Un amor inesperado (3)

Que estaba pasando por la cabeza de su jefa?

  • RINNNNGGGGG!

El molesto sonido del despertador a las 6.00 a.m. sobresaltó a Camila; apagó de un manotazo al invasor de su sueño y se acurrucó en su cama, con ganas de quedarse otro rato gozando de los brazos de Morfeo, pero su sentido de la responsabilidad se lo impidió, así que suspirando con resignación, se incorporó, y sin pensarlo mucho, se dirigió al baño a ducharse.

Una hora después, se encontraba en camino a su trabajo, absorta en sus cavilaciones mientras recorría las amplias y congestionadas avenidas del Distrito Federal; pensaba en Bárbara, no podía evitar sentirse aún molesta por haberse hecho ilusiones antes de tiempo.

  • Veamos Camila, analiza los hechos: es cierto que la chica te había estando coqueteando, también es verdad que te gusta y que hay una química especial con ella, y definitivamente, el hacer el amor… hacer el amor?... no!... la sesión de sexo que compartiste con ella, fue genial, pero… ahora que?... cuando menos tienes que reconocer que fue sincera y mejor que te haya planteado las cosas como son, para que no sigas volando… o no?

A pesar de estos pensamientos, no podía evitar sentirse incómoda y un tanto frustrada, pues realmente se había planteado la posibilidad de que entre ella y Bárbara pudiera haber algo más que un simple momento de sexo; Camila no era mujer de acostones, necesitaba sentir algo especial por la mujer con la que compartía su cama y su cuerpo, pero con Bárbara, simplemente había salido de su patrón de conducta y ahora se encontraba en el dilema de cómo tratarla, qué haría cuando la viera? Que sentiría?

La respuesta a estas interrogantes, la obtuvo cuando entró a su área de trabajo; aun no prendía su computadora cuando sonó el teléfono: era la Ing. Suárez solicitándole su presencia en su privado; un tanto nerviosa, se dirigió hacía el lugar y al llegar, vio a Bárbara sentada en su escritorio, enfundada en su uniforme habitual, concentrada en la pantalla de su computadora. Se acercó y haciendo un esfuerzo, esbozó su mejor sonrisa:

  • Buenos días!
  • Hola Cami, buen día! –respondió alegremente la morena.
  • Me llamó la ingeniera, vengo a verla, puedo pasar?
  • Si claro! Ahora te anuncio –tomando el auricular del teléfono, avisó a su jefa que ya Camila se encontraba ahí – me dice la inge que esperes unos minutos, está ocupada con algo, te aviso en cuanto puedas pasar.
  • Si gracias.
  • Ok
  • Y… como te fue el fin de semana?
  • Bien y a ti? –respondió Bárbara sin apartar la mirada de la pantalla de su pc.
  • Bien también
  • Ah! Ok

Ante lo evidente, Camila optó por tomar asiento en uno de los sillones, mientras pensaba:

  • Vaya! Por lo visto, soy tema pasado para Bárbara; que simple no?, ya ves Camila, eres una tonta!

No pudo evitar sentir que el estómago se le encogía y una sensación de molestia empezó a hacer presa de ella; veía de reojo a Bárbara, quien totalmente indiferente a su presencia, se encontraba inmersa en sus labores; se le hacía tan increíble lo que estaba sucediendo, pensar que hacía menos de setenta y dos horas, ambas se encontraban devorándose con ansia la una a la otra y ahora, ni siquiera una mirada obtenía de esa hermosa mujer.

  • Bien Bárbara, has sentado las bases de nuestra nueva relación, ni hablar –pensó para sus adentros Camila.

La voz de la dueña de sus pensamientos, la sacó de sus cavilaciones al decirle que ya podía pasar con su jefa; Camila únicamente se limitó a darle las gracias y acto seguido pasó a atender sus asuntos laborales.

  • Buenos días Valentina, como estás?
  • Buenos días Camila, muy bien y tu? –saludó su jefa dándole un cordial apretón de mano y un ligero beso en la mejilla.
  • Excelente!
  • Vaya! Hoy venimos con mucho entusiasmo, aunque… tu expresión no concuerda mucho con tu dicho eh! Se te ven los ojos un poco tristes… hay problemas? O solo es cansancio?
  • Eh?... no para nada, todo excelente, quizá un poco cansada, ya sabes, la modorra de los lunes –Camila se sorprendió ante lo perceptiva que resultó Valentina en cuanto a su estado de ánimo.
  • Ok, ok, vayamos a lo nuestro, toma asiento.
  • Si claro, dime para que soy buena.
  • Verás, nos acaba de contratar una empresa que se dedica al manejo de datos y la digitalización de documentos; trabajan primordialmente para dependencias gubernamentales y nuestra función será elaborar diferentes programas que les permitan una mejor administración de todo su sistema.
  • Ah que bien..
  • En fin, en este tiempo que llevas laborando, he visto tu dedicación y pensé que tal vez te interesaría colaborar en este proyecto.
  • Si claro, por supuesto que me interesa –respondió Camila sin poder disimular su entusiasmo.
  • Esperaba esa respuesta, pero te diré algo: el trabajo es arduo, tenemos una fecha límite para entregar en el mes de diciembre y ya estamos en Junio, eso implica pasar inclusive fines de semana laborando; tienes novio? –preguntó intempestivamente Valentina.
  • Novio??
  • Aja, novio.
  • Ahh! No, no, claro que no, porqué la pregunta?
  • Ok, te lo pregunto, porque el trabajo también implica viajar constantemente a la ciudad de Monterrey, lugar en el que tiene su sede el cliente; es probable que tengamos que pasar inclusive hasta una o dos semanas allá por mes y obviamente si tienes novio, tendrás que ponderar esa situación a fin de no verte afectada en tu vida personal.
  • No Valentina, no tengo novio; de hecho, no tengo compromisos con nadie, así que cuento con toda la disponibilidad de tiempo para el trabajo.
  • Perfecto!.. te entrego entonces esta carpeta, ahí hay una breve reseña de la empresa que nos contrató y algo sobre sus requerimientos en cuanto a tecnología y programas de cómputo; así mismo, está la propuesta que hemos hecho, ya autorizada por ellos, y el programa de trabajo con su respectivo cronograma; revísalos por favor y has tus observaciones, elabora tu propio plan de trabajo con base a todo esto y nos vemos mañana a las 8.30 a.m. para terminar de afinar detalles; habrá una junta al medio día con los clientes y quisiera que antes quedara esto perfectamente armado.
  • Si claro, no hay problema, nos vemos temprano entonces y traigo ya toda la información que me solicitas.
  • Gracias Camila, me alegra que hayas aceptado colaborar en el proyecto –dijo Valentina tomando su mano
  • A mi me alegra mas que me hayas tomado en cuenta para ello; quiénes mas formaremos el equipo? –respondió retirando su extremidad, ya que se sintió extraña ante la cercanía con su jefa.
  • Solo tu y yo Camila –respondió Valentina apoyándose con la espalda en su asiento, rompiendo por completo cualquier contacto- es un proyecto importante pero considero que uniendo nuestras capacidades lo sacaremos adelante en el tiempo previsto.
  • Bueno, no se hable mas, manos a la obra, y gracias de nuevo.
  • Si claro, manos a la obra entonces –respondió Valentina esbozando una amplia sonrisa que provocó en Camila un extraño cosquilleo en el estómago.

Camila tomó la carpeta que le había dado Valentina y sin más salió del privado de su jefa; iba tan eufórica por lo ocurrido que ni siquiera recordó despedirse de Bárbara.

  • Hey chicaa!!
  • Qué?
  • Porque te vas sin despedirte?
  • Perdón Bárbara, voy apurada, nos vemos después.
  • Si? Cuando?... me gustaría mucho repetir lo del viernes, te parece si nos reunimos hoy por la noche?
  • Ups! No creo, tengo trabajo que hacer, yo te aviso cuando esté libre, sale?
  • Mmm… me imagino que la nazi ya te embarcó en algo… está bien –dijo Bárbara esbozando un coqueto puchero.
  • Algo hay de eso, nos vemos linda.
  • Ok, nos hablamos entonces.

Realmente las mujeres somos taaaan impredecibles –pensó Camila mientras se dirigía hacía su cubículo -primero me ignora, luego me dice que quiere estar conmigo, pero antes ya me había dicho que no le interesa una relación… bah!!! Quien nos entiende caramba!!!, y luego? Que le pasa a la ingeniera?, me saluda de beso, me aprieta la mano, que se trae??… o estoy viendo moros con tranchete?... vamos Camila! Deja de pensar bobadas y ponte a trabajar! –se dijo a sí misma, sacudiendo la cabeza intentando deshacerse de tales pensamientos.

Pasó el resto de la mañana totalmente concentrada en su nueva tarea; le sorprendió lo bien diseñado que estaba todo el programa; realmente Valentina era muy buena en lo suyo y en ese momento, Camila se preguntó que había detrás de su jefa, por qué no hablaba nunca de su vida privada?. No se trataba de que ventilara su intimidad con todos, pero vaya, era común escuchar a sus compañeros hacer referencia a sus esposas, novias, hijos, hermanos o padres, e inclusive ella misma en ocasiones recibía alguna llamada de su madre o de alguna de sus hermanas pero analizándolo bien nunca había oído un comentario de esa índole de su jefa, porque?.... Vamos Camila –pensó- deja de elucubrar tonterías, que diablos te importa a ti que haga o deje de hacer tu jefa? O si te importa?.

Alrededor de las 8 de la noche, Camila aún tenía pendientes algunas cosas, pero decidió terminarlas en su casa, por lo que tomando su inseparable portafolios, salió de su cubículo y se dirigió a su automóvil; estaba aún abriendo la puerta, cuando el sonido de un taconeo inconfundible la hizo girarse para encontrarse de frente con la causante de éste:

  • Bárbara!
  • Hola linda, ya te vas? –dijo Bárbara poniendo su mano en el hombro de Camila.
  • Si nena, así es y tu?, ya te arreglaron el auto?
  • Si, ya quedó, era la bomba de la gasolina lo que no le funcionaba.
  • Que bueno, así no te quedarás sin transporte.
  • En realidad no es tan mala idea quedarse sin auto, que tal y alguien me quiera llevar no?
  • Si claro… en fin, te dejo, voy algo apurada –dijo Camila abriendo la puerta para subir a su auto.
  • Y te vas de nuevo sin despedirte?
  • Ah perdón, nos vemos mañana linda –acercándose a Bárbara para darle un beso en la mejilla.

Intempestivamente, Bárbara giró la cara y sus labios se encontraron en inesperado beso que profundizó pegando su cuerpo a Camila, atrapándola entre ella y su auto; Camila cerró los ojos y olvidándose que estaba en el estacionamiento de su trabajo, paso sus brazos por el cuello de esta mujer que la hacía estremecer, gozando de su lengua enredándose con la suya, la humedad y el calor de esa boca la hacían soñar con el pecado, hasta que repentinamente, el sonido de un auto al encenderse, la sacó de su ensueño.

  • Bárbara! Estamos en el estacionamiento de la empresa!
  • Si?
  • Sii, que haces? No inventes!!!
  • No te asustes, no hay nadie.
  • Claro que si, por aquel lado se oyó que encendieron un auto –dijo Camila señalando hacía atrás suyo, sorprendiéndose al ver que el auto que se había encendido en realidad era una camioneta y a bordo de ella se encontraba… Valentina.
  • Dios! Ahí está la jefa!!!!
  • Qué???
  • Si Bárbara, nos vio! Que horror!!
  • Oh bueno, no es para tanto, solo fue un besito Cami, así que no te pongas nerviosa, además la nazi está miope, no creo que haya visto algo.
  • Miope?
  • Aja, no has visto que usa lentes de ves en cuando?
  • Ay no se, pero ya, mejor me voy, nos vemos luego Bárbara, hasta mañana.
  • Que miedosa eres Cami, está bien, nos vemos mañana.

Camila no supo ni como sacó su auto del estacionamiento; iba realmente apenada, las habría visto? qué pensaría su jefa de semejante escena?, que tal y eso le generaba algún problema en su trabajo?, cómo diablos se le había ocurrido besarse con Bárbara en pleno estacionamiento? En qué estaba pensando? Qué le diría a Valentina si le mencionaba algo?. Metida en sus pensamientos, llegó a su casa, y justo cuando se encontraba abriendo la puerta, el sonido del teléfono la sobresaltó, por lo que sin prender la luz corrió a contestar, golpeándose en el trayecto con una mesa en la rodilla.

  • Ay carajo!! –dijo cuando oyó caer estrepitosamente al piso su florero favorito- levantando la bocina contestó con cierta brusquedad:
  • Si diga??
  • Camila?
  • Si, quién habla???
  • Valentina
  • Ah!!!, perdón no te reconocí la voz, dime –Ahora que quería su jefa????
  • Solo quería preguntar si tenías listo lo de mañana, pero te oigo bastante agitada así que mejor te dejo para que termines lo que sea que estés haciendo; por favor no llegues tarde
  • Oh, si, perdón, es que
  • No, no, disculpa por llamar en un momento tan inoportuno, hasta mañana –dijo Valentina de manera cortante, colgando inmediatamente sin darle oportunidad de nada.
  • Vaya! –pensó Camila- que diablos fue eso??? Ahora que bicho le picó a ésta??.

A la mañana siguiente, aún pensativa por lo ocurrido la noche anterior, Camila llegó alrededor de las ocho de la mañana, dándose cuenta que ya la camioneta de Valentina se encontraba en su cajón, por lo que apresurando el paso, se dirigió hacía las oficinas de su jefa; al llegar, se encontró con Bárbara, quien sonriente le dijo:

  • Uyyy! Nos caímos de la cama??
  • Claro que no! Tengo una reunión con la jefa a las 8.30 –replicó Camila
  • Ahhh… pensé que te habías caído de la cama y te habían dado ganas de venir a saludarme –dijo Bárbara esbozando su hermosa sonrisa;
  • Como se te ocurre; en lugar de estar de coqueta, avísale a la inge que ya llegué, anda!
  • Uh no!
  • Como que no???
  • Primero regálame un besito y entonces te anuncio, como ves?
  • Estás loca?? Como se te ocurre que aquí???
  • Porque no?, estamos solas, a esta hora aun no ha llegado el resto del personal y dudo que la nazi vaya a asomarse, anda si?, me regalas un beso? Uno chiquito –dijo Bárbara haciendo un gracioso gesto con los labios, esperando recibir su beso.
  • Nooo, estas bien chiflada!!! Anda… déjate de cosas
  • Si, estoy chifladísima, y ni hablar, ya que por la buena no quieres, tendrá que ser así…- respondió Bárbara, sin darle tiempo de reaccionar, la tomó por la nuca y le plantó tremendo beso en los labios.
  • Uffff! –reaccionó Camila, empujando ligeramente a Bárbara para interrumpir abruptamente el beso- te pasas eh!, ya por favor, avísale a la inge que ya llegué.
  • Eso veo ingeniera que ya estás aquí –sonó la voz de Valentina intempestivamente.
  • Ahh!.... Uhh!... mmm! Buen día!! –atinó a balbucear Camila, quién sentía como su cara enrojecía.
  • Buen día Camila, pasa por favor; Bárbara, trae café –dijo Valentina dirigiéndose en un tono cortante a su auxiliar y girando para entrar a su privado- Camila podríamos empezar por favor? Ya pasan de las 8..
  • Si claro, en un minuto se lo llevo –respondió Bárbara.
  • Si inge, por supuesto –mencionó Camila siguiéndola mientras lanzaba una mirada asesina a Bárbara, quién se limitó a sonreír y lanzarle un beso con los labios.

Camila sentía que la cara le ardía por la pena, no se atrevía a mirar de frente a su jefa, quién con el gesto adusto, le pidió que tomara asiento en una pequeña mesa de juntas, sentándose ella frente a Camila:

  • Espero traigas completo lo que te solicité anoche.
  • Si claro, te paso la carpeta a ver que te parece.
  • Está bien, veamos –dijo Valentina tomando la carpeta.

Conforme Valentina revisaba su trabajo, Camila empezó a ponerse nerviosa, dado que áquella solo fruncía el seño y pasaba hoja tras hoja, con un gesto serio y sin mencionar nada; Bárbara entró en ese momento con dos tazas de café, las cuales colocó frente a cada una de ellas, y preguntó:

  • Algo mas que se te ofrezca Vale?
  • No, Bárbara, nada, gracias –dijo la aludida lanzándole una gélida mirada

Vale? Vaya!! Eso si que es novedad! Pensó Camila, porque Vale??, acaso hay algo que esté ocurriendo aquí de lo que yo no me enteré??... En la torre!!!! Andan! Por eso Valentina me ve con ojos de pistola, es eso!!! Carajo! Como no me di cuenta

  • Camila, realmente esperaba mas de ti
  • Perdón?
  • Podrías concentrarte por favor y dejar de divagar? –dijo Valentina en un tono bastante hostil
  • Si claro, dime, donde estoy mal.
  • Donde estas mal?? Por Dios! TODO está mal, esto no me sirve, definitivamente no sirve –respondió Valentina devolviéndole la carpeta.
  • Pero porque?
  • Porque? Porque no sirve y punto, tienes dos horas para corregirlo, es el plan de trabajo que vamos a presentar y tu me sales con esto tan deficiente.
  • Pues si, lo corrijo pero dime que está mal?
  • Todo, ya te dije, te espero a las 10 con algo mejor que esto –dijo Valentina incorporándose y caminando hacía su escritorio, donde se sentó y empezó a leer algunos papeles.
  • Está bien, regreso –dijo Camila con un dejo de molestia en la voz.
  • Si te molesta no hay problema, deja el proyecto, solo dime y busco quien si pueda con él, aún estamos a tiempo de reemplazarte.
  • No, no me molesta, regreso entonces.
  • Cierra la puerta al salir –dijo Valentina dando por concluida la reunión.

Camila salió de ahí bastante alterada; Bárbara estaba concentrada en su trabajo, pero no pudo evitar decirle:

  • Hablamos a la hora de la comida si?, y no te atrevas a decirme que no!
  • Uyy!! que bélica te puso la nazi; está bien, te veo al rato, que genio!!

Pasó las dos horas intentando corregir su trabajo, pero por mas que revisaba, no encontraba las fallas; aún así, realizó algunos cambios mínimos y justo faltando diez minutos para la hora pactada, se dirigió de nuevo al privado de Valentina, pidiéndole a Bárbara que le avisara que ya estaba ahí; ésta, contrario a lo acostumbrado, se puso de pié y entró al privado, saliendo casi de inmediato anunciando a Camila que tendría que esperar un rato.

Una hora después, Camila aún seguía esperando ser recibida por su jefa, situación que la tenía bastante irritada, pues sentía que estaba perdiendo el tiempo; decidió retirarse a su cubículo, pidiéndole a Bárbara que en cuanto Valentina se desocupara, le avisara para verla; justo en ese momento ésta salió del privado, despidiéndose cordialmente de una hermosa mujer entrada en los cincuentas, que correspondiendo a la sonrisa de Valentina, se despidió afectuosamente de ella, besándola en ambas mejillas.

  • Vaya, yo de mensa aquí sentada esperándola y ella cotorreando con esta señora! –pensó Camila cada vez mas irritada.
  • Pasa Camila –dijo Valentina endureciendo su expresión al verla.
  • Si gracias, aquí está lo que me pediste –extendiendo la carpeta con su trabajo ya corregido.
  • Veamos –tomando la carpeta dio una rápida ojeada al trabajo- ok, está bien, te veo a las doce en la junta con el cliente y por favor no llegues tarde, te dije que a las 10 y son las 11!
  • Cómo?? Pero si llegué desde las 10 pero estabas ocupada y dijo Bárbara que esperara!
  • Bárbara? Ah! O sea que si Bárbara te dice que te avientes al pozo tu lo haces?
  • No, claro que no, pero bueno, es tu asistente, tengo que preguntarle a ella por ti no?
  • Aja, ok, ok, no tengo ganas de discutir, hay cosas mas urgentes, nos vemos mas tarde –dijo Valentina despidiéndola como quién se sacude a un molesto insecto.

Camila salió echando pestes del lugar, pensando que tenía que aclarar el punto con Bárbara y sobre todo, con toda la pena, hablar también con Valentina; al toro por los cuernos y ella siempre había pensado que mas valía afrontar las situaciones que estar con la duda todo el tiempo y máxime cuando una situación así podía traerle serios problemas en su trabajo, el cual necesitaba y no estaba dispuesta a perder.

A la hora pactada, acudió a la reunión con los directivos de la nueva empresa que los había contratado, donde con sorpresa vio que una copia de la carpeta que había preparado estaba en manos de cada uno de ellos, quienes con satisfacción mencionaron a Valentina que el proyecto era muy interesante, que el programa de trabajo estaba excelente, que no había peros y que podían empezar inmediatamente. La reunión se prolongó hasta aproximadamente las cuatro de la tarde, y al concluir, fueron invitadas a comer, por lo que no le quedó mas remedio que acompañar a Valentina a bordo del auto de uno de los clientes a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, donde se sorprendió gratamente al ver un lado que nunca había visto de su jefa: ésta sonreía, bromeaba un poco con ellos y en general, tenía una actitud muy relajada.

Dado que ella en ese momento no era el centro de atención, tuvo tiempo de observar detenidamente a Valentina: su boca si bien era pequeña, tenía unos labios perfectamente delineados, el inferior un poco más abultado que el superior, lo que le daba un aspecto de bastante sexi; la pequeña nariz respingona le daba un toque de niña traviesa; sus marcados pómulos adornados con unas cuantas pecas que jamás le había visto y el cabello castaño que en ese momento caía ligeramente sobre su cara, le daban un aspecto un tanto jovial, en tanto que sus inteligentes ojos oscuros, enmarcados por sus largas pestañas brillaban alegremente, haciendo el conjunto realmente atractivo; la forma en que levantaba la ceja derecha, resultaba sumamente interesante; ya había captado ese movimiento cuando Valentina sonreía. Quizá ese día, en deferencia a los clientes, no llevaba su acostumbrando uniforme; hasta ese momento se dio cuenta que llevaba un pantalón de lino blanco, acompañado por una blusa blanca tipo camisa con unas delgadas rayas negras, con un discreto escote, y como únicos accesorios un par de aretes de plata, una gargantilla del mismo material y un hermoso reloj tipo pulsera; todo le sentaba excelente, ya que se veía absolutamente sexi y femenina; se sorprendió a sí misma viendo como los senos de Valentina se delineaban a través de la delgada tela de la blusa y mas se sorprendió aún cuando al levantar la vista, se encontró con sus oscuros ojos mirándola de una manera que la hizo estremecer.

Nerviosa, alejó su mirada de su jefa, dejándola vagar por el lugar, pero inevitablemente, sus ojos buscaban la figura de Valentina, quién aparentemente la ignoraba, pero que cada vez que fijaba su atención en ella, su mirada chocaba con la suya. Finalmente, alrededor de las 8 de la noche, decidieron dar por concluida la reunión, por lo que los clientes les preguntaron a que lugar las llevaban, pidiéndoles Valentina que las regresaran a las oficinas de Tech System, dado que ahí habían dejado sus autos, por lo que tras un corto trayecto, Camila y Valentina se encontraron solas en medio del enorme y solitario estacionamiento; después de ver partir a sus clientes, Valentina preguntó a Camila:

  • Que te pareció la reunión?
  • Muy buena, creo que vamos por buen camino, noté satisfechos a estos señores.
  • Si, yo también lo siento así.
  • Ya me siento impaciente por comenzar a trabajar en el proyecto.
  • Si? Siempre eres así de impaciente y entusiasta? –dijo Valentina con un dejo de diversión en la voz, levantando la ceja derecha como acostumbraba hacer.
  • No, para nada, pero realmente el proyecto me encantó, revisé todos los programas, me parecen excelentes y de verdad que eres muy buena –dijo Camila con entusiasmo.
  • Gracias, no es para tanto... cambiando de tema, que hacemos?
  • Cómo?
  • Aja, francamente estoy un poco cansada, tuve un fin de semana pesado sacando lo de esta gente y ya no tengo ganas de trabajar.
  • Si claro, de hecho ya es tarde, pasan de las 8 y media
  • Tarde?, no, para nada, aún es buena hora.
  • Me refiero a que es tarde para encerrarse en las oficinas a trabajar y bueno, si no tienes ganas de hacerlo, algún beneficio debe tener ser la jefa no?
  • Tienes razón Camila, mejor vámonos a la cama.
  • Eh!
  • Jajaja! Se oyó raro verdad?
  • Si, un poco
  • Ok, vamos a descansar y nos vemos temprano te parece?
  • Si, claro
  • Y… Camila
  • Si?
  • Tu trabajo fue muy bueno.
  • Gracias.
  • De nada señorita.

Se hizo un tenso silencio entre las dos mujeres; sus miradas se encontraron en medio de la poca claridad que reflejaban las luces del estacionamiento; Camila sintió un estremecimiento al detectar cierto brillo en los ojos de su jefa que la recorrían lentamente de arriba abajo; sintió sus pezones endurecerse súbitamente, mientras su respiración se agitaba. Valentina, fue acercándose lentamente a ella, sin apartar la mirada de la suya.

  • Camila
  • Si?
  • Hasta mañana, que descanses –dijo con la voz un tanto ronca, mientras depositaba un beso en su mejilla.
  • Ah! Si, hasta mañana, tú también descansa –respondió mientras sentía la suavidad de los labios de Valentina rozando apenas su piel y el olor de su perfume invadiéndola, lo que hizo que se estremeciera.

Valentina se alejó lentamente, en dirección a su vehículo, mientras Camila hizo lo propio; una vez dentro de su auto, tomó la parte superior del volante con ambas manos y apoyó su cabeza en ellas:

  • Que te pasa Camila? –se preguntó?- Tienes dos años de celibato, llegas a esta empresa y de repente te han entrado las ganas por tirarte a todas las mujeres con las que convives?... bueno, a todas no, a Doris para nada, jejej!... pero que tal Bárbara y Valentina? Porqué? Qué pasa? Porqué siento esto raro con Valentina? Porque me ve así? Me desconcierta caray!!! Qué ocurre entre ella y Bárbara? Que juego se trae Bárbara conmigo?? Me gusta mi jefa? NO, claro que no!.... oh si! Por supuesto que me gusta y lo peor es que me caliento solo con verla!!! Ufff! En que carajo me estoy metiendo?

Sacudiendo la cabeza, tal vez en un vano intento por ahuyentar sus pensamientos, arrancó el auto y salió del estacionamiento rumbo a su casa; se sentía agitada y confundida por las reacciones que Valentina le provocaba; repentinamente, recordó que le había dicho que era probable que tuvieran que trabajar fines de semana o viajar; que pasaría si le tocaba viajar con su jefa? Cómo sería pasar con ella tantas horas a solas?

Ya en su cama, lista para dormir, Camila siguió pensando en todo esto, mientras el sueño la iba venciendo poco a poco. No podía imaginar que en las semanas subsecuentes, ocurrirían algunos eventos que cambiarían radicalmente su relación con Valentina.