Un amor inesperado (6)

Que pasaba por la mente de Valentina?

Valentina entró al baño de la cafetería buscando un poco de agua fresca; enjuagó su cara y se sorprendió ante la imagen que reflejó el espejo: los músculos en total tensión, los labios apretados y el brillo asesino de su mirada la asustaron; pensó que era increíble como en menos de un mes, había sucedido todo y de cómo había caído en las garras de Bárbara; sería acaso que se sentía tan vulnerable y tan sola que no pudo darse cuenta que ésta la estaba usando?, sentía un dolor extraño recorrer su pecho y su estómago, la garganta cerrada intentando contener un sollozo; sacudió la cabeza intentando recuperar el control, retocó su maquillaje y con paso firme salió rumbo a su oficina, decidida a no dejarse vencer.

Lo primero que haría sería poner a buen resguardo el teléfono, no podía permitir que Bárbara supiera que ya estaba enterada de todo; lo segundo, averiguar quién era el tal Pepe y por ello tomó el número telefónico que aparecía en la pantalla; al llegar al estacionamiento de la empresa, volvió a ver su rostro en el retrovisor de su camioneta, ya había recuperado un poco la compostura, por lo que respirando profundamente y caminando a paso rápido, llegó hasta su privado; Bárbara le regaló una coqueta sonrisa en cuanto la vio entrar.

  • Hola inge, buen día –la saludó con una voz cantarina y alegre
  • Hola Bárbara, buen día –respondió Valentina intentando sonreír sin mucho éxito;
  • Que pasó?, estás bien Vale? –preguntó la morena con cierto dejo de preocupación
  • Oh si, no te apures, solo pasé mala noche, ya sabes –dijo Valentina entrando a su privado con Bárbara detrás suyo
  • Pobrecita nena, creo que te hace falta un masajito –replicó Bárbara cerrando la puerta tras de si e intentando tomar a Valentina por los hombros;
  • No corazón, ahora no, realmente estoy apurada, por favor trae la documentación del proyecto en el que estoy trabajando y habla a recursos humanos, ocupo que busquen a alguien para el área de sistemas a la brevedad posible –dijo Valentina en un tono algo cortante.
  • Ok, ok, alguien amaneció de mal humor hoy, te dejo entonces y haré lo que dices –mencionó Bárbara haciendo un gracioso puchero con sus hermosos labios, retirándose a cumplir las instrucciones de su jefa.

Una vez que su asistente salió, Valentina no pudo menos que admitir que ésta era una actriz consumada; pensar que unas horas antes estaba pensando en pedirle que intentaran una relación formal y ahora, solo sentía mucho coraje en contra de ella; la había lastimado mucho, y aunque por lo general no era vengativa, sentía la necesidad de hacer algo y no dejar impune el comportamiento de Bárbara; uno minutos después, recibió a la responsable de recursos humanos, a quién le proporcionó el número telefónico pidiéndole que a la brevedad le consiguiera el nombre del titular, solicitándole así mismo que buscara una persona para cubrir la vacante en el área de sistemas; pasó el resto del día intentando concentrarse en su trabajo, sin mucho éxito; se sentía terrible, dolida y sobre todo, triste.

En el curso del día, Bárbara entró en varias ocasiones a su privado, llevándole su acostumbrado café, e intentando en vano arrancarle un gesto amable o una sonrisa a Valentina; a las ocho y media de la noche, ésta decidió retirarse; ya le habían pasado la información que había solicitado y tenía ya el nombre del famoso PePe, aunque le sorprendió mucho saber que éste no era mas que José Pablo Lagunes, uno de sus colaboradores en el área de sistemas; que ironía, en él había pensado justamente para que se integrara al nuevo proyecto como su principal auxiliar, pero ante lo sucedido, definitivamente quedaba descartado; mientras manejaba rumbo a su casa, Valentina pensaba en cual sería el siguiente paso y concluyó que lo mejor sería cortar por lo sano con todo; ella no servía para seguir los juegos retorcidos de gente como Bárbara, así que pensó que lo mas saludable era darles a conocer que ya estaba enterada de todo y poner a cada uno en su lugar; sintiéndose mas tranquila después de haber tomado esta decisión, Valentina dio rienda suelta al llanto; una vez mas, se encontraba llorando a solas, con esa sensación de vacío que tanto le dolía.

A la mañana siguiente, en cuanto llegó a sus oficinas, le pidió a Bárbara que llamara a José Pablo a su privado:

  • Bárbara, por favor dile al ingeniero José Pablo Lagunes que venga a mi oficina;
  • Si claro, para que lo quieres?
  • Te adelanto que es para lo del proyecto nuevo, dile que venga a la brevedad;
  • Si claro, me imagino que él va a ser tu auxiliar verdad? –preguntó Bárbara sin poder ocultar su interés
  • Ya te enterarás, por favor en cuanto llegue hazlo pasar si?

Quince minutos después el interesado se encontraba ante su presencia, esbozando su mejor sonrisa:

  • Buenos Días Ingeniera Suárez –dijo tendiendo la mano hacía su jefa
  • Buenos días, toma asiento por favor –respondió Valentina ignorando el gesto –vayamos al grano, seré breve- Bárbara, no te vayas, tienes que oír lo que voy a decir.
  • Si claro inge –respondió una sorprendida Bárbara, tomando asiento a un lado de José Pablo.
  • Como ambos saben, estamos trabajando en un nuevo proyecto, sumamente importante para la empresa, y la responsable directa del mismo soy yo; por el tipo de proyecto de que se trata, requiero de un auxiliar que colabore directamente conmigo.
  • Si ingeniera, en la empresa no se habla de otro tema y a todos nos interesaría mucho trabajar directamente en él –mencionó José Pablo
  • Como ya es de todos sabido, el trabajar directamente como auxiliar en este proyecto implica una mejora en la posición dentro de la empresa, amén de que también incluye un bono económico bastante jugoso, sin contar con la experiencia que se adquiere y el prestigio que implica –continúo Valentina- Pues bien, analizando a todos los que componen el área de sistemas y a pesar de que la mayoría tienen experiencia y conocimiento, hace unos días consideré que la persona idónea para ocupar ese puesto, eras tu José Pablo
  • En serio!!, gracias ingeniera no se va a arrepentir! –la interrumpió el aludido esbozando una amplia sonrisa
  • A ver, a ver, calma, tal y como te dije, hace unos días consideré que tu serías la persona que me acompañaría en este asunto, pero sabes… ayer cambié de opinión –replicó Valentina con una fría sonrisa
  • Pero… porque ingeniera?, le aseguro que no se va a arrepentir de tenerme a su lado, puede contar conmigo para todo y tiene toda mi lealtad y disposición para lo que necesite –dijo José Pablo un tanto descontrolado
  • Lealtad! Vaya! Interesante término, quizá esto pueda hablarnos de la lealtad, tanto tuya como de Bárbara –dijo Valentina colocando la blackberry de la sorprendida morena encima de su escritorio – Bárbara, podrías leer en voz alta esta charla –concluyó Valentina extendiendo el teléfono a la sorprendida morena, quien titubeante dio lectura a lo que aparecía en pantalla.
  • No se de que me habla ingeniera, pero yo le aseguro… -intentó cortar José Pablo mientras veía con sorpresa la charla desplegada en el teléfono
  • Claro que sabes de que hablo y por eso te llamé; solo quería que supieras que acabas de perder una de las mejores oportunidades profesionales de tu vida; si no hubiera leído esta charla entre Ustedes dos, ten la certeza que hoy estarías recibiendo la buena nueva, pero… como dicen por ahí, del plato a la boca se cae la sopa no? –remató Valentina con una irónica sonrisa mientras su ceja derecha se elevaba en su característico gesto sarcástico.
  • Valentina, por favor, déjame explicarte…-intentó intervenir Bárbara.
  • No!, aún no termino; ingeniero, fue un placer haber contado con tu colaboración en esta empresa, puedes pasar al área de personal, se te entregará tu liquidación al 100%, por eso no hay mayor problema; como comprenderás resulta muy complicado mantener una relación laboral en estas condiciones –cortó Valentina con firmeza.
  • Pero inge… por favor… yo solo busqué la forma de acercarme a Usted, además Bárbara me dijo que podía ayudarme, deme la oportunidad… -balbuceaba el atónito José Pablo.
  • Buenos días ingeniero, te agradezco tu tiempo –dijo Valentina poniéndose de pie y señalando hacía la puerta con un gesto que no admitía réplica- que tengas un excelente día.
  • Valentina, no puedes hacer eso! –dijo una angustiada Bárbara
  • No puedo??? Claro que puedo y lo estoy haciendo en este momento!; ingeniero, evítame la pena de mandar a seguridad a sacarte y ve a personal por tu cheque–respondió Valentina con un tono duro en la voz que no admitía réplica –ten la certeza de que si te vas en este momento, la recomendación que daré de ti para un futuro trabajo, será muy buena tomando en cuenta tu desempeño laboral, pero si no, también ten la certeza de que no encontrarás trabajo en el medio, así que decide que quieres hacer.
  • Si ingeniera –dijo un derrotado José Pablo, retirándose del lugar sin mayor réplica.
  • Y bien Bárbara?, tienes algo que decir? –preguntó Valentina lanzándole una fría mirada
  • Yo… pues es que es un malentendido nena, por favor, yo te quiero –dijo la morena intentando abrazarla.
  • Jajaja! Ay Bárbara por favor!, no seas cursi, me acusas de serlo y mira nada mas tu reacción; no te hagas ideas tontas, por supuesto que me encantó acostarme contigo, pero nada mas, necesitaba sacar el estrés y punto, así que sigue con tus labores y no me fastidies con tonterías si? –replicó Valentina con total indiferencia.
  • Porque eres cruel Valentina? -dijo Bárbara al borde del llanto
  • Cruel?? Para nada, seamos realistas, soy una mujer joven y sana, tú te ofreciste en bandeja de plata, así que no veo porque tanto escándalo por un simple acostón; si no puedes superarlo, ni hablar, puedes presentar tu renuncia, yo no tendré ningún inconveniente en aceptarla –contestó Valentina con una cínica sonrisa en la cara.
  • Está bien, dime porque corriste a José Pablo?
  • Porque me dio la gana, algún problema? –replicó Valentina
  • Está bien Valentina, no te daré el gusto de irme –dijo Bárbara con rabia, dirigiéndose hacía la puerta
  • Hey preciosa! No se te olvide tu teléfono –dijo Valentina con ironía arrojándole la blackberry
  • Vete al demonio Valentina!! –remató Bárbara cerrando de un portazo mientras se retiraba del lugar.

Una vez a solas, Valentina tomó asiento en su escritorio y cubriéndose el rostro con ambas manos, contuvo un sollozo que amenazaba con volverse un torrente incontrolable de lágrimas; Bárbara jamás debía saber todo el daño que le había causado y cuando la había herido; era increíble que en tan poco tiempo esa hermosa mujer hubiera entrado a su vida y a su corazón de esa forma. Suspirando con resignación, Valentina limpió la indiscreta humedad de sus ojos, y se avocó a trabajar, como tantas y tantas veces lo hacía cuando se sentía mal.

Al paso de los días, si bien la relación entre ambas no era la mejor, se fue volviendo un poco mas llevadera; Valentina insistía en laborar 12 o 14 horas al día, fustigaba constantemente a Bárbara haciéndola llegar media hora antes de su horario habitual y manteniéndola en su lugar dos o tres horas después de su hora de salida; le exigía una y otra cosa, esperando que ésta se cansara y presentara su renuncia; dos meses después las cosas se habían suavizado un poco; Valentina había dejado de sentir ese dolor y la tristeza que el engaño de Bárbara le había causado. Además, el proyecto en el que estaba trabajando le absorbía todo su tiempo y eso también le ayudaba a no sentir; viajó a Monterrey en diversas ocasiones, lo que le impidió realizar las entrevistas pertinentes para elegir al nuevo elemento que hacía falta en el área de sistemas; a través de su correo electrónico le llegó la información de la terna de los candidatos a ocupar el área; revisó el curriculum de cada uno y le llamó especialmente la atención uno: el de la Ingeniera Camila Pereira Díaz; ésta había sido una alumna brillante y se había graduado con honores de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y si bien no tenía mucha experiencia profesional, había tomado una buena cantidad de cursos que podían resultar de mucha utilidad para la empresa, era una mujer joven, soltera y sin compromisos, lo que definitivamente resultaba también un plus. Sin pensarlo mas, dio la autorización para la contratación de la joven, pensando que ya la conocería personalmente cuando volviera al DF.

Días después, le informaron que a la mañana siguiente se presentaría la ingeniera Camila Pereira, lo que le alegró sobremanera, pues en realidad le urgía cubrir esa plaza, ya que el trabajo se acumulaba; aparte, tendría que escoger a alguien del equipo de trabajo para que la auxiliara en el nuevo proyecto, había estado posponiendo la decisión, pero solo tenía unas semanas para definir quién estaría con ella en esa aventura.

Esa mañana, llegó mas temprano que de costumbre, saludó a Bárbara, que como siempre, se veía espectacular; vaya! –pensó Valentina- lo que son las cosas, pensar que pudo haber sido algo mas en mi vida, pero en fin!.

  • Bárbara, buenos días
  • Buenos días
  • Hoy viene la nueva persona que va a ocupar la plaza del área de sistemas, en cuanto llegue hazla pasar –dijo secamente Valentina
  • Si, está bien –contestó Bárbara en el mismo tono
  • Gracias

Unos minutos después, Bárbara le anunció la llegada de la Ingeniera Camila, por lo que Valentina se dispuso a recibirla; aunque en realidad, no estaba preparada para lo que vio: Camila era una pequeña rubia muy bella, con una expresión dulce en su cara y unos ojos verdes enmarcados en largas y tupidas pestañas que los hacían sumamente hermosos, una nariz respingona que le daba un aire infantil, con una boca de labios un tanto gruesos que le daban un toque sensual a la mujer que en ese momento sonreía cordialmente hicieron que Valentina se desconcertara un poco; por alguna extraña razón, se sintió un tanto sorprendida de que su nueva colaboradora fuera tan bella, pero reponiéndose con rapidez se limitó a saludarla con cordialidad y darle la bienvenida; le dio algunas instrucciones y de nuevo se volcó a su trabajo.

Durante un mes mas, se dedicó a evaluar el desempeño de todos y cada uno de quienes podían acompañarla como auxiliar en el nuevo proyecto, incluida la nueva integrante del equipo; Valentina pudo darse cuenta de su inteligencia y dedicación, notó que era bastante creativa y que tendía a trabajar muy bien en equipo, pues rápidamente se adaptó a sus compañeros; le agradaba la presencia de Camila, quizá era su aspecto dulce lo que hacía que Valentina se sintiera tan a gusto con ella, o quizá sus hermosos ojos verdes que brillaban con alegría cuando la felicitaba por haber concluido alguna tarea encomendada antes del tiempo previsto; se dio cuenta que en ese pequeño lapso de tiempo, la convivencia con la pequeña rubia, la hacía sentir tranquila, le generaba una sensación de bienestar y paz que tanto anhelaba. Lo pensó mucho pero al final, tomó la decisión de invitar a Camila a integrarse como su auxiliar en el proyecto de Monterrey; se dijo a sí misma que la decisión únicamente se basaba en el desempeño laboral de Camila y no en su atractivo físico.

A la mañana siguiente, Valentina se sentía alegre y relajada, llamó a Camila para informarle que se integraría al proyecto; una vez que ésta dejó su privado, Valentina esbozó una sonrisa: realmente le gustaba ver a la pequeña rubia, su expresión de sorpresa cuando le dijo que se integraría al proyecto y sobre todo, le gustaba ver el brillo de sus ojos, emocionada por el nuevo reto que tenía frente a ella; pensativa, reflexionó que no era sano sentirse tan a gusto con esta chica, sabía muy poco de su vida, y ni siquiera tenía un indicio mínimo que le indicara que le atrajeran las mujeres; aparte, era su subordinada y no quería volver a pasar por lo que había pasado con Bárbara. Ese día, al ver su reloj y darse cuenta que ya iban a dar las ocho de la noche, se dio cuenta que el cansancio la invadía así que decidió salir antes de lo habitual; quería estar en casa donde le esperaba su cama y un cálido baño de agua tibia; creo que me merezco un buen vino y un quesito –pensó Valentina mientras se dirigía hacía su camioneta.

Una vez a bordo de ésta, acomodó sus documentos y la arrancó, prendiendo las luces delanteras, cuando giró la cara hacía el frente, sintió que se helaba: a unos metros de distancia, estaban Camila y Bárbara enredadas en un pasional beso; por la forma en que se abrazaban y frotaban sus cuerpos, era obvio que ese no era el primero que compartían; inicialmente no atinó a reaccionar pero después de la sorpresa del primer momento, movió su vehículo retirándose del lugar inmediatamente; durante todo el trayecto a su casa, fue pensando y analizando, que demonios hacía Camila enredada con Bárbara?, era lesbiana? O simplemente una chica mas saciando su curiosidad?; sentía un extraño desasosiego, el estómago encogido: sería que aún no superaba lo de Bárbara? O era por Camila? Que le estaba pasando? Seguirían en el estacionamiento de la empresa?, o quizá… estarían enredadas en la cama amándose?.

En cuanto llegó a su casa, sin saber bien a bien porque, decidió marcar el teléfono de Camila, buscó entre sus documentos el expediente que recién le habían entregado, con la esperanza de que los datos personales de la rubia estuvieran ahí; por fin encontró el número de la casa de Camila, desesperándose a cada momento mientras una y otra vez sonaba el teléfono sin que hubiera respuesta; cuando estaba a punto de colgar, Camila contestó la llamada:

  • Camila? –dijo Valentina
  • Si, quién habla??? –respondió la agitada voz de Camila
  • Valentina
  • Ah!!!, perdón no te reconocí la voz, dime
  • Solo quería preguntar si tenías listo lo de mañana, pero te oigo bastante agitada así que mejor te dejo para que termines lo que sea que estés haciendo; por favor no llegues tarde –dijo Valentina sin poder evitar imprimir un tono cortante a su voz;
  • Oh, si, perdón, es que
  • No, no, disculpa por llamar en un momento tan inoportuno, hasta mañana –dijo Valentina de manera cortante, colgando inmediatamente sin darle oportunidad de nada.

Después de colgar, Valentina se quedó mirando el teléfono, que rayos le pasaba? Porque sentía eso? Que era?... celos acaso?, pero porque?, de quien? Aun no superaba lo de Bárbara?... le quedaba claro después de la llamada que Camila y Bárbara estaban juntas, tal vez jadeando de lujuria, con sus cuerpos desnudos enredándose golosamente, la voz de Camila se escuchó agitada, algo ronca… basta Valentina! Que te pasa?, acaso enloqueciste, pensó para sus adentros mientras cerraba los ojos desplomándose en su sillón favorito. Esa noche, el sueño rebelde se negó a acompañarla, por lo que en cuanto amaneció, se dio un duchazo y tomó un café, intentando mitigar un poco el mal humor que sentía; se dirigió a las oficinas a las que llegó antes que cualquiera, aunque eso ya no era novedad; aprovechó la tranquilidad y la soledad que la temprana mañana le daba para avanzar con algunos de sus asuntos; cuando se dio cuenta ya eran las 8.15 de la mañana, por lo que decidió salir a ver si ya Camila había llegado; su sorpresa fue mayor cuando al abrir la puerta, la encontró enredada de nueva cuenta, en un pasional beso con Bárbara.

Era el colmo! Como se atrevían a besuquearse por toda las oficina??, tanta era la pasión o el amor que sentían que no podían contenerse? Sintiendo que el estómago se le encogía y la boca se le secaba decidió interrumpir a las dos mujeres que ni por enteradas de su presencia, sintió como su mal humor se incrementaba mientras veía los ojos brillantes de Camila, su piel sonrojada, sus labios húmedos; le reventaba verla así, excitada y ansiosa por otra mujer. No pudo evitar ser cortante al pedirle la documentación que le había encargado; por mas que leía y leía, pasaba las hojas una tras otra, no lograba concentrarse, solo podía pensar en qué era lo que le estaba pasando, porque sentía ese aguijonazo de los celos arañando su corazón; su mal humor se incrementó cuando Bárbara le preguntó si se le ofrecía algo mas y la llamó Vale; que pretendía con eso?, porque el uso del diminutivo ahora?, quería decirle algo o de que se trataba?. Decidió dar por terminada la reunión pues realmente se sentía demasiado enojada; no entendía porque, solo sabía que en ese momento lo mas sano era que Camila se retirara, antes de que dijera o hiciera algo que no debía.

  • Camila, realmente esperaba mas de ti
  • Perdón?
  • Podrías concentrarte por favor y dejar de divagar? –dijo Valentina en un tono bastante hostil
  • Si claro, dime, donde estoy mal.
  • Donde estas mal?? Por Dios! TODO está mal, esto no me sirve, definitivamente no sirve –respondió Valentina devolviéndole la carpeta.
  • Pero porque?
  • Porque? Porque no sirve y punto, tienes dos horas para corregirlo, es el plan de trabajo que vamos a presentar y tu me sales con esto tan deficiente.
  • Pues si, lo corrijo pero dime que está mal?
  • Todo, ya te dije, te espero a las 10 con algo mejor que esto –dijo Valentina incorporándose y caminando hacía su escritorio, donde se sentó y empezó a leer algunos papeles.
  • Está bien, regreso –dijo Camila con un dejo de molestia en la voz.
  • Si te molesta no hay problema, deja el proyecto, solo dime y busco quien si pueda con él, aún estamos a tiempo de reemplazarte.
  • No, no me molesta, regreso entonces.
  • Cierra la puerta al salir –dijo Valentina dando por concluida la reunión.

Una vez que Camila abandonó el lugar, Valentina de nuevo quedó inmersa en un mar de confusión: porque sentía todo eso?, definitivamente su interés por Bárbara hacía tiempo había desaparecido, o no?, y estaba muy claro que esa confusión que ahora sentía era por Camila. El quid del asunto era: porque le importaba tanto lo que hacía o dejaba de hacer la rubia?, con sorpresa, Valentina se percató que le gustaba mucho mas de lo que ella misma admitía y no era solo la parte física; se dio cuenta que le gustaba la forma de ser tan dulce de Camila, su sonrisa, sus ojos, como caminaba, como se movía, su voz… en fin… todo le atraía de ella. Vaya Valentina! En menudo lío te has metido ahora fijándote en alguien que definitivamente no está interesada en tu persona –pensó para sus adentros.

El sonido de su celular la sacó de sus pensamientos; le sorprendió la llamada de Martha, una de las tías de Rebeca con quien siempre tuvo una relación cordial; estaba en el vestíbulo de la empresa y quería pasar a saludarla, así que no dudo ni un minuto en pedirle que subiera; cuando ésta entró a su privado, su corazón sufrió un pequeño sobresalto: el parecido de Rebeca y Martha siempre había sido notorio; pensó con tristeza que tal vez Rebeca así se hubiera visto a los 50 años, vio un dejo de su sonrisa en Martha y no pudo evitar sonreír al recibirla:

  • Hola Martha, pasa por favor –dijo besándola en ambas mejillas
  • Tina, como has estado, mucho tiempo sin verte –respondió Martha usando el diminutivo que Rebeca usaba siempre con ella.
  • No tan bien como tu, pero acá andamos, trabajando como siempre
  • Si hija, eso veo, no paras de trabajar, pero te ha sentado, te ves muy guapa –dijo la tía Martha
  • Si? Gracias pero pues no lo creo, y cuéntame que te hizo dejar tu amada Morelia para venir al contaminado DF?
  • En realidad vine a arreglar algunas cosas con mi visa y decidí pasar a visitarte; hace mucho que no se nada de ti y desde… lo de Rebeca… te alejaste –dijo Martha con un cierto tono de reproche.
  • Así es tía, pero creo que era necesario poner un poco de distancia no crees?
  • No, no lo creo, pero en fin, cuéntame como estás?, que ha pasado contigo en estos últimos años?
  • No mucho, como te dije, solo trabajo. Y tu?

Después de casi una hora de charla, ambas mujeres ya se habían puesto al día; a Valentina realmente le alegró la visita de Martha, pues su relación con ella siempre fue excelente; cuando ésta se despidió alegando que ya faltaba poco para el medio día, fue que se dio cuenta que Camila no había llegado a las 10 como le indicó, lo que le causó una enorme molestia; al salir a dejar a Martha fue que vio a Camila sentada en el vestíbulo de su oficina, con cara de pocos amigos; sin saber porque, le irritó mucho mas; tal vez se sentía molesta porque no podía charlar con Bárbara o quizá porque no podía besuquearse con ella; una vez que Martha se retiró, le pidió a Camila que pasara a su privado:

  • Pasa Camila –dijo Valentina endureciendo su expresión al verla.
  • Si gracias, aquí está lo que me pediste –extendiendo la carpeta con su trabajo ya corregido.
  • Veamos –tomando la carpeta dio una rápida ojeada al trabajo- ok, está bien, te veo a las doce en la junta con el cliente y por favor no llegues tarde, te dije que a las 10 y son las 11!
  • Cómo?? Pero si llegué desde las 10 pero estabas ocupada y dijo Bárbara que esperara!
  • Bárbara? Ah! O sea que si Bárbara te dice que te avientes al pozo tu lo haces? –replicó Valentina sintiéndose cada vez mas irritada.
  • No, claro que no, pero bueno, es tu asistente, tengo que preguntarle a ella por ti no?
  • Aja, ok, ok, no tengo ganas de discutir, hay cosas mas urgentes, nos vemos mas tarde –dijo Valentina despidiéndola como quién se sacude a un molesto insecto.
  • Bárbara! –llamó imperiosamente Valentina por el teléfono interno.
  • Que pasó? –respondió su asistente
  • Necesito que saques varios juegos de copias de una carpeta, ven por favor! –no pudo evitar un tono imperioso y hasta grosero
  • Ok, ok, ya voy –replicó Bárbara en un tono semejante.

Luego de encomendar a Bárbara preparar los materiales necesarios para su reunión, Valentina no pudo evitar suspirar; echándose hacía atrás en su cómodo sillón, se quedó pensando en que algo debía hacer, no era posible que fuera explotando por la vida solo por lo que Camila hacía o dejaba de hacer; ella era una mujer adulta, emocionalmente estable, madura, y entonces? Porque reaccionaba como una quinceañera ante su colaboradora? Donde demonios se había ido su sentido común? Pensando en todo esto, cuando se dio cuenta, ya era medio día, así que salió presurosa a su junta; ésta fue bastante exitosa, los clientes quedaron mas que a gusto con lo que Valentina propuso y una vez concluida, la invitaron a comer junto con Camila; aunado a lo bien que habían salido las cosas (desde un punto de vista profesional) a Valentina le mejoró el humor la idea de compartir la mesa con su hermosa colaboradora; durante todo el tiempo que duró la comida, sorprendió las miradas de Camila puestas en ella; eso le produjo una sensación de alegría que no podía explicarse; una y otra vez sus miradas se encontraban, y aún cuando Camila rehuía su mirada, podía sentir sus ojos en ella constantemente; en alguna ocasión llegó a sorprender los traviesos destellos verdes clavados en sus senos, lo que le produjo un extraño mariposeo en el estómago.

Cuando por fin terminó la comida, ambas mujeres fueron llevadas de regreso a la empresa; una vez en el estacionamiento, cruzaron algunas palabras y después, inesperadamente se hizo un tenso silencio entre ambas; sus miradas se encontraron entre la poca claridad que había, Valentina no pudo evitar ver a Camila detenidamente, recorrer su cuerpo acariciándolo con los ojos; le fascinaba esa cara de expresión dulce, su cabello perfectamente arreglado, su hermoso cuello que invitaba a explorarlo a besos, esos pequeños senos que orgullosos y desafiantes parecían retarla, su pequeña cintura bien delineada y esas piernas que a través del vestido que llevaba, se alcanzaban a percibir macizas y plenas; sin saber como, empezó a acercarse a Camila, necesitaba… besarla, se sentía como un náufrago en medio del mar, sediento, anhelante, buscando el néctar que saciara su sed y que sabía que solo podía encontrar en los labios de la hermosa rubia, que expectante, clavó su mirada en la suya, cada vez mas cerca, perdida en los verdes ojos de Camila, Valentina se sentía hipnotizada… nunca sabría que fue lo que la hizo reaccionar a tiempo para depositar sus labios en la cálida y suave mejilla de Camila, sentía un nudo en la garganta y con la voz enronquecida por un sentimiento inexplicable, solo alcanzó a articular una cortés despedida, alejándose inmediatamente con dirección a su vehículo.

En el trayecto a su casa, concluyó que quizá lo que le estaba pasando, era simple de explicar: la abstinencia sexual la estaba llevando a ese punto; mucho tiempo estuvo célibe, y Bárbara había despertado a la hembra apasionada que había en su interior; obviamente, al pasar las semanas y no tener actividad sexual, su libido incontrolable, la hacía sentir cosas por una mujer que obviamente era su tipo y que le resultaba atractiva; y esas cosas no eran mas que eso: lujuria pura y nada mas. Satisfecha por haber encontrado explicación a lo que sentía, Valentina durmió tranquilamente como no lo había hecho en varios días. A la mañana siguiente, llegó como acostumbraba, a primera hora a su trabajo, encontrándose a Bárbara arreglándose las uñas; sin saber porque, le irritó sobre manera verla, empezaba a resultarle muy desagradable la presencia de Bárbara; le molestaba su cinismo, la forma en que pensaba que podía manipular a todos solo por ser bella, y sobre todo, saber que seguramente estaba gozando de las caricias y el cuerpo de Camila; de manera cortante, se dirigió a ella:

  • Bárbara, podrías dejar de arreglarte la figura y ponerte a trabajar?
  • Si buenos días, amanecí excelente y tu? –contestó Bárbara con una sonrisa irónica en la cara
  • No estoy jugando, necesito que me tengas lista toda la documentación del proyecto y la minuta de la junta de ayer, los quiero para anteayer, así que déjate de tonterías y muévete va?
  • Uy! Que genio! Dormiste mal y por eso estás así? O simplemente no te abrió las piernas quien esperabas que lo hiciera eh?
  • Bárbara, no me provoques, no me hagas hacer algo que no quiero, cumple con tu trabajo y ya; por cierto, ayer porque diablos no me avisaste que Camila estaba esperando –dijo Valentina lanzándole una mirada asesina a la sonriente morena.
  • Si te avisé pero estabas tan entretenida con tu "visita" que ni atención me pusiste –dijo Bárbara sin dejar de sonreir
  • No voy a discutir, ponte a trabajar! Y ya te dije, no me provoques porque he sido muy prudente contigo, no me hagas ponerte de patitas en la calle en este momento –remató Valentina retirándose hacía su privado.

Una vez a solas, empezó a sentir que nacía un desagradable dolor en su cabeza; solía pasarle cuando se tensaba; envío algunos correos, entre ellos uno a Camila solicitándole algunas cosas; después de un rato, a pesar de sus intentos por no hacer caso del molesto dolor, se dio cuenta que éste no disminuía, por lo que buscó un analgésico en su bolsa y en los cajones de su escritorio, sin éxito, por lo que decidió salir a buscar uno; cuando salió, lo primero que vio fue a Camila inclinada sobre Bárbara, dándole un fogoso beso, visión que lo único que hizo fue incrementar su irritación y su dolor de cabeza:

  • Podrían dejar sus asuntos personales para otro lugar y otro momento? –dijo alzando la voz- es URGENTE sacar lo que está pendiente; Bárbara, ya tienes lo que te pedí?, Camila, ya checaste tu correo? Pónganse a trabajar! –remató dando la media vuelta y dirigiéndose hacía su privado, visiblemente molesta.

Dios! Que me está pasando?, me irrita que la gente no trabaje? Me irrita que se besuqueen? O que demonios es?, estoy jodida carajo! Porque reacciono de esta manera tan irracional! –fueron los pensamientos de Valentina una vez a solas en su privado; durante todo el día continúo trabajando, analizando a ratos que hacer con relación a Camila, definitivamente no podía seguir así, pensó que hablaría con ella en cuanto tuviera la menor oportunidad, misma que llegó precisamente a la hora que arrancaba su auto; vio cruzar a Camila rumbo al suyo y sin pensarlo dos veces, la llamó, invitándola a tomar un café; cuando la rubia aceptó, Valentina se sorprendió pensando que le diría? Que argumento tendría para pedirle que dejara de besuquearse con Bárbara? Que derecho tenía ella como su jefa a inmiscuirse en su vida privada?

Una vez frente a dos humeantes tazas de café, Valentina habló del tema con Camila; le alegró mas de lo que ella misma podía admitir, el hecho de que la rubia le dijera que no tenía nada con Bárbara; tal vez (conociendo a su asistente) Camila no era mas que un juego mas para la morena; concluida la charla y sintiéndose mas tranquila, Valentina decidió que debía mantener el autocontrol y dejar de estar tan al pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer Camila. Durante las siguientes tres semanas, Valentina no volvió a sorprender a las dos chicas en situaciones incómodas; al contrario, cada día pasaba mas tiempo acompañada de Camila; ésta se quedaba con ella fuera de su horario de trabajo, resolviendo esto y aquello; se sorprendió a sí misma sonriendo constantemente con la hermosa rubia, disfrutaba mucho su compañía, se dio cuenta que detrás de esa imagen dulce, Camila tenía un carácter fuerte, además de ser muy inteligente; mas le sorprendió aún, descubrirse abriéndose a ella, le contó algunas cosas de su vida personal, se dio cuenta que ambas tenían afinidad en muchos temas y en general, se sentía libre de ser ella misma, se sentía cómoda en compañía de Camila. En muchas ocasiones, la descubrió clavando su verde mirada en su boca o en su pecho; eso la excitaba, pero se guardaba bien de demostrarlo; tenía temor de hacer algo que echara a perder una amistad que empezaba a surgir con su colaboradora; no quería volver a pasar por lo que había pasado con Bárbara; si bien tenía claro que Camila era diferente, prefería no pasar mas allá del trato cordial con la rubia.

Una noche, cuando ya se encontraba descansando en su casa, recibió la llamada de Peña, su jefe, informándole que era necesario que se trasladara al día siguiente, junto con su auxiliar, a la ciudad de Monterrey, para iniciar las pruebas piloto del nuevo programa; Valentina se alegró ante la perspectiva de pasar una semana a solas con Camila; en realidad no estarían solas, pero… ahuyentó los pensamientos que la invadían y se dijo a sí misma que lo que debía hacer en lugar de soñar despierta, era concentrarse en su trabajo y el proyecto. Cuando le informó a Camila del viaje programado a la mañana siguiente, le asombró ver la cara de ésta; seguramente la sorpresa reflejada en la voz de la rubia se debió a que no quería dejar a su adorada Bárbara; había dejado de pensar en ellas como pareja, pero darse cuenta que a Camila le apuraba alejarse de la ciudad, la hizo que volviera a la realidad: era obvio que algo había entre ellas y la rubia no quería alejarse de su apasionada "novia".

Al abordar el avión que las llevaría a Monterrey, se sorprendió al darse cuenta que a Camila le daba miedo volar; este descubrimiento le generó un sentimiento de ternura por la menuda rubia; estaba pálida y sudorosa cuando el avión empezó a tomar velocidad para despegar, tomó su mano y sintió como la apretaba con fuerza, enterrando sus uñas en su dorso; cuando Camila se percató de ello, pasó las yemas de sus dedos en la mano de Valentina, quién sintió como si una corriente eléctrica la recorriera por todo el cuerpo, generándole un delicioso cosquilleo que la asustó, por lo que abruptamente retiró su mano, rompiendo ese contacto que la quemaba.

Una vez en Monterrey, le cayó como bomba la noticia de que tendría que compartir la habitación con Camila; no porque no quisiera pasar la noche con ella, sino porque se sentía absolutamente excitada; sus hormonas le estaban jugando una mala pasada, y pensaba en como rayos le haría para no saltarle encima a la rubia que la tenía enloquecida; hacía días que había claudicado y admitido ante si misma lo obvio: deseaba a Camila hasta la locura, quería hacerla suya, necesitaba sentir su cuerpo desnudo pegado al de ella, moría por oírla gemir de pasión a su lado, pero sabía también, que tales fantasías quedarían solo en eso: Camila era su colaboradora, tenía una relación con Bárbara y carecía del menor interés personal por su jefa.

Para colmo de males, la actitud lejana y distraída de Camila no le ayudaba en nada; entre la excitación que le provocaba tenerla junto y la irritación que le producía pensar que seguramente estaba así porque extrañaba a Bárbara, sentía que estaba a punto de explotar; la habitación acogedora, acabó de coronar el extraño estado de ánimo de Valentina, quién decidió que la mejor forma de recuperar el autocontrol, sería un baño de agua helada; eso le ayudaría a ordenar sus pensamientos y a templar su afiebrado cuerpo. Una vez mas tranquila después de que los chorros de agua helada golpearan sus curvas, se puso una de sus pijamas favoritas: unos pantaloncillos cortos de licra con su respectiva blusa sin mangas, en color negro; sintiéndose mas serena, secó un poco su cabello con la toalla, se lavó los dientes, y salió del baño.

No se encontraba preparada para lo que vio: Camila, con una transparente pijama blanca, a través de la cual podía ver claramente sus sonrosados pezones, recostada acomodándose en su cama, con su trasero apenas cubierto por un pantalón semitransparente que dejaba ver claramente que usaba una tanga que dejaba completamente expuestas sus carnosas nalgas; al encontrarse su mirada con la de Camila, Valentina solo atinó a decir:

  • Vaya! Parecemos el Yin y el Yan –
  • Cómo? –respondió una desconcertada Camila
  • Si, yo de negro, tu de blanco, yo morena, tu rubia, somos los polos, me explico? –dijo pacientemente Valentina, respirando profundamente intentando calmar la excitación que sentía.
  • Ah si! Claro, así parece verdad?
  • Camila –dijo Valentina, sintiéndose irremediablemente atraída hacía la hermosa rubia, se sentó en la cama de su colaboradora, mientras su mirada reflejaba un brillo interesante
  • Si?
  • Siempre eres tan distraída?, te hablo y pareciera que estás en otro planeta –dijo Valentina
  • Ah!, no, para nada, solo es que… no se últimamente quizá si he estado algo distraída –respondió Camila
  • Y que te distrae tanto eh? –preguntó Valentina tratando de averiguar si pensaba o no en Bárbara y sintiendo la mirada de Camila en sus senos.
  • Pues…nada importante –dijo Camila
  • Si? pues… para ser "nada importante" vaya que te tiene distraída –dijo Valentina inclinándose un poco hacía adelante, dejando con ese movimiento mas expuesto el nacimiento de sus senos a la mirada ávida de Camila.
  • No tanto –dijo Camila enderezándose un poco
  • Ok, si tu lo dices te creo –concluyó Valentina con una irónica sonrisa, mientras sentía un delicioso cosquilleo recorrer sus senos y llegar hasta su entrepierna.

Ver el destello de los hermosos ojos verdes de Camila, su boca semiabierta, con los labios carnosos que invitaban a pecar, llevaron a Valentina a perder la cordura: cuando la sonrosada lengua de Camila humedecía a sus dos guardianes, fue inevitable buscar con sus labios el contacto con esa boca que la tenía ansiosa; frotó lentamente su boca contra la de esa pequeña hembra que respondía alegremente a las caricias de su golosa lengua, los recorrió una y otra vez; cuando pensaba que no podía sentir mas placer, Camila abrió su boca, invitándola a invadirla; no se hizo del rogar y la abrazó mientras sentía la lengua húmeda de su compañera en esa aventura misteriosa salir al encuentro con la suya, lanzándose ambas a una danza sin fin; Valentina gozaba sentir sus manos recorriendo la suave y pequeña espalda por encima de la tela, sentía sus pezones duros y tensos, anhelantes de ser tocados por los de Camila que también sentía como pequeñas dagas clavándose en sus pechos; un gemido brotó de alguna de las dos, y trajo a Valentina a la realidad

  • Que rayos estoy haciendo?? –pensó sorprendida

Al separarse abruptamente de Camila, se sorprendió al ver su expresión: tenía el rostro sonrojado, los verdes ojos brillaban con lujuria apenas contenida, los labios rojos, hinchados y húmedos, la respiración agitada, el cabello revuelto, su pecho subía y bajaba rápidamente mientras sus pezones duros y palpitantes casi salían de la pijama que a duras penas los podía contener; ella misma, sentía que el corazón se le desbocaba, le costaba trabajo respirar, estaba muy excitada, sentía sus pezones punzando, adoloridos, anhelantes de ser acariciados, mientras un cosquilleo enloquecedor recorría su vagina, dejándola mojada y caliente.

  • Perdón, creo que me excedí –alcanzó a decir una descompuesta Valentina, con la voz enronquecida por la pasión
  • Yo… -apenas alcanzó a balbucear Camila
  • Hasta mañana, que descanses! –cortó abruptamente Valentina, yendo hacía su cama y cubriéndose inmediatamente con las sábanas, en un vano intento de que estas ocultaran la tormenta de sensaciones que la sacudían.

Tardó mucho en conciliar el sueño, se sentía confundida y al mismo tiempo, avergonzada por su comportamiento, aunque… tenía sentimientos encontrados, pues sintió que Camila respondió con todo a ese beso; había sentido la pasión de la hermosa rubia devorándola, la había visto tanto o mas excitada que ella; se preguntó si había hecho bien interrumpiendo el beso… que hubiera pasado si no se detenía?, estaría en ese momento haciendo el amor con Camila? Tendría su cuerpo desnudo sudando al compás del suyo?, estarían ambas gimiendo enloquecidas de pasión? O simplemente, Camila la habría detenido en algún momento? Porqué la beso? Qué sentía por ella?... poco a poco, el sueño fue invadiendo a Valentina, dejándola sin respuesta a estas dudas que taladraban su mente y su corazón.