Un amor inolvidable 8 Capítulo final de temporada.

Mentiras, infidelidades, decepción y el término de un ciclo más.

UN AMOR INOLVIDABLE (VIII)

CAPÍTULO FINAL

PRIMERA TEMPORADA.

Buenas tardes, disculpe las molestias Sr. – dijo una señorita de tez blanca, muy delgada, le calculaba unos 21 años de edad, no más, que bajó de su camioneta para hablar conmigo – disculpe por cerrarle el paso, pero lo que pasa es que usted iba muy rápido y quería preguntarle algo, ¿me podrá orientar para llegar a la iglesia de la capital? Mi novio y yo somos nuevos aquí. Espero no estarle quitando su tiempo – dijo amablemente.

Le dije que no había problema, le señalé la ruta a seguir, le di referencias, nombres de calles, hasta que se despidió y siguió su camino. Yo estaba un poco cansado por todo lo ocurrido en la semana, y sólo quería llegar rápido a casa para descansar un rato. También debía preparar la comida, así que pasé al centro comercial a comprar un paquete de chuletas y un kilo de papas, y me regresé a la casa.

Cuando llegué, saludé, pero me extrañó no haber tenido respuesta alguna, por lo que pensé que quizás Doña Eva y Will habían salido a algún lado. Me dirigí a la cocina con mis compras y, al voltear en dirección al refrigerador, antes de que pudiera abrir la puerta, encontré un post it pegado que había escrito Will:

Dani: Acompañé a mi mamá al hospital, no te preocupes, no es nada grave, sólo es una cita que tenía programada para hoy. Volveremos pronto.

William.

P.D. Ve preparando la comida, espero no tardarnos tanto. Nos vemos al rato. Te amo. Besos.

Unos minutos después sonó el teléfono, era Carlos avisándome que ya había preparado sus maletas con todo lo necesario y que me esperaba afuera del edificio donde hasta ese día fue su hogar, yo le dije que me esperara y que no tardaría en llegar, colgué e inmediatamente tomé un taxi para encontrarme con él. Al llegar, le dije al chofer que me esperara porque iba a pedirle que me llevara a otra ruta, Carlos y yo nos saludamos y nos regresamos en el mismo taxi, que le solicité nos dejara a unas cuadras de la casa.

Carlos y yo bajamos del vehículo y cuando abrí la puerta, la casa aún se encontraba vacía, fue algo extraño porque, considerando el tiempo, Doña Eva y William ya debían haber llegado, así que le mostré a Carlos el lugar en donde podía dejar sus cosas mientras le hablé a William:

  • Dany: Hola amor, ¿cómo les fue?

  • Will: (Sollozando) Amor, ¿puedes venir? Te necesito.

  • Dany: Claro bb, no tardo, voy para allá.

Tomé las llaves de la casa y me disponía a salir apresuradamente cuando Carlos me habló:

  • Carlos: Dany, ¿qué ha pasado?

  • Dany: Me tengo que ir.

  • Carlos: ¿A dónde vas?

  • Dany: Al hospital, mi suegra se puso mal.

  • Carlos: Te acompaño.

  • Dany: ¡No! – dije apresuradamente, y después cambié el tono – no, mira... no es recomendable ahora porque Doña Eva tiene un problema del corazón, y mientras menos personas estén en la habitación es mejor para ella. Perdón, pero no puedo llevarte.

  • Carlos: Pero no puedes irte solo, algo te podría pasar…

  • Dany: Carlos, es temprano, aún no anochece, no creo que me pase nada. De cualquier forma, gracias por tu ayuda.

  • Carlos: Mira, por favor, déjame acompañarte, te prometo no ser una molestia para ti ni para William, pero permíteme estar contigo en estos momentos – dijo con una expresión de súplica que me obligó a aceptar - En verdad.

  • Dany: Está bien – le dije, sin más opciones - Vamos.

En el trayecto que hicimos desde la casa hasta el hospital, le marqué a Sandy para que fuera al hospital, ya que ella había sido un gran apoyo desde que nos conocimos, el teléfono marcó un par de timbres y, después, ya estaba Sandy atendiendo la llamada:

  • Sandy: Hola Dany, ¿cómo estás?

  • Dany: Estoy preocupado - le respondí - Doña Eva se ha puesto mal de nuevo, ahorita mismo voy en dirección al hospital.

  • Sandy: Dile a Will que voy ahora mismo para allá - informó - Nos vemos. Cuídate.

  • Dany: Vale - respondí - Cuídate.

Inmediatamente después de colgar, le marqué a Blanca, quien me contestó un poco preocupada, debido a que William ya le había hablado:

  • Blanca: Hola Dany, ¿cómo estás? - me saludó.

  • Dany: Estoy preocupado - le respondí - Doña Eva otra vez se puso mal, ya casi voy llegando al hospital.

  • Blanca: Sí - me dijo - yo también, estoy como a cinco minutos de ahí.

  • Dany: Bueno, entonces nos vemos en el hospital - le dije - Sólo llamaba para avisarte. Cuídate. Bye.

  • Blanca: Igualmente, bye.

Cuando Carlos y yo llegamos al hospital, nos encontramos a Sandy y a Blanca en recepción, después de saludarnos, nos dirigimos los cuatro a la sala de urgencias. Cuando llegamos al primer piso, pregunté por la señora Eva, ya que no recordaba el piso en el que estaba, y la enfermera me dijo que William ya había llegado y estaba con su madre en el cuarto, pero que Doña Eva se iba a recuperar rápido ya que no se había puesto tan grave. Después de eso, le pedí a Carlos que acompañara a Sandy en la sala de espera mientras yo acompañaba a Blanca a la cafetería, cuando llegamos a la cafetería, Blanca y yo empezamos a platicar:

  • Blanca: No me gusta esto que le pasó a Doña Eva, Dany – dijo preocupada – ya no es normal que se le suba tan fácil la presión.

  • Dany: Lo sé, a mi tampoco me gusta esto, además me siento culpable – dije entristecido – si yo no los hubiera invitado a salir de vacaciones hace cuatro meses, en Junio, Doña Eva estaría bien.

  • Blanca: Dany, no te culpes, el problema de Doña Eva se acentuó porque fueron de vacaciones - me dijo - pero si no hubieran ido, de cualquier forma Doña Eva también se hubiera puesto mal.

  • Dany: Sí, lo sé - suspiré - pero aun así me siento mal.

El encargado de la cafetería nos interrumpió para darnos los vasos con cafés, Blanca iba a pagar los cafés pero yo me adelanté, dándole al joven el dinero, después de eso, Blanca me dijo:

  • Blanca: No pasa nada, Doña Eva se pondrá bien - me dijo - ya lo verás, no hay de qué preocuparse - suspiró - mejor acompáñame a la sala, no hay que dejar solos a los muchachos.

  • Dany: De acuerdo - respondí - vamos.

Blanca y yo nos fuimos a la sala, cuando llegamos, Carlos estaba platicando con Sandy, y cuando ambos nos vieron, se acercaron para decirnos que Will había entrado a la habitación y, en ese preciso instante, vi a Will saliendo de la habitación de Doña Eva, pensé que me saludaría, pero cuando me vio, se molestó y no me dijo nada, yo pensé que era por la situación que estábamos pasando, pero después de que el Doctor nos dijo que Doña Eva ya estaba mejor de salud y que podría salir pronto del hospital, las chicas anunciaron que debían marcharse, yo me despedí del doctor y me dirigí a los chavos, me despedí de las chicas y de Carlos, ya que él se había comprometido a llevarlas hasta sus respectivas casas, inmediatamente después me acerqué a Will y empecé a platicar con él:

  • Dany: ¿Cómo está Doña Eva? – dije – ¿Ya está mejor?

  • Will: Sí, sólo fue una ligera complicación – dijo algo triste – pero el doctor me ha dicho que con los medicamentos que le está suministrando, mi madre se pondrá bien - me dijo con un fallido intento por sonreír.

  • Dany: Que bueno – le dije, pero al ver su cara le pregunté: - ¿Qué tienes? – le pregunté mientras lo veía directo a los ojos - ¿Te pasa algo? – Lo vi con su mirada triste, deprimido – Sabes que puedes confiar en mi.

  • Will: No, Daniel - dijo - no puedo… – empezó a decir, pero al darse cuenta de su respuesta, inmediatamente cambió sus palabras – …Es decir… No… no puedo decirte nada ahorita, en verdad me siento mal – dijo, como queriendo corregir sus palabras – Ahora sólo quiero estar aquí con mi mamá.

Me acerqué para abrazarlo, pero él se apartó repentinamente, y fue entonces cuando empecé a recordar esos “pequeños detalles” que William había tenido hacia mi, y entonces me preocupé, ya que él no había estado así conmigo antes, por lo que le dije que iba a regresar a casa a cambiarme de ropa, pero él me dijo que no era necesario que yo estuviera con él, yo le dije que de cualquier modo regresaría, así que me despedí, pasé al sanitario y, al salir, me caminé hacia la salida.

Antes de irme recibí un mensaje de Carlos, en el que me avisaba que ya estaba de regreso en el hospital, entonces decidí hablar con él, quedamos de vernos en la cafetería del hospital y cuando llegué, él me preguntó:

  • Carlos: Vi lo que pasó entre ustedes hace rato –  me dijo - ¿por qué te trata así?

  • Dany: Pensé que tú lo sabías – le respondí – has estado hablando con William y me imagino que ya te comentó algo - le respondí - Carlos, dime lo que sepas, o me enojaré contigo - le dije.

  • Carlos: No Dany - me respondió - créeme, si supiera algo, te lo diría, pero no sé qué le pasa, William no me ha dicho nada.

  • Está bien - suspiré - no te preocupes.

En ese instante apareció Will y, con cara de pocos amigos, me preguntó que qué hacía yo ahí con Carlos, le contesté que Carlos es uno de mis amigos y que estaba conmigo cuando William me llamó y no me dejó venir solo al hospital. Eso pareció calmarlo un poco, pero noté que le dirigía miradas recelosas a Carlos y no paraba de enviar mensajes de texto por su móvil.

Uno de esos mensajes, por error, me lo mandó a mí, éste decía:

Chris, no puedo seguir con esto, ver a Carlos con Dany me está matando, me muero de los celos, pero sé que no tengo derecho a eso, ven pronto, te necesito”.

Al terminar de leerlo me molesté mucho y fui a buscarlo para reclamarle. Le mostré el mensaje y le dije que si tanto le molestaba la presencia de MI AMIGO Carlos, yo le pediría que se fuera: “ lo que había venido a hacer ya lo había hecho y esta es una situación familiar, así que lo mejor es que se vaya

Estaba buscando a Carlos en la sala de espera cuando lo vi salir del baño y me dijo:

  • Menos mal que te veo, Dany, me ha llamado Alberto y quiere que salgamos, pero no me atrevía a irme así sin más. ¿Qué tienes? – dijo preocupado – Te veo enojado.

Entonces le mostré el mensaje de Will y él lo entendió y se fue sin más, dándome un respiro y agradeciendo mentalmente a Alberto que me hubiera facilitado, aunque no lo supiera, las cosas esa tarde.


Alberto y yo habíamos quedado en una cafetería, donde estuvimos hablando de todo un poco y al final llegamos al tema de Will y Dany:

  • Sr. Carlos, ¿usted no es amigo de los dos? –me preguntó Alberto.

  • Sí, claro, Alberto - le respondí - pero ya te he dicho que somos amigos y que me llames por mi nombre y me tutees, que me siento un poco incómodo - le dije - a veces me tratas como a tu jefe… - hacía algún tiempo que nos veíamos muy a menudo, pero él seguía con su trato formal, supongo que al haberme conocido en el despacho de Dany le costaba acostumbrarse al trato informal conmigo.

  • Tienes razón, Carlos - me dijo - es que a veces me pongo nervioso y se me olvida… -Alberto quiso justificarse, pero la verdad sabía que se iba a enredar peor, así que lo corté.

  • Bueno, da igual - le dije - espero que veas que puedes confiar en mí…

  • Eso depende, Carlos… - Alberto me puso una cara un poco pícara, así que decidí seguirle el juego

  • ¿De qué depende, Alberto? - pregunté confundido.

  • De si haces lo que quiero donde quiero - me dijo.

  • Y ¿qué quieres? - pregunté aún sin entender lo que pasaba.

  • Ven a mi casa y lo sabrás…

Dicho esto se levantó y se encaminó a la salida…

Al llegar a la casa de Alberto, nos empezamos a besar desesperadamente, me encantaba sentir sus suaves labios en los míos, nos fuimos moviendo como pudimos al sillón en donde Alberto me recostó para ponerse encima de mí.

  • Carlos – dijo mirándome con unos ojos llenos de ilusiones – no sabes cuánto desee este momento, me gustas ¿querrás ser mi novio? – me preguntó, cambiando su tierna mirada por una mirada suplicante, a la cual no pude resistirme.

  • Claro que acepto, acepto, ¡acepto! ¡Jajajaja! – dije alegremente – Alberto, tú eres un chavo muy lindo, centrado y trabajador, además de ser el primo de Dani, espero que nuestra relación empiece por el buen camino.

  • Así es Carlos - me dijo - yo también espero lo mismo, pero no le digas nada aun a Dani, quiero que los dos le demos la sorpresa luego ¿vale?

  • Vale – dije mientras lo volvía a besar – Te amo.

  • Yo también - le dije.

Fue algo excepcional, Alberto se desvistió con rapidez pero cuando yo lo quise hacer él no me dejó,  ya que prefería hacerlo él mismo, así que empezó a quitarme el saco, la camisa y la corbata mientras me daba ligeros besos alrededor del cuello, para después pasar a mi pecho, el cual besó y, después, tambiéen besó y jugó con mis pezones, recorrió mi estómago hasta que llegó a la hebilla del cinturón, la cual desabrochó con agilidad para después liberar mi verga que ya soltaba algunas gotas de líquido pre seminal, las cuales Alberto no dudó en probar, estuvo dándome sexo oral de una manera impresionante, hace años que no tenía sexo de esta calidad, no después de Dan. Alberto pasó a mis testículos que besaba con sus labios rojos como la sangre, mientras él me masturbaba con su otra mano.

Estuvimos así un buen rato hasta que decidí penetrarlo, así que acomodé a Alberto para empezar, pero él me detuvo un poco para informarme que tuviera cuidado porque él era virgen, en ese momento paré y no quise avanzar más, ya que recordé la primera vez de Dany y la ilusión que él tenía por querer estar conmigo, además de recordar todo el daño que le había hecho a Dany y no quise que se repetiera la historia, Alberto me miró desconcertado y entonces le comenté la situación y le pedí tiempo, Alberto entendió perfectamente. Después de haber estado juntos y abrazados, nos vestimos y me dijo que tenía que decirme ciertas cosas acerca de William y Christian.


Fue gracias a Carlos y a Alberto que me enteré de la situación entre Will y Chris; cuando supe que William había estado teniendo sexo con Chris en repetidas ocasiones, y que lo habían estado haciendo a mis espaldas, sentí que me quería morir, me sentí muy mal porque yo mismo había propiciado esta situación, ya que Carlos me dijo que Will se sentía mal por haberme traicionado con Chris, pero que al mismo tiempo me había echado la culpa porque no le puse atención, pero Carlos dijo que le sugirió a William hablar conmigo y que, según Carlos, Will iba a hacerlo ese mismo día... cosa que no ocurrió. Yo le reclamé a Carlos el hecho de que ese mismo día que se vio con Will, le pregunté y él no me quiso decir nada, y él únicamente se defendió diciendo que no quería lastimarme más de lo que ya me había lastimado tiempo atrás, pero, por lo visto, todo lo que él hiciera o dijera, a mí me iba a molestar. Yo ya no le dije nada, lo único que hice fue dejar el dinero de mi café junto con la propina de la mesera y me levanté molesto, completamente dispuesto a irme, en ese momento Carlos no intentó detenerme. Iba tan molesto que lo único que quería hacer por el momento era descansar y encerrarme en mi habitación.

Sin decir más, me fui a la casa, Carlos me alcanzó cuando le hice la parada a un taxi, yo no quería que me acompañara e intenté subirme solo al taxi, pero Carlos me detuvo del brazo y me giró hacia él, empezamos a discutir un poco, hasta que el taxista nos interrumpió para saber si se iba o nos esperaba, a lo que Carlos y yo decidimos subirnos y nos fuimos a la casa, ya estando ahí, apenas entré, subí a mi habitación y me tumbé sobre la cama, en donde empecé a llorar. Carlos me siguió hasta la habitación, se sentó en una orilla de la cama en donde yo estaba llorando y, sin decirme nada, se acostó a mi lado y me abrazó, acercándome a su pecho, cuando sentí su abrazo recordé aquellos bellos momentos que pasé con él, reconociendo su pecho, su aroma, sus brazos, como si mi mente olvidara la distancia entre nosotros queriendo buscar algo que ya no estaba, y entonces le dije:

  • Dani: No soporto más, Carlos. No me puede estar pasando esto de nuevo.

  • Carlos: No digas eso, Dany - respondió mientras, con dos dedos de su mano, revolvía un pequeño mechón de mi cabello - yo sé que eres fuerte, mírame - me dijo mientras, con sus brazos, me sentaba en la cama y, con sus manos, dirigía mi cara hacia él - ya verás que las cosas entre ustedes se pueden arreglar - me dijo mientras limpiaba mis lágrimas con sus manos - además, si tú lograste superar lo que te hice, entonces me estás demostrando que tienes las suficientes fuerzas para seguir adelante con o sin William.

  • Dani: No lo sé… es que yo tuve la culpa… - empecé a decir - lo perdí, Carlos, lo he perdido… - dije, y empecé a llorar de nuevo – es otro de mis más grandes errores de mi vida. Y ni siquiera sé qué puedo hacer.

  • Carlos: No llores, por favor, no me gusta que sufras así – me dijo entristecido y, segundos después, él también empezó a llorar – Si tan solo no te hubiera lastimado tanto hace años… - empezó a decir.

  • Dani: Ya no importa – dije mientras me limpiaba las lágrimas – ahora sólo me queda pensar cómo puedo manejar la situación.

  • Carlos: ¿Qué te he hecho? – lloraba - ¿Dónde quedó aquel Daniel que no dudó en sacarme de su vida ni un segundo? - preguntó, aún llorando - ¿Dónde quedó ese coraje que tenías para seguir viviendo? ¿Dónde quedó aquel Daniel que siempre sabía qué hacer con su vida? ¿Dónde está el Daniel que no dudaba en tomar decisiones precisas sin importar cuánto pudieran doler? - preguntaba mientras golpeaba el colchón una y otra vez, se notaba su furia y su dolor en cada golpe que daba.

  • Dani: Aquel Daniel no está aquí ahora, Carlos – le dije – Aquel Daniel fuerte y firme que alguna vez conociste y que era capaz de sacar de su vida a alguien sin importarle el sufrimiento, ya no existe más – le dije, limpiándome nuevamente los ojos – Se murió el mismo día que me dejaste.

Me sentía tan triste que no supe en qué momento sentí la necesidad de besarlo otra vez, estar con él de nuevo... estar con él en la habitación, aquella misma habitación en la que ambos habíamos compartido muchas cosas tiempo atrás; perdí el control una vez más y tuvimos sexo en la habitación, aquel sexo que me hizo recordar por qué lo amé tanto, aquel que demuestra cuánto me seguía amando a pesar de tantas cosas. El suave roce de sus labios sobre mi cuerpo me volvían loco, me encantaba sentir sus suaves manos sobre mi, sintiendo cada milímetro de mi piel, como si quisieran reconocer de nuevo aquel cuerpo que hace años no tocaban. Si había algo que siempre me había gustado de él, era su tacto y su delicadeza en sus movimientos, Carlos movía su cadera rítmicamente y muy lento, sintiendo cómo entraba y salía su pene, jamás fue brusco y, esta vez, no fue la excepción. Carlos y yo nos comenzamos a besar, después de estar un rato así, Carlos empezó a moverse más rápido y, unos segundos después, estaba eyaculando en mi interior, al terminar, retiró su pene, el cual, estaba cubierto con restos de su semen; se recostó en la cama, me miró fijamente y me dijo:

  • Carlos: Dan, te amo – dijo con dulzura, con suavidad – podría estar contigo siempre.

  • Dani: Y yo igual, Carlos – le respondí – tú fuiste mi primer amor, aquel que es tan difícil olvidar a pesar del tiempo y la distancia…

  • Carlos: Perdóname – me dijo, mientras una lágrima se deslizaba en su mejilla – jamás me perdonaré el haberte traicionado.

  • Dani: Lo que pasó - empecé a decir mientras le empezaba a acariciar su rostro y su pecho - nada lo borrará, quedará siempre ahí... y si - suspiré - me traicionaste, pero ya hablamos de eso - le dije - ya todo quedó atrás - suspiré y me recosté en su pecho - ahora estoy aquí, contigo – dije – como antes, cuando éramos jóvenes.

Carlos se me quedó viendo fijamente durante unos segundos, los cuales me bastaron para poder reconocer el brillo de sus ojos, aquel brillo de emoción, sin decirme nada, Carlos me colocó delicadamente boca abajo y empezó a besarme con suavidad y delicadeza mi cuerpo; me besó la nuca, las orejas, el cuello, y fue bajando lentamente a través de mi espalda, que no paraba de darle diminutos besos pausados pero profundos, aquellos besos que tantas veces me habían hecho suspirar años atrás, después sentí como se detuvo para que, con sus manos, pudiera abrir mis glúteos para poder lamer mi ano con su lengua juguetona, la cual hacía muy bien su trabajo, en el momento en que empezaba a sentir el más leve roce, me hacía estremecer de placer. Después de esa tierna sesión de besos y lengüetazos, Carlos me levantó de la cama y él se acostó de manera que su verga erecta me invitaba a llevármela a la boca, yo me acerqué y empecé a lamer con delicadeza su glande, alternando entre besos, caricias y lengüetazos, luego pasé a lamer el tronco hasta llegar a mi objetivo: su par de bolas suaves y delicadas al tacto, que tanto me gustaba besar, porque cada beso que les daba, Carlos suspiraba como si se le fuese la vida en ello.

Estuvimos un buen rato así hasta que él eyaculó, expulsando varios chorros de semen blanquecino que caían sin control sobre su abdomen y su pelvis, al ver eso, de inmediato me acerqué con la intención de saborear el semen que había quedado en su cuerpo y alrededor del pene, pero él no me dejó hacerlo, se levantó de la cama y caminó en dirección al baño para limpiarse, e inmediatamente después levantó del suelo su pantalón en busca de algún preservativo, pero, lamentablemente, se dio cuenta que no tenía ninguno, así que me volteó a ver para informarme que no tenía preservativos, pero yo le dije:

  • Dan: Carlos, no te preocupes – le dije con suavidad – no importa que no tengas preservativos.

  • Carlos: Pero Dan - empezó a decir - jamás lo hemos hecho así, y siempre he usado el condón.

  • Dan: Sé que eres responsable - le dije - y yo también - suspiré - jamás lo he hecho sin condón.

  • Carlos: Entonces será la excepción - me dijo - yo tampoco lo he hecho sin condón.

  • Dan: Ven aquí - le dije - no te preocupes, confío en ti.

  • Carlos: Está bien – dijo mientras se encogía de hombros – lo haremos así, bareback.

Carlos se acercó a mí y empezó a besarme de nuevo, mientras que sus brazos se empezaban a mover lentamente a través de mi cuerpo, poco a poco nos fuimos perdiendo en los besos hasta que caí en cuenta de que ya estaba recostado en la cama y Carlos estaba encima mío, Carlos se separó de mi y me colocó una almohada debajo de mi espalda para poder penetrarme lentamente, al principio se dificultó un poco, debido a la falta del condón, y Carlos tuvo que lubricar mi ano con su saliva para que pudiera empezar la penetración, después de unos minutos lo logró, y se empezó a mover lenta y pausadamente metiendo y sacando su pene de mi ano, la sensación era diferente, podía sentir las palpitaciones de su pene a través de mis paredes anales; estuvimos un rato así, hasta que yo le pedí que se detuviera para que cambiáramos de posición, Carlos retiró su pene de mi ano y me miró, le pedí que se recostara en la cama y él obedeció, entonces me subí a la cama y me empecé a sentar sobre su pene, me monté encima de él cara a cara, iniciando la penetración. Me encantaba tener el control, me gustaba ver su cara y sus ojos mientras lo hacíamos, quería marcar el ritmo de la penetración, y lo estaba haciendo ya, empecé a moverme despacio, pero después aceleré el ritmo, hasta que Carlos me avisó que se corría, él intentó apartarse, pero yo le dije:

  • Dan: ¿Qué haces Carlos? - le pregunté.

  • Carlos: Voy a salirme - me dijo - ya estoy por eyacular.

  • Dan: Hazlo dentro de mi - le pedí - quiero sentir tu semen en mi interior - le pedí.

  • Carlos: Pero no estoy usando el condón - me dijo - penetrarte así es un riesgo, y aún más eyacular dentro de ti.

  • Dan: Tú no te preocupes - le dije - confío en ti, supongo que soy el primero que has penetrado así.

  • Carlos: Si - sonrió - así es - me dijo mientras me observaba - nuevamente, eres el primero.

Sonreí, casi en seguida eyaculó, fue entonces cuando me sujetó de la cadera y tomó el control de la penteración, enterrándome su palo hasta el fondo, y me hizo sentir en el cielo, sentí cómo su pene tocaba un punto que nadie más había tocado, terminé cansado e inmediatamente me recosté en su pecho, él sólo me dijo un simple “Gracias Dany” y me empezó a acariciar el pelo mientras mordisqueaba mi oreja, era algo que siempre le gustaba hacer, yo ya no pude más y me quedé tranquilamente dormido sobre su pecho, lo último que sentí fue una sonrisa de satisfacción y felicidad en mi rostro, quería disfrutar este momento, ser feliz en esos minutos, porque después, tal cual cuento de hadas, se terminaría el encanto y regresaría a la realidad, aquella cruda, cruel y dolorosa realidad en la que yo ya no tengo lugar en la vida de Carlos, me dolía pensar que lo nuestro ya no iba a poder ser posible.

Volví a pasar un increíble momento junto a él, pero después de eso, me sentí fatal; a William, a pesar de lo que me hizo, lo seguía amando, sentí que de alguna forma me estaba “vengando” de él, sin pensar que estaba afectándome a mí mismo, y no sólo eso, sino que también estaba lastimando a Carlos por estar usándolo como un juguete que va a estar ahí cuando yo necesite de alguien. Una nueva lágrima empezó a rodar en mi mejilla, en ese momento sentí que todo mi mundo se venía abajo, y que en cualquier momento iba a morir. Me desconocí a mi mismo, me sentía perdido, me sentía muy mal. Aquella habitación se había convertido en cómplice del momento de pasión que acabábamos de tener Carlos y yo. Me quedé recostado sobre su pecho, pero de pronto me levanté velozmente y me quedé sentado en la cama, y fue entonces cuando Carlos me preguntó:

  • Carlos: Dan - preguntó confundido - ¿qué sucede?

  • Dani: Esto no debió pasar, Carlos – le dije preocupado – acabamos de estar juntos de nuevo.

  • Carlos: Perdón, yo no quería… - dijo asustado - …no quiero que termines una relación tan bonita como la que has tenido con William. Han sido años. No quiero meterme en la situación si es que aun puede tener solución - me dijo.

  • Dani: Sí, pero temí que me pasara esto - respondí - Por eso no te quería cerca ¿no lo entiendes, Carlos? - le pregunté asustado - Creo que esto que pasó ha revivido aquella llama de amor que creí extinta hace mucho tiempo – dije, levantándome de la cama – y no quiero hacerle daño a Will, no quiero que la historia se repita con él, no quiero convertirme en ti - le dije - No puedo hacerle esto a él, no después de todo lo que él ha hecho por mí.

  • Carlos: No tienes por qué temer – me dijo, levantándose también de la cama – fue un error, sí, lo reconozco, pero lo que te hice no se puede borrar tan rápido, y yo sé que aún te duele lo que pasó - suspiró - y puedes pensar que has traicionado a William, pero considera que él fue el que te traicionó primero - dijo mientras me miraba a los ojos - esto que acaba de pasar entre nosotros ha sido accidental, nosotros no lo buscamos, en cambio, lo que él te está haciendo es totalmente intencional, y no te mereces eso.

  • Dani: ¿Y qué con eso? – le dije sorprendido totalmente por su comentario – Eso no significa que ya no lo ame.

  • Carlos: Dan… espera - dijo - creo que te estás confundiendo. Siento mucho lo que pasó, en serio, pero creo que lo correcto es que no volvamos a estar juntos - sugirió - no hasta que sepas qué hacer con William. Creo que lo mejor para ambos es que no nos veamos en unos cuantos días - dijo - además, estoy por aceptar a Alberto como novio.

  • Dani: ¡No! … No, no lo hagas, por favor, yo… yo necesito que estés a mi lado – dije acercándome a él para abrazarlo, empezando a perder un poco el control de la situación – Yo quiero estar de nuevo contigo, Carlos.

  • Carlos: ¿Y William? – me preguntó, sorprendido por mi petición – Sabes perfectamente que ahorita no está bien, que su madre está delicada de salud y cualquier cosa que pase lo puede alterar demasiado – me dijo – Dan ¡le puedes hacer un gran daño! Quizás él se arrepienta y regrese a pedirte perdón como yo lo hice…

  • Dani: ¡No importa! – le interrumpí – Yo quiero, necesito estar contigo otra vez, por favor Carlos… - dije, hincándome a sus pies, sollozando de desesperación - …por favor, no me dejes - le pedí - Además, William ya está con Christian , no creo que le importe que esté contigo otra vez.

Carlos no supo cómo reaccionar y se quedó inmóvil en la habitación, viéndome en el suelo sollozando, de repente, se agachó para ayudarme a levantar, y me sentó en la cama.

  • Carlos: Dan, entiéndeme, no quise hacerte esto, no puedes dejar a Will, no le hagas daño – me dijo suplicándome – si lo llegaras a hacer, dejarías un vacío profundo en Will como el que alguna vez yo te dejé – dijo mirándome a través de sus ojos cafés – no debes hacerlo, además, yo no lo permitiría.

  • Dan: No lo entiendes… - dije con tristeza – pero en fin, ya nada importa - dije - No quería hacer esto porque podría lastimar a más de una persona, pero ya no hay vuelta atrás – dije, con una cara que daba miedo – es hora de actuar.

En eso se abrió la puerta de la habitación y nos quedamos sorprendidos, desnudos e inmóviles, ahí estaba él, con una expresión de sorpresa en su rostro, supongo que no se imaginaba ver a su novio y al ex novio desnudos y encerrados en la habitación del novio, yo lo miré fijamente e intenté decirle algo, pero antes de que pudiera hablar, él lo hizo:

  • ¿Qué significa esto? – dijo William, poniendo una cara de enojo al encontrarnos juntos desnudos - ¿Y tú qué haces aquí, Carlos?

  • Carlos: Yo… no… lo… - dijo asustado, después, enojado, volteó a verme - ¡Eres un maldito! Mira ahora quién traicionó a quién, ¿cómo pudiste hacerme caer? - me dijo enfadado - Jamás creí que fueras así ¿Lo planeaste todo, verdad?

  • Will: No, no, no… ¡No! – dijo desorientado – Esto no es verdad… Dan, tú no… - dijo mientras se movía desesperado - y tú, Carlos - dijo señalándolo con el dedo - ¿cómo pudiste traicionarme?

  • Carlos: Will - le dijo - escúchame, por favor…

  • Will: ¿Escucharte? – lo interrumpió – Carlos, te di mi amistad, Dan te ofreció la casa ¡Te perdonó! - gritó - Yo te quería como un verdadero amigo, ¿y cómo me pagas, eh? - le dijo con rabia - ¿Traicionándome al acostarte con MI novio, que además es tu ex?

- Carlos: Yo no quise traicionarte - dijo desesperado - ¡esto ni siquiera debió pasar! Además tú…

  • Will: ¡Cállate, Carlos! – le gritó – Me has traicio…

  • Dan: ¡Basta! – dije enojado – No voy a permitir que le hables así a Carlos, ni mucho menos que lo calles - le dije, poniéndome en medio de los dos - además, aquí Carlos no tiene la culpa de nada.

  • Will: ¿Ah no? ¿Y entonces quién la tiene? – preguntó con ironía - Ya sé - dijo - seguramente vas a decir que yo.

  • Dan: Pues si, si, tú tuviste la culpa – dije, alzando la voz – Tú te alejaste de mí, ya no querías estar conmigo - dije - yo te pregunté qué te pasaba, y tú dudabas en decirme y al fin de cuentas me decías que no era nada, pero yo sabía perfectamente que pasaba algo.

  • Will: ¿Y qué? – preguntó enfadado – El mensaje que recibiste no significó nada. Además, yo estaba dispuesto a perdonarte… - dijo, pero se quedó callado al notar su propio error.

  • Dan: ¿Cómo? ¿Perdonarme? ¿A mí? – pregunté incrédulo ante lo que había escuchado, estaba sorprendido de que pudiera decir semejante tontería – Will ¿Cómo puedes ser tan descarado de decir que me vas a perdonar, si el que hizo las cosas mal fuiste tú? - le pregunté - ¿Perdonarme de qué? ¿Además, cómo puedes decir que el mensaje no significó nada? ¡Era un mensaje dirigido a Christian! - le grité - ¡Me estuviste poniendo el cuerno con él y ahora que causalmente recibo el mensaje que era para él ¿dices que no significó nada?

  • Will: ¡Claro! – me interrumpió – así que ya lo sabías mucho antes del mensaje ¿no? - me preguntó - Por eso estás aquí con Carlos, por venganza. Él te lo dijo ¿verdad?

  • Dan: ¿Venganza? – le pregunté asombrado – ¿Qué estás queriendo decir, William? ¿Acaso me crees capaz de hacer eso?

  • Will: ¡Sí! - respondió - Si, porque tú estarías dispuesto a lo que sea por hacerme “pagar”… incluso estarías dispuesto a dañarme.

  • Dan: No te mientas Will - le dije - sabes perfectamente que, por muy enojado que esté, jamás haría algo para dañarte - le respondí - yo no soy como tú.

  • Will: ¿Y entonces todo esto qué? - preguntó.

  • Dan: Es lo mismo que yo me pregunto, Will - le dije - ¿entonces todo esto qué, por qué me haces esta escenita de celos después de que me traicionaste? Porque sabes perfectamente que tú fuiste el que me traicionó - dije - Dime la verdad, ¿qué fue lo que pasó entre nosotros? - le pregunté - ¿Te gustó más Christian que yo? ¿Es acaso que él es joven y es por eso que lo hiciste? - pregunté - ¿Acaso hice algo que te molestó?

  • Will: Bueno, ¡ya! ¡Basta! - gritó, agitando los brazos - ¿Quieres saber la verdad? ¡Pues ahí te va! Yo no quería decírte nada porque pensé que podría lastimarte, pero, en vista de que ya te lastimé, ya no tengo nada que perder - dijo - Me gusta Chris, para mí es mucho mejor que tú ¿contento?

  • Dan: Está bien – dije, al mismo tiempo que volvían a rodar mis lágrimas en mis mejillas – Veo que ya no te “complazco” como tú quieres, y también veo que me trataste como un juguete - le dije - me usaste, pero siento lástima por ti, porque algún día volverás aquí, volverás a mi y pedirás que te vuelva a amar - le dije - pero cuando eso pase, ya será muy tarde, Will.

  • Will: Pues no me importa - respondió con frialdad - porque con él tengo todo. Además, a él si lo amo.

  • Dan: ¡Así que nunca me amaste! – dije sorprendido – Me mentiste, todo este tiempo me dijiste que me amabas…

  • Will: ¡Sí! ¡Sí! Te mentí - gritó - yo contigo no sentía nada, no sentía amor, no sentía pasión - dijo mientras se limpiaba el sudor de su frente, el cual ya empezaba a caer en dirección a sus ojos - tú solo fuiste la persona que me podía proteger, el estúpido que podría irse hasta el fin del mundo si fuera necesario por mí - dijo - por “amor”.

  • Dan: …claro, soy un estúpido - dije - soy un estúpido por creer que tú me amabas, que tú… - me limpié otra lágrima que empezaba a rodar en mi mejilla – pero veo que nunca lo hiciste.

  • Will: Pues créelo - me dijo - jamás te amé, sólo me convenía estar contigo, por la escuela, por seguridad…

  • Dan: ¿Así que sólo fui un escudo para ti? – pregunté sorprendido de su confesión – No puedo creerlo - dije - entonces tú y Chris…

  • Will: Así es - respondió - Cris y yo jugamos contigo, además, disfrutaste muy bien la compañía de Cris...

  • Dan: ¿Cómo? - pregunté asombrado, jamás imaginé que él pudiera saber lo que pasó entre Cris y yo.

  • Will: ¿Crees que no sabía lo que pasó entre tú y Chris? – me preguntó irónicamente – eres un imbécil, yo mismo lo planeé todo - confesó - quería llevarte al límite, para que confesaras, así podría sacarte de una vez de mi vida, porque ya me estabas estorbando y no sabía cómo quitarte de en medio.

  • Carlos: No es cierto, tú no pudiste hacer esto - dijo sorprendido - ¿así que fingiste también ser mi amigo? – le preguntó - ¿Me engañaste al igual que a Dan?

  • Will: Tenía que cubrirme las espaldas - le respondió - y que mejor que culparte a ti de mi “ruptura” con Dan - le dijo - porque yo estaba dispuesto a terminar hoy mismo con Dan y decir que tú habías tenido la culpa porque me sedujiste, pero ya no fue necesario montar todo eso. Solitas las cosas se dieron perfectamente bien.

  • Dan: Eres un… - me iba a abalanzar sobre él, pero Carlos me lo impidió - ¿Cómo pudiste? - le grité enfurecido.

  • Will: Así soy yo, lástima que me hayas conocido bien hasta ahora - dijo - pero ya no hay nada qué hacer, ahora vete de mi casa.

  • Dan: ¿Tu casa? - le pregunté - Esta no es tu casa, es mía - dije - esta casa fue de mi madre, y no te la voy a dejar, así que o te vas ahora mismo o te saco a patadas de aquí –  le dije rabiando de coraje.

  • Está bien, me voy - dijo - me voy ahora mismo, ya no tengo nada que hacer aquí, lástima que no pude quitártela, está muy bonita, a mi madre le hubiera encantado vivir aquí el resto de su vida, pero bueno - suspiró - ya no se pudo, en fin, adiós – me dijo y subió a la habitación para recoger sus cosas, después bajó y se dirigió a la puerta – Dile a mi madre que le llamo para decirle en donde voy a estar para que se vaya de inmediato conmigo - dijo - Hasta nunca Daniel. Fue un placer conocerte, imbécil.

  • Dan: ¡Hasta nunca! - le grité - ¡Mal agradecido!

El resto de Octubre 2006, tras la última discusión que tuve con William, el tiempo pasó muy lento, yo me sentí totalmente deshecho, Carlos me apoyaba bastante cuando tenía que salir a comer, ya que nos veíamos diario, y Alberto, al enterarse de lo sucedido con William, también procuraba hablar conmigo diario en los tiempos libres que teníamos en la oficina. Recuerdo que Carlos y Alberto empezaron a frecuentarse muy seguido, hasta que me dijeron que eran novios, en ese momento me sentí derrumbado, ya que últimamente me había ido muy mal en el amor, además, en verdad creí que podría regresar con Carlos... qué estúpido fui al creer semejante cosa. Lo perdí, y ya no había nada que yo pudiera hacer, y con esto, jamás quería volver a enamorarme. ¿Para qué? Amar sólo me había causado mucho daño.

Pasó el tiempo y, en Diciembre 2006, Carlos y Alberto me invitaron a festejar la Navidad con ellos, yo aún recordaba a William, y me dolía lo que me había hecho, pero Carlos y Alberto, junto a Sandy, me ayudaron a superar el dolor poco a poco, aunque llegué a dudar que lo lograría, ya que pensaba que nunca lo iba a poder superar, pero fue una gran herida que tuve que cerrar poco a poco, y que mejor que con la ayuda de mis amigos.

En Enero 2007 cumplí los 28 años, justo un año después de haberle dado el "si" a William, y tuve que cambiar de trabajo porque hubo recorte de personal en la primera semana de Enero, recuerdo que estaba tan deprimido que no quería festejar mi cumpleaños, pero mis amigos me animaron a festejarlo, la verdad, fue un cumpleaños rodeado de las personas que en verdad me estimaban: Sandy, Carlos, Alberto, y Blanca, ésta última, al enterarse de lo que había pasado entre William y yo, se enojó mucho con él porque pensó que Will no debía haberme dejado después de todo lo que yo había hecho por él, Blanca me comentó sin querer que había visto a William recientemente y que le estaba yendo muy mal, porque ya no tenía dinero para pagar su escuela y tuvo que meterse a trabajar en un “servicio de acompañantes” para sacar sus gastos, además de que Chris no fue lo que él esperaba de un novio y, al poco tiempo de vivir juntos, Chris lo dejó. Blanca dijo que los ingresos económicos de William eran muy buenos, pero el precio que debía pagar por ellos era acostarse con cualquier hombre, ya que no había podido encontrar otro trabajo mejor después de dejar la escuela. También recuerdo que entre todos me animaron para que estudiara la licenciatura y al mismo tiempo solicité una beca en mi escuela con la que podía empezar a sobrevivir un tiempo.

FINAL DE LA PRIMERA TEMPORADA.


Hasta aquí termina la primera temporada de la serie, yo sé que he estado un poco ausente, pero no había tenido tiempo para publicar, debido a las tareas de la universidad. Gracias a los pocos que leen mis relatos, en verdad lo aprecio, gracias a Luis Pérez Bulbó, a Oswaldo Castro y a Alfonso, que me han enviado correo electrónico, el cual con gusto respondo.

Gracias por sus comentarios y, sin más que decir, los espero para el inicio de la segunda temporada. Saludos!

Guadalupe.