Un cambio de vida, sigue la historia (15)

Una Fiesta con Fernandez y su asistente.

Un cambio de vida, sigue la historia 15

Salí de la oficina de Fernández y a pesar del cansancio que sentía me acorde que le había dicho a mi marido que estuviera temprano en casa que le iba a llevar un regalito. Me tome un taxi, sintiendo en mi culo toda la leche que tenía y que hacía esfuerzos porque no saliera. Entré a casa mi marido estaba en el living con Nerea viendo la tele, la chica ya se había ido, le dije que lo esperaba en la habitación, me desnude y me puse en cuatro arriba de la cama atravesada en la misma, lo escuche hablar a mi marido con Nerea y al rato vino hacia la habitación.

No te desnudes por si llama la nena, le dije. Se acercó y me separó las nalgas con las manos, ¿me lo dejaron muy irritado?, me cogió Fernández, pero primero me lo hizo su asistente que no pude ver quien era porque me ató las manos a la espalda y me vendó los ojos, creo que era Cesar, toma la leche, que me dejaron un montón, empezó a chupetear como desesperado, metía la lengua lo más que podía y me provocó un orgasmo muy profundo.

El sábado nos va a venir a visitar quiere que la cerdita también este linda porque va a venir con su asistente. Gire la cara para mirarlo y parecía que el pantalón le iba a reventar. Mi amor, le dije, con mi mejor voz de puta, que te parece si el sábado a la noche la llevas donde tus padres a Nerea así el domingo la traen y los invitamos a cenar, ¿querés?, empezó a gemir bajito para que no lo escuchara la nena y supe que estaba acabando sin siquiera tocarse.

El viernes habló con sus padres que estaban encantados de tenerla a Nerea, mi suegra habló conmigo y me dijo que estaba segura que yo había hablado con Ricardo para que se disculpara con su padre y que me estaba muy agradecida, no tiene porque le aseguré.

El sábado a la mañana mi marido se fue a la casa de sus padres con la nena y yo aproveche para comprar únicamente un poco de ropa interior, le compre un conjunto de medias y portaligas a Ricardo con una tanguita de color rojo que era deliciosa. Se lo deje todo arriba de la cama, yo me bañe y me vestí con una mini sin nada debajo y una remera elastizada bajo los pechos, que me quedaba deliciosa. Cuando vino mi marido le dije que tenía la ropa sobre la cama. Se baño y vino a verme, estaba delicioso, no tenía nada más puesto y el conjunto remarcaba aún más el hermoso culo que tiene.

Cerca de las diez y media sonó el timbre, mi marido fue a abrir tratando de que no se lo viera desde afuera, mientras yo me terminaba de arreglar en el dormitorio. Escuche un rato y solo oí una especie de risotada y un pesado silencio, cuando salí de la habitación me quede de piedra, lo vi parado a Fernández en el medio del living y a su lado estaba Miguel, aquel muchacho que Cesar había invitado a casa en aquella oportunidad. Miguel se vino hacia mi y sin ningún tipo de preámbulo empezó a manosearme sin el menor cuidado.

Le saque sus manos de mi y le pegue un sonoro cachetazo que le dio vuelta la cara. Fernández se acercó hasta donde yo estaba, tomó una silla y sentándose me acomodó sobre sus muslos, levantó mi minifalda y empezó a acariciarme el culo. Le ordenó a mi marido que tomara asiento en el sillón de tres cuerpos junto a Miguel, y el se sentó de modo de quedar de frente a ellos. Señora, dijo y me descargo un primer cachetazo que me hizo mojar, este es Miguel, mi nuevo asistente, creo que ya lo conocen. Por lo que él me ha contado, dijo mientras seguía cacheteándome con fuerza, no lo han tratado muy bien en vuestra casa. Por eso su enojo, pero creo que hoy tenemos la oportunidad de demostrarle que hospitalarios son ustedes con sus visitantes verdad, dijo y me metió dos dedos en el culo.

Me ayudó a levantarme y le hizo un gesto de que se acercara, me tomó de la cintura y me empezó a besar, le comí la lengua y le metí la mía, la paliza de Fernández me había dejado en un estado de calentura feroz. Miguel me levanto el top que llevaba y me empezó a comer los pechos con deleite, en el sillón Fernández se había sentado al costado de mi marido y hablaban en voz muy baja mientras brindaban, por lo que no escuchaba lo que decían, Miguel bajo una mano y me la metió en la concha sentí sus dedos que entraban y con su otra mano se fue a dedearme el culo, me encantaba y movía mi pelvis para acompañar el movimiento, volví a mirar hacia el sillón y lo vi a mi marido que se colocaba de rodillas en el piso con el cuerpo sobre el sillón con el culo ofrecido. Fernández salió hacia nuestra habitación supuse que a buscar el aceite y la visión de mi marido mas el tratamiento que miguel me daba me provocaron un primer orgasmo.

Me separé de miguel y me fui a acomodar en la misma posición que mi marido mientras empezamos a besarnos, Fernández volvía de la habitación con el aceite y lo sentí lubricando mi culo con detenimiento, terminó y lo vi acomodarse detrás de mi marido y corriéndole el tanga empezó a lubricarlo a él también, mientras miguel ya se había acomodado detrás mío y me la estaba dejando ir hasta el fondo, me agarro de las caderas, igual que había hecho antes en la oficina y me cogía bien duro, Fernández habló: Miguel me contó que Ricardo le había hecho el culo mientras le preguntaba si le gustaba el culo de ud. Franca, me parece que es bueno que tenga para comparar, lo sentí salir de mi y lo vi acomodarse detrás de mi marido, se la clavo despacio disfrutando plenamente de lo que hacía. Mientras lo besaba a mi marido veía que su pija latía y se sacudía con fuerza era obvio que le encantaba lo que estaba pasando.

La verdad que no se cual es más rico dijo miguel mientras lo serruchaba con fuerza hasta que lo vi tensarse y dejársela clavada, al mismo tiempo vi que mi marido acababa sin tocarse, su pija escupió un montón de leche y siguió duro.

Miguel no se salió del culo de Ricardo, se quedo descansado y empezó a dedearme mi culo, Fernández se acomodo detrás mío y también me la dejo ir lentamente y hasta el fondo los dos nos empezaron a serruchar bien duro, Fernández me apretaba con su mano izquierda el cuello y con la derecha me tiraba del pelo girándome para que lo besara y mirara a mi marido, así estuvieron un largo rato hasta que ambos tuvieron su orgasmo y se salieron dejándonos como estábamos en el sillón, con mi marido nos seguimos besando.

Una vez que se fueron nos fuimos a la cama, lo monte a mi marido e hicimos el amor sin hablarnos, nos besamos muy profundo, nos abrazamos y acabamos juntos en un profundo orgasmo que nos dejo muy satisfechos a los dos, después nos dormimos. El domingo nos despertamos y nos quedamos besándonos y acariciándonos en la cama durante toda la mañana, mi suegra llamó diciéndonos que no vendrían a cenar y mi marido quedo en que él iría a buscar Nerea, a la tarde fue a buscarla y cenamos los tres en casa muy felices y sonrientes. Empezaba la semana.

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