Un buen chico V
Diario Abierto. A veces hay que dejar que los chicos buenos reciban sus recompensas.
Esa noche no se diferenciaba a cualquier sábado que hayamos pasado juntos, habíamos cenado en unos de esos restoranes lindos que me dan la perfecta excusa para vestirme un poco extra, arreglar mi cabello en esos complicados patrones para armar ondas al estilo Hollywood de los años 50 y por alguna razón utilizar esos incómodos tacos altos que insisto en seguir usando para hacerme sufrir.
Cuando se terminó la cena para no ir directo a casa decidimos caminar a lo largo por la acera sin darnos cuenta (o eso creía yo) que nos vimos alejados de las calles principales, me detuvo en la sombra de los árboles donde quedábamos escondidos de cualquiera que pasara por allí
- ¿Aquí si se puede?- preguntó con ansia haciéndome reír.
Una de mis cosas es que no soy muy fanática de las muestras de afecto en público, no quiero ser la pareja dando espectáculo mientras otras familias están cenando. No tengo nada en contra de un ligero beso, tomarnos de las manos o estar cerca abrazados.
No sé si se habrá debido a mi vestido de terciopelo bordó pero N estaba más inquieto con sus manos que nunca, sin contestarle no le di más vueltas al asunto y me abracé a su cuello. Con nuestros rostros cercanos, nuestros labios se encontraron sin problemas en aquella oscuridad.
Sus ansias no parecían dar abasto y el solo hecho de besarnos no le parecía suficiente por lo que ensortijó sus dedos entre mi cabello ladeando mi cabeza para besar la curva de mi cuello, lento, como quién no tiene prisa, como si esto no estuviese sucediendo en mitad de una acera donde alguien podría pasar en cualquier momento y arruinar el humor, no, eso a él no lo detuvo. Sus brazos me pegaban cada vez más a su cuerpo disfrutando del tacto que la tela de mi vestido le brindaba, con un pequeño mordisco a mi hombro se sintió consciente de que se estaba emocionando.
Al notarlo no pude hacer más que separarnos para terminar riendo.
- ¿Para eso querías que nos besemos? no te podes controlar- le acusé entretenida por el asunto para terminar besándolo.
Supongo que no apreció mi intento de burla porque no me dio respuesta y de la total convicción había pasado a la frustración, sus mejillas sonrosadas ligeramente.
- Vamos, camina detrás mío- dije mientras estiraba mi mano, cuando se aferró a ésta comenzamos a caminar, N cubriéndose con mi cuerpo mientras fingía tranquilidad.
Normalmente me habría abierto la puerta del auto pero esta vez fui yo quién lo guio hasta el lado del asiento del conductor dejándolo ahí para luego escuchar el sonido de los seguros destrabándose por lo que estiré la puerta y entré, fingí no prestarle atención mientras arreglaba mi vestido y pasaba el cinturón de seguridad sobre mí asegurándolo.
N se removió en su asiento incómodo resoplando casi fatigado consigo mismo. Había empezado algo que lo estaba frustrando por lo que decidí no decir nada al respecto cuando su mirada contrariada se encontró con la mía.
El tráfico de autos era el de un sábado por la noche aunque no nos costó mucho desplazarnos. El auto estaba oscuras y de la radio una canción indistinta resonaba mezclándose con el sonido de la calle, solo las luces ligeras de los negocios nos alumbraban de a instantes y era cuando mi mirada observaba de reojo hacia su regazo vislumbrando el bulto formado debajo de sus pantalones.
Me removí hasta quedar sentada de costado en mi asiento y mi mano se posó en su rodilla, sé que no pensó mucho de ello porque simplemente miró la mano, luego a mí y esbozó una sonrisa despreocupada pero cuando ésta comenzó a subir su voz cambió, me llamó por mi nombre casi como una advertencia pero esto me divertía demasiado.
- Encárgate de que no choquemos- mencioné pasando a buscar la hebilla de su cinturón y cuando no recibí quejas simplemente continué.
Abierto el cierre de su pantalón pasé a palparlo sobre la tela de su bóxer, subiendo y bajando, sintiendo su tamaño crecer bajo la palma de mi mano, N aferró fuerte ambas manos al volante y por un segundo perdido en lo que sentía echó la cabeza hacia atrás por lo que no notó la loma de burro en la calle haciendo que el auto saltara levemente y a nosotros en este.
No pude hacer más que soltar una risa pero eso a él lo trajo de vuelta más consciente de lo que estaba pasando. No estaba en su carácter ser imprudente por lo menos no cuando siente que puede llegar a ponerme en peligro, pero yo era una mujer con una misión así que mi mano intentó continuar con su trabajo para terminar siendo interceptada por la muñeca, no me agarró fuerte pero si lo suficiente para llamar mi atención y hacer que lo mirara a los ojos.
Y nos quedamos así por unos segundos, en sus ojos era fácil de ver que lo deseaba pero los chicos buenos al final de los momentos se terminan centrando, no dijo nada, solo acercó mi mano a sus labios y me dio un ligero beso sonoro en el dorso de ésta como pidiéndome paciencia. Me soltó solo para tomar la palanca de cambios. Dándome por entendida, me acerqué como pude para besarle en la mejilla y volvió a esbozar una sonrisa.
No estábamos lejos de su casa así que no tendríamos que esperar más. Dentro del garaje abrí sola la puerta y me bajé del auto dejándolo a él que se acomodara la ropa para luego seguirme.
Una vez dentro, nos recibió el silencio ensordecedor de la casa vacía y apretados contra la puerta nos besamos sin descanso y sin restricciones.
En la habitación nos fuimos deshaciendo de la ropa del otro, si yo había sido una mujer con una misión, él estaba listo para terminar lo que había iniciado, impaciente recorrió con sus manos a lo largo de mi cuerpo para parar sobre mis rodillas arruchando el vestido hacia arriba, levanté mis brazos para que él lo sacara por la cabeza tirándolo en algún lado. Nunca lo había visto tan asertivo y me tuve que admitir que la nueva actitud me parecía bastante excitante.
Recostada contra las sábanas, se posicionó encima mío besándome una vez más, recorriendo mis hombros dejando ligeras mordidas y supe que al día siguiente habría marcas.
- ¿Es necesario?- cuestioné, pensando que durante la semana tendría que estar consciente de cubrirme.
- Te portaste mal- me dijo N como si aquello fuese una explicación y me desafió tomando mi muñeca, mirándome a los ojos y dejando un chupón más arriba para luego darle un beso.
¿Ya había mencionado que su actitud me estaba excitando?
Acomodado entre mis piernas, pasó su miembro incitando mi entrada sobre mi ropa interior, estaba completamente erecto y duro, no pude evitar gemir ante el contacto pero después de unos segundos eso no era suficiente y cuando lo notó se deshizo de la última prenda que me cubría pero aun así parecía que su necesidad de hacerme pagar por el momento del auto no había terminado y esta vez piel contra piel siguió deslizándose entre mí sin entrar, incitando y colmándome la paciencia.
- N- me quejé impaciente entre suspiros.
- ¿Te vas a seguir portando mal?- me preguntó.
Podría haber mentido solo para lograr lo que quería pero no sería yo misma.
- Si- contesté haciendo que riera ligero, él sabía que mi actitud buscaba desafiarle y podría haberme enseñado una lección y haber sido rudo con la primera embestida pero no lo hizo, entró en mí con cuidado porque N era un buen chico después de todo. Aun así eso no hizo que todo dejara de sentirse completamente asfixiante, me dio unos segundos para acostumbrarme a su tamaño y comenzó un lento pero profundo vaivén.
Con los ojos cerrados me encontré centrada en el placer que experimentaba al sentir nuestros cuerpos encontrándose una y otra vez cuando de pronto me sentí vacía.
Y antes de que tuviera tiempo de quejarme…
- Date la vuelta- me ordenó. Al parecer su proceder dominante no había flaqueado.
Me giré levantando mis caderas y con mi mejilla contra las sábanas me dediqué a observarlo. Dejó un recorrido de besos por mi hombro y mi espalda antes de volver a entrar en mí, desde está posición tocó dentro mío justo en el lugar exacto haciendo que me perdiera en gemidos, de vez en cuando llamándolo como si pidiera más contacto, como si aquello fuese posible, motivado por lo que oía fue embistiendo cada vez más rápido, unas de sus manos buscó entre mis piernas y con destreza comenzó a estimularme, no bastó mucho para que terminara y me perdiera momentáneamente con mi único punto de contacto a la realidad siendo las sábanas que empuñaba bajo mi agarre y sus manos agarrando con firmeza mis caderas.
Sabía que no le faltaba mucho, su ritmo se había vuelto descuidado y cada vez más necesitado.
- Quiero terminar encima tuyo- No supe si la frase era un anuncio o un pedido.
- Hazlo- dije, porque a veces los chicos buenos tiene que recibir sus recompensas y hacer lo que quieran.
Salió de mí y se masturbó un poco, su orgasmo lo golpeó fuerte y con un grave gemido se dejó llevar, gotas de semen tibio cayeron sobre mi espalda y me quedé ahí viendo su cara de placer mientras seguía con su mano en su miembro hasta volver a la realidad y yo deslizaba mis piernas para descansar mi cuerpo completamente sobre el colchón.
Me besó la mejilla antes de pararse y volver con una toalla húmeda secando mi espalda con dedicación y delicadeza medida para luego limpiarse a sí mismo y terminar descartándola en algún lado de la habitación.
Se recostó de costado a mi lado, observándome.
- Me gustó el vestido que usaste esta noche.
- Me di cuenta- Él solo se rió ante el comentario y comenzó a besarme con ternura sobre las marcas que ya se podían vislumbrarse en mi cuerpo porque al final del día, N era un buen chico.