Un cambio de vida, sigue la historia (11)

Seguimos, siempre.

Un cambio de vida, sigue la historia 11

Me quede muy molesta con todo lo sucedido. La actitud de mi marido no me sorprendía, pero creo que un poco había olvidado lo que más le gustaba. Recordaba la entrada de Cesar a la oficina de Fernández y en realidad me di cuenta que hubiera deseado otra actitud de él, inclusive me parecía haber visto cuando se quedo parado en medio de la oficina que su pija abultaba bajo el pantalón. Me sentía furiosa, fui a la cocina y le dije a mi marido: me voy a dormir, a partir de mañana quiero que vuelvas a usar mis tangas.

Al día siguiente lo invite a cenar a Fernández el sábado en casa y le encargue a mi marido que hablara con su hermana para que la tuviera a Nerea ese día.

El sábado me vestí con una mini sin nada debajo y un top, a mi marido lo vestí con una tanguita y un delantal de cocina nada más. A las nueve llego Fernández, ya había puesto música en el equipo y servido dos copas de vino en la mesita ratona del living, fui a abrirle y me beso en la puerta. Se alejo, me miro y dijo que estaba hermosa, pasamos hacia el living y le acerque una copa y brindamos dejo su copa y me tomo de la cintura, empezamos a bailar, me empezó a besar el cuello y con una mano me acariciaba el culo suavemente. Lo llamé a mi marido para que viniera a saludar, cuando entró, le hice un gesto que esperara un momento, seguimos un largo rato bailando y metiendonos mano. Falta mucho para cenar, le pregunte a mi marido, se le notaba el bulto bajo el delantal.

Fernández se dio vuelta y fue a saludarlo, le dio la mano y le dijo esta ud. muy bonita. Mi marido dijo ya pueden pasar a cenar. Pasamos a la cocina solo había puesto la mesa para dos, le indique a mi marido que se sentara en uno de los asientos, que está era una cena muy especial y que quería que estuviéramos todos en la mesa. Fernández se sentó, le baje el cierre de su pantalón le saque su pija que estaba bien dura y dándole la espalda a Fernández me fui sentando acomodándomela bien en la concha. Cuando la sentí bien adentro me quede quieta. Empecé a mirarlo a mi marido mientras le hacía gestos que trataban de expresar lo que sentía, trataba de poner mi mejor cara de puta. Que bien se siente, dije, que bien me llena mi macho. Tome los cubiertos y corte un pedazo de la suprema de pollo y le dí con el tenedor a Fernández para que comiera. Este empezó a masticar y dijo que delicia comer en esta casa, le indique a mi marido que él también comiera.

Bueno mi amor, dije, hace un par de meses que me saque el d.i.u, no te había dicho nada, es decir que todo este tiempo que me estuviste cogiendo sin forro me podrías haber llenado, por suerte eso no pasó, a veces soy demasiado impulsiva y no me doy cuenta de las cosas, Fernández hizo lugar en la mesa y me acomodo sobre ella se puso de pie y me la volvió a meter, me empezó a coger duro, de a ratos se detenía y sin sacarla se quedaba parado y me cacheteaba con fuerza el culo, le dije a mi marido que se acercara y lo besaba mientras me cogía duro, interrumpiendo el beso por momentos para gemir con fuerza y poner mi mejor cara de puta, un regalo para mi marido en primer plano.

Empecé a hablar entrecortado por la calentura, te habrás dado cuenta...., que ya elegí un macho para que me lleneee..., y sentí que me la clavaba a fondo dejándola quieta. Además... para que no te sientas desplazado decidi que lo voy a invitar a casa seguido para no dejarte a vos mi amor y a Nerea solos, quiero que me coja en nuestra cama. Besame mi amor, soy tan feliz. Mi marido me beso y Fernández me empezó a coger bien duro ya sin cachetearme. Me cogió por un largo rato, mientras seguía besándome con mi marido, que hermoso mi amor, le decía, que feliz soy. En un momento Fernández me agarro de la cintura y me cogió más duro aún hasta que sentí que me la clavaba mientras explotaba, dejándomela bien clavada en el fondo. Me está llenando mi amor, que hermoooso..., y seguí besándolo ahora más dulcemente, me acerque a su oído y le dije, te amo cerdita, no me limpies mucho, que necesito la lechita, eh?. Fernández se fue hacia el baño y mi marido empezó a chuparme la concha con avidez.

No metas la lengua muy adentro mi amor, le dije. Toma la que sale unicamente, cerdita. Fernández volvió a la cocina mi marido se puso de pié y nos dijo que iba a calentar la comida. Ahora nos sentamos a comer Fernández y yo mientras mi marido nos servía, veía que su pija seguía bien dura bajo el delantal. Cenamos charlando y haciendo chistes con Fernández mientras mi marido permanecía de pie a un costado de la mesa esperando alguna indicación nuestra.

Finalizada la cena pasamos al living donde bailamos un largo rato con Fernández acariciándonos y besándonos como dos enamorados. Le dije a mi marido que se sacara el delantal, que ya no lo necesitaba, veía su pija re dura que sobresalía por arriba del tanga. ¿estás caliente, mi amor?, no me contestes no hace falta, le dije. Seguimos bailando y besándonos hasta que decidimos pasar a la habitación. Querido nos vamos a la cama, acostate en el sofá y descansa, cualquier cosa que necesitemos te llamo, y no te toques, eh.

Pasamos a la habitación me desnude y me acoste boca arriba en la cama. Fernández se desnudo y se acostó acomodándose entre mis piernas, me apoyo su cabeza en la entrada de mi concha y mientras nos besábamos me empezó a coger lentamente, con detenimiento, disfrutando de cada momento. Él habló, que lástima no haberla conocido cuando era yo más joven, espero que me de ud. un machito, porque si es una hembrita va a ser la más puta del barrio seguramente. Me encantaba que me hablara al oído mientras me bombeaba con calma y parejo, llamelo a su marido, pobre, que disfrute un poco más dijo, y se rió. Lo llamé a Ricardo y le indique que tomara asiento que queríamos verlo disfrutar un rato más.

Estuvimos un tiempo muy largo cogiendo hasta que Fernández explotó en menor cantidad que antes y volvió a llenarme de su leche, se quedo quieto sobre mi y le indique a mi marido que ya podía retirarse, pero que no se le ocurriera tocarse. Fernández se acomodo a mi lado en la cama y me dormí con mi cabeza apoyada en su pecho.

Fernández se despertó temprano y me dijo que se retiraba, que no quería establecer una rutina nueva. Me sentí sola en la cama y lo llamé a mi marido, vino al cuarto y se quedo parado al costado de la cama. Estiré la mano y le agarre la pija apretándosela. ¿Me podrás coger, sin acabar enseguida?. Voy a tratar, me contesto. Sin que le dijera nada se puso un forro y acomodándose entre mis piernas me la clavo hasta el fondo.

Me empezó a serruchar, le puse la cabeza al costado mio y le dije, ¿qué lindo lo de anoche, no?, que macho que me elegí, no?, para mí es el mejor de todos. Que lastima que no le gusten los culos de los hombres si no te lo haría sentir. Su pija le latía como loca y se quedo quieto sin moverse, muy bien le dije, te estás aprendiendo a contener, le metí un dedo bien al fondo del culo y sentí que explotaba en abundancia.

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