Un amor imposible (3)

Todo lo que debes de hacer por amor

-Estoy enamorada de ti...-eso alcancé a decir, y aún veo borroso ese recuerdo, tal vez ella se quedó petrificada, o simplemente esbozó una sonrisa lastimera.

Lo que sí no puedo olvidar fue su respuesta.- Me estás mintiendo, no te creo...-sus pies tomaron su curso, como si mi última frase no tuviera ningún tipo de significado.

Sentí pedazos de cristal cayendo lentamente dentro de mí. Su voz, su respuesta, sus palabras explotaron como una bomba, me quedé en blanco, ¿y ahora?

¿Qué le puedo decir? ¿Es que acaso anda jugando conmigo?

Ya no quise salir peor del asunto, así que distraje su atención en un pequeño canario amarillo que revoloteaba en la hilera de arbustos.- mira que bonito...

Nos agachamos, y traté de acercarme, aún herida podía desear estar más cerca. Volví a intentarlo, si ya lo había arruinado no podía hacerlo más.- Yo simplemente te soy sincera, tu me has empezado a gustar poco a poco, y de repente caí enamorada de ti.

Otra vez se apartó para alejarse lo más rápido posible del lugar, y quizás de mí también.- muchos chicos me han dicho eso, pero al final terminan olvidándose de mí.

Eso me enfureció en parte, tal vez por celos o tal vez por que me comparaba con los chicos que también se le declararon. Yo estaba completamente segura de que ella era todo para mí, y que me tratara de esa forma dolía terriblemente.

-¡Qué no! Yo te digo que es cierto, que yo jamás podré hacer lo mismo que ellos.- le quise explicar, ahora no sé bien qué le decía, cómo intentaba que pudiera detenerse y escucharme.

-Debes estar confundida de seguro.- No se paró en ningún momento, y tuvimos que separar nuestros caminos, y yo volvería a entrar a la prepa para contarles a mis amigos lo mal que me sentía.

Una noche entera sin poder dormir, sin poder creer que todo había resultado un fracaso. Debí pensarlo antes, debí imaginar que era mejor quedarme bien callada y total, mejor que perder su amistad.

Me había arriesgado con un precio en juego que después descubrí; ya no era la misma en la escuela, como amigas se apartaba, y la confianza que habíamos formado juntas de repente se desmoronó.

En fin, decidí no andar detrás de ella, darle su espacio, su tiempo. Me afectaba, no lo niego, pero ya no encontraba otra solución...si seguía como antes obtendría de ella siempre la misma respuesta, un No es cierto.

Conforme iban pasando las semanas me fui restableciendo, mirandola ya casi nada, tratando muy de vez en cuando entablar algún tema de conversación. Todos en el salón lo notaban con claridad, unas amigas que siempre andan de aquí por allá no de repente se dejan de hablar.

Sí, quería dejar todo allí, pero también tenía que aclarar todo ese embrollo con ella...¿y si había entendido mal?¿y si simplemente no sentía nada por mí y no podía decirlo?

Tenía que volver a platicar y dejarle todo en claro, el problema era ¿cómo hacerlo?

Así que con ayuda de mis amigos volvimos a salir, ahora, en un fin de semana, justo en un pequeño bosque dentro de la ciudad. Allí en algún momento nos dejarían solas y tendría toda una tarde para cumplir mi objetivo: volver a ser su amiga, ni modo no podía pedirle nada más.

Y sucedió tal cual, mas eso sí que era incómodo, ya que no encontrábamos la forma de sacar un tema de conversación. Y como anteriormente lo hice, empecé yo a dialogar.- ey...¿cómo vas con tus dibujos? ¿has hecho otros más?

¡Viva! Después de eso volvimos a charlar y bromear como en los viejos tiempos, pasando entre caminitos de tierra. Pero me desviaba de lo que realmente quería.

Ya, mejor déjalo así, están bien, se ve que te sonrié, déjalo por la paz.... Y así me volví a quedar de brazos cruzados.

  • Ivonne...-dio una larga pausa, esperando que volviera mis ojos hacia ella. Lo hice ipso facto.- Respecto a lo de ese día, lo siento, yo no quise lastimarte de ninguna forma. Simplemente yo...no sabía cómo reaccionar.

¿Esto es real? ¿Me lo imaginé, o realmente escuché su voz saliendo de sus labios rojos oscuros? Parpadeé varias veces, y ya sin más preámbulos se situó frente a mí, tomando mis mejillas con suma delicadeza. Y en eso, su carnosa y dulce boca se posó en la mía. Me quedé sin aliento.


Mis queridos lectores, aquí me tienen de nuevo. Les agradezco mucho a todos ustedes por comentar y leer mis breves escritos. Bueno, ojalá les guste. Aún no sé si continuarlo, pero ya me verán por aquí escribiendo, buenas noches.