. Me baje del subte y por suerte el tipo siguió viaje y no me siguió. Camine unas cuadras hasta llegar a casa pensando que quizás era un buen momento para dejar de lado todos estos juegos raros que teníamos y tener una vida más ordenada. Pensaba en la posibilidad de tener otro hijo y en criar a Nerea en un lugar más cercano a la naturaleza. Estos pensamientos me hicieron sentir muy feliz. Entré a casa y Nerea vino a saludarme y me abrazo muy fuerte y me beso. Mi marido estaba en la cocina terminando de preparar la cena, con la nena en brazos fui hasta la cocina, cuando se giro a verme lo vi muy serio y con cara de preocupado, salí con Nerea hacia el living y me fui al dormitorio nuestro a cambiarme.
En la cena estaba callado y casi no hablamos, le pregunte si había tenido algún problema en el trabajo, pero por toda respuesta me dijo que ya se le pasaría, que lo disculpara pero que quería acostarse, me quede un rato largo con Nerea en el living hasta que se durmió a upa mío. La lleve a su cama y la acosté, fui al baño y al dormitorio me acosté junto a mi marido que dormía profundamente.
Cuando me desperté, Ricardo ya no estaba en la cama. Siempre era yo la que se levantaba más temprano. Fui a la cocina y estaba preparando el desayuno, me acerque a él y lo bese, giro la cabeza y me dedico una sonrisa forzada, ¿qué te pasa?, le pregunté. Me miró a los ojos y me dijo: ayer a la noche llamó mi padre..., ¿qué pasó?, hay alguien enfermo?. No mi mamá se va de viaje a Córdoba a visitar unos parientes que hace mucho tiempo que no ve y mi padre me dijo que nos espera el sábado a la noche, que quiere hablar sobre lo que pasó el día de la madre en su casa, y, agregó que los tres sabíamos que algo pasó en su oficina y teníamos que hablar de eso. Salí de la cocina y le dije que me iba a terminar de cambiar y volvía, me sentí muy caliente y me acordé de mis pensamientos del día anterior de cambiar de vida. Termine de cambiarme, me acerque a mi marido desde atrás metí la mano por el slip y le agarre la pija diciéndole.
Quedate tranquilo mi amor, que cada vez que un macho me dijo que quería hablar de un problema pero que nos teníamos que ver para hablar, termine tirada en una cama y con un buen trozo enterrado en alguno de mis agujeros , le dije y le chupe la oreja mientras le apretaba la pija, le gire la cara tomándolo del pelo y le di un beso profundo. Hasta la noche le dije y salí a trabajar. Estaba todo el tiempo distraída y excitada, me costaba muchísimo poder concentrarme en lo que hacía, sólo pensaba en el sábado y en que no era una persona más, era el padre de mi marido, lo que me llevaba a pensar que quizás era un buen momento para detenernos.
En casa tuvimos una cena normal con mi marido, le comente que el sábado trabajaba todo el día y que llegaba a eso de las nueve de la noche a casa. Cuando entré a casa el sábado no estaba Nerea a la vista, mi marido se estaba bañando, fui hacia la habitación y sobre la cama estaba la misma ropa que había usado para el día de la madre, era obvio que era mi marido quien me empujaba a esto, sentí que la culpa empezaba a aflojar y que si él quería que fuera una perra con su propio padre seguramente le iba a dar el gusto. Entre al baño mi marido estaba desnudo secándose, ¿dónde esta Nerea?. La lleve a casa de mi hermana. No puedo creer que quieras hacer esto, ¿estás seguro?, no me contesto.
Me bañe y después de cambiarnos casi sin hablarnos salimos hacia la casa de mi suegro en el auto, mire a mi marido que estaba al palo, le libere su pija del pantalón y le di un par de chupaditas. Le deje la pija fuera del pantalón y mi mano agarrandola. ¿Qué le vas a decir a tu padre? Por ejemplo, acá está mi mujer te la podés coger por favor papá, mira que le encanta que le hagan ese culo hermoso que tiene, le decía y le apreté fuerte la pija, o le vas a decir: me encanta que otros machos se la cojan papá no me harías el gusto. Su pija le latía por lo que termine con el juego, se la guarde en el pantalón y lo bese profundamente aprovechando que estábamos detenidos en un semáforo. Cuando bajamos del auto el corazón me latía con fuerza.
Nos abrió la puerta mi suegro con una profunda sonrisa y nos beso en la mejilla a los dos, pasamos al jardín junto a la pileta había una mesa con algo para picar y una botella de champaña en un balde. Abrió la botella y brindamos, mi suegro dijo por esta noche. Y los tres brindamos. Estábamos sentados al borde de la pileta, mi marido en un sillón al lado mío.
Mi suegro se acerco y tomándome de la mano me puso de pie me giro hacia él y empezó a besarme y a acariciarme el culo con delicadeza, Nos decía mientras me sobaba, en un primer momento tenía dudas sobre lo que estaba pasando pero cuando pasamos a la oficina y te acercaste con el café supe lo que los tres queríamos, me subió la remera y mientras me comía los pechos seguía masajeándome el culo a placer. Me sentía muy caliente y giraba la cabeza para verlo a mi marido que estaba petrificado. Entramos al living. Mi suegro dijo Ricardo, hijo, porque no la desnudas a tu mujer, que siempre quise verla desnuda.
Me sentía morir cuando mi marido me saco la pollera y quede en ropa interior delante de mi suegro que se había sentado con una copa de champaña en la mano, me acerque a su silla y poniéndome de rodillas le baje el cierre,. Metí la mano y saque una pija de tamaño normal pero muy cabezona, como me gustan, le pegue un par de chupeteadas iniciales mirándolo a mi suegro a los ojos con mi mejor cara de puta. Mi marido se había sentado en un sillón y solo miraba. Mi suegro se puso de pie, se la chupe un poco más, me acercó a la silla donde estaba mi marido y de perrito ahí en el piso, me corrió el culote y empezó a jugar con su pija pasándomela por la concha, la acomodó en la entrada y me la dejo ir de a poco mientras se agarraba fuerte de mis tetas.
Que entrara lentamente me daba la posibilidad de sentir como se iba abriendo paso. No veía el momento de sentirla en el culo. Lo miro a mi marido, tenía razón hijo, sos medio mariconcito le dijo mientras me bombeaba con placer, tuve mi primer orgasmo, me encantaba la pija de mi suegro y además la situación. Mi suegro dijo que él era un hombre tradicional, que le gustaban las camas. Fuimos hacia la habitación se termino de desnudar y se acosto boca arriba en la cama.
Lo monte lentamente y empece a subir y bajar sobre su pija, me acercó a su boca y tomándome del pelo me la comió con desesperación, que hermosa sos me dijo. Lo mire a mi marido que había tenido su orgasmo y estaba nuevamente al palo. Lo miré a mi suegro y hablando en voz alta dije, Cesar me podrías hacer el culo, porque tu hijo ni bien me la pone empieza a acabar y a veces ni siquiera me la llega a poner, no nos harías el favor. Vi una amplia sonrisa en la cara de mi suegro, me acosté boca abajo en la cama.
Mi suegro se acomodo detrás de mí y me la empezó a meter lentamente, la metió un poquito y se quedo quieto, me encantan las pijas cabezonas, me sentía llena. Lo miré a mi marido y le dije, viste Ricardo que te tenías que disculpar con tu papá el es muy bueno con nosotros y sentí que me empezaba a coger el culo con violencia sacándome otro orgasmo. Le dije a mi marido que se acercara, se arrodillo al costado de mi cara y empezamos a besarnos. Mi suegro se acercó y empezó a hablarme a mi oído de forma que escuchara también mi marido.
Desde el primer día que te vi supe que tenías un culo delicioso, me parecía que eras demasiada mujer para Ricardo y estaba seguro que algún día esto iba a pasar, después de tantos años, me siento muy feliz. Me agarró del cuello igual que lo hacía Fernández y me sacó un orgasmo diferente, más profundo mientras lo sentí que me serruchaba para clavarla al explotar. Se quedó dentro de mi culo y apretándome las tetas mientras perdía su erección. Nos dijo que ya venía y salió hacia el baño, mi marido se quedaba quieto al lado mío, ¿qué esperas para limpiarme con la lengua cerdita, le dije? Se acomodo y empezó a chupar como un desesperado, mi suegro volvió del baño y se acomodó en la silla junto a la cama a mirar.
Bueno, Ricardo cuando termines te podes ir, mañana la llevo a Franca yo hasta tu casa. Mi marido se puso de pie y sin siquiera saludar salió de la casa. Se acostó a mi lado y me dijo que durmiéramos que necesitaba recuperar fuerzas que ya era un hombre grande. Cuando nos despertamos lo primero que hizo fue empezar a cogerme, se puso arriba mío mientras me chupaba las tetas me serruchaba bien duro, vamos a tener una hermosa relación, me aseguró, es un buen momento para acercarme un poco más a mi nieta, dijo. Me comió la boca y otra vez me apretaba el cuello al igual que Fernández con una mezcla de furia y pasión que me encantaba.
¿Dónde queres que te de la leche, perrita?. La quiero en el culo, le dije. Se salió me arrastró al borde de la cama y poniéndome de rodillas me lo hizo hasta llenarme. Nos duchamos acariciándonos, cuando llegamos a casa me hizo que se la chupe hasta acabar y nos despedimos. Al entrar lo bese a mi marido dándole toda la leche que pude guardar, no pensaba que era tan agradable tu papá le dije y me fui a acostar.
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