Un Amigo Intimo de Verdad

Descubriendo algo más en una amistad adolescente...

Lo que voy a contar me sucedió hace cosa de dos años. Por aquel entonces yo tenía 18 años. Siempre me han atraído los chicos, pero lo mío es algo no reconocido y ocultado. Simplemente nunca me ha apetecido que la gente me mire de forma distinta solo por una preferencia.

Ayuda mucho el tema de que no tengo nada de pluma y tengo un aspecto muy masculino. Soy bastante alto, 1’90 cm, de complexión fuerte y ancho de espaldas. Estoy medianamente en forma, sin estar excesivamente musculado. Tengo los ojos marrón  claro y el cabello castaño oscuro. Yo nunca he sido narcisista pero por la forma en que se fijan en mi algunas chicas, creo que soy algo atractivo.

Mi más antiguo amigo, al que conozco desde la guardería, se llama Jorge. Desde siempre he sabido que es totalmente hetero. De mi misma edad, bastante más bajito que yo, de complexión mucho más pequeña. Delgado, pero fibrado. Cabello de color negro, y ojos marrón claros similares a los míos.  Siempre ha sido un ligón empedernido, sin ninguna vergüenza a lanzarse a por las chicas. Muy diferente de mí en ese sentido. Nunca lo ha sabido, pero siempre me he sentido atraído por el, en el más absoluto secreto por miedo a que ello terminara con nuestra gran amistad. Sabiendo que no le va mi rollo. Pero un dia inesperadamente, sin saberlo el, me dio una gran oportunidad y placer.

En aquel tiempo, hace dos años solíamos quedar los viernes en su casa para viciarnos a la PlayStation. Aunque era entretenido al principio, al cabo de dos horas se volvía un verdadero coñazo, y solíamos ver alguna peli porno online, con el volumen bajo para que sus padres no nos oyeran. Pero no pasaba nada más lejos de aquello.

Finalmente en una de estas veladas me comento que había leído en una revista para adolescentes la conocida historia de pajearse entre amigos y que no lo consideraba para nada de “maricones” tal como dijo. Viendo rápidamente la intención oculta de aquel comentario, no pude detenerme, ocultando mi excitación:

-Podríamos probar-lo no?

-tardando a responder- Tal vez, bueno si…

-De acuerdo- Dije - tumbémonos en la cama.

-Pero con la luz apagada, de acuerdo?

-Claro, afirme yo falsamente.

Ya tumbados en la cama, sin luz, el a mi lado, mi corazón se puso a cien de la excitación de pensar en lo que íbamos a hacer. Los dos nos bajamos los pantalones, y finalmente los boxers solo hasta debajo de los huevos por si había alguna sorpresa. Jorge, empezó a palmarme por encima de mi camiseta, sin dar con mi pene, ya erecto, así que con mi mano y la más absoluta suavidad le guie hasta él. El pareció sorprendido y extrañado a la vez.

-Joder, que dura se te ha puesto no?

-Disimulando mi vergüenza y lascivia, conteste-. -Es que la peli me ha puesto a cien! Riéndome un poco para aflojar la tensión.

Me toca a mí ahora, así que alargo el brazo, cruzándolo con el de el y alcanzo su pene, no tan duro aun, pero para mi sorpresa increíblemente agradable al tacto, i con forma algo curvada.

-Pues vamos allá- Dije riéndome.

Empezamos la masturbación mutua con cautela, yo intentando aguantar mi frenesí interior ante aquel placer inesperado. El no parecía demasiado interesado, sino que se dejaba hacer. De repente, como coordinados, empezamos a aumentar el ritmo gradualmente, hasta que se oía el rezo de los brazos con la piel. Nuestra respiración se aceleró y temblábamos ligeramente. Me fije que tal vez ahora, pasado el miedo inicial, Jorge empezaba a disfrutar de verdad con aquello, supongo que imaginándose a alguna chica buenorra en la oscuridad de la habitación.

Yo estaba en la más absoluta gloria, aunque aquello desde luego no era lo mas a lo que me apetecía llegar con él, conociendo sus gustos me conformaba con aquello.

-Más rápido, joder! -susurre yo-

-Joder tio, que ganas tienes de acabar.

-Es que se me está cansando el brazo tio –mentí yo, en realidad el contacto con su brazo me excitaba aún más si cabe.

El ritmo aumento hasta un ritmo espectacular, con brutales sacudidas de los penes. Podía oír su jadeo medio ahogado. Y ello me ponía más a cien aun.

Llego el gran momento, en una última y repentina sacudida, nos corrimos casi al mismo tiempo. Una inmensa oleada de placer electrizo todo mi cuerpo, seguido de una gran relajación. Note como fluía por mi mano su semen y el mío corría por la suya.

-Joder, si. –dijo como involuntariamente-

Acompañado todo ello de un gemido mutuo de placer, todo termino en una sensación de paz increíble.

Pasado un rato, los dos sin decir nada, con los brazos aun entrelazados, disfrutando de la tranquilidad. Finalmente los separamos lentamente, y con sendos clínex nos limpiamos las manos de semen. Sin movernos el uno del lado del otro, hizo aparición una especie de somnolencia. De repente él se levantó para ir a mear. Iba a cerrar la puerta de la habitación cuando de repente me dice:

-Te quedas a dormir no?

-Sí, conteste. Es bastante tarde, mejor que me quede.

Cuando el salió, yo estaba exultante. Me acababa de correr con el tio que me atraía más en secreto y encima me dejaba dormir en su cama a su lado toda la noche. El sueño no tardó en aparecer, acompañado de una agradable sensación de triunfo.