Un cálido despertar

Una fría mañana, él entra en mi habitación, me despierta y damos rienda suelta a nuestros deseos mas placenteros.

Cuanto más tiempo pasa sin verte, más me gusta imaginar cómo será ese momento, en como lo pasaremos, necesito hacerte disfrutar y poder disfrutar contigo, necesito jugar con tu cuerpo porque lo deseo, porque deseo que lo pases bien, estoy deseando poder tenerte conmigo.

Ni en el mejor de mis sueños podría creer que esto realmente estuviera pasando, aún estaba en la cama con los ojos medio cerrados y la visión borrosa cuando descubro que quien me ha despertado ha sido el.

Se trataba de Roni, el chico por el que late mi corazón y con el que tantas veces había soñado estar a solas ahora estaba de pie, con una dulce sonrisa junto a mi cama diciendo mi nombre con una dulzura que jamás había escuchado para despertarme.

Tras comprobar que era real y no se trataba de un sueño me levante para poder abrazarle, momento que el aprovecho para decirme al oído, que esta era la sorpresa de la que tanto me había estado hablando estos días por Messenger… había venido con su familia a un camping de mi ciudad y aprovechando la mañana se había escapado para verme.

Mi mente aun estaba a medio camino entre los sueños y la realidad, aunque no tarde en reaccionar y empecé a acariciar su suave rostro de piel morena, el pelo negro recién cortado para la ocasión y suavemente fui bajando por el cuello hasta acariciar su pecho y sus abdominales fibrados, producto del ejercicio.

Al pasar mis dedos por su pecho sobre la camiseta pude notar como se le erizaban los escasos vellos de sus brazos y cuello haciéndome una primera señal para que continuara recorriendo su cuerpo. Sin pensármelo dos veces fui bajando hasta sus abdominales y cintura para acercar mis labios a su cuello y darle las gracias por esta sorpresa.

Ya casi se me había olvidado, hoy era mi cumpleaños y Roni me había hecho el mejor regalo que había tenido en toda mi vida.

Empecé a meter mis manos, cada vez más calientes por la excitación, por el interior de su camiseta, podía sentir cada uno de los poros de su piel pidiéndome que no cesara un instante, así que tras quitarle esa camiseta ajustada de color gris y azul que cubría su torso dirigí mis labios al pecho donde empecé a jugar con la lengua en los pezones que ya estaban totalmente duros y excitados.

Continúe jugueteando, entre el laberinto que dibujan sus abdominales hasta llegar a los inferiores, bajo los cuales se le producía un ligero cosquilleo al pasar mi lengua. Mientras mi mano izquierda, se adelantaba a mis labios, entrando tímidamente por esos pantalones vaqueros negros y rozando de forma disimulada su semi-erecto miembro.

Su cinturón blanco, ya suelto previamente, me permitía desabrochar ese pantalón que tan buen culo le hacía, para evitarle impedimentos a mis labios y mi lengua, que continuaban descendiendo sin pausa alguna. Comencé a besar su miembro por encima de sus bóxers, a la misma vez que sus manos acariciaban dulcemente  mi pelo.

La excitación que sentíamos, era incontrolable; una estampida de fogosidad que iba a hacer de esa fría mañana de Enero un día cálido e inolvidable. No podía contener más mis deseos.

Empecé a bajar sus bóxers con delicadeza, dejando asomar lentamente el glande de su pene, recorriendo con mi lengua su contorno y comenzando a ponerle entre mis labios. Finalmente le quite esos Calvin Klein que tanto le marcaban, para poder hacerlo mío por completo. Era como un niño pequeño con un Chupa-Chups de fresa, tan dulce lo tenía que no podía parar de chuparlo. Me encantaba.

Sus caricias por mi pelo y sus dedos rozando mi cuello, delataban el placer que estaba sintiendo. Su excitación no podía ocultarse. La mía tampoco, lo tenía tan suave… y tan dulce…

Termine por desnudarle entero, mientras con sus manos me masturbaba lentamente haciéndome sentir un placer indescriptible. Nuestra respiración cada vez era más profunda y rápida. Volví a besarlo en el cuello mientras mi mano seguía acariciando su pene.

Volví abajo, tenía hambre, hambre de él, no podía parar. Era mil veces mejor que en mis sueños. Después de un rato chupándoselo suave y cariñosamente, me paró. Me quitó la camiseta y se echo encima de mí para empezar a besarme. Esos labios eran…. eran…. no puedo describirlo, pero sé que soy adicto. Continuo quitándome los bóxers y allí mismo, sobre mi cama, fue metiéndomela poco a poco mientras yo moría de placer. No podía parar de besarle mientras el continuaba penetrándome cada vez más rápido. Para ser su primera vez he de reconocer que lo hacía de forma increíble.

No podía contenerme más, pero él tampoco. Estaba a punto de acabar, asique muy a mi pesar, dejo de metérmela, se sentó en mi pecho y me puse a chupársela para exprimirle hasta la última gota de su semen. Sorpresa la mía, cuando sin haber acabado va bajando y se sienta encima mientras le penetro con cuidado.

Mientras seguía besándome de forma dulce mirándome a los ojos tiernamente. Esa mirada me volvía loco y me excitaba cada vez más. El continuaba moviéndose despacio sobre mí y yo masturbándole cada vez más rápido. Su cara y su acelerada respiración le delataban, iba a correrse. Aunque yo tampoco podía contenerme más. Deje de metérsela y mientras seguía con mi mano, trabajando en su miembro, culminamos los dos sobre mi abdomen.

La satisfacción que sentimos, era algo impresionante, nunca pensé que fuese a hacerme sentir tanto placer. Era su primera vez, pero nadie lo hubiese dicho.

Después, tras descansar durante un rato en la cama, abrazados, se levanto me cogió de la mano y nos fuimos a la ducha. El día no había hecho más que empezar, e iba a ser uno de los mejores días de mi vida.