Un cambio de vida, sigue la historia (12)

Cada día es mas hermoso.

Un cambio de vida, sigue la historia 12

El domingo nos levantamos cerca del mediodía, teníamos que ir a buscar a Nerea, mi marido estaba en la cocina preparando café, tome el teléfono inalámbrico y fui a la cocina después de haber discado el teléfono de Fernández, entre a la cocina, mi marido me miro y justo sentí la voz de entresueño de Fernández que contestaba.

Hola sr. le dije estuve pensando que como ya es un señor mayor, y tengo ganas de que me llene bien llena, me parece bien esperar hasta el jueves así se le llenan un poco más las bolas, un besito, le dije y le corte. Mi marido me miro y le dije, buen día cerdita, ¿como durmió? me acerque y le apreté fuerte el culo, los dos estabamos desnudos. Me fui a la heladera, me agache a buscar el queso y mi marido me agarro desde atrás, le saque sus manos y me solté de su abrazo, ¿qué pasa?, le dije, ¿qué es tanto atrevimiento, estas caliente?. Me senté en una silla y tomándolo de la muñeca lo pues sobre mi regazo sentía su pija apoyada entre mis piernas y me calentaba muchísimo, empecé a cachetearlo suavemente, sentía que su pija latía como para explotar.

¿Qué pasa que estas tan caliente?, ayer me cogiste. ¿Te calienta la situación?, bueno hoy te voy a aliviar un poco, pero hasta el jueves después te tenes que aguantar, a ver si sos un poco más servicial con mi macho. Empecé a cachetearlo más fuerte, le di los dedos medio e índice de mi mano izquierda para que los chupe y después se los fui metiendo de a poco en el culo, mientras con la otra mano lo seguía cacheteando. Le deje los dedos bien metidos y le acaricie el culo con la otra mano mientras le hablaba. Pensar que si alguien me hubiera dicho en el momento de casarnos que algo de esto iba a pasar le hubiera dicho que estaba loco, ¿qué diría tu mami si te viera? y descargue un fuerte golpe nuevamente. Decí que mis padres hace unos años que murieron sino estarían orgullosos de su hija, ¿no?.

Decime, Ricardo, ¿me parece a mi o tu papá me mira mucho el culo en las reuniones familiares?, ya va a cumplir cincuenta y cuatro años, no? por primera vez espere que el contestara, no escucho tu respuesta. No se, dijo, yo no me di cuenta. Bueno ¿sabes que?, Después de ir a buscar a Nerea, vamos a pasar por la casa de tus padres y vas a estar atento, ¿eh?. Lo dedie con fuerza y sentí que explotaba, me manchaste toda cerdita, ¿no te podes aguantar, limpiame ahora. Empezó a pasar su lengua por mis muslos juntando su leche, me calentaba tanto la situación que tuve un orgasmo muy placentero que me dejo profundamente relajada.

Nos fuimos a bañar y nos duchamos y besamos bajo la ducha como una parejita de lo mas normal que estuviera en su luna de miel. Pasada la calentura, Ricardo me recordó que hacía seis meses que no se hablaba con su padre, que habían discutido muy fuerte y que yo lo sabía. No te hagas problemas mi amor, era un juego, le dije, y pensé que cuando estuviéramos calientes de nuevo, seguramente le haríamos una visita.

Empezó la semana y sumergirnos en la rutina, nos hizo olvidar a mi marido y a mi del encuentro del jueves, pero como todo llega en la vida, por fin era jueves. El miércoles había hecho mi horario normal, para poder salir más temprano el jueves, me fui a casa, jugué un largo rato con Nerea, estaba cada vez más hermosa. La situación se empezaba a complicar, faltaba poco para nuestro cumpleaños, yo cumplía treinta y tres y Nerea su primer añito. Íbamos a tener que organizar la situación de otra manera. Pensando en el tema, se me ocurrió que ya que no tenía hermanos y mis padres estaban muertos, Fernández podría pasar a ser un hermano de mi madre. Se lo comente a mi marido cuando llego del trabajo, y se quedo sin palabras, mirándome.

Me parece una buena solución, le dije, esto nos permite blanquear la situación con tu familia y poder acomodarlo en la casa como un pariente y que pueda entrar y salir sin generar suspicacias, cuando llegue Fernández se lo vas a comentar a ver que le parece, le dije. Cenamos con mi marido y Nerea, Fernández venía sobre la medianoche para evitar cualquier inconveniente con la nena.

A las once, Nerea ya dormía como el angelito que es y mi marido y yo estabamos instalados en el sillón besándonos y escuchando música muy suave. Alrededor de las cero treinta mi marido atendió su celular que estaba en vibrador y era Fernández que nos anunciaba que estaba estacionando el auto en la puerta.

Mi marido fue a abrirle, le estrechó la mano mientras yo iba a la cocina a servir otra copa, lo oí a mi marido comentándole la idea que se me había ocurrido y escuche a Fernández que le comentaba con un tono muy placido, que le parecía excelente y que realmente estaría encantado de ser el tío abuelo de Nerea, inclusive podría ir a buscarla al jardín dijo y los tres nos reímos. Les sugerí que pasáramos directamente a la habitación por si Nerea se llegaba a despertar, le dije a mi marido, perdón querido, dije que pasemos, ¿vos queres pasar o preferís ir a dormir al cuarto de Nerea?, y le regale una sarcástica sonrisa. Sentate mi amor, le dije a mi marido y empezamos a besarnos con Fernández en medio de la habitación, te extrañe, tío, le dije, mientras le agarraba la pija que estaba redura y se la apretaba fuerte sobre el pantalón. Nos fuimos desnudando mutuamente los dos, lo llame a mi marido y lo hice poner de rodillas delante de mí y chuparme la concha, cosa que hacía con deleite.

Dejame bien lubricada para que mi macho me pueda coger bien, ¿eh, cerdita? Cuando termino de chuparme, le pedí por favor que también lo prepara a mi macho, que no se olvidara que nos iba a hacer un favor a los dos. Empezó a chuparle la pija a Fernández con detenimiento, la cara de este tenía una sonrisa malévola, que me hacía disfrutar más la situación, en un momento le dijo separándolo del hombro, ya está bien Ricardo puede ud. tomar asiento. Yo ya estaba acostada boca arriba sobre la cama y Fernández acomodándose sobre mi, me la dejo ir de a poco, me empezó a serruchar dulcemente mientras me comía los pechos con detenimiento.

Querido, dame unos besos por favor, mi marido se arrodillo al costado de la cama y empezamos a besarnos dulcemente, que delicia mi amor, me haces la mujer más feliz del mundo le dije y le sonreí. Fernández al escucharme me bombeaba más fuerte y empezó a hacerme gemir cada vez más, ¿se quieren mucho?, dijo Fernández mientras me la clavaba a fondo y un torrente abundante de leche me arrancaba un orgasmo que me hizo dejar de besar a mi marido y comernos la boca con Fernández. Que bien estuviste, tío, le dije. Le dije a mi marido que ya se podía retirar. Otra vez me volví a acomodar con mi cabeza sobre el pecho de Fernández, quedándonos dormidos placidamente. Me desperté sobre la madrugada, estaba de costado con mi pierna izquierda estirada y la derecha recogida y una pija que se empezaba a abrir paso en mi culo, la mano izquierda de Fernández estaba pasada bajo mi cuerpo y me apretaba mi teta izquierda y su mano derecha me apretaba fuerte el cuello haciéndome faltar el aire de a ratos, me sentía mojadísima y caliente.

Como extrañaba tu culo, sobrina y me la clavó dejándola bien dura en el fondo de mi culo. Es lo que más disfruto en este mundo, romperte el culo dijo, mientras apretaba mi cuello una vez más provocándome un orgasmo que pareció no tener fin. Me bombeó un largo rato, luego me hizo arrodillarme en el piso con el cuerpo sobre la cama y él de pie me empezó a coger el culo de nuevo mientras se detenía de a ratos a cacheteármelo, así siguió un largo rato hasta que me tomo fuerte del pelo mientras apoyaba sus codos en mi espalda y me serrucho bien duro tirandome fuerte de los pelos, yo estaba babeándome, quería que nunca terminara, finalmente lo sentí tensarse y una cantidad de leche que me inundaba el culo, la fue sacando de a poco terminando de acabar en la puerta del culo.

Se empezó a cambiar mientras me decía que ya me mandaba a mi marido que le había dejado un regalito para él en la puertita de ese hermoso trofeo que yo tenía. Me acosté culo arriba y lo próximo que sentí fue a mi marido chupando como un desesperado, Qué bueno que es mi tío con nosotros, ¿no?. Vení que te dejo que me hagas el culo, pero primero jugame un poco en la puerta, se la atrapé con mi culo y se la exprimí sin que siquiera pudiera poner la puntita. Pensé que habías aprendido a contenerte un poco más le dije y me volví a quedar dormida.

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