Un amor inolvidable 7

Sospechas.

UN AMOR INOLVIDABLE

CAPÍTULO 7

Ahora voy a contar cómo se conocieron Alberto y Carlos el día de la fiesta del mes pasado (Agosto), recuerdo que fue así:

Estaba hablando tranquilamente con Alberto, él me dijo que cuidara mucho a William, después le pregunté por Carlos, la continuación de esa conversación fue así:

  • Alberto: Cuídalo mucho primo, William es único, es especial, lo pude percibir mientras platicaba con él, mira, él me platicó que han tenido un pequeño problema que no me quiso decir, y yo no quiero meterme en eso, pero hay algo entre ustedes que deben arreglar, sólo tú y él lo saben, lo que si es que habla maravillas de su novio, ¡jejeje!

  • Yo: ¿De su novio?

  • Alberto: ¡Sí, tonto, de ti! ¡Jajaja!

  • Yo: Adoro a mi niño – dije, mientras volteé y fue cuando vi a Carlos sentado en un sillón cercano a la puerta principal, hecho que me indicaba el momento perfecto para poder presentarlos – Acompáñame – le dije.

  • Alberto: ¿A dónde vamos?

  • Yo: Ya lo verás. Ven conmigo.


Al llegar con Carlos, yo me acerqué para hablar con él, pero Alberto se quedó unos pasos atrás.

  • Yo: Hola Carlos. ¿Qué tal va la fiesta?

  • Carlos: Hola Daniel, va muy bien, gracias.

  • Yo: Quiero presentarte a alguien, espero no molestarte – le dije y volteé a ver a Alberto – Acércate Alberto. Te presento a Carlos. Carlos, él es Alberto, es mi amigo, asistente y recepcionista.

  • Carlos: Mucho gusto Alberto – dijo, extendiéndole la mano – Hasta que nos presentan formalmente.

  • Alberto: Mucho gusto, Sr. Carlos – le extendió la mano.

  • Carlos: Mucho gusto.

  • Yo: ¡Ah! Claro, se me olvidó que ya se habían visto el día que fuiste a la oficina, bueno, al menos ya hay una presentación formal. Bueno chavos, me retiro, espero que se diviertan. Con permiso.

  • Propio. (Contestaron al unísono).

Yo me despedí de ellos, agradeciendo que Carlos conociera a Alberto, ya que de esa forma podría irlo sacando de mi vida poco a poco, ya que aún sentía decepción y enojo por lo que me hizo alguna vez. Carlos y Alberto siguieron hablando amenamente:

  • Carlos: Así que eres amigo de Daniel.

  • Alberto: Bueno… si, soy su amigo, pero además soy su primo.

  • Carlos: Wow, con razón se parecen un poco ¡Increíble! – dijo – Bueno, dime ¿Y cómo es Daniel? Como tu jefe ¿te trata bien?

  • Alberto: Ah, Dani es muy distinto como jefe. Él separa las cosas, aquí me trata como amigo, pero en la oficina me sigue tratando igual que cuando entré ahí, como si sólo fuera un empleado para el. Ha sabido separar la amistad del trabajo, pero eso si, nunca se le olvida que somos primos.

  • Carlos: Oh, ya veo, tiene una excelente cualidad.

  • Alberto: Sí, así ninguno de los dos tendremos problemas.


Al inicio de la segunda semana de Agosto, contraté a un investigador privado llamado Gabriel Jiménez, el cual me informaba día a día de las actividades de Will, yo ya estaba llegando a un límite que no debía rebasar, porque si lo hacía, traicionaría a Will, y perder la confianza de la persona a quien amas, jamás se restaura de nuevo, pero mis celos empezaron a cegarme y ya no pude parar. El plan ya está en marcha y no iba a dar vuelta atrás.


A mediados de Septiembre de 2006 Will me comentó que Fernando había vuelto a fastidiarlos en la escuela, por lo que tuve que acompañarlo a la escuela y pasé a hablar con el director, a quien le pedí amablemente que suspendiera o castigara severamente a Fernando por lo que estaba haciendo, porque si no lo hacía, yo mismo demandaría a Fernando y nos arreglaríamos en los juzgados, además de decirle al director que podía demandar a la escuela porque permitían conductas demasiado agresivas en sus alumnos, por lo que el director solicitó la presencia de Fernando y cuando llegó se quedó sorprendido de verme ahí, y expuse el caso, Fernando lo negó, el director solicitó la presencia de William y la de Chris y, con sus declaraciones, el director suspendió a Fernando dos semanas de la escuela, pero yo solicité su expulsión, y como Fernando había tenido demasiados reportes de mala conducta, el director lo expulsó de inmediato, por lo que Will y Chris no volvieron a tener problemas con él. Ese día vi que Fernando estaba por primera vez con una expresión de angustia y de pánico, y cuando me vio su mirada me demostró el miedo que me tenía. “Te lo dije, cabrón. Una más que les hicieras a Will y a Chris y desearías no haber nacido. Jamás debiste meterte conmigo, infeliz” – pensé. Tras la expulsión, Will y Chris jamás lo volvieron a ver y ni siquiera volvieron a saber nada de él.

DÍAS DESPUÉS.

Después del incidente con Fernando, yo llevaba a Chris y a William todos los días a la escuela, como medio de seguridad, para que pudiera defenderlos en caso de que Fernando se presentara cerca de la escuela. Gracias a eso, Will me dijo que Fernando no se había aparecido para nada cerca de la escuela, lo cual me tranquilizó enormemente, así podíamos seguir con nuestras respectivas actividades.

En la mañana del lunes sonó el teléfono tres veces seguidas antes de que pudiera contestar ya que estaba solo en casa, debido a que Doña Eva había quedado con unas amigas temprano porque iban a reunirse en la casa de una de sus amigas o algo así y dijo que no regresaría sino hasta las 4 pm y hablaría por teléfono para avisarme que ya podía pasar por ella, cuando alcé la bocina; escuché su voz a través del teléfono:

  • Le tengo noticias acerca del joven William Rosas, Sr. Pérez.

  • Adelante, dime – dije – ¿qué noticias tienes?

  • Mire, lo he estado siguiendo tal cual me lo ha pedido, y él y el Sr. Carlos siguen viéndose frecuentemente. Por lo menos la semana pasada se estuvieron frecuentando casi a diario.

  • Me lo imaginé, pero no creo que Carlos sea capaz de traicionarme una vez más. Seguramente él y Will se cayeron muy bien al conocerse y por eso salen juntos.

  • Eso no es todo Sr.

  • ¿Hay más? – dije un poco preocupado – dime, no te quedes callado.

  • Si Sr. Pérez, el Sr. Carlos Linares no es la única persona con la que ha estado el joven Rosas, también se han frecuentado el joven Rosas y el joven Alberto. Tengo entendido que éste último es su primo.

  • Sí, es mi primo – dije –  bueno, muchas gracias por los datos – dije.

  • Espere, aún falta algo – dijo apresuradamente – Sr. Pérez, hay una persona que siempre está junto al joven Rosas – dijo.

  • ¿Quién es? – dije – No puedo adivinar quién es.

  • Es Christian, el amigo de su novio

  • Pero Will y Chris solo son amigos, nada más.

  • Señor, déjeme seguir investigando. No quiero que piense cosas que podrían no ser ciertas. Primero hay que asegurarnos.

  • Sí, muchas gracias – le dije - me despido, buenas noches – dije - y colgué el teléfono.

Inmediatamente después de colgar, sonó el timbre de la casa, e inmediatamente después abrí la puerta, pensando que podía ser Doña Eva que quizás la hubieran traído sus amigas, pero me sorprendió verlo, ahí estaba Christian, el amigo de William, y le dije, totalmente sorprendido:

  • Dani: ¡Hola Chris! ¿Qué haces aquí? ¿No fuiste a la escuela?

  • Chris: Disculpe la molestia Señor - me dijo - lo que pasa es que quiero hablar con usted. Y no… no fui a la escuela.

  • Dani: No debiste faltar a la escuela – dije sorprendido – ¿De qué quieres hablar conmigo? ¿Tienes algún problema?

  • Chris: Mire Señor, esto que le voy a decir es muy confuso para mí, y yo no sé qué hacer – dijo – Espero que usted pueda despejarme las dudas.

  • Dani: Pues dime, ¿qué te suce…? – iba a decir, pero ya no pude continuar la frase porque Chris me besó en la boca - ¡¿Qué te pasa?! – le dije totalmente aturdido.

  • Chris: Lo amo. Me he dado cuenta de que me estoy enamorando de usted.

  • Dani: No, no, ¡no! – dije – Esto no está bien, Chris – me aparté de él - ¿Qué significa esto?

  • Chris: Lo amo – se acercó a mí de nuevo – y quiero que sea mío – me besó en los labios.

  • Dani: Espera Chris – lo aparté de nuevo - ¿Qué quieres?

  • Chris: Lo quiero a usted, me gusta, y envidio a William porque yo quisiera estar en su lugar para amarlo, y estoy dispuesto a todo por tenerlo a usted conmigo. Incluso podría lastimar a William para lograr mi objetivo.

Yo ya no pude decir nada porque Chris empezó a besarme el cuello, las orejas y me arrastró al sillón, me tumbó para después subirse encima de mi cuerpo, nos seguimos besando y nos empezamos a desvestir, le quité la playera, y luego el pantalón, y vi un marcado paquete que me sorprendió muchísimo, le calculaba unos 25 cm ya erecta. Me asombré de su cuerpo, ya que era la primera vez que lo veía desnudo, con su piel morena, su complexión delgada, facciones de niño bueno que, curiosamente, eran tiernas, en combinación con su cabello suave, liso y negro; y sus ojos cafés, le daban un curioso toque tierno y, al mismo tiempo, lascivo.

  • ¡Wow! - exclamé sorprendido - tienes una verga grande – le dije – y es muy gruesa.

  • Chris: Y es completamente suya – dijo sonriendo coquetamente, mientras la rodeaba con su mano - ¿quiere probarla? - me preguntó, observándome detenidamente.

Yo ya no sabía qué hacer, ya que Chris me había hecho sentir pasión, pero no sentía amor, aquel amor que sentía con Will cuando lo hacíamos; empecé a mamársela, comenzando con la punta, la cual tenía una coloración rosada y brillante, donde ya salían algunas gotas de líquido preseminal, hasta llegar a sus grandes y redondos huevos que colgaban de la base del pene. Se la mamé hasta que sentí su leche en mi boca, fue cuando él cambió de actitud repentinamente, se levantó del sillón y me dijo:

  • Chris: Señor, discúlpeme - dijo con cierto nerviosismo - esto no está bien, usted es el novio de mi mejor amigo, no debí… no debo estar aquí – Dijo mientras comenzaba a vestirse – creo que es mejor que me vaya – dijo mientras se dirigía a la sala.

  • Daniel: Chris… ¿por qué hiciste esto?

  • Chris: Perdóneme Señor, yo necesitaba estar con alguien - empezó a decir - y usted me provoca sensaciones que jamás había sentido con nadie. Esto es un error - dijo mientras movía su cabeza en forma de negación - le ruego me disculpe, por favor.

  • Daniel: …Mira, estoy de acuerdo contigo, esto fue un error, pero no tienes que pedir disculpas – dije sentándome en el sillón, haciéndole una señal para que se sentara también – por suerte esto no pasó a más y pudimos detenernos a tiempo.

  • Chris: Pero me siento muy mal con usted - dijo - yo…

  • Daniel: No te preocupes - le interrumpí - aquí no ha pasado nada, espero que no se vuelva a repetir.

  • Chris: No señor, le juro que no se repetirá - afirmó - …ahora, si me disculpa, tengo que ir pronto a mi casa, disculpe la molestia.

  • Daniel: Adelante Chris, no te quito más tu tiempo - dije - pero recuerda que esto no debe pasar de nuevo ¿De acuerdo?

  • Chris: De acuerdo – dijo mientras se dirigía a la puerta – hasta luego – dijo y cerró la puerta, dejándome solo otra vez.

El teléfono sonó y, de inmediato, corrí para atender la llamada; era Doña Eva, para avisarme que ya podía pasar por ella, y me preguntó por Will, yo le dije que aún no llegaba de la escuela y colgué para después ir a donde Doña Eva.

  • Doña Eva: Buenos días Danny – dijo saludándome alegremente - ¿listo para irnos?

  • Dani: Cuando usted quiera Doña Eva – le dije sonriendo – vamos, que Will ya ha de estar por llegar.

El trayecto fue ameno, estuve platicando con Doña Eva acerca de su salud y de su vida cuando ella era joven. Cuando llegamos a casa, sentí un frío helado que recorrió todo mi cuerpo, ahí estaba Chris despidiéndose de William, cuando nos vio, se despidió normalmente y se fue, pero yo tuve una sensación muy extraña porque tuve un presentimiento que no me gustaba para nada. Tenía la sensación de que estaba por ocurrir algo malo entre Will y yo, pero no sabía qué era y, en cierto modo, me inquietaba. Lo noté un poco distante, y yo le pregunté el motivo de su distanciamiento, él sólo me dijo que era cansancio, se despidió y se subió a la habitación a preparar su mochila porque tenía que ir a la casa de una compañera en donde realizarían un trabajo en equipo, justo ahí se iba a ver con sus demás compañeros del equipo; ya en la noche, yo me quedé en la sala a esperarlo, pero terminé dormido a causa del cansancio y no desperté hasta el otro día. Me di cuenta de que Will ya estaba en casa porque vi su mochila en un costado del sillón, y pensé que quizás no me había avisado cuando llegó porque no quería molestarme pero, definitivamente, había cambiado mucho su actitud conmigo y eso era algo que me ponía en alerta total.

La primera semana de Octubre de 2006 fue una semana muy complicada y estresante para mí porque Will aún se mostraba distante conmigo, además, ya habían pasados varias semanas en las cuales no habíamos estado juntos, al principio pensé que era estrés porque él estaba presentando exámenes en su escuela, pero él se negaba a estudiar conmigo, hecho que me confundió más, ya que, evidentemente, no eran sólo los examenes el motivo por de su actitud, por suerte salió bien en todos sus exámenes, pero en cuestión al sexo, varias veces intenté hacerlo con él, pero siempre me daba la tipica excusa de "cansancio" y terminábamos sin hacerlo... en fin, hace tiempo que no pasaba nada en la cama.

Me desconcerté demasiado con su reciente actitud, pues no sabía qué le había pasado o qué le estaba pasando, hecho que me generaba estrés, lo que, evidentemente, no podía seguir teniendo, y lo único que se me ocurrió hacer para cambiar un poco mi vida era hablarle a Carlos, a quien decidí llamarle el último domingo de Octubre, claro, todo esto sin que William se diera cuenta, hablé un rato con él, finalmente logramos concretar el encuentro, finalicé la llamada y salí a la cafetería donde habíamos quedado, una vez ahí, ambos empezamos a hablar tranquilamente.

  • Carlos: Así que William se está comportando distante contigo - exclamó.

  • Sí, y la verdad, Carlos, ya no sé qué hacer – dije mientras le ponía dos cucharadas de azúcar a mi café – ni siquiera me ha dicho qué tiene. Esperaba que te hubiera comentado algo. Supongo que lo has visto.

  • Carlos: Pues sí - afirmó - si lo he visto – dijo - pero pensé que iba bien su relación porque él no me ha dicho absolutamente nada al respecto - dijo mientras bebía café - de hecho hace unas semanas, a mediados de Septiembre, él habló conmigo de que estaba un poco triste contigo porque no lo habían hecho.

Carlos dejó su taza de café en la mesa y tomó su servilleta para limpiarse el ligero rastro de café que había quedado en sus labios, mientras que yo tomé un pan de la bandeja que estaba en la mesa y, después de darle el primer mordisco, me limpié y dije:

  • Pues fue justo en esa semana en la que ocurrieron las cosas – comenté - tengo miedo de perderlo – le dije, mirándolo a los ojos – no sé qué puedo hacer.

  • Habla con él, inténtalo – me aconsejó - mira, por lo que William me dijo, siento que está así contigo porque no han tenido tiempo, y porque tiene que presentar sus exámenes, pero si se llegó a enterar, estoy seguro que te perdonará – dijo – tienes que aclarar las cosas.

  • Carlos ¿Recuerdas lo que pasó entre tú y yo hace 3 años? - pregunté - Creo que el hecho de no haber regresado contigo cuando me lo pediste, es mi castigo ahora. Además debo pedirte perdón porque como vi que salías mucho con Will, llegué a sentir celos e incluso, contraté un investigador privado – suspiré mientras bebía café - pero él me confirmó que entre ustedes no hay nada. Perdóname por desconfiar de ti, Carlos. Esto es mi culpa porque no confié ni en ti.

  • Carlos: No pienses así Dany, mira, no te culpes – dijo, dedicándome una sonrisa - lo que pasó entre nosotros fue sólo la consecuencia de lo que hice, no hay nada más, por eso es que me fue mal, porque fui yo quién actuó mal, el que te traicionó, el que debe perdón por todo el daño que te causé – me dijo - tú nunca tuviste la culpa. Además, es lógico que te sintieras inseguro porque quizás pensaste que yo te podría quitar a William en venganza por lo que pasó, pero no te preocupes. Ya todo está olvidado – dijo sonriéndome de nuevo – jamás te haría algo así, antes que todo fuimos los mejores amigos y al menos, de mi parte, siempre serás mi mejor amigo y trataré de apoyar tu relación con Will en lo que me sea posible.

  • Gracias por perdonarme Carlos – le sonreí - significa mucho para mí, pero no sé qué hacer - dije mientras empezaba a llorar - Me da miedo hablar con Will, siento que cuando hable con él las cosas terminarán mal.

  • Carlos: Ay Dany, tienes que intentar hablar con él, y perdón por decirte esto, pero si Will te llega a dejar, ahora sí es tu culpa.

  • Fui un estúpido, lo perdí, Carlos, lo perdí – dije llorando – ya no hay nada que pueda hacer.

  • Carlos: Mira, vamos a hacer una cosa – me dijo - se me ocurre algo, voy a hablarle a Will y lo citaré en…

  • No puedes – dije, interrumpiendo su idea – él está estudiando para sus exámenes.

  • Carlos: Seguro que si tiene algo que decirme, no dudará en quedar - dijo - además, yo estoy seguro que está así porque está presentando sus exámenes. Deja le hablo – dijo, marcando desde su celular.

William no tardó en contestar, después del saludo, hablaron un poco, hasta que Carlos le dijo que quería hablar con él, Carlos le dijo que estaba en la cafetería, después se despidió y colgó.

  • ¿Y bien? – pregunté - ¿Qué te dijo?

  • Carlos: Daniel - me dijo - necesito que te vayas. Will ya viene en camino.

  • Pero yo quiero… - empecé a decir, pero Carlos me interrumpió

  • Carlos: Escúchame Dany - dijo mientras apoyaba sus manos sobre mis hombros - mira, necesito que hagas lo que te pido, si Will te ve aquí seguro se molestará conmigo.

  • De acuerdo – le dije - me voy, nos vemos. Cuídate – Le dije despidiéndome de él – Me hablas después.

  • Carlos, Sí, no te preocupes - me dijo - yo te busco. Cuídate.

Fui al centro comercial a comprar lo necesario para la comida, llegué a la casa y me puse a preparar la comida, al terminar, fui a ver a Doña Eva, quien me recibió bien como siempre, y nos quedamos platicando un rato, después, ella me preguntó por Will y yo le dije que había salido a visitar unos amigos.

Mientras tanto, Will llegó a la cafetería donde saludó a Carlos, y empezaron a hablar de cosas comunes, hasta que Carlos le preguntó por mí, fue entonces cuando Will se puso incómodo y le dijo:

  • Will: Vamos bien, gracias.

  • Carlos: ¿Seguro? – le preguntó mirándolo a los ojos – No te ves contento, ¿ha pasado algo entre ustedes?

  • Will: No… - respondió indeciso - no ha pasado nada.

  • Carlos: Will, no me mientas, te conozco y sé perfectamente que te pasa algo. Confía en mí – le dijo - ¿Somos amigos o no?

  • Will: Pero tú y Dany…

  • Carlos: Mira, te voy a platicar - empezó a decir - Dany vino a hablar conmigo, y le preocupa la forma en que estás actuando.

  • Will: Es que no sé qué hacer… yo… lo… lo… lo traicioné – dijo con nerviosismo – y por eso me siento mal – suspiró con pesadez – Y si vino a verte es porque ya se enteró de que sigo en contacto contigo. Además, él tuvo la culpa de que lo traicionara, porque ya casi no lo veo ni estamos juntos en la noche.

  • Carlos: No va a pasar nada, confía en mí – le dijo - Mejor dime, ¿por qué dices que lo traicionaste?

  • Will: Porque él no quiere que te vea – respondió - No le agrada nuestra amistad. Y, aparte, ya van varias veces que tengo sexo con mi amigo Chris.

  • Carlos: (Así que es eso… y Dani pensando que Will se había enterado de lo sucedido entre él y Chris) William... - me rasqué la frente y enseguida añadí - ¿Cómo... - interrumpi mi frase y, de inmediato, hice otra pregunta - ¿Cris y tu... usaron preservativo, como mínimo?

  • Will: Si - me respondió - no quiero que Dan... es decir - dijo con nerviosismo - no quiero que ninguno de los tres estemos expuestos.

  • Carlos: Bueno - dije - por lo menos eres consciente - añadí - Habla otra vez con él – le sugerí - dile que nos seguimos viendo, y seguro él entenderá el porqué. En cuanto a tu amigo… Will, es muy grave ¿Cómo se te ocurrió tener relaciones con tu amigo? – pregunté asombrado - Eso es una traición hacia Daniel. Espero que me prometas que no lo volverás a hacer, yo te prometo que hablaré con Daniel para que te ponga más atención.

  • Will: Te lo prometo, no lo volveré a hacer, muchas gracias por el consejo – dijo, y cuando vio la taza me preguntó: - ¿Había alguien contigo?

  • Carlos: (Al ver la taza de Daniel, tuvo que inventar rápido una excusa) Sí, una amiga con la que platiqué cuando llegué aquí – le dije.

  • Will: ¿Y por qué ya no está aquí? – preguntó - ¿Por qué no la vi?

  • Carlos: Porque está trabajando – inventé - y sólo estaba en su horario de comida, y como nos vimos nos pusimos a platicar – le dije; me tranquilizó ver que mi mentira se la creyó perfectamente.

  • Will: Bueno, entonces hablaré hoy mismo con él – dijo - Gracias por el consejo, Carlos, eres muy buen amigo.

  • Carlos: No soy un buen amigo – expresé - he hecho cosas que dañan a la gente.

  • Will: Pero recapacitaste, y ahora espero que te lleves bien con Daniel – me dijo - Digo, si vino a hablar contigo es porque ya se llevan bien.

  • Carlos: Sí, así es, pero no te preocupes – le sonreí - Yo te aviso qué pasa ¿Vale?

  • Will: Vale – dijo mientras consultaba su reloj de pulsera - ¡Oh! – exclamó sorprendido - Ya es tarde, tengo que ir a casa a ver a mi mamá.

  • Carlos: Yo te acompaño – le dije.

  • Will: Gracias Carlos – me respondió - pero no puedo aceptar tu ayuda. No me gusta abusar de ti - dijo - No te preocupes, yo tengo dinero suficiente para ir a casa en autobús.

  • Carlos: Nada de eso – dije y le hice una parada al taxi – vamos, sube.

  • Will: Muchas gracias, Carlos – sonrió - eres un buen amigo.


  • Daniel: ¿Y bien? – pregunté ansioso - ¿Qué te dijo?

  • Carlos: Pues por suerte no se enteró de lo tuyo con ese tal Chris – empezó a decir - pero te sugiero que no lo vuelvas a hacer. Pienso que ese Chris puede traerte muchos problemas, así que te sugiero que te cuides de él.

  • Daniel: Si, tengo que ponerle mucha atención a Will – dije - No lo quiero perder.

  • Carlos: Y no lo perderás, de eso me encargo yo – me dijo mientras me daba una palmada cariñosa en el hombro - Que si no pude hacerte feliz a mi lado, al menos por nuestra inquebrantable amistad haré que seas feliz con Will – dijo sonriéndome, su sonrisa era sincera, pura – No te preocupes, yo voy a seguir viendo a Will, ya que él me tiene demasiada confianza, puedo enterarme de algunas cosas que quizá no quiera decirte. Pero debes prometer que no le dirás nada de que nos estamos viendo – le pedí - no hasta que se me ocurra algo ¿vale?

  • Daniel: Vale – me dijo - Muchas gracias, Carlos, sé que si supieras algo más de Will, no me lo ocultarías.

Carlos sintió una punzada helada en su corazón, un dolor al saber que le estaba ocultando a Dany algo muy grave, pero había prometido no decir nada y, como pudo, fingió estar bien, lo que menos quería era darle más problemas a Daniel de los que ya tenía.

  • Carlos: Claro que no. Jamás te ocultaría algo – dije como pude - Bueno, pues, te dejo, tengo que ir a trabajar. Ya casi termina mi horario de comida – le dije mientras observaba mi reloj.

  • Daniel: Veo que ya te va mejor - comentó ¿Hace cuánto tiempo entraste a trabajar?

  • Carlos: Tengo apenas la semana trabajando – le respondí.

  • Daniel: Pero ¿cuándo es tu día de descanso? - preguntó

  • Carlos: Hoy descanso – dije sonriéndole.

  • Daniel: ¿Cómo? – preguntó confundido - ¿Y por qué estás trabajando entonces?

  • Carlos: Ah, lo que pasa es que el viernes fui al servicio médico – empecé a decir - con el dentista, y por eso es que estoy trabajando hoy. Cambié mi viernes por hoy.

  • Daniel: ¿Y en dónde estás trabajando? – preguntó otra vez.

  • Carlos: En donde tú trabajas – le respondí - En la empresa de cerámica. Lo que pasa es que estoy como asistente del Gerente Administrativo – dijo - por eso no me has visto.

  • Daniel: Si, yo no tengo casi relación con él – afirmé - Pues si quieres vamos, te acompaño, incluso paso a ver cómo van mis trabajadores.

  • De acuerdo – le respondí.

Daniel y Carlos fueron a la empresa, Daniel arregló sus pendientes con los trabajadores y se despidió de Carlos, a quien, muy amablemente, lo acompañó a su área y se fue. Apenas Daniel iba saliendo cuando recibió un mensaje de Carlos pidiéndole que lo esperara en el checador, tiempo después Daniel vio salir a Carlos con una expresión de preocupación mientras se acercaba a él, y le dijo que su jefe lo había despedido por recorte de personal.

  • Daniel: ¿Y ahora qué harás? – pregunté preocupado.

  • Carlos: Pues con el dinero de la liquidación puedo rentar un cuarto – empezó a decir - en lo que consigo otro trabajo.

  • Daniel: Ay Carlos – le dije - mira, vente a vivir conmigo, yo hablaré con Will y Doña Eva, no habrá problemas.

  • Carlos: Está bien – dije, sintiéndome totalmente incómodo - sólo porque no tengo dinero, pero te prometo Dani que en cuanto consiga empleo, te pagaré una renta y me voy de tu casa.

  • Daniel: No te preocupes, no va a pasar nada – dije, sin imaginar los problemas que me causaría el que Carlos viviera en la casa – te puedes quedar el tiempo que sea necesario.

  • Carlos: Gracias Daniel – me dijo - eres muy buen amigo – dijo acercándose a mí para abrazarme.

En ese momento jamás imaginé que iba a empezar mi dolor de cabeza, ya que Carlos se iba a convertir en la molesta piedrita en el zapato, algo con lo que tendría que empezar a cargar por un tiempo.

Me despedí de él y empecé a caminar. Iba caminando por la calle de regreso a casa cuando una camioneta negra se detuvo brutalmente y me cerró el paso. En ese momento sentí un miedo tremendo y me quedé paralizado… no supe reaccionar. Sólo pude pensar «Dios mío, por favor, que no me hagan nada»


PRÓXIMO CAPÍTULO, FINAL DE LA PRIMERA TEMPORADA.

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Bien, aquí está el séptimo capítulo de esta historia, saludos y nos vemos en el próximo capítulo.

Atte.:

Guadalupe López.

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