Un anuncio en Internet que cambió nuestras vidas.
Gracias a mi decisión, nuestras vidas han dado un agradable giro y ahora disfrutamos de lo que siempre quisimos.
UN ANUNCIO EN INTERNET QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS
Mi nombre es Carlos y tengo 36 años, siempre he tenido muchas fantasías sexuales, pero nunca las he podido llegar a realizar, ya que Carla (mi mujer de 35 años), es bastante retraída en lo de probar cosas nuevas referentes al sexo.
Una vez me decidí a anunciarme en una página web, de esas en las que se buscan relaciones (sin hacerle ningún comentario a Carla). Me anuncié como marido que buscaba pareja para sexo en grupo con mi mujer y con migo. Empezaron a llegarme mensajes de parejas interesadas, pero ninguna me convenció tanto como una de mi misma ciudad. Quedamos un día para tomar un café y conocernos, se quedaron un poco sorprendidos de que acudiera yo solo, pero les expliqué que mi mujer no sabía nada de todo esto y les pedí que me gustaría que me ayudaran. A ellos les pareció bien y me propusieron que nos conociéramos todos, pero que fuera de una manera casual, después de charlar un buen rato, y de empezar a conocernos, llegamos a la conclusión entre los tres, que una forma de conocernos sin levantar sospechas en Carla, sería por ejemplo en el gimnasio al que acudíamos con regularidad Carla y yo, donde Luis y Carmen (que así se llamarán nuestros amigos) se inscribirían y de esa manera poder entablar amistad los cuatro.
Comenzó a pasar el tiempo, y como lo habíamos planeado, nos empezamos a hacer amigos de aquella simpática pareja nueva del gimnasio. Después de un par de meses, un viernes tras de salir del gimnasio los cuatro, propuse que se fueran a pasar el fin de semana con nosotros a nuestra casa, cosa que a todo el mundo (incluso a Carla) le pareció una excelente idea. Luis y Carmen se fueron hasta su casa para recoger algo de ropa y demás, mientras Carla y yo nos fuimos a hacer unas compras para el fin de semana, quedando de recoger a nuestros amigos en su casa a media tarde.
Tras recogernos nos dirigimos en nuestro coche hasta las afueras de la ciudad que es donde vivíamos, Luis y yo íbamos en los asientos delanteros, mientras que Carla y Carmen iban en los posteriores. Comentábamos el calor que estaba haciendo ese mes de julio, y que era una suerte que nos conociéramos ya que nos habíamos caído muy bien todos.
Tras llegar a la casa y sacar el equipaje de nuestros amigos y las compras, comenté que si nos dábamos un baño en la piscina, para sofocar un poco el calor que estaba haciendo, "pues venga todo el mundo a ponerse el traje de baño" indiqué, y así lo hicimos. Nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, cuando estábamos Carla y yo en la nuestra, ella se estaba poniendo un bañador de los que usan las nadadoras, a lo que le dije, que se pusiera ese bikini tan bonito que usa para tomar el sol, diciéndome ella que si no sería un poco provocativo, a lo que le contesté que no, que Luis y Carmen eran nuestros amigos y que no debía de preocuparse por eso.
Una vez bajamos todos a la piscina pude comprobar que Carmen también se había puesto otro bikini muy provocativo parecido al de mi mujer, haciéndole el comentario a Carla de que Carmen también tiene de ese tipo de bikinis, aclarándole a esta última que la intención de mi esposa era haber bajado con un bañador de competición, a lo que nuestra amiga comentó que estaba mucho más bonita así. La verdad es que mi mujer tiene un cuerpo muy hermoso al igual que Carmen, marcándoseles unas tetas muy parecidas, redondas y muy bien puestas.
Estuvimos jugando en el agua durante al menos una hora, en la que entre juego y juego, todos nos rozábamos "inocentemente" o al menos eso era lo que parecía. Salimos del agua y Luis dijo que porque no nos quedábamos con los trajes de baño puestos, ya que como hacía tanto calor estaríamos mejor, a lo que ninguno pusimos ninguna objeción.
Mientras las chicas se fueron a la cocina para preparar la cena, nosotros colaborábamos poniendo la mesa en el jardín cerca de la piscina, al tiempo que colocábamos la mesa, hablábamos de lo buenas que estaban nuestras respectivas mujeres. Fue cuando Luis me comentó que Carmen le iba a empezar a insinuar cosas a Carla mientras estaban solas en la cocina, lo cual me empezó a excitar un montón, tanto que mi amigo me comentó que menuda erección se me veía a través del bañador, que era igual que la que él tenía y en verdad él también estaba completamente empalmado.
Hablamos de que no era conveniente que cuando salieran ellas de la cocina nos encontraran en esas condiciones, ya que nos delataríamos mucho. Y sin más preámbulos Luis me comentó que si yo era bisexual, a lo que le respondí que nunca lo había probado, pero que tampoco lo había descartado, ya que entraba dentro de mis fantasías sexuales, fue cuando extendió una mano colocándola sobre mi abultado paquete y empezó a manoseármela, he de confesar que al principio me sentí un poco incómodo pero a medida de que me la tocaba más me gustaba; hice yo lo mismo y me gustó sentir la enorme polla de mi amigo entre mis manos. Nos retiramos hacia la parte del jardín más alejada entre unos árboles, quitándonos el bañador y como era tal la calentura que teníamos empezamos a chuparnos las pollas mutuamente (era algo nuevo para mi, pero realmente placentero), hasta que los dos al mismo tiempo nos corrimos, quedándonos mucho más tranquilos, nos colocamos los bañadores y seguimos colocando las mesa.
Luis y yo entramos en la casa para coger el mantel, los platos, vasos etc. para seguir colocando la mesa, fue cuando al pasar cerca de la cocina, escuchamos sin que nos vieran la conversación que tenían nuestras esposas:
Carla: la verdad es que soy muy tímida en lo que se refiere al sexo, aunque tengo fantasías, y me gustaría probar cosas nuevas, pero la verdad es que no se como planteárselo a Carlos, me da un poco de vergüenza.
Carmen: si te parece bien, yo te puedo ayudar, ya que Luis y yo somos una pareja muy liberal y no cerramos la puerta a nada referente al sexo, siempre y cuando los dos estemos de acuerdo en ello, claro.
Carla: ¿de verdad harías eso por mí?
Carmen: pues claro, entonces, ¿para qué están las amigas?, es más, te voy a confesar una cosa.
Carla: dime.
Carmen: desde que te conocí me has gustado mucho, y desde que te vi por primera vez desnuda en la ducha del gimnasio me excitaste mucho, como sería, que cuando llegué a casa estuve un gran rato masturbándome pensando en ti.
( Carla se puso colorada por el comentario, pero le gustó )
Carla: yo te he de hacer otra confesión.
Carmen: adelante.
Carla: tu a mi también me gustas mucho, aunque me lo quise quitar de la cabeza, porque tu eres una mujer y yo otra..., pero me estoy dando cuenta de que creo que soy bisexual y algún día me gustaría comprobarlo.
Carmen se acercó a ella sin mediar palabra, y empezó a besarla en la boca con mucha delicadeza y dulzura, mi esposa no rehusó en ningún momento incluso respondió al beso, la mujer de mi amigo comenzó a acariciarle las tetas por encima del bikini y Carla obró de igual manera acariciando las de Carmen. Se comenzaban a oír suspiros por parte de las dos mujeres, las cuales ya se habían fundido en un apasionado y lascivo beso, acariciándose sus mojados coños mutuamente e introduciendo los dedos dentro de ellos. Fue una escena maravillosa el ver a mi esposa gozando por primera vez con otra mujer, pero no quisimos interrumpirlas en ese su momento de placer...
Nosotros salimos sigilosamente a colocar la mesa para la cena y mientras comentábamos lo sucedido, felicitándonos mutuamente por tener unas mujeres como las que tenemos, sabiendo de los buenos momentos de sexo que nos aguardaban.
Cuando ellas salieron con la cena, noté en los ojos de Carla un brillo especial que no había visto nunca, pero no hice ningún comentario. Después de una cena regada con unas botella de rico vino, comenzamos una tertulia, la cual fue subiendo de tono a medida de que el licor que nos estábamos tomando después de la cena iba haciendo su trabajo.
Luis comenzó a decir que mi mujer era muy guapa y que tenía un cuerpo precioso, Carla agradeció el comentario diciéndole que era muy amable y que él era un hombre muy apuesto e interesante y que tenía una mujer que es preciosa y que está muy buena (nunca antes había oído a mi mujer hacer esos comentarios, dándome cuenta de que la cosa iba por buen camino). Agarrándose ambas de la mano se separaron de la mesa, indicándonos que iban a comprobar como respondíamos a lo que iba a suceder acto seguido. Fue cuando comenzaron a besarse y a tocarse esas maravillosas tetas que tanto la una como la otra poseen, quitándose primero la parte de arriba y después la parte de abajo del bikini, quedándose completamente desnudas y haciéndonos una verdadera exhibición de sexo entre mujeres, en la cual ya no había ningún tipo de pudor, se mostraban como dos perras en celo comiéndose los coños mutuamente.
Se acercaron a nosotros a cuatro patas por el césped, para comprobar el estado de nuestras pollas, Carla se acercó a Luis y Carmen a mi, haciendo las dos casi al unísono el mismo comentario "la tiene durísima", se echaron una mirada de complicidad la una a la otra, como dándose permiso mutuo para hacer lo que quisieran con nosotros. Carmen me quitó casi de un tirón el bañador y dejó libre mi enrojecida y durísima polla, quedando delante de su cara comenzó a besarla y a darle lametones, para acto seguido empezar a propinarme una de las mejores mamadas que me han dado nunca (y eso que mi mujer es una especialista chupando). Giré la cabeza para ver que era lo que estaba sucediendo a mi lado, cuando vi a Carla como loca chupando la polla de Luis el cual solo decía "que bieeen, que bieeen, no pareees", sacándose la polla de nuestro amigo de la boca mi mujer me comenta en voz alta que si me gustaba lo que estaba pasando, porque eso ya no tenía marcha atrás, a lo que yo le contesté que es lo que yo quería, diciéndome ella, pues que así sería. En ese momento de lujuria, tanto Luis como yo llenamos las bocas de la mujeres con una impresionante corrida, de la cual no dejaron derramarse ni una sola gota, saboreándola como si del mejor de los manjares se tratara.
Luis y yo decidimos sorprender a las chicas y empezamos a hacer un 69 delante de ellas para recuperar nuestra erección, al tiempo que yo le decía a Carla que no iba a ser ella la única bisexual, ella no daba crédito a lo que estaba viendo, pero me sonrió a modo de aprobación.
Una vez recuperados nuestros respectivos empalmes, se colocaron delante de nosotros a cuatro patas ofreciéndonos sus chorreantes coños, los cuales penetramos hasta el fondo de un solo golpe y propinándoles una monumental follada, mi excitación era mayúscula ya que se estaban follando a mi mujer a mi lado mientras yo hacía lo mismo con la de Luis. Sacándosela a Carmen, decidí que era hora de poder gozar de su otro agujero, así que comencé a mojarle la entrada con saliva y a dilatárselo un poco metiéndole primero uno y después dos dedos, le arrimé la punta de mi polla a la entrada del culo y empecé a empujar despacio pero sin pausa hasta que le metí más o menos la mitad comenzando a bombear ese precioso y dilatado culo hasta que le entró por completo y la follada era plena, solo se oía a Carmen gemir del gusto y a mi mujer a la que Luis le estaba dando también lo suyo por el culo, era tan grande la excitación de los cuatro que estallamos a la vez en un caliente, obsceno y maravilloso orgasmo que nos dejó cansados para un rato.
Después de la primera follada del fin de semana, le confesamos a Carla que lo habíamos premeditado todo, explicándoselo desde el principio, agradeciendo ella que hubiera dado ese paso, ya que por su timidez nunca lo hubiera dado por sí sola sin ayuda, también agradeció a Luis y a Carmen que hayan sido ellos los que nos iniciaran en estas cosas y que estaba dispuesta a seguir siempre.
Seguimos follando durante todo el fin de semana, y después se ha hecho una práctica asidua entre nosotros y nuestros amigos, tanto en nuestra casa como en la suya, vamos de vacaciones los cuatro juntos, conocemos a más parejas con las que también tenemos sexo. La verdad que Carla y yo estamos más unidos que nunca, será porque a los dos nos apetecía hacer lo que ahora estamos haciendo y nunca nos lo habíamos planteado. Gracias a internet por brindarme la oportunidad de conocer a Carmen y a Luis, que ellos han sido los que nos han hecho ser verdaderamente felices.