Un amor inolvidable 1

La historia de Dan, un chavo que amará sin condiciones, y vivirá mil emociones.

UN AMOR INOLVIDABLE

CAPITULO 1

Aún recuerdo el aroma de su piel, el vivo color de sus ojos azules, aquellos labios suaves que alguna vez llegaron a besarme, pero la vida me cobró cada error que cometí en la relación, y por eso estoy aquí, en mi habitación, viendo el jardín cuidadosamente decorado a través de la ventana por donde entran los rayos dorados del sol de aquella silenciosa tarde de verano, en donde puedo alejarme del mundo exterior y de todas aquellas personas que me recuerdan a él.

Mi nombre es Daniel, tengo 32 años y vivo solo en la casa de mi madre. Desde que cumplí los 12 años, me di cuenta de mi homosexualidad, y mi madre Ana, al ser madre soltera, comprendió que no podía hacer nada más que apoyarme, y cuando estaba a mitad del ultimo semestre del bachillerato, a los 17 años, le presenté a mi novio Carlos, con quien apenas empezaba a tener una relación formal. Nuestra relación fue bella, ya que en la semana iba a mi casa para llevarme a la universidad y me llevaba de regreso al terminar las clases y los fines de semana Carlos me invitaba a salir, incluso en algunas ocasiones también invitaba a mamá a almorzar o comer, y un mes después festejamos mi cumpleaños 18.

Nuestra relación era estable, ya que cada quien trataba de entender al otro, y nos dábamos tiempo para todo, pero aún no habíamos tenido relaciones, hasta que un día Carlos me empezó a besar, me abrazó, y lentamente empezó a recorrer mi cuerpo con sus manos, hasta llegar a mis nalgas, después buscó mi ano y yo le detuve la mano sorpresivamente, él me preguntó qué pasa y yo le dije que aun era virgen, y que quería llevar la relación más despacio, él lo entendió y dijo que no quería presionarme, quería que yo estuviera seguro cuando lo hiciéramos, yo le prometí que cuando estuviera listo le avisaría, después platicamos un rato hasta que se despidió de mí, no sin antes decirme que quería presentarme a sus padres, a lo que acordamos la fecha.

El día llegó, recuerdo que Carlos fue por mi, ese día yo estaba ansioso de que llegara, y mi madre me deseó toda la suerte del mundo, la adoro tanto que nunca me separaría de ella, ya que sólo me tiene a mí al ser hijo único, cuando llegamos a su casa, su madre, Silvia, me recibió de muy buena forma, pero su padre, Bruno, me insultó y Carlos se peleó con él, en ese momento lo único que quería era irme, él le dijo a su padre que si no aceptaba su relación él se iba a ir de su casa, su padre lo corrió y le prohibió regresar a su casa. La señora Silvia me pidió que lo cuidara mucho, me dio un papelito en donde estaba escrito su número de celular, y me dijo que ella quería conocer a mi familia, yo les ofrecí la casa de mi madre, a lo que ella aceptó y nos fuimos a vivir Doña Silvia, Carlos y yo con mi madre.

Meses después Carlos y yo terminamos la escuela, él decidió entrar a la licenciatura y yo entré a trabajar en un restaurante como mesero, las propinas que ganaba eran el único sustento económico que usaba para pagar los servicios cada mes. Un año después, al cumplir los 19 años, recuerdo que al llegar a casa, encontré a Carlos llorando porque mi madre había tenido un accidente en la casa al caerse de las escaleras y cuando él llegó de la escuela, mi madre estaba en el suelo, él llamó al hospital donde trasladaron a mi madre, pero cuando llegó al hospital ya había muerto a causa del sangrado, yo en ese momento me sentí fatal porque justo ese mismo día en la mañana, antes de irme a trabajar, me despedí de mi madre como lo hacía todos los días, pero ese día ella me abrazó con fuerza y me dijo que nunca olvidara que ella me iba a amar siempre pasara lo que pasara, cuando me abrazó, sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, y yo le dije que la amaba y que siempre iba a estar en mi corazón, jamás pensé que esas palabras iban a ser las últimas que mamá escuchara de su hijo.

Estando en el entierro de mamá, Carlos me abrazó y me dijo que mamá le pidió de favor que me dijera que buscara mi felicidad, y que él le prometió que me cuidaría siempre, yo abracé a Carlos y lloré tanto que creí que jamás iba terminar mi llanto. Un año después, con la muerte de mi madre superada, le dije a Carlos que finalmente estaba preparado para entregarme a él, a lo que me empezó a besar y nos fuimos al cuarto en donde nos desvestimos y nos acostamos en la cama, él se subió encima de mí y empezó a besarme lentamente los labios, después el cuello, jugó con mis pezones, y poco a poco fue bajando hasta llegar a mi verga, la cual ya brillaba a causa del liquido pre seminal que Carlos saboreó, después chupó mi verga y después lamió mis bolas, yo me sentía en un sueño del que no quería despertar nunca, hasta que sentí espasmos al eyacular en su boca, después él me puso boca abajo y abrió mis nalgas para buscar mi virgen culo que cuidadosamente besó y lamió para lubricarlo y meter uno a uno sus dedos, cuando vió que ya estaba listo, Carlos se colocó el condón y se acomodó en la cama boca arriba, yo agarré el lubricante y le puse a su verga y a mi ano, inmediatamente después me empecé a montar en él, sintiendo cómo iba enterrándome poco a poco su palo en mi interior, hasta que lo sentí totalmente dentro de mí, después de estar así, Carlos me besó y yo le dije al fin soy tuyo, él me miró con aquellos ojos azules que mostraban un hermoso brillo y me dijo que me iba a penetrar despacio para no lastimarme, sus movimientos fueron pausados y suaves, y en cada penetración nos besamos apasionadamente hasta que él se vino en el condón, después de eso me llevó al baño cargándome entre sus brazos y nos duchamos juntos, al salir del baño quité las sábanas manchadas y nos volvimos a acostar, yo me recosté en su pecho y me quedé profundamente dormido. Ése fue el día más feliz de mi vida porque me entregué al hombre de mi vida, y a partir de ahí nuestra vida sexual era plena, él no tenía quejas de mí ni yo de él.

Yo creí que estaba en un sueño, pero como todo sueño, algún día se termina, y recuerdo que cinco años después nuestra relación empezó a tensarse, él empezaba a llegar tarde, ya casi no nos veíamos, teníamos relaciones sexuales cada dos semanas, pero cuando teníamos sexo, lo empecé a sentir distante, ausente, y yo en más de una ocasión le pregunté qué le pasaba, pero él se enojaba conmigo y terminábamos discutiendo, yo sentí un vacío enorme en mi interior, hasta que decidí terminar con nuestra relación cuando lo descubrí en el estacionamiento de su trabajo con un joven blanco de unos 18 años aproximadamente, ese día él me vio y discutimos porque él me dijo que yo tenía que soportar que él tuviera un amante, yo me enojé tanto que le dije que no podía creer que él me estuviera engañando con un jovencito cuando que yo siempre lo procuraba, en ese momento entendí por qué estaba distante conmigo en el sexo.

Llegué a la casa cansado y triste, subí a mi habitación y me acosté en la cama donde había pasado los mejores momentos a su lado... Al recordarlos, no pude evitar derramar mis lágrimas por él, sabiendo que jamás en la vida lo volvería a ver..., pero la decisión que había tomado no tenía marcha atrás, cuando él llegó me pidió perdón pero yo le dije que lo que él había hecho tenía consecuencias, y que cuando uno comete errores, no se da cuenta que muchas veces esos errores son irreparables. Carlos se fue de la casa y yo me quedé con un enorme vacío en mi corazón que jamás iba a reparar completamente, y decidí entrar a trabajar a mis 24 años, 2 años después conocí a William, un chavo de 19 años con el cual empecé a tratarlo con frecuencia, salíamos a fiestas, comíamos juntos, hasta que un tiempo después me pidió ser su novio, yo me disculpé por no poder darle un sí inmediato y le conté todo lo sucedido con Carlos, de quien no había sabido nada en estos últimos 2 años, William me dijo que me ayudaría a superar ese dolor, y yo le pedí tiempo, hasta que llegó mi cumpleaños #27 fue el día que le dí el sí, y comenzamos nuestra relación.


Aquí está de nuevo UAI, a petición, espero comentarios y valoraciones.. Estoy de regreso..!! Saludos..!!

Atte.:

Daniel Pérez.