Un adolescente hetero conoce...

Es principio de semana, yo sin mi camioneta y para mi desgracia tengo que irme a trabajar utilizando el transporte público...

UN ADOLESCENTE HETERO CONOCE SU LADO GAY Hola a todos lo lectores de esta página de relatos y sobre todo de esta sección. Nuevamente comparto una parte más de mi vida, soy una persona de 33 años, alto, moreno, tengo lo mío, jejeje, vivo en el D.F., México y esto me pasó hace algún tiempo. Es principio de semana, yo sin mi camioneta y para mi desgracia tengo que irme a trabajar utilizando el transporte público... Eso es lo que pasaba por mi mente al ir rumbo al metro, para dirigirme a mi trabajo como cientos de personas, como es de imaginarse a esa hora de la mañana (7:00h) pues van desde niños hasta señores/as que se dirigen a su escuela, a su trabajo, etc. Bueno, al llegar el metro a la estación iba lleno como era de esperarse, todavía tuve oportunidad de subirme sin empujones, al pasar 2 estaciones más ya no cabían más personas, pero muchos con la prisa o por no seguir esperando más, se suben empujando y así fue como se subieron 2 jóvenes. Él, un muchacho delgado pero bien formado, cara con rasgos finos y ojos cafés. Ella, una chica bien proporcionada en todos los sentidos y también con una cara muy bonita lo que le hacía resaltar sus ojos claros y por lo que me percaté en un principio eran novios. Al seguir el trayecto hubo que acomodarse, de momento la jovencita quedó dándome la espalda y con lo apretado que íbamos pues estaba pegada totalmente a mí. Su novio por más que la abrazaba de la cintura pues no podía hacer mucho, había momentos en los que por "accidente" bueno eso pensaba yo pasaba su mano a la altura de mi entrepierna, la verdad en ese momento no pensaba en nada de sexo, más bien iba renegando pues no me gusta viajar muy apretado pero me tenía que aguantar, había otros momentos en los que la joven volteaba y me sonreía, yo pues le devolvía la sonrisa, en otro momento ellos se cambiaron aprovechando que una pequeña parte de gente se bajó y hubo oportunidad de acomodarse. Ahora él era el que quedó de espaldas a mí pero se pegó totalmente a mí, pegando totalmente su rico trasero a mi entrepierna, eso me desconcentró de mi pensamiento momentáneamente, pero pensé que era porque había mucha gente todavía. Al llegar a un punto en el que tenía que cambiar de línea de metro, tomando otro metro igual o peor de lleno, al ubicarme en un punto para poder subir sin problema me di cuenta que ahí estaba la pareja de jóvenes y que ambos me observaban de reojo, al igual que yo lo hacía con ellos. Nuevamente al subir quedó el joven pegado a mí totalmente y empezó a hacer movimientos discretos casi imperceptibles, como si estuviera follando, yo al percatarme de la situación me puse a la expectativa, pues al ver que venía con su novia dándose besos muy apasionados pues imaginaba que eran dirigidos a ella esos movimientos, pero a mí no dejaron de excitarme. Al llegar a mi destino y bajarme, ellos hicieron lo mismo, yo discretamente cerré mi saco para que nadie se percatara de la gran erección que tenía, al ir caminando hacia la salida ellos me alcanzaron y me preguntaron sobre una calle que está cercana a esa estación del metro, según ellos porque no conocían, a lo cual les respondí y para hacer conversación ellos preguntaron que si trabajaba cerca y que en qué trabajaba. Al conocer mis respuestas se asombraron un poco pero siguieron acompañándome, platicando preguntando lo tradicional, nombre, edad, etc., de momento la chica se para y dijo que tenía que hacer una llamada a otra compañera y que siguiéramos caminando que nos alcanzaba. Al seguir caminado el chico que se llama Diego, me preguntó que si otro día nos podíamos ver a lo cual respondí con una respuesta afirmativa, dándole mi teléfono celular; unos instantes después llegó la chica, así caminamos juntos unos cuantos metros más; así me despedí de ellos y me puse en camino hacia mi trabajo. Horas después sonó mi teléfono, al contestar escuché una voz familiar, era Diego preguntando si nos podíamos ver por la tarde, quedando de acuerdo en el lugar colgó el teléfono, no sin antes hacerle prometer que llegaría, yo en lo personal estaba muy intrigado pues me sorprendió la actitud de aquel chaval. Llegada la hora de la cita ya me encontraba en el lugar acordado y minutos después llegó Diego. Con una gran sonrisa me saludó como si ya tuviera mucho tiempo de conocernos, al preguntarle que a dónde quería ir me respondió que a donde yo sugiriera, así que le propuse ir al cine. Ya en la sala de cine y a media película, él tenía su mano distraídamente sobre mi pierna. Al percatarse empezó a acariciar muy lenta y discretamente, provocando de inmediato una erección. Iba subiendo su mano hasta llegar a mi verga que ya estaba a punto de reventar, pasaba su mano sobre mi pantalón de arriba a bajo muy despacio, yo al llevar mi mano a su entrepierna pude sentir la humedad propia de la excitación y el gran tamaño de su polla, proporcionándole el mismo placer que él me proporcionaba, su reparación denotaba que estaba demasiado excitado y que estaba próximo a terminar y minutos después sucedió lo inevitable, él dejó escapar un suspiro muy profundo y sentí la humedad en su pantalón. Ya recuperado siguió con su tarea pero yo lo detuve antes de que a mí me sucediera lo mismo ya que no quería manchar mi pantalón. Terminada la película, salimos y él muy entusiasmado me dijo que si me podía acompañar hasta mi casa, obviamente yo no me negué, así que nos pusimos en camino. Al llegar a cerca de mi casa, él se despidió no sin antes agradecer la tarde agradable que había pasado conmigo, quedando que después nos hablaríamos para una nueva cita. Pasaron los días sin tener noticias de mi nuevo amigo. Un día estando en casa y haciendo mis labores de fin de semana, sonó mi celular, contesté con enfado y al escuchar la voz que llamaba inmediatamente cambió mi tono saludándole cordialmente y pidiéndole una disculpa, él me preguntó que si nos podíamos ver, ya que según él, estaba cerca de mi casa, contestando con una afirmación se despidió y me dijo que llegaba en unos minutos, así más tarde llegó y nuevamente con un saludo muy efusivo y de grandes amigos, esperó a que terminara de lavar mi camioneta. Al entrar a casa me acompañó hasta mi recámara, así estuvimos platicando un rato hasta que le indiqué que me tenía que bañar ya que estaba sudado, para después salir a dar una vuelta, él asintió y me dijo que si podía utilizar un momento mi PC mientras yo me bañaba, pero ya que estaba dentro del baño me preguntó que si después él podía hacer lo mismo ya que tenía mucho calor, no esperando repuesta me dijo que se iba a meter conmigo aprovechando que estaba yo bañándome, eso de inmediato me provocó una semi-erección, se metió sin mediar ni una palabra más. Mientras yo me estaba enjuagando, él empezó a enjabonarse, yo le dije que si quería que lo enjabonara y de inmediato me respondió que sí, así que empecé mi labor enjabonando cada lindo rincón de ese cuerpo adolescente, él sólo se dejaba hacer, yo le empecé por enjabonar desde el cuello, espalda, su precioso trasero rico y firme, sus piernas, y al ponerlo frente a mí me percaté que él ya tenía una buena erección, así que empecé nuevamente a enjabonarlo, desde su cuello hasta sus piernas y regresando a ese rico pene que estaba listo para la batalla. Lo empecé a masajear suave y lentamente, él sólo se limitó a cerrar sus ojos y dejarse llevar por el momento, durante un rato estuve acariciándole hasta que decidí parar, él me vio con una cara de "que me vas a dejar así", así que le dije que si quería continuar pues que nos fuéramos a la cama para estar más cómodos, aceptando de inmediato la idea nos enjuagamos y nos fuimos a la cama. Empezando yo nuevamente con lo que había empezado en la ducha, él sólo se limitó a dejarse llevar por el momento y las caricias que le estaba dando. Me detuvo de momento y me dijo que quería hacer lo mismo que yo le estaba haciendo, sin mediar nuevamente más palabras me acomodé para que hiciera lo suyo, pero él incluyó algo más, empezó a pasar su lengua por toda mi verga. Al mismo tiempo yo le acariciaba toda su espalda, lo cual lo motivaba a seguir con su rica mamada que me estaba proporcionando, lo detuve y lo puse bocabajo, empezándole a besar desde su cuello hasta sus piernas, subía y bajaba, iba de un lugar a otro, él sólo se limitaba a emitir pequeños quejidos lo cual delataba que estaba disfrutando del momento, me acosté sobre él acomodando mi verga sobre sus nalgas pero no penetrándolo, él me vio y sólo acercó su cara para que nos diéramos un beso tierno pero a la vez intenso. Me miró y me dijo que continuara, que lo estaba disfrutando mucho, que desde hacía tiempo deseaba experimentar una situación como la que estaba sucediendo. Seguí por un rato sobre su espalda haciéndolo estremecerse, emitiendo sus leves gemidos, motivándome a seguir mi tarea, después de un rato lo puse boca arriba y nuevamente empecé desde el cuello hasta sus piernas dándole pequeñas mordidas sobre sus tetillas, su abdomen, su pelvis, sus piernas, eso hacía que más y más estuviese excitado, provocando que su verga estuviese demasiado húmeda, así que decidí empezar a trabajar sobre ese rico manjar que tenía en mis manos, empezando a sobarla nuevamente muy lento y pasándole la lengua por la punta, después rodearla, bajar hasta la base y volver a subir una y otra vez, después pasé a sus huevos chupando primero uno y después otro, bajar hasta casi llegar a su culito, subir nuevamente y volver a empezar. Él me tomaba de la cabeza motivándome a que me metiera su verga, se la chupara al ritmo que él imponía. Después de estar un rato así, empezó a mover sus caderas y su verga empezó a latir poniéndose más rígida de lo que estaba, eso era indicio de que estaba a punto de terminar, de momento él me detuvo y me dijo - Quiero sentir tu verga dentro de mí, quiero sentirte, que me hagas tuyo. Obviamente era lo que yo estaba esperando que me pidiera, así que no lo hice esperar más y nuevamente lo puse de espaldas para repetir los besos, las caricias y las mordidas para que estuviera relajado y excitado, después empecé algo que yo nunca pensé hacer, o más bien nunca había experimentado, le empecé a pasar la lengua por todo su culito, y después a empezar una penetración con mi lengua. Eso sirvió para dejarlo bien lubricado y para que estuviese más relajado para la penetración. Lo puse de lado y empecé a meterlo muy lentamente, milímetro a milímetro, él apretó mi mano y cerró los ojos haciendo muecas de dolor, pero no me decía nada para que parara o se la sacara, así que proseguí hasta que estuvo toda adentro y me quedé inmóvil durante unos minutos. Después de un rato él empezó a moverse muy lentamente hasta donde le permitía el dolor, hacia adelante y hacia atrás una y otra vez empezando primero lento, hasta incrementar la velocidad de sus movimientos, lo detuve y lo puse bocabajo para empezar yo los movimientos, primero rápido, después lento, así alternado los movimientos, rápido lento, besando su cuello, sus lóbulos de los oídos, sus hombros, sus brazos. Él prácticamente gritaba pidiendo más y más, tomándome de mis nalgas y empujándome hacia él, nuevamente me detuve para cambiar de posición, poniéndolo boca arriba y poner sus piernas sobre mis hombros. Me miró diciéndome que era lo mejor que le había sucedido y que era la primera vez que estaba con un hombre, eso lo correspondí con un beso tierno, entonces me preparé para meter mi verga en ese culito que había dejado de ser virgen, empezando a meterlo suave, despacio sin prisa alguna. Él emitía gritos que denotaban lo caliente que estaba pidiéndome más y más. Yo observaba su cara llena de sudor, sus mejillas encendidas que dejaban ver lo excitado que estaba, hasta llegar a tope y empezar nuevamente, por momentos rápido, por otros despacio pero firme y fuerte, combinándolo con besos en su boca, cuello y en sus piernas, hasta que empecé a moverme a un sólo ritmo y empecé a sentir los típicos calambres que suceden antes de una eyaculación. Él, al sentir esto, empezó a rasguñar mi espalda, eso me calentó más haciéndome terminar y llenándole su rico culito de leche, quedándome unos minutos más dentro de él. En lo que ambos nos recuperábamos de lo que acababa de pasar, ahora faltaba él, y yo no lo iba a dejar así. Ahora le tocaba a él disfrutar, entonces me di a la tarea de hacer mi mejor mamada y esmerarme en darle el mayor placer que nunca hubiese sentido, empezando con la punta de su verga pasando mi lengua y recogiendo su líquido preseminal, mientras la masajeaba, después me la metí toda a la boca y empecé una mamada de campeonato haciendo terminar casi enseguida, además de que estaba más que caliente con la cogida que le acababa de dar. Después de eso nos quedamos dormidos casi toda la tarde, después nos metimos a bañar; al terminar me abrazó dándome un tierno beso, diciéndome que era lo mejor que le había pasado y que esperaba volverlo a repetir, así lo lleve hasta su casa, durante el camino nos besamos varias veces y así nos despedimos con un beso, quedando en que nos hablaríamos para repetir otra sesión de sexo.