Un amor inesperado (11)

Espero que esta entrega cumpla con las expectativas de todos los lectores, mil gracias por su paciencia y su espera. Besitos!

El lunes siguiente, Valentina se dirigía a su trabajo como todos los días, pero esta vez era diferente: se sentía feliz como en mucho tiempo no se había sentido; recordó con una amplia sonrisa el domingo anterior cuando llegó por Camila y ésta la recibió con tremendo beso que la dejó alucinando; pasaron el día juntas y le costó mucho trabajo dejarla en su casa por la noche; realmente moría de ganas de hacer el amor con su hermosa novia, pero… sentía que aún no era el momento, además algo le decía que valdría la pena la espera.

Camila se sentía feliz después del fin de semana pasado con su recién estrenada novia y recordó sonriente todo lo acontecido: Valentina llegó puntual a las 9 de la mañana, fueron a Coyoacán, uno de sus sitios favoritos, y pasaron el resto del día charlando, conociéndose un poco más; le sorprendió gratamente descubrir que no era tan seria y agria como aparentaba, pues tenía un sentido del humor maravilloso que la hizo reír constantemente; aparte, sus atenciones la habían dejado en las nubes, esas miradas que la seducían y la hacían pensar en el pecado, pero que al mismo tiempo, la ponían nerviosa y desataban en ella una timidez desconocida; por un momento se sintió temerosa, pues aún no podía creer que apenas unos días antes, su relación era un tanto indefinida desde un punto de vista personal, y ahora, había dado un giro inesperado y empezaban una relación amorosa; funcionaría? Estarían yendo demasiado rápido? Qué sentía Valentina por ella? Sería conveniente decirle que estaba enamorada hasta las orejas?... tenía tantas dudas, pero de inmediato descartó las mismas: viviría el momento, lo disfrutaría y que pasara lo que tuviera que pasar; no tenía sentido complicarse antes de tiempo, dejaría que las cosas fluyeran y ya. Más tranquila con sus pensamientos, decidió dedicarse a su trabajo, pues le esperaba una semana complicada con el programa del cliente de Monterrey.

Mientras tanto, Valentina llegó a la empresa y de inmediato se dirigió al Departamento de Recursos Humanos, quería finiquitar cuanto antes lo de Bárbara, pues presentía que la morena le daría unos cuantos problemas si la dejaba más tiempo cerca de ella y de Camila; una vez que le informaron que era cuestión de una o dos semanas el cambio solicitado, se sintió un poco mas tranquila; se dirigió hacía sus oficinas, pero no pudo evitar pasar primero a ver a su nueva novia, sentía la imperiosa necesidad de verla cuando menos y hacía ella dirigió sus pasos.

  • Hola ingeniera, buenos días –dijo alegremente;
  • Hola jefa, buenos los tenga –respondió Camila guiñándole un ojo;
  • Jajaja! Pues si, muy buenos;
  • Si? Y eso?
  • Ah! Pues nada mas, amanecí de muy buen humor;
  • Mire que bien, y a que se debe el buen humor?
  • Pues… no se muy bien… quizá porque pasé un excelente fin de semana –contestó Valentina;
  • Si?, que bueno… fíjese que yo también pasé un fin de semana maravilloso –dijo Camila sonriendo con coquetería;
  • Me alegra saberlo ingeniera –dijo Valentina mirando fijamente a Camila;
  • A mi también –respondió devolviendo la mirada.

Valentina sintió ese peculiar aleteo en el estómago, que se sonrojaba y el impulso de besar a Camila; se dio cuenta que no era el lugar ni el momento apropiados, por lo que optó por despedirse cordialmente y dirigirse hacía sus oficinas; al llegar, como siempre, lo primero que vio fue a Bárbara, por lo que no le quedó mas remedio que saludarla con un seco buenos días y pasar de inmediato a su privado.

El resto de la semana transcurrió mas o menos igual; todos los días Valentina acudía a saludar a Camila o bien, ésta acudía a sus oficinas a hacerlo; trataban de pasar la mayor parte del tiempo juntas y afortunadamente, tenían la ocasión ideal: aún estaba pendiente el proyecto de Monterrey, por lo que a nadie se le hacía extraño que compartieran el horario de comida y que por las noches, Camila se quedara con su jefa trabajando; esos momentos les dieron la oportunidad de conocerse más, y ambas, estaban fascinadas en ese mutuo descubrimiento, pues día a día encontraban mas puntos afines entre ellas; Valentina sentía que por primera vez en mucho tiempo, podía ser ella, se sentía libre y tranquila, Camila le inspiraba sentimientos que creía que no volvería a sentir jamás; por su parte, la rubia se sentía cada día mas enamorada y eso le generaba cierto temor, pues Valentina, fiel a su comportamiento, no era muy expresiva en cuanto a sus sentimientos, aunque la forma en que la trataba le hacía pensar que tal vez si sentía algo mas que simple deseo; no podía evitar sentir cierto temor ante la idea de que Valentina solo buscara saciar su apetito sexual, aún recordaba el mal rato que había pasado con Bárbara y cuanto se había ilusionado ante la idea de tener una relación a largo plazo cuando en realidad lo que buscaba la hermosa morena era una simple noche de pasión. Bárbara…. Vaya! Analizándolo, no le había comentado nada a Valentina respecto a su fallido romance, y ésta tampoco le había preguntado nada, porque?, era porque no le importaba? O era por discreción?... la razón que fuera, definitivamente tenía que decirle a Valentina lo que había sucedido, pues tenía el mal presentimiento de que en cualquier momento, Bárbara intervendría para fastidiarlas.

El siguiente fin de semana, ambas decidieron ir al cine; concluida la función, acudieron a una de las tantas cafeterías del centro comercial al que habían acudido; Camila ordenó su consabido pastel de chocolate y un capuchino, en tanto que Valentina se decidió por un americano únicamente.

  • Te gustó la peli? –preguntó Camila
  • Si, y a ti?
  • Mmm… siii… me encantan las películas cursis –dijo la rubia con un coqueto brillo en los ojos;
  • En serio? Vaya! A mi también me gustan mucho, las disfruto como no te imaginas;
  • Ah mira! Tan seria que te ves, uno no se imaginaría que tienes un lado cursi eh! –dijo Camila mirando fijamente a Valentina;
  • Seria? De verdad me veo así? –preguntó Valentina con cierta ironía;
  • Si, mucho! De hecho, cuando te conocí me asustaste!
  • Jajaja! Ah si??, porque te asusté ojos verdes?
  • Ahh pues! No se, esa mirada tuya, pone… mmm… nerviosita
  • Te pone nerviosa? –dijo Valentina posando su mano sobre la de Camila
  • Siii… mucho, je! –respondió Camila sintiendo que su cuerpo se estremecía ante el contacto.
  • Te confieso algo? –agregó Valentina acercándose hacía la rubia
  • Dime –dijo Camila mientras clavaba su mirada en la boca de Valentina, deseando besarla;
  • Tu mirada también me pone nerviosa, y cuando te conocí, no me asustaste… al contrario, me sorprendiste;
  • Sorprenderte?? Vaya! Porque? –preguntó Camila un tanto sonrojada;
  • Porque no esperaba que la ingeniera Díaz Pereira fuera una rubia tan hermosa –concluyó Valentina regalándole una hermosa sonrisa.

Así pasaron el resto de esa tarde, sonriendo, tomándose de las manos, disfrutando de su mutua compañía; parecían un par de adolescentes, emocionadas, descubriéndose un poco mas cada una; Valentina no se cansaba de observarla, se sentía totalmente cautivada por esos ojos y esa sonrisa, y le sorprendía darse cuenta todo lo que Camila generaba en su organismo: se sentía feliz, excitada, sonrojada, llena de vida; el aleteo en su estómago se acentuaba cuando Camila se acercaba y su sensual aroma a jazmines acariciaba su olfato; sentir la suavidad de esas pequeñas manos la estaba enloqueciendo y haciéndola desear sentir esas manos recorrer su anatomía; no se cansaba de escucharla reír y constantemente se sorprendía a sí misma sonriendo al mismo ritmo que ella; Camila mientras tanto, hacía lo que se había propuesto: disfrutaba a tope lo que estaba viviendo; gozaba de la compañía de Valentina, su mirada acariciante la hacía sentirse la mujer mas hermosa sobre la tierra, sentía su cuerpo especialmente sensible, se sorprendió al sentirse tan excitada, pues nunca alguien la había hecho sentirse así fuera de una cama; nunca había sentido esa imperiosa necesidad de entregarse a alguien como en ese momento la sentía y sonreía alegremente ante los comentarios que le hacía Valentina.

Al finalizar ese sábado, ninguna quería despedirse de la otra, pero ninguna se atrevía a dar el paso que las llevaría a compartir algo mas que un beso; Camila deseaba como nunca, que Valentina se quedara esa noche, pero no se atrevía a proponérselo; por alguna razón, se sentía un tanto cohibida y si bien sus besos la enloquecían y la hacían sentir que flotaba, algo en su interior la frenaba; Valentina por su parte, hacía un esfuerzo enorme por no desnudar ese cuerpo que tanto deseaba e intentaba conformarse con saborear esos labios que la excitaban de una forma que no había sentido en mucho tiempo. Al final, imperó la cordura en ambas y se despidieron cordialmente; conforme pasaban los días, tanto una como otra, corroboraban algo que sus corazones ya les habían dicho tiempo atrás: estaban irremediablemente enamoradas la una de la otra, pero ninguna se atrevía a decirlo.

Dos semanas después, un lunes cualquiera, Valentina llegó a su oficina encontrándose con que Bárbara no estaba en su lugar habitual, lo que le causó cierta extrañeza, pero no le dio mayor importancia hasta el momento en que recibió la llamada de Peña, su jefe, quién le solicitó que a la brevedad posible acudiera a verlo; una vez ante él, le sorprendió el gesto adusto de éste y tuvo el extraño presentimiento de que lo que le diría, sería algo que no iba a gustarle y que seguramente, tampoco sería nada benéfico para ella; tratando de mantener la calma, saludó amablemente a su jefe:

  • Hola, en que te puedo servir?
  • Pasa Valentina, toma asiento por favor –dijo Peña un tanto cortante;
  • Hay algún problema con el cliente de Monterrey?, te veo un poco tenso –pregunto Valentina;
  • No, de hecho eso está caminando perfectamente, debo reconocer que eres muy buena en lo que haces;
  • Gracias, ojalá que las cosas sigan así, ya estamos en la etapa final y creo que vamos a entregar en tiempo y forma;
  • Si, si, pero… en realidad quiero hablar contigo de otra cosa Valentina;
  • Si?, dime;
  • Bueno, al grano, Bárbara, tu asistente, ha acudido a mi en busca de ayuda;
  • Si? –preguntó Valentina sintiendo un golpe en el estómago;
  • Supongo que sabrás porque vino a pedir mi ayuda, no? –preguntó Peña con cierta suspicacia;
  • No, no tengo la mas mínima idea, así que por favor aclárame el punto porque no estoy entendiendo nada –dijo Valentina intentando controlar su enojo;
  • Ok, pues… vino a hablarme de su cambio a Mérida y los motivos que tienes para solicitarlo;
  • Y? no entiendo… -preguntó una confundida Valentina
  • Las cosas como son ingeniera, me dijo que la estás acosando y que has amenazado con fastidiarla si no accede a tus… pretensiones –soltó de golpe Peña;
  • Que??? De que pretensiones habla??? –preguntó la sorprendida Valentina;
  • Sexuales, a eso se refiere, me dice que la acosas, que insistes en que sea tu amante y que ella se ha negado, pero que eso ha generado que tu hayas solicitado su cambio a Mérida, como una especie de castigo por su negativa a acceder;
  • Noooo! De verdad eso dijo! –preguntó con incredulidad;
  • Si, eso es lo que dijo y bueno, tu sabes que opino respecto a… ciertos comportamientos… pero… no podía creer que tu… fueras ese tipo de gente! –dijo Peña;
  • Ese tipo de gente? Que tipo de gente? –cuestionó Valentina sintiéndose peligrosamente irritada;
  • Pues de esa gente rara, torcida; sabes perfectamente lo que opino de los gay, creo que son desviados y pervertidos y no me gusta tenerlos en la empresa, sean hombres o mujeres, y eso te incluye, estamos? –dijo Peña secamente;
  • Si, estamos, solo te voy a aclarar una cosa y preguntarte dos: te aclaro: mi vida personal es mía y no tienes absolutamente ningún derecho a calificarla; y pregunto: uno, le crees a esa tipa? Y dos, mi desempeño profesional donde queda?
  • Le creo porque me trajo esto –dijo Peña lanzándole un sobre a Valentina;

No podía dar crédito a lo baja que podía ser Bárbara: el sobre contenía un par de fotos de ella besando a Camila afuera de su casa; era obvio que fueron tomadas alguna de las tantas noches que la fue a dejar; tratando de contener su ira que amenazaba con explotar en cualquier momento, Valentina metió las fotografías en el sobre, respiró profundamente y preguntó:

  • Ok, tal y como te comenté, mi vida personal no está sujeta a discusión ni tengo que darte explicaciones de ningún tipo, y el hecho de que en estas fotos yo aparezca besando a otra mujer implican automáticamente que es cierto que acoso a Bárbara?
  • No, claro que eso no lo acredita plenamente pero.. bueno, creo que hay muchos elementos adicionales o me vas a negar que pediste el cambio de Bárbara a Mérida y que has estado insistiendo en Recursos Humanos para que lo hagan a la brevedad posible?–dijo Peña en tono suspicaz
  • No, no lo niego, lo pedí pero no por las razones que crees; la razón, para que la sepas, es porque ella misma me lo pidió, y sabes? Me estoy empezando a cuestionar si no existe alguna otra "razón" por la que te haya convencido –dijo Valentina clavando su inteligente mirada en Peña;
  • Eh! Que razones… bah! Por supuesto que no… ejem! No se de que me hablas! –respondió Peña visiblemente incómodo;
  • Vaya, vaya! Con que esas tenemos eh? –dijo Valentina mientras su ceja se elevaba en su característico gesto irónico- ahora comprendo, cuando te la tiraste ah?
  • Que?... mmmm… no se de que me hablas… este… –balbuceó Peña;
  • No sabes? Jajajaj! Ay Peña, eres taaan obvio –dijo Valentina con un dejo de ironía;
  • Basta! no hay mas Valentina, te llamé para informarte que a partir de hoy ambas están fuera de la empresa, la ingeniera Díaz se va también; el proyecto de Monterrey está casi terminado y puedo concluirlo personalmente;
  • Es tu última palabra Peña? –dijo Valentina poniéndose de pie mientras su mirada lanzaba un destello de ira contenida;
  • Si, es mi última palabra y obviamente, a ambas se les liquidará conforme a lo que marca la ley, se les cubrirá el bono correspondiente y por supuesto, contarán con mis mejores recomendaciones, ya que tampoco se trata de perjudicarlas, pues debo reconocer que profesionalmente el trabajo de ambas es muy bueno, pero no puedo ni quiero admitir este tipo de cosas en la empresa; ya sus cheques están en Recursos Humanos, pueden pasar a la hora que gusten por ellos –dijo Peña en un tono conciliador;
  • Ok Peña, yo se lo diré a Camila y sabes, es lastimoso que sean tus prejuicios y el amiguito que tienes entre las piernas los que decidan por ti –remató Valentina abandonando las oficinas de la Dirección General.

Al salir, lo primero que vio fue a Bárbara cómodamente instalada en la sala de espera; no lo pensó dos veces y se acercó a ella:

  • Vaya que eres una golfa muy hábil eh!
  • Uy que geniooo! Pero me encanta cuando te enojas nena –dijo Bárbara esbozando una burlona sonrisa- por cierto, te manda saludos José Pablo, espero que te haya gustado el "regalito" que te enviamos;
  • Jajaj! Enojada yo? Para nada; al contrario querida, Peña acaba de avisarme que nos vamos Camila y yo de la empresa, pero que crees? nos acabas de hacer un favor –dijo Valentina esbozando su mejor sonrisa;
  • Ah si? Y eso porque –preguntó la desconcertada Bárbara;
  • Porque nos morimos de ganas por estar juntas unos días, lejos de todo y de todos, habíamos planeado hacerlo hasta diciembre pero… bingo! Intervino Barbarita, su amante el mediocre y nos vamos ya!, gracias preciosa, goza a Peñita eh! Que nosotras nos gozaremos mutuamente a lo grande y a tu salud! –dijo Valentina guiñándole el ojo a la sorprendida morena que no atinó a responderle.

De inmediato, Valentina se dirigió hacía el lugar de Camila; le pidió que la acompañara a su privado y una vez ahí, le contó lo sucedido; inicialmente, la rubia no podía creer lo que oía y su primera reacción fue hablar con Peña y decirle que no tenía ningún motivo válido para despedirlas.

  • No tiene caso nena, Peña puede ser muy necio y se que no va a haber argumento alguno que lo haga cambiar de opinión –le dijo Valentina;
  • Si pero es muy injusto carajo!, no se vale –respondió Camila mientras gruesas lágrimas de impotencia rodaban por sus mejillas;
  • A ver corazón, yo tampoco estoy a gusto con esto pero… no me voy a poner de rodillas y a suplicar por mi trabajo, lo necesito, pero también tengo claro que las cosas ocurren por algo –dijo Valentina abrazándola, intentando consolarla;
  • Si, pero ahora que voy a hacer eh?, donde voy a conseguir trabajo ya casi para finalizar el año? Además, no es justo que por mi culpa te corran a ti, tienes años aquí, además, a tu edad no te será fácil encontrar trabajo!... Esa desgraciada! La voy a matar! –dijo Camila con rabia;
  • Amor, no te preocupes, vamos a estar bien, verás que buscando un poco encontraremos algo y no estoy tan anciana eh!, además, tantos años trabajando como loca sin mayor ocupación que esa, me permitieron ahorrar un poco; tendremos lo de la liquidación y el bono, así que ya no te angusties si?, vamos a organizar todo para entregar en orden y listo, te parece bien? –dijo Valentina acariciando con ternura la cara de Camila;
  • Bahh! Al carajo! Ganas me dan de irle a botar todo al imbécil ese! Que se pudra! –dijo Camila con resentimiento;
  • No nena, eso no está bien, finalmente que el imbécil sea él y no nosotras, seamos profesionales y entreguemos todo en orden vale?, vamos a darnos prisa y te invito un pastelito de chocolate si? – dijo Valentina besándola en los labios;
  • Si? Me invitarás un pastelito? –preguntó Camila con un gesto de niña desvalida mientras se abrazaba a la cintura de Valentina.

El resto de la tarde, ambas se avocaron a realizar todos los trámites pertinentes a fin de entregar en orden sus respectivas áreas; la noticia fue recibida con sorpresa por todos sus compañeros, quienes no daban crédito a lo que oían y menos aún, podían creer que entre ellas hubiera un romance, pues ya Bárbara se había encargado de dispersar el rumor; al finalizar el día, Valentina y Camila se encontraron en el estacionamiento de la empresa:

  • A donde quieres ir ojos verdes –preguntó Valentina intentando mantenerse tranquila;
  • A mi casita, no tengo ganas de nada –contestó Camila conteniendo las lágrimas;
  • Está bien, te llevo si?, vamos en mi camioneta, después veo que te lleven tu auto;
  • Si, por favor, no me siento con ánimo de manejar.

Al llegar a la casa de Camila, Valentina la acompañó como siempre a la puerta, y una vez ahí, la rubia le pidió que la dejara sola, no tenía ánimos de nada y consideraba que no era una buena compañía para nadie; al principio, Valentina se resistió a dejarla sola, pero al final, comprendió que era mejor darle su espacio a la pequeña rubia, por lo que dándole un ligero beso en los labios, se despidió y se retiró a su casa.

Después de pasar una mala noche, Valentina se levantó un tanto malhumorada, pero más tranquila: había meditado mucho en lo que había ocurrido y había tomado algunas decisiones; hizo algunas llamadas, y después, sin pensarlo más, marcó el teléfono de Camila:

  • Hola preciosa, buenos días, como amaneciste?
  • Pues… que te puedo decir? –contestó Camila con tristeza;
  • Ok señorita, le hablo para preguntarle algo: conoce un lugar que se llama Yautepec?
  • Mmm… no sé, me suena… creo que está rumbo a Cuernavaca no?
  • Si, así es… en fin, te pido algo: prepara tus maletas nos vamos unos días a descansar, ya nos lo ganamos no crees? – dijo Valentina
  • Que?? Como a descansar… Valentina! Nos acabamos de quedar sin trabajo y tu quieres irte a no se donde, por Dios! –respondió una sorprendida Camila;
  • Pues si, no veo cual sea el problema, vamos a tomarnos unos días, por los gastos no te apures, yo te estoy invitando y bueno, creo que como pareja necesitamos estar… a solas –dijo nerviosamente Valentina;
  • A solas? –repitió Camila
  • Si, a solas –dijo con firmeza Valentina;
  • Ah! Ok, ven por mi entonces, te parece en una hora?
  • En una hora estoy por ti ojos verdes –respondió Valentina sin ocultar su alegría.

Dos horas después, ambas mujeres tomaban la autopista a Cuernavaca; Camila aún guardaba en su rostro señales visibles de haber llorado y del desvelo; Valentina tenía sentimientos encontrados: por un lado se encontraba feliz ante la perspectiva de pasar toda la semana con la rubia y por otro, sentía mucha ira en contra de Bárbara y de Peña; como era posible que éste se haya dejado convencer por esa víbora?, no le cabía en la cabeza que pasara por alto todos los años que ella había trabajado en la empresa, su empeño, su dedicación, su entrega… pensó con un dejo de nostalgia que se había cerrado un círculo en su vida y ahora tendría que pensar que hacer con su futuro profesional… creía firmemente que todo sucede por algo, quizá esto que había ocurrido era la puerta de entrada a un sueño: tener su propia empresa; consideró que ya tenía la edad, experiencia, conocimiento, contactos y también un pequeño capital que le permitiría arrancar… en fin… ya habría tiempo de pensar con calma que haría respecto a ese punto, por ahora, se concentraría en esa semana que tenía por delante en compañía de su amada Camila; apretó sus dedos mientras veía su semblante triste y sonrió ante la idea de ver como su carita triste se transformaría cuando llegara al lugar al que la había invitado; había hecho todos los arreglos necesarios para tratar a su amada como una reina; con una sonrisa en la cara, trató de despejar su mente y concentrarse en la carretera.

Camila mientras tanto, veía cabizbaja a través de la ventanilla de la camioneta; tenía sentimientos encontrados también, pues por un lado se sentía ilusionada ante lo que esa semana le traería con Valentina, lo que la hacía sentirse un poco nerviosa; por otro lado, no podía dejar de pensar en que haría con relación a su trabajo; necesitaba el ingreso, pues al contrario de Valentina, no había tenido tiempo de ahorrar, y aún cuando la liquidación que recibió había sido mas que generosa y le permitiría sobrevivir algunos meses, sabía también que no era fácil conseguir trabajo en el último cuatrimestre del año; eso le preocupaba, pues afortunadamente sus padres tenían una situación económica desahogada, pero no quería tener que recurrir a ellos y máxime, cuando su relación se encontraba tan tirante desde que les había dicho sobre sus preferencias. Sentía rabia en contra de Bárbara, cómo había sido capaz de seguirlas? Cómo había ido preparando su plan de forma tan maquiavélica? Y sobre todo, como era posible que el ingeniero Peña haya sido tan ingenuo para caer en su juego; se sentía un poco culpable con Valentina, pues se había quedado sin trabajo y si bien no era una vieja, era claro que conseguir trabajo en el DF a los 38 años, no era cosa sencilla; al sentir sus dedos apretando los suyos, se sintió un poco mas tranquila, pues la calidez del contacto, le generaba una sensación de bienestar que hizo que decidiera disfrutar esa semana; una vez que terminara, se preocuparía por el trabajo pero definitivamente, gozaría de la compañía de esa mujer que la tenía embobada y que el mundo reventara si era necesario. Este pensamiento la hizo esbozar una sonrisa que se amplió cuando llegaron a su destino:

  • Wow! Valentina, no me digas que aquí vamos a quedarnos toda la semana –dijo Camila sin poder ocultar su asombro;
  • Así es pequeña, te gusta? –respondió Valentina mientras la ayudaba a descender del vehículo.

Ante ellas, se erigía imponente el casco del Hotel Cocoyoc, hermosa hacienda construida alrededor del año 1600; sus espaciosos jardines, sus hermosas fuentes de cantera y los arcos de su edificio principal, hicieron que a Camila se le acelerara el pulso ante la tranquilidad y la belleza del sitio; una vez en la recepción, no pudo dejar de admirar el hermoso lugar: pareciera que había viajado en el tiempo pues todo el lugar remontaba al visitante al siglo XVII por su decoración y arquitectura; los enormes candiles que adornaban el elevado techo de la recepción, los ventanales en forma de arco que permitían el paso de la luz del medio día, la sobriedad de la decoración, los hermosos muebles de madera tallada y las plantas que distribuidas estratégicamente le daban un toque cálido al lugar tenían a Camila embobada; cuando fueron llevadas a su habitación, la rubia no pudo menos que suspirar emocionada:

  • Amor, esto es…. Increíble! –dijo llevando las manos a su cara;
  • Te gusta nena? –dijo Valentina con una sonrisa divertida;

La hermosa y amplia suite estaba decorada en tonos claros, el piso era un hermoso trabajo de cantera y lo arcos que separaban la estancia de la habitación principal, eran de piedra; los ventanales en forma de arco también, dejaban entrar una gran cantidad de luz, que permitía apreciar el estilo colonial mexicano del lugar; al fondo del gran arco que dividía la estancia, una enorme cama con base de madera y un coqueto dosel, perfectamente vestidos con un primoroso juego de cama deshilado, a la que se llegaba después de subir por tres escalones que le daban un toque señorial a la misma; una discreta piscina octagonal se asomaba por una de las ventanas, haciendo en conjunto, un lugar propicio para el descanso… y para el amor –pensó Camila.

  • Vamos nena, deja tus cosas ahí, ponte unos zapatos cómodos y vayamos a conocer el resto del lugar –dijo Valentina alegremente
  • Siii! Está muy lindo corazón, como sabías que me iba a gustar tanto eh? –pregunto Camila mientras se colgaba del cuello de Valentina;
  • Ahh! Pues en una de tantas veces que me has platicado de tu tierra, me dijiste que te fascina el estilo colonial mexicano y el barroco, pero Zacatecas está un poco lejos del DF para ir por carretera, así que pensé que esta Hacienda sería una buena opción para descansar y consentirte un poco –respondió Valentina abrazándola;
  • Si? Mmm… le atinaste… el lugar me… fascinó –contestó Camila mientras depositaba un tierno beso en los labios de su amor;
  • Que bueno- alcanzó a contestar Valentina mientras sentía esa hermosa boca apenas acariciando sus labios, deseando tener mas de ella;
  • Anda vamos! –dijo Camila interrumpiendo abruptamente el beso que empezaba a subir de intensidad
  • Si, vamos, porque si seguimos aquí… -dijo maliciosamente Valentina;
  • Si? Que pasa si seguimos aquí eh? –reviró la rubia en el mismo tono;
  • Jajaja! Mejor no te digo… vamos anda, que este lugar nos espera!

Recorrieron los jardines, las albercas y algunos sitios del lugar; Camila no dejaba de admirarlo pues realmente era muy hermoso; los arcos de piedra del antiguo acueducto le daban un toque muy especial a sus jardines y a una de sus albercas, pudo enterarse que la zona donde se encontraba el área de juegos y gym, había sido un antiguo ingenio que formaba parte de la hacienda; saborearon algunas bebidas en uno de los restaurantes que contaba con mesas al aire libre y gozaron de la intimidad que les daba el solitario lugar; Valentina pensó que había sido una excelente idea ir ahí, ya que al no ser temporada alta y llegar en martes, había pocos huéspedes en el sitio, lo que les brindaba cierta privacidad.

  • Señorita ojos verdes, ya terminó su bebida?
  • Sii, estaba deliciosa –respondió Camila saboreándose los labios;
  • Tiene hambre?
  • Aun no, el desayuno estuvo fuerte, y tu?
  • No, tampoco, y ya que no tiene hambre que le parece si vamos al spa? –dijo Valentina
  • Al Spa??? Wow! Siii, me encanta la idea!
  • Perfecto porque tenemos reservadas algunas actividades ahí en esta semana;
  • Ah si??, cuales, anda dime –dijo Camila mientras sus hermosos ojos brillaban emocionados
  • Pues hoy será un baño de lodo, mañana un facial, y después, veremos que mas se nos ocurre preciosa –respondió Valentina sin poder evitar sonreír divertida ante el evidente entusiasmo de Camila;
  • Bravooo! Me encanta la idea!
  • Si? Bueno, si se porta bien ojos verdes, y solo si se porta bien… quizá puedan darle un facial con chocolate eh –dijo Valentina mientras su ceja se elevaba divertida ante la expresión asombrada de Camila.
  • Siiiii, siii, vamos anda, ya quiero empezar si?? –dijo Camila sin poder contener su entusiasmo.

Mientras se dirigían hacía la zona del spa, Valentina no pudo menos que admitir que precisamente ese entusiasmo y esa alegría de vivir de Camila eran dos de las muchas cosas que le fascinaban de ella; la rubia disfrutaba cada momento sin medida, sonreía abiertamente ante lo que le gustaba y era como una niña descubriendo cada lugar; Valentina recordó que alguna vez ella misma había sido así, pero que a partir de la muerte de Rebeca, esa parte de su personalidad, había quedado enterrada junto a ella, o al menos, eso había creído hasta que conoció a Camila. Ésta mientras tanto, se sentía fascinada por el sitio, pensó que no podía pedir mas, si bien estaba sin trabajo, que mas podía pedir? Estaba sana, enamorada, en compañía de la mujer que amaba y en un sitio maravilloso; recordó a sus anteriores parejas y aún cuando odiaba las comparaciones, concluyó que ninguna la había tratado como Valentina, aunque debía reconocer que jamás había tenido una relación con alguien que le llevara más de uno o dos años y si sentía ciertas diferencias en el trato, diferencias que desde luego, le encantaban. Le caía muy en gracia que le hablara de Usted y le dijera ojos verdes; esa sonrisa algo irónica y su mirada que la acariciaba constantemente, la tenían en las nubes.

Una vez en el spa, Camila de nueva cuenta admiró la belleza del lugar, el cuidado jardín, los típicos arcos de la arquitectura, la discreta piscina techada en forma de media luna, el hermoso mobiliario minimalista, los tonos rojizos, cafés y sepias del lugar, la dosis perfecta de luces y las pequeñas plantas, hacían del spa el sitio perfecto para descansar y relajarse; por un momento, Camila se sintió celosa, pues hasta ese instante, reflexionó que quizá Valentina había estado ahí en compañía de alguien mas y no pudo evitar preguntar:

  • Ya has estado aquí antes?
  • Si, claro –respondió Valentina;
  • Ah!... Sola? –preguntó con suspicacia Camila;
  • Qué quieres saber nena? –reviró Valentina divertida;
  • Mmmm… pues… será que traes aquí a todas tus novias? –cuestionó viéndola fijamente;
  • A todas mis novias?... veamos… deja que haga cuentas a cuantas he traído –dijo Valentina poniéndose pensativa y contando los dedos de sus manos;
  • Mejor no me digas nada!, no quiero saber ehh!... –dijo Camila haciendo un gracioso puchero y entornando los ojos;
  • Jajaja! Pequeña, quise traerte aquí porque este sitio es muy especial para mí –respondió Valentina retirando con ternura un mechón de cabello de la cara de Camila;
  • Si?, porque? Venías con Rebeca? –preguntó Camila aún celosa;
  • No, jamás vino conmigo a este lugar; lo descubrí hace unos dos años y me gustó; a veces vengo los fines de semana a darme masaje o algún tratamiento o simplemente a descansar, me parece un sitio maravilloso;
  • Ahh! De verdad? Entonces es la primera vez que vienes acompañada? –preguntó Camila esbozando una coqueta sonrisa;
  • Si señorita, es la primera vez que vengo acompañada y la primera vez que me interrogan en la entrada de un spa –respondió Valentina sin poder ocultar una sonrisa divertida.
  • Je! Perdón corazón, pero… no sé, de momento me sentí un poco… celosa –dijo Camila sonrojándose;
  • Celosa? Vaya! Y eso porque? –preguntó Valentina acercándose a la rubia;
  • Mmm… no sé, solo… sentí un poco de celos… tal vez… es porque… soy insegura no? –dijo Camila mientras fijaba su mirada en los oscuros ojos de Valentina;
  • No tienes que sentirte insegura, yo te… -empezó Valentina;
  • Hola! Ya están listas sus cabinas, si gustan seguirme por favor –interrumpió abruptamente la encargada del Spa
  • Eh? –dijeron Valentina y Camila al unísono.

Ambas rieron divertidas y optaron por dejarse atender; una hora y media después, se encontraban cómodamente instaladas en uno de los restaurantes del hotel, disfrutando de sus alimentos y la compañía:

  • Ayy me siento relajadísima, como nueva! –dijo Camila sonriendo alegremente;
  • Si? Yo también –respondió Valentina mientras mordisqueaba un panecillo;
  • Que rico baño, me encanta como me ha dejado la piel –continúo la rubia mientras pasaba una de sus manos por sus hombros y brazo;
  • Ah si? Y como te la ha dejado –preguntó Valentina con curiosidad
  • Rica, suave… anda toca –dijo Camila estirando uno de sus brazos hacía Valentina;
  • Mmm… -dijo Valentina mientras paseaba sus dedos por el antebrazo de Camila, solo rozándolo.

Camila sintió como su piel se erizaba y un estremecimiento recorrió su espalda; sentía los dedos de Valentina recorrer lentamente el dorso de su mano, su antebrazo y llegar hasta sus hombros; levantó la vista y se encontró con los ojos oscuros de Valentina clavados en sus senos, que se marcaban perfectamente a través de la ceñida blusa que traía; sintió que sus pezones se endurecían y su respiración se agitaba; Valentina mientras tanto, recorría con deleite la piel de la rubia, fascinada por su suavidad, mientras un delicioso estremecimiento recorría su cuerpo; sus ojos, ávidos, buscaron los de Camila, pero en el camino fueron atraídos por un par de seductores senos que agitadamente se elevaban, haciendo que su mirada quedara prendida de ellos.

  • Van a ordenar algo mas señoritas? –preguntó amablemente el mesero, rompiendo el encanto del momento;
  • Uh…. Perdón? –preguntó Camila algo desconcertada
  • Ah!... no, no vamos a ordenar mas –respondió Valentina fulminándolo con la mirada;
  • Jajaja! –estalló Camila en una alegre risa una vez que el mesero se retiró;
  • De que te ríes pequeña? –dijo Valentina muy seria
  • De tu cara amor, perdón pero es que… me estabas casi comiendo con los ojos y cuando llegó el mesero… hiciste una cara muy chistosa, jajaja!
  • Chistosa? –cuestionó Valentina elevando la ceja con cierta impaciencia;
  • Siii!, anda regálame una sonrisa si?, me gusta como te ves cuando sonríes… cuando te pones seria como ahora, me asustas! –dijo Camila tomando una de sus manos;
  • Mmm… ok… ok… -respondió Valentina sonriendo- aún es temprano, te gustaría dar una vuelta en uno de los carretones para que conozcas un poco mas el lugar? –preguntó cambiando abruptamente de tema;
  • Me agrada la idea, vamos –aceptó la rubia con una radiante sonrisa.

Ya había oscurecido cuando ambas concluyeron el paseo en carreta; decidieron pasar al bar y tomar un aperitivo antes de irse a descansar; la charla fluía alegremente y fue en ese momento que Camila consideró que era la ocasión para decirle a Valentina lo que había ocurrido entre ella y Bárbara, así que en cuanto pudo abordó el tema:

  • Valentina, hay algo que quiero decirte –dijo con seriedad
  • Que es? –preguntó Valentina sintiéndose un poco inquieta;
  • Quisiera hablarte de… Bárbara –dijo Camila con cautela;
  • Bárbara?? Uff! Preferiría no hablar de la mujercita esa, si no te molesta;
  • Yo tampoco quisiera, pero… creo que es necesario –insistió la rubia;
  • Mmm… por lo visto no me voy a librar, así que ni hablar, te escucho pequeña –cedió Valentina;
  • Pues en realidad no hay mucho que contar, solo quiero decirte que nunca tuve una relación en forma con ella, en realidad, fue… un acostón de una noche y ya –soltó Camila;
  • Acostón de una noche?... pensé que eso no iba contigo –dijo Valentina mirando fijamente a la hermosa rubia;
  • Pues tienes razón, no va conmigo y no fui buscando algo así… en realidad –dudó Camila;
  • Si?
  • Yo… me ilusioné un poco con Bárbara, pensé que podía tener algo… a largo plazo pero… me equivoqué –dijo la rubia sin dejar de observar la expresión pensativa de Valentina;
  • Mmm… quisiera preguntarte algo y por favor, me responderías con toda sinceridad? –dijo Valentina;
  • Si claro, lo que gustes
  • La amas? –preguntó Valentina con cierto dolor en la voz;
  • Amarla??... nooo! Como crees!! –respondió Camila divertida;
  • Pues… no se, pensé que tal vez me dirías algo así –respondió Valentina;
  • A ver, a ver… Valentina, mírame –dijo Camila tomando las manos de Valentina;
  • Te miro y luego? –respondió
  • NO, escucha bien, NO amo a Bárbara; lo que ocurrió entre nosotras fue un simple momento y nada mas, no te niego que pensé que tal vez podía haber mas, pero es obvio que la "mujercita" como tu le dices, no es la persona ideal para mantener una relación a largo plazo ok? –dijo la rubia mirando fijamente a los ojos a Valentina;
  • Ah! Pensé que tal vez me dirías que si te importaba… me alegra mucho saber que no es así y quisiera pedirte que esta sea la última vez que toquemos ese tema, te parece? –dijo Valentina apretando con fuerza los dedos de Camila;
  • Si amor, creo que Bárbara es tema concluido entre nosotras, a pesar de lo que hizo, cierto?
  • Cierto y ahora señorita, le parece si nos retiramos? Que tal le caería un chapuzón en la piscina de la habitación? Tiene calefacción –invitó Valentina acariciando las manos de Camila;
  • Uyy, me encantaría, pero que crees?... no traigo traje de baño –dijo Camila sonrojándose;
  • Y eso sería un inconveniente? –preguntó Valentina mientras sus ojos brillaban codiciosamente;
  • Mmm… creo que no jeje!.. nos vamos? –dijo Camila poniéndose de pie y tomando de la mano a Valentina.

Se dirigieron en silencio a su habitación, disfrutando la corta caminata y el paisaje; cuando llegaron, Camila se sorprendió al encontrarla con hermosos arreglos florales; la piscina se encontraba iluminada por unas antorchas que le daban un toque de lo más romántico y una ligera música de jazz inundó el lugar cuando Valentina accionó un pequeño control remoto.

Valentina se acercó a Camila y la llevó de la mano hacía la iluminada piscina; sus ojos brillaban con un toque de lujuria que provocó un estremecimiento en la rubia y la hicieron desear perderse en ellos; fue acercándose a ella y tomando su cara entre sus manos, unió sus labios a los suyos, en un beso largamente esperado y deseado por ambas; se fundieron en un abrazo mientras sus bocas se encontraban en una suave caricia al principio, que fue profundizándose conforme su temperatura aumentaba; los labios de Valentina recorrían golosamente la boca de Camila, mientras su lengua, impaciente, buscaba el cobijo de esa cueva tibia y húmeda que como una flor en primavera, se abría alegremente, rindiéndose ante su dulce invasora, acogiéndola con gusto, acariciándola, mezclando su humedad en un delicioso juego de dar y recibir que las hacía sentir que sus corazones latían alocadamente; los brazos de Camila, dueños de su propia voluntad, acariciaban la espalda de Valentina, y en un dejo de atrevimiento, sus manos viajaron por debajo de la blusa que ya empezaba a ser un estorbo; sentir esa piel suave y caliente, hizo que un gemido naciera en Camila, pero fue ahogado por los ansiosos labios de Valentina, que la devoraban sin piedad, sin darle tregua, lanzándola a una vorágine de deseo y lujuria que la hacia estremecerse sin control.

  • Te deseo ojos verdes –dijo Valentina separándose un poco;
  • Yo a ti nena –respondió Camila con la voz ronca por la pasión;
  • Me fascina el sabor de tu boca –continúo Valentina mientras mordisqueaba ligeramente el labio inferior de la rubia;
  • Mmmm… que rico… sigue… -alcanzó a decir Camila antes de que su boca se viera de nuevo invadida por la golosa lengua de Valentina;
  • Nena… ven…-dijo Valentina mientras llevaba a Camila hacía la piscina.

Una vez ahí, Valentina se deshizo lentamente de la blusa, bajó sus pantalones dejando al descubierto un hermoso conjunto de bikini y bra de encaje semitransparente; sus oscuros pezones se marcaban perfectamente a través del corpiño que a duras penas contenía sus senos plenos y anhelantes; sin decir palabra alguna, se dirigió hacía la piscina, bajando los primeros dos escalones y una vez ahí, giró hacía Camila, quién estática devoraba con la mirada el hermoso cuerpo que tanto deseaba; se quitó la parte de arriba, cubriendo con un brazo sus senos, y entró al agua lentamente, donde se despojó de la pequeña prenda que aún la cubría; la profundidad era la adecuada para quedar cómodamente sentada, por lo que Valentina pausadamente, tomó su lugar a la espera de la hermosa mujer que tenía frente a sí; sus ojos oscuros brillaban de un modo que hacia que Camila sintiera que su piel se erizaba, y sin pensarlo mucho, fue desnudándose lentamente; primero se quitó la ceñida blusa que ya le resultaba un estorbo; sus pequeños senos se encontraban apenas cubiertos por un pequeño corpiño blanco que hacía que sus rosados pezones resaltaran; bajó la falda y dejó al descubierto una coqueta tanga que a duras penas cubría su sexo; Valentina sintió que su cuerpo se estremecía de placer cuando la rubia, sin previo aviso, se retiró las dos pequeñas prendas, dejando completamente desnuda su bella figura: sus pequeños senos firmes y orgullosos, coronaban el abdomen plano, la breve cintura y sus hermosas caderas, en cuyo centro se apreciaba un pubis con una fina línea de vellitos rubios completamente húmedos; sus piernas eran un poema, perfectas como toda ella, hicieron que Valentina pasara la lengua por sus labios, saboreándose con anticipación ante el delicioso bocado que les esperaba:

  • Mmm… que rica está el agua, amor –dijo Camila mientras entraba de lleno a la piscina;
  • No tanto como tu ojos verdes, ven acá –respondió Valentina atrayéndola hacía su cuerpo palpitante.

Valentina tomó a Camila por la cintura, quedando la rubia montada encima suyo; los senos de ambas se buscaron anhelantes, frotándose con ansia; sus bocas de nueva cuenta se enredaron en una húmeda lucha, devorándose una a la otra sin tregua; sus lenguas danzaban al compás de sus gemidos; las manos de Valentina recorrían la espalda, las caderas y el trasero de la rubia, regocijándose con la piel suave y húmeda que tanto deseaba; su boca mientras tanto, presa de la lujuria, recorrió la fina columna del cuello de Camila, arrancándole un ansioso gemido de pasión que la animó a continuar su viaje hacía el sur; viaje que tuvo su primera escala en uno de los palpitantes pezones, que al contacto con el agua tibia y ante la excitación de su dueña, habían adquirido un tono rojizo que excitó aún mas a Valentina, quién sin poderse contener, se apoderó de él con glotonería, lamiéndolo, chupándolo lentamente, disfrutando de su suavidad mientras sus manos continuaban explorando el duro trasero que iniciaba ya una cadenciosa danza contra su cuerpo; se regocijó con la plenitud de esos pequeños senos, que orgullosos y desafiantes, se ofrecían sin pudor a sus caricias, los besó alternadamente, apretándolos suavemente mientras su hermosa dueña emitía suaves gemidos que no hacían sino excitarla cada vez más.

  • Así amor, así, no pares por favor –gemía Camila;
  • Así como nena?... Así –preguntó Valentina mientras sus dientes daban ligeros apretones a los pequeños senos;
  • Siii… asiii… mmmm
  • O prefieres así? –volvió a preguntar mientras chupaba con avidez uno de los redondos pezones;
  • Aummmmm…. Me encanta!... sigueee –respondió Camila apretando la cabeza de Valentina contra sus pechos

Las hermosas y duras tetas estaban siendo torturadas sin misericordia, haciendo que Camila sintiera como su sexo se humedecía incontrolable, palpitante, anhelante de ser partícipe de la tortura de sus compañeras; se frotaba contra los muslos de Valentina sin pudor, gimiendo cada vez que sentía como uno de sus pezones quedaba abandonado a su suerte mientras el otro era atacado sin compasión una y otra vez, alternadamente.

  • Ahh… me matasss… no paress…. Ahhh

Valentina bajó una de sus manos hacía el hermoso trasero que alegremente danzaba contra sus muslos; se sentía duro y redondo, invitándola a pasar sus dedos en la unión de esas hermosas carnosidades, hasta que uno de ellos, curioso y travieso, alcanzó la deliciosa puerta trasera de la rubia, quién se estremeció al sentir el contacto invasor; el suave masaje al que fue sometido, hizo gemir con fuerza a Camila, que sentía que en cualquier momento explotaría ante el tormento simultáneo al que era sometida por la boca y los dedos de Valentina:

  • Siii… que me haces eh??... mmmm…. Ahhh…. Siii…- jadeaba sin control;

Repentinamente, Valentina se detuvo, besando de nuevo la boca de Camila con ansia, chupando sus labios con avidez, y sin darle tiempo a reaccionar, elevó los brazos de la rubia por encima de su cabeza, lamiendo sus senos completamente expuestos; pasó su lengua una y otra vez por los costados de las calientes tetas, por las axilas completamente depiladas, chupándolas, mordisqueándolas mientras Camila sentía que su sexo palpitaba con fuerza, ansioso y caliente como nunca; Valentina se detuvo de nuevo y tomó a la hermosa hembra por la cintura, sacándola del agua y colocándola con un hábil movimiento en la orilla de la piscina; la piel de Camila se erizó ante el súbito cambio de temperatura, pero ante la vista de su sexo expuesto, a la altura de la lujuriosa mirada de Valentina, hizo que abriera por completo sus piernas, apoyando el resto de su cuerpo en sus codos y echando la cabeza hacía atrás, completamente entregada, con sus senos desafiantes coronados por sus duros y ya adoloridos pezones, ofreciéndose descaradamente a la golosa boca que no le dio tregua; cuando sintió la lengua de Valentina recorrer su raja hinchada y mojada, fue como si una corriente eléctrica la sacudiera, arrancándole un nuevo gemido de placer:

  • Ahhhhh…. Mamitaaa…. Siiii….. me estás comiendo riquísimooooo…. Aummmm

Valentina gozó como nunca lamiendo esa deliciosa vulva; los labios hinchados y calientes recibían con gusto los embates de su lengua, mientras el palpitante clítoris sobresalía orgulloso de su suave cubierta; levantó un poco las piernas de la rubia que gemía escandalosamente, y se dio a la tarea de recorrer una y otra vez esa apetitosa raja, bajaba hasta el apretado agujero posterior, jugueteaba con su lengua en él, dándole suaves golpecitos y regresaba, lamiendo completamente la deliciosa vagina, rodeando esa hermosa protuberancia, sin tocarla, haciendo que Camila empujara su pelvis en búsqueda de ese alivio que no llegaba; los jugos dulces y abundantes bañaban su cara, lo que la hacía sentirse cada vez más caliente, deseosa de más, por lo que con sus manos, separó los pliegues de la hermosa cueva, dejando completamente desnudo el pequeño botón que sobresalía buscando su atención; Valentina no pudo evitar sentir el deseo de besarlo, por lo que acercó sus labios y tiernamente depositó un cálido beso en él, sintiendo como palpitaba gustoso, lo acarició suavemente con uno de sus dedos, disfrutó su textura, su dureza y su tamaño, mientras su dueña se estremecía incontrolable, empujándolo contra su boca mientras apretaba los labios intentando contener sus gemidos; cuando lo empezó a chupar con deleite, sintió como su saliva se mezclaba con el rico néctar de esa hermosa vagina; lo lamía una y otra vez, pasando la lengua en la punta de esa exquisita almeja; podía pasarse la noche chupando ese rico manjar, sintiéndolo palpitante y caliente; inesperadamente, Camila estalló en un delicioso orgasmo, lanzando un efluvio de jugos a la cara de Valentina, quién golosamente continúo lamiendo y chupando el rico manantial que brotaba imparable, bañándola por completo

  • Ahhhh…. Yaaaaaa…. Ahhhhh…..mmmmmm….. me… vengooooo…… ahhhhh… -gemía Camila sin control moviendo frenéticamente sus caderas.

Valentina no alcanzaba a tragar los abundantes flujos que la fogosa vagina lanzaba contra sus labios; no pudo evitar contenerlos e incorporándose, besó a Camila en la boca, mezclando de una manera lujuriosa y salvaje, las salivas de ambas y la leche de hembra caliente que tan generosamente le había regalado la rubia, lo que solo sirvió para disparar aún mas el deseo de las dos, llevándolas a ir precipitadamente hacía la habitación y así, cubiertas de agua y lujuria, se lanzaron sobre la amplia cama, rodando una y otra vez, con las piernas entrelazadas, como si de dos gladiadoras se tratara, devorándose sin tregua la una a la otra; sus besos eran profundos, una metía la lengua en la boca de la otra, invadiéndola, demostrándole quien era su dueña, mientras sus uñas arañaban con suavidad al principio y con un poco de rudeza después la piel de la otra; finalmente, un poco agotadas, Camila quedó encima de Valentina, sometiéndola con sus brazos; sus hermosos ojos verdes brillaban mientras contemplaba a la mujer que tenía avasallada debajo suyo: su negro cabello extendido desordenadamente, servía de marco para su hermosa y sonrojada cara, sus pómulos se marcaban aún mas, los labios entreabiertos, húmedos y rojos después de tanto beso, contenían a duras penas excitantes jadeos, sus senos, completamente expuestos, perlados por pequeñas gotas que no sabía si eran de agua o sudor, presentaban un cuadro delicioso al estar coronados por esos pezones que tanto había deseado chupar; el vientre plano que servía como punto de referencia para el resto de la curvilínea figura… pero lo que hizo a Camila alucinar fue la visión de la oscura mata de vello negro y rizado, perfectamente recortado, completamente mojado que la hizo preguntarse si esa humedad era producto del agua o de su excitación; bajó su mano y la posó cubriendo completamente la apetitosa vagina que se le ofrecía sin limites, mientras su golosa boca chupaba con deleite los pezones duros de Valentina, arrancándole un suave gemido de placer; masajeaba suavemente la caliente concha mientras ésta seguía el ritmo de su masaje con un leve movimiento rotatorio de sus caderas:

  • Que rica panochita tienes nena –dijo Camila con sus labios pegados al oído de Valentina;
  • Ahh… te gusta amor –preguntó jadeante la hermosa hembra;
  • Tu que crees? – respondió Camila mientras uno de sus dedos buscaba su botón
  • Ahhhhh…. Si…. Ahhhh –fue lo único que pudo decir Valentina antes de ser penetrada profundamente por el dedo invasor que le arrancaba gemidos de placer.

Camila inició un enloquecedor mete y saca en la vagina de Valentina, haciéndola estremecer sin control, mientras su boca regresó su atención a los desatendidos pezones oscuros que recibieron gustosos a sus verdugos: los labios de Camila no tuvieron piedad de ellos, pues lo mismo chupaban que apretaban sin contemplación los ricos botones; Valentina sabía que pronto explotaría, sentía su vientre estremecerse con esa deliciosa sensación que precede al orgasmo, pero Camila no estaba dispuesta a dejarla ir tan pronto, por lo que se detuvo, iniciando un nuevo recorrido por el cuerpo de Valentina; frotaba sus pequeñas tetas por su cara, contra sus senos, por su vientre, en sus piernas y finalmente, en su caliente raja, mojando sus pezones con los jugos que fluían imparables, llevándolos hacía la boca de Valentina, que ansiosa, probó de ellos su propio sabor de hembra caliente.

  • Así nena, te gusta como saben? –preguntó Camila mientras frotaba sus mojados pezones contra sus labios;
  • Sii… dame nena… -mientras intentaba atraparlos con su boca;
  • No seas glotona bebé, quieres comerte las tetitas de mami? –la torturaba Camila retirando sus pezones del alcance de sus labios;
  • Mmmm… dámelos ya! –ordenó Valentina impaciente, ansiosa
  • A ver, chiquita, aquí están… todos tuyos mi amor –dijo Camila mientras unía sus tetas y las ponía al alcance de la caliente boca que no se hizo del rogar, devorando ambos pezones simultáneamente.

Ambas empezaron así una salvaje cabalgata: Camila montada cual orgullosa amazona empujando con fuerza sus caderas sobre el monte de Venus de Valentina, ofreciéndole sus senos calientes y ésta, tomándola con fuerza por las nalgas, separaba las gloriosas carnosidades empujando al mismo tiempo sus caderas, en una frenética danza de calentura que llevó a Camila a explotar de nuevo, bañando a su dueña por completo.

  • Ahhh…. Yaaaa….. no pares… no pares…. Dame durooo… ahhhh… asiiii… muérdemee…. Ahhhhhhh… me vengooo…. Me vengoo ricooooo…. ahhhhhh…..ayyyyy… ahhh…. –gritaba Camila totalmente entregada a la vorágine de placer que la invadía.

El salvaje orgasmo, dejó a Camila completamente desmadejada encima de Valentina, que sentía que su sexo ardía, sin encontrar el alivio anhelado… mismo que no tardó en llegar, pues Camila en un rápido movimiento, se colocó entre las piernas de su amada, besando, lamiendo, chupando con frenesí toda la mojada y palpitante raja, mientras uno de sus dedos penetraba con fuerza el apretado agujero que gustoso se abrió recibiéndola; movía circularmente su lengua sobre el clítoris duro y caliente, mientras otro de sus dedos se unía a la fiesta en un mete y saca que tenía enloquecida a Valentina, quién súbitamente sintió como un torrente de jugos calientes se formaba en su interior, y explotaba sin control lanzándola en una espiral de placer que la hizo gritar con fuerza:

  • Aaahhhhh!!!!.... me muerooooooo!!!……. Ahhhhhhh!!!!

Camila bebía con avidez el manantial que brotaba de la deliciosa fuente de placer; le fascinó el olor a hembra saciada que despedían, disfrutó el sabor dulce y gozó de la textura lechosa del maná que tan generosamente le regalaba su amada; poco a poco, la calma fue llegando al satisfecho cuerpo de Valentina, mientras la rubia lamía con ternura toda la hermosa vagina, dejándola completamente limpia de los ricos néctares que momentos antes brotaban imparables.

  • Ven aquí nena –dijo Valentina atrayendo a Camila hacía ella
  • Si amor, aquí estoy –respondió Camila mientras se acomodaba a un costado suyo, apoyando su cabeza en el brazo que se extendía dándole un cálido cobijo;
  • Camila –dijo Valentina con voz ronca mientras sus oscuros ojos negros se clavaban en la verde mirada;
  • Si?
  • Te amo… te amo con todo mi corazón nena –soltó Valentina, besando suavemente los labios de su amada;
  • Yo también te amo Valentina, te amo como no pensé que pudiera amar a alguien –confesó a su vez Camila, respondiendo apasionadamente al beso.

La oscura noche fue mudo testigo de la pasión desbordada que vivieron Camila y Valentina; se amaron una y otra vez esa y el resto de las noches que duró su estancia en el romántico sitio; ambas gozaron mutuamente del placer que le proporcionaba el cuerpo, los besos y las caricias de la otra; se bebieron una a la otra como lobas en celo, saciando su cuerpo y su alma con el amor que sentían.

--------------------------------------- 0

UN AÑO DESPUES:

  • Ojos verdes, apúrate, ya vamos algo atrasadas –dijo Valentina mientras tomaba las llaves de su camioneta;
  • Si amor, espera, ya voy –respondió Camila mientras tomaba su inseparable portafolios;
  • Vaya señorita! Va Usted muy guapa, me pondré celosa eh? –dijo Valentina cuando vio la hermosa figura de Camila elegantemente ataviada;
  • Ah si? Y porque se pondrá celosa? –preguntó coquetamente la rubia mientras la abrazaba;
  • Porque cualquiera querrá saltarle encima… está Usted muy bonita hoy –respondió Valentina depositando un ligero beso en los labios de Camila;
  • Mmm… pero yo solo quiero que me salté Usted jefa! –dijo Camila sonriendo con coquetería;
  • Jajaja! Jefa?
  • Siii, jefaaa! Usted es la directora de VC Soluciones o no?
  • Mmm… bueno, pero Usted es la Gerente General Ingeniera Díaz –respondió Valentina sonriendo divertida;
  • Ah pues si verdad?? Y por cierto… crees que podremos con el paquetazo que nos acabamos de echar? –preguntó Camila con aire de duda;
  • Si, por supuesto… hemos trabajado mucho y verás que nuestra empresa, poco a poco se hará un lugar y este cliente, será el primero de muchos clientes grandes, no tengas la menor duda, recuerda que contamos con un par de ingenieras geniales –dijo Valentina elevando con coquetería su ceja derecha;
  • Si, fue inesperado que llegara así no crees? –dijo Camila mientras apartaba un mechón de cabello del rostro de Valentina;
  • Lo que creo que fue inesperado… fue enamorarme de ti nena –respondió Valentina mientras la veía con amor;
  • Un amor inesperado entonces corazón? –preguntó Camila mientras se acercaba lentamente a su amada;
  • Así ojos verdes, un amor inesperado –concluyó Valentina besándola con pasión.