Un café en el Yakarta

No teníamos tiempo para más, esta vez solo una hora antes de entrar a trabajar y decidimos que al menos quedaríamos para tomar un café junto. Yo escogí el lugar, El Yakarta. El mejor café de mi vida.

No teníamos tiempo para más, esta vez solo una hora antes de entrar a trabajar y decidimos que al menos quedaríamos para tomar un café junto. Yo escogí el lugar, El Yakarta. Aunque el plan era simplemente tomar un café, yo ya estaba nerviosa, impaciente, ansiosa,  como cada vez nos vemos para una de nuestras sesiones de sexo. Se me aceleran las pulsaciones, mi estomago se encoge y la excitación crece por momentos.  Tiene la capacidad de encenderme a su antojo, la verdad es que nunca he dicho que no ante la posibilidad de tener sexo pero con él... es que con él no puedo dejar de pensar en otra cosa. No he sentido tanto deseo por nadie en toda mi vida. Pero lo disimulo muy bien Jajaja.

Eran sobre las cuatro de la tarde cuando llegué, no había muchos clientes en el bar, un par de parejas en la terraza y él, que  me esperaba en la barra, cerca de la puerta. Con un pie sobre el reposapiés de la barra que hacía que se le ajustara el pantalón  y dejase ver cada una de las curvas de ese culo que tanto me gusta. Me encanta el porte que tiene, de cada una de sus palabras y movimientos emana una gran seguridad, es un hombre muy inteligente, culto, interesante, tiene ese atractivo a lo Richard Gere, lo que se llama "un madurito interesante "(he de decir que entre nosotros hay una diferencia de edad de más de 15 años). Es un hombre que se cuida físicamente, para mi sus canas le hacen incluso mucho más sexy. Uff la lista de cosas que me gustan de él resulta interminable pero si hay algo que merece la pena destacar y que es lo que me tiene más enganchada a él, es su mente... es un diablo y de diablo tiene hasta el rabo!! Pero eso tal vez, lo explique en otra ocasión.

Cada vez que voy a verle, escojo mi ropa pensando que le pueda gustar a él,  me visto para él. Esta vez escogí un vestido verde, de vuelo... de los de fácil acceso como él los llama y los prefiere. Nada más poner un pie en la puerta advirtió la presencia de alguien y se giró. Mi más esplendida sonrisa salió a saludarle, no lo puedo evitar, me alegra verle,... por muy capullo que haya sido momentos antes.

Me acerqué y nos saludamos muy formalmente. Dos besos y un “Hola, ¿qué tal?”, ante la mirada del camarero. Me preguntó que iba a tomar y ya eso me costaba decidirlo por la excitación. “Un Descafeinado de sobre”. Nos quedamos en la barra esperando a que me lo prepararan y mientras el camarero se iba… sentí su mano sobre mi cintura y bajando. Sabía lo que buscaba, no se trataba solo de buscar mi contacto….o un roce cariñoso… estaba comprobando si llevaba ropa interior. “Quítatelas, ya”. No me lo pensé, no suelo cuando estoy con él, solo me dejo llevar o actúo por instintos, así solo puedo ser con él. Así que fui al baño, me quite las braguitas, me miré al espejo y el reflejo me dijo << pero que puta eres y además te gusta…>>, tome aire para calmarme y así controlarme un poco. Su petición hizo que un escalofrió de deseo recorriera mi columna, ¿habíamos quedado solo para tomar un café ...o no?. Entusiasmada y sintiéndome, una vez más, su putita obediente guardé mis braguitas en el bolso, me coloqué bien el vestido y volví a la barra sintiendo como mis muslos se mojaban a cada paso.

Mi café ya estaba y mientras le ponía azúcar el volvió a comprobar. Pero no solo palpando sobre el vestido como antes, esta vez levanto el vestido dejando mi culo desnudo durante unos breves segundos a la vista de todo aquel que en ese momento le diera por mirar.  Yo misma me sentía escandalizada, pero excitada también, sentía las miradas clavadas incluso la del camarero pero en ningún momento se me ocurrió quitar su mano o bajarme el vestido.  Cuando quitó la mano,  giré la cabeza para ver si alguien nos podría haber visto.  Parecía que nadie se había dado cuenta de su maniobra, seguían con sus conversaciones y le dije en un amago de mojigatería "¡Que hay gente!" y solo me respondió "¿y qué?".

Buscamos un lugar para sentarnos mientras sonreía satisfecho por haber conseguido que me quitara las braguitas.  Ya habíamos estado antes en ese bar, pero antes de descubrir... bueno todo lo que él es capaz de ofrecer. Sabia la mesa que quería y por suerte estaba libre. Es la mesa perfecta para estar tranquilos, aunque de momento no había nadie más dentro del bar, es un rincón del bar bastante reservado de las otras mesas,  ni siquiera los camareros nos podían ver desde la barra.  Perfecto.

"Bueno,  ¿qué me cuentas? “ Ya sé que era la pregunta más normal del mundo... Pero me cuesta encontrar temas de conversación comunes o cotidianos con toda la tensión sexual que suelo llevar y ese día es que no podía dejar de pensar en que de haber tenido más tiempo,  en ese mismo momento estaríamos follando como perros, que era lo que llevaba deseando toda la semana. En cambio por circunstancias, esta vez me tenía que conformar con un café y el placer de su compañía. Me resigne a la situación y comencé a hablarle del trabajo mientras le ponía café a mi taza de leche.  Estaba claro que mi discurso le traía al fresco y  más que a mi cara miraba lo que me traía entre manos e interrumpió mi retahíla para preguntarme por me ponía tan poco café a la leche. Mientras le respondía "no me gusta que el café esté muy fuerte",  se acercó más con su silla a la mesa y su mano bajo por la mesa hasta mi rodilla descubierta, sin dejar de mirarme a los ojos.

Deje de hablar,  ya no podía... Mientras su mano subía por mi muslo.  "Sigue contándome"  " si claro,  ¿cómo crees que voy a ser capaz así?"   "¿Así como?" "con tu mano ahí " " ah, ¿quieres que la quite?  "No”. No, no quería parará quería ver hasta donde era capaz de llegar él… hasta donde era capaz de llegar yo. Sentí como me daba una pequeña palmada en la cara interna del muslo.  Me estaba pidiendo que separara  los muslos y así lo hice.

Sus ágiles dedos llegaron hasta los labios de mi coño,  Mmmmm delicioso.  Labios que separó, acarició y desplegó buscando mi clítoris para mortificarlo cómo solo él sabe. A la vez desde su posición, vigilaba por si se acercaba alguien. En otras ocasiones en la oficina nos habíamos arriesgado a que nos pillasen los compañeros pero nunca en un bar. Esto estaba siendo tan nuevo como excitante para mí.  Eché mi culo has el borde de la silla para poder abrir más las piernas y me dejé caer sobre el respaldo... Me entregue al placer y al morbo de que me masturbara en un lugar público. Todo me daba igual.  Nunca me creí capaz de esto,  pero desde que le conozco he descubierto que soy capaz de muchas cosas.

Se ha convertido en un experto en estimular cada uno de mis puntos erógenos, incluso me ha descubierto algunos que desconocía de mi misma... Partes de mi anatomía que no tenida explotadas.

Me tenía con las piernas abiertas,  con el coño cada vez más húmedo e hinchado... Estaba ardiendo, embriagada por la excitación, rápidamente dio con el punto exacto donde debía frotar y llegué al clímax... Con dos dedos hizo que alcanzará el punto máximo de excitación, sentada en una silla,  abierta para él mientras presionaba, pellizcaba y giraba ese botoncito de placer... empezaron a temblarme las piernas de la tensión,  es algo que odio pero no puedo evitar y me corrí cómo una perra ahogando mis gemidos y espasmos mientras me agarraba con fuerza a los brazos de la silla.

Fue intenso, Increíble... Joder, Estaba eufórica,  extasiada,  satisfecha y sentía un calor tremendo en la cara.

"¿Te has corrido?” “Puff sí... ¿A caso no has visto como me temblaban las piernas? Creo que voy a dejar manchada de mis flujos la silla" mientras le hablaba note cómo se echaba mano al bulto de su paquete... “Me encanta ese temblor tuyo" estaba empalmado y eso el pantalón nunca puede disimularlo.  "Ahora quiero tu polla"  "¿Quieres que me la saque?"  "Sí"  Estaba durísima,  con todas sus venas marcadas,  como a mi tanto me gusta,  con su punta rosada tirando a roja... me recuerda a una fresa jugosa y me dan ganas de morderla,  además tenía una gota de preseminal brillante en su cima, que delataba su  excitación.  Me incliné sin perder el tiempo,  quería esa polla y no sabía cuándo podría venir alguien.  Mmmmm me encanta comer de su polla,  es tan fácil,  suave y sabrosa.  Me la metí hasta el fondo... toda,  entera dentro de mi boca,  apreté los labios al rededor de su tronco creando vacío entre su polla y las paredes de mi boca. Chupé con fuerza y con todas las ganas que tenia de él acumuladas,  quería toda su leche para mi,  mamaria hasta dejarlo seco... Hasta la última gota.

Cuando se va a correr lo noto por que aumenta el riego de sangre por las venas de su polla... Ese nabo se pone tan duro, palpitante y reventón, uff la carga suele ser tan grande que, a veces creo que cuando estalle me ahogará.  Lo notaba, estaba a punto "sigue" me susurraba con la voz entrecortada... Hasta que por fin  inundó toda mi boca con su leche dulzona, Mmmmm como me gusta ese sabor.  Aun cuando ya se ha corrido no puedo dejar de chupar... Más lento y suave pero tengo que seguir... No me canso... No me harto. Cuando volví a ser consciente de donde estábamos me retiré lentamente, para no dejar ni rastro de semen en su piel y mirándole a la cara trague toda su leche.  Resoplaba... Reía... Ahora el también se daba cuenta de donde estábamos y lo locos que habíamos sido.  Guardo su polla con trabajo pues aun estaba algo dura.  Una sola mamada no la sacia, eso ya lo tengo comprobado...nos tomamos el café,  ya frio,  rápido pues teníamos que entrar a trabajar.

El mejor café de mi vida.