Un ardiente trailer
Un camionero encuentra una chica con la que disfrutar con su mujer
Manolo conducía su trailer de segunda mano por una autovía cualquiera devorando kilometros en una calurosa madrugada de verano, acaba de pasar un puticlub de los muchos que hay por las carreteras. Es un chico joven, guapo, musculoso y con cierto aire de inocencia. A unos dos kilómetros una figura en el arcén le hace señas para que se detenga pero cerca no hay nadie, ni nada ni edificios, ni unas luces de avería ni siquiera los faros de otro vehículo.
La carretera libre de luces y apenas se ve, clava los frenos y detiene el diez y ocho ruedas, tiene buen corazón y eso algún día le meterá en un lio. Pero esta noche cuando la puerta del pasajero se abre sube a la ajada cabina una chica morena de cabello, de piel oscura y rasgos entre sudamericanos y algo de mulata, es muy guapa y su cuerpo por lo que se ve a la difusa luz del panel de instrumentos es algo impresionante. Los pechos firmes y duros parecen querer romper la tela de la camiseta estrecha y de profundo escote. Los muslos desnudos y torneados salen de un pantaloncito tan corto que medio culo firme y redondito queda fuera de él. El ombligo bronceado está adornado con un pircing, una media luna de plata. La chica con un acento insinuante que recuerda las palmeras y el profundo azul del mar caribe le cuenta con gran profusión de cariños, cielos y amores que se ha escapado del prostíbulo que él acaba de pasar donde la tenían retenida contra su voluntad.
Manolo se ha dado cuenta que nadie sabe de la fuga y que los posibles matones de medio pelo nunca podrían seguirle la pista a su camión de entre todos los que pasan por esa carretera. Se siente a salvo y tranquiliza a la chica que al poco rato se queda dormida en el asiento, Manolo la cubre con su chaqueta y sigue conduciendo.
Tras coger dos desvíos que su ruta exigia se detiene a desayunar e invita a la chica, Sandra agradecida ve cómo los demás camioneros lo miran con envidia, acopañado de esa belleza. Ella se arrima mucho a su brazo y su pecho casi desnudo se pega a su poderoso biceps cuando ella le agarra del brazo y le besa en la boca sin reparos excitandole casi sin proponerselo.
Manolo piensa en cómo se lo va a explicar a su jóven novia Sonia con la que vive, cuando un rato mas tarde aparque el camión a la puerta de su casa. A la vez se siente responsable de la desvalida que ha recogido en el camino. Al fín se da cuenta de que solo la verdad es la única solución para salir del embrollo.
Sonia vestida solo con un leve vestido de tirantes, salió a recibirlo en cuanto oyó el ruido del poderoso motor, con un cariñoso beso con lengua apretandose a su cuerpo. De prontó oyó el sonido de la otra puerta de la cabina y vió los largos muslos morenos y el precioso y casi desnudo culo de Sandra bajar por la escalerilla.
Un breve arrebato de celos le hizo arrugar el sensual morrito, pero un poderoso abrazo de los biceps de oso de su novio y las fuertes manos recorriendo sus nalgas sin ningun disimulo le hizo pesar que si hubiera algo entre su chico y la sensual morena no la habria tríado a su propia casa. Sentados en el sofá ante unas tazas de café ambos explicaron la aventura nocturna y la ya exprostituta contó su triste historia, ampliándola con su vida en el pobre país de origen, el falso matrimonio con un español que en cuanto bajaron del avión le quitó el pasaporte y la dejó en manos de los proxenetas.
Incluso soltó alguna lagrimita ante el jóven y atractivo matrimonio. Sonia tenia tan buen corazón como su marido y aunque un poco mas desconconfiada le ofreció a la hermosa caribeña una habitación en su casa. Le ofreció una ducha y casi antes de poder ponerse uno de los vaporosos camisones de Sonia estaba dormida en la pequeña cama de la habitación de invitados.
Manolo y ella pensaron en explicarle a los vecinos que ella era una compañera de estudios de la jóven esposa mientras permaneciera en su casa. E inmediatamente se fueron a su dormitorio para ampliar el cariñoso recibimiento que Manolo se merecia. Este no podía apartar las manos del cuerpo de su esposa y le iba subiendo la falda mientras se dirigian a la enorme cama de matrimonio. La atrapó por la cintura y besaba sus hombros y su cuello con verdadera pasión a la vez que amasaba los enormes pero bien formados pechos.
Manolo recordando el firme culo de la invitada pegaba la dura polla a las nalgas poderosas de Sonia. Deslizando sus manos por debajo de la falda le acarició la parte delantera de los muslos acariciando el monte de venus suavemente por encima de la lycra, bajó el tanga hasta sacarselo por los pies, momento que apovechó para agrachandose deslizar la cara por su culo, mordisquear suvemente las nalgas y pasar la lengua por la rajita hasta el ano. En el otro dormitorio la joven invitada oia medio en sueños los ruidos de la pareja amandose.
Sonia ya entregada se agachó arrodillandose sobre la cama para permitirle el acceso más comodo posible, mientras disfrutaba de la húmeda caricia en su agujero más intimo. Manolo empezó a besar la piel de las nalgas y la espalda subiendo lamiendo por la línea de la columna mientras le subía el vestido hasta sacarselo por la cabeza. Ella ya desnuda pero impaciente espero a que él se arrancara la ropa y volviera a comerle las nalgas, a lamer su ano ensalivandolo bien como preparación a la lenta y delicada penetración. Le puso el glande en la entrada y fue empujando despacio casi sin necesidad de guiarla con su mano pues los días sin follar en la carretera y la imaginación pensando en los pechitos de Sandra conseguián una extraordinaria dureza en su polla.
Lentamente la follaba despacio acariciando sus pechos o pasando una mano por debajo de sus anchas caderas con el dedo ensalivado para excitar su clitoris, Sonia jadeaba, suspiraba aunque intentaba controlarse para no despertar a Sandra, y Manolo bufaba sintiendo como el culito de su esposa apretaba su rabo como queriendo exprimirlo. Hasta que se corrió dentro de ella aún siguió entrando y saliendo durante un rato pues parecía que su polla no quería quedarse en reposo. Cuando por fín bajó la dureza se la sacó para inmediatamente pasar a comerle otra vez el culito, el semen que rezumaba de su ano y los jugos que la excitación hacian brotar de su coñito al que alcanzaba perfectamente teniendola puesta a cuatro patas. Manolo agotado tras la noche de volante se quedó dormido al poco rato mientas su esposa le acariciaba el cabello y le besaba en la frente.
Entonces se puso el ligero vestido y fue a comprobar como su invitada seguía durmiendo algo inquieta, la sábana se le había recogido a los pies y los morenos muslos quedaban a la vista hasta las braguitas que le había prestado. Uno de sus pechos morenos y el oscuro pezón de pequeño tamaño asomaba por el tirante del leve camisón algunas tallas mas grandes de lo que debería. Algo se removía en el fondo de su corazón la veia como alguien desvalido, a quien proteger y por otro lado la belleza de la muchacha la habia conmovido y recordaba sus experiencias jueveniles con amigas, la investigación sobre el sexo que le llevó a sus primeras experiencias lésbicas. Todo a su debido tiempo la jóven se quedaria con ellos al menos unos días. El tiempo necesario para despistar por si alguien la perseguía y ayudarla a comenzar una nueva vida, no la iba a liberar de la esclavitud para lanzarla a la pobreza.
Contenta y sin las braguitas, olvidadas en el dormitorio se puso a hacer las faenas de la casa, al cabo de un par de horas Sandra despertó asustada por que no sabía donde se encontraba. Sonia alarmada al oir el ruido acudió al dormitorio para verla acurrucada contra la pared. Despertada su ternura se sentó en la cama junto a ella la acogió entre sus brazos y besando su suave y negrisimo cabello le repetía estas a salvo, nadie va a hacerte daño. Te vamos a cuidar.
Poco a poco se fue tranquilizando y automaticamente empezó a responder a las caricias de la rubia. deslizó sus brazos por su espalda abrazandola y masajeando suavemente su espalda o arañando suavemente la linea de la columna sus pechos apenas cubiertos por las livianas telas se rozaban consiguiendo poner duros los pezones de ambas y el primer beso suave en los labios fue algo completamente natural. Sonia acariciaba la negra melena y la cogio de la mandibula mientras los besos se fueron haciendo mas apasionados y las lenguas empezaban a entrar en acción. Cuando Sandra deslizó una mano por sus muslos en una leve caricia. Avanzando cada vez mas descubrió que la rubia no llevaba bragas.
Deslizo dos de sus dedos hasta su coñito y apartando el vello fino y rubio le acarció los labios de la vulva que se abrieron solos a la caricia, descubriendo como pétalos de una flor el ahelante clítoris. Un gemido de placer escapó de sus labios. Sonia casi desmayada de placer intentó apartarla y decirle que no era necesario que la recibian de buena gana y ella contestó que quería hacerlo, se inclinó y retirando los tirantes del camisón dejó al descubierto los pechos pequeños conicos y bien firmes de su invitada y pasó a mamarlos y acariciarlos con sus labios, con la lengua tierna, haciendola suspirar. Lo que temía se había producido antes de lo esperado así que rindiendose a lo inevitable se separó solo un segundo para quitarse el vestido y sacarle la negligee a la invitada.
Recostadas en la cama se besaban sin prisa las lenguas cada vez mas atrevidas mientras las manos recorrian sin descanso el cuerpo de la otra. Sandra seguia investigando el coñito de la rubia mientras esta dedicaba sus atenciones a su firme y prieto culito, sus nalgas eran amasadas y acarciadas. De pronto la exprostituta se colocó encima de ella y paso a besar sus hombros, lamer los pechos grandes claros poderosos y meterse los pezones de grandes areolas en la boca mientras su cuerpo sinuoso se frotaba contra el de la rubia, seguía bajando por el vientre hasta el ombligo donde metió la lengua mientras los pechos duros rozaban adrede el monte de venus de su amante.
Los pezones en el clítoris fueron un descubrimiento nuevo pues Sandra era capaz de manejarlos como si de un dedo se tratara acariciadola con un fino control. Pero seguía bajando la lengua, ya lamía los vellos rubios y por fin llegó a la vulva que abierta la esperaba anhelante. Sonia se retorcia de placer con los muslos bien abiertos mientras la morena le proporcionaba todo el placer que podía como expresión de su agradecimiento. Sus sabias caricias apasionadas despertaban los rincones de su coñito haciendola suspirar.
Con los poderosos muslos bien abiertos y la morenita acurrucada entre ellos pensaba que solo la presencia de su marido haciendo gozar a la belleza invitada podía hacer completo el instante de placer. Pero Manolo aun dormía el sueño de los justos por completo ajeno a los planes de las dos chicas que se estaban amando en el dormitorio de al lado. Con el sabor de varios de sus orgasmos en su lengua y labios Sandra besó a Sonia en la boca y se volvió a acurrucar entre sus brazos como buscando la protección que no ha tenido hasta ahora.
Sonia tambien queria hacerla gozar pero ella dice:
-Espera quiero disfrutar de vosostros, quiero haceros sentir lo agradecida que os estoy, incluso quiero daros el dinero que he conseguido ahorrar de la propinas que me daban los clientes-. Se estiró para alcanzar su bolso olvidado en la mesilla y sobre el generoso pecho de Sonia dejó caer una pequeña fortuna en billetes.
-Pero criatura... tu estas bien de la cabeza? todo eso es tuyo, nosotros no te pedimos nada-.
-Sois tan buenos conmigo que quiero... haceros felices-.
-Bueno a mi me estas haciendo muy feliz asi desnuda encima de mi, y seguro que a Manolo le pasaria lo mismo, te quiero junto a nosotros-.
Y volvió a besarla con toda su pasión.
-Ahora solo tenemos que buscar un forma de decírselo, cosa que no creo dificil. Ahora me toca a mi hacerte un poco mas felíz a tí.
Con los muslos a ambos lados de la rubia cabeza Sandra hizo descender su coñito sobre la boca y la lengua y durante un buen rato su clítoris, los labios hasta donde alcanzaba la inquisitiva lengua dentro de la vagina y hasta el perineo y el ano recibieron las caricias húmedas de la mujer del camionero. Los ojos azules de deslizaban por el vientre plano y los pechitos morenos y sus manos no estaban quietas: de las nalgitas, por la espalda a los pechos y hombros por delante toda la piel que alcazaba tocaba y acariciaba. Varias veces se corrió la caribeña sobre la boca golosa pero esta no paraba. Aún así su cabeza no había dejado de darle vueltas al asunto de su marido y decidió que un ataque directo era lo mejor. Se aproximaba la hora de la comida cuando el chico despertaba solo y hambriento.
Decididiendo que un ataque frontal era la mejor estrategia agarró a Sandra de la mano y desnudas como vinieron al mundo se fueron al dormitorio donde Manolo dormia desnudo con la sábana recogida entre las piernas y la polla dura por los sueños apuntando al ombligo. Cada una se puso a un lado y entre las dos se pusieron a comerle el rabo que inmediatamente al sentir las lenguas dulces y cariñosas dio un salto como reacción.
Un dulce despertar con las dos bellezas junto a su polla y los culitos desnudos casi junto a su cabeza. Así que aprovechó y deslizó sus manos por el culito blanco y por el culito moreno hasta que sus dedos indices investigando alcanzaron los dos coñitos cachondos que chorreaban jugos. La sorpresa quedaba muy diluida por lo que sentía en su polla, la lengua de la morenita empezaba a investigar sus huevos peludos mientas su mujer se dedicaba al hermoso tronco, o cambiaban y la exputilla se metia le glande en la boca para apretarlo mientras la rubia se dedicaba a los peludos testículos y en cuanto abrio las piernas al perinneo.
Sonia quería, con algo de cargo de conciencia por haber sido la primera en beneficiarse a la invitada, ver a su marido follarse a la caribeña, con una leve indicación la hizo darse la vuelta, subirse encima de el y sosteniendo ella misma las nalgas duras, las fue bajando despacio mientras contemplaba como el duro miembro de su chico penetraba en el coñito dulce y ella misma la guiaba en la penetración y así la hizo cabalgarlo mientras ella se sentaba sobre su cara para que el chico le comiera el clítoris con la maestría que le caracterizaba.
Manolo con la lengua ocupada con los labios de la vulva, el perinneo y hasta el ano de su esposa y las manos amasando las nalgas de esta sentía el sinuoso cuerpo de Sandra moviendose sobre su vientre hasta clavarse la polla en lo mas hondo del delicioso coñito. No lo veia, no podia tocarlo pero sentía el rabo apretado durante unos momentos, quieta, acomodandolo en su interior solo con los músculos de la vagina, luego sintió todo el movimiento como si quisiera exprimirselo.
Las dos chicas se besaban con furia, la lengua de la caribeña recorria la boca ansiosa y le amasaba los desarollados pechos con una atención especial a los rosaditos pezones duros. Ninguno de los tres estaba quieto, ninguno podia parar dando todo el placer posible y recibiendolo de los demas. Sonia fue la primera en correrse, sus abundantes jugos se deslizaban por la barbilla de su hábil marido.
Al sentirlos en la lengua este descargó el semen en la vagina de la caribeña ardiente y ella inmediatamente recibiendo las caricias de la cariñosa pareja derramó la mejor corrida que habia tenido en mucho tiempo sobre los testiculos empapados por sus jugos del camionero. Agotados por las emociones del día se dejaron caer encima del chico besandolo ambas por el placer recibido. Las lenguas de ambas competían por entrar en su boca y jugar con la de Manolo.
Este no perdía la oportunidad de acaricar los deseables cuerpos desnudos mientras pensaba en todo lo que estaba pasando. Entre las dos le habían dejado la polla en carne viva y no tenía ninguna explicación para ello. Cómo su joven novia había llegado a tal grado de complicidad con la extranjera. y lo que les esperaba a partir de ahora. Cosa que su esposa pasa a explicarle con detalle mientras le da de comer. Sandra se quedará a vivir con ellos y a la ayudará en su pequeño negocio haciendole compañíá mientras él esta fuera en sus rutas. Y cuando llegue le espera una cariñosa bienvenida por parte de las dos chicas. La hermosa caribeña abre los ojos negros ante el plan y tan cariñoso recibimiento que no esperaba.
Tras la comida y para ayudarle a reponer fuerzas Los sientan en un cómodo sillón mientras Sonia le enseña a su chico algunas habilidades que él no le conocía. Sobre el sofá del salón agarra a la caribeña y la coloca a cuatro patas, ella se situa detrás y con la habilidosa lengua le recorre las nalgas cada vez mas dentro de la rajita hast alcanzar el ano rugoso, lamiendo los alredores o intentando penetrar en él con la lengua. Baja por el perinneo buscando el coñito moreno, los labios finos ofrecen el tesoro del clítoris solo con un roce mínimo y su dueña suspira y goza de la caricia de su amiga, de su amante. Manolo comienza a explicarse el grado complicidad entre las dos chicas por que hasta entonces deconocia las habilidades lesbicas de su novia.