Un amor inesperado III
Al voltear vi a la mujer más hermosa del lugar. Alta, delgada, cabello largo de un color castaño suave, ojos castaño oscuro y la sonrisa más encantadora que pude ver en mucho tiempo.
Ya por favor, estoy cansada-dijo-mientras nos sentábamos.
Quieres tomar algo-pregunte-.
Si-dijo-.
¿Qué quieres?
Un helado.
Fui hasta donde estaba un puesto de helados y le pedí uno.
Y tú no quieres-pregunto-.
No-respondo-solo tomare agua.
Ok-dijo, mientras me besaba en la mejilla.
Verla comer helado fue hermoso, creo que nunca preste atención a esos detalles. Toda ella me sorprendía.
¿Qué pasa?-preguntó-.
Pasa que eres hermosa-respondí-.
Yo termine de tomarme el agua y bote el frasco en el cesto de basura.
Múdate conmigo-dijo-.
Yo la mire y solo pude reírme.
Al ver mi reacción su rostro se tenso.
¿Qué sucede?-preguntó-que te causa tanta gracia.
Nada-dije-¿estás segura de que quieres vivir conmigo?
Completamente-contestó-.
Está bien, hagámoslo.
Por cierto-dijo- serás tú quien vivirá conmigo.
Se levanto del banco y grito: ¡Sí! Todo el mundo nos miraba.
Yo me levante, la agarre por la cintura y le dije;
¡Ey! que sucede. Cálmate.
Sucede que has hecho de mi día, el mejor de todos.
Sí, claro-respondí-pensé que el de anoche sería tu mejor día.
Es cierto, el de anoche también; créelo, porque es la verdad. Mientras decía esto acerco su cuerpo al mío, junto nuestros labios y me beso.
Mucha azúcar por hoy-dije-sigamos caminando.
Ella se rió, tomo mi mano y me guio por el parque.
El día empezó a nublarse, y sin darnos cuenta, nos encontrábamos bajo un fuerte aguacero, corrimos hasta su departamento, estábamos empapadas. Y no había electricidad.
Ahora no podrás irte-dijo-. Pude ver, en su rostro, por los reflejos de las luces de los autos, una expresión de satisfacción. Era como si el hecho de que me quedara ahí con ella, era una victoria.
¿Por qué?-pregunte-.
Primero estas toda empapada-dijo-mientras se quitaba la ropa frente a mí.
Y segundo no hay electricidad, así que tu ropa no podrá secarse, que mal no.
La mire y dije.
Lo lamento entonces, tendrás que cargar conmigo hasta el lunes que me vaya a trabajar.
Dio un salto y se abalanzo sobre mí. Todo estaba oscuro y choque con algo.
¡Auch!-dije-.
¿Qué paso?-pregunto-mientras alumbraba la habitación con su celular.
Vio que me había cortado la mano. Nos dirigimos al baño y buscó el botiquín de primeros auxilios.
Lo siento-decía-mientras me limpiaba.
Lo sé, tranquila suelo causar esos efectos.
Creo que no le gusto mi comentario, porque en ese instante apretó la herida y me ardió.
Ahora tendrás que cuidarme-agregue-.
No dijo nada.
Salió algo ofuscada del baño. Intente tomar su brazo pero me esquivo.
Salí como pude. Y ahí estaba ella recostada en la ventana viendo la lluvia caer.
¿Qué pasa?-pregunte-¿dije algo malo?
¿Realmente me amas?-preguntó ella-.
Si-respondí-. ¿Por qué preguntas eso?-insistí-.
Por lo que se has estado con muchas personas antes de mí, ¿por qué yo soy diferente? A ver-dije-¿A qué viene todo esto?
No me evadas, responde-insistió-su tono de voz era diferente, podía sentir un nudo en su garganta.
Tú me conoces mejor que nadie-dije-¿por qué tú?, no lo sé; lo que si se es que dios te puso en mi camino por una razón. Es más para hacerlo sencillo, te diré lo que si se.
Mírame-dije-se que te amo. Por ti quiero ser mejor cada día, quiero que estés cómoda conmigo, que confíes en mi. Me has devuelto la fe, la esperanza de que aun puedo amar, creo en ti, en lo que eres. Por ti creo más en mí. Y sé que si tú me ayudas, te puedo hacer muy feliz.
Pude ver en sus ojos, como una chispa se encendía.
Pídeme lo que quieras y lo hare, para que entiendas lo que siento por ti…
Acerco su dedo a mis labios y no me dejo continuar.
Te amo-dijo-y me besó.
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Antes de comenzar la lectura, quiero decirles que se me había olvidado un pequeño detalle... Lo escrito en anteriores capítulos en una especie de prologo... Espero disfrutes la lectura. Ah! y gracias a HombreFX (ID: 853437) por comentar
FABIOLA
Hoy, 5 de marzo de 2013, hacen cinco años desde que no están conmigo.
Los extraño.
Ese día prometía ser igual que muchos otros.
Llegue a la oficina y tenía tres clientes esperando.
Uno de ellos era mi gran amigo, Tomas.
Tomas es un hombre muy guapo, cabello rizado, ojos claros y un cuerpo envidiable. Podía tener a quien quisiera. Es bisexual, como yo. Hemos sido amigos desde siempre, el estuvo conmigo cuando murieron Isabella y mi bebe, fue un gran apoyo para mí. Somos compañeros en todo, si quiero ir a una fiesta me consigue entradas y hasta un o una acompañante, es mi ángel.
Hoy estaba más cariñoso que de costumbre. Cosa que sucede cuando quiere algo.
Yo atendía todos sus asuntos legales, el no confiaba en nadie más.
Dichosos los ojos que te ven-dije-.
El rió y contesto: Yo también me alegro de verte. Mientras me daba un cálido abrazo.
¿Es importante?-pregunté-.
50 y 50-dijo el-.
Está bien, déjame terminar con estos clientes y luego tienes toda mi atención.
Llegó el mediodía.
Al parecer a Tomás no le importó, supongo que realmente era algo importante.
El manejaba una de las agencias de modelaje más importante del país.
Te invito a almorzar-dijo-.
Está bien, vamos.
Llegamos al restaurant y comimos, en silencio. Eso es algo que me gusta de él y que compartimos desde siempre, comer en silencio disfrutando de la comida.
Al terminar, levantó su mano y le hizo una seña a alguien.
Al voltear vi a la mujer más hermosa del lugar. Alta, delgada, cabello largo de un color castaño suave, ojos castaño oscuro y la sonrisa más encantadora que pude ver en mucho tiempo.
Fabiola te presento a Daniela, mi fotógrafa estrella y además es mi nueva socia.
Daniela ella es Fabiola, quien además de ser mi amiga es mi ángel guardián.
Mucho gusto-dijo-mientras extendía su mano.
Mucho gusto-conteste.
Daniela, que bonito nombre pensé. Pero no se lo dije, era muy hermosa.
Siéntate-invito Tomas-.