Un accidente de coche me convirtio en puta 2

Un simple accidente, un error cambio mi vida y la de mi familia para siempre de un modo que jamas podria haber imaginado. (CONTINUACION)

Ricardo había cumplido su palabra, 45 minutos después de correrse sobre mi cara y abandonar mi casa un jovencito apareció para llevarse nuestro coche por orden de Don Ricardo, allí es como el chico le llamo, por suerte nuestra vecina también puedo traer a los niños del colegio ese día y mi esposo tuvo que volver a  quedarse hasta tarde en el trabajo por lo cual no tuve que inventarme nada para explicarle la desaparición del vehículo.

A las 20:15 el mismo joven que se había llevado el coche volvió a traerlo totalmente reparado, por lo menos aquel cabron había cumplido su parte del trato y el coche estaba perfecto, el chico traía el contrato del que Ricardo me había hablado, después de leerlo entendí que era una especie de crédito bancario en el que aparecía mi nombre y el de Ricardo de tal modo que yo era una especie de avalista, si Ricardo no cubría los pagos yo me haría cargo de la deuda lo que significaría para mi perderlo todo, en efecto no figuraba nada del acuerdo sexual al que Ricardo y yo habíamos llegado pero resultaba obvio que si yo no cubría las necesidades de Ricardo el dejaría de pagar las cuotas y de ese modo yo lo perdería todo.

Yo no sabia si podía fiarme de Ricardo pero al menos su primera parte del trato la había cumplido arreglando el coche de mi esposo, además tampoco tenia alternativa, cuando firme el documento se lo di al muchacho el cual me dijo.

“Don Ricardo me ha pedido que le diga que la próxima vez que se vean quiere que usted tenga el coño completamente depilado y que se dirija a el como Amo”

Me morí de vergüenza al escuchar a aquel joven de poco mas de 18 años pronunciar aquellas palabras en mi propia casa a pesar de que el las pronuncio con toda naturalidad como si fuera la cosa mas normal del mundo o al menos no fuera la primera vez que tenia que decir algo así a una mujer por orden de Ricardo.

Pasaron tres días en los que trate de seguir con mi vida como si nada hubiera pasado pero por las noches siempre tenia pesadillas en las que salía chupando el pene de aquel maldito cabron.

Ese día mí esposo estaba en el trabajo, había llevado a los niños en el coche al colegio y por suerte la reparación había sido perfecta, mi esposo no se había dado cuenta de nada, yo estaba en la cama a eso de las 9:45 de la mañana cuando escuche el timbre de la casa.

Llevaba puesto el pijama y me levante de la cama pensando que seria nuestra vecina puesto que a esa hora no esperaba ninguna visita, cuando abri la puerta pude ver para mi desgracia que no era mi vecina sino Ricardo.

“Buenos días perrita, ¿que tal estas hoy?”

“Estaba bien hasta ahora” dije yo

“Vaya, veo que no te quedaron claras las instrucciones que te dio el muchacho que te trajo el coche, ¿no te dijo como debías dirigirte a mi?”

“Si”

“Si…que mas”

“Si, amo”

“Eso esta mejor, que nunca se te olvide como una puta como tu debe dirigirse a mi, ¿esta claro?”

“Si amo”

“Vamos a ver si has cumplido con tu otra obligación”

Dio un par de pasos hacia delante entrando en casa y empujándome, cerro la puerta y de un rápido movimiento se inclino hacia mi y me bajo los pantalones del pijama y las bragas.

“Vaya, veo que tampoco entendiste esto”

Ricardo se estaba refiriendo a la depilación de mi pubis que el muchacho me había pedido y que yo no había llevado a cabo.

“Quitate la parte de arriba”

Yo no le hice caso y me subí los pantalones y las braguitas

“Piensa en que pasara sino pago las cuotas del contrato que firmaste, no te lo voy a volver a repetir zorra”

Aquello fue suficiente para convencerme, volví a bajarme el pantalón y las bragas y me quite la parte de arriba del pijama, como no llevaba sujetador me quede completamente desnuda delante de el.

“Eso esta mejor, ahora vamos al baño”

Yo le guié hasta el baño donde entramos y me ordeno meterme en la ducha

“Vas a hacer todo lo que yo te diga, ¿esta claro?”

“Si amo”

Ricardo me ordeno enjabonarme y encender la ducha, me pidió que me acariciara los pechos y que me pellizcara los pezones para ponerlos duros, luego me pidió que me enjabonara mi estomago, mis muslos y mis piernas y también mi entrepierna y mi trasero.

“Metete un dedo dentro del coño”

Yo obedecí sin rechistar y pude ver como el sonreía al ver mi cada vez mayor docilidad y obediencia.

Ricardo agarro el grifo de la ducha y dirigió su chorro a mi entrepierna, al notar el agua caliente en mi pubis mi cuerpo se estremeció, el muy cabron me ordeno que me masturbara para el, eso era algo que yo sabia hacer bien puesto que mi escasa vida marital me hacia darme mis pequeños placeres mas habitualmente de lo que pudiera esperarse de una mujer felizmente casada como yo.

Jamás había estado con otro hombre que no fuera mi marido Luis y tampoco lo había deseado pero si que me daba placer a mi misma con asiduidad.

Por suerte para mi pronto se canso de aquello y no tuve que experimentar la humillación de llegar al orgasmo delante de aquel viejo, yo solo había experimentado el orgasmo tocándome yo misma y me había echo experta en esa materia ya que al no llegar al orgasmo nunca con mi esposo yo había tenido que aprender por mi misma a quedarme satisfecha, algo que me había echado yo misma en cara mas de una vez por considerar que aquello que hacia era engañar a mi marido, claro que por aquel entonces no sabia que me vería obligada a engañarle de una manera tan brutal como la que estaba experimentando en esos momentos.

Ricardo me dio espuma de afeitar y también una de las cuchillas de mi esposo.

“No quiero ver ni un pelo en esa selva”

“Ya podías afeitarte tu también cabron” me atreví a responderle yo

Ricardo me dio un fuerte manotazo en mi pubis que me hizo algo de daño.

“La perrita esta contestona hoy, así que quieres la polla de tu amo depiladita, tu tranquila que eso lo arreglamos luego, te voy a conceder ese deseo”

Me vi obligada a afeitarme el coño allí mismo delante de aquel hijo de puta, tuve que echarme bastante espuma y pasar varias veces por mi pubis la cuchilla de mi esposo, cuando termine mi pubis estaba completamente depilado como el de un maniquí, el propio Ricardo agarro el aftershave de mi marido y me lo echo en mi pubis, tuve que dejar que el mismo lo extendiera por el sin que yo pudiera hacer ni decir nada.

“Esperate ahí”

Ricardo salio del baño y volvió a entrar a los 2 minutos completamente desnudo.

“Bueno perrita, para veas que soy un buen amo voy a cumplir tu deseo y voy a dejar que tu mismo me depiles las pelotas”

Ricardo se sentó en el vater y me ordeno salir de la ducha y coger la espuma de afeitar, una toalla, otra cuchilla de afeitar y unas tijeras, luego me ordeno arrodillarme en el baño delante de sus cojones.

“Venga, déjamelos como los de un niño y recuerda que si se te pasa por la cabeza hacer algo malo con esas tijeras o con la cuchilla vas a tener muchos problemas”

Primero tuve que recortar la mata de vello pubico de aquel cerdo con las tijeras para luego poder echar espuma e ir pasando muy despacio la cuchilla por su pubis y sus testículos, no quería producirle ningún corte por miedo a represalias a pesar de que me moría de ganas por apuñalar a aquel cabron con las tijeras allí mismo.

Tarde 10 minutos en dejarle las pelotas y el pubis completamente depiladas, después como el había echo conmigo me ordeno echarle aftershave y extenderlo yo mismo con mis manos sobre sus pelotas, al terminar pude ver que sin aquel matojo de pelo la polla de aquel cerdo era todavía mas larga de lo que había pensado la primera vez que la vi.

“Ahora recógelo todo y deja la cuchilla en su sitio, quiero que tu marido se afeite la cara con la cuchilla con que me has depilado las pelotas, jajaja”

“Ahora voy a comerte el conejo”

A pesar de su edad que no conocía pero que podía situar entre los 55 y 60 años Ricardo se acerco a mi y me levanto en brazos sentándome sobre el lavabo de mi baño, en esa posición me costaba mantenerme quieta ya que mis pies no tocaban el suelo, el muy cabron metió su cabeza entre mis piernas y comenzó a comerme el coño que hasta ese momento solo había sentido ahí abajo la lengua de mi esposo y ya hacia bastante tiempo de la ultima vez en que mi Luis se había bajado al pilón.

Sin poder agarrarme a nada y con mis pies sin tocar el suelo yo tenia miedo de caerme al suelo así que muerta de la vergüenza tuve que sujetarme al único punto de apoyo que pude encontrar, tuve que agarrar la cabeza de Ricardo para no resbalarme lo que aquel hijo de perra entendió como una invitación a seguir comiéndome ahí abajo y en ese momento comenzó a lamerme mi vagina mucho mas rápido mientras mantenía sus manos en mis piernas manteniéndolas abiertas haciéndome imposible cerrarlas y expulsar su lengua invasora de mi interior.

A pesar de lo humillante de todo aquello Ricardo era claramente un experto en comer coños, desde luego era mucho mejor que mi esposo y para mi desgracia su experta lengua pronto hicieron que mi cuerpo comenzara a estremecerse y yo sufriera lo indecible para evitar que ningún gemido se escapara por mi garganta.

“Disfruta perrita, no disimules, se que te gusta”

Ricardo seguía jugando con su lengua dentro de mi, besaba mi clítoris, pasaba su lengua por todo mi pubis, me daba mordiscos en los muslos para después volver a meter con fuerza su lengua dentro de mi y moverla desde dentro haciéndome experimentar sensaciones que nunca había tenido a excepción de cuando yo misma jugaba a darme placer.

Estaba a punto de tener un orgasmo cuando Ricardo aparto su cabeza de mi entrepierna haciéndome suspirar de alivio pues no quería que ese cerdo disfrutara de arrancarme un orgasmo de esa manera, Ricardo volvió a sentarse en el vater y moviendo su polla que estaba en estado de reposo me dijo.

“Buena perrita, ven aquí y comete tu hueso”

Yo ya sabia lo que quería, solo pensaba en hacer que se corriera de una puta vez y descontar otros 300 euros a mi jodida deuda, me arrodille nuevamente delante de el y agarre su polla que comencé a acariciarle de arriba abajo, pronto pude sentir como su polla iba creciendo poco a poco en mi mano hasta que alcanzo su longitud total que ahora tan cerca como estaba de mi me confirmo que mis estimaciones anteriores no habían estado equivocadas y ahora sin pelo se podía ver que aquel cabron tenia una polla de tamaño considerable.

Ricardo agarro con sus dos manos mi cabeza y la acerco hasta su polla dejando esta a la altura de mi boca, yo no dude, abri la boca y comencé a chuparle la polla, me la tragaba hasta donde podía que en mi esposo era casi por completo pero en este caso era poco mas de la mitad, la polla de Ricardo salía de mi boca y entraba cada vez mas rápido puesto que yo movía mi cabeza a toda velocidad deseando que se corriera de una vez y aquello terminara por ese día.

“Vas aprendiendo Maria Jesús, se nota que te gusta mi polla, tu marido no tiene una herramienta como esta ¿verdad perrita?”

Al no responder Ricardo me dio una pequeña bofetada en la cara con su polla dentro de mi boca lo bastante fuerte como para que entendiera lo que quería de mi, así que saque la polla de mi boca y comencé a lamerla de arriba abajo al tiempo que decía

“Si amo, tu polla es mas grande que la de mi marido”

“Pues disfrútala perra, disfrútala”

Ricardo agarro mi pelo entre sus dedos y empujo mi cabeza metiéndome su polla con fuerza en la boca provocándome arcadas, a Ricardo le encantaba que yo jugara con mi lengua por su capullo al tiempo que le miraba fijamente a los ojos así que yo lo hice esperando que así terminara antes, Ricardo gemía y con su mano guiaba mi mamada pero aquel cabron tenia aguante.

“Lo haces mejor que el otro día perra, pero no te olvides de mis huevos, ya sabes que están cargados de amor para mi perrita, jaja”

Agarrando su polla con mi mano clave mi lengua en sus gordos testículos que como ya sabia por desgracia estaban llenos de semen, mi lengua se movía con rapidez por sus pelotas y al menos ahora era mas agradable al no tener ningún pelo en ellos.

Yo seguía engullendo aquella barra de carne cuando vi que sus testículos empezaban a contraerse, sabia que estaba a punto de correrse así que comencé a succionar con rapidez pero esta vez Ricardo no quería terminar tan pronto y me saco la polla de la boca.

“Me la has dejado brillante perra”

En efecto al mirar la polla de Ricardo pude ver que estaba dura como una estaca y brillaba completamente ensalivada.

“así mejor para ti, te entrara mejor”

“Sube aquí perrita” dijo Ricardo golpeando sus muslos

“No, no puedes…”

“Te voy a follar cojones, no todo va a ser chupar perrita”

“Pero… ponte condón”

“Que condón ni que hostias, ya he visto en las fotos que tienes por casa que tienes 2 hijos muy guapos, seguro que les gustaría tener un hermanito”

“Eso jamás lo permití…”

“Jajaja tranquilla perrita, tienes suerte, yo no puedo tener hijos así que puedo llenarte el deposito hasta arriba sin miedo”

“Se…seg…¿seguro?”

“Que te subas aquí perra, ya deberías saber que yo no miento nunca hostias”

Ricardo agarro mi mano y me hizo levantar, con fuerza me empujo hacia el haciéndome pasar mis piernas sobre las suyas por encima del vater.

Se cogió con la mano su herramienta y la situó sobre mi raja, sabia que estaba en sus manos y que por mucho que me doliera todo aquello tendría que hacer todo lo que aquel cerdo quisiera.

“Siéntate”

Fui dejándome caer sobre él notando cómo su glande se introducía en el interior de mi coñito, yo bajaba muy despacio sintiendo como cada centímetro de aquel cilindro de carne se introducía dentro de mi pero por muy despacio que fuera sabia que era inevitable que antes o después su polla me rellenara por completo.

Seguí bajando sintiendo como aquella polla al ser mas larga que la de mi esposo Luis que hasta ese momento había sido el único hombre en estar dentro de mi me iba llenando poco a poco alcanzando rincones de mi interior hasta entonces inexplorados, yo tenia mi mirada clavada en el techo del baño y apretaba mis labios para no mostrarle a Ricardo que estaba llegando a lugares donde mi esposo no había llegado, yo detestaba aquella situación pero por desgracia mi cuerpo no, cuando quise darme cuenta estaba sentada encima de Ricardo.

Mis brazos descansaban colgando a ambos lados de mi cuerpo pues no quería tocar a aquel cabron que me tenia empalada por su miembro.

“Maravilloso, es muy estrechito, puedo sentir tu calido coño apretando mi polla Maria Jesús, esta claro que tu marido no ha dado el uso debido a tu coño y parece el de una colegiala”

Como yo seguía sin moverme y con mi cabeza hacia arriba para no mirar a Ricardo el me agarro por las caderas después de dejarme unos segundos encima de el como permitiendo que mi coño se acostumbrara al nuevo calibre que estaba recibiendo en su interior comenzó a levantarme poco a poco sin permitir que su pistón se desenfundara por completo para después bajarme muy lentamente otra vez hasta dejarme nuevamente sentada sobre el.

Mi cuerpo comenzó a botar sobre aquel viejo cabron despacio pero pronto fue aumentando el ritmo follandome mas y mas rápido.

“Te gusta verdad perrita, puedes sentir como te relleno por dentro ¿verdad?”

Mis pechos se balanceaban a un lado y a otro con cada una de las embestidas que aquel experto cabron me propinaba.

Me sentía llena y yo seguía apretando mis labios para evitar gemir mientras el cada vez me empalaba mas rápido y mas profundo sobre su polla obligándome a cabalgarle como una loca sin soltar mis caderas en ningún momento.

Me la saco por completo un instante pero yo podía notar su capullo rozando mi clítoris, después me ensarto con fuerza sobre su polla hasta abajo haciéndome bajar la cabeza y gritar al sentir como aquella polla se enterraba tan rápido y profundamente dentro de mi, aquello lo aprovecho para meter su lengua en mi boca y comenzar a besarme como un salvaje.

Yo no podía sacar su lengua de mi boca y el siguió moviendo su lengua en mi boca durante varios segundos hasta que al sacarla pude ver como un hilo de saliva unía nuestras bocas, trato de volver a meterme la lengua pero yo cerré mis labios y el comenzó a besarme y lamerme los labios que yo mantenía cerrados a pesar de todo.

Con su miembro enterrado en mi Ricardo puso su cabeza entre mis pechos comenzando a lamerlos y chuparlos con fuerza dejándolos llenos de babas, le encantaba morder mis pezones poco a poco hasta hacerme gritar por la presión de sus dientes en ellos.

“Quiero que me folles tu, no voy a hacer yo todo el trabajo”

En una nueva humillación tuve que mover mis brazos que hasta entonces habían estado colgando a ambos lados de mi cuerpo y poner mis manos encima de los hombros de Ricardo, de ese modo fui yo la que comenzó a botar lentamente sobre la polla que me tenia ensartada.

Al no tener que usar sus manos para mover mi cuerpo Ricardo aprovecho para meterme mano por donde quiso, toqueteaba mi pelo, mis tetas, mi cintura y mi trasero el cual le gustaba pellizcar mientras yo seguía botando sobre su polla.

“Ya que eres una perra te voy a follar por detrás”

Ricardo me hizo levantarme y dándome la vuelta me hizo inclinarme contra el lavabo poniendo mis manos sobre el, enfrente tenia el espejo del baño a escasos centímetros y podía ver como Ricardo se levantaba y me acariciaba por detrás.

“Vaya culo apretadito que tienes Maria Jesús, me encanta verlo tan duro y bien formado” me dijo al tiempo que me daba un par de azotes

Ricardo no espero, apuntó su  glande entre mis labios vaginales, me agarro de las caderas y después de unas cuantas embestidas me la enterró hasta el fondo otra vez.

Desde esa posición podía ver mi cara y la de Ricardo al penetrarme así como su torso peludo y sudoroso por el esfuerzo, Ricardo jadeaba al ritmo que su polla de hundía una vez tras otra dentro de mi.

Con una de sus manos comenzó a acariciar mi clítoris mientras no dejaba de penetrarme con rudeza y fuerza, a veces esa misma mano la llevaba hasta mis tetas para amasarlas a su antojo y sin ninguna delicadeza, yo miraba hacia abajo para no ver en el espejo como aquel cerdo me embestía por detrás como a una vulgar perra a la que esta montando un perro.

Pero Ricardo quería que yo lo viera todo bien así que me agarro mi rubia melena y me tiraba de ella como si fueran las riendas de un caballo, de ese modo sino quería hacerme daño tenia que levantar la cabeza hasta ponerla en línea recta y de ese modo no tenia otra opciones que ver como aquel viejo me embestía desde atrás con una fuerza inexplicable para su edad, jamás en mis 38 años había tenido un sexo tan rudo, tan salvaje, tan sucio.

“así es como hay que montar a las perras como tu, deberías decírselo a tu marido”

Los enormes huevos de Ricardo golpeaban contra mi vagina cada vez que me embestía hasta el fondo como un animal, sus embestidas no se detenían y yo ya estaba segura de no poder controlar mi cuerpo, estaba a punto de correrme como una puta, por suerte las embestidas de Ricardo se fueron haciendo mas lentas y menos profundas.

“Estoy a punto perra, te voy a llenar el deposito”

“No lo hagas dentro”

“Perra ya te he dicho que no puedo tener hijos”

“Dentro no”

“Esta bien puta, volveré a decorar tu carita como el otro día”

Me la saco del coño y me hizo arrodillarme empujando mi cuerpo hacia abajo, puso sus huevos sobre mi boca mientras se masturbaba rápidamente, yo le lamí las pelotas esperando que todo terminara, cerré los ojos y espere lo inevitable, el cuerpo de Ricardo comenzó a sufrir espasmos cuando comenzó a correrse sobre mi rostro, pude sentir el primer impacto sobre mi ojo derecho que por suerte estaba cerrado, luego otros tres impactos en mi nariz, frente y barbilla.

Me hizo permanecer en esa posición mientras me obligaba a agarrar su polla y a pajearla para que hasta la ultima gota de su leche quedara depositada en mi cara, todavía tenia su polla en la mano y su esperma escurriendo por mi cara cuando escuche una voz familiar.

“Cariño ya estoy en ca… pero que cojones…”

Al abrir los ojos que tenia cubiertos del semen de Ricardo pude ver a mi esposo en la puerta del baño con los ojos abiertos como platos al no creerse la situación que estaba contemplando en el baño de su propia casa, su esposa arrodillada ante un viejo con la cara llena de semen.

En aquel momento pensé que mi mundo se venia abajo, que todo había terminado de un modo u otro, que ese era el final de la historia, pero…