Un Amo para una perra 5

Agotada tras los acontecimientos de la última sesión de entrenamiento, la perra disfruta de un día de descanso que, no obstante, no la preparará para las novedades y descubrimientos que está a punto de realizar.

CAPITULO 5

Tras la terrible sesión de orgasmos forzados has quedado hecha polvo pero, poco a poco, recuperas las fuerzas para beber y comer la comida para perros que te ha dejado. Odias su sabor y su olor pero tienes hambre y, sobretodo, temes lo que tu Amo podría hacerte si no te la comieses. Tras vaciar tu plato te tiras en tu camita a descansar. Duermes durante varias horas de paz, que tu cuerpo agradece. Aunque sientes que el tiempo de solaz ha sido demasiado breve cuando te despiertas con el ruido de tu Amo bajando las escaleras. Se te encoje el estomago de miedo pensando cuales pueden ser hoy sus planes y, temblando como una hoja, te arrodillas ante la puerta esperándolo. La puerta se abre y ves a tu Amo que esboza una mueca que no sabes como interpretar antes de acercarse a ti para examinarte.

  • Así me gustan los coños de las perras. Grandes y rojos, para que se vean bien. -comenta con tono alegre tras examinar tu maltratado sexo que aun notas irritado e inflamado y como si estuviera satisfecho de su obra le da un par de palmadas antes de apartarse- Hoy por desgracia no tengo tiempo para ti perrita. Así que solo voy a darte algunas lecciones básicas de vestuario y conducta que espero que te aprendas bien y pongas en practica a partir de mañana.

Asientes con la cabeza en silencio, prestando atención pues no quieres darle escusas para que se enfade.

  • La primera es que, ademas del collar, las muñequeras, las tobilleras, el corsé y el bozal. A partir de ahora llevaras siempre esta monada de orejitas -comenta poniéndote una diadema similar a la que ya te había hecho llevar ayer mientras te grababa en el potro- y... ¡Esta colita tan linda, en tu culito! -dice mostrándote una cola postiza con un gran plug que miras horrorizada sabiendo que esova a dolerte horrores cuando entre en tu culo- ¡No va ha haber perro que no se empalme y quiera montarte al verte!

Deja la cola a un lado antes de continuar.

  • Además llevarás estos guantes para que no arañes a nadie.

Los guantes en cuestión son simplemente unos saquitos de cuero que te obligaran a mantener las manos cerradas en forma de puños, dejándolas del todo inútiles.

  • Eso en cuanto a ponerte guapa. Respecto a tu conducta, de ahora en adelante, me seguirás esperando de rodillas frente a la puerta pero con la lengua de fuera y babeando sobre esas deliciosas tetitas tuyas. Cuando llegue, quiero verlas bien brillantes de saliva. Además quiero que me saludes ladrando de alegría y diciendo con una bonita sonrisa: “Amo, su perra se alegra de verle. Por favor juegue con ella.” -hace una mínima pausa como para que memorices la frase antes de continuar.- Además, siempre que juegue contigo debes pedir más, creo que esa lección ya la tienes bien aprendida pero nunca esta de mas dejarlo claro ¿Verdad perrita?

  • Si Amo, gua gua. -dices y ladras incapaz de pensar una mejor respuesta aturdida por toda la nueva información.

Finalizada la charla, te pone los guantes, la mordaza de aro que llama bozal y la cola que te hace llorar y gritar de dolor al meter ese enorme plug en tu maltratado e hipersensible ano. Para después rellenar con agua y una papilla tu comedero. Piensas que es una mala señal que se preocupe tanto por tenerte bien alimentada. Y así con las manos inutilizadas, atadas al collar y todos los accesorios de perra puestos te deja sola el resto del día. Pronto descubres que beber el agua y, sobretodo, comerte esa papilla con el el aro que mantiene tu boca permanentemente abierta resulta terriblemente difícil. Eres incapaz de evitar que tu cara y tu pelo no se pringuen de la desagradable papilla que, pese a todo, lames con esfuerzo, temerosa de cualquier represalia y llorando por esta nueva auto humillación. Mientras, el plug, en tu irritado culo hace que veas las estrellas al moverte. Al terminar de comer y beber, sin nada mejor que hacer, te tumbas de nuevo, intentando descansar.

En el silencio de tu celda no dejas de darle vueltas a todo lo que te ha hecho. A las grabaciones que tiene de ti degradada y humillada. A las futuras vejaciones y torturas a las que sin duda te someterá y en las que prefieres no pensar. Para, finalmente, preguntarte una y otra vez si podrás volver a tener una vida normal algún día.

• • • • •

La luz del zulo se enciende despertándote. No recuerdas en que momento te quedaste dormida pero eso poco importa porque pronto oyes acercarse a tu Amo. Aun estas dolorida, sobretodo analmente, ya que solo tu coño ha tenido reposo. Tan deprisa como puedes te colocas en posición. De rodillas, piernas abiertas, culo en los talones y tratas de salivar para babear sobre tus tetas tal y como te indicó ayer. Justo cuando las primeras babas empiezan a mojar tus pechos la puerta se abre.

  • ¡Guau guau guau! Amo su pega se alega de vegle, pog favog juegue comigo -dices nada mas verle intentando vocalizar lo mejor posible pese a la mordaza. Medio sonriendo, medio asustada por no haber tenido tiempo para cubrir con mas babas las tetas.

Te saluda serio con un gesto de la mano. Ves que en la otra lleva una correa y una vara que no presagia nada bueno. Te toca el pelo con la vara levantando las puntas pegoteadas de papilla.

  • Seras cochina. Te has puesto perdida ni que fueras una cerda. -dice aumentando tu preocupación.

Mueve el cuenco de comida con el pie, descubriendo que hay algo de comida en el suelo.

  • Hasta has tirado comida.

  • Lo giento Amo, guau guau guau -dices y ladras tratando de aplacarlo.

  • Silencio, ya hablaremos de eso mas tarde. Ahora lo primero es recuperar el tiempo perdido. Ayer estuve muy ocupado y no pude aleccionarte por tu mal comportamiento del ultimo día. ¿Tienes algo que decir antes de que te de el castigo que te mereces?

  • ¿Ma… ma… mal? ¿Me pogte mal? -preguntas asustada sin recordar que pudiste hacer mal.

  • Hacerte la ignorante no te salvará perrita.

Te engancha la correa y tira de ti para que lo sigas hacia la sala de entrenamiento.

Gateas con los codos siguiéndole como puedes mientras el plug te molesta dentro de tu culo con cada paso.

  • Amo hige lo que me pedigte, llame a mi padregs, me pregente a la camaga,... Si, si eg pogque egtoy sugia. No podia agearme, me dejagte lag manog atadag. -balbuceas angustiada viendo que te lleva a la habitación de entrenamiento.

  • Estas sucia porque comes como una puerca y eso es algo que tambien corregiremos, te lo aseguro. Pero no es el motivo por el que ahora vas a recibir un correctivo. No te preocupes, lo tengo grabado en video para que puedas ver exactamente donde has fallado.

Abre la puerta y al pasar te sorprende ver, tumbada boca arriba, en el mismo colchón en el que tu te despertaste unos días atrás, a una chica joven. Tiene los brazos y las piernas estiradas, atadas a las esquinas. Un saco de tela negra le cubre la cabeza y una especie de caja acolchada, bajo su cadera, la deja levantada de forma soez. Como si estuviera ofreciéndose para ser follada. Por lo demás va vestida como si acabara de llegar de una fiesta. Minifalda, medias, tacones y una camiseta ajustada que hace resaltar unas hermosas tetas. La miras asustada, comprendiendo que no has sido la primera, ni la ultima, a la que tu Amo ha secuestrado. Te quedas en silencio sin saber como actuar.

Por su parte tu Amo no hace caso a la chica que parece dormir y te engancha, por el collar, a la cadena del techo que esta en medio de la sala y con la que te ha ahorcado en un par de ocasiones. Esto hace que te centres inmediatamente.

  • ¡Amo pog favog! Segué buena, la mejog pega, pog favog, no me ahogque de nuevo, ¡Se o suplico! -ruegas desesperada temiendo que ese sea tu castigo.

Pero tu Amo te ignora y tira de la cadena, obligándote a levantarte tan rápido como puedes para no ahorcarte. Por suerte para ti parece que solo te quería de pie y cuando lo consigue bloquea la cadena que queda ligeramente holgada.

  • Te voy a dar una ultima oportunidad para que pienses porque vas a ser castigada. Si dejas de hacerte la tonta seré algo menos severo al aplicarte tu correctivo.

Se pone en frente de ti y agarrándote por los pelos de tu nuca te pregunta mirándote a los ojos.

  • ¿Porque tengo que castigarte perra mala?

  • ¿Tu... tugue que seg mas... mas puta y oguediente? -te sientes realmente intimidada por esos ojos que te miran a través del pasamontañas y deseas poder responder correctamente a su pregunta pero realmente no se te ocurre a que se puede estar refiriendo.- Soy... soy nueva en togo egto Amo, si... si hago algo mal dígamelo y lo rectificague. No... no hace falta que me cajtigues. -añades mientras te caen lagrimas de miedo.

  • Ya veo que te gusta jugar. Pues no te preocupes que te vas a hartar.

Saca una barra de metal que engancha en los grilletes de tus tobillos, obligándote a separar las piernas metro y medio. Quedando, ahora si, la cadena tensa y tu en un precario equilibrio mientras intentas estirarte tanto como puedes para aliviar la presión en tu cuello.

  • Vamos a ver el video para refrescarte las ideas.

Saca su móvil y pone en marcha el video del otro día en el que se te ve montada sobre el potro.

"- Hola, soy la perra de vuestro amigo. A... ahora estoy empalada con un dildo en este potro -te inclinas hacia atrás intentando que se vea el dildo- Pe... pero soy una perra muy muy caliente que necesita algo mas grande y que le llenen los dos agujeros... Guau guau guau por favor Amo rellene los agujeros de esta perra para que pueda correrse Guau guau guau"

Miras el video horrorizada del aspecto de puta que das pero sin entender todavía el fallo.

El video sigue y se ve como entonces la cadena se tensa y te levanta un par de palmos, dejándote colgada del cuello. Mientras, tu Amo, cambia rápidamente el consolador sobre el que estabas empalada por otro doble y mas grande. Para, luego, volver a bajarte encajándolo en tu coño y culo. En todo el proceso no has dejado de retorcerte desesperada.

“- ¿Por… porque Amo? Yo yo... es estoy siendo buena.”

Te escuchas decir con la voz rota y llorando cuando tu yo del video vuelve a estar sentada de nuevo.

“- Como que porque perrita, ¿No acabas de pedirme que te cambie los consoladores por unos mas grandes y que rellenen tus dos agujeros? Deberías estarme agradecida.”

Te ves llorar en silencio hipando mientras tu Amo se queda esperando algo durante un par de segundos hasta que harto de esperar te da una sonora bofetada.

“- ¡Perra estúpida! ¡Cuando tu Amo haga caso a tus peticiones, debes dar siempre las gracias! ¡Esto no quedará sin castigo! ¡Por ahora mira a cámara y agradece tal como deberías haber hecho ya hace rato! ...”

El video se detiene.

  • ¿Sabes ya cual es tu fallo perra tonta?

  • Debi dag lag gacias a mi Amo.

  • Ves como si sabías.

Agita la vara en el aire haciéndola silbar mientras guarda el móvil.

  • ¿Y que se merecen las perras desagradecidas?

  • Pe... pego, pego Amo, yo, yo, soy nueva en esto. Pog pog favog, ten clemencia.

Te cuesta hablar y que se entienda con el aro, que ademas hace que no puedas parar de babear. Ahora tus pechos si que deben estar tal y como él quería vértelos, brillantes y cubiertos de saliva.

  • Mira perrita hoy vas a aprender a ser agradecida y de paso a ser obediente. Una buena perra debe responder inmediatamente si le preguntan algo y no salirse con cuentos. Los primeros diez azotes serán para dejarte eso claro.

Se mueve a tu espalda y sin esperar a que contestes o hagas otra cosa empieza a golpear tus nalgas. Escuchas como la vara silva y golpea tu piel, dejando una linea de dolor dibujada en tu culo. Y así hasta diez veces casi sin pausa.

Te estremeces a cada azote, gritando de dolor, incapaz al principio de pensar en otra cosa pero a partir del quinto como si se activara un interruptor en tu cerebro cambias tus gritos por palabras.

  • ¡Gagias Amo! ¡Gagias amo! ¡Gagias amo! ¡Gagias amo! ¡Gagias amo!

Terminados los diez azotes notas como tu Amo se pega contra tu espalda y te agarra el cuello con su mano para hablarte al oído.

  • Bien, veo que vas mejorando. Te lo preguntaré de nuevo. ¿Que se merece una perra desagradecida como tu?

Puedes notar su aliento en tu rostro al hablarte.

  • Seg, seg adiegtrada y cagtigada Amo. Lo, lo giento, Amo.

  • Eso es y ya que he decidido castigarte azotándote ¿Cuantos azotes crees que te mereces perrita?

  • ¿Di... dieg mag? -respondes asustada y sin desear realmente que el castigo continue.

  • Por lo menos veinte mas, ya que fue una falta muy grabe, me hiciste quedar mal delante de un cliente perrita.

  • Lo, lo giento, Amo. No, no volvegá a ocuguir.

  • Eso es lo que dices pero no te he oído pedirme más. Tal y como te indique ayer que debías hacer cada vez que me dignara a hacer algo contigo. Creía que eso había quedado claro pero ya veo que no.

  • Lo, lo, lo giento Amo. Mag, mag, pog favog. Deme mag. -dices con los ojos cerrados tratando de contener las lagrimas pero sin poder evitar que te tiemble el cuerpo agitando la colita como si realmente desearas que el castigo continuase.

  • ¿Cuanto más perrita?

Su mano suelta tu cuello para agarrarte un pecho y apretarlo clavándote los dedos.

-Aaah... La, la pega ha gido mala de nuevo, Amo… -dudas un segundo tratando de pensar cuantos azotes dejarán satisfecho al sádico de tu Amo- … ¿Veinte mag Amo?

  • Eso esta mucho mejor veo que vas aprendiendo perrita.

Te pasa la mano por la cara y el pelo para limpiarse las babas que se le han quedado pegadas tras haber estado agarrando tu teta y se aparta preparándose para reanudar el castigo.

  • Empecemos no quiero pasarme con esto todo el día.

Cierras los ojos y te preparas para lo inevitable.

El silbido de la vara vuelve a cortar el aire hasta detenerse con un golpe seco sobre tus nalgas. Escuchas como, tu Amo, va contando los golpes en voz alta y espaciando cada uno un tiempo diferente. Lo que te mantiene en constante tensión pero no te impide agradecer y pedir más sumisamente hasta que finalmente alcanza los veinte golpes.

  • Bien con estos queda cubierta tu falta por no pedirle más a tu Amo, ahora vamos a por los veinte azotes que te mereces por desagradecida y hacerme quedar mal ante el cliente.

Las nalgas te arden por los azotes, el culo te escuece por el plug, las piernas te tiemblan y gran parte de tu peso cuelga de la cadena atada a tu cuello dificultándote la respiración. Esperabas que el suplicio hubiera acabado y solo eres capaz de llorar en silencio cuando le oyes decir que aun faltan otros veinte azotes más.

  • Muy bien, esta vez vas a contarlos tu. Que ya estoy algo cansado. Eso si, no intentes engañarme con la cuenta o volvemos a empezar.

  • No Amo. Ja... jamas le en... engañaguía.

  • Eso espero por tu bien.

Agita un poco la vara y tras medir la distancia tanteando tu ya maltratado culo vuelve a empezar con el castigo.

-Aaah... Uno Amo... Gagias Amo... Pog favog mág, Amo.

-Aaaah. Dog, dog Amo. Mág Amo. Gagias Amo y lo giento Amo.

-AAAh diooog uff... Lo giento Amo, gagias, Amo, mág pog favog... y y y tregs Amo.

-AAAAmo gagiasss, lo giento Amo, cuatro, mág Amo.

El móvil de tu Amo suena evitándote el quinto golpe al detenersepara contestar. Te quedas quieta, temblando entre lagrimas, agradeciendo el descanso.

  • ¿Diga?... Si... No, ahora estoy ocupado pero dime que quieres... Ya… ¿Mañana?… No, olvidalo… No, no es por eso… Por que coño no contratáis una puta, os saldría mas barato… Ya… Claro…

La conversación se alarga. Sea quien sea parece muy interesado en convencer a tu Amo. Tu te limitas a esperar pero un movimiento atrae tu mirada. Es la chica que despertada por tus gritos se retuerce inquieta intentando soltarse. No puedes evitar sentir lastima por ella al pensar que pronto pasará por lo mismo que tu.

  • Mira, esta bien, deja de darme cera, iré pero bajo mis condiciones y nada de móviles, como vea uno solo me largo... Ok, venga nos vemos pesado.

Lo ves volver hacía ti pensativo mientras se guarda el móvil en el bolsillo.

  • Amo, la la hica. -dices sin entender muy bien porque estas avisando a tu Amo.

  • ¿Que le pasa?

  • Se ha despegtado, Amo.

Mira un momento hacía la chica que se encoge al comprender que esta atrayendo ahora las miradas

  • ¿Y? ¿Quieres saludarla perrita o es que quieres distraerme con un culito sin estrenar?

  • No, no, Amo. Pog favog mág, siga adiestgándome.

Te da un azote con la mano abierta que duele mucho menos que la vara pero tu piel esta demasiado sensible como para notar ese tipo de delicadezas.

-AAAah, lo, lo giento Amo. Gragias Amo y y mág pog favog, Amo.

  • Tienes suerte perra, mañana tengo una reunión con unos amigos y llevarte con el culo destrozado sería aguar la fiesta. Así que por hoy te libras.

Tragas saliva al oírle hablar de una reunión de amigos.

  • Gra... gragias Amo.

  • Vamos a ponerte cremita y seguir con el entrenamiento que tenía previsto si no fuera por tus tonterías.

Saca un tubo similar a los que usó para aplicarte picante en el coño y pone una buena cantidad de pomada en tu dolorido culo que aunque escuece lo notas aliviar al poco.

  • Gragias Amo. Guau guau.

  • Bien ahora vas a aprender a comportarte en sociedad.

Libera el torno que mantiene fija la cadena y te da un empujón en la espalda, lo que te hace perder el equilibrio y caer hacía adelante. El sistema de seguridad del torno impide que caigas de golpe y te hagas daño pero a cambio te vuelves a notar colgando del cuello durante unos segundos.

  • ¿So… sogiedad? ¿Me vag a sacag fuega agi? -preguntas cuando te recuperas del susto y se te normaliza un poco la respiración.

  • Claro que no. Esto es solo para el entrenamiento. Tendré que arreglarte un poco primero.

Te responde mientras, dejándote en el suelo, sale de la habitación y se aleja subiendo las escaleras. Se te ocurre que quizás podrías intentar escapar pero enseguida lo descartas. Con las piernas separadas por la barra de metal solo podrías arrastrarte y estas segura que la cadena del techo debe tener algún tope que aunque pudieras andar te impediría irte muy lejos. Resignada te quedas tirada en el suelo como si fueras una cosa esperando a que vuelva.

  • Hola, ¿Hay alguien ahí? -Pregunta de pronto la otra chica rompiendo el silencio.

Te quedas callada dudando si contestar o no.

  • Por... por favor, ¿Puedes ayudarme? -insiste ella- Por favor, tengo miedo -y sin poder contenerse más rompe a llorar.

  • Lo giento, no puego aiudagte. Si te aiudo nos castigara. Has lo que te diga si no quiegues pasag hambge, sed y otrags togtugas. -le explicas atreviéndote a hablar.

  • ¡Por favor! ¡No quiero! ¿¡Porque no me ayudas!? -dice ella sin querer entender, es evidente que tiene un ataque de pánico y no atiende a razones.

La puerta de las escaleras se abre y se cierra y escuchas las pisadas de tu Amo bajando a buen paso.

  • Lo lo giento. Guau guau -terminas tu breve charla con la nueva ladrando por si acaso tu Amo os hubiera oído.

La chica llora desconsolada tratando de acallar sus sollozos pues también ha notado que vuelve su secuestrador

  • ¡Esto es lo que vas a llevar puesto perrita!

Dice tu Amo, entrando triunfal por la puerta y mostrándote unas pocas piezas de cuero y látex negro que, estas segura, apenas te cubrirán el cuerpo.

  • Amo ¿Quiegueg que lleve ejo en sogiedad?

Se te queda mirando un momento

  • ¿Te supone acaso algún problema perrita? -te replica borrando su sonrisa.

  • Nin... ninguno Amo. Egtague encantaga de que me pregente como ju pega a la sogiedad. Guau guau guau guau -rectificas rápidamente asustada por su cara y su tono.

  • Ya pensaba que me ibas a hacer quedar mal de nuevo perrita.

Ves que su rostro se ha relajado pero aun suena serio. Por lo que, para convencerlo de que harás todo lo que el quiera, te arrastras como puedes hasta sus pies y volviendo a ladrar sumisa comienzas a lamerle una bota tratando de enmendar tu error como haría una buena perra.

  • Si es que no me puedo enfadar contigo perrita. -dice divertido por tu ocurrencia- Si no fueras tan revoltosa seguro que ni te tendría que castigar. -Mientras habla te quita el aro de la boca sin duda como premio a tu actitud.

Sientes la boca medio dormida de llevar el aro puesto todo un día y la lengua reseca del polvo de sus botas pero sigues lamiendo sin importarte nada de eso, alegre por saber que tu gesto lo ha hecho feliz.

  • Venga, vamos a ponerte guapa -dice tras un rato de lameteo en el que has conseguido dejar relucientes ambos zapatos.

Se aparta y comienza colocándote primero las restricciones de los pies. Unas botas de látex hasta mas de medio muslo que se te ajustan como hechas a medida y con unos tacones imposibles que te harían sin duda caminar sobre la punta de tus dedos. Una vez colocadas te hace doblar las piernas hasta tocar tu culo con los talones y entonces, con unas correas, te ata los tobillos a los muslos. Impidiendo que puedas desdoblar las rodillas. Luego cambia los saquitos para que no arañes por unos guantes largos sin dedos. Que cumplen la misma función pero que sin duda le deben parecer mas estéticos.

  • Amo ¿No me lava antes? Lle… llevo un día sin lavarme, seguramente huela. -Dices mientras lo miras dejándote hacer, sin oponer resistencia.

  • Vaya, nos ha salido presumida la perrita.

  • No, perdón, no es eso Amo. Yo… yo solo no querría hacerle quedar mal si… si me presenta a alguien, Amo.

  • Tranquila para mañana claro que te vas a acicalar bien, pero por ahora solo sería perder el tiempo.

Termina de volver a atarte las manos al collar y te da un cachete cariñoso en el culo.

  • Listo, este si es el aspecto de una perra distinguida.

  • Guau guau -ladras y mueves la cola para ser la mejor perra posible a sus ojos.

  • Bien primero a caminar como la perrita linda que quiero que seas.

Te engancha la correa y tira de ella para que gatees por la habitación en círculos. Enseguida descubres que, aunque has perdido varios kilos, andar a cuatro patas, con estas nuevas limitaciones, es mucho mas duro que antes. Notas perfectamente tu peso a pesar de que tanto los guantes como las botas deben tener algún tipo de acolchado a la altura de rodillas y codos, que en cierto modo lo hacen mas soportable.

Te hace caminar en círculos, mover el culo agitando la cola cada vez que estas parada, ponerte de rodillas, dar la patita y todo ello con la lengua de fuera como una autentica perra. Y tu simplemente obedeces sin queja, ladrando, babeando e intentando sonreír al mismo tiempo.

Tras un rato coge un grueso consolador con forma de polla y lo lanza al otro lado de la habitación. El juguete esta hecho de plástico blando y rebota un par de veces antes de quedarse quieto tirado en el suelo. Notas que te suelta la correa y acto seguido te ordena con un tono alegre:

  • ¡Vamos perrita traeme ese juguete!

Obediente gateas hacia el dildo, separas los brazos para llegar a el, inclinas la cabeza, lo muerdes y vuelves con el en la boca, para dejarlo a sus pies con una sonrisa y moviendo la cola como una buena perra.

  • ¿Te parece manera de tratar a una polla perrita? -el tono y la pregunta te borran de inmediato la sonrisa- Quería comprobar si había hecho bien en quitarte el bozal pero ya veo que, si lo hago, acabaras mordiendo a alguno de mis amigos.

Lo miras azorada sin entender hasta que te das cuenta de tu error. Nerviosa vuelves a agacharte buscando con los labios la punta de esa polla de plástico que succionas para conseguir que se te meta en la boca sin morderla. Cuando por fin consigues sujetarla decentemente, levantas la cabeza buscando su aprobación.

  • Claro, ahora la perra se vuelve lista. -dice en un tono gélido.

Dejas el juguete en el suelo lleno de babas para poder hablar e intentar excusarte.

-Amo, lo, lo siento. Yo, yo pensé que querías que lo trajera como perra, no, no como puta.

  • ¿Y esto te parece un juguete de perra o de puta? -te responde cogiendo el pene de plástico y dándote con el en la cara.

  • Pu… pu… puta Amo, lo siento Amo.

  • Espero que quede claro para otra vez.

Pone el dildo de nuevo en el suelo pero esta vez hace que se quede de pie, sujeto con una ventosa que lleva en la base.

  • Como castigo vas a mamarlo hasta que te diga que pares y quiero que te lo tragues entero hasta tocar el suelo con la nariz como una puta.

El consolador es lo bastante grande como para que te llegue a la garganta. Tragas sabiendo que te va a dar arcadas conseguir lo que pide. Te acercas, separando los brazos vas bajando la cara, metiéndotelo cada vez un poco más mientras lo chupas. Al llegarte a la garganta empiezas a tener arcadas y a babear sin parar. Pero aun así te esfuerzas y bajas y bajas, hasta que la nariz toca el suelo. Pero cuando intentas levantarte, te fallan los brazos y te quedas con los codos separados en el suelo, ese enorme cacho de plástico en la garganta ahogándote y a punto de vomitar. Incapaz de levantarte te agitas pidiendo ayuda, aterrada de que te deje así, al notar que pasa el tiempo y él no parece reaccionar.

  • Vaya perra mas inútil. -dice agarrándote del pelo y tirando de el para liberarte por fin.

Tan pronto el dildo sale de tu boca escupes una enorme cantidad de babas que cubren el juguete y parte del suelo.

  • Gra… gracias Amo, gracias.

  • Esta claro que aun te falta entrenamiento para mamar una polla tu sola. Tumbate boca arriba. -Ordena y agarra el dildo que se desprende con un sonoro plop mientras tu te dejas caer de lado para luego tumbarte en el suelo, con los brazos y piernas levantadas.

  • Abre la boca te voy a enseñar a mamar ya que tu no sabes. -dice sentándose a horcajadas sobre tus pechos. Y tu, sumisa, abres la boca y sacas la lengua para recibir ese enorme cacho de plástico resbaladizo gracias a todas las babas que ti hizo escupir antes.

  • Ves, hasta aquí te tienes que meter una polla. -dice metiéndote el dildo hasta el fondo de la garganta. Para luego empezar a follarte la boca con él, de forma rápida hundiéndolo una y otra vez hasta el fondo como si tuvieras un coño y no una boca.

  • ¿Ves perrita? Tienes tres agujeros por los que dar placer a cualquier polla que quiera follarte.

Las babas se acumulan en tu garganta impidiéndote respirar. Intentas escupir todas las que puedes, cada vez que saca el dildo de tu boca y estas acaban cayendo por toda tu cara metiendosete en la nariz y los ojos que cierras instintivamente. Por si no fuera suficiente las arcadas son constantes y tienes que luchar con todas tus fuerzas para no apartarte y hacerlo enfadar.

Cuando sientes que estas llegando a tu limite y que no vas a ser capaz de seguir te saca el consolador de la boca, y se te queda mirando muy serio.

Escupes lo que te parecen litros de saliva mientras boqueas buscando aire.

  • Gracias Amo, más más Amo -dices como una autómata cuando te sientes algo recuperada.

  • Abre los ojos perra.

Lo haces e inmediatamente todas las babas se te meten dentro irritándotelos. A través del velo de babas ves la figura de tu Amo que se inclina sobre ti y te escupe en los ojos. Instintivamente los cierras pero vuelves a abrirlos rápidamente sabiendo que eso es lo que quiere que hagas.

  • Perdon Amo. -te escusas por haber cerrado los ojos.- Escupame mas, no volveré a cerrar los ojos.

  • Buena perra. -dice él reconociendo tu esfuerzo antes de volver a meterte el consolador en la boca y violartela de nuevo salvajemente.

Te cuesta horrores respirar, no solo por el consolador y las babas, también porque está sentado en tus tetas oprimiendo tus pulmones y el corsé no ayuda a respirar usando el estomago. No estas colgada pero igualmente te estas asfixiando. Sientes que pierdes fuerzas. Los ojos se te ponen en blanco, tu cuerpo convulsiona en espasmos buscando un aire que no le llega, se te nubla la mente y todo desaparece. Solo vuelves a ser medio consciente de lo que pasa cuando tu Amo te trae de vuelta azotándote con el consolador en la cara.

  • ¿Que? ¿Echando una siesta perrita?

Acabas de tener tu primer desvanecimiento giras la cara tosiendo saliendo todas las babas. Tu Amo ya no esta sentado sobre tus tetas y espera a un lado pacientemente a que te recuperes.

  • Gracias, más Amo, guau guau. -dices y el sonríe.

  • Buena perra

Se inclina sobre tu cara y deja caer con un hilo de baba una enorme flema que debe llevar un rato preparando. Sin dudarlo abres la boca para recibirla. Notas como la alcanzas con la punta de la lengua y como se desliza por toda ella hacia dentro de tu boca. El hilo se rompe y el ultimo resto cae sobre tu cara. Tragas.

  • Gracias, más Amo más guau guau.

  • No, que te me envicias. Ademas, con tanta baba que has soltado debes tener sed... ¿Quieres beber un poco perrita?

  • Guau guau -ladras asintiendo.

  • Bien, pues ahora que ya has practicado como se come una polla y, ya que tenemos una nueva putilla con nosotros, vas a aprender a comer chochetes. Y, para que lo hagas con ganas, hasta mañana no vas a beber otra cosa que lo que le consigas sacar a esa.

Miras con lástima a la chica antes de, con esfuerzo, volver a colocarte en cuatro y gatear hasta los pies de la chica. Acercas tu cara llena de babas a su entre pierna, mojándole los muslos y haciendo que se estremezca. Metes la cabeza debajo de la falda y con los dientes intentas bajar un bonito tanga con encajes que lleva puesto.

Mientras, de pie, apoyado en la pared, tu Amo se queda mirando con una sonrisa torcida.

Con el tanga bajado, todo lo que da de si el elástico, acercas de nuevo tu cara a su coño. Sacas la lengua y empiezas a lamer, comprobando que lo tiene bien depilado. “Un tanga de encaje y el coño depilado sin duda esperaba visita” piensas mientras ella tiembla a con cada lametón que le das.

  • No, no quiero, por favor no me violéis… -ruega empezando a sollozar.

Al escucharla se te parte el corazón pero sigues lamiendo sin parar. Decides hacer por ella lo único que sabes que puedes hacer. Levantas el culo y te contoneas, agitando la cola como si estuvieras contenta por jugar con un coño. Intentando llamar la atención de tu Amo para que te use a ti y no a ella. Al menos no todavía.

Pero la chica no parece querer colaborar contigo. Se mueve todo lo que puede, que es bastante al no estar agotada físicamente como tu.

  • ¿Te gustan los chochetes eh perrita? -escuchas a tu Amo decir divertido.

  • A la perra le gusta lo que su Amo quiera, guau guau -respondes y sigues intentando lamer, sin parar de mover más y más el culo.

Tu Amo se ríe y mientras la chica sigue resistiéndose.

  • Perrita, muérdele el coño a esa puta desagradecida para que se este quieta.

  • ¡¡Noooo Noooo por favor!! -grita al instante la chica

Pensando “Lo siento” inclinas la cabeza y le muerdes los labios del coño.

  • Aaahhh -gime pero sin dejar de intentar escaparse de ti.

  • ¡Más fuerte perra! -te azuza tu Amo y asustada por el tono vuelves a morder está vez con todas tus fuerzas.

  • AAAAaaahhh -ahora si grita- Ya ya ya ya no me muevo. Por favor, por favor, no me muerdas más.

Esperas unos segundos pero al ver que, efectivamente, se ha quedado quieta, vuelves a lamer. Pasas bien la lengua, succionas un poco, se la metes. Ella solloza pero ya no se mueve. Poco a poco su cuerpo responde y, junto con sus jugos, notas un sabor familiar, orina. La pobre debe llevar horas sin ir al baño y tus atenciones la están poniendo en una situación muy comprometida. La escuchas jadear bajo la tela que cubre su rostro y sientes como tiembla conteniéndose todo lo que puede. Luchando por no mearse encima.

Te da algo de lastima pero, para ti, es una oportunidad para beber más de lo que esperabas y sigues lamiendo buscando que se orine del todo. Y es en ese momento, cuando te das cuenta de hasta que punto tu secuestrador te ha transformado y pervertido.

En shock por esta revelación, te quedas paralizada. Con la cabeza metida entre las piernas de la chica, olvidándote de lamer o de mover tu culo. Tan solorespirando el olor del sexo que tienes abierto justo delante de tu cara. Hay algo familiar en ese olor, apoyas tu nariz en el y lo olfateas con cuidado. Huele como cuando te masturbabas a solas en tu habitación, huele a ti, huele a perr… te reprimes cuando te das cuenta de como te ibas a llamar.

  • ¿Que pasa perrita ya has terminado? -te sobresaltas volviendo a la realidad. Su voz, tan cerca, te ha puesto la piel de gallina. Y, cuando notas su mano acariciándote en dirección a tu raja, te das cuenta de que ese escalofrío no ha sido solo por miedo. Avergonzada de ti misma sientes tu coño babear y palpitar pidiendo polla. Es la primera vez desde que estas en este lugar que deseas ser follada y tratada como la perra en la que te esta convirtiendo.

Entre lagrimas, completamente humillada, levantas de nuevo el culo. Facilitando y deseando que llegue a tu coño mientras continuas lamiendo.

Uno de sus dedos, como si fuera un explorador, acaricia el contorno de tus labios. Para deslizarse sin resistencia dentro de tu agujero, completamente empapado.

-Aaah más, más, Amo. Por favor más... -mueves el culo, buscando ese dedo que no consigue llenarte, mientras ahogas tus gemidos en el coño que te ha ordenado lamer.

  • Que mojada estas perrita. -dice acariciándote y penetrándote delicadamente con ese único dedo que te está volviendo loca.- Si llego a saber que te ponían tanto las putillas la hubiera traído antes.

Al escucharlo paras de lamer asustada, no quieres ser la responsable de que secuestre a más chicas. Empujas la minifalda de la chica hacia arriba para sacar la cabeza y ver a tu Amo.

  • No Amo. La… la perra esta en celo, por… porque quiere… ¡Quiere pollas! ¡Quiere que su dueño la monte! ¡Guau guau guau! -dices sonriendo y alzando la voz sintiéndote en algún sentido liberada.

  • Eso tiene fácil solución.

Aparta tu cola de perra y acerca su polla completamente erecta a tu coño. Al ver su polla inclinas la cabeza hasta tocar el suelo, para levantar mas el culo completamente ofrecida. Tu coño sigue irritado y dolorido, en otras circunstancias serias incapaz de meterte nada ahí abajo pero estas tan mojada que su polla entra sin esfuerzo. Haciéndote estremecer con una extraña mezcla de dolor y placer.

  • ¡AAaah aaAuuuuu! ¡Más! ¡Más! ¡Gracias Amo!

Te sientes rara, te duele, pero es un dolor que potencia el placer que te esta dando tu Amo al follarte. Y en ese momento, aturdida por esas sensaciones que inundan tus sentidos, notas un chorro caliente que cae sobre tu cabeza. La chica, horrorizada por la degradación a la que has llegado y temiendo que pronto correrá la misma suerte, no ha aguantado mas y se ha meado encima tuya.

  • Jjajaja parece que tenemos una puta meona

La orina moja tu pelo y cae cálida por tu rostro hasta el colchón, donde forma un charco en el que tu cara se restriega y chapotea con cada embestida de tu Amo. Pero ya todo te da igual y, como dijo tu Amo, es lo único que vas a beber hasta mañana. Así que lames la orina de la chica mientras tu Amo te monta.

  • Coge un buen buche de meos, perrita. Vamos a darle a la nueva un poco de sus propios jugos.

Asientes y sorbes todo lo que puedes, guardándolo en tu boca. Según terminas tu Amo te indica que avances y tu, por supuesto, obedeces. Pero ademas, contraes tu coño, apretando su polla para no perderla al moverte. Avanzas a cuatro patas sobre la chica hasta que quedas mirando directamente el saco de tela negra que cubre su cabeza. Tu Amo se inclina sobre ti y retira el saco descubriendo su rostro. Esta colorada empapada de llorar y te mira asustada, parpadeando por la luz.

  • Vamos dale de beber. Seguro que tiene tanta sed como tu el primer día.

La pobre chica niega con la cabeza, apretando los labios y apartándose todo lo que puede de ti con un gesto de asco. Sin duda por lo sucia que estas y el hedor que debe desprender tu cuerpo, piensas al ver su pelo limpio y oler los restos de su perfume. Pero eso no te impide intentar cumplir las ordenes de tu Amo. Inclinas la cabeza, pegándote a su rostro, buscando su boca cada vez más excitada. Pero la putilla rehuye tu beso una y otra vez horrorizada al ver en tu rostro una mezcla de vicio, resignación y placer coronada por una sonrisa de loca.

  • Atenta perrita. -Escuchas la voz de tu Amo en un susurro junto a tu oído.- Vamos a hacer que abra la boca. -Ese inesperado momento de proximidad y complicidad hace que te corras. Con la boca llena de orina aprietas tus labios con fuerza, aguantando tus gemidos y consiguiendo no derramar ni una gota. Al contrario que tu coño, que lo notas abrirse y cerrarse espasmódicamente salpicando las piernas de la chica. Y, aunque no lo puedes ver, también la mano de tu Amo que con la habilidad que le da la experiencia ha agarrado el clítoris de la nueva para retorcerlo con saña, haciendo que pegue un grito y abra la boca.

En medio de tu orgasmo casi pierdes la oportunidad que te ha dado tu Amo para cumplir tu tarea. Pero, por suerte para ti, la nueva putilla es una chillona. Dándote tiempo a escupir dentro de su boca el buche de babas y orina que llevas guardando desde hace rato, haciendo que se atragante y tosa. Pero eso no te puede importar menos. Inmediatamente cumplida tu tarea te apartas y giras la cabeza jadeando buscando a tu Amo.

  • ¡AA aaAAu más, más, Amo! ¡Gracias, muchas gracias! ¡La perra quiere más monta, por favor!

Tu Amo, riéndose por como ha conseguido degradarte, se centra ahora en ti y en romperte el coño con una buena follada.

Constreñidos por el corsé, el plug de tu culo y la polla de tu Amo, se revuelven en tu interior cada vez que eres penetrada. Buscando un espacio donde acomodarse, haciéndote sentir como si te estuvieran batiendo las entrañas. Las sensaciones son tan intensas que por un momento piensas que te ha drogado de alguna manera. Pero lo cierto es que tampoco te importa te esta dando tanto placer, que solo quieres más.

  • ¡Guau guau! ¡AAAh Aaauuuu! ¡Más, aaaaah, más Amo! -ladras, jadeas, te quejas, gimes y ruegas pidiendo más.

Incapaz ya de sostenerte sobre tus patas, te derrumbas. Aplastando con el peso combinado de tu cuerpo y el de tu Amo a la pobre chica que llora, en shock, viéndote degradada, humillada y aun así disfrutando.

Notas como tu Amo se tensa y acelera un poco sus movimientos. Instintivamente sabes que eso solo puede significar una cosa, se va a correr. Feliz como una niña a punto de abrir un regalo, te preparas para recibir la semilla de tu Amo. Pero, en lugar de eso, notas como se sale de ti dejándote un enorme vacío y acto seguido escuchas chillar a la nueva puta del Amo. No necesitas mirar para comprender que la ha elegido a ella para correrse despreciándote a ti.

  • ¡Amo, por favor! La perra quie… quiere más. Se... seré buena perra. ¡Se lo suplico! ¡Folleme más… monte más a su perra! ¡Guau guau guau!

  • ¿No decías que no querías que te preñara? -replica él entre jadeos y riéndose, mientras la chica grita como loca pidiendo que pare y que no se corra en ella.

Caes en la cuenta de que, en efecto, ese era el acuerdo al que habías llegado hace apenas un par de días. Un par de días que ahora te parecen muy lejanos. La cabeza te da vueltas, el coño te palpita pidiéndote más, tú quieres más. Se te caen las lagrimas sabiendo que has tomado una decisión que no creías capaz de tomar.

  • A… Amo, si… si. A… acepto. Acepto que me preñes. Por favor, siga montando a su perra.

  • ¡No! -es una sola palabra pero te cae como un mazazo- Quiero estrenar a la nueva que esta más fresca que tu. Pero tranquila que no te quedas sin, esto es para ti. -Y te mete cuatro dedos en el coño de golpe

  • !AAAAAHH¡ ¿Por… porque Amo? ¿No… no te… no te gusta mi… mi coño? ¿Te… te gusta mas el… el de ella? -preguntas entre jadeos aguantando el dolor que te llega desde tu coño mientras sientes que, literalmente, te lo esta partiendo en dos.

  • Eso es perra, tu coño no vale nada comparado con el de esta putita recién estrenada.

El ríe, ella llora y entre medias notas que esta intentando hacerte un fist fuckin.

  • ¿En... entonces me va a… ¡Aaaah!… abandonar? Na… nadie me va a querer así. No… no me dejes Amo. -ruegas rompiendo a llorar.

  • ¡Calla de una vez! ¡Que no me dejas concentrarme! -dice soltándote una fuerte nalgada- Haz algo útil y lame la cara a la puta para ponerme cachondo.

  • Si Amo. Lo siento Amo. Guau guau -te disculpas tan sumisa como puedes intentando recuperar el favor de tu Amo. Dejas el culo quieto y levantado para que te haga lo que quiera notando sus dedos aunque tu querías su polla. Triste, empiezas a lamer la cara de la chica, sus lagrimas, sus babas, la orina que no llego a tragarse. Jadeas y gimes sobre ella consciente de que tu aliento huele a meados.

  • ¡Ja! ¡Sabía que ya te entraba! -grita triunfal cuando consigue meter toda su mano en tu coño. Para luego centrarse en follar a la nueva olvidándose de ti pero sin sacarte la mano de dentro.

Miras con envidia a la nueva. Has estado a punto de correrte cuando ha metido todo el puño, pero al quedarse quieto la sensación se ha diluido y ahora solo te sientes frustrada y rellena como un pavo de navidad.

  • Deberías dar las gracias al Amo, puta. -increpas en voz baja a la nueva para no molestar a tu Amo.

Por supuesto la chica te ignora y solo llora mientras gime por la violación que termina cuando, con un fuerte movimiento de cadera y un gemido sordo, tu Amo se corre en la nueva puta que ha secuestrado.

  • Joder, no hay nada como estrenarle el coño a una puta. Me voy a por una cerveza. Perrita, límpiale el coño mientras no vuelvo.

  • Guau guau.

Se levanta y te saca la mano del coño que queda completamente abierto, notas el aire entrando dentro de ti, te preguntas si algún día tu coño se recuperara de todos estos excesos. Gateas hacia atrás hasta volver a tener su coño delante de la cara. Se ve cerrado, húmedo y con restos de sangre. Te preguntas si es que acaso la chica era virgen. Vuelves a mirarla, es mas joven que tu pero no sabrías decir cuanto. Prefieres no saberlo. Si esta ha sido su primera vez, has ayudado a tu Amo a que sin duda sea una primera vez especialmente traumática. Niegas con la cabeza y empiezas a lamer en busca del semen de tu Amo.

  • Cuanto antes asumas que eres su puta, mejor. Yo ya he asumido que soy su perra. -le dices sin apartar la boca de su raja y sin tener muy claro si estas tratando de animarla a ella o a ti misma.

  • Yo... yo no… no soy una pu... puta, como tu... -te responde ella entre sollozos.

  • Yo no soy puta, soy perra. -replicas algo molesta, cortando la conversación y centrándote en la tarea que te encomendó tu Amo.

• • • • •

Cuando tu amo vuelve te encuentra en la misma tarea en la que te dejo, a pesar de que hace rato que ya no queda nada que limpiar en ese coño. Te da unas palmaditas en la cabeza y te lleva al zul... a la perrera, rectificas para ti. Te guía tirando de tu pelo, parece haber decidido que ya no necesitas correa.

Te libera de todos los arneses y sujeciones antes de encerrarte y volver a la sala de entrenamiento. Desde donde, al cabo de poco rato, empiezan a llegar gemidos, suplicas y gritos. Te acercas a la puerta y te pones de rodillas, abierta de piernas, con la lengua de fuera, babeando. Tal y como a el le gusta encontrarte cada mañana. Escuchas con los ojos cerrados masturbándote hasta correrte. Sintiéndote como un juguete roto desechado e imaginando que eres tu la que recibe las atenciones del Amo y no la nueva.


ADVERTENCIA: Todo lo anteriormente narrado es ficción y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Nada de lo descrito en el relato apoya los actos de sexo donde una de las partes no dé su consentimiento en la vida real. Dicho esto...

Gracias por haber leído este relato, espero lo hayas disfrutado y gracias a la musa que lo ha inspirado.

Se aceptan comentarios y criticas.