Un baño peculiar

Tras ingresar al baño público del subterraneo se desarrollan excitantes acontecimientos.

Hace una cuantos años atrás un día feriado yo me encontraba regresando de casa de mi novio a mi casa; la casa de mis padres; como ya era costumbre en aquellos momentos yo me encontraba caliente, sediento de otros tipos, y como ya me conocía unos cuantos lugares en la ciudad donde podía encontrar fácilmente lo que buscaba decidí hacer uso de mis conocimientos en esa oportunidad y me aventuré a entrar a un baño publico de la línea de subterráneos. Entre y me dirigí a los mingitorios que se encuentran del otro lado de una gran pared la cual se debe recorrer a lo largo y luego doblar a la derecha, veía a medida que me acercaba sobre los azulejos el reflejo de una silueta masculina parada frente a los urinarios, y eso ya me calentaba. Llegue a los mismos y allí se encontraba un hombre de unos treinta y pico largos con cabello crespo, piel tostada, delgado y fibroso, todas cosas que pude descubrir al rato de encontrarme allí parado frente a un urinario luego de animarme a ladear la cabeza para ver que el también me miraba y que el tampoco se encontraba allí para orinar.

El tenía una pija de largo y ancho considerables, mas engrosada hacia la punta y un tanto torcida hacia uno de los lados, al igual que yo la tenia dura, se notaba por las venas marcadas cerca de la base. Me resulto atractivo, tenia el aspecto de hombre de oficio de regreso a su casa, jeans azules, camisa a cuadros, zapatos mocasines que dejaban ver medias de toalla, y un pecho poblado de pelo negro enrulado y largo. Seguramente algo en mi mirada le hizo saber que su pecho me gustaba, porque comenzó a entreabrir su camisa para que descubra unos hermosos pectorales y unos abdominales marcados, seguramente gracia de su propia naturaleza ya que no tenía aspecto de persona que va a gimnasio. Al rato me hacia señas de acercarme a su lado, cosa que hice seguida a sujetarle su pija con movimientos suaves y en vaivén, el respondió con una agradecida paja también lenta y suave a mi pito. El velo de placer se rompió al percatarnos del inminente ingreso de otro hombre al recinto, por lo que adoptamos postura de estar orinando urinario de por medio. El que entro era un muchachito de unos veinte años como mucho, rubio muy claro, cabello finito brillante y ondulado, piel blanca casi transparente, de facciones rosadas y lozanas, muy delgado, recuerdo muy bien labios pequeños pero muy carnosos.

Obviamente todo esto no lo descubrí en forma inmediata, pero si al rato, cuando el, que se había metido un uno de los box de las letrinas que se encontraba en fila paralela a los mingitorios quedando de espaldas a nosotros (mi recientemente nuevo amigo y yo) comenzó a cogotear hacia los costados buscando con la mirada porongas. Al rato estábamos los tres parados y enfrentados toqueteando pijas en estereo. El se agacho y comenzó a sobar la pija de mi ya compañero, yo hubiera echo la misma elección, sin duda la pija era hermosa. Mi amigo el velludo se desprendió la camisa y la abrió, y bajo hasta media pierna su pantalón, dejando al descubierto mas de su anatomía de hombre. Lo que mas me excitaba era la expresión de gozo y placer de mi amigo mientras el entusiasmado muchachito hacia movimientos rápidos y luego lentos y profundos con su boca en su durísima pija. Me dijo casi en un susurró "que rico que chupa este hijo de puta… proba vos también". En ese momento entro un tipo que demoro la fiesta por un rato.

Siempre fui muy cuidadoso y cagon con todo lo que tiene que ver con enfermedades venéreas, por lo que no hubo ni hay modo de hacerme tomar contacto con lo boca o con cualquier parte húmeda de mi cuerpo con la de otro cuerpo si no hay un forro de por medio.

Mi amigo el morocho, mi amigo el rubio y yo tras retirarse el intruso comenzamos a mirarnos nuevamente. Yo tome un forro sabor frutilla y se lo mostré a mi amigo el morocho, y muy bajo le pregunté si no le molestaba que se lo pusiera, a lo que respondió con un ademán de aprobación. Le coloque con cuidado el forro y comencé a chupar, mientras mi amigo el rubio, desde el interior del box procedió a bajar a media cola el pantalón yoghi que llevaba puesto y comenzó a contornear suavemente su blanco, delgado y bien formado culito. Luego de volvernos locos con ello se sumo a la chupada del nabo que yo le estaba haciendo a nuestro amigo el morocho, resultaba excitante chupar una pija dura como esa de a dos. Al rato nuestro amigo el morocho toma de la axila a nuestro amigo el rubio y lo invita a acercar su cara a la suya y despacio al oído le pregunta si quiere que entre en su culo. El muchacho sin articular palabra le da la espalda y baja nuevamente su pantalón dejando frente a mi y al morocho su hermoso culito blanco. Informe como pude y en mi excitación que el forro no era apto para penetración pero pareció no importarles, porque el morocho ya estaba ensalivando mas su poronga ya enforrada y el orto del rubio, que se sujetaba a uno de los perfiles de la puerta del box. El rubiecito expreso con vos bastante clara; que fuera suave. Morocho apoyó la punta del choto sobre el agujerito rosado de Rubiecito e hizo presión, pero se patino en ese primer intento de ingreso.

Rubio, pidió nuevamente ternura, Morocho ensalivo mas las zonas y reintento, esta ves si ingreso y desoyendo los pedidos de Rubio (delgado, pequeño de cuerpo, blanco, cabello rubio, lampiño) lo tomo con ambas manos de las caderas y en un movimiento de pelvis lento sin interrupción lo penetro hasta bien el fondo, Rubio se quejo, levanto una de las piernas, se volcó un poco hacia delante y dijo entre dientes "despacio hijo de puta", pero no muy convencido, porque con su mano no hizo la fuerza suficiente para zafar las manos de Morocho de sus caderas. Así comenzó un bombeo lento pero continuo de Morocho en el culo de Rubio. Yo estaba excitadísimo, me encantaba ser espectador de todo eso, puse mi mano en las nalgas de Morocho para sentir como se endurecía su nalga cada vez que empujaba la cabeza de su choto dentro de ese agujero, toque también la base de su pija sintiendo el calor y su pelos y la presión de las nalgas frías y blancas en el dorso de mis dedos. Me acomode un poco debajo de Rubio le corrí la remera y le mame un poco las tetitas duras. Unos segundos después Morocho con la cara deformada y diciendo "que buen culo" comenzó a acabar en Rubio, que también comenzó a largar sus jugos, yo ya había tomado distancia de ambos y no pude evitar chorrear mis manos con mi propio semen.

A los segundos Rubio tomo la base de la pija de Morocho y tras decir "dejame a mi" comenzó a desenterrar la ya marchita poronga de Morocho. Le saco el forro lleno de leche lo examino y lo tiro en la letrina. Yo me limpie como pude, me dirigí a la pileta me lavé las manos y me fui.

Este recuerdo lo traigo de vez en cuanto a mi mente y no deja de calentarme muchísimo, fue en esa experiencia que descubrí que una de las cosas que mas me gusta es mirar mas que participar. Con Morocho nos volvimos a encontrar en el mismo baño, pero en esa oportunidad el que resulto con el culo roto fue el, después te cuento.

Como comenté en mi relato anterior volví a encontrarme en otra oportunidad con Morocho en el mismo baño, Morocho me tenia bastante caliente, barias pajas dedique a su nombre, me encantaba el aspecto de tipo común (machote) laburante y la hermosa pija que tenia.

El asunto es que en una oportunidad entre al baño y allí lo tenia paradito haciendo como que meaba, para ese entonces yo tenia otro horario en mi laburo, salía a las 4:30, horario poco usual para los oficinistas, motivo por el cual supongo en el baño (subte en general) había poco movimiento. Me paré a su costado y casi de inmediato entro un tipo de peinado bien armado, vestido de traje gris oscuro muy elegante que se mete el uno de los muy ya nombrados box, como ya era habitual al ratito comenzó con su movimiento de cabeza hacia los costados, rápidamente se percato de la onda de Morocho y la mía, y saliéndose del cuartito y pegando medio giro dejo a vista de ambos una ancha, gruesa poronga, lo llamativo de la misma era su base de diámetro superior a al resto, silueta triangular podría decirse, pero siendo reiterativo de un ancho espectacular. Me acerque y parado frente a el lleve mi mano a su pija y comencé mi premeditada paja.

Habiendo tenido mi experiencia anterior en la que envainando con un forro la pija de otro logre ser espectador de tan calientes escenas decididamente le pregunté si no le importaba que le pusiera un forro para chupársela. No lo podía creer, no era la primera vez que me acercaba a un baño o cine cargado de forros sabor frutilla y de los convencionales con la idea de que sucediera algo y tras no suceder nada (la gran mayoría de las veces) tenia que terminar tirándolos para que mi pareja no se enterara de mis andanzas, pero esta vez era distinto, los tenia e iba a darles uso. Enfundé la pija con el forro solo con mi boca, no me resultó difícil gracias a la forma, se complico solo un poco hacia el final por el diámetro que ganaba hacia la base.

Morocho evidentemente se calentó mucho con la escena y con lo poronga de Oficinista porque se agacho a mi lado y comenzó a chuparla también, pero a diferencia de mi lo hacia con mucha fuerza y lograba desprender suspiros de gozo al Oficinista. Chupamos juntos por poco rato, yo prefería sentir la base de ese tronco duro y grueso, donde los pelitos implantados en diagonal enloquecían a mi boca y mi cuerpo entero. Morocho sin palabras y ante mi asombro; tan varonil que aparentaba ser; se paro de espaldas a Oficinista y se puso en posición de carnero apuntando con su culo con el jeans a medio astil. Tan solo ver el gesto de girar y bajarse el pantalón hizo que se conmueva en excitación todo mi cuerpo.

A su vez me pare frente a Morocho. Podría haberle ofrecido a chupar mi pito y de seguro lo hubiera hecho, pero como no puedo hacer nada sin forro y me resultaba inoportuno calzarme uno en ese momento me limite a sujetarlo con ambas manos de los hombros y en cuclillas acerque mi cara a la suya y sin tocar labio con labio a propinarle suaves y carnosos besos en la pera, cuello y mentón, pude ver la cara que ponía mientras oficinista se abría paso a porongazos en su culo. ¡¡¡Impagable!!!, mientras le pegaba una buena culeada Oficinista me hacia señas de que aguantara hasta que terminara de cogerse a Morocho. Morocho aguanto muy poco el polvo, enseguida se estremeció y acabo silenciosa pero salvajemente, se incorporo y diría que casi desagradecidamente se arranco de adentro suyo la poronga de Oficinista, lo que vi a continuación, y era la primera vez que lo hacia, fue una pija con un forro recubierto de mierda, la imagen me impactó, nunca creí que alguien pudiera quedar tan tranquilo con la pija embadurnada de mierda ni tampoco la naturalidad con la que lo tomo Morocho, como si nada tomo de la base el forro colocado en la regordeta pija de Oficinista y se lo retiro tras arrojarlo a uno de lo inodoros, hasta esa actitud de parte de mis compañeros de baño me calentó. Oficinista me seguía haciendo gestos para que me quedara, pero en cuanto Morocho comenzó a levantar campamento me esfume sin acabar.