Un calibre de los grandes
A las hijas de Eva no les interesan las manzanas muy pequeñas, dicen que no tienen sabor, ellas sabrán, es que son muy suyas !
Doña Katerina al igual que otras muchas Señoras cuando en la Peluquería se hablaba de que el tamaño si importaba y mucho, ella siempre estaba pendiente de lo que se decía, los comentarios que allí se hacían la llenaban de deseos inconfesables. Las Clientas como si no tuviesen otras cosas de que hablar siempre estaban con lo mismo. Incluso las había que nombraban tamaños, de si 20 cent. si 25 e incluso 30, a todas les daba placer recordarlos, y gruesos como una botella de Coca Cola. Al salir de la Peluquería entre sus piernas notaba como por allí abajo se hubiese hecho pipi. El Priapo de su difunto marido pronto comprendió que le faltaban cms. cómo también grosor. Para lo único que había servido fue para hacerle una hija y para las aguas menores. Claro que aquel pobre hombre de culpa no tenía ninguna. Pero a ella si le quedó como un resentimiento por no poder gozar de uno de más tamaño. Se daba cuenta de que por su chocho le habría pasado uno más grandote, mucho más. Por si no tenía bastante un día que la hija hablaba por Telefono. sobre medidas con una amiga está se quejó de que el de su marido no era gran cosa. La hija le contesto a la amiga que al de su marido le sobraba un trozo. Que después de 8 años de casada aún le hacía un poco de daño y que por el culo no había manera de que le entrase. La amiga le debía decir que este marido se lo tenía que alquilar, por qué con lo que rieron sobraban las palabras. Doña Katerine cada vez que estaba con la hija y el marido a solas no perdía de vista la bragueta de este. La única solución que se le ocurrió para saber más de volúmenes fue invitarlos a pasar tres días en un Hotel de playa, y fue una muy buena idea, además de ser un buen Hotel estaba a tan solo cincuenta metros del agua. Durante el día no paraban de remojarse. Cuando el yerno salía del agua en el Slip se le quedaba enmarcado un bulto como un huevo de Avestruz. Cuando esté salió del agua y la hija quedose nadando un poco lejos, la inquieta Suegra pudo preguntarle si por allí abajo le había picado algún bicho. El socarrón como era y ambos tendidos en encima de las esterillas uno frente a otro, le contesto que se lo tocase por si fuese algo dañino. La suegra ni corta ni perezosa alargó la mano hasta aquel bulto que la traía de cabeza. Después de palparlo bien y sonriéndole picardiosamente le dijo que aquello al llegar a casa se lo tendría que mirar mejor no fuese que tuviera algo dañino. El yerno que a pillo no lo ganaba nadie se cubrió la cintura con una toalla de playa para que nadie pudiera verles y seguidamente le dijo a la Suegra que se lo explorarse más por si tenían que ir al Médico rápidamente. Inocentemente o no ella pasando su mano por debajo de la toalla se la puso allí pero se encontró con que el yerno se había bajado el Slip y lo que cogió era un mango como la pata de una mesa.
Yerno, le dijo sonriendo, y esto no te duele ? Seria conveniente que un día pasases por mi casa y lo miraría más detalladamente por si fuese algo maligno. Además que te lo mediría y así cuando fuese a la Peluquería podría decir a aquellas calentorras que había tenido uno en la mano de tantos cms., Allí todas suspiran por paquetes de grandes tamaños. Fue una mañana que la hija de Doña Katerina bajo a la calle para ir de compras que ella aprovecho para ir a la habitación donde dormían hija y yerno y en un santiamén tenía en su boca aquel grueso Zipote. Chupando lo como una Becerra el yerno puso sobre su cabeza la mano para que aquel artefacto le llegase a la garganta y casi ahogándose le llegó el torrente de la leche caliente que aún pudo engullir. Cuando pudo hablar le dijo al yerno que aquella maza de mortero la quería para ella. Tu, cuando salgas de trabajar pasas por mi casa que yo te estaré esperando. Una semana después de acabar aquellas mini vacaciones el Yerno al terminar del Trabajo llegó a casa de la inquieta Suegra. No fueron necesarias las palabras, ella echando sus brazos al cuello busco sus labios y lo besó en la boca como si fuese su amante después de una larga ausencia. Desnudos encima de la cama el yerno le apuntó en el chocho su grueso Zipote y de un seco golpe se lo clavo. Ella que nunca había recibido un carajo como aquel en sus entrañas se puso a gruñir como una Zorra despedazado una gallina. El yerno le dio unas cuantas embestidas hasta que ella se corrió como una niña de pocos años. Después, dándole la vuelta la puso de rodillas encima de la cama y por su culo la embistió como un toro de raza. Todo y chillando no le dijo que lo sacase y el continuo machacándoselo sin piedad. Por debajo de este bajaba un hilo de sangre. Pocos días después Doña Katerine entraba radiante en la Peluquería. Era la hora en que solían ir las Cotorras de siempre. Nenasss! Por fin que he podido tener en mis manos y en otros sitios de más abajo un Zipote como un tronco de Nogal !!!. Y te ha entrado bien le preguntaron asombradas aquellas clientas. Por delante si, aunque un poco ajustado. Pero por detrás se complicó un poco, me hizo sangrar. Pero polvo como aquel nunca me lo habían pegado. Estuve dos días como en una nube. Unos días después el Yerno volvía a pasar por casa de la Suegra. Como la vez anterior sobraron las palabras. El yerno la monto como si fuese un Semental Caballar y ella como una yegua caliente, lo de cabrito, y cabron no paraba de salir de su boca. El yerno que ya le tenía cogida la honda le fue diciendo que era la puta más puta de todas las que había conocido. Cuando ya se iban acercando al clímax ella le suplico que quería un BEBE suyo.