Un buen polvo y una buena paja
Nunca había estado tan caliente... estabas follandome como nunca...no paraba de correrme, pero de repente...
Estábamos de pie en la puerta de la habitación. Nos besábamos como dos locos desesperados, habíamos comenzado a meternos mano en el ascensor y cuando llegamos al piso ya estábamos muy excitados. Su lengua se metía en mi boca, y jugaba con mi lengua, al tiempo que sus manos tocaban todo mi cuerpo sobre la ropa. A esas alturas mis braguitas hacía rato que se encontraban muy mojadas, muchísimo...
Apresuradamente le quité el jersey, él desabrochaba los botones de mi blusa y nuestras bocas no se separaban, continuaban comiéndose con enorme deseo. Mis manos bajaron hasta su cinturón, lo desabrocharon, pasaron el asalto del botón y bajaron su cremallera. Mi mano derecha se introdujo por ella, acariciaba suavemente su paquete por encima del calzoncillo, sintiendo el calor del algodón, sintiendo como reaccionaba, como se ponía duro poco a poco. Con mi mano izquierda le acariciaba la nuca y a la vez no le dejaba que se separara, continuábamos besándonos.
Mientras, sus manos habían asaltado mi sujetador, y tras esto descendían por mi espalda hasta llegar a mi cintura y luchar con la poca resistencia que opuso mi falda.
Mi mano se había introducido ya por debajo del calzoncillo, ahora era su calor lo que notaba, su vello, su dureza y a la vez su suavidad, bajando un poco más acariciaba sus testículos, su cuerpo se estremecía.
Mi falda había caído al suelo. Se separó de mi boca y se dirigió a mis tetas, me las lamía dulcemente, apartando mi sujetador, me chupaba los pezones y me los mordia... me encantaba... seguro que los sentía endurecerse en su boca. Comenzó a bajar más, a la vez que sus manos agarraban mis medias y las hacían llegar hasta los tobillos. Posó sus labios sobre mis braguitas, y cuando se hubo deshecho de mis medias se irguió.
Ahora me tocaba a mí, bajé junto con su pantalón, y entre los botones del calzoncillo se escapaba la punta de su miembro, le di un beso, y de ahí pasé a chuparla, a jugar con mi lengua en su puntita. Le oía gemir, le sentía acariciar mi pelo, agarrar con fuerza mi cabeza. Me detuve solo un instante para deshacerme de su calzoncillo, volví a chuparle, primero otra vez la punta, para poco a poco introducir todo lo más que podía su miembro en mi boca. Mis manos agarraban su culo, le atraía hacia mí, le guiaba en sus movimientos y él se dejaba llevar.
Me puse de pie, y nuestras bocas se volvieron a encontrar. Continuábamos en la puerta de la habitación, no nos habíamos movido, así, a medio desnudar, a medio vestir, nos fundimos en un abrazo. Comenzamos a desplazarnos hacia la cama, nos dejamos caer sobre ella, entre los cojines. Sentí todo su peso, sentí todo su cuerpo, para entonces era imposible parar aquello. Mis piernas se abrieron esperando que se colocase entre ellas, jugaba a acariciar mi clítoris con su miembro y mi cuerpo se arqueaba, deseaba que me lo metiera, no me podía aguantar más, me estaba corriendo de gusto con solo tenerla fuera, e imaginaba como sería tenerla dentro, ocupando todo mi interior.
Me lo introdujo con movimientos lentos pero seguros, comenzó a entrar en mí, a la primera, son necesitar más. Sus manos buscaron las mías, sujetándolas por encima de mi cabeza, con fuerza. Su boca me besaba, su cuerpo me follaba como nadie lo había hecho. Entraba y salía, una vez tras otra, mi cuerpo ardía, mi cueva moría por estar ocupada, no quería que aquello la abandonara. Mi vello se erizaba, sentía como me corría, como le mojaba, como le suplicaba que siguiera entrando y saliendo, cada vez un poco más deprisa, su respiración se entrecortaba, gemía a la vez que me besaba, presagiaba como, dentro de mí, en breves instantes se correría, llegaría al clímax, me inundaría de su líquido, no paraba, poco faltaba y... de repente un enorme calor me invadió, su respiración se detuvo un instante para soltar un grito, se había corrido. Mi cuerpo continuaba arqueándose, él se había detenido tras unos pocos movimientos más, yo aún me estremecía.
Pii, pii, pii, pii!, pii, pii, pii, pii!, ¡horror!, apagué mi despertador, ¡todo había sido un sueño!. Me desperté empapada en sudor, aquello no podía acabar así, me di media vuelta en la cama, boca abajo, no me iba a levantar, mis manos comenzaron a acariciarme como lo hacía él, por encima de mi pijama, fueron bajando hasta encontrarse en mi coño, acariciándolo suavemente, pasando mis dedos por mi clítoris, tenía que continuar lo que había soñado, y correrme aunque fuera sin él. Ahora notaba como me invadían olas de placer, como me acercaba al instante final. Sentí un espasmo, mi interior se estremecía, mis ojos se nublaban, mi respiración se entrecortaba, mis gemidos crecían. Ahora también me corría, mis fluidos brotaban y pensaba en él.
Podeis escribirme a martasex69@hotmail.com ... Me encantará leer vuestros comentarios... cuanto más guarros mejor...