¿Un amor extraño? (2)

Sintió como su hermanastro embestía con gran fuerza dentro de ella partiendo en pedazos el débil himen que trató inútilmente de oponerse al imperioso paso del macho que le arrancaba la virginidad, un agudo dolor le quemó las entrañas.

¿UN AMOR EXTRAÑO?

2/a Parte

Rubén la observaba sonriente acariciando apenas su pierna y de vez en vez tomaba un erecto pezón entre sus dedos estrujándolo levemente, para impedir que la excitación desapareciera del cuerpo de Elisa, tomó el tembloroso seno en una mano y encimando su torso sobre ella la besó con pasión primero tiernamente y después al sentir la respuesta de de la boca, fue aumentando la intensidad y las variantes, buscó la mano de la mujer y la guió a su pene, que estaba completamente duro y caliente.

Elisa se maravilló al sentir en su mano la gruesa verga de Rubén, sorprendiéndose de su textura y firmeza la palpó completa de arriba abajo sobándola y acariciándola, estrujándola con fuerza, en tanto que Rubén se sacaba la camiseta y deslizaba el short de ella por sus caderas, ella cooperó inconsciente para permitir que el hombre la desnudara, levantó su cadera del asiento y él tiró de la prenda hacia abajo jalando también la sobria pantaleta de la mujer, contempló fascinado la hirsuta mata de vello que adornaba abundantemente la vulva, era al igual que el cabello, de un color castaño claro pero en un tono ligeramente mas oscuro. Ya solo quedaba la camiseta de ella enrollada en su breve cintura, ella misma se la quitó mostrando desinhibida su desnudez ante el único hombre que mas había tratado, después de su padre.

Rubén presuroso se puso de pie y se bajó el amplio pantaloncillo corto mostrando orgulloso su enhiesta verga a la ansiosa mujer, sin dar tiempo a protestas la levantó en vilo y la llevó en brazos hacia las habitaciones, al pasar por la recámara de su padre le llegó como un destello el recuerdo de Rosa María y Rubén cogiendo escandalosamente, pero se propuso alejar ese recuerdo de su mente, por lo menos en esos instantes y dedicarse a la placentera experiencia del despertar de su sexualidad.

Elisa le pidió que la llevara a su recámara quería pasar esa experiencia en su propia cama para que de ese modo cada que se acostara en ella recordara con todo detalle, el descubrimiento de su sexualidad. La depositó con suavidad en el lecho y se acostó a su lado, ella se corrió un poco para hacerle espacio. Rubén se percató en ese momento del olor de ella, se desprendía de su cuerpo un perfume suave y fresco, olía a limpieza y pulcritud a pesar del sudor, eso le agradó a Rubén pues le hizo recordar a su madre, ella pasó su brazo por detrás de su cabeza para verlo mejor y él pudo ver el tupido vello que adornaba su axila era abundante y del mismo tono que el resto que le crecía en otras partes de su cuerpo. Era incluso mucho más abundante que el de Rosa María, embelezado llevó su mano a la mata de vello y lo acarició excitado, al sentir ella esa inusual caricia, sintió que la piel se le erizaba mandando incluso señales eróticas a su pezón haciendo, que la areola se contrajera adoptando una forma ovalada y el mismo pezón se levantara al máximo volviéndose desafiante y orgulloso, Rubén notó de inmediato el efecto que provocaba su caricia en la mujer y sin mas hundió su cabeza en la axila de Elisa disfrutando su sabor sensual y su excitante olor a sudor fresco. Chupó y lamió esa sensible área causando en Elisa el aumento de su líbido, dejándolo dócilmente que él hiciera su voluntad sobre ella.

Mientras prestaba toda su atención a la ahora excitante zona, una de sus manos se apoderó del voluminoso seno estrujándolo levemente y haciendo pasar su palma apenas rozando el pezón, deleitándose los dos con la seductora sensación de esa enloquecedora caricia, ella pedía mas y mas sensaciones nuevas, y el obedeciendo a sus mudas súplicas llevó sus labios al temblante seno que esperaba ansioso por caricias mas íntimas. Rubén besó todo el contorno de la firme masa femenina, sin tocar aun el pezón, veía como se ponía erecto ante sus besos y chupetones ansiando que esa experta boca dedicara para ese pezón un momento de atención y lo hundiera de una vez en su húmeda tibieza. En el momento justo Rubén tomó entre sus labios el endurecido y erecto botón del seno, su boca abarcó completamente la contraída areola y mamó con fuerza como si deseara succionar un río de inexistente leche, pero el efecto que provocó en Elisa fue intenso, arrancando desde el fondo de su garganta un profundo y sonoro suspiro de placer nunca antes sentido por ella. Era una sensación electrizante que invadió por competo todo su ser, se retorció incontrolable bajo el cuerpo de su ahora amante hermanastro, él siguió mamando con fuerza adueñándose definitivamente de la voluntad de Elisa, que gruñía y jadeaba presa de mil sensaciones nuevas dando rienda suelta a su lujuria primeriza.

Rubén repitió la caricia en el otro seno con los mismos intensos resultados. Elisa sentía que su vagina era ya un lago de dulces néctares que escapaban de sus entrañas y fluían al exterior resbalando ya por el canal que separa sus perfectas nalgas, yendo a depositarse en la nívea sabana que los absorbía golosa quedando una mancha delatora de la pasión de la mujer.

Rubén fue bajando despacio su cara por todo el cuerpo de la hembra enardecida quien soportaba anhelante todas las caricias que bañaban su anatomía. El hombre, paciente y experto, no corría ninguna prisa, se daba su tiempo exasperando de lujuria a su hermanastra, sabía bien que con paciencia lograría todo lo que quisiera de ella y ese era su principal objetivo de momento. Ya besaba y lamía la cintura breve de la joven mujer provocándole un cosquilleo desesperante que le sacudía todo el cuerpo en espasmos violentos.

Llegó a la mata ensortijada de largos y rizados vellos púbicos, los besó y los saboreó a placer, mientras ella esperaba el momento de entregar a esos labios la flor de su sexo húmedo y aromático. Por fin la boca dio el primer beso apasionado en la ardiente vulva, provocando que, de las entrañas de Elisa, manara una tibia cantidad de fluidos que resbalaron por entre los labios para desembocar en el canal de sus apretadas nalgas. Ella sintió que la respiración se le iba por la tensión que le producía su entrega inesperada, él percibió el penetrante olor de la sexualidad femenina y se enardeció aun mas sintiendo que su verga se endurecía mas y que del meato brotaban gruesas y transparentes gotas lubrificantes preparando al poderoso pene para penetrar en la virginal vagina.

Después de besar tiernamente los labios vaginales dio una pesada y ancha lengüeteada a todo lo largo de la vulva, sacando de la garganta de Elisa un ruidoso y agradecido suspiro que volvió a cortarle la respiración a la joven. El gustó del fuerte pero agradable sabor de la mujer, se reflejaba en él, encendiéndose mas su líbido mostrándose en su enhiesta verga que se movía por si sola, desesperada por penetrar en el esperado túnel femenino, a esa primera lengüeteada siguieron muchas mas, haciendo reparar las caderas de ella, buscando deseosa la consumación del placer total, el veía maravillado como la entrada de la vagina se abría como si fuera un gran bostezo, mostrando su sonrosada intimidad que permanecía inmaculada aun, Rubén aprovechó esa abertura para introducir en ella su larga y ancha lengua lo mas profundo posible y arrastrar hacia la boca una gran cantidad de viscoso néctar femenino lo saboreó, mientras lamía una y otra y otra vez la entrada de la vulva hasta dejarla limpia y estremecida en el mismo momento que Elisa sujetaba con fuerza la cabeza de Rubén frotando enérgicamente su pubis contra la boca acariciante exigiendo mas fuerza en las lamidas entonces el chupó frenético el agrandado y duro clítoris mamándolo prácticamente mientras Elisa aullaba de placer al sentir que su interior volvía a explotar nuevamente pero esta vez con mas intensidad y por mucho mas tiempo, experimentando la deliciosa sensación del orgasmo intenso y hasta ese día desconocido para ella. Su interior era todo confusión sentía que escurrían ríos de líquido desde lo mas profundo de su ser saliendo abundante por la vagina mientras una serie interminable de fuertes y deliciosas contracciones convulsionaban con espasmos frecuentes su vagina brindándole un indescriptible placer que la hacia anhelar mas a pesar de la fatiga y agitación que le dejaban.

Rubén, conocedor de las reacciones femeninas plantó su lengua firme contra la vulva sintiendo en ella claramente las contracciones que acometían a Elisa y como le vibraba la entrada de la vagina con los espasmos cada vez menos intensos y mas espaciados hasta que todo volvió a la normalidad pero sin que menguara para nada el líbido en ninguno de los dos, menos aun en él que se había reservado todo el tiempo para satisfacer a la mujer, haciéndola enloquecer con su experiencia.

Elisa estaba jadeante aun tratando de regularizar su respiración resoplando y jalando aire agotada y sudorosa, pero esperando que Rubén continuara complaciéndola y la llevara a los limites de la locura y el desenfreno sexual, en ese momento de gran lujuria se encontraba dispuesta a hacer todo lo que él le indicara sin detenerse a pensar en nada. Quería entregarse a él en todas formas que se le ocurrieran al hombre, lo sentía con su cabeza enterrada entre sus piernas chupándola y lamiéndola, saciándose con sus jugos engulléndolos ávido y goloso, disfrutando el sabor y el olor de la mujer aun virgen que aguardaba por la consumación de su entrega sin reservas.

Despegó su cara de la vulva ahora limpia de los jugos vaginales pero aun húmeda y dispuesta a ser invadida definitivamente por la barra del macho que la haría suya, el regreso a la boca de Elisa fue mas rápido apenas se detuvo para dar pequeños chupetones y mordiscos a los erectos pezones, y se abalanzó sobre la boca que lo aguardaba entreabierta respirando aceleradamente, olió el aliento de él percibiendo su propio e íntimo olor excitándose al saber que ese era su aroma en la lujuria, la besó ansioso metiendo su lengua en busca de la de ella que salió rápida a su encuentro para, ahora, además del olor, disfrutar el penetrante sabor impregnado en la cara de Rubén ya sin ninguna inhibición por parte de ella tomó entre sus manos la cara del muchacho y la lamió y chupó paladeando su sabor, el también besaba y chupaba la cara de ella mientras la iba preparando para recibirlo dentro de ella. Se hincó entre las piernas y las separó lo mas posible doblándolas por las rodillas para tomar la posición de flor abierta, tan sensual, que adoptan las mujeres al entregarse para recibir al hombre en sus entrañas, ella dócilmente se dejó llevar obediente mientras ponía toda su atención en lo que iba a suceder en seguida, vio como hipnotizada la poderosa verga que se levantaba entre las piernas de Rubén de un color un poco mas oscura que el resto de su piel, la vio grande y gruesa con el deseo de sentirla dentro de ella. Estando arrodillado ante la mujer, sonrió al ver como Elisa estaba absorta contemplándole el pene, sin dejar de verla tomó su verga con la mano y apretándola sacó por la punta unas gruesas gotas transparentes de un liquido viscoso y con un dedo lo esparció por todo el glande hasta dejarlo brillante y lubricado, ella estaba extasiada ante los preparativos de él, admiraba el poderoso instrumento masculino, con los ojos fijos en él sin perder detalle de lo que hacia, excitándose mas al mirarlo.

Rubén acercó su cuerpo al de Elisa, apuntando con su verga al objetivo resguardado de tupidos vellos ensortijados, ella miraba expectante, no quería perder detalle de su desfloración, por eso estaba de espaldas, pero apoyada en sus codos para poder mirar a sus anchas lo que Rubén hacía, su respiración era entrecortada y rápida. Veía como iba acercándose a ella con la verga en su mano guiándola hacia su entrepierna, al sentirlo casi en contacto con ella, por instinto levantó las caderas para recibir lo que el hombre le iba a dar, él paseó la cabeza del pene de arriba abajo por toda la vulva, mojándola en los jugos que ya salían de nuevo de ella bañándole otra vez la inagotable fuente.

Elisa sentía que se le iba la respiración por el nerviosismo que la invadía, tenia algo de miedo pero este era superado por la lujuria y la curiosidad, movía ella también su pelvis al paso del glande buscando que se decidiera ya a meterlo en su túnel. Él presionaba cada vez con mas fuerza su verga en ella empujando el pene en franca búsqueda de la entrada, ella decidida levantó la cadera para salir al encuentro del miembro, lo sintió en la entrada y aguantó temerosa la respiración abriéndose mas al hombre, que al sentirla embistió suave y lentamente hacia el interior, Elisa sintió como toda su vagina se estiraba al máximo, al paso de la enorme cabeza que presionaba tratando de partirla en dos, ahí se dio cuenta de su estrechez, un dolor la invadió pero ya no había vuelta atrás, ya casi había entrado todo el glande cuando Rubén sintió la delgada interferencia que débilmente le impedía el paso, Elisa respiraba agitada por el miedo que sentía al estar siendo lastimada, pero no podía moverse para impedir que Rubén continuara. Cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, sintió como su hermanastro embestía con gran fuerza dentro de ella partiendo en pedazos el débil himen que trató inútilmente de oponerse al imperioso paso del macho que le arrancaba la virginidad, un agudo dolor le quemó las entrañas arrancándole un doloroso alarido, que se escuchó en toda la casa, ella permaneció quieta sin poder moverse mientras el trataba de calmarla. Con palabras tranquilizadoras, pero ella estaba sorda en ese momento su conocimiento estaba a punto de perderse por el lascerante dolor, poco a poco fue disminuyendo en intensidad mientras volvía a recobrar sus sentidos y poder oír a Rubén que le explicaba lo sucedido.

Ahora lo voy a ir metiendo mas y tu me vas a decir cuando me detenga...le decía Rubén al oído.

Si, esta bien pero despacito... le pidió Elisa.

El pene se fue abriendo paso mas fácilmente y la molestia de Elisa ya no fue tanta, pudo incluso sentir como iba siendo penetrada, como se iba llenando su vagina por completo hasta que ya no hubo nada mas que meter, tenia ya toda la verga alojada en su interior , y los colgantes huevos descansaban en el borde de sus nalgas tibios y suaves, a pesar del dolor ella sentía aun el calor de la lujuria, y el saberse penetrada por un hombre, aumentaba su estado de cachondés, Rubén permanecía inmóvil sabiendo que debía ser ella la que le avisara cuando continuar, así que esperó paciente a la reacción femenina. Después de unos instantes la vagina inició un ligero apretar y aflojar que aumentó rápido de intensidad y fue acompañándose de un tímido movimiento de cadera cada vez mas amplio invitando a Rubén a seguirla, él no esperó mas y tomando la iniciativa se dispuso a dar una cogida inolvidable a su hermanastra, para que siempre recordara quien había sido su primer hombre y lo bien que se lo había hecho.

Sus movimientos eran amplios y vigorosos sacando la verga de ella hasta casi la mitad y volviendo a clavarla profundamente, una y otra vez bombeando en ella mas y mas fuerte mientras se olvidaba del dolor, por el vaivén acompasado con que respondía a los envites del hombre, el interior de su vagina lanzaba sus fluidos bañando y agradeciendo al potente pene su intromisión, disfrutando como acariciaba toda la vagina desde la entrada hasta el fondo, incrementando la velocidad , Elisa sintió que un nuevo orgasmo le iba a llegar y exigió a Rubén mas fuerza y velocidad en la cogida, a lo que el respondió con poderosas embestidas que sacudían a Elisa quien bramaba ruidosamente, anunciando la proximidad de su venida, agitaba desenfrenada la cadera manejando la entrada y salida de la verga en ella tomando por las nalgas a Rubén y repegando su pelvis a la de él, frotando su clítoris con cada envite, hasta que lo introdujo totalmente dentro de ella y frotaba con furia las pelvis en círculos cada vez mas cortos hasta que adquirió tal velocidad que Rubén ya fue incapaz de seguir, limitándose a clavarle la verga lo mas profundo posible mientras le chupaba con fuerza el cuello, en el momento que un rugido escapaba de la garganta de Elisa, acompañado del estallido del nuevo orgasmo que le succionaba toda la fuerza dejándola escurriendo y convulsionando por la fuerza de las contracciones, y completamente a merced de Rubén, quien enardecido bombeó dentro de la mujer disfrutando la sensación que le producía esa estrecha vagina que aprisionaba su verga y que la apretaba y aflojaba repetidamente durante el largo orgasmo.

Rubén entraba y salía de ese cuerpo desmadejado y sin fuerza que se le entregaba para que lo disfrutara, la estrechez de la vagina acariciaba fuertemente al glande frotándolo en todo el trayecto y mientras mas rápido se movía Rubén, mas fuerte era la sensación estimulándolo mas y mas, así que el empujó mas y mas rápido en la vagina de Elisa, quien se movía sin resistencia dejando hacer al hombre su voluntad, limitándose a sentir como entraba y salía la verga en ella, yaciendo con las piernas abiertas y la mirada perdida sin reponerse por completo de los tremendos orgasmos, Rubén alcanzó un ritmo frenético cogiendo a Elisa con violentas sacudidas sacándole el aire con cada empujón, ante tan violenta cogida ella empezó a reaccionar sintiendo como sus senos rebotaban de un lado a otro sin control y su vagina chapoteaba entre sus abundantes fluidos produciendo ese característico sonido, en tanto que la verga de Rubén regaba con ardientes e interminables chorros todo el interior de la vagina, haciéndola sentir como un bálsamo que mitigaba un poco el fuego de sus entrañas, aun con la verga adentro, sentía escurrir el copioso semen inyectado en su útero y mezclado con sus propios jugos, Rubén se dejó caer sobre ella descansando todo su peso en la mujer, pero sin que ella se sintiera incomoda con eso. Antes al contrario le agradó mucho esa señal de intimidad, pues quedaba al alcance de su boca el cuello de Rubén y se entretuvo besándoselo con ternura, agradecida por haber sido desvirgada al fin, pues nunca llegó a pensar que eso sucedería. Sintió que el cuerpo del hombre se relajaba encima suyo, y lo abrazó con cariño, hacia calor y los dos estaban bañados en sudor, haciendo ese momento mas íntimo y excitante, volvió a recordar a Rubén cogiendo con Rosa María y con ese recuerdo la venció el sueño justo cuando oyó un leve ronquido de Rubén.

Despertaron a la mañana siguiente tal y como habían quedado después de coger, al principio Elisa se asustó, pero poco a poco fue recordando lo sucedido y se fue tranquilizando, Rubén despertó pocos segundos después y se dio cuenta que su verga permanecía aun dentro de Elisa, y la tenia parada como todas las mañanas, volteó a ver a Elisa y se encontró con un rostro muy bello que le sonreía amable, el también sonrió.

Buenos días, bonita... saludó Rubén.

Buenos días... respondió Elisa desconcertada por el piropo, pues nunca nadie le había dicho antes que era bonita. Ese detalle le aceleró el corazón por la natural y hermosa vanidad femenina... no tienes porque decirme así.

Claro que si debo hacerlo... dijo Rubén levantando el torso de encima de ella para verla mejor pero sin sacar su pene... y no lo digo por galantería, de verdad que eres una de las mujeres más hermosas que he conocido.

Ya tonto... dijo Elisa abochornada... deja de decirme mentiras, no te voy a creer nada.

Pues debes creerme... opinó Rubén... es verdad solo tienes que mirarte bien y cambiar tu forma de arreglarte.

Ya no digas mas tonterías... rió Elisa sin creerle nada. Pero sintiendo como la verga dentro de ella se ponía cada vez mas dura, e involuntariamente su vagina empezó a contraerse apretando deliciosamente la gruesa barra masculina. Mirando fijamente a los ojos de Rubén.

  • Te juro que te digo la verdad... dijo Rubén empujando su verga dentro de ella haciéndola suspirar y cerrar los ojos de placer... te lo voy a demostrar, te voy a llevar a cambiar tu imagen y tu misma vas a notar el cambio y veras que te digo la verdad.

Ay, si, haré lo que quieras... dijo Elisa casi suspirando, mientras movía su cadera gozando... pero ahorita vuélveme a coger, por favor.

Rubén movió lentamente su cadera introduciéndose todo en Elisa, y ella abrió sus piernas para permitirle mayor profundidad, el hombre adoptó una cadencia lenta y circular sobre el cuerpo de Elisa, que trató de seguirle el ritmo logrando acoplarse a él en un vaivén sensual y excitante al frotarse las pelvis tiernamente una contra la otra, el hirsuto vello de los dos daba un toque incitador al clítoris que crecía y latía conforme el coito se hacia mas intenso ella acariciaba la espalda del joven amante, deleitándose con la tersa piel de hombre y el olor que de él emanaba, provocando un calor creciente dentro de ella haciéndola empezar a transpirar él le levantó los brazos por arriba de la cabeza de ella exponiendo a su vista las dos axilas adornadas con la tupida y suave mata de vello que había estado desde siempre ahí, sin que nunca hubiera sido depilado. Acercó su cara para deleitarse con ese íntimo gesto, besando y lamiendo la sensible piel, lo que hizo el efecto de erizar la piel de ella contrayéndole los pezones y las areolas, a las que bajando la cabeza mamó disfrutando el contacto del pezón con su lengua y paladar.

Elisa suspiraba y gemía cada vez mas fuerte incluso lanzaba ahogados gritos de placer al ser cogida de manera tan sensual, sin prisas dejando que él disfrutara de toda ella, entregándose sin reservas a lo que el hombre decidiera. Él le pidió que se volteara boca abajo y separara sus piernas colocándose sobre ella buscando la entrada de la vagina desde las nalgas de la joven mujer, ella levantó sus nalgas ofreciéndole su entrada, la que al ser localizada por el glande, penetró sin dificultad con una potente embestida de Rubén que la hizo exhalar un largo y sonoro gemido indicando la satisfacción que había provocado en la mujer, Rubén mas enardecido bombeaba dentro de ella hasta casi sacarle todo el pene para volver a clavarlo con fuerza en la húmeda vagina, pero rozando firmemente el punto G, creándole una sensación intensa de delirante gozo, al poco tiempo de embestirla ella sintió abrirse las llaves de su orgasmo, con su primera y sorprendente eyaculación femenina mojando la cama con ríos inagotables que brotaban de la incontrolable sensualidad que la invadía.

Me mojé... dijo Elisa boca abajo con la voz entrecortada por la excitación, respirando agolpadamente, bajo los poderosos envites del macho que bombeaba sin pausas dentro y muy profundo.

Eyaculaste... respondió Rubén con el mismo tipo de voz jadeante... ¿Te gustó?

Si, mucho, fue delicioso, pero sigue mas rápido... exigió Elisa casi gritando... me estoy viniendo otra vez.

Rubén aceleró el ritmo y la fuerza de su penetración, hasta sentir como la vagina aprisionaba con fuerza su verga para desbordarse en miles de contracciones que recorrían todo lo largo del grueso tronco depositado en las entrañas de la hembra, aunque ahora no eyaculó ella, el orgasmo fue muy intenso dejándola agotada y sin respiración, resoplando con la cara pegada a la cama tratando de jalar aire, pero sintiendo como su vagina aun palpitaba con fuerza, acariciando con firmes apretones todo el pene completo desde la raíz a la punta, en el momento justo en que Rubén sin aminorar en nada el ritmo de la cogida aceleró aun mas, estallando con copiosos chorros de ardiente semen que bañaron todo el canal femenino desbordándose hacia fuera de la vagina, por la gran cantidad eyaculada dentro de ella.

Permanecieron así unos minutos mas mientras se recobraban, yaciendo lánguidamente uno encima de la otra. Al poco rato se levantó Rubén y rodó a un costado de Elisa que también giró boca arriba, él se le acercó colocando su cabeza entre el hueco de la axila de ella besando despreocupadamente el costado del seno de ella observando como el pezón se iba contrayendo, poniéndose erecto al responder a las caricias del hombre. Ella metió su dedos entre el pelo de él acariciando su cabeza y revolviendo el sudoroso cabello.

Los vi Rubén... dijo Elisa mientras rascaba suavemente el cuero cabelludo de él... los vi cogiendo a ti y a tu mamá.

¿Qué dices?... indagó Rubén sorprendido... ¿Cómo fue eso, qué viste?

Lo que te dije... contestó Elisa, sin ninguna emoción en la voz... los vi cogiendo en la recámara de ellos.

¿Cómo, cuándo?... tartamudeó Rubén asombrado... ¿Cómo nos viste?

El día que murieron ella y mi papá... contestó fríamente Elisa... regresé temprano porque me enfermé y cuando subí los oí, entonces me asomé por la puerta y los vi.

Rubén quedó enmudecido por la sorpresa de la revelación tan inesperada, no decía nada, esperando que Elisa continuara con el tema pues él no sabía que rumbo debería tomar ni que decir. Al ver que ella no decía nada mas se atrevió a hablar.

¿Y qué piensa de eso?... preguntó con recelo.

He pensado muchas cosas... respondió Elisa... pero ahora lo que pienso es en ¿Cuánto tiempo llevaban cogiendo tu y tu mamá, y por que lo hacían?

Siempre lo hicimos... comentó Rubén casi murmurando... desde que me acuerdo siempre lo hicimos ella y yo.

¿Cómo es eso?... exclamó Elisa frunciendo el seño... no entiendo como pudo ser.

Así nada mas... replicó Rubén contrariado... simplemente lo hacíamos siempre, yo creo que desde que nací.

Elisa estalló en una sonora carcajada... No lo puedo creer, no creo que sea posible coger con un recién nacido.

Yo tampoco... respondió Rubén sonriente ante la risa de Elisa... pero en verdad no recuerdo cuando lo empezamos a hacer. Nunca le pregunté a mi mamá. ¿Pero tú que opinas de habernos visto?

Al principio me dio coraje por la traición a mi papá... dijo Elisa con extraña calma... Después sentí curiosidad por ustedes, quería saber como pensaban y porque cogían entre ustedes, por que engañaban a mi papá y por qué a pesar de todo lo que tu madre hacia a espaldas de él, siempre me trató mal.

No sé que decirte, al menos yo nunca pensé que engañaba a tu papá... confesó Rubén... nunca lo tomé así, antes al contrario, al principio era yo quien me sentía desplazado y engañado por él, pues mi madre dejó mi cama para irse a la de él. Pero después de que hablamos entendí como iba a ser nuestra vida, y que además íbamos a seguir haciéndolo cada vez que pudiéramos. Aun estando casados. Para nosotros era normal y no lo hacíamos por maldad, ni para lastimar a nadie, siempre vivimos haciéndolo, era parte de nuestra vida.

No sé como entenderlo... murmuró Elisa impactada por lo que había oído... se que no es aceptado en la ley ni en la religión. Y eso indica que no esta bien.

¿Y para ti, cómo lo tomas tú?... indagó Rubén.

Yo no sé como tomarlo... contesto Elisa meditando... no sé nada de leyes y no tengo apego a ninguna religión. Así que solo lo veo como un acto fuera de lo natural. Pero no me afecta.

Y ahora que piensas de mí... preguntó Rubén tomando un seno en su mano.

Que ahora ya conozco mas de la vida y que me gusta que tu me lo hayas enseñado…confesó Elisa... cuando los vi a ti y a Rosa María, me gustaste mucho y después del luto cuando tuve tiempo de recordar estaba muy confundida y no podía dejar de tener ese recuerdo, incluso llegue a soñar contigo una vez, y ayer que llegaste y estábamos solos, pensé que seria buena oportunidad para coger contigo, y ya vez que tenia razón.

Bueno entonces te invito a desayunar vamos a bañarnos y después te voy a llevar a cambiar tu imagen... propuso Rubén... estos días que me quedan aquí los vamos a aprovechar tu y yo.