Un bol de leche para lamer...
Tercera parte de la gatita comprada. (Se recomienda haber leido al menos la segunda parte) Su amo la lleva un bol de leche y este trae interesantes consecuencias...
Me desperté a la mañana siguiente con el olor de la leche tibia cerca de mi cesta, ronroneé hasta desperezarme y me estiré hacia atrás. Mi amo pasó por delante de mi cesta se arrodilló a mi lado y deslizó sus dedos hasta mi cremallera que bajó punto por punto deleitándose en cada leve sonido que emergía de ella. Cogió el marcado atuendo y lo arrojó a un lado de la habitación.
Me acarició el lomo y me dio cariñosos azotes mientras me dirigía hasta un gran bol de leche. Estaba hambrienta y lamí la leche con desesperación, sin darme cuenta de que mis pechos se bañaban en aquella tibia y dulce leche y que al retirarme levemente del plato caían gotas de leche de ellos. Mi amo sin embargo parecía hipnotizado mirándolos.
Lamiendo la leche a cuatro patas totalmente desnuda y con las gotas del preciado líquido cayendo desde mis senos mi amo se colocó a mi espalda. Comenzó de nuevo a acariciarme lentamente con una de sus manos jugando a rozar levemente mi sexo. Seguía lamiendo ávida el blanco líquido mientras mi amo me acariciaba y la excitación crecía en mí.
De pronto mi amo tiró de mi correa apartándome de la leche. Tiró de mi collar hasta que mis senos quedaron a la altura de su boca y comenzó a chuparlos tratando de beber hasta la última gota de leche que corría por ellos. La succión y los leves mordiscos que me profería me hicieron gemir de placer y comenzar a ronronear. Haciendo que moviera mis caderas levemente.
Mi amo me levantó bruscamente del suelo y me depositó sobre la cama a cuatro patas. Abrió mis piernas e introdujo en mí dos de sus dedos. Un chasquido recorrió mi columna y él aprovechó para sacar los dedos e introducirse en mi de un solo golpe mientras me sujetaba por las caderas. Otro chasquido, mezcla de dolor y placer, recorrió mi espalda mientras un profundo "Miauuuu" escapaba de mi garganta.
Sus manos aferraban firmemente mis caderas y se divirtió torturándome: Se introducía completamente en mí y salía lenta y pausadamente. Jugueteaba con la punta de su miembro en mi sexo sin llegar a penetrarme mientras mis caderas lo buscaban y sus manos me lo impedían; hasta que de pronto me penetraba brutalmente haciéndome estremecer de dolor y placer. Una y otra vez, entraba y salía de mí con una sonrisa de suficiencia mientras oía mis maullidos de suplica y de desesperación cuando él se retiraba de mí.
Tras su tortura continuó con otro juego. Comenzó a mover sus caderas suavemente y a incrementar el ritmo, cuando notaba que iba a correrme salía de mi de golpe arrancando un grito de desesperación de mi garganta a lo que el respondía con una risita y un comentario a mi oído:
¿Ves gatita? Tienes que aprender que aquí las cosas son como y cuando yo lo diga. No te dejaré correr hasta que lo hayas aprendido.
El juego seguía y seguía y mi desesperación crecía y crecía, así que cuando noté que iba a correrme intenté disimularlo. Mi amo se dio cuenta y salió bruscamente de mí. Un fuerte azote mitigó mi casi culminante éxtasis.
¡Gata mala! Ahora no vas a correrte. Ni ahora, ni hoy.
Agarró mi collar y puso su miembro a la altura de mi cara.
¡Lame! Voy a correrme sobre ti.
Obediente introduje su sexo en mi boca y comencé a lamerlo con avidez mientras trataba de acariciarme. Él cogió mis manos y las sujetó a la cama para que no pudiera tocarme.
¡He dicho que no! ¡Solo lame!
Obedecí lamiendo lentamente la punta de su sexo y acariciando su ingle. Introduciendo su sexo totalmente en mi boca mientras mi lengua seguía jugando. Cuando iba a comenzar a correrse sujetó mi cabeza hacía atrás y derramó su semen sobre mí: sobre mis pechos y mi cara.
Se quedó tumbado sobre la cama y me indicó que me acurrucara a su lado. Él se había calmado e iba a comprobar que yo no lo hacía. Aquel era mi castigo, pero dentro de mí dudaba de si podría cumplirlo
Continuará .
P.D.- Si queréis enviar sugerencias u opiniones escribidme a miau_miaaau@hotmail.com