Un alumno de 19 años me violó

No me creía lo que me estaba pasando. Un alumno me violó y un profesor me salvó.

Buenas noches, soy Almudena, profesora de biología de una universidad española. Tengo 30 años y aunque creo que estoy bastante maciza, como dirían mis alumnos, no tengo novio desde hace mucho tiempo porque me he dedicado a estudiar y a ingresar como profesora en la universidad. Mido 1,68 m, tengo buen tipo y mi talla de sujetador es la 95-100, por lo que se puede decir que estoy bastante bien.

Esto que os voy a contar me sucedió este año al finalizar los exámenes de junio. Estoy bastante afectada por ello y aunque me da mucha vergüenza contarlo, mi psicólogo me  ha recomendado que lo hable con alguien, pero como no me atrevo con nadie que conozco, prefiero escribiroslo a vosotros.

Como profesora soy bastante exigente, así que mis exámenes son bastante duros e incluso pregunto cosas que no he explicado en clase. De hecho en el examen de este año este fue el problema que tuve.

Fue el 19 de junio. Era la revisión de los exámenes donde los alumnos se quejan de las calificaciones que les he puesto y suelen pedir que les apruebe con notas de 4 o 4,5. Debido a la dificultad de este examen, (quizás se me fue un poco la mano, aunque no era para que me hicieran lo que me hicieron) tuve un montón de alumnos en la revisión. Empezamos a las 4 de la tarde y eran más de las 8 y todavía quedaban alumnos en la puerta de mi despacho.

Lo realmente duro para mí ocurrió con el último alumno y cuando pensaba que el largo día de trabajo estaba a punto de terminar. El chico se llama Fernando y estaba en su 2º año de carrera, debía tener unos 19 años, es bastante alto, fuerte y guapo (porque negarlo). Cuando él entró a revisar el examen esto fue lo que ocurrió:

  • Pasa y siéntate.
  • Gracias.
  • ¿Cómo te llamas?
  • Fernando Martínez Hidalgo
  • Sí. Aquí está tu examen. Tienes un 3,5.
  • Pues, creo que me ha salido bastante bien. En esta pregunta te he contestado bien y solo me has puntado 1 pto de 3 que valía la pregunta.
  • La respuesta no esta mal. Pero quería que fueras más concreto.
  • Pero, si la respuesta no está mal no puedes quitarme 2 ptos.
  • Lo siento, os he puntuado a todos igual y no mereces más de un pto ahí.
  • ¿Y en esta? ¿Por qué me pones un 0, si también he contestado bien?
  • ¿Haber? Es que ahí no me gusta como te explicas, entiendo lo que me dices, pero yo no os lo he expliqué así. Si hubieras ido a clase más lo habrías puesto como me gusta. Le dije yo, un poco borde.
  • Pero ir a clase no es obligatorio. No estoy de acuerdo con la nota. ¡Merezco que me apruebes! Dijo él elevando la voz.
  • Lo siento pero, no. Le repliqué firmemente. Ya has visto el examen así que ya está. Es tarde y me tengo que ir.
  • Yo no me voy de aquí hasta que me apruebes. Y tú tampoco.
  • Jaja. Me reí mientras recogía los exámenes y el bolso para irme del despacho pues ya eran casi las 9 de la noche.
  • ¡Almudena! Eres una maldita Zorra. Y me vas a aprobar así sea por las buenas o por las malas.
  • ¿Qué me has llamado?
  • ZOORRRAAAA. PUUUUTAAAA. Dijo el chico con una cara de enfado bastante importante.
  • No te voy a aprobar este examen y difícilmente vas a aprobar alguna vez conmigo. Niñato de mierda.

Entonces el chico sacó una navaja del bolsillo, medio se rió y dijo: - Te he dicho que eres una maldita Zorra y ahora mismo me lo vas a demostrar. No pienso salir de aquí sin una sonrisa en mi cara.

Yo al ver la navaja me asusté, como es lógico. - ¿Qué haces? Tranquilo Fernando, no te pongas nervioso. Vamos a hablarlo. - Caray. La putita se ha asustado al ver la navaja y ahora me quiere aprobar. Pues a mi ahora el examen me da igual. Eres una profesora muy zorrita y que encima va por ahí calentando las pollas de los alumnos con tus vestiditos cortos, y enseñando tus tetas de putón con esos escotes. Ahora mismo vas a arrodillarte aquí junto a mí y me vas a hacer la mamada más rica que jamás hayas hecho o te rajo enterita.

A mi se me puso un nudo en la garganta e intenté volver a decir: - Tranquilo Ferna - Que te calles! Ven a chupármela ya. Entonces yo intenté gritar: - SOCORRROOO!!! - Calla ZORRA. No ves que ya no queda nadie a estas horas.

Yo callé y él se acercó me agarro del brazo mientras me apuntaba con la navaja. Me llevó al otro lado de la mesa del despacho, me empujó para que me arrodillara y volvío a gritar:

  • Chupamela Zorra calientapollas.

Yo no sabía que hacer. Entonces el me cogió mi mano y se la pasó por los cojones, mientras decía:

  • Ves que dura está, ya? O me la chupas tú o te la meto yo en la boca a la fuerza. Tú sabras. Yo creo que te dolerá menos si lo haces tú.

Tras pensarlo un instante, ví que tenía razón y me puse a desabrochar su cinturón y sus  pantalones vaqueros. Al bajarselos ligeramente pude ver como debajo de los boxers negros que llevaba, había un bulto bastante importante.

  • Bájamelos del todo. Dijo él mientras se quitaba los zapatos y los calcetines.

Ahora solo me faltaba descubrir que escondía bajo los boxers ese chico de 19 años, pero mi intuición me decía que era algo grande. Agarré los boxers por la cintura y con los ojos cerrados se los bajé. Al abrirlos, encontré lo que me esperaba. Su miembro ya estaba medio erecto y muy duro como él había dicho. Su tamaño superaba los 20 cm y su grosor, no sé, pero debía ser el doble de gordo que un palo de fregona.

Yo sabía lo que tenía que hacer, pero no sabía como hacerlo, pues, su miembro era enorme y mi boca más bien pequeña. Sin embargo sin que él dijera nada solo con su mirada, consiguió que yo agarrara aquel pene y comenzara a pajearlo. Pronto él me dijo que las mamadas se hacían con la boca y yo irremediablemente tuve que empezar a la lamérselo. Al poco tiempo ya me encontraba con gran parte de su pene dentro de mi boca y por lo que parecía le estaba provocando bastante placer.

  • Muy bien, Almudena. Así. Sí con las pintas de zorrón que tienes, yo sabía que tenías que chuparla de puta madre.
  • Venga, sigue. Más adentro. Joder, vaya par de tetas que tienes. Desde aquí arriba se ven enormes.

Todas esas palabras que él decía, provocaban en mi una sensación muy extraña. Por un lado me encantaba saber que provocaba placer en un hombre, pues debía hacer como unos 5 años que no mantenía relaciones con un chico. Pero al mismo tiempo, saber que estaba siendo obligada a hacerlo me resultaba humillante.

Él se había fijado en mis pechos. Desde su posición y por la ropa que llevaba, una camisa blanca con 2 botones desabrochados, por el calor que hacía, y una falda negra por encima de las rodillas; él podía intuir y seguramente ver parte de mi sujetador. Después de 5 minutos de una mamada bastante profunda, decidió ir un poco más allá.

  • Levántate.
  • ¿Como?
  • Que te levantes. Te voy a dar un pequeño respiro para que cojas aire.

Estuve a punto de darle las gracias, pero afortunadamente no lo hice, hubiera sido realmente humillante. Simplemente me levante, me eche hacia atrás todo lo que pude y me limpié disimuladamente la boca con la mano.

  • Estaba rica?
  • He dicho que si estaba rica?
  • Las he probado mejores. Contesté haciendome la dura.
  • Jaja. Seguro que sí. ¿La de tu novio por ejemplo?
  • No tengo.
  • Que pena, porque gozaría mucho contigo. Entonces quien ha sido el último que ha tenido el placer de follarte?
  • No me acuerdo.
  • Jaja. Como que no te acuerdas. Anda, piensa un poco. No te conviene enfadarme.
  • Un ligue de una noche.
  • ¿Y cuanto hace de eso?
  • Hará unos 5 años.
  • Jaja. O sea que llevas 5 años sin follar. Así estás de calentorra y por eso vas provocando enseñando todas las piernas y las bufas.
  • Yo no voy provocando a nadie. La falda es por la rodilla.
  • Si ya. Y cuando te sientas y cruzas las piernas sentada en clase, que? Si se te ven casi las bragas.

En ese momento golpearon la puerta. Él se asustó y se quedó medio bloqueado pero rápido me indicó que me callara con su dedo. Al rato volvieron a golpear y se oyó:

  • Almudena. Estás ahí? Soy Santi.

Santi era un profesor de la universidad que tenía su despacho cerca del mío y con el que tenía un trato bastante amigable, pues eramos de la misma edad. Yo pensé en gritar, pero en ese momento Santi golpeó la puerta por tercera vez y la abrió.

  • Hola Almudena….. Qué pasa aquí? Dijo Santi al ver a Fernando desnudo.
  • Almudena!!! Es un alumno!!! Qué hacéis.

En ese momento a mi no me importó para nada que el pensase mal, pues era mi salvación. Además Fernando se quedó totalmente bloqueado ante tal pillada y no sabía ni donde había puesto la navaja. Entonces me acerqué a él junto a la puerta, alejandome del chico y le empecé a explicar.

  • Oh, Santi! Gracias a Dios que viniste. Me quería violar!!
  • Qué?
  • Sí. Me amenazó con una navaja porque lo suspendí y me obligó a hacerle una felación. Por eso está desnudo.
  • ¿Cómo? Es eso cierto?
  • Sí, bueno… no!! Yo no quería
  • Y tú accediste?
  • Sí. Que iba a hacer me apuntaba con una navaja. Le dije yo muy nerviosa.
  • Bueno, vale. Siéntate en la silla y tranquilízate. Se puede saber porque has hecho eso? Tú no sabes que eso es una violación, y es muy grave?
  • Sí, pero es que ella
  • Ella qué?
  • Me suspendió injustamente.
  • No es cierto.
  • Eso da igual. Eso no es un motivo. Vístete ahora mismo y lárgate.

Fernando apenas se subió el boxer, recogió su ropa y hechó a correr dando un portazo. Se podía oir como bajaba corriendo las escaleras.

  • Estás bien?
  • Sí. Gracias. Muchísimas gracias.
  • ¿Cómo es que no gritaste? Te hubiera oído y hubiera venido enseguida.
  • Sí lo hice, pero cuando sacó la navaja pensé que era mejor callar. Además creí que no había nadie.
  • Pero, por qué quería violarte?
  • No lo sé. ¿Por qué una persona quiere violar a otra?
  • Supongo que porque se sentirá atraída por ella.
  • Y porque es un enfermo mental. Apostillé yo.
  • Almudena. Esto que te voy a decir, espero que no te lo tomes a mal. Tu no la habrás provocado?
  • ¿Como? Me parece mentira que me digas esto. Me quería violar.
  • Ya, pero tienes que reconocer que tu siempre vas vestida de una forma muy provocativa.
  • No me lo puedo creer!! Lo estás justificando?!! Pero esto que es.
  • Vale que está mal pero a veces las mujeres actuais de una manera que nos ponéis a los hombres en una situación complicada. Fíjate ahora. Tú ahí sentada y yo desde aquí puedo verte buena parte del sujetador y los pechos. Y si encima lo has suspendido injustamente
  • Santi!!! Pero que… Tituveé mientras me tapaba con la blusa.
  • Mira Almudena. No se como decirte esto, pero… Tú eres una chica joven y muy atractiva. De echo atraes a muchos hombres, y a mí desde siempre me has gustado y atraído..
  • Pero Santi!! Tú estas casado, no?
  • Sí y felizmente. Pero eso que tiene que ver. Tú y otras muchas mujeres me la levantais con solo miraros. Lo que te quiero decir es que todos los hombres nos hacemos pajas y yo me he hecho bastantes en mi despacho pensando en ti, sabiendo que estabas ahí al lado.
  • Santi, no sé que decir. Y no se porque me dices esto ahora.
  • Te lo digo porque he soñado con acostarme contigo y ver tu cuerpo desnudo un montón de veces y…. pues que lo siento pero no puedo dejar pasar esta oportunidad de verte desnuda.
  • Queee?!!
  • Que, por favor te desnudes, para que pueda apreciar ese hermoso cuerpo. Me lo debes. Te he librado de ese niñato.

En ese momento yo estaba alucinando. Santi, el profesor con el que tomaba los cafés en los ratos libres, se masturbaba pensando en mí y ahora me estaba pidiendo que me desnudara para él; y encima estaba casado y conocía a la mujer de las cenas de la universidad.

  • Estas loco si piensas que me voy a desnudar. Una cosa es que este agradecida por lo que hiciste y otro muy distinta eso que me pides.
  • Si estuviste dispuesta a chuparsela a él, no se porque no te desnudas para mi.
  • Te repito que el me obligó tenía una navaja.
  • Esta navaja de aquí. Dijo mostrando la navaja que Fernando se había dejado en una silla.
  • Venga. No lo hagas más difícil. Por tu bien. Ven hasta aquí y te vas desabrochando la camisa. Luego te la quitas. Te contoneas un poquito, continúas con la falda. Los zapatos dejalos. Me ponen mucho las chicas con tacones. Y la ropa interior por el momento también te la puedes quedar.
  • Santi. De esto se va a enterar tu mujer.
  • Bueno. De eso ya hablaremos más tarde. Voy a ser bueno y para que te sea más fácil voy a desnudarme yo también.

En esos momentos no sabía que pensar. Había pasado de ser violada por un chiquillo a una sensación de alivio por la llegada de Santi y ahora era un compañero de trabajo el que se estaba aprovechando de mi.

Comencé a hacer lo que me mandó. Me desabotoné la camisa dejando ver la parte central de mi sujetador. Era de encaje negro, él dijo que le encantaban esos sujetadores. Después me desprendí de la camisa totalmente pero sin contonearme como el me había dicho. A esas alturas Santi ya se había desnudado y me encontraba delante de un hombre casado con sus partes al aire. Santi era bastante atractivo, pero su verdadero atractivo era su pene. Era tan grueso como el de Fernando, pero incluso más largo y todavía no se encontraba en total erección. Tengo que reconocer que me sorprendió ver aquel miembro.

  • Almudena. Deja de mirarme tanto la polla y sigue con la falda. Mi polla ya la veras más de cerca luego.

Yo no dije nada y empecé a bajar la cremallera de mi falda. Una vez bajada, al soltar la falda, esta cayó al suelo en un instante, enseñando mis braguitas. Eran unas braguitas brasileñas a juego con el sostén.

  • Guau!! Que buena estás! Tienes un polvazo impresionante. La verdad es que estás más cachonda de lo que me imagina. Date una vueltecita.
  • Santi, es tarde, me tengo que ir.
  • Vaya colita tienes!! Por eso te quedan tan bien los pantalones apretados. Y que pechos!! Ven acércate.
  • No. Aquí estoy bien.
  • Almudena. Vamos a poner las cosas claras. Yo soy quién tiene el cuchillo, pero no quiero utilizarlo. Si tu haces lo que yo digo y colaboras, yo no lo utilizo, tu sufrirás mucho menos y los dos lo pasaremos mejor. Entendido? Ahora acércate.

Yo asentí con la cabeza y me acerqué hacia él. Entonces Santi me besó, mientras con una mano me manoseaba los pechos y con la otra mis cachas. El beso fue largo y con lengua. Besaba bastante bien. Y los manoseos aunque por encima de la ropa, fueron muy intensos.

  • Me encantaría que te arrodillases y me hicieses una mamada. Antes he visto como me mirabas la polla. Te gusta?
  • No sé.
  • ¿Cómo no sabes? ¿No te parece una buena verga?
  • Sí. Es grande, muy grande.
  • Entonces estarás deseando menearla, lamerla y chuparla.

No contesté. Simplemente me arrodillé e hice lo que había hecho antes con el pene de Fernando. Primero lo acaricié y masturbé, para luego ir lamiendolo e introduciéndolo en mi boca. En ningún momento pude meterlo entero pues sus casi 30 cm lo hacían imposible, pero si acabe con su pene tocando mi campanilla, pues el me obligaba y provocaba arcadas, agarrandome y forzandome la cabeza con una mano mientras con la otra me acariciaba un pecho que había sacado del sostén.

  • Oh, si, Almudena!! Siempre soñe que me la chupabas. Que rica la chupas. Sigue, sigue!! Hasta el fondo!! Más, más!!! Por Dios, no pares!!!

Yo por ese entonces, ya me encontraba enfrascada en la tarea, cuando de repente con su mano izquierda me apartó la cabeza de su pene, mientras con la derecha se masturbaba.

  • Vamos!!! Abre la boca, que me corro. Vamos Zorra, ábrela.
  • Vale, vale! Pero no me tires del pelo!! Me haces daño.
  • Oh, si!!! Vamos abrela más que me voy a correr en tu boca. Oh si!!! Si!!! Siiiiiiiiiii!!!!!! Tómala!!! Toma mi leche, rica!!!! Trága, mi putita trágala!!!

Mientras decía esas palabras, su pene explosionó y una gran cantidad de su semen salió disparada hacia mi boca y mi cara. No era la primera, ni la segunda felación que hacía, ni tampoco la primera vez que veía eyacular a un hombre, pero sí la primera vez que se me corrían encima y además en mi cara y en la boca. Su semen se encontraba esparcido por mi boca y mi cara. Era una cantidad de semen increíble y además muy caliente. Me parecía que su pene no paraba de eyacular. Más allá de la sensación de humillación tengo que decir que me asombró.

  • Trágatelo todo, guapa! Venga. No se te ocurra echar nada. Tragalo. Ahora relamemela y limpiamela. Venga, con esa lengua que tienes que es una maravilla. Muy bien. Te estas portando muy bien. Qué te ha parecido? Te ha gustado?
  • Déjame, cabrón. Estoy haciendo todo lo que me pides y vas tú y te me corres en la cara. Eres un cerdo. No hacía falta llegar a esto.
  • No te enfades. Lo siento, pero para un hombre darle su leche a una mujer es muy excitante. Pero tranquila, ahora te voy a recompensar.
  • La mejor recompensa es que me dejes irme. No quiero nada más.
  • Vas a ver como te va a gustar. Súbete a la mesa. Siéntate en ella.
  • Para que?
  • Siéntate!

Una vez más hice lo que me dijo. Me senté en la mesa. El se acercó y me volvió a besar, mientras por la espalda desabotonaba el sostén y me lo quitaba definitivamente. Mis pechos quedaron desnudos ante su mirada. Comenzó acariciandolos suavemente. Poco a poco mis pezones se ponían duros y luego, cuando me los empezó a lamer, muy duros. Tengo que reconocer que no lo hacía nada mal, me los acariciaba y lamía de un modo que ya no recordaba. Mi excitación estaba subiendo por momentos e incluso creo que se me escapó algún suspiro.

A continuación comenzaron a descender las caricias de sus manos, aunque sin dejar de besar y lamer mis pechos. Ya estaba completamente excitada y mi sexo se había humedecido. Algo que rapidamente comprobó cuando sus caricias llegaron a él. Primero por encima de las braguitas, sus dedos rozaban mi vagina y clítoris. Pronto se buscaron sitio por debajo de ellas y el contacto entre sus dedos y mi sexo fue directo. Me estaba masturbando!! Y lo hacía realmente bien.

De repente paró y me miró a los ojos. Seguro que en ellos vió lo que me estaba provocando. Sonrió, se agachó y me arrancó las bragas. Ya estaba totalmente desnuda. Solamente me quedaban los zapatos de tacón que tanto le excitaban. Santi comenzó a devolverme lo que yo le había echo antes. Su lengua era realmente buena, me estaba comiendo el sexo. Mis labios y su lengua gozaban besandose. Por aquel entonces ya no tenía claro que quisiera que parara.

  • Santi!! Para, por favor!! No me hagas esto. Ohh!! Ohh!! Sí!! No!! Por favor!! Dios!!
  • Almudena! Tienes un coño riquísimo! Y siguió.
  • Por Dios!! Que me estás haciendo!! Santi!, Santi!!, Santiiiiiii!!! Ahhh!!! Ahh!!! Ahhhaahhhhhhhh!!! Siiiiiii!! , Siiiiiiiiiiii!!!!! Ohhhh!!!!!!!.

Entre mis gemidos y que debió notar mis fluídos vaginales en su boca, Santi comprendió que había conseguido su meta, provocarme un orgasmo. La verdad es fue muy bueno, hacía más de 5 años que un hombre no me provocaba un orgasmo y mucho más uno como aquel.

Entonces Santi se volvió a levantar y me miró a los ojos mientras se hacía tocamientos en su pene.

  • Ves como fue mejor que si te hubieras ido.
  • Santi. Me estas violando!!
  • Me estás diciendo que no te ha gustado y que no te has corrido.
  • Una cosa no tiene que ver con la otra.
  • Pues aún queda lo mejor.

Santi, volvía a tener su pene en erección. Con sus manos separó mis piernas e intentó introducirmelo en mi vagina.

  • No. Eso no. No te voy a dejar que me penetres con tu pene.
  • Como que no. Quien me la va a impedir. Dijo mientras me agarraba las piernas fuertemente.
  • Santi!! Por favor, no!! Te lo suplico. No me hagas esto.
  • Shhh!! Tranquila. Relájate. Ya verás como te gusta.
  • No! No!, Noooo!

Allí me encontraba yo, sentada todavía en la mesa, viendo como el pene de mi compañero se introducía lentamente en mi vagina sin poder hacer nada. Cuando ya la mitad del miembro se encontraba dentro, Santi dio un fuerte empujón y acabó de veter sus 20 y pico cm de pene en mi vagina. Aquella embestida si que me dolió.

  • Ahh!! Tomala.
  • Ahhh! Bruto. Me has hecho daño. Despacio. Por favor. Hace más de 5 años que no me hacen esto.
  • Pues que lástima, guapa, porque estás para follarte todos los días.

Ya estaba. Santi me estaba follando. Yo sentada en la mesa veía como su pene salía y entraba en mí. Al principio despacio, pero cada vez el ritmo de las embestidas eran mayores y el placer que me provocaban también.

  • Ohh!! Ohh!! Ohh!!
  • Sí, si. Ves como gusta, Almudena.
  • No!! No me gusta. Dije entre jadeos.
  • Que quieres, más fuerte.
  • Nooo!! Así esta bien.
  • Vamos. Ven. Bájate de la mesa. Ponte de espaldas.
  • ¿Como?
  • Así, de espaldas a mi. Apóyate en la mesa.
  • ¿Qué vas a hacer?

Santi quiso cambiar de postura, me apoyo en la mesa. Quería penetrarme desde atrás. Él era más alto que yo pero como yo llevaba tacones le quedaba a la altura perfecta para follarme.

  • Abre un poco las piernas.
  • Así
  • Sí. Perfecto
  • Despacio
  • Tranquilla
  • Ahh!
  • Ya está. Ya la tienes dentro de ti otra vez
  • Poco a poco, por favor.
  • Si. Siempre quise follarte. Cuando te veía por los pasillos con esos vestiditos, esos escotes, con esas pedazo bufas que tienes, siempre me imaginé montandote en tu despacho como estoy haciendo ahora.
  • Ohhh! Si!! Así, despacito! Sino me haces daño.
  • Muy bien. Así me gusta colaborando.
  • Santi!!
  • Si?
  • Te pusiste preservativo.
  • Tranquila que me falta para correrme.
  • Para un momento y pontelo, por favor.
  • No tengo.
  • Joder, Santi!! Que me puedes dejar embarazada. Para!! Por favor. Si quieres te la vuelva a chupar.
  • No. Tranquila que no me corro. Termino fuera.
  • Por lo que más quieras no eyacules dentro. Prefiero que lo hagas en mi boca, si quieres pero dentro no, por favor. Te lo suplico.
  • De acuerdo. Pero callate ya y disfruta, que lo estabamos pasando bien.

Santi estuvo un buen rato bombeando y con ese pene que tiene me estaba produciendo bastante placer, hasta que pasó algo que no me esperaba.

  • Almudena!!!
  • Siiiii!!!!
  • Tengo el cuchillo en mi mano derecha así que no se te ocurra moverte.
  • Creo que a estas alturas te he demostrado que estoy dispuesta a colaborar.
  • Vale. Yo solo te lo digo por si acaso.
  • No te entiendo.
  • ¿Alguna vez has hecho sexo anal?
  • ¿Que?
  • Que si alguna vez te han penetrado por el culo.
  • Nooooooo!!! Y no se te ocurra!! Nunca se lo he permitido a nadie!
  • Pues yo quiero ser el primero. Dijo mientras me enseñaba la navaja.
  • No por favor. Eso no. Ten piedad. Que mas te da.
  • Pues que quiero ser el primero en romperte el culo, en desvirgartelo.
  • No!!! Por favor Nooo!!!!
  • Tranquila, relájate y no te dolera.

Santi saco su pene de mi coño y lo fue aproximando a la raja de mi culo. Primero tanteo un poco y luego comenzó a introducirlo. Lo hizo muy poco a poco pero aún así senti mucho dolor.

  • No!!!! Ohhh!!! Me duele!!!! Me lo estás rompiendo.
  • Si, Almudena, si. En eso consiste. En romperte el culo.
  • Ahhhh!!!! Joder me estas matando!!!
  • Venga, vamos!!! Poco a poco!!, Si venga, hasta el fondo.!!! Así. Ya está ya lo tengo.
  • Para sácalo, sácalo.
  • Si lo saco y lo vuelve a meter.
  • Ahhh!!!!

Así lo hizo estuvo sacandome y metiendome el pene por el culo durante un buen rato. Todo lo que había disfrutado antes, ahora era dolor y desesperación. Afortunadamente a él no le gustó mucho tampoco y duró poco.

  • Voy a ser bueno y voy a dejarte tu culito. Que es muy rico por cierto.
  • Ohhh!!! Gracias. Te la chupo todas las veces que quieras pero no me vuelvas a encular. Por favor.
  • No hace falta. Sigues teniendo un coño muy bonito para hundirte mi verga en él.

Y agarrandome de nuevo por la cintura introdujo su miembro en mí por enésima vez. Sus bombeos esta vez eran más intensos y mi placer también. Parecía que antes había estado de calentamiento y que ahora llegaba la hora de la verdad hasta que.

  • Vamos, venga. Así, mi puta. Así.
  • Ohh Si!!! Si!!!! Siguee!!! Ooohhh!! Santi!!! Más!!!! Sigue!!!! Más!!!!
  • Si!!!! Almu, Si!!!! Hasta el fondo!!!! Como gozo follandote.!!!
  • Si Santi!!!! Sigue!!! Yo tambien gozo!!! Más, métemela más. ¡!! Más fuerteª!!!! Más fondo!!!!!
  • Si!!!! Siii!!!! SII!!!!
  • Santi ¡!!!! Sal!!!! Sal ¡!! Sal que te vas!!!!
  • Si!!!!! Siii!!! Siiii!!!!
  • Santi!!! Sall1!!!!! Sal!!!!! Que te vas a correr!!!!!
  • Siiiiii!!!!!!!!! Tomala!!!!! Toma mi leche!!!!! Guardatela!!!! Hasta el fondo!!!!!
  • No ¡!!! Santi no ¡!!!! Por favor ¡!!!!1
  • Siiiiiiii!!!!!!  Vamos , venga que me corrro!!!!! SSSiiiiiiiii!!! OHhh!!!!!!!!1 Siiiiiiiiiiiiiiiiii!!!! Si!! Si!!! Si!! Tómala! Ahí la tienes. Mi leche es tuya. Acabó diciendo mientras sacaba su pene de mi interior.
  • Que has hecho!!! Te me has corrido!!!! Eres imbecil!!!!! Te dije….
  • Cállate zorra!!! O es que tu no estabas gozando. Serás puta. Tú que decias que no te follara, que no te follara y tuviste 2 o 3 orgasmos. Yo me corro en tu coño porque yo me corro donde follo.

Así fue. Yo confiaba en que el saldría de mi para eyacularme otra vez en la boca, pues incluso yo estaba dispuesta a ello, pero no, el muy cerdo se me corrió dentro.

  • Almudena. Lo has gozado o no?
  • Si, pero
  • Pues disfrutalo.
  • Joder, Santi, que hemos follado y tu estas casado.
  • No se lo irás a decir a mi mujer?
  • No se.
  • No deberías. Esto a sido solo sexo, muy bueno pero sexo. Y podriamos repetirlo cuando quieras, pero para eso tenemos que callarnos.
  • La verdad es que para ser una violación me ha gustado. Tienes un pene increíble, nunca había visto uno asi.

Santi y yo seguimos hablando mientras nos vestíamos. Era tarde, casi las 10 y debíamos salir del campus o nos quedaríamos encerramos. A la semana siguiente nos volvimos a ver y él me propuso quedar para tomar algo. Acepté y luego fuimos hasta mi casa, y nos acostamos. Lo hicimos como unas 3 veces. Se la chupé, me comió el coño otra vez, me la metió por delante, por detrás e incluso me la volvió a meter por el culo contra mi voluntad, pero esta vez me gustó. Sin embargo esta vez lo hicimos con preservativo. Y digo esta vez porque después de ese día el se fue de vacaciones con su mujer. En ese tiempo no he sabido nada de él, pero lo que sí he sabido es que tenía una falta de 15 días, fui al ginecólogo y me lo confirmó. Estoy embarazada. Su corrida de aquel día me preñó. No se que hacer. En una semana lo volveré a ver en la universidad y tendré que decírselo, pero no se que hacer. Sin alguien me puede aconsejar,...(almudena_ambiental@hotmail.com)