Un Aventón
Manejaba yo caliente y decir dar un aventón a cambio de sexo.
Manejaba yo desde el aeropuerto de mi país hasta la capital, La Guaira es donde queda el Aeropuerto Internacional de Venezuela, es un lugar muy tropical y caliente donde el ruido del mar y el viento fresco inunda todo el cuerpo de las personas que visitan este sector de mi país.
Venía yo manejando con un calor inmenso y una sed que clamaba un poco de líquido luego de haber dejando a unos amigos en el aeropuerto. Antes de salir de allí fui al baño y mire como 2 personal de carga del aeropuerto se quedaban viendo mi pene y hacían comentarios sobre sus aventuras, yo de volteando discretamente pude observar como se jalaban sus penes si la excitación que allí había, pero cuando pretendía incorporarme al juego llegó la persona que limpia los baños y en ese momento me puse nervioso y salí.
Busque mi carro y decidí comenzar la subida hasta Caracas, son aproximadamente 20 minutos, cuando comenzaba a transitar la autopista de salida de La Guaira mi excitación continuaba, allí fue cuando lo vi, un joven apuesto y sencillo que estaba pidiendo un aventón (en mi país se dice la cola) para llegar a Caracas, me estaciones al lado de él y le dije Hacían donde vas, el contesto Caracas, yo le conteste Te llevó si me enseñas tu pene en el camino él sin decir más nada subió al carro y comenzó mi fantástica experiencia.
Al comienzo ni él ni yo no dirigimos la palabra, yo en realidad estaba muy nervioso, al pasar unos 4 minutos y un primer túnel le dije Déjame ver el enseguida bajo su cierre del pantalón y saco su pene que no estaba del todo erecto y comencé a tocárselo y se comenzó a excitar y a aumentar su tamaño En ese momento mi excitación era inmensa yo inmediatamente baje mi cierre y mi pantalón, todo esto lo hacia manejando y lo que más deseaba era parar el auto y comenzar allí un juego de cuerpos.
Cual fue mi mayor sorpresa que aquel joven piel canela por el bronceado de los mares tropicales empezó a masturbarme y de enseguida bajo su cabeza y metió mi pene en su boca jugando como si me conocía desde hace mucho tiempo.
Yo ya estaba a reventar el quito su boca de mi pene y yo seguía masturbándole, cuando ya casi entrábamos a Caracas y lo tenía que dejar, pero yo no quería tenia que terminar lo que ya había comenzado.
Enseguida el subió sus pantalones y me dijo sube los tuyo que ya se esta viendo más autos y más gente yo le pregunte te gusto, quieres terminarlo, el sin decir nada cayó y eso era su si para mi.
Yo desvíe el auto hacia una urbanización donde existen varios hoteles y él me preguntó no hay problemas a lo que le conteste ninguno Entramos a un hotel escondido entre el ruido y el murmullo capitalino y comenzó la segunda excitación allí nuestros cuerpos comenzaron a sudar y el olor a sexos inundó todo el cuarto, yo comencé con tocarle sus nalgas y el comenzó en masturbarme, enseguida mi boca fue a parar a su pene que ya comenzaba a lubricarse con líquido de esperma cuando de repente decidí meter mi lengua en su culo y allí sintió el placer mas inusual que antes nadie le había producido el cerraba sus ojos y gemía como cuando un niño saborea la más deliciosa chupeta de caramelo, luego que le tenía bien húmedo el culo comencé a introducirle mis dedos el comenzó a gemir mas duro y me decía que siguiera todo esto con el masturbándome, fueron uno dos y hasta tres dedos míos en su ano. El ambiente era caliente y se podía encender un fósforo con solo ponerlo a la intemperie del cuarto. En ese momento lo voltee y coloque de espalda dándole masajes en su espalda bronceada y ardiente fui poco a poco introduciendo mi pene en su culo y le contaba 1,2,3 dándole duro y volvía 1,2,3 asi continuamos unos minutos cuando abruptamente el se volteó y me puso en la posición 69 y comenzó a chupar mi verga yo comencé de igual forma cuando mi catarata de esperma se vino en toda su cara y me decía siguen que ya acabo yo también yo hacia todo lo mejor con ese guevo de unos 20 cm en mi boca cuando el grito de él vino acompañado por una lluvia de esperma caliente y dulce que era indetenible poco a poco fue dejando de gemir y quedamos abrazados entre nuestras piernas.
Esta historia fue pura realidad si vives en Caracas algún día te podré dar un aventón .