Un Amor Imposible

Este Relato es una adaptación de la saga de megan harol... ojala les guste... espero sus comentarios, buenos o malos serán bien recibidos...

Suspiros y desaciertos.

¿Pero por que nunca encuentro la maldita carta? Suspiro, exasperada. No es momento de perder el tiempo: el ambiente esta tenso y todavía tengo que cambiarme en el vestidor y comenzar con mi turno. ¿Por qué el señor west parece tan nervioso? Creo que será una larga noche… En fin… suspiro, esta vez de hastío. ¡Esperemos que sea una de mis últimas noches en el club! Los clientes son amables, a veces un poco altaneros, pero me reciben cortésmente las propinas siempre son generosas.

Mesera, perdón, anfitriona en el presidio golf course de san francisco, es por lo menos un poco más prestigioso y sobre todo tranquilo que mesera en cualquier restaurante. No puedo quejarme, este trabajo temporal me ayuda a pagar la renta al menos.

-          Erica, apresúrese, vaya a cambiarse y regrese a verme. ¡Rápido!

-          Sí, señor, enseguida.

No recuerdo haber cometido algún error en mis turnos anteriores, ¿Por qué de repente esta presión? No he hablado aun con ninguno de mis colegas, así que no se qué está pasando. Oh, esto no me gusta… Nunca me había cambiado tan rápido en toda mi vida. Por suerte, tuve la brillante idea de maquillarme en casa. Solo necesito dos minutos para ponerme una camisa blanca y mi falda estrecha negra. El uniforme es conservador y no podríamos decir que me favorezca mucho.

¡Debería de quejarme, después de todo, no todas tenemos talla de modelo! Pero es demasiado tarde ahora, no voy a armar toda una revolución cuando pronto dejare el trabajo. La idea de mi próxima renuncia me da un poco de alivio.

Llego a la oficina del sr. West, mi jefe, quien me recibe cerrando la puerta tras el… Pero en fin ¿Por qué tanto misterio?

-          Érika, esta tarde, se encargara del Salón De Los Embajadores.

-          Oh, pero yo…

-          Si, ya sé que nunca ah ido, pero confió plenamente en usted. Usted es mí mejor empleada disponible hoy. Sea profesional, como de costumbre. En caso de tener algún problema, llámeme a mi línea directa. No delegue responsabilidades, y no pida ayuda a nadie más que a mí. ¿De acuerdo?

-          De acuerdo, pero…

-          Y sobre todo le pido discreción Érika. No tome fotos. Sé que la presencia de Alyssa Evans puede impresionar mucho, pero espero profesionalismo de su parte.

-          Sí, señor.

-          Muy bien Érika, y sobre todo no olvide llamarme si tiene algún problema. Sé que puede manejar perfectamente esta situación. Ya no es una principiante, cuento con usted. ¡ A trabajar! Acaban de llegar, es el momento de ocuparse de ellos.

¿Es por la presencia de Alyssa Evans que el sr. West se encuentre tan nervioso? ¿La famosa millonaria? Ni siquiera es la primera vez que viene al club… Por lo pronto, estoy subiendo de nivel. Solo las anfitrionas eméritas tienen derecho a trabajar en ese salón. ¿Debo estar nerviosa también? No porque la “Guapa Y Rica” Alyssa Evans este aquí, sino porque nunca he estado en ese salón y estaré sola… ¡Vamos, no pasa nada! No debe ser tan diferente de lo normal… puede que sea más tranquilo, puesto que habrá menos clientes que atender… las consignas de los salones privados son estrictas, no puedo dejar mi puesto hasta que el último miembro del club se haya ido. Eso puede tardar una eternidad. El señor West pudo haber dicho cuantos son al menos.

“No tome fotos”, como si fuera mi estilo el convertirme en groupie… ¡Además ni siquiera sé nada de esa Alyssa Evans! He pasado los últimos meses metida en mis estudios. La he visto un par de veces en los periódicos, es todo… El mundo de negocios y yo somos como el día y la noche.

Hay una pequeña puerta de servicio por la que el personal debe entrar al salón. Aprovecho que sigo pasando desapercibida para pensar en lo que me espera. Cuento cinco miembros en plena discusión en los sillones de cuero… cinco, una cifra bastante razonable, ¡puedo respirar de alivio! Tomo mi lugar detrás del bar, sé que no debo interferir todavía. Es mi oportunidad para reconocer el lugar: toda esta en orden, así que no perderé tiempo buscando lo que necesite. Aquí la organización es sinónimo de eficiencia. Y con este ambiente tan acogedor, a media luz, entiendo porque estos salones son tan cotizados y tan apreciados para las citas de negocios. Me encantaría acurrucarme en uno de esos sillones, con una buena cobija y una taza de té. Es el lugar ideal para pensar en una nueva canción. No es temporada de prender chimenea, pero sería exageradamente relajador…

-          ¿Señorita?

Oops, me deje llevar demasiado lejos con mis sueños, olvide mi trabajo… tomo una postura más profesional y me volteo hacia la voz que parece requerir mi presencia.

-          Buenas tardes señor, ¿Qué puedo hacer por usted?

-          ¿podría servirnos un bourbon añejo, por favor?

-          Por Dios, Miles, ¿Por qué nunca cambias tus hábitos? ¡siempre nos sirves lo mismo en todas las reuniones! Estoy segura que no has probado nada mas entre todas esas botellas.

-          Es cierto, confieso que tienes razón, Alyssa. Bueno, aloquémonos: te dejo escoger esta vez.

Alyssa. La famosa Alyssa Evans se encuentra justo al lado de mí. No lo vi acercarse y mucho menos pasar detrás del bar. ¡Pero oh, ese no es su lugar! Yo… la miro, mejor dicho la observo, sin duda siendo demasiado obvia… tiene un perfil… como decirlo… No es guapa, es… WOW… ¡de una hermosura devastadora! ¡Y qué joven se ve! Debe tener menos de treinta años. ¿Entonces ella es “La Diosa de San Francisco” , la que tanto espanta al señor West?

Se concentra en las botellas, estudiándolas. Yo continúo observándola con curiosidad. ¡Uno no se cruza todos los días con una millonaria! Su larga cabellera  negra, ondulada ligeramente, pero su peinado es perfecto, ni una mecha fuera de su lugar… ¡que ganas de despeinarla! Su mandíbula es cuadrada, pero a la vez muy femenina, su nariz parece de diosa griega, ¡es perfecta! Tiene aspecto de morena tenebrosa, pero sus pequeños hoyuelos le dan un aire infantil. ¡Como si los necesitara! Sus manos se ven extremadamente delicadas, sus dedos largos y finos, buscando entre las etiquetas de la botellas… su olor… tiene un olor sutil, muy intenso y… sensual. Cierro los ojos un instante

-          Sirvamos este whiskey escocés, por favor, señorita

¿Señorita?

Abro los ojos de golpe. ¡Me está hablando! Esa voz… Me observa, esperando una reacción de mi parte. Un brillo acaba de relucir en sus ojos cafés obscuros, magníficos y centellantes, aunque tal vez solo haya sido el reflejo de la luz.

-          Claro, señorita, enseguida

Bien, Érika,prometiste ser “profesional”, si empiezas a perder la cabeza porque un cliente huele bien… Sacudo la cabeza para volver a poner los pies sobre la tierra. Preparo su bebida rápidamente.

-          Oh, señorita, juguémosle una pequeña broma a nuestro amigo miles. Sírvale el bourbon que tanto le gusta. Le diremos que ya no sabe diferenciar otras bebidas por sus viejas costumbres.

-          Está bien…

Mi sonrisa se queda estática. La Srta. Evans detuvo mi gesto poniendo su mano sobre la mía. Este contacto actúa como una picazón y no puedo evitar el reflejo de quitar inmediatamente la mano. Reprimo un grito de sorpresa y me siento sonrojar. Todo mi cuerpo se cógela, soy incapaz de moverme o de emitir sonido alguno. Ella se me queda viendo percibió mi gesto, lo sé porque parece reprimir una sonrisa. Baja del bar, hace el recorrido sin dejar de verme… Nuestras miradas se quedan literalmente enganchadas la una col la otra. De frente es… Su perfil no ofrecía más que un anticipo de su belleza. Sus ojos intensos, una sonrisa traviesa que acentúa sus hoyuelos, labios sensuales, dentadura perfecta, esa complicidad que se acaba de pactar entre las dos, esa interacción… Estoy… No sé, estoy embelesada, algo se movió en mí, el corazón se me quiere salir del pecho… Demonios, no sé, mi cerebro se detuvo. ¡Cálmate Érika!

La Srta. Evans regresa con los demás y yo bajo la cabeza para respirar un poco. Estoy temblando, no pongo atención a mi charola, estoy en otro mundo, una parte de mi realiza los gestos habituales, pero no todo sale a la perfección. ¡Un movimiento en falso del brazo hace caer sobre mi uniforme las cuatro copas de whiskey! ¿Torpe yo? ¿Desde cuándo?

Un rápido vistazo me informa que el incidente no llamó la atención. Por suerte, la srta. Evans está de espaldas a mí. ¿Pero qué diablos me pasa? Rápido, no puedo atenderlos en este estado. Llamo al sr. West para pedirle que venga a reemplazarme mientras yo me cambio el uniforme por uno nuevo.

Me seco e intento reparar los daños de mi torpeza. Me tardo demasiado, mis clientes se van a impacientar si no los atiendo rápidamente y no quiero un nuevo encuentro cara a cara con Alyssa Evans, no ahora, no empapada en whiskey, sin importar lo precioso que esté. Siento una presencia a mis espaldas, le agradezco al cielo:

-          Todo está bien, no se preocupe, no vieron nada. Quieren cuatro whiskeys, la botella está ahí, abierta, y un viejo bourbon. Regreso enseguida, lo siento, me apresuraré…

Me escabullo por la puerta de servicio, con el corazón aún a toda velocidad. No le di tiempo al sr. West de regañarme, podrá hacerlo al final de mi turno. Por Dios, Alyssa Evans… Sé que es conocida por el poder que tiene en las personas, ¿pero en mí? Es verdaderamente apuesta, perfecta. Y su mirada…

-           ¡Érika! ¿Qué hace aquí? ¿Los dejó solos? ¡Debía esperarme antes de dejar su puesto! ¿Qué le sucede?

La voz del sr. West a mis espaldas.

-           Pero… acabo de hablar con usted y le dije… ¡Oh, no!

Me pongo un delantal al vuelo, lo siento por el uniforme, pero al menos cubrirá la mancha enorme en mi falda. Irrumpo en el salón, rogando porque mi error no haya sido con… Y sí… Frente a los otros miembros, veo a Alyssa Evans, risueña, jugando con mi bandeja. El sr. West intenta controlarse:

-           Érika, la voy a…

-           ¡Ah! Señorita, ya regresó.

La srta. Evans se apoya sobre la barra y no se ve molesto por mi equivocación. Voltea a ver al sr. West  y parece hacerse cargo de la situación.

-          Todo está bien, señor, nuestra anfitriona de esta noche es perfecta. Es más, en el futuro, quisiera que fuera ella quien se ocupe de nosotros.

Sus ojos perdieron calidez, sus rasgos se endurecieron, su voz es seca y no da lugar a discusión. El sr. West se queda quieto y hasta lo veo hacerse más pequeño. Alyssa Evans no pudo haberme salvado de mejor manera, pero su “en un futuro” me deja perpleja… ¿Me quiere a mí como anfitriona, o más bien se apiadó de mi situación?

La velada sigue su curso, afortunadamente sin más incidentes penosos. No logro relajarme, me sobresalto cada vez que mi mirada se cruza con la de Alyssa. Me encanta que me observe de vez en cuando, pero eso no me ayuda a sentirme cómoda. Me sonrojo exageradamente cada que siento sus ojos negros mirándome. Debe de estar recordando lo que sucedió con el whiskey y riéndose de ello en su mente. ¡Es decir, no creo que sea por mi físico que se fije tanto en mí!

Los invitados comienzan a irse, agradeciéndome con un gesto de la cabeza. Empiezo a limpiar el bar. En este momento de lo único que tengo ganas, es de llegar a mi casa y deshacerme de este peso que siento desde que la mano de Alyssa tocó la mía.

-          Gracias por esta velada tan entretenida, señorita.

¡Alyssa Evans, nuevamente, está detrás de MI bar, recargada en la barra! Su sonrisa esta vez es completamente traviesa y sus ojos brillan más que antes. ¡Se burla de mí! Confundida, balbuceo en voz baja:

-          Siento mucho aquella… confusión… Tuvo que hacerse responsable de mi error.

-          Oh, no fue nada, me hizo reír mucho. Además, fue en parte mi culpa, pude haberle avisado, pero fue… divertido….

Bruscamente, la srta. Evans se acerca a mí y sus ojos se vuelven más intensos. El espacio tan reducido en el bar hace que el momento se vuelva más íntimo. Siento el calor de su cuerpo a través de su vestido. Permanezco boquiabierta frente a este acercamiento tan repentino. Mi cuerpo se despierta, respondiendo a la atracción del cuerpo que se encuentra frente a mí. Bajo su vestido hecho a la medida, que marca los femeninos músculos en ese cuerpo perfecto ¡Más que mujer de negocios, debió haber sido modelo! Alyssa Evans se inclina suavemente –me quedo sin respirar- su voz se hace más grave:

-          Hasta pronto, señorita.

Me da la espalda y deja el salón. Por fin respiro. ¡Nunca había experimentado tantas sensaciones juntas! ¡Pero qué tonta parezco! Me estremezco. ¿Por qué me emociono tanto? ¿Sólo porque es hermosa y rica? ¡Despierta Érika! ¡Si vuelve por aquí, intenta mantener la cabeza fría! Cierro los ojos, tratando de controlar mis latidos.

2. Consagración.

-           ¿Sabes que es muy probable que te vuelvas a encontrar a Alyssa Evans?

Annie grita desde el baño, donde se prepara para asistir a uno de los eventos más importantes de mi vida. Mi graduación, que, en la academia de música donde estudié, gira en torno a los discursos habituales, además una exhibición individual solo de los mejores alumnos. Estoy orgullosa de formar parte de ello, la prueba de que todos mis esfuerzos valieron la pena, pero deberé tocar delante de mis compañeros. Prefiero no pensar en eso, no puedo ponerme nerviosa aún.

-          Y eso no está del todo mal. Te verá tal y como eres, haciendo lo que mejor sabes hacer.

Annie, mi compañera de cuarto y mejor amiga, sabe todo lo que pasó en el club. Bueno, casi todo: no le dije de mis emociones.

-          Seguramente vendrá a hablarte, felicitarte, así que no entres en pánico.  OK, es millonaria, ¡pero sigue siendo una mujer como todas las demás!

En realidad no es como las otras, no, nadie es tan hermosa como ella…

-          Oh, no sé si se tomará el tiempo de ir a hablar con cada alumno.

-          Es la principal benefactora de la Academia, es lógico que le interesa ver de cerca lo que se hace con su dinero… Vamos, no tienes nada que temer. ¡Nada puede salir mal cuando tocas tu música!

Annie es mi fan número uno, aquella que cree en mí cuando las dudas me asaltan. Sé que tengo talento para la música, nací para esto, tiene razón. Con mi violín en mano, la confianza en mí misma aumenta al triple. Esta tarde estoy nerviosa. La exhibición, mi graduación, el final de una época, todo me causa emociones encontradas. Pero eso no es todo… Sueño con Alyssa desde nuestro encuentro, su mirada me acecha, no dejo de pensar en sus manos largas; me dedico a imaginarme las situaciones más locas, a reescribir nuestro encuentro. ¡En verdad debió haber creído que era una tonta! Tuvo que atender a sus invitados con mi charola, “¡una millonaria de mesera!” Y yo, incapaz de decir más de dos palabras, boquiabierta, con la saliva a punto de escurrírseme… Tengo la cabeza en otra parte, estoy aturdida, yo no soy así. Inclusive la busqué en internet, sólo para volverla a ver. Esto me valió un golpe al corazón: la prensa de espectáculos habla sin cesar de su “nueva conquista”. ¿Pero por qué me decepciono? No tiene ningún sentido . Annie tiene razón: ¡Si la vuelvo a ver, esta vez intentaré controlarme y no cometer estupideces! Desde que supe que asistiría a la ceremonia, siento angustia y emoción a la vez. Emoción de que me vea en mi mundo, en mi universo… Y angustia de volver a perder mis facultades y que eso afecte mi desempeño musical. ¿Un descuido en el escenario? Sólo pensar en eso me pone a temblar…

-          ¡Estoy lista! ¡Vayamos a tu momento de gloria! Que se prepare el mundo: ¡Érika Rogers está por llegar! ¡Eres magnífica!

Decidí usar un vestido elegante esta noche, de un azul profundo que delinea mi figura, escondiendo mis defectos. Mis zapatos tienen un tacón razonable, ¡no pienso torcerme el tobillo frente a todo el mundo en el escenario! En cuanto a mi cabello, lo dejé suelto. Solamente una pequeña pinza lo detiene a un lado para evitar que me moleste al momento de tocar. Me siento elegante y femenina, mucho más que con mi uniforme de mesera en el club…

En el vestíbulo de la Academia, un barullo de felicidad se alcanza a distinguir. Naturalmente, las familias han sido invitadas, pero la mía no está aquí. Mi madre no comprende todavía que uno puede vivir de la música… Mi padre me envió flores, un pequeño detalle que me alegró el corazón. En cuanto a mi hermano Matthew, estudiante de medicina, está en exámenes finales. Annie es mi única aliada esta noche. No es solamente mi compañera de cuarto, es una amiga leal que aprecio mucho.

Llegó la hora de separarnos. Annie me da un abrazo y yo regreso a la primera fila, reservada para los estudiantes. Las luces se apagan y todo el mundo se acomoda en su lugar. No he visto a Alyssa Evans aún, mi corazón se estremece de pensar que no venga. ¡Si no viene, no podrás mostrarle lo que mejor sabes hacer! Aunque por otro lado, no te arriesgarías a cometer una nueva estupidez frente a ella…

-          Señoras y señores, nos encontramos aquí reunidos para celebrar un gran momento. Mis queridos alumnos, ha llegado el momento de volar fuera de la Academia y de llevar su música más allá de este lugar.

El ambiente se torna emotivo, y no puedo contener las lágrimas de felicidad. Por fin terminé mis estudios, le daré vuelta a la hoja y lo que viene adelante me da un poco de miedo, pero también me llena de entusiasmo, sueño con poder vivir de mi música con tan sólo 24 años. Levantarme todos los días para dedicarme a mi pasión… Realmente no escucho el discurso del director de la Academia, el señor Davis, me encuentro inmersa en mis pensamientos. Pero un nombre me regresa a la realidad.

-          No podemos dejar de agradecer a Alyssa Evans por su generosidad, que todos los años nos permite…

¿Está aquí? Alyssa está aquí… Busco en el escenario y en efecto, ahí se encuentra, sentada en un sillón, con la cabeza recargada en su mano y las piernas cruzadas. Su sonrisa es amable, su rostro impasible. La sensación de calma me invade, sonrío, Alyssa Evans está aquí. Podré mostrarle quién soy en realidad. No es que espere nada en particular, pero necesito hacerle escuchar mi música.

Mi alivio dura poco, la angustia me revuelve el estómago de nuevo. ¡Espero que todo salga bien!

Las luces se encienden nuevamente y los alumnos suben al escenario para recibir sus respectivos diplomas. No dejo de ver a Alyssa. Estrecha la mano de todos, sin gran entusiasmo, pero a cada uno le dirige un par de palabras. Pronto será mi turno, y me sonrojo por adelantado. Mis latidos se aceleran, y un fuerte calor me llega. No, esta noche estás en tu ambiente. ¡Éste es tu universo, Érika! Los tres mejores alumnos tienen derecho a una dedicatoria especial en el discurso del sr. Davis. Descubro con orgullo que yo soy una de ellos: ¡Soy la última en pasar! Eso significa que mis profesores creen que soy una alumna ejemplar… Me encantaría que mi madre estuviera aquí…

-          Y finalmente, señoras y señores, hay una alumna que marcó de un manera especial nuestro año, por su humildad, su trabajo y su talento musical. Su violín no resonará más en los pasillos de nuestra academia, pero esperamos escucharlo sobre los mejores escenarios del país…

Subo a la tarima, completamente emocionada, con lágrimas en los ojos. Todos mis profesores están aquí, algunos con la mirada empañada. Los aprecio a todos, por lo que me han dado, aportado y transmitido. El sr. Davis me da un caluroso abrazo. Reímos juntos hasta que me lleva frente a la srta. Evans

-          Señorita Evans, permítame presentarle a Érika Rogers, nuestro mayor orgullo de este año.

Mi mirada se cruza con la de Alyssa, llena de todos esos cumplidos inesperados. Noto en nuestra “generosa benefactora” una expresión de sorpresa y… ¿Un brillo en sus ojos? ¡Me ha reconocido!

-          Ya lo verá, señorita Evans, Érika tocará al final de la ceremonia, y creo que estará muy orgullosa de saber que usted contribuyó a la formación de este gran talento.

-          Por supuesto que lo estoy. Felicidades, señorita Rogers…

Estrecha mi mano firmemente y sin dudar. Banalmente, como lo hizo con todos los demás alumnos. ¿Qué esperabas Érika? Este intercambio es rápido, demasiado, nos piden regresar a nuestros asientos para continuar con la exhibición. Alyssa deja el escenario, sin siquiera voltear a verme… ¿ Por qué su indiferencia me lastima tanto? Encuentro mi violín en su estuche. Poder tocarlo me parece reconfortante. He ensayado esta pieza por tanto tiempo que ya no necesito la partitura. Mi arco ya memorizó su danza sobre las cuerdas.

Annie está en algún lugar del auditorio, pero no es ella a quien busco.

Definitivamente, sólo una persona me interesa esta noche: Alyssa Evans. ¿Por qué habrá venido sola? ¿A su novia modelo no le gusta la música? Pero fue mejor, no me hubiera gustado estar al lado de ella, siendo tan fina y yo tan… rolliza… Vamos, Érika, no es el momento de pensar en tus kilos de más, concéntrate. ¡Tal vez no tengas la figura de una sirena, pero tienes su música!

No puedo dejar de ver a Alyssa mientras mis colegas muestran su talento sobre el escenario. ¡Es increíble cómo la música puede relajarme! El sr. Davis acaba de decirle algo al oído a Alyssa, quien ahora parece inquieta en su asiento y ya no parece interesarse por lo que sucede en el escenario. ¿Qué es lo que busca? Oh… me vio, me sonríe y… me hace una ligera seña con la mano. Un escalofrío me recorre… Por fin, me reconoció de entre los demás, tiene la misma sonrisa de la otra noche…. Le respondo simplemente asintiendo con la cabeza, pero siento que algo hierve dentro de mí: Alyssa se me queda viendo. ¿Es a mí a quien ve? ¿Es posible? Érika, sólo está viendo “en tu dirección”, es todo…Cierro los ojos, dentro de poco será mi turno, no es momento para perderme en mis pensamientos. Mis manos están un poco húmedas, pero no es el pánico escénico lo que me ataca, ¡al contrario! ¡Estoy impaciente por subir al escenario y tocar para ella, hacerla escuchar mi música, escucharme a mí!

Ha llegado mi turno. Amo ese momento que sólo me pertenece a mí, en donde no me juzgan por mi físico sino por mi música. Alyssa continúa viéndome, intensamente, con la cabeza recargada sobre su puño, el dedo índice sobre sus labios. Parece concentrarse en mi presentación. Mi corazón se detuvo un momento, hay tantas cosas en esa mirada… Sólo estamos ella y yo, no escucho ni las palabras del sr. Davis.

Las luces se apagan, Alyssa desaparece en la obscuridad. No pienso en nada más, sólo en mi música, en las notas. Llevo el violín a mi hombro, lista para comenzar con la Sonata para violín de Bach. Toco y toco, oigo la música volar, el sonido melodioso de mi instrumento dispersarse. Y de repente el silencio, como si el tiempo se hubiera detenido. Y después el estallido de los aplausos me saca de mi enajenamiento, las luces se encienden nuevamente, el público está de pie, Alyssa está de pie y su rostro… su rostro muestra una profunda admiración. ¿Hacia mí? Me lleno de ese rugido de aplausos en mi honor, pero sólo escucho las manos de Alyssa aplaudir con entusiasmo…

Después de la ceremonia pasamos a un gran cocktail donde todo el mundo se saluda y felicita. El ambiente está lleno de felicidad y encuentro a Annie.

-          Espero que estés contenta, ¡lloré por tu culpa!

-          ¡No es cierto!, se vería en tu maquillaje…

-          No, obviamente es a prueba de agua, de alta resistencia. Annie levanta la vista al cielo y yo río con la copa de champagne en la mano:

-          ¿Ah sí? ¿Podemos probar con más agua?

Me solicitan, me felicitan por mi presentación. Pero sólo tengo a Alyssa en la mente. Le dejé una buena impresión, se veía en su rostro. Creo que recordaré por siempre ese momento donde Alyssa Evans me aplaudía, ¡a mí! ella también fue acaparado por el consejo de la Academia, y parece que el señor Davis es quien más habla de todos.

-          ¡Érika, venga con nosotros!, me llama él.

Todos voltean a verme, Alyssa Evans también, pero su rostro no deja entrever emoción alguna. Mi corazón se acelera de nuevo, al igual que mi respiración. ¡Calma!

Me dirijo a Annie:

-          Debo dejarte, el deber me llama, ¿me disculpas?

-          Por supuesto, ve a aprovechar tu momento, ¡ésta es tu noche! Debes haberla impresionado, no deja de verte desde tu presentación…

¿Alyssa me observa?

-          Anda, yo voy a comer algo al buffet mientras te espero. ¡Pero sobre todo, no dejes tu copa!

-          ¡Oh, estoy bien! ¡Todavía me mantengo de pie!

Me uno al sr. Davis, siempre tan atento. Creo que la euforia y El champagne contribuyó a su entusiasmo desbordante. Pero desde que llego, Alyssa corta su discurso y me toma por el codo:

-          Me encantaría hacer el recorrido por sus salones. Su alumna ciertamente será una buena guía, sabrá enseñarme el lugar.

No tengo tiempo de decir nada, el sr. Davis tampoco, cuando Alyssa ya me está llevando lejos de la recepción. Los pasillos de la escuela están desiertos y el bullicio de la reunión se atenúa detrás de nosotros.

-          ¡Por fin solos! Creí que nunca podría tener un momento a solas con usted, señorita Rogers. Usted es muy solicitada aquí.

¿Cómo que “por fin solos”? ¿Quiere estar a solas conmigo? ¡No te sonrojes, no te sonrojes! ¡Respira!

El gesto de seriedad de Alyssa cambió por uno más relajado. ¡Pero qué hermosa se ve en ese vestido gris! Pasa sus dedos largos por su cabellera negra y su rostro se enciende. Sus ojos brillan cuando sumerge su mirada en la mía.

-          Señorita Evans.

Me agito por dentro, el corazón se me sale del pecho pero sostengo la mirada. Ella está aquí, frente a mí. ¡Le suplico a todas mis neuronas que retomen su lugar! ¡Que mi cerebro vuelva a funcionar! Inhalo profundamente. Debo concentrarme. Instintivamente, aprieto mi copa de champagne y la alejo del vestido de Alyssa. Si te me llegas a escapar de entre los dedos, por lo menos no será sobre Alyssa…

-          ¿Por dónde quiere comenzar, señorita Evans? ¿Los salones de música, nuestra biblioteca? Tenemos partituras originales muy antiguas y…

-          Veamos las partituras, Érika, usted me enseñará a leer las notas…

¿Érika? ¿Me llama por mi nombre? Siento mis mejillas calentarse… ¡”Érika” en sus labios, suena magnífico!

-          Me encanta ver que tiene talento para la música. El violín parece menos peligroso que los tragos de whiskey.

¿Es descaro eso que veo en sus ojos? Demonios, notó mi falda llena de whiskey la otra noche…Me sonrojo sin control. ¡Quiero que la tierra me trague!

-          La otra noche me hizo reír tanto como esta noche me ha… pasmado. Su música es cautivadora, Érika…

Alyssa se detiene frente al puente de un instrumento. Parece relajada, su olor, ah, su olor es igual que la vez pasada… ¿Pero por qué no le pidió al sr. Davis que le diera el recorrido? ¿En verdad quiere estar sola conmigo? No lo puedo creer…

Debo estar soñando, no es posible…

-          Érika, casi no ha hablado, no le doy miedo, ¿o sí?

No puedo contener la risa. Los nervios, sin duda.

-          ¿Miedo? No le tengo miedo, señorita Evans, acabo de tocar frente a un público de más de 100 personas y usted es solo una.

¿Por qué le dije algo así? ¿Me volví loca?

Siento que Alyssa se molestó un poco con mi respuesta.

-          Es cierto que no soy nada comparado con esa masa de admiradores, dice de mala gana, para retomar en seguida su arrogancia. - Pero me alegro de volver a verla, Érika. Usted me intriga cada vez más…

Hecha esta confesión, Alyssa me reacomoda una mecha de cabello detrás de la oreja, como si estuviera acostumbrada hacer este gesto. Pero su mano no se detiene ahí, su dedo desciende hasta mi hombro y me acaricia el brazo. Siento este contacto como una quemadura, una deliciosa quemadura. Siento mis senos excitarse bajo mi vestido… Esta familiaridad fue inesperada, al igual que mi reacción. No puedo evitar retroceder un poco, de lo que me arrepiento inmediatamente al ver la expresión de Alyssa. Pero, ¿a qué está jugando?

-          No veo por qué le intrigo, señorita Evans. Me vio en las dos principales actividades de mi vida. Ya conoce todo sobre mí. Hablo con seguridad y estoy satisfecha de mi respuesta. ¿Pensó que iba a derretirme cuando me tocara, o qué?

-          No, no sé todo sobre usted, sólo descubrí que es más hábil con un violín que con una bandeja. Y que tiene la piel muy suave, Érika.

Siento una onda de placer recorrerme… En todo mi cuerpo la piel es suave, señorita Evans … Pero retomo el control de mí misma.

-          Mi trabajo de mesera no es mi vocación, señorita Evans, es lo que hago para poder comer.

Sus ojos se ensombrecen cuando frunzo el ceño. ¡Me exaspera!

-          Mejor, es mucho más bonita sobre un escenario que detrás de un bar, Érika.

¿Cree que soy bonita? Mi rostro pasa de rojo a morado, me olvido de mi exasperación. Un “gracias” se escapa de mis labios, o mejor dicho, un ligero chillido.

Esta vez Alyssa me escudriña y ya no sonríe. Los cambios tan repentinos en su expresión me desestabilizan. Decido retomar el control de este encuentro cara a cara.

-          ¿Desea que le enseñe otra cosa en la escuela? Me gustaría pasar un poco más de tiempo con mis amigos antes de irme.

Mi discurso me sorprende, pero no me arrepiento. ¿Qué busca aquí; burlándose de mí, observándome cómo si me quisiera leer? ¿Su novia sabe que coquetea con quien sea? No entiendo qué quiere… ¿Además, cómo es eso de que cree que soy “bonita”?

-          Perdón Érika, la estoy acaparando. Ya la dejo que se ocupe de sus obligaciones de joven graduada. Espero tener la oportunidad de volver a escucharla tocar, tal vez sólo para mí, algún día.

¿Tocar frente a un Alyssa Evans sentado en un sillón con sus ojos intensos observándome sólo a mí? ¡Sí quiero!

-          De hecho, Érika, ¿supongo que no la veré más detrás de un bar?

-          No lo sé, ahora tengo otros proyectos.

-          Lo entiendo.

Su voz se vuelve más suave.

-          Me pregunto dónde será nuestro próximo encuentro. Dicen que la tercera es la vencida… Buenas noches, señorita Rogers…

Sus últimas palabras suenan como una promesa… Sonríe, con una sonrisa típica de Alyssa Evans, segura, triunfadora. La recibo como una caricia. Se va, la observo, con la mirada fija en sus nalgas, que se marcan perfectamente por su vestido pegado al cuerpo… Algo se remueve en mi vientre. Dios mío,

Alyssa Evans tiene ese efecto en mí…

Me quedo fija en la puerta de la recepción. Debo admitir que no soy indiferente a esa mujer. Puedo imaginarme entre sus brazos, con sus manos en mí… Sacudo la cabeza. Todo esto no es más que una alucinación. Alyssa Evans es inaccesible. Seductora, pero inaccesible. ¿Que podría atraerla en mí? ¿Mis curvas? Seguro… Suspiro. “La tercera es la vencida”, sus palabras resuenan en mi cabeza… Uno nunca sabe…