Un amor inolvidable 12

"La cabeza dice lo que piensas... pero no puedes ocultar lo que dice el corazón" Daniel Pérez

UN AMOR INOLVIDABLE XII.

ULTIMOS CAPÍTULOS ETAPA II.

DAN

Había estado viendo al niño, pero como Lucio llegó pronto a la casa, lo dejé con él y vine a visitar a Alberto y, como alguna vez él me había dado un juego de llaves, entré como si fuera mi casa, fue entonces cuando los escuché, ellos no se percataron del ruido que había hecho al abrir la puerta porque estaban hablando en el momento en que entré, yo no podía creer que dijeran que Lucio estaba visitando a ese desgraciado de Isaac en la cárcel, y mucho menos sin mí.

-      ¿Qué pasa aquí? – pregunté enfadado - ¿Qué significa esto?

-      Dan – dijo Sandy - ¿qué has escuchado?

-      Escuché perfectamente lo que dijeron de Lucio – respondí – él no ha ido solo a ver a Isaac.

-      Dan – dijo Blanca – sabemos que él ha estado visitando a Isaac…

-      No, están mintiendo – les dije, interrumpiendo a Blanca – además ¿cómo pueden hablar de mi novio a mis espaldas?

-      Mira Dan, no te pongas así – me dijo Sandy – si todos estamos aquí, es porque nos preocupa que te pueda pasar algo.

-      ¿Y qué me podría pasar? – pregunté – Lucio no haría nada.

Estudié la habitación con la mirada, analizando las miradas de cada uno pero, cuando lo vi ahí, después de tanto tiempo, me dio mucho coraje y me acerqué a él enfadado:

-      ¡Eres un estúpido! – grité - ¿cómo puedes estar aquí? – dije enfadado, cuando ya casi llegaba para golpearlo, Carlos se interpuso en el camino.

-      ¡Daniel! ¡Espera! – me dijo asustado - ¡No vayas a hacer ninguna estupidez! – gritó.

-      Este imbécil no tiene nada que hacer aquí – dije – Quiero que se vaya de mi casa inmediatamente.

-      ¡No! – dijo Sandy – Si todos nosotros estamos aquí es por ti – me dijo.

-      ¿Por mi? – le pregunté asombrado de su respuesta – Eres una traidora.

-      No Dan, aquí nadie te traicionó – me dijo – tú mismo te has traicionado.

-      ¿Qué yo qué? – exclamé sorprendido.

Sandy se quedó inmóvil, mientras yo movía mi cabeza. Era increíble que esto estuviese pasando, parecía un sueño… o una pesadilla. Mis amigos, aquí, tratando de separarme de él… ¿Qué hice yo para que me hagan esto?

-      ¡Lo que oíste! – me dijo Carlos, sacándome de mis pensamientos - ¿Es que no lo entiendes? Si todos estamos aquí es porque nos preocupa lo que estás haciendo.

-      Tú no tienes por qué hablarme así – le dije – además, tú y yo ya no somos nada desde el momento en que me diste la espalda y decidiste irte de la casa.

-      ¡No! – gritó William – Ya lo sé todo, Daniel, y si todos estamos aquí es porque queremos ayudarte.

«Ayudarme» pensé « ¿En qué me van a ayudar? No estoy haciendo nada mal; además, yo no les he pedido absolutamente nada ¿Cómo pueden meterse en mi vida? ¿Con qué derecho lo hacen? Si ellos tienen problemas, deberían solucionarlos en vez de molestar la vida de los demás, específicamente mi vida y la de Lucio « ¿Qué les ha hecho él a ellos? ¿Por qué quieren alejarlo de mí? Lo que sea que estén tramando, deberán desistir… por su propio bien»

-      ¡Cállate imbécil! ¿A ti quién te invitó a esta fiesta? – le dije a William, completamente alterado - tú tendrías que estar en una esquina esperando a tu próximo cliente, basura.

-      ¡Basta! – gritó Blanca – Tú no sabes todo lo que ha pasado William – me dijo – él…

-      ¡No quiero saber nada! – grité – Lo que haga o no con su vida, es su problema, no el mío – dije – no me interesa si es o no un prostituto, él puede hacer lo que quiera con su vida, siempre y cuando no se meta en mi vida.

-      ¡Basta Daniel! – gritó Sandy - ¿Cómo puedes juzgarlo tan duramente?

-      Lo juzgo en la manera que se merece – le respondí – además, él me hizo mucho daño. Ya dije que lo que él haga con su vida no es mi problema.

-      Pues me escuchas ahora mismo – dijo enfadada - porque sí es tu problema.

Como pudo, Blanca me explicó todo lo ocurrido con William y el chantaje de Christian hacia él, al principio no estaba atento a sus palabras pero, poco a poco, me fue envolviendo en su explicación, fue cuando lo comprendí todo: Sinceramente, si me hubieran dicho esto antes, yo no estaría pasando por lo que estoy pasando… además, siento pena por William, él no se merecía esto… « ¿Qué estoy diciendo?» pensé «Cada uno tiene lo que se merece, y William ya lo tiene… no puedo hacer nada por él, ni pienso tratar de hacer algo»

-      ¡No puede ser! – exclamé - Ese estúpido, aparte de enredarse conmigo, también se… - no pude completar la frase – No importa ya, el daño ya se hizo y no hay remedio.

-      Esto no es importante ahora, Daniel – dijo Alberto – Lucio te está mintiendo, y todos aquí lo sabemos.

-      Ustedes no tienen pruebas de eso – dije – además ¿cómo pueden decir algo así de alguien que ni siquiera conocen bien?

-      Dan – dijo Alberto - él ha estado visitando a quién sabe quién en la cárcel cada dos días, yo lo seguí y soborné al policía para que me soltara información.

-      Eso no es verdad – le dije.

-      Fui con Carlos – aseguró Alberto - que es el que trabaja muy cerca de la cárcel y lo ve cuando va a las visitas – dijo – yo lo vi entrar ahí.

-      Lucio no tiene a qué ir a la cárcel porque hemos estado yendo los dos a visitar a un amigo de él – le grité – así que no te metas en los asuntos de Lucio y míos. Y tú Carlos – dije – pensé que eras un buen amigo, pero esto que has hecho no tiene perdón.

-      Pues aquí todo está mal, nada cuadra – dijo William – y aunque no quieras, no te vamos a dejar solo.

Los corrí de la casa y les dije que no volvieran, entonces nuevamente me sentí morir «te quedaste solo, no tienes a nadie, acabas de perder a tus amigos, ya no tienes familia, ya no tienes nada» me dijo una voz, me senté en el suelo y volví a llorar amargamente.

«No voy a dejar que nadie trunque mi felicidad con Lucio, no lo permitiré» pensé, mientras me quedaba llorando en el piso.

ULISES.

Ahora todo se me está saliendo de las manos, tengo que hacer algo, pero es que Lucio es un estúpido, no puedo permitir que controle mi mente y mi cuerpo, no puedo confiar en él, ahora debo remediar la situación, debo esconderme lo más que pueda. Necesito alejar a Daniel de mi vida, él es un estorbo, y no puedo permitir que convenza a Lucio para que acepte su ayuda y la de los demás que se están entrometiendo en nuestra vida. No lo permitiré.

Ulises caminaba sin rumbo fijo, necesitaba pensar, buscar alguna solución a sus problemas, iba caminando por la calle cuando sufrió un ataque, se desmayó, y no supo qué pasó después.


DANIEL.

Entré al cuarto y vi a Lucio recostado en la cama, se veía un poco cansado, así que le quité los zapatos y lo acomodé bajo las sábanas, parecía un bebé. «Ellos piensan que Lucio está haciendo cosas raras, pero yo sé que no es verdad» pensé «Seguiré con Lucio para siempre, como la familia perfecta que debemos ser. Nada nos separará… ¡NADA! Piensan que me estoy lastimando yo mismo, que me estoy destruyendo… ¡TIENEN RAZÓN! ¿Por qué llegué a esto?

Me quedé pensando en la situación, tratando de recordar todo lo que ha pasado en mi vida, y me di cuenta que me afectó demasiado perder a Carlos ¡Sí! ¡Ahí está el error! Estaba demasiado lastimado cuando conocí a William, y me arriesgué a iniciar una relación con él, confiando que podía ayudarme a superar el dolor que Carlos me causó, y después también me traicionó, al igual que lo había hecho Carlos.

Salí de la habitación y me dirigí a la sala. Me senté en un sillón y mi mente siguió trabajando, pensando en Lucio… sí, me apresuré, es un error, ¡No lo amo! …no, no amo a Lucio, lo quiero, pero no lo amo. No puedo dejarlo, no puedo hacerle eso, no soy como Carlos o como William, ellos sí son capaces de abandonar y lastimar a las personas, yo no.

Me levanté y me dirigí a la cocina, en donde me preparé un café, me dirigí al comedor y me senté, necesitaba analizarlo todo. Volteé hacia mi derecha y vi el paisaje a través de mi ventana, la noche estaba muy tranquila, y los rayos de la luna entraban a la habitación iluminándola con un brillo blanco. Me sentía raro, no podía conciliar el sueño.

Prefiero tener una familia con Lucio y con Diego que quedarme solo de nuevo, sentiría lástima por Lucio, él que es tan bueno y que, desde que lo conocí, ha sido un gran apoyo en mi vida. No, no lo dejaré, no soportaría pasar por lo mismo una tercera vez, me moriría si pasara, por eso no lo puedo dejar, por lástima.

Aunque me duela, aunque les duela, yo seguiré con Lucio, pase lo que pase. No quiero, no puedo, no debo… No daré marcha atrás, no retrocederé un solo paso, no miraré al pasado, no me quedaré solo. No permitiré que ellos me arruinen mi vida, no los dejaré, seguiré con Lucio cueste lo que cueste, aunque el costo sea perder a todos mis amigos. Mi corazón y mi mente empezaron a trabajar, y entonces escuché una voz que me dijo:

«No hay peor ciego que el que no quiere ver»


Estaba platicando con Carlos en la habitación que él compartía con Alberto, acerca del actual comportamiento de Dan, ni él ni yo entendíamos lo que le estaba pasando, ni tampoco sabíamos los motivos que lo estaban orillando a tomar esas decisiones.

-      ¡No puedo creer que esté ciego! – dije – ya no es el mismo Dan que conocí.

-      Se está autodestruyendo y no sé cómo detenerlo – dijo Carlos – aunque quizás… - se quedó pensando una posibilidad.

-      ¿Quizás qué? – le pregunté ansiosa - ¡Dilo ya, Carlos!

Se hizo un silencio en la habitación, el cual parecía guardar en secreto la conversación que estábamos teniendo, Carlos me miró fijamente a los ojos y me dijo:

-      …Quizás, si lograra averiguar más cosas acerca de lo que hace Lucio y reuniera las suficientes pruebas, podría…

-      ¡No! ¿Es que has perdido la cabeza? – le grité – Daniel está ciego, y no sabemos a ciencia cierta qué tiene Lucio, ¡Carlos, piensa! Te puede pasar algo…

-      ¡No importa! – dijo – Mientras que Dan esté seguro…

-      ¡¿Qué?! ¿Arriesgarías tu vida por él? – le dije enfadada - ¡Es el colmo, Carlos! ¿Hasta dónde estás dispuesto a arriesgarte por Dan?

-      ¡Hasta dónde pueda y más! – me dijo – haría cualquier cosa por él…

-      ¿Y él haría cualquier cosa por ti? – le dije, sintiendo cómo le herían estas palabras como navajas que se entierran en lo más profundo de su alma – No lo creo, él ya no es el mismo Dan noble que conocimos.

Carlos se quedó callado, se notaba la tristeza, desesperación y rabia en su rostro, él quería ayudar a Dan, era evidente que su amor por Dan va más allá de todo, en la vida se encuentran muy pocas personas como Carlos, capaces de amar intensamente, y Dan lo dejó ir, cuando que todo se podía haber arreglado fácilmente si ambos hubieran tenido la debida comunicación.

Me duele mucho verlos así, Dan intenta encontrar en otros muchachos lo que tuvo en Carlos. No sé todo lo qué pasó entre ellos, tan sólo sé lo que me han platicado. Carlos está desesperado y, al mismo tiempo, sigue enamorado de Dan, a juzgar la actitud de éste.

Por lo visto, hay personas que se adentran profundamente en el corazón de otras, haciendo casi imposible separarlas, yo diría que, si Dan se lo pidiera, él regresaría a su lado, y le perdonaría absolutamente todo, el problema es que ambos han hecho su propia vida.

Alberto es un buen muchacho pero, sinceramente, considerando lo que he sabido de Carlos, y conociendo a Dan, diría que ellos están unidos por una fuerza indescriptible, y aunque ellos lo nieguen, se siguen atrayendo igual o, incluso, con mayor intensidad que antes.

-      Sandy, estoy seguro que algo le está pasando, porque su reacción no es normal – me comentó Alberto.

-      ¡Sí! Pasa que se ha vuelto loco – le dije – Él es un…

-      ¡Basta, Sandy! – me dijo Carlos, quien trataba de disculpar a Dan – sospecho que Lucio tiene la culpa en esto.

-      ¿Lucio? – le pregunté sorprendida – No creo que él…

-      Escúchame – me suplicó – Recuerda que Alberto lo ha visto…

-      Si, tienes razón… - dije - pero ¿qué podemos hacer?

-      Averiguar en qué pasos anda Lucio – me dijo – Mira, tengo un plan, puedo contratar un investigador privado…

-      No – le interrumpí – No es correcto.

Carlos me observó fijamente, tratando de ordenar sus pensamientos en su mente, necesitaba una respuesta rápida, necesitaba ayudar a Dan, lamentablemente, no habíamos podido llegar a ningún lado.

-      ¿Y qué nos queda entonces? – me preguntó – ¿O tienes otra sugerencia? – añadió.

-      No – le dije derrumbada – no la tengo.

-      Entonces haremos lo que te dije – me aseguró – pero tenemos que ser muy cuidadosos ¿entiendes Sandy? – me miró con una mirada penetrante – esto no lo podemos comentar con nadie, tiene que quedar exclusivamente entre tú y yo.

-      Así será – finalicé – lo haremos lo más pronto posible.


DICIEMBRE 2007

Un mes había pasado, un mes que había sido demasiado doloroso para mí, un mes completo sin Dan, debo ayudarlo, debo salvarlo, pero ¿cómo?

-      Hola – dijo una voz atrás de mí - ¿Cómo estás?

-      …Ya no sé qué hacer con él – le dije – se empeña en lastimarse…

-      Si, lo sé, pero creo que podemos hacer algo – me dijo – tengo que enfrentar a Dan…

-      ¿Estás loco? – le pregunté – William, Daniel te puede…

-      ¡Lo sé, Carlos, lo sé!

-      ¿Entonces, por qué lo quieres enfrentar? – le pregunté asustado – Dan está incontrolable.

-      Porque es la única forma de que empecemos a ejecutar nuestro plan – respondió.

-      Está bien – dije - pero prométeme que Dan no saldrá lastimado.

-      Te lo prometo – dijo – Carlos, confía en mí.


Sonó el timbre de la casa de Blanca, en donde actualmente estoy viviendo y abrí lo más rápido posible, preguntándome quién podría visitar a Blanca o a su familia la mañana del domingo, encontrándome a Sandy, a Carlos y a Alberto, los invité a pasar y nos acomodamos en la sala para platicar:

-      Perdón por haber venido sin previo aviso, Will – dijo Sandy.

-      No te preocupes, ustedes han sido muy buenos amigos para mí – respondí - las puertas de esta casa siempre estarán abiertas, bueno, si es que Blanca lo permite.

-      Will – dijo Blanca mientras bajaba las escaleras – escuché el tim… - se sorprendió al ver a Sandy y a Carlos.

-      ¡Hola! ¡No esperaba verlos aquí! – se apresuró a saludarlos - ¿Gustan tomar algo?

-      No, gracias – le dijo - sólo venimos a platicar un rato.

-      Bueno, adelante – les dijo Blanca - ¿de qué quieren hablar?

-      Estábamos por empezar a tocar el tema de Dan cuando tu bajaste – comenté.

-      Bueno, ya que estamos todos aquí – empezó a decir Carlos - es tiempo de decidir qué hacer con respecto a la situación de Dan.

-      Lo único que sé es que acercarse a Dan va a ser muy riesgoso – dijo Alberto - ya saben en qué plan está.

-      Sí, pero quizás podamos acercarnos en unas cuantas semanas que es su cumpleaños – dijo Sandy - en Enero del próximo año.

-      Claro – dije - sería la excusa perfecta.

-      Sólo espero que nos reciba de buena forma – finalizó Alberto.


-      Bien, ya estamos aquí – dije - yo hablaré ¿entendido?

-      Está bien – me dijo Carlos – no hay problema, Sandy.

El investigador privado nos recibió y nos invitó a pasar a su despacho, una vez ahí le expusimos el problema y empezamos a negociar:

-      Entonces – dijo - ¿quieren que les informe cada paso que él dé?

-      Sí, mire – le mostré una foto – es él – le dije – me interesa saber todo su pasado, no importa el precio que tenga que pagarle, lo haré siempre y cuando usted cumpla con su trabajo.

-      Bueno, pues, no se hable más – dijo – le notificaré el precio a su debido tiempo.

-      Muchas gracias, Sr. Mendoza, espero recibir noticias muy pronto – le extendí la mano – gusto en conocerlo.

-      El gusto es mío, señorita – dijo – pronto le notificaré.

-      Gracias, con permiso.

-      Propio – me dijo, después se dirigió a Carlos - Hasta luego caballero.

-      Hasta luego – respondió.

Una vez en la avenida, tomamos un taxi que nos llevaría de nuevo a la casa de Blanca, donde les notifiqué el paso que acababa de dar para salvar a Dan.

-      Bueno ¿qué opinan?

-      Si Dan se entera… - dijo Blanca.

-      Precisamente por eso lo contratamos – la interrumpió Carlos – el señor sabe lo que hace.

-      Imagino que, independientemente del investigador – dijo Will - vamos a tratar de felicitar a Dan ¿o no?

-      Por supuesto – le dije - no creo que Dan se niegue a vernos el día de su cumpleaños.


La navidad la festejé con Blanca, Carlos, Alberto y William, fue una navidad bonita, pero no perfecta, porque para ser perfecta faltaba mi gran amigo Dan. En navidad procuramos olvidarnos de los problemas y cenamos amenamente, e hicimos un intercambio de regalos que habíamos planeado a finales de Noviembre; ya en la madrugada, les pedí a los chavos que se quedaran porque era peligroso salir, y como vivo sola desde que regresé a la ciudad, no tenía ningún inconveniente en acondicionar mi casa para que se sintieran cómodos, les presté algo para que se taparan del frío, me despedí de ellos y me fui a dormir sin dejar de preocuparme por Dan, ya que sabía perfectamente que si no hacíamos algo pronto, mi mejor amigo terminaría destruyéndose completamente, y no quería verlo así.

Al día siguiente me levanté muy temprano y preparé el desayuno, cuando despertaron se sentaron a desayunar mientras platicábamos de temas comunes pero sin tocar el tema de Daniel. Cuando terminamos de desayunar, William tomó una ducha mientras Blanca secaba los trastos que yo iba lavando y Carlos se dedicaba a limpiar el comedor y la cocina. Después Blanca y William salieron a comprar unas botanas y me puse a platicar con Carlos:

-      Gracias por permitirnos quedar en tu casa anoche – me dijo.

-      No tienes qué agradecerme – le sonreí - ha sido una hermosa navidad.

-      Si – dijo entristecido – pero no es la navidad que hubiera querido tener.

-      No te pongas así – le dije – ya verás que el próximo año, Dan y tú…

-      El próximo año ya no estaré aquí – me interrumpió – Además, sabes que estoy saliendo con Alberto, así que esa oportunidad no se dará de nuevo.

-      ¿Por qué? – le pregunté – ¿Piensas salir de la ciudad?

-      No – dijo meditando unos instantes – bueno, sí, Sandy, cuando todo esto acabe…

-      Cuando todo esto acabe – lo interrumpí – Dan y tú volverán a estar juntos y formarán la familia que siempre quiso Dan y que imagino tú también quieres formar.

-      ¡Escúchame! – me dijo – Eso no pasará porque Dan no puede estar con la persona que tanto daño le hizo – dijo mientras dos pequeñas lágrimas empezaban a correr por sus mejillas – Dan jamás regresaría conmigo. Además – se secó las lágrimas – no es justo que deje a Alberto por Daniel.

-      ¡Eso lo sé perfectamente! – grité – por el momento es imposible que regresen, pero te lo mereces, ambos se merecen una nueva oportunidad para empezar desde cero, para estar juntos para siempre, y la vida los volverá a juntar una vez más, y si el destino no quiere juntarlos, me encargaré yo misma del asunto.


Estaba por contestarle cuando Sandy recibió una llamada en su celular, se disculpó para atenderla y después de unos minutos regresó triste:

-      Era mi jefe – dijo - acaba de notificarme que me están esperando en el aeropuerto a las 20:00 hrs para recibir mi boleto. Debo resolver algunos pendientes.

-      ¿Y ahora qué vamos a hacer? – le pregunté preocupado – No podemos dejar a Dan…

-      Mira, no te preocupes – dijo - me voy dos días, cuando regrese ya veremos qué hacer ¿vale?

-      ¿Y mientras tanto qué haremos nosotros? – le pregunté.

-      Te quedarás a cuidar a los muchachos – dijo - Por favor, no te vayas a acercar a Daniel hasta que yo regrese. No sabemos qué está dispuesto a hacer, me da miedo que les pueda hacer algo.

-      No te preocupes, yo los cuidaré – sonreí - te lo prometo.

-      Gracias – me abrazó – Te juro que todo se va a resolver pronto, ya lo verás.

-      Gracias Sandy, cuídate mucho – dije - Nos vemos pronto.

-      Gracias Carlos, igualmente – me dijo – y no te deprimas. Recuerda que hay gente que te estimamos mucho. No te rindas. Llegaremos hasta el final de esto.

-      Si, hasta el final – corroboré su frase.

Acompañé a Sandy hasta su cuarto para que guardara los objetos necesarios para su viaje en la maleta, después me puse a preparar la comida mientras ella y los muchachos se preparaban para ir al parque donde pasaríamos una tarde juntos, la primera y quizás la única que tendríamos así, los cuatro juntos, hubo un momento en el que me separé del grupo para ir a comprar unos pendientes de oro, después de conversar y comer, regresamos a la casa aproximadamente a las 17:00 hrs., para descansar un rato, ya que debíamos estar en el aeropuerto tres horas más tarde.

Cuando llegó el momento, Alberto nos llevó en su automóvil al aeropuerto, donde entramos y nos despedimos. Yo le entregué los pendientes con figura de flor que había pasado a comprar en la joyería, y le dije que era mi regalo por la gran y hermosa amistad que ella me había brindado desde que nos conocimos. La vi subiéndose al avión, después Blanca, William y yo tomamos un taxi de regreso a casa de Sandy, ya que ella me había pedido de favor que le cuidara su casa mientras regresaba. Después de abordar su avión, Blanca, Will y yo partimos de regreso a la casa., donde los dejé para ir al centro comercial donde compré algunas cosas que necesitaba para preparar la comida, cuando estaba en la caja, vi a Daniel con el niño, cuando el niño me vio, se escondió detrás de Daniel, hecho que hizo que él dirigiera su mirada hacia donde me encontraba, cuando me vio, se acercó a mí, en ese momento sentí pánico, no sabía qué estaba dispuesto a hacer.

-      Hola – me dijo – ¿qué te trae por aquí?

-      Hola – le respondí – vine a comprar algunas cosas que necesitaba para preparar la comida.

-      Carlos, yo… - empezó a decir - …yo… quiero decirte que puedes regresar a la casa.

-      Te lo agradezco Dan, pero…

-      Pero con una condición – me interrumpió – no quiero que te metas entre Lucio y yo, lo que hagamos con nuestra relación no te interesa en absoluto.

-      Entiendo – le dije, en ese momento me convenía estar cerca de él bajo cualquier circunstancia, y ese era una perfecta oportunidad que no debía dejar pasar por nada en el mundo, así tuviera que arrastrarme ante Dan, por lo tanto le respondí – está bien. Si tengo que callar para vivir en tu casa de nuevo, entonces te prometo que no me meteré entre ustedes.

-      Bueno, pues, vamos.

-      No – le dije – mira, voy al rato a tu casa, necesito preparar una comida. Estoy esperando visitas. Las atiendo y voy a tu casa.

-      Está bien – me dijo – te espero entonces. No tardes.

-      Vale. Cuídate.

-      Nos vemos en unas horas – dijo, después desapareció de mi vista.

Pasé a una joyería antes de regresar a casa, cuando llegué, Blanca estaba preparando el postre y William ya estaba terminando de colocar lo necesario en la mesa. Me dispuse a preparar la comida, cuando estuvo lista, los tres comimos tranquilamente, después de limpiar todo nos dirigimos a la sala donde les comenté que me había encontrado a Daniel y también les notifiqué la propuesta que Dan me había hecho.

-      ¿Estás loco? – me dijo Blanca – si Sandy se entera…

-      Espera Blanca – dijo William, después volteó a verme – déjame ver, si mis sentidos no fallan, tú te vas a ir a vivir a la casa de Dan porque como él te la ofreció es la única forma de entrar sin que tengas “problemas”, lo que nos da una oportunidad de conocer y seguir cada paso que da Lucio y, de esta forma, tú lo cuidas y con la información que puedas extraer, nosotros podremos calcular nuestros pasos.

-      Correcto – le dije – has acertado.

-      Pero Carlos ¿no crees que estás sacrificándote demasiado por Dan? – me preguntó William

-      ¿Acaso tú no lo harías? – le pregunté.

-      Carlos – me dijo Blanca – cuídate mucho. Nos importa mucho Dan, pero también tú, eres muy importante para nosotros, y no queremos que te pase algo.

-      No te preocupes Blanca, que yo me sé cuidar solo – le sonreí.

-      Sandy nos va a matar como se entere de esto… – empezó a decir William, pero yo lo interrumpí.

-      No se va a enterar porque ustedes no le dirán nada – les dije – ella se va a enterar hasta que regrese.

-      Carlos, por favor cuídate – me dijo William abrazándome – me dolería perderte – vi que sus ojos empezaban a soltar unas cuantas lágrimas – has sido un gran amigo para Dan, y eres el mejor amigo que he tenido.

-      No te preocupes campeón – le alboroté un poco el pelo con mi mano – te quiero mucho, eres como un hijo para mí, te he tomado un cariño impresionante.

-      ¿Puedo llamarte “Papá”? – me miró con sus ojos cafés, llenos de tristeza, hecho que me derritió.

-      Claro – le dije, besándole su pelo – de ahora en adelante serás mi hijo.

-      Gracias – me dijo – te visitaré todos los días…

-      No – le interrumpí – mira campeón, ahora no es prudente que aparezcas por allá, Dan me ha dado entrada, pero recuerda que él no está bien, si te paras allá, es capaz de cualquier cosa, y me dolería perderte.

-      Pero no quiero que te vayas… - empezó a decir.

-      Mira, toma – le di una cajita roja – es para ti – le dije – ábrelo, espero que te guste.

William tomó la caja sorprendido, no esperaba el regalo, al abrirla, tomó entre sus manos una cadena de plata con una letra W negra con la orilla metálica, entonces él me dio las gracias y se la puso inmediatamente.

-      Muchísimas gracias – me volvió a abrazar – jamás me quitaré esta cadena.

-      Me alegra que te haya gustado – le dije – Cuando te sientas solo y me sientas lejos, sólo mira detenidamente la cadena, y sabrás que estaré junto a ti, en tu corazón.

-      Papá, ¿puedo pedirte un favor? – me preguntó.

-      Claro, dime.

-      Cuando Daniel me corrió de su casa, antes de partir, tenía una cajita de madera donde guardaba algunas cosas importantes, está cerrada con llave, toma – me dijo extendiéndome una pequeña llave – abre esa caja.

-      ¿Y qué quieres que haga con esa caja?

-      Ahí tengo algunas cosas que ya no quiero tener, pero hay una cadena que quiero recuperar.

-      Bien, te prometo que en cuanto pueda te la traigo.

-      Gracias papá – me sonrió – esa cadena es un regalo que le hice a Dan en un cumpleaños hace ya casi 2 años, en Enero 2006, y quiero tenerla yo, porque si él la sigue conservando, es capaz de tirarla, venderla o algo así. Más que nada es por eso que la quiero recuperar, la quiero guardar para que, cuando logremos salvarlo, se la devuelva.

-      Claro – le dije – cuenta con ello.


ÚLTIMOS CAPÍTULOS DE TEMPORADA.


¡Hola a todos! Aquí les dejo el capítulo 12 de esta segunda temporada.

Saludos.

Guadalupe.

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