Un barrio fantasma

Dos hermanos se cruzan con un bello animalito...

UN BARRIO FANTASMA

Los chicos rondaban aquellas casas desde pequeños. era un barrio que había sido abandonado hacía algunos años ya. creo que fue uno de los primeros barrios construidos para obreros, eran textiles. Cuando la fábrica se vino a pique, poco a poco todos se fueron yendo o vendiendo o no se qué. La cuestión es que se convirtió en un barrio fantasma.

Los chicos por eso lo usaban para jugar y pasar los días, generalmente fines de semana o vacaciones tanto de invierno como de verano.

No había peligros reales. En esos tiempos nadie hablaba de inseguridad como hoy en día.

Ellos eran dos hermanos mellizos. Varón y mujer. Mati y Nati. Matías y Natalia. andaban por la escuela secundaria. Paseaban siempre en bicicleta por allí. Pasaban tardes enteras hablando con la barra que tenían. Jugando escondidas o solo paseando en bici por las callejuelas del barrio abandonado.

Debo contar también que allí, en ese lugar andaban siempre animalitos. Muchos perros y gatos. Abandonados o con dueños. ese lugar tenía cierta atracción para todos. Sean humanos o animalitos.

Había un perro negro lanudo, que se había acostumbrado a correr las bicicletas y tarasconear las pantorrillas de los viajeros de la bici.

Un día de esos Nati cayó al suelo en la huida de este animal. Rápido Mati se acercó a su hermana para auxiliarla, el perro grande se detuvo a observarlos no haciendo nada, solo mirando.

__¡Oye tu estás loco…mira lo que has hecho!__ grito Mati al animal y eso le hizo mucha gracia a su hermana.

__¡Tú crees que entienda!__ comentó y todavía reía. Entonces el fiero animal, se acercó a la chica y le dio unos tiernos lengüetazos en su pie. Ella sintió un escalofrío. Mati no sabía que hacer. Ella acarició la cabezota del animal que se había vuelto  un tierno perrito.

Su ferocidad en la carrera era muy distinto  a lo que ahora hacía. Nati sintió una lluvia de sensaciones extrañas en su estómago. Aquellas caricias en su ardiente piel hacían que su vagina latiera de una manera desgarrante y confundida.

Nati se levanto y el animal seguía olfateando su cuerpo, la chica observó el frenético capullo rojo que aparecía entre las piernas del perro grande y negro.

__¿Lo viste?__ preguntó Mati mientras ayudaba a su hermana melliza

__¿Si vi que Mati?

__¡La verga de ese perro, lo calentaste mucho!

__¡Pero que decís!

__¡Digo que lo hiciste alzar!

__¡No puede ser!__ dijo terminante Nati y se montó en su bici. El perro los siguió unos metros y luego se detuvo y quedó parado en medio de la calle.

A Nati la persiguió durante unos días las palabras de su hermano y la imagen de aquel animal con su lápiz rojo asomando.

Curiosa. Caliente. Un día de aquellos se fue sola al barrio. Estaba cayendo el atardecer y calculo que  a esa hora no andaban sus compañeros de correrías. No sabía dónde estaba su hermano así que tomando su bici partió al barrio fantasma.

Ella dio unas vueltas por el barrio, hasta que en una casa de tantas ve que esta una bicicleta medio escondida. Se acerca despacio y se da cuenta que es la bici de su hermano. Avanza y deja su propia bici en un lado de la otra. Trata de no hacer ruido. Entra en la casi oscura casa que no tiene puertas ni ventanas. Aguza el oído. Escucha y presta atención. Siente un calor en su cara. Como que ardía y sudaba. El calor del atardecer le punzaba la entrepierna y se agitaba pensando en los ruidos que escuchaba. Se acercó a una habitación y ahí lo vio.

Vio a su hermano acariciando al perro negro grande. Estaba con los pantalones bajos y el perro lamía la verga de Mati totalmente parada. Se sentaba sobre unos ladrillos.

Nati se encendió con una llamarada voraz que arrasaba con todo. El fuego la consumió enseguida.

No podía creer lo que veía, pero aparte, no podía creer que le gustara. Sus tetitas se endurecieron, en rigor de verdad, sus pezoncitos rosaditos y aún pequeños.

El hermano gemía y acariciaba la cabeza grande del animal negro que daba lengüetazos incesantes sobre la pija y los huevos. Se quitaba la remera y se acariciaba las tetillas, ella por lo pronto se quito su pantalón, bajándolo de forma descarada y se quito su tanguita dejándola en el suelo.

El perro escucho o intuyó que alguien había y movió su cabeza hacia donde estaba Nati. Su hermano también miró y se puso rojo.

__¡No temas Mati soy yo!

__¡Escucha Nati yo…!!__ tartamudeó indeciso y vergonzoso

__¡No tengas vergüenza de mi!__ ella avanzó así como estaba y rápido el animal se acercó a ella olfateando y metiendo su hocico hasta el fondo entre sus piernas

__¡Ohhh, que lindo perrito, ahhh, mira como le gusta chuparnos!

__¡Sí… le gusta lamer…su lengua es maravillosa!!

__¡Ohh si ya lo creo!!__ dijo Nati y cayó de espaldas en el sucio suelo lleno de polvo, hojas y restos de materiales, pero no le importo, porque la lengua del perro hacía maravillas en su jugosa almeja.

__¡Mira su pija quiere salir!

__¡Tócasela anda!__ arengo Nati

__¿Te parece?

__¡Es lo que espera!__ entonces Mati metió su mano y el grosor del pijón le hizo suspirar y le dio tremendo placer que su propia pija dio un salto y estaba tan dura como la del animal negro.

__¡No sabes lo gordo que es!!__ comenta Mati relamiéndose. El perro cada vez mas alzado metía mas profundamente su hocico y su lengua en la conchita abierta de Nati que gemía y lloriqueaba dulcemente caliente.

Mati apretó fuertemente el caño del animal que hizo los movimientos de coito sobre la mano misma sacando por completa una verga gruesa y muy respetable. El chico se echo en el suelo y metió aquella hermosura en la boca. Nati, la hermanita calentona, se arrastro y juntos se apoderaron de aquella verga que no dejaba de lanzar líquidos que eran bebidos de forma natural por aquellos hermanos zoofilicos.

Mamaban el caño del perro que mostró su arma de manera brutal y salvaje. Las lenguas pasaban sin dejar un rincón sin chupar y lamer desquiciados y calientes como pipas.

__¡Mmmhhh que rica verga tiene este perrito!!!__dijo Nati rozando con sus manos la pija levantada del hermano mellizo. Lo masturbaba arrancando gemidos y suspiros de locura del chico que era su hermano.

Además sin dejar de chupar la pija del perro que sacaba su larga lengua y jadeaba preciosamente, la chica acariciaba las bolas del hermano y jugaba con un dedo en el culito arrancado brutales gemidos de la boca del chico que seguía comiendo la verga perruna que estaba dura como estaca.

__¿Quieres meterla en tu culito?__ preguntó la sádica chica

__¡Tu dices!

__¡Vamos si te mueres de ganas!__ sugirió la hermana del chico que prontamente se puso en cuatro. Arrimaron al bello animal y la jovencita guió la herramienta gorda y larga hacia el agujero de Mati. Se abría las nalgas con las dos manos y lentamente mojado por los propios jugos del animal aquella hermosa verga fue penetrando en el culito de Mati que se retorcía gimiendo y lanzando leche para todos lados de su manguera que ardía como una brasa.

Así estuvo un rato con aquella poderosa vara clavada en su ojete. El perro agotado fue desinflando su pijón y lo dejaron que descansará un rato en un rincón.

Mati se puso a chupar la vagina de la hermana. Está tuvo varios orgasmos. De pronto se dieron cuenta que llegaba la noche al lugar. Aquel barrio fantasma se volvía más fantasmal y lúgubre. Consternados por el temor decidieron abandonar el lugar. Saludaron a su amiguito de correrías y le prometieron regresar. El perro negro seguía lamiendo su alicaída verga.

Al otro día mucho más temprano estarían allí.-