Un amor inesperado (4)

... los ojos de Camila hacía un vano intento de apartarse de la figura de Valentina, ver como se marcaban sus pezones contra la delgada tela de su blusa, le hacía sentir un delicioso cosquilleo en los suyos, ansiando apartar la intrusa barrera que le impedía verlos a plenitud...

A la mañana siguiente, Camila se dirigió a su trabajo, pensando que en cuanto llegara a la oficina hablaría inmediatamente con Bárbara, pues aún tenía la espina clavada por lo sucedido el día anterior. No entendía porque su jefa le había llamado la atención por haber llegado tarde, sería acaso que Bárbara no le dijo que ya estaba ahí esperando? Qué había pasado en realidad?. Pensando en todo esto, llegó hasta las oficinas de Valentina, con la firme intención de aclarar estas dudas; en cuanto arribó, se encontró con una ceñuda Bárbara tecleando de mala gana en su pc.

  • Hola, buenos días!
  • No le veo lo bueno, pero en fin –respondió Bárbara visiblemente molesta
  • Que te pasa? Porque ese humor?
  • Pues como quieres que esté, la nazi me llamó la atención porque ayer según ella nunca le avisé que estabas esperándola, y si lo hice, pero estaba tan entretenida con su "visita" que ni caso me hizo, y ahora resulta que yo no le avisé!, me tiene harta!
  • Ups! Que genio!
  • En fin nena, ya mejor me pongo a hacer esto, me pidió un mundo de información, y la quiere para ayer, así que dime que quieres para que me pueda poner a trabajar.
  • Ahh! –titubeó Camila- pues en realidad solo saludar, te dejo entonces para que trabajes.
  • Así nada mas el saludo? –sonrió coquetamente Bárbara- siempre eres así de inexpresiva?
  • Pues no, suelo ser bastante expresiva y te consta –respondió Camila sonrojándose, y en un arranque se acercó a la hermosa morena, inclinándose para rozar ligeramente sus labios con los suyos- así está mejor?
  • Siii claro!
  • Podrían dejar sus asuntos personales para otro lugar y otro momento? –se oyó la voz de Valentina- es URGENTE sacar lo que está pendiente; Bárbara, ya tienes lo que te pedí?, Camila, ya checaste tu correo? Pónganse a trabajar! –remató dando la media vuelta y dirigiéndose hacía su privado, visiblemente molesta.
  • Oh! Me carga la….! –pensó Camila, dando la media vuelta encaminádose hacía su área de trabajo- que tino tiene esta mujer para encontrarme en situaciones comprometidas, carajo!

Toda la mañana la pasó sintiéndose terriblemente incómoda; sabía que lo que estaba ocurriendo entre ella y Bárbara podía afectar de manera grave su trabajo, lo que implicaría un problema para su desarrollo profesional; tenía que terminar con esa situación que no solo le afectaba laboralmente, sino que también podía afectarle en lo sentimental.

Al anochecer, con la firme decisión de cortar por lo sano con Bárbara (acaso tenían una relación? –se preguntó) y dedicarse de lleno a su trabajo para evitarse conflictos que ni al caso venían, cerró su equipo, recogió su portafolios y se encaminó hacía su auto; al llegar al solitario estacionamiento, alcanzó a ver a Valentina arrancando su vehículo, por lo que apuró el paso para llegar al suyo, tratando de evitarla, pues no estaba de humor para una charlar con ella.

  • Camila!
  • Si? –dijo girándose al oír a su jefa llamarla
  • Podemos hablar? –Valentina se acercaba ya a bordo de su camioneta.
  • Si claro, que pasa?
  • Te parece si nos tomamos un café?, quisiera hablar contigo de algunas cosas que creo que son importantes.
  • Pues… ya es un poco tarde, pasan de las nueve, pero si gustas
  • Ok, me sigues o te sigo?
  • Te sigo
  • Vamos –dijo Valentina
  • Uff! Justo lo que necesito –pensó Camila con resignación.

Quince minutos mas tarde, ambas mujeres se encontraban sentadas frente a frente ante un par de tazas de café humeante; Camila no pudo evitar sentirse un tanto cohibida ante la penetrante mirada de Valentina; ya se había dado cuenta que su jefa tenía una mirada fuerte, inquisitiva y hasta cierto punto dura, aunque también la había sorprendido ver que cuando sonreía o estaba satisfecha, esa mirada podía dulcificarse un poco, solo que en este momento, definitivamente la mirada que recibía podía calificarse de cualquier cosa, menos de dulce.

  • Estas muy pensativa Camila –dijo Valentina, sacándola de sus cavilaciones
  • Ah! no, solo un poco cansada –respondió Camila, esbozando una tímida sonrisa
  • Si?, estás sintiendo muy pesado el proyecto?
  • Oh no, obviamente no es un proyecto sencillo, pero creo que voy bastante bien con lo que me has solicitado y sobre todo, en tiempo de acuerdo con el programa de trabajo.
  • Me da gusto saberlo, no me gustaría que lo dejaras
  • No hay alguna razón por la que tuviera que dejarlo… o si? –preguntó Camila con cierta perspicacia
  • Hasta donde se, no, aunque… quizá si haya algo –respondió Valentina inclinando un poco el cuerpo hacía Camila
  • Si? Que puede ser? Hay algo que esté haciendo mal o que no te guste?
  • Pues mira… en realidad… si hay algo que me está "molestando"
  • Aja, que es?
  • Tu situación con Bárbara
  • Mi situación con Bárbara? A qué situación te refieres? –preguntó Camila mientras sentía que los colores se le subían al rostro.
  • Mmm… no me gusta meterme en la vida personal de mis colaboradores, pero en este caso creo que si debo decirte que no me parece correcto que estén besuqueándose a cualquier hora y en cualquier lugar en la empresa; no se si lo sepas, pero nuestro director general es bastante homofóbico, y si un día llegara a sorprenderlas, ten la seguridad de que ambas saldrían en menos tiempo del que te lo puedas imaginar.
  • Bueno, te agradezco mucho que me lo menciones, y te puedo decir que no tengo ninguna situación con Bárbara, de hecho
  • No, no me tienes que hablar de tu vida personal –dijo Valentina interrumpiéndola abruptamente- solo te pido que la relación que sea que tengas con ella, la lleves fuera de la oficina por favor, ok?
  • Ok, Valentina, pero de verdad
  • De verdad, no me digas mas de tu vida personal, esa es solo tuya –volvió a interrumpirla Valentina.
  • Está bien, pero quisiera hacerte una pregunta, puedo?
  • Si claro, dime
  • Tú también eres homofobica?
  • Yo? Jajajja! –respondió Valentina soltando una sonora carcajada que tomó por sorpresa a Camila- claro que no! De hecho… bueno… no viene al caso, pero no, solo… ten cuidado, quizá Bárbara no sea un buen partido para ti y sobre todo, toma en cuenta que estás poniendo en riesgo tu trabajo si?, no quisiera que te fueras por una tontería así.
  • Ah!, bueno, gracias por aclararme el punto, pensé que quizá por eso te molestaba tanto las "situaciones" en que nos has visto –dijo Camila
  • Me molestan? Y de donde sacas que me molestan –le preguntó Valentina con un extraño brillo en los ojos y sonrojándose ligeramente.
  • No? Bueno, esa impresión me ha dado y tu misma lo has dicho, recuerdas? –contestó Camila
  • Mmm, pues no… en realidad, a mi me da igual con quien te besuquees, no es mi asunto… quizá no debí decir que me "molestaba", simplemente es una situación que creo que te puede afectar mucho en lo laboral, pero en fin, te parece si nos vamos?, estoy cansada y ya es tarde, pidamos la cuenta si?

Sin saber bien a bien porque, este último comentario hizo sentir mal a Camila; pensaba en ello mientras se dirigía a su casa; vaya! Así que no le importa eh??, bah!! Entonces porque hace tanto escándalo!... caramba, porque me siento tan mal por lo que me dijo Valentina, realmente no le importa?, porque me molesta que sea así??, que me pasa?? –continuaba Camila con sus reflexiones mientras trataba de conciliar el sueño ya instalada en su cama.

A la mañana siguiente y durante las tres semanas subsecuentes, evitó a Bárbara, aunque ésta tampoco hacía mucho por buscarla o tener algún contacto fuera de lo estrictamente necesario con ella; esto le permitió dedicarse de lleno a su trabajo; constantemente se quedaba fuera de su horario en compañía de Valentina, checando esto y aquello de su proyecto; conforme pasaban los días y trataba a su jefa, se daba cuenta que en realidad era una mujer muy interesente; le agradaba su sentido del humor un tanto ácido, esa forma que tenía de levantar la ceja, su mirada inteligente y a veces inquisidora que en ocasiones sentía clavada en la suya, le gustaba oír su sonrisa abierta y franca; con sorpresa descubrió que tenían muchas cosas en común: a ambas les gustaba escuchar música mientras trabajaban, tomar un buen café sin azúcar, los chocolates eran su delirio, adoraban el cine, a los perros y les gustaba la comida china; tenían muchos puntos de vista semejantes en temas variados y en general, descubrió que entre charla y charla relativa al trabajo, en ocasiones Valentina tocaba temas mas personales, abriéndose a ella, permitiéndole conocerla un poco mas.

Así fue como se enteró que Valentina tenía 38 años, que era hija única, que sus padres habían muerto años atrás, que vivía sola y que nunca se había casado ni tenía alguna relación con alguien. Esto último, sin saber porque, alegró mucho a Camila; se dio cuenta que estaba empezando a ver a su jefa con otros ojos, y se descubrió a sí misma preguntándose en mas de una ocasión, que se sentiría besar los labios rojos que adornaban esa pequeña boca de Valentina.

En medio de todos estos acontecimientos, una mañana cualquiera, al llegar a su trabajo, se encontró con que su jefa la estaba esperando –Doris, la recepcionista, fue quien le informó que tenía que ir directo con la ingeniera. Apurando el paso, acudió al llamado de su jefa, encontrando en el camino a Bárbara, quien solo se limitó a saludarla con un cierto dejo de indiferencia.

  • Buenos días, puedo pasar? –dijo abriendo la puerta del privado de Valentina y asomándose al interior
  • Si claro, pasa, buenos días –respondió Valentina amablemente.
  • Me dijo Doris que viniera directo contigo, hay algún problema?
  • Pues no, para nada, solo tengo que decirte que prepares tus maletas, nos vamos a Monterrey hoy en el último vuelo de la noche, así que si gustas, toma la mañana para arreglar tus cosas y nos vemos aquí a las cinco para afinar detalles de todo lo que vamos a llevar –le respondió Valentina.
  • Ah! Así de improviso?? Cómo? –preguntó Camila un tanto sorprendida
  • Así es esto, ya terminamos prácticamente la primera parte y es momento de pasar de la planificación a la operación; estaremos mas o menos una semana por allá, pues hay que empezar a hacer las pruebas piloto y todo eso; al rato checamos bien todo lo que haremos, vale? Así que ve a preparar maletas y nos vemos mas tarde
  • Y forzosamente tenemos que ir en avión? –preguntó Camila con cierto dejo de temor en la voz.
  • Si claro, por carretera es muy pesado, por?
  • Ahh, no, por nada, solo preguntaba
  • No me digas que te da miedo volar!
  • Uhh.. pues… no es mi medio de transporte favorito –respondió Camila sintiendo cierta opresión en el pecho- pero no hay problema, estaré aquí a las cinco.
  • Ok -dijo Valentina dirigiéndose hacía la puerta, dando por terminada la plática.

Vaya! -Pensó una estupefacta Camila mientras se dirigía hacía su casa- ahora si está bien la cosa, de buenas a primeras me sale con un viaje… ugh! Con lo que me choca volar!... en fin, espero que todo salga bien y no me de un infarto del susto arriba de ese avión!

Horas mas tarde, ambas mujeres salieron de las instalaciones de la empresa, rumbo al aeropuerto; después de los trámites respectivos, abordaron el avión que las llevaría a Monterrey; Camila se sentía sumamente nerviosa, ya había volado con anterioridad pero invariablemente se sentía angustiada y atemorizada, la sensación de vacío que se generaba al despegar y aterrizar el avión, le aterraba y en general, volar la desquiciaba.

  • Nerviosa? –preguntó Valentina acomodándose junto a ella después de depositar su maletín de mano en el compartimiento respectivo.
  • Ehh??
  • Que si estás nerviosa? –volvió a preguntar Valentina esbozando una ligera sonrisa
  • Uhhh… no te rías si?... solo… un poco, pero… ya se me pasará –dijo Camila tragando saliva al sentir que la nave se ponía en movimiento.
  • No me río, supongo que debe ser complicado sentir miedo por volar y tener que hacerlo no?
  • Ahh!.... pues… si… si… un poco –dijo Camila mientras sentía un sudor frío recorrerle la espalda.
  • Mujer, te vas a desmayar! Estás pálida y temblorosa!
  • Yo… este… si… me siento un poco nerviosa… mas bien…. Ansiosa… perdón! Debe parecerte… ahh!... ridículo –respondió Camila titubeante
  • No, claro que no me parece ridículo verte tan asustada; hagamos algo, te tomo de la mano, va? –respondió Valentina tomando su mano derecha; entrelazó sus dedos con los suyos y la apretó con firmeza.

El contacto de la mano suave y cálida de Valentina con la suya –que en esos momentos sentía fría y pegajosa- tuvo un extraño efecto tranquilizador en Camila, quien sintió que podía relajarse un poco. Conforme el avión fue tomando velocidad para emprender el vuelo, Camila sentía como su piel se erizaba y se cubría por ese sudor frío tan desagradable que le corría imparable por la espalda, aunque definitivamente sentir la mano de Valentina sosteniendo la suya, le generaba una sensación muy confortante.

Hasta que la aeronave se estabilizó, Camila se percató que había apretado con tanta fuerza la mano de Valentina, que ésta tenía marcadas sus uñas en el dorso.

  • Oh perdón! Te lastimé? –dijo Camila tomando la mano de Valentina.
  • No, para nada, ya te sientes mas tranquila? –respondió Valentina.
  • Si gracias, pero mira! Te dejé marcadas las uñas –dijo Camila, quien de manera inconsciente pasó las yemas de sus dedos por el dorso de la mano de Valentina, disfrutando de su suavidad, sintiendo como su piel se erizaba ante ese contacto.
  • Ah! No hay problema –contestó Valentina retirando abruptamente su mano- creo que ya estás mejor, así que voy a tratar de dormir un poco porque estoy muy cansada –dijo acomodándose en su asiento, cerrando los ojos y dejando a Camila bastante sorprendida por su reacción.

Al momento en que se anunció el aterrizaje del avión, Camila estaba tan absorta en sus pensamientos, que cuando vino a reaccionar ya estaban en tierra, lo que agradeció profundamente; ambas salieron del aeropuerto y se dirigieron a su hotel; al llegar a la recepción, Valentina se adelantó hacía el mostrador:

  • Señorita, buenas noches, tenemos reservadas dos habitaciones para la empresa Tech System –dijo Valentina
  • Permítame –respondió una amable recepcionista, quien después de ver la pantalla de su pc mencionó: lo lamentó, solo tengo una habitación doble, la otra quedaría lista a partir de mañana al medio día.
  • Cómo?, pero porque? Se reservaron dos habitaciones, no una –manifestó Valentina.
  • Si, efectivamente, pero también se le indicó a la persona que hizo la reservación que ésta estaba condicionada a la disponibilidad, tenemos un congreso y estamos llenos, así que hasta mañana tendríamos otra habitación –le indicó la recepcionista.
  • Y no es posible hacer algo?, digo, conseguirme otro cuarto hoy mismo –demandó Valentina.
  • No señora, no es posible, va a querer la habitación doble? Cuenta con dos camas matrimoniales –preguntó la joven encargada.
  • Pues si no me queda de otra que más puedo hacer, es media noche y difícilmente me lanzaré a vagar por la calle así nada mas –respondió Valentina intentando controlar su enojo.

Mientras toda esta escena se desarrollaba, Camila no podía dejar de ver a su jefa; le encantaba ver como brillaban sus ojos por la ira, dándole un toque un tanto duro, pero al mismo tiempo descubrió que se mordía el labio inferior, en un vano intento de controlar su mal humor, gesto que le parecía de lo mas sexi; observó su bien delineada figura, perfectamente enmarcada por unos jeans ajustados y una blusa con un ligero escote, del que se asomaba una generosa porción de unos senos redondos, no muy grandes, pero si bastante apetitosos; al estar Valentina inclinada sobre el mostrador, ofrecía una vista muy interesante de su trasero, que se apreciaba firme y respingón; vaya! Mi querida jefa tiene un trasero tal como me gusta -pensó Camila conteniendo una pícara sonrisa- gozando el panorama, no puso atención a lo que ésta le decía hasta que la vio caminar a toda prisa rumbo a los elevadores.

  • Ey! Valentina –dijo Camila casi corriendo detrás de ella
  • Que pasa? –respondió Valentina conteniendo a duras penas su enojo
  • Pues no se, eso pregunto, que pasó? De repente saliste disparada rumbo al elevador.
  • Te dije que no hay habitaciones y que me siguieras porque tendremos que compartir la única que hay
  • Qué??? Como que no hay habitaciones?? Vamos a dormir juntas?? –dijo Camila con expresión de sorpresa
  • Tienes algún problema con eso? –le respondió Valentina en un tono cortante
  • Ah.. no, solo era una pregunta
  • Si? Pues por tu expresión pareciera que lo peor que podía pasarte es compartir una habitación conmigo, pero ni te preocupes, no tengo el mínimo interés de saltarte encima –remató Valentina con cara de pocos amigos, continuando su apresurado paso.

Camila sintió que su estómago se contraía al oír a Valentina; se limitó a seguirla y una vez dentro de la habitación que les asignaron, pudo darse cuenta que ésta era bastante amplia, con dos camas matrimoniales talladas en madera rústica, un pequeño escritorio con su respectiva silla, una pequeña salita daba espacio a un sofá de cuero, el piso de duela de madera le daba un aspecto acogedor y los tonos verde seco y rojo de sus paredes, hacían del conjunto, un sitio muy agradable.

  • Te parece si ocupo la cama de la derecha? –escuchó preguntar a Valentina.
  • Si claro, la que gustes, a mi me da igual –le respondió.
  • Ok, me daré un regaderazo rápido, me siento muy tensa, dijo Valentina tomando sus cosas y dirigiéndose hacía la ducha.

Camila optó por encogerse de hombros, y decidió ponerse su pijama favorita (un pantalón de tela semitransparente blanco con una coqueta blusa sin mangas, del mismo material), se retiró el maquillaje, se lavó los dientes, cepilló un poco su cabello y se dirigió hacía su cama; no acababa aún de acomodarse cuando hizo su aparición Valentina; Camila nunca se hubiera imaginado que ver a su jefa en pijama la dejaría sin aliento: el obscuro cabello húmedo enmarcando la interesante cara de Valentina, era el punto de partida para recorrer el resto de su cuerpo, cubierto por un pequeño short negro, lo suficientemente corto para dejar ver la plenitud de sus piernas y el nacimiento de sus nalgas, una especie de camiseta de licra también en negro, que apenas podía contener esos senos que si bien no eran grandes, si eran lo suficientemente firmes como para sobresalir; Camila notó como los pezones de Valentina se marcaban y sintió endurecerse los suyos.

  • Vaya! Parecemos el Yin y el Yan –dijo Valentina
  • Cómo? –respondió una desconcertada Camila
  • Si, yo de negro, tu de blanco, yo morena, tu rubia, somos los polos, me explico? –dijo pacientemente Valentina
  • Ah si! Claro, así parece verdad?
  • Camila –dijo Valentina sentándose en su cama, su mirada reflejaba un brillo interesante
  • Si?
  • Siempre eres tan distraída?, te hablo y pareciera que estás en otro planeta
  • Ah!, no, para nada, solo es que… no se últimamente quizá si he estado algo distraída –respondió Camila sin poder apartar los ojos de los senos de Valentina
  • Y que te distrae tanto eh? –dijo en un tono bajo que hizo que a Camila se le erizara la piel.
  • Pues…nada importante –respondió Camila sintiendo como se sonrojaba.
  • Si? pues… para ser "nada importante" vaya que te tiene distraída –dijo Valentina inclinándose un poco hacía adelante, dejando con ese movimiento mas expuesto el nacimiento de sus senos a la mirada ávida de Camila.
  • No tanto –dijo Camila enderezándose un poco, intentando apartar la vista de los pechos de su jefa.
  • Ok, si tu lo dices te creo –concluyó Valentina con una irónica sonrisa.

Se hizo un silencio entre ambas mujeres, que solo se limitaban a mirarse la una a la otra; los ojos de Camila hacía un vano intento de apartarse de la figura de Valentina, ver como se marcaban sus pezones contra la delgada tela de su blusa, le hacía sentir un delicioso cosquilleo en los suyos, ansiando apartar la intrusa barrera que le impedía verlos a plenitud; repentinamente Valentina se inclinó hacía Camila, fijando la mirada en sus labios; parecía que su único objetivo era devorar con los ojos esa carnosa e invitante boca; Camila sentía que Valentina la acariciaba con la mirada, el brillo de sus ojos oscuros se había acentuado, haciendo que un estremecimiento la recorriera por completo, sintiendo como su piel se erizaba ante ese simple contacto visual.

  • Que rica mujer! –pensó Camila humedeciendo sus labios.

Como si ese gesto hubiera sido una invitación, sin mediar palabra, Valentina inclinó su cuerpo hacía Camila, quién sintió como el aliento tibio de esa enigmática mujer bañaba su rostro, cerrando los ojos a la espera del tan ansiado beso, levantando sus labios anhelantes por sellar el contacto con los de Valentina; cuando esa intrépida boca alcanzó por fin la suya, apenas rozándola, fue como si el mundo se detuviera para Camila, sintió como todo su cuerpo se erizaba; los tibios y suaves labios de Valentina la estaban llevando a sentir un placer hasta ahora desconocido; su estómago se contrajo en un repentino estremecimiento, sintió como sus latidos se aceleraban, mientras Valentina, poco a poco fue profundizando el contacto, acariciando de una manera sensual y enloquecedora sus labios con los suyos, frotándolos lentamente, explorándolos a conciencia, gozando cada uno de sus pliegues; Camila sintió que el aire escapaba de sus pulmones y en un intento por recuperar el aliento, entreabrió la boca, anhelante, ansiosa de un poco de aire que le devolviera la cordura, logrando con ello que la intrusa lengua de Valentina entrara en ella, delineando sus contornos, mientras una de sus manos iniciaba el viaje por su espalda, apenas tocándola, haciéndola desear mas de ese contacto; su lengua, impaciente, se lanzó al encuentro de la de Valentina, iniciando una danza embriagadora, enredándose y deslizándose en una tibia humedad que estaba desquiciándolas a ambas; un inesperado gemido brotó de alguna de ellas, detonando que unieran sus cuerpos, abrazándose con fuerza; sus pechos se frotaban ansiosos, sus pezones anhelantes y duros buscaban un alivio que no llegaba con ese beso que ya empezaba a ser insuficiente.

Tan repentinamente como empezó, terminó ese momento de locura entre ambas; Valentina se enderezó rápidamente, con la respiración agitada, el rostro sonrojado, el cabello revuelto y un brillo en sus ojos que delataba la lujuria que la invadía; Camila, ante el súbito abandono de esos amantes labios que la seducían sin el menor reparo, solo atinó a ver fijamente a la mujer que la había hecho sentir segundos antes ese mar de sensaciones que ahora la ahogaban.

  • Perdón, creo que me excedí –dijo una descompuesta Valentina, con la voz enronquecida por la pasión que segundos antes había compartido con la cómplice boca de Camila.
  • Yo… -apenas alcanzó a balbucear Camila
  • Hasta mañana, que descanses! –cortó abruptamente Valentina, retirándose con rapidez hacía su cama, donde sin mayor explicación se acostó, cubriéndose con una sábana y dándole la espalda a la rubia que no atinaba a entender que estaba pasando.

Ante las circunstancias, Camila optó por hacer lo mismo, intentando conciliar el sueño en medio de la enorme confusión que sentía.

  • Que me está pasando?, porque me besó?, ufff! Porque siento esto?, a que está jugando Valentina?

El sueño reparador poco a poco fue venciéndola, sin que encontrara respuesta a las dudas que ese delicioso beso había sembrado en su mente y en su corazón.

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Que pasará mañana con nuestras protagonistas, estimados lectores?