Un amor probado 3
Mauricio comenzó a dar estocadas más y más fuertes, su cuerpo se arqueó un poco hacia atrás y su cara se elevó al cielo como buscando aire y pude ver como comenzó a tener convulsiones y como apretaba la pierna de Fernando al tiempo que la volvía a soltar y su cuerpo se llenó de una platina de sudor que lo hacía lucir brillante al resplandor de la luz.
UN AMOR PROBADO 3
Mauricio se consiguió una su novia nueva que venía de un país nórdico tipo Noruega o algo así, estudiaba en intercambio universitario y estaría un período no menor a un año, según me contó lo satisfacía de lo máximo sexualmente, pues habíamos llegado a ser confidentes muy íntimos con mi hijo, aunque realmente no habíamos vuelto ha hacer nada más que lo ocurrido aquel día.
Regina estaba feliz, nos llegó con la novedad que en su trabajo habían rifado entre los empleados en la fiesta de aniversario de la compañía una piscina de tipo familiar, de esas piscinas que se montan en el patio y caben hasta 15 personas.
Ya estábamos en Marzo y el calor arreciaba, había días que era insoportable y la noticia de la piscina calló como agua de Mayo.
Ese fin de semana Mauricio con ayuda de Fernando montaron rápidamente la piscina, le pusieron agua y en 24 horas ya estaban metidos en el agua.
Regina los acompañaba y mi mujer disfrutaba atendiendo a sus hijos, Mauricio por su parte ese fin de semana estaba un tanto desanimado porque su noviecita no iba a llegar dis que tenía pruebas y no podría asistir por estar estudiando.
La familia rápidamente ocupó sus puestos dentro del agua y para desgracias de todos y principalmente de mi mujer tuvo un llamado que su hermana había sufrido un fuertísimo ataque de asma y pronta como solidaria con ella nos indicó que se iba a San Pedro Sula a ayudarla porque ella estaba sola.
La acompañe al aeropuerto, no quería volar porque muy caro pero le indique que con las millas acumuladas era gratis y que fuera lo más pronto posible a atender a su hermana y que avisara a penas llegar.
Realmente mi esposa quería a esta hermana que siempre fue muy débil de salud.
Nosotros esperando buenas nuevas de su parte regresamos a una rutina de fin de semana, Mauricio, Regina y Fernando no salieron del agua en todo el día; para la tarde parecían camarón de rojos y quemados del sol.
Yo me burlaba abiertamente de todos ellos y a consecuencia de lo mismo, Regina se quedó en su bikini (una chica muy hermosa), Fernando no disimulaba que mi hija le atraía y sus ojos se iban a su cuerpo y ese par de tetas firmes a cada rato eran el objeto de su libidinosa mirada.
Lastimosamente para Fernando, él también al igual que Mauricio solo tenían puesto un speedo por ropa y pude notar como una carpa en el bañador de Fernando comenzó a formarse y este no encontraba la forma de ocultarlo.
Sentado en la sala Fernando tomó uno de los cojines y lo puso en su regazo para disimular la carpa que allí tenía.
Mauricio me pidió de la loción para las quemaduras que tenía su mamá en el baño nuestro y fui a traerla, al regresar Mauricio le pidió a Fernando que le untara de la loción en la espalda, pero que se la aplicara en el cuarto para no estropear los muebles.
Así fue, ambos chicos se dirigieron al cuarto de Mauricio y allí se aplicarían la loción para la quemadura a lo que Fernando un tanto avergonzado por su eminente erección no tuvo más que levantarse con sus manos al frente tratando de ocultar algo por más evidente y por mi conocido.
Mauricio no se dio cuenta de lo que le ocurría a Fernando pues él iba delante de su cuñado.
Desde la sala, puede escuchar como cerraban la puerta del cuarto de Mauricio; pero no escuche que pasaran el seguro de la misma.
Asumí que por andar en speedo no tendrían porque quitárselos y el untar la crema para la quemadura del sol sería en las partes expuestas del cuerpo tal y como andaban ambos.
Preparé una limonada bien cargadita para el calor y llevé un vaso enorme a Regina que estaba con su ventilador a todo motor y luego sendo a los chicos que asumí estarían igual.
Cuando abro la puerta del cuarto de Mauricio me encontré con una sorpresa, Mauricio estaba sentado sobre los glúteos de su cuñado como si estuviera de rodillas y ambos estaban desnudos, el pene de Mauricio descansaba morcillón sobre la espalda de Fernando y este tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados bajo su almohada.
Mauricio aplicaba la crema suavemente en la espalda de su cuñado y este emitía unos sonidos bajos, pero muy bien perceptibles hasta por mí que acababa de entrar al cuarto.
Mauricio al notar mi presencia me sonrió sin malicia y el susto fue para Fernando que al escuchar cuando les indicaba que había llevado limonada casi bota a Mauricio del salto que pegó.
Tranquilos chavos, les dije Yo; solo que no dejen la puerta abierta cuando estén en cueros, porque podría ser mi mujer quien entrara o tu hermana Regina, dirigiéndome a Mauricio.
En eso estaba cuando recibo la llamada de mi mujer que ya estaba con su hermana y que hasta el hospital tuvo que llevarla pues estaba muy grave.
Sobre mis talones giré y salí de allí tirando de la puerta tras de mi.
Como pude consolé a mi esposa y la insté a llamar a su cuñado, para que esté enterado de la situación a medida ocurran las cosas.
La curiosidad de haber visto a ese par de hombres desnudos aplicándose crema me encendió el lívido y pude sentir como al venir la imagen de Mauricio montado sobre las nalgas de Fernando me hicieron calentar un poco mi verga, haciendo que la pudiera sentir en mis bóxers como queriendo despertar.
Sigilosamente, primero me asomé al cuarto de mi hija y pude comprobar que estaba dormida; luego caminé por el pasillo y doblando la esquina quedé frente al cuarto de Mauricio, las cerraduras de los cuartos son de esos antiguos que dejan espacio para ver hacia adentro a través del agujero de la cerradura y pude ver a Mauricio aún sobre Fernando, pero ahora estaba sentado un poco más debajo de las nalgas, en los muslos y su verga aún morcillona reposaba sobre las nalgas de Fernando mientras continuaba aplicando abundante crema en la parte media de su espalda.
Las manos de Mauricio resbalaban suavemente por la espalda de su cuñado y volvían a subir hasta alcanzar sus hombros; ese par de tipos son una belleza solos, pero juntos son una explosión a los sentidos.
Pude notar como Mauricio bajó hasta cerca de donde comienza la raja del culo de Fernando porque el speedo hasta allí marcaba rojo, ese par de bolas blanquecinas que son sus nalgas en ese momento no necesitan de ninguna aplicación.
Mauricio repasaba con la vista la espalda y comenzaba a detenerse a ver un tanto su rabo posado en la mera raja de su cuñado y con las manos subía al mismo tiempo por su espalda.
Pude ver como al inclinarse Mauricio sobre la espalda de Fernando nuevamente para subir hacia sus hombros y luego bajar, su mirada estaba nuevamente posada en su verga que estaba ahora un poco más empinada.
Esta operación se repitió varias veces y la verga de Mauricio se paraba cada vez más y comenzaba a sobresalir de entre sus piernas y a pegarse más a todo lo largo de la raja de Fernando.
Fernando no se movía, recibía la caricia de las manos de su cuñado al tiempo que éste le acariciaba con su rabo la raja del culo, ese culo espléndido que se gasta mi yerno.
A Mauricio le comenzó a cambiar la expresión de su rostro, ya estaba poniéndose cachondo y su mirada era un poco entre lujuria y deseo.
Con una mano Mauricio tomó el frasco de loción y esparció un poco en la otra mano y las frotó, luego con una comenzó a acariciar, si a acariciar la parte baja de la espalda de Fernando; mientras con la otra tomó su mástil y lo frotó haciendo una lenta pero sabrosa chaqueta a su verga.
La mano que posaba Mauricio sobre Fernando, fue bajando hasta internarse en el medio de los dos cachetes del culo de mi yerno y este al sentir esa intromisión solo levantó un poco su cabeza y se dejo hacer.
Acto seguido mi hijo comenzó a sobar el gorro de su pija en el medio de las nalgas, esto, para poder sentir la presión de ese par de guardias del tesoro mejor guardado por Fernando, su culito.
A penas comenzó a restregar su glande en las nalgas de Fernando, pude ver la cara de satisfacción que ponía Mauricio; se notaba que lo estaba disfrutando.
Fernando por su parte, había estirado un brazo hacia atrás y de esta manera alcanzaba a tocar la verga de Mauricio y en un momento dado él mismo guiaba la verga en ese recorrer en su propia raja.
El mismo Fernando se estaba haciendo disfrutar a si mismo, estaba sintiendo como el rabo de su cuñado le frotaba la entrada al culo y toda la raja, como con sus propios líquidos pre-seminales lo lubricaba y en eso miré como en dos ocasiones la pija de Mauricio quedó como trabada en la entrada del culo de Fernando y en un par de subidas y bajadas también pude observar desde mi punto a través de la cerradura de la puerta como la pija de mi hijo quedó trabada en la entrada del culo de su cuñado y como ambos hicieron una pausa.
Parecía que pensaban que ese era un punto sin retorno, en eso ocurrió, Fernando arqueando la espalda buscó ensartarse él mismo con la estaca de mi Mauricio y pude escuchar un aaaAAAJJJJJHHHHH a medida ese sable de carne dura y gruesa penetraba en aquel orificio pequeño y estrecho, resistente y blando a la vez.
Miré como la cara de Mauricio era un conglomerado de placer y la de Fernando un rictus de lujuria y placer.
No pude evitarlo y mi mano automáticamente sacó mi propia pija de su escondite y comenzó a masturbarla.
Luego pude observar como Mauricio comenzó a cambiar de posición y se inclinó sobre la espalda de Fernando, sus brazos fueron a dar por de bajo de su pecho y lo tomaron con precisión.
Las nalgas de Mauricio sobresalían y era su movimiento constante, lento y cadencioso, su pija se miraba entrar y salir y sus cuerpos acoplarse como solo dos hombres saben hacerlo.
Eso era disfrutar del sexo, mi hijo es un experto culeando anos virgos de hombres completos, hombres que dejan su heterosexualidad depositada en la punta de su propio glande y que luego los hace que se retuerzan como zorros sedientos de paloma, de verga, de pija bien dura y gruesa, de esa pija que él se carga que lo hace sentir a uno los rincones más entrañables de nuestras profundidades, de esos lugares que nadie nunca ha alcanzado y que él logra rozarnos y acariciar una y otra vez.
Yo se muy bien por lo que Fernando está pasando en este momento me decía a mi mismo y me sentía como si fuera Yo el que estuviera debajo de mi propio hijo que en ese instante estaba gozando del culito de su cuñado.
Los gemidos de Fernando eran audibles, muy bien claros en el pasillo y lo único que me impedía no ser protagónico era mi poco de sentido común que me indicaba que debía estar alerta por si Regina se levantaba.
Si, Regina; mi hija estaba a escasos metros de todo esto y estos dos cabrones no reparaban en hacer cada vez más ruido, más quejidos de cada vez que le pepenaban esa troza de carne por el culo y que Fernando estaba gozando muy en sus profundidades más escondidas.
Se podía escuchar como palmoteo, cuando el escroto de Mauricio chocaba contra las nalgas de Fernando y rebotaban de lo fuerte y sabroso que se lo estaba cogiendo.
Mauricio cambió de posición a Fernando, colocó una pierna en el hombro, otra debajo de sus piernas y abierto como escuadra le volvió a meter toda la pija de un solo tirón, mi yerno brincó y sonrió, lo estaba disfrutando y acariciaba con la mano libre el pecho de Mauricio que se presentaba como una muralla frente a su cuñado.
Aquel encuentro entre estos dos machos era increíble, no podía menos que seguir con mi paja a millón; me estaba machacando la paloma de tal forma que sentía cierto dolor combinado con excitación y lujuria de verlos a ellos dos juntos.
Mauricio comenzó a dar estocadas más y más fuertes, su cuerpo se arqueó un poco hacia atrás y su cara se elevó al cielo como buscando aire y pude ver como comenzó a tener convulsiones y como apretaba la pierna de Fernando al tiempo que la volvía a soltar y su cuerpo se llenó de una platina de sudor que lo hacía lucir brillante al resplandor de la luz.
Sus ojos se cerraban fuerte y casi podía decir que se desfalleció, lentamente fue bajando y colocándose sobre Fernando hasta llegar a estar completamente acostado sobre él y muy cariñosamente le estampó un beso en los labios y lo volvió a repetir para luego ocultar su rostro en el cuello de Fernando.
Este a su vez, abrazó a Mauricio y con sus piernas lo atrajo aún más junto a él y acarició su espalda hasta llegar a sus nalgas y volvió a subir.
Tomándolo de la nuca lo besó y gozando de sus labios los mordía con cariño y pasión de quien está satisfecho de haber sido bien culeado.
Mauricio rodó sobre uno de sus costados y la verga de Fernando seguía en pié, era un buen garrote para no desperdiciar y supe que Mauricio así lo sintió pues con su mano lo tomó y con su boca besó una de las tetillas de Fernando, lo comenzó a masturbar suave y con puño seguro.
Fernando se dejaba hacer, la boca de Mauricio subió por su cuello y llegó a su boca, su mano lo pajeaba más fuerte aún y no dejaba a aquel manubrio descanzar, solo fueron un par de minutos más y Fernando comenzó a jadear, Mauricio se apresuró y se colocó de tal forma que la fuente de semen de Fernando comenzó a llenar su mejilla de abundante y caliente lefa.
Aquel semen parecía una cucharada sopera de mantequilla recién escurrida y salió muchísima más.
Era una corrida estupenda, poco a poco comenzó a mermar y Mauricio se separó para ir a besar a su cuñado en la boca; Fernando con toda la lujuria del momento, tomó la cara del hermano de su novia y comenzó a lamer su propia leche de su mejilla, era exquisita por lo que se podía ver, Mauricio lo besó en la boca para degustar el también.
Fernando dejó muy limpia la cara de Mauricio y descanso en el pecho fuerte y varonil de su propio cuñado.
Yo afuera no pude aguantarme más y fueron siete disparos de abundante leche la que tiré.
Me sentí agotado de tanto mirar y de tanto que me corrí, mi cuerpo solo se dejó caer contra la pared y poder tomar aire y un poco de fuerzas para limpiar y salir de allí.
Pasaron un par de horas y Regina se levantó, los dos tortolitos seguían juntos aún.- Me preguntó por Fernando y le dije que los había mandado a descanzar porque estaban igual que ella hechos un manojo de agotamiento e insolación.
Bueno papi, voy a la tienda de la esquina por un jugo de manzana que veo que no hay; ¿Quieres algo?, no cariño, ve no mas y cuando vengas la cena ya va a estar.
Así fue, Regina salió de casa; tardó muchísimo más de lo que esperaba y por suerte el par de cabroncitos ya estaban de pié al olor de la cena.
Ambos estaban con un par de calzonetas tipo bomberos (de muchas bolsas) un poco caídas en las caderas dejando al aire todo ese cuerpo sabroso para observar.
Regina al llegar saludo efusiva a su novio y en son de broma le dijo a Mauricio: “espero que no hayas abusado de mi novio mientras estaba dormido ahhh” y todos nos tiramos a reír.
Yo miré a Mauricio y este a Fernando y con un tono más sarcástico le contestó: “Un poquito no más” jajajajajajjaja
Así terminó ese día, Fernando se marchó y todos quedamos a espera de noticias de la hermana de mi mujer.
Ya saben bla bla y bla bla con lo de los nombres y lugares…
LUDAVAGI
Espero les haya gustado, pueden leer los otros relatos también buscando LUDAVAGI entre los que escribimos aquí.
Hasta pronto,