Un amor inesperado (10)

Valentina se atreverá a decirle lo que siente a Camila?

Después de dormir poco y mal, a la mañana siguiente, ambas mujeres llegaron como todos los días a sus labores; Camila se dirigió hacía su cubículo intentando distraerse con el trabajo; quería hablar con Valentina, necesitaba saber que era lo que había pasado entre ella y Bárbara, además, también le interesaba mucho conocer sobre la "última novia", porqué Bárbara le había dicho semejante cosa? El "no vaya a acabar matándote como a su última novia ehh!" de la morena aún le retumbaba en la cabeza, era algo muy grave acusar a alguien de asesinar… o lo habrá dicho en sentido figurado? –se preguntó Camila mientras intentaba concentrarse en su trabajo.

Valentina mientras tanto, había llegado también a su oficina; se encontraba irritada, el comentario grosero de Bárbara mas que generar celos, le había provocado mucho coraje; cómo se atrevía esa mujercita a expresarse así de Camila?, al margen de que fueran amantes o no, era una patanería de su parte; pasó la noche pensando en mil cosas y concluyó que debía hablar con Camila, sentía una necesidad enorme de saber que pasaba entre ella y Bárbara, y sobre todo, saber si a la hermosa rubia, le interesaba o no mantener una relación estable y a largo plazo. Sabia que el hecho de que respondiera tan bien a sus besos o le lanzara esas miradas que la derretían, no quería decir que sintiera algo o que el hecho de que accediera a que iniciarán una relación, implicaba que ésta duraría para toda la vida o funcionara, pero cuando menos, partirían de la misma premisa: buscar una relación a largo plazo. Sin pensarlo más, se dirigió hacía el cubículo de Camila, encontrándola absorta con la mirada clavada en la pantalla de su pc.

  • Hola Camila, buenos días;
  • Hola, buen día –respondió Camila lanzando su verde mirada hacía su jefa;
  • Puedo charlar contigo un minuto?;
  • Si claro, dime..
  • Mmm… bueno, no es el lugar ni el momento para decirte lo que quiero decir, pero… me gustaría invitarte a cenar el viernes, te parece bien? –dijo Valentina esbozando su mejor sonrisa;
  • Si?, y que me quieres decir? –preguntó Camila sorprendida ante lo hermosa que se veía Valentina cuando sonreía;
  • Pues… es algo muy personal… aceptas entonces? –volvió a preguntar Valentina, pensando en lo difícil que se lo estaba poniendo Camila;
  • Personal?... mmm…. Que tan personal? – respondió Camila, sintiéndose un poco malvada ante el evidente nerviosismo de Valentina;
  • Ahh!... pues… bueno… si no puedes no te preocupes, ya será otro día…–concluyó Valentina, sintiéndose frustrada ante las evasivas de Camila- ya no te interrumpo, nos vemos después;
  • Valentina! –dijo Camila mientras veía la espalda de su jefa mientras partía
  • Si?
  • Dijiste "me gustaría invitarte a cenar" eso quiere decir que lo estás haciendo? –preguntó Camila esbozando una sonrisa divertida;
  • Ehh!... pues… si claro! –Por Dios Valentina, pareces una tonta –pensó;
  • Te parece si mejor lo dejamos para el sábado?
  • Si, por supuesto! –dijo Valentina sin ocultar su alegría;
  • Ok, Donde nos vemos y a que hora? –dijo Camila;
  • Te parece bien si paso a tu casa?, a las 8 de la noche?
  • Hecho!, no se hable mas señorita, nos vemos el sábado a las 8 de la noche en mi casa –confirmó Camila regalándole una bella sonrisa;
  • Perfecto!, te dejo entonces para que trabajes a gusto –dijo Valentina girando sobre sus talones para retirarse;
  • Si jefa!
  • Cómo? –volteó Valentina, sorprendiéndose ante el guiño coqueto que le brindó la rubia, respondiendo a éste con una alegre carcajada.

Valentina se dirigió hacía sus oficinas; se sentía feliz!, era increíble que minutos antes estaba enojada, y ante la sola perspectiva de compartir la cena con Camila en unos días mas, el día se le había alegrado; para su mala fortuna, la sola vista de Bárbara, arreglándose las uñas como era su costumbre, fue suficiente para agriarle el rato; decidida a tomar el toro por los cuernos, giró en redondo y se dirigió hacía el área de recursos humanos de la empresa: no toleraría ni un día mas a Bárbara, la tenía harta y además, sabía que en cualquier momento la sacaría de sus casillas y quien sabe que consecuencias tendría; habló con la encargada del área y le pidió que le asignara a una nueva asistente; cuando ésta le preguntó si despedía a Bárbara, Valentina pensó que sería una mezquindad de su parte despedirla, dentro de todo, debía reconocer que la morena era eficiente en su trabajo, por lo que le indicó que no, que sólo la cambiara de área, lo mas lejos posible de la suya o de la dirección; después de es, se dirigió de nueva cuenta hacía sus oficinas. Una vez ahí, Bárbara entró detrás de ella a su privado, sin darle tiempo a reaccionar:

  • Valentina, quiero hablar contigo! –dijo en tono imperativo Bárbara;
  • Si?, de que? –preguntó ésta viéndola fríamente;
  • Que traes con Camila?
  • Qué te importa, no tengo que darte explicaciones;
  • Pues fíjate que si, ella es MI novia
  • Si?, felicidades, algo mas? –respondió Valentina, mientras su ceja se elevaba;
  • Deja de rondarla, ella no quiere nada contigo eh!
  • Ok, ya dijiste lo que tenías que decir, ahora largo de aquí! –dijo Valentina dando un súbito manotazo en su escritorio, haciendo que la morena se sobresaltara;
  • Pues aunque grites y te pongas como te pongas, Camila es mi novia y no te la voy a dejar –remató Bárbara mientras se dirigía hacía la puerta;
  • Bárbara, espera –dijo Valentina mientras tomaba asiento en su sillón;
  • Que?
  • Porqué? –preguntó con cansancio en la voz;
  • Porqué que?? –preguntó la sorprendida Bárbara;
  • Porqué te empeñas en fastidiarme? Que demonios te hice?
  • Fastidiarte? Vaya! Felicidades, que perspicaz eres eh!! –dijo burlonamente la morena;
  • Deja tus sarcasmos Bárbara, respóndeme si? –preguntó Valentina viéndola fijamente a los ojos;
  • Mmm… quieres saber? –dijo Bárbara mientras se sentaba a un lado de Valentina;
  • Si, por favor dime
  • Bueno, simplemente… me despreciaste, me botaste como si fuera un trapo, me utilizaste y eso… no te lo voy a perdonar nunca, como la ves? –respondió Bárbara con una malévola sonrisa;
  • Yo te utilicé? Yo te boté? –dijo Valentina suspirando;
  • No fue así?
  • No, claro que no;
  • Entonces como fue? Explícame –preguntó Bárbara cruzando sus hermosas piernas y mirando fijamente a Valentina;
  • Sabes Bárbara? Hubo un momento en nuestra "relación" en que pensé que contigo podía empezar de nuevo, después de lo que había pasado con Rebeca, tú me hiciste sentir viva –respondió Valentina;
  • Ah si? –dijo burlonamente la morena;
  • Bien, veo que no se puede contigo, ni hablar… -dijo Valentina incorporándose;
  • Valentina… -dijo Bárbara cuando la vio dirigirse hacía la puerta;
  • Si?
  • Me enamoré de ti –declaró mientras sus hermosos ojos se llenaban de lágrimas;
  • Qué???? –preguntó, impactada ante la sorprendente declaración;
  • Así es, y que hiciste? Me botaste!! –dijo mirándola con rabia mientras limpiaba las indiscretas lágrimas;
  • No te boté, simplemente te recuerdo lo que pretendías hacer, por lo que leí en tu blackberry, "te tiraste" a tu jefa para que José Pablo pudiera tener un ascenso no?
  • Si, al principio esa era la idea, pero no se porque me enamoré de ti… intenté explicarte el día que lo pusiste de patitas en la calle, pero no quisiste escucharme y fuiste muy clara, solo me utilizaste para sacarte el estrés y lo único que buscabas conmigo era un acostón, recuerdas? –dijo Bárbara con rencor;
  • Ahh! Mira que bien… pues si, recuerdo perfecto lo que te dije… lo lamento mucho Bárbara, te pido una disculpa pero… sabes? Ese día había pensado en pedirte que tuviéramos una relación más… formal… por desgracia o por fortuna, dejaste tu blackberry en mi auto y leí lo de este tipo… qué crees que sentí?
  • Sentir? Acaso tu sientes?? Vaya novedad! –dijo Bárbara retomando su tono sarcástico;
  • Bárbara, por favor, basta! –dijo Valentina con impaciencia;
  • Ok, ok, entonces… te importé en algún momento?
  • Si, y mucho, quizá cometa un error al decírtelo pero… me lastimaste profundamente Bárbara;
  • Yo te lastimé??? Claro que no! Tú lo hiciste! Y te lo repito: nunca, jamás te voy a perdonar!
  • Está bien, no me perdones, solo déjame en paz si? –pidió Valentina
  • Eso quieres? –preguntó Bárbara;
  • Si
  • Y que me darás a cambio eh?, en esta vida nada es gratis! –arremetió de nuevo
  • Uff! Que quieres? –preguntó Valentina con fastidio
  • De verdad estarías dispuesta a darme lo que te pida a cambio de que te deje en paz con tu rubiecita? –cuestionó Bárbara mientras sus ojos brillaban con interés;
  • No se trata de "mi rubiecita" como tu le llamas, se trata de estar en paz, por Dios contigo! –dijo Valentina sintiéndose cada vez mas irritada;
  • Bueno, dime… cuanto estás dispuesta a dar para conseguir tu famosa "paz"?
  • No sé, al grano carajo! Que demonios quieres! –dijo Valentina acercándose peligrosamente a ella y fulminándola con la mirada
  • Ayy, ayyy! que me encanta cuando te pones furiosa… me pones calientita sabes? dijo Bárbara sonriendo con coquetería;
  • No me provoques, si me sacas de quicio te juro que en este momento te saco a patadas de aquí! –respondió Valentina cada vez mas enojada;
  • Está bien! Que genio pues! Veamos… vayamos al grano no?
  • Si, dime de una vez que rayos quieres!
  • Bueeeno, ya sabes que abrieron una sucursal de la empresa en Mérida, quiero irme para allá, con un buen puesto… quizás… como asistente de la Gerencia General, y por supuesto, con un incremento salarial… ese es mi precio, como la ves –dijo Bárbara arqueando las cejas y esbozando una cínica sonrisa;
  • A Mérida? Y porque a Mérida? –preguntó la azorada Valentina no dando crédito a lo que oía;
  • Pues porque estoy harta del DF, de su smog, del estrés, de ti, y de todo… puedes hacerlo o no? –preguntó Bárbara tamborileando sus dedos sobre el brazo del sillón;
  • Ok, deja ver que puedo hacer, algo mas? –dijo Valentina mientras se dirigía de nuevo hacía la puerta, abriéndola para que la morena pudiera salir;
  • Vaya! Que linda… solo te pido que sea rápido, no me vaya a arrepentir corazón –dijo Bárbara mientras le daba un inesperado beso en los labios a la furiosa Valentina, quien en ese momento sentía ganas de ahorcarla.

Una vez que Bárbara salió, Valentina se sentó ante su escritorio y se inclinó cubriendo su rostro con las manos; se sentía cansada de esa situación con Bárbara, ya no podía mas y definitivamente, la morena estaba totalmente loca; por un momento, le asustó la posibilidad de que lo dicho en cuanto a que Camila era su novia, fuera cierto… pero de inmediato desechó la idea y pensó que sería mejor hablarlo con la rubia, así que en lo que llegaba el día y el momento en que se sentara a hablar con ella, alejaría de su cabeza esos pensamientos. Como siempre que tenia problemas, se volcó de lleno a su trabajo, intentando que éste le llevara un poco de tranquilidad a su atormentado corazón, haciendo algunas llamadas al departamento de recursos humanos, esperando encontrar una solución para alejar a Bárbara lo mas pronto posible, con la esperanza de que con esto llegara la paz que tanta falta le hacía.

Camila mientras tanto, después de la visita de Valentina y su invitación, extrañamente se sentía mas tranquila; ella se consideraba una persona objetiva y juiciosa, y bueno, si Bárbara le había hecho dudar, había sido por lo sorpresivo de su revelación, pero al final, después de analizarlo, concluyó que la única que podía aclarar todas esas dudas era la propia Valentina; la había tratado durante todos esos meses y si bien era fría, cortante, distante, mandona y una serie de linduras más, debía reconocer que era honesta, además de linda, inteligente, protectora, apasionada, hermosa, con un cuerpito delicioso, unas curvas que uff! Y unos senos como para hacer… stop Camila! -Pensó divertida, mientras una sonrisa asomaba a su hermoso rostro y sentía un agradable cosquilleo recorrerla- jejeje! Que cosas se me ocurren, pero en fin, ya veremos que me dice el sábado –pensó mientras intentaba concentrarse en su trabajo.

En esta espera, tanto una como otra vieron pasar los días, sintiéndose cada vez mas impacientes, esperando con ansia que llegara el sábado; así, el viernes Camila se sentía nerviosa y emocionada ante la idea de que al día siguiente disfrutaría de la compañía de Valentina; canturreaba alegremente mientras trabajaba y algunos de sus colegas la veían sonreír constantemente, por lo que inevitablemente le preguntaban que era lo que le pasaba, concluyendo algunos que su estado se debía al hecho de participar directamente en un proyecto tan importante que no solo implicaba que ganar una buena cantidad de dinero de manera adicional, sino que también, significaba posicionarse mejor en la empresa; Camila solo se limitaba a asentir, prefería que pensaran eso y que no husmearan mas en su vida privada; ese viernes, al regresar de comer, apenas se había acomodado frente a su pc cuando Doris le pidió por el teléfono interno, que acudiera a la recepción, pues había algo para ella; con curiosidad Camila se dirigió hacía el lugar, sin tener la menor idea de que cosa podía ser.

Lo que vio la dejó boquiabierta: un hermoso arreglo con una docena de exóticas rosas verdes se encontraba encima del mostrador, mientras una sonriente Doris le decía:

  • Esto es para ti bella! –señalando el hermoso ramo;
  • Por Dios! Que es esto? –mientras llevaba sus manos a la boca;
  • No se Camila, pero son para ti –dijo una sonriente Doris;
  • En serio? Uy! Quién me mandó algo así –preguntó Camila llevando ahora sus manos al pecho;
  • Ay no sé!, pero que emoción! Está divino! –respondió la recepcionista entornando los ojos;
  • Ah!, siii!, mira! Un sobre! –dijo Camila descubriendo entre los pliegues de una de las rosas un pequeño sobre;
  • Anda, leee! –la apresuró Doris, mientras suspiraba ruidosamente.

Camila intuía de quién venía el regalo, por lo que emocionada, abrió el sobre encontrándose en su interior una tarjeta, donde pudo observar una bella caligrafía, totalmente femenina:

"Ojos verdes: No son tan hermosas como tu, pero son un bello recordatorio de tu mirada".

Camila sintió que su corazón perdía un latido y que un extraño aleteo recorría su estómago, mientras su piel se erizaba; no hacía falta que la nota tuviera el nombre de su autora, ella ya lo sabía: Valentina. No podía creerlo; Valentina, la fría, la distante, la indiferente, le había enviado un ramo tan hermoso!; de donde habrá sacado rosas verdes??? Se preguntó mientras continuaba absorta observando la docena de exóticas plantas; Doris la sacó de su nube preguntándole quién era el galán, por lo que sonriendo le pidió que le permitiera dejarlas ahí, pues en su cubículo no cabía ese arreglo tan grande, se las llevaría a casa al salir, a lo que Doris accedió encantada.

Camila se dirigió a su cubículo, aún emocionada; porque un arreglo floral podía provocar semejante reacción? -se preguntó un tanto desconcertada- realmente le había fascinado, se encontraba eufórica y con ganas de correr a ver a Valentina y besarla… y porque no?; sin detenerse a pensar, giró en redondo y se dirigió hacía el privado de su adorada jefa, encontrándose (para variar) con Bárbara, a la que preguntó, intentando sin mucho éxito, esconder su entusiasmo:

  • Hola Bárbara, está Valentina?
  • No, no está, no ha regresado de comer linda;
  • Ok, gracias, nos vemos!;
  • Necesitas algo?
  • Nop, sabes si regresa la jefa?
  • No, la nazi no regresa hoy, me dijo que tenía algo muy importante que hacer y que no volvería… igual y ande por ahí empiernada con alguna sonsa, no? –dijo Bárbara soltando su dosis de veneno;
  • Ándale! Seguramente, nos vemos –respondió Camila, dispuesta a no permitir que Bárbara le amargara el dulce momento que estaba viviendo.
  • Si chula, hasta luego –respondió Bárbara con sarcasmo mientras la veía retirarse.

Valentina mientras tanto, recogía su camioneta en la agencia, la había llevado al servicio y pensó en tomarse la tarde, a pesar de que ardía en deseos de ver a Camila; tenía ganas de ver su cara después de recibir su regalo, pues estaba segura que éste le había gustado; las rosas verdes no son comunes –pensó cuando las vio el día anterior- pero Camila tampoco lo era y siguiendo un impulso, decidió enviarle una docena; recordó lo nerviosa que estaba al escribir la nota que las acompañaba, pero al final, plasmó lo que surgió de su corazón en ese momento.

Se dirigió hacía su casa, y pasó la noche dando vueltas pensando en qué le diría a Camila al día siguiente; el sábado se le hizo interminable y por fin, a las cinco de la tarde decidió que ya era hora de prepararse para su cita; se dio un largo baño, salió envuelta en una toalla y ante el enorme espejo de su vestidor, se despojó de ella, analizando la imagen que el espejo le devolvía; le satisfizo lo que encontró: su cuerpo, que representaba sus treinta y ocho años de vida ordenada y sana, aún se encontraba en muy buenas condiciones, sus senos eran medianos y firmes, pues la gravedad había sido respetuosa con ellos, redondos, algo juntos para su gusto, coronados por un par de pezones pequeños y orgullosos, no muy obscuros; recorrió con la mirada su Monte de Venus, apenas cubierto por una fina hilera de vellos rizados y negros, las rotundas caderas que hacían que su cintura se marcara más y un par de piernas que aún no sufrían los estragos de las interminables horas sentada ante la pc; se giró y vio aterrada que su curvo trasero había sufrido ya el ataque del eterno enemigo de todas las mujeres: la celulitis invadía una pequeña porción de éste. Con disgusto se retiró del espejo y se sentó en su cama, mientras ponía crema en sus hermosas piernas pensó:

  • Vaya! Tengo celulitis en el trasero! Que horror!, eso no le gustará a Camila!, pero… bueno Valentina, solo van a cenar, no te va a ver el trasero… cuando menos no hoy… o si?... mmm… me encantaría que si… jeje!... por Dios! En que estoy pensando??... claro que no iremos a la cama… ni siquiera se como va a reaccionar cuando le diga lo que siento… se lo diré?... uff! No creo que se una buena idea que de buenas a primeras llegue y le suelte: Camila te amo!... no no, las cosas con calma Valentina, primero lo primero

En medio de sus cavilaciones, continúo su arreglo, buscó entre su ropa interior y después de mucho pensarlo, se decidió por un sexi conjunto de delicado encaje negro: un bra de media copa que resaltaba sus senos y un bikini semitransparente; buscó en su armario y su primera elección fue un elegante traje de pantalón y saco, pero de inmediato lo desechó al recordar que a Camila le había gustado como se veía con vestidos, por lo que eligió un sencillo vestido negro, no muy corto, con un escote tipo alter; escogió algunos accesorios de plata (su metal favorito); decidió hacer un discreto chongo con algunas mechas sueltas como marco de su rostro. Se sentó ante su tocador y le agradó la imagen, su cara se veía esplendida, sus ojos obscuros tenían un brillo especial esa noche que se vio enfatizado después de aplicar un poco de máscara y una discreta sombra; sus pómulos se vieron resaltados luego de un ligero toque de rubor y por último, delineo sus labios y aplicó un labial en un tono coral que le sentaba divino. No acostumbraba usar tacones, pero esa noche se inclinó por unos elegantes zapatos con un tacón tipo stileto, tomó su bolso y sus llaves; el aroma oriental de Allure de Chanel quedó flotando en el aire cuando Valentina abandonó su casa y abordó su camioneta para ir a su cita.

A unos cuantos kilómetros de distancia, Camila, cubierta únicamente por un coqueto bustier y una tanga, ambos de color blanco, recorría horrorizada su clóset:

  • Diablos! Que me pongo???? Porque no se me ocurrió preguntarle a Valentina a donde vamos a cenar???, que tal y me pongo algo sencillo y me lleva a un lugar elegantísimo… uff! Y si me pongo toda elegante y me lleva a comer tacos???... tacos?? Por favor Camila, como se te ocurre semejante tontería!

Después de mucho pensarlo, se decidió por un lindo vestido blanco que aún no estrenaba; cuando se lo puso y se vio al espejo, pensó que tal vez no era una buena idea: el vestido era a la rodilla, con un discreto escote frontal, pero se pegaba a su cuerpo como un guante y resaltaba su apetitoso trasero de una manera escandalosa, vaya Camilita que curvas te cargas ehh!- pensó divertida mientras giraba viéndose una y otra vez.

  • Mmm… mejor me pongo otra cosa… con este vestido seguro me salta encima, je!... Ayy siii! Que me salte encima!.... me quedo con él, que caray!... Camila… compórtate por favor –pensó mientras una sonrisilla malévola asomaba a su angelical rostro.

Una vez concluido el tema de la ropa, aplicó un poco de maquillaje a su hermoso rostro, sorprendiéndose al verse sonrojada; no pudo evitar sonreír mientras pensaba que estaba muy nerviosa, qué le diría Valentina?, seguro sería algo bueno, pues el hecho de que sonriera con ella sumado a lo del avión y las flores, le hacían intuir que probablemente le confesara que quería algo mas que un rato de sexo… aunque pensándolo bien, a esas alturas, si Valentina le pedía irse a la cama, no dudaría ni un segundo en decirle que sí; estaba irremediablemente enamorada de ella, sentía un mariposeo en el estómago, la piel erizada y un nudo en la garganta de la emoción. Roció un poco de su perfume favorito, en su cuello y en el nacimiento de sus senos y cuando por fin terminó su arreglo, vio su reloj y con sorpresa se percató que apenas eran las siete y media, puso un poco de música y se dispuso a esperar en la cómoda sala de su casa; mientras lo hacía, su mirada cayó en el hermoso ramo que le había enviado Valentina el día anterior; su sola vista aceleró su pulso y plasmó una alegre sonrisa en su hermosa cara.

A las ocho en punto, el sonido del timbre sobresaltó a Camila, quien respirando profundamente intentando tranquilizarse, abrió la puerta; cuando lo hizo, Valentina se quedó pasmada: sabía que Camila era muy bella, pero esa noche se veía espectacular; ese vestido parecía una segunda piel, los verdes ojos brillaban de una forma impresionante y la amplia sonrisa con que fue recibida la dejaron sin habla:

  • Buenas noches, pasa –dijo Camila cuando atinó a reaccionar; el aspecto de Valentina era simplemente… magnífico!
  • Ah!... buenas noches! –atinó a decir Valentina después de titubear un poco;
  • Te sucede algo? –dijo Camila mientras caminaba hacía atrás sintiendo a Valentina acercarse peligrosamente;
  • Yo… no… no… solo es que… te ves… hermosísima –dijo una anonadada Valentina, dejando que su mirada vagara a su antojo por todo el cuerpo de Camila;
  • Si?, tu también te ves preciosa "ojos negros";
  • Jajaja! Ojos negros? –preguntó Valentina divertida;
  • Ohhh! Tu me dices ojos verdes, así que… puedo llamarte ojos negros, o no? –preguntó Camila enrojeciendo;
  • Ok, pero hay un problema… no existen los ojos negros, los míos son café muuuy obscuro eh! –respondió Valentina sintiendo como un agradable calorcito abrazaba su corazón;
  • Si?... mmm… tendría que verlos más de cerca –dijo Camila mirándola de esa forma dulce que la enloquecía;
  • Si, por supuesto, puedes verlos tan cerca como gustes –contestó Valentina mientras se acercaba a Camila;
  • Veamos si son café muuuy obscuro –dijo Camila mientras sentía que el corazón se le desbocaba ante la cercanía de Valentina, clavando su mirada en las oscuras pupilas que se acercaban cada vez más;
  • Ya los viste bien –preguntó una agitada Valentina, sintiendo como sus labios casi rozaban los de Camila;
  • Ahh!... pues… sii!... tienes razón –respondió Camila alejándose abruptamente;
  • Y? –preguntó Valentina sin romper el contacto visual;
  • Pues son café muuuy obscuro, pero… se oye raro "ojos café muuuuy obscuro", así que te diré ojos negros, va? –concluyó Camila.
  • Jajaja! Está bien… te parece si nos vamos?
  • Siii, claro! Vámonos ya! –dijo apresuradamente Camila cediéndole el paso- pasa por favor.

Los altos tacones hacían que el balanceo de las caderas de Valentina al caminar, fuera sexi a morir; Camila no pudo menos que admirar el hermoso cuerpo que iba delante suyo, disfrutando con cada uno de sus sensuales movimientos. En el trayecto al restaurante, Valentina se sentía flotar; realmente Camila era muy hermosa, pero no era su belleza física la que la tenía en ese estado, era todo el conjunto, se sentía envuelta en la nube del olor a jazmines de la rubia, una sensación de bienestar y tranquilidad la embargaba, pero al mismo tiempo, y aunque resultara contradictorio, sentía una excitación fuera de lo común; quería besarla, quitarle ese vestido y hacerle el amor en ese momento –tranquilízate Valentina, te vas a infartar si continúas así- pensó. El viaje transcurría en silencio, por lo que para romper con él, Valentina puso música; cuando los primeros acordes de "Without you" de Mariah Carey las envolvieron, Camila sonrió y tomó la mano de Valentina, quien entrelazó sus dedos con los suyos, manteniéndose así hasta que llegaron a su destino, disfrutando de la intimidad que les daba el interior del vehículo y los últimos acordes de "I want to know what love is" las abrazaba dulcemente mientras estacionaban el vehículo.

El elegante restaurante de comida tailandesa en el corazón de la Zona Rosa del D.F. era un lugar hecho para el romance; Valentina sabía de antemano, por charlas anteriores, que a Camila le encantaba la gastronomía de ese país; mientras se dirigían a la mesa que ya tenían reservada, Valentina no pudo menos que dirigir su mirada hacía el trasero de la rubia, que caminando delante de ella, se balanceaba de un modo que la hizo sentir que la piel se erizaba; una vez instaladas y después de haber checado el menú y ordenado, Camila paseo la mirada por el lugar y se alegró de estar ahí, la hermosa decoración oriental, las velas estratégicamente colocadas generaban un interesante contraste de luces, la mezcla de aromas de la exótica comida y la música le daban un toque muy sensual al momento, sin contar que tenía frente a sí a la mujer de sus sueños; observó a Valentina: le fascinaban sus ojos, esa mirada que en ese momento descansaba en ella la hacía desear perderse en esos pozos oscuros.

  • Te gustó el lugar –preguntó de pronto Valentina;
  • Oh si! Está hermoso, gracias por traerme –respondió Camila con su mejor sonrisa;
  • Que bien que te gustó, no es tan hermoso como tu pero… creo que pasa no? –dijo Valentina con su media sonrisa y elevando la ceja como acostumbraba;
  • Jajaja! Como le haces eh? –preguntó Camila;
  • Cómo le hago para qué? –preguntó a su vez Valentina;
  • Para elevar así la ceja, yo nunca he podido hacerlo y me encanta! –respondió Camila sin poder contenerse;
  • Elevarla?... Ahh!... Así? –fue la coqueta respuesta de Valentina, mientras repetía el gesto;
  • Sii, así!, te ves… sexi –dijo Camila sonrojándose;
  • Vaya! Te parezco sexi? –preguntó Valentina inclinándose un poco hacía Camila;
  • Si, ojos negros–le respondió la rubia en un tono bajo que hizo que a Valentina se le erizara la piel;
  • Te digo un secreto? –preguntó Valentina posando su mano suavemente sobre la de Camila;
  • Si claro, dime –Camila sintió que se estremecía ante el contacto;
  • Tu también me pareces muy sexi –agregó Valentina, mirándola fijamente mientras su ceja derecha se elevaba en ese gesto que tanto le gustaba a Camila.

La cena transcurrió en un ambiente amable y relajado; ambas disfrutaban de su mutua compañía; Valentina se descubrió a sí misma riendo constantemente ante las ocurrencias de Camila, quién exhibía un fino sentido del humor, en tanto que ésta se sentía cada vez mas fascinada con el cambio experimentado por Valentina; le gustaba verla sonreír y sobre todo, saber que ella era la que provocaba esa reacción; su mirada penetrante la ponía nerviosa pero al mismo tiempo, la hacía sentir como nunca: deseada, querida, admirada y sobre todo, amada. Por un fugaz momento Camila pensó en que tal vez Valentina la amaba, pues eso sentía cuando su mirada la acariciaba, cuando la recorría una y otra vez, deteniéndose brevemente en sus ojos o en sus labios.

Al finalizar la cena, mientras ambas degustaban sus postres, Camila recordó el hermoso arreglo y dijo:

  • Gracias por las flores, están hermosas;
  • Flores, cuales flores? –preguntó Valentina con seriedad;
  • Pues… las que me enviaste ayer –dijo Camila titubeando;
  • Yo? –agregó Valentina con cara de "no sé de que me hablas"
  • Ahh! Pues… uhh… -respondió la confusa Camila;
  • Te refieres tal vez a unas rosas verdes, únicas como tú? –preguntó Valentina esbozando una leve sonrisa;
  • Exacto! Me has hecho sufrir pensando que ya la había regado eh!, porque eres malvada conmigo? –dijo Camila suspirando aliviada;
  • Malvada yo, para nada… pero… hablando de gente malvada… quisiera hablarte de Bárbara –dijo Valentina con cautela;
  • Bárbara! Esa bruja venenosa! –respondió Camila con enojo;
  • Así es… quizás te parezca extraño, o que no es el lugar ni el momento pero… quisiera hablarte de ella –insistió Valentina mirando fijamente a Camila;
  • Pues si no hay otro remedio, ya que me queda no? –aceptó Camila temiendo escuchar algo que seguramente no le gustaría, mientras se echaba hacía atrás en su asiento y cruzaba los brazos.

Valentina no sabía bien a bien por donde empezar, y la actitud a la defensiva que había tomado Camila no le ayudaba; pensó que sería mejor cambiar de tema e intentar retomar el ambiente tan agradable que tenían hasta antes de mencionar a Bárbara, pero desistió: era ahora o nunca.

  • Bárbara y yo tuvimos una… digamos… relación –empezó Valentina;
  • Aja y porque me lo dices? –cuestionó Camila mientras sus ojos brillaban con ira;
  • Porqué es importante para mí que sepas todo sobre lo que sucedió entre nosotras –respondió Valentina;
  • Ah! Si? Porqué? –arremetió Camila;
  • Ojos verdes! No me la estás poniendo fácil… podemos dejar al final mis motivos para decirte lo que tengo que decirte sobre Bárbara y yo –dijo Valentina tratando de mantener la calma;
  • Ok, ok, veamos que tienes que decir, qué tipo de "relación" tuvieron? –dijo Camila en tono conciliador;
  • Fuimos… eeh… amantes –dijo Valentina buscando la palabra adecuada para describir la relación que la unió con la morena;
  • Amantes? Aaah mira nada más! Cuanto tiempo? –preguntó con curiosidad Camila;
  • Algunas semanas
  • Y luego?
  • Se terminó
  • Quién terminó con quién?
  • En realidad no es que alguien haya terminado… sucedió algo que hizo que las cosas terminaran… mal… -respondió Valentina
  • Si? Y que fue lo que sucedió? –volvió a cuestionar Camila
  • Uff! Te han dicho que pareces judicial, ojos verdes –dijo Valentina tratando relajar un poco el ambiente;
  • Mmm… no, dime por favor, te escucho.

Valentina empezó entonces a contarle toda la historia de lo sucedido: la conversación que encontró en la blackberry, de cómo se sintió cuando descubrió que Bárbara únicamente había pretendido utilizarla, concluyendo con el momento en que le dijo a la hipócrita mujer que solo buscaba un acostón y los motivos que tuvo para decirle eso.

  • Estabas enamorada de ella entonces –preguntó con tristeza Camila;
  • No… aún no, pero estaba en el camino… -dijo con franqueza Valentina;
  • Que desgraciada es Bárbara! –dijo Camila con coraje;
  • Pues… que te puedo decir?
  • Te puedo preguntar algo –preguntó Camila pensativa;
  • Si claro, lo que gustes;
  • Bárbara… hace unos días me dijo algo al respecto, que habían sido amantes, que le habías dado una patada y remató diciéndome algo que me ha tenido un tanto inquieta… -agregó Camila buscando como decir lo de la "última novia"
  • Aja? Qué es?
  • Pues… me dijo que tuviera cuidado contigo, porque… podías acabar matándome como a tu última novia –soltó Camila con cautela.

Valentina sintió como si la golpearan en la cara, mientras la ira se apoderaba de ella, palideció y apretó la mandíbula mientras sus ojos brillaban peligrosamente; apretó los puños, respiró profundamente intentando controlarse mientras Camila veía asustada la transformación que sufría Valentina: el color se le fue del rostro, sus músculos faciales se tensaron, al igual que todo su cuerpo, vio refulgir en sus ojos una ira apenas contenida mientras hacía un esfuerzo para controlarse; se dio cuenta que era un tema doloroso para ella al ver sus ojos anegados por las lágrimas:

  • Nena… -dijo estirando su mano para posarla suavemente sobre sus crispados puños;
  • Se atrevió a decirte eso? –preguntó Valentina con la voz transfigurada por la ira, mientras parpadeaba intentando contener las indiscretas lágrimas que asomaban en sus fulgurantes ojos;
  • Si… pero… si quieres… no me digas nada… sé que tu jamás harías algo así –agregó Camila sintiendo un profundo dolor en el pecho ante el evidente sufrimiento de Valentina;
  • Te lo voy a decir: Bárbara se refería a Rebeca –dijo Valentina apartando bruscamente sus manos de las de Camila;
  • Rebeca? –preguntó Camila sintiendo como un golpe el gesto de Valentina;
  • Ella fue mi última novia y… murió –agregó Valentina mientras continuaba intentando recuperar el control;
  • Ah! –dijo Camila sin saber que hacer;
  • Me das un minuto, necesito ir al baño –respondió Valentina levantándose abruptamente;
  • Si claro –dijo Camila viéndola partir.

Una vez que Valentina quedó fuera de su vista, Camila cubrió su rostro con las manos, por Dios! Que había pasado con Rebeca?, realmente Valentina había tenido algo que ver con su muerte o solo era otro comentario venenoso de Bárbara?, pero… la violenta y dolorosa reacción de Valentina la confundía; después de unos minutos, ésta regresó, con evidentes señales de llanto en el rostro, pero ya repuesta y en total control de sus desbocadas emociones; se sentó de nuevo y posando una de sus manos en las de Camila, empezó a contarle su historia con Rebeca: donde la había conocido, como se habían enamorado, que habían tenido una vida en común, hasta concluir en la forma en que ésta había muerto, los sentimientos de culpa que la embargaron durante años, lo que le llevó reponerse y de cómo había sentido que tal vez con Bárbara podía empezar de nuevo. Camila se sintió profundamente conmovida, pues era obvio que el tema era muy doloroso para Valentina y sabía, conociéndola, que abrirse emocionalmente como lo estaba haciendo en ese momento, le resultaba demasiado complicado; cuando concluyó su historia, sintió la mirada anhelante de Valentina, pareciera que esperara su absolución o su condena y sintió en ese momento la imperiosa necesidad de cuidar de ella, de abrazarla y besarla hasta llevarla a la locura y hacerla olvidarse de todo eso que tanto la lastimaba.

  • Tu no tuviste la culpa de nada –dijo con firmeza Camila;
  • No lo sé… si yo hubiera… -agregó Valentina
  • No, no, el hubiera no existe –la interrumpió Camila- no tenías manera de saber lo que pasaría y además, fue un accidente, tal vez si hubieras estado con ella, ambas habrían muerto;
  • Lo pensé y durante mucho tiempo no sabes cuanto desee que así hubiera ocurrido –dijo Valentina con amargura;
  • Pero no ocurrió, tu estás viva y estás aquí! conmigo!, en este momento que es único e irrepetible –dijo Camila apretando con fuerza las manos de Valentina;
  • Camila… yo… te he dicho todo esto por una razón –dijo mientras se aferraba a esas pequeñas manos que en ese momento sentía como su única conexión al mundo;
  • Si? Cual?;
  • Yo… quisiera empezar de nuevo… darme la oportunidad… y… pues… -dijo titubeante;
  • Y? –dijo Camila sintiendo ese familiar mariposeo en su estómago;
  • Me gustaría empezar a tu lado –soltó repentinamente Valentina;
  • Empezar qué?
  • Una relación… este… yo… mmm… -balbuceó Valentina, sintiéndose cada vez mas nerviosa;
  • Siii!
  • Si?... si que?
  • Si quiero… quiero estar a tu lado para ese nuevo inicio en tu vida –dijo Camila esbozando una espléndida sonrisa;
  • Si???
  • Si, si, si, siii!... acaso te quedaste sordita? –dijo Camila mientras lágrimas de emoción le daban un brillo especial a su verde mirada;
  • No, claro que no… de verdad? Te gustaría… ser mi novia? –agregó Valentina aún titubeante;
  • Si, claro que si, acepto ser su novia señorita ojos negros –concluyó Camila, sintiendo ganas de levantarse de su silla y brincar de emoción;
  • No crees que soy muy vieja para ti? –preguntó dudosa;
  • Vieja? Noo! Además, gallina vieja hace buen caldo no? –dijo Camila guiñándole coquetamente uno de sus hermosos ojos;
  • Wow! Vaya! Entonces… oficialmente ya somos novias –afirmó una emocionada Valentina;
  • Si nena, oficialmente ya somos novias.

El silencio se abrió paso entre ellas; las palabras sobraban en ese momento, ambas se veían fijamente mientras mil emociones cruzaban por sus corazones; sus ojos se miraban anhelantes, acariciándose mutuamente con la mirada; no supieron en que momento Valentina pagó la cuenta y salieron del restaurante; el trayecto hacía la casa de Camila lo hicieron sin hablar; la rubia subió a la camioneta y retiró el descansabrazos, para sentarse junto a Valentina, tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella, mientras se apoyaba en su hombro; se sentía tan bien, le fascinaba sentir su calor, el aroma de su perfume, se sentía protegida al lado de esa mujer compleja y fuerte, pero al mismo tiempo cálida y sensible; como nunca, deseó besarla. Valentina, sentía que ese vacío que había en su corazón había desaparecido; el calor que emanaba del cuerpo de Camila tan cerca del suyo, hacía que su piel se erizara, pensó que era increíble que se sintiera protegida por esa pequeña rubia, el olor a jazmines que despedía le parecía el aroma mas embriagador del mundo y solo deseaba besarla.

Después de un trayecto que a ambas les pareció interminable, llegaron a la casa de Camila; Valentina descendió del vehículo y tendió su mano para ayudarla a bajar; una vez que la rubia abrió la puerta de su casa, se dieron cuenta que ninguna quería despedirse de la otra:

  • La pasé muy rico –dijo Camila;
  • Yo también –respondió Valentina mirándola fijamente;
  • Sabes? Tienes una mirada que uff! –agregó una nerviosa Camila;
  • Si?, que tiene mi mirada –preguntó Valentina mientras tomaba la cara de Camila con ambas manos;
  • Me… pone… nerviosa… -contestó Camila sin apartar la vista de esos labios que se acercaban a los suyos;
  • Toda la noche he tenido ganas de esto –dijo Valentina mientras su boca ansiosa acudía lentamente al encuentro de su dueña: la carnosa boca de Camila.

El beso empezó suavemente, sus labios se rozaban apenas, y poco a poco, la ávida boca de Valentina inicio una coqueta danza por los labios de Camila, mientras sus manos acariciaban su rostro, avanzando imparables hasta enredarse en la rubia cabellera; daba pequeños mordiscos a sus labios, los chupaba lentamente, empezando un recorrido por esa cavidad húmeda que sabia deliciosa; su lengua, ansiosa de participar en esa fiesta a la que aún no había sido invitada, salió presurosa de su prisión, lanzándose sobre su primer objetivo: los labios carnosos y suaves de la rubia, que la recibieron gustosos, recorriéndolos a su antojo una y otra vez, humedeciéndolos con premura, lamiéndolos, saboreándolos imparables, buscando entrar en esa cueva tibia que ya la esperaba, ávida y golosa; una vez dentro de ella, inició su alegre danza, abrazando cálidamente a su ocupante, lo que hizo que el aire le faltara, por lo que Valentina separándose un poco intentó recuperar el aliento, lo que dio oportunidad a que Camila retomara el sensual asalto, frotando sus labios en esa pequeña boca que tanto deseaba, atrapando la lengua traviesa que poco antes había estado dentro de ella, chupándola, saboreándola como un dulce, mientras sus manos recorrían los desnudos hombros de Valentina, haciendo que su piel se erizara, presa del deseo.

Un gemido indiscreto hizo que se separarán, los ojos de ambas reflejaban deseo mientras sus labios, dueños ya de su propia voluntad, buscaban unirse con avidez, sin tregua, intentando conquistarse; Valentina abrazó a Camila por la cintura, recorriendo su espalda, mientras sentía esos labios húmedos recorrer su mandíbula y su barbilla, reconociéndolas, saboreándolas; Camila la abrazó con fuerza, colgándose de su cuello, paseando sus manos por su nuca, masajeándola suavemente mientras sentía sus senos frotarse contra los de Valentina.

  • Camila, me fascina besarte –dijo Valentina con la voz ronca por la pasión;
  • A mi me fascina que lo hagas nena –dijo Camila jadeante mientras clavaba su verde mirada en Valentina;
  • Creo que… es mejor que me retire nena –dijo Valentina apoyando su frente en la de Camila, mientras la apretaba contra su cuerpo;
  • Si? –preguntó Camila mientras frotaba sus senos contra los de Valentina;
  • Si nena, te deseo muchísimo, pero… te gustaría que nos diéramos un tiempo antes de dar este paso? –dijo Valentina abrazando tiernamente a Camila, intentando contener su lujuria;
  • Si… creo que tienes razón –respondió Camila recuperando un poco la cordura perdida;
  • Entonces mejor me voy pequeña, si continúo aquí… acabaré haciéndote el amor hasta el amanecer –dijo Valentina tomando entre sus manos el hermoso rostro sonrojado de Camila;
  • Si preciosa, mas vale… si continúas… te dejaré hacerme el amor hasta que amanezca… -respondió Camila mientras acariciaba los brazos de Valentina.

Separarse fue más difícil de lo que creyeron, pero haciendo gala de su fuerza de voluntad, Valentina soltó a Camila y se dirigió hacía la puerta:

  • Hasta mañana preciosa, que descanses;
  • Hasta mañana nena –dijo Camila mirándola con ternura;
  • Quieres ir a desayunar? –dijo Valentina mientras Camila la acompañaba hacía la salida
  • Si claro, a donde vamos?
  • A donde tu elijas, vengo por ti a las 9, te parece?
  • Si amor, te espero entonces;
  • Ok, nos vemos mañana temprano, que descanses –dijo Valentina dando un pequeño beso en los labios ansiosos de Camila;
  • Hasta mañana –respondió Camila respondiendo al beso.

Cuando Valentina se fue, Camila apoyó su frente en la puerta; se sentía eufórica, excitada, feliz aunque un poco decepcionada, había esperado que Valentina pasara la noche con ella, pero… debía reconocer que le había gustado mucho que se detuviera; quizá estaba chapada a la antigua, y el hecho de que Valentina dejara esa primera vez para otra ocasión, no hizo sino aumentar su deseo y su amor por ella; pensando en ello, se dirigió a su habitación y una vez en su cama, el sueño la fue venciendo poco a poco mientras soñaba despierta, feliz de saber que desde esa noche, Valentina solo sería suya.

Una vez en su casa, Valentina pensó que tal vez debió quedarse con esa rubia que la tenía fascinada, pero no… la amaba demasiado y aún no se lo había dicho; cuando hiciera el amor con ella por primera vez, quería que fuera algo especial para ambas; Camila era una mujer que valía mucho y como tal, debía tratarla; convencida de que había hecho lo mejor, se fue a la cama, feliz de saber que desde esa noche, Camila solo sería suya.