Últimos días de colegio con Tomás (2)
Luego de nuestra primera vez seguimos disfrutando antes de partir al viaje de egresados
Después de haber perdido la virginidad con Tomás, no sentía ningún remordimiento. Mi familia, la escuela y nuestros compañeros eran homofóbicos. Esa era el clima por el 2005 y con la gente que nos rodeabamos. Era preferible que nadie se entere y que guardemos nuestro secreto. Pero estaba muy contento por haberme animado y entregado a él. A diferencia de la vez que nos masturbamos no sentía culpa.
Estábamos terminando el año y el colegio. En esa época había muchas fiestas y salidas con los compañeros del curso y si teníamos suerte cogíamos con alguna chica, alguna paja en un boliche o sexo oral en el auto de un amigo. Pero la norma era no ligar, emborracharse hasta el amanecer y volver caliente a casa y hacerme una paja. Esas madrugadas de borrachera mientras me masturbaba sólo pensaba en esa mañana con Tomás. Nos imaginaba en muchas situaciones yo siendo siempre pasivo y sintiendo esa pija en mi cola. Con sólo imaginar me venía a ríos.
Desde esa mañana de noviembre no había pasado nada por varias semanas. No éramos del mismo grupo de amigos y sólo en ocasiones coincidimos en alguna fiesta donde más que un saludo y una charla no había nada más. El último día del colegio se habían planificado muchas fiestas pero dos días anteriores Tomas me escribió nuevamente por MSN invitandome a su casa ya que no iba a haber nadie. No me puse tan nervioso como la otra vez. Lo tomé con más naturalidad y acepté su invitación. La verdad es que pensé que no iba a pasar más nada entre nosotros, que fue algo muy lindo y nada más. Pero no me podía resistir a esa invitación.
Ese día al salir del colegio todos mis amigos se dirigían a piletas o parques para empezar la borrachera que duraría todo el fin de semana. Me excuse y dije que me sumaba más tarde y me tomé el colectivo para la casa de Tomás. Una casa grande en un barrio de clase media alta de la ciudad. Por más que ambos habíamos tenido nuestra primera relación gay juntos y ya nos conocíamos, había cierta timidez. El rompió el hielo invitandome a pasar a su pileta. Pase a cambiarme y el ya estaba dentro del agua. Ese día teníamos mucho más libertad que la vez anterior. Sin límite de horario, al sol y al agua. Nuestros cuerpos jóvenes y lampiños disfrutando de haber terminado con las responsabilidades escolares y el verano por delante. Me dijo que sus padres habían salido por el fin de semana y que esa noche el ponía su casa para fiesta pero que los compañeros del colegio llegaban en varias horas. Me invitó a quedarme pero lo dude ya que iban a sospechar si estaba ahí ya que no éramos amigos. A lo mejor no sospechaban nada pero yo me perseguía.
Una vez dentro del agua con charlas sin importancia nos empezamos a acercar. Nuestra primera vez no nos habíamos besado pero ahora Tomas tomó la iniciativa y apoyando su torso desnudo contra el mío, me agarró de la cintura llevándome contra el y me comió la boca. Me entregué a sus brazos y lo abracé por la espalda. Sentía como crecía su pija contra mi cuerpo y sus manos bajaron hasta mi cola que la pare para que hiciera de ella lo que quisiera. Mi calentura iba en aumento. Nos sacamos el bañador y quedamos abrazados, desnudos y besándonos dentro del agua. Me pidió que me ponga en cuatro en la orilla de la pileta, poniendo toda mi cola a su disposición, a la altura de su cara. Empezó a darme sexo oral en mi agujerito y me estremecía y lo combinaba con uno, dos y hasta tres dedos para dormir matarme bien. A esa altura quería que me la meta. No daba más. Salió del agua, colocó una toalla sobre el césped y me puse en cuatro sobre ella parando la colita. Esperando ser penetrado otra vez por Tomás. Completamente relajado y exitado sentí cómo entraba de a poco esa pija grande y dura. Hacia mi cola para atrás y sentía cada centímetro hasta chocar contra él. Empecé a gemir más fuerte y me dijo que tengamos cuidado por los vecino y nos fuimos dentro de la casa. Apenas entramos se sentó en una silla y yo me puse encima y empecé a bajar hasta que la tenía toda adentro. Me encantaba esa posición y empecé a cabalgar hasta que Tomas no aguantó más, me agarró fuerte de mis cola, se tensionaron todos sus músculos y acabó dentro de mi cola. Cuando sentí esa leche caliente dentro mío me quedé con su pija adentro y me masturbe acabando sobre su torso en menos de un minuto. Había Sido tan lindo como la primera vez.
Salí de a poco y sentí como sus restos de leche caían por mis piernas. Fui a limpiarme y pasamos la tarde hablando y riendo. Acepté su invitación de quedarme. Antes que llegaran sus invitados se la chupé por largo rato en su cama y para termina me hizo acostar boca a bajo y me penetró suave desde atrás hasta que acabó de nuevo adentro. Me decía que le encantaba mi colita y yo le decía que estaba para cuando quisiera.
Esa noche ambos estábamos muy felices, el clima general era de alegría pero no pasó nada. Ganas no faltaban por los efectos del alcohol y el deseo que nos teníamos, pero muchos se quedaron a dormir en la casa y era arriesgado hacer algo. A la mañana siguiente con la resaca a cuestas nos despedimos. Quedaba mucho por delante y en pocos días salíamos de viaje de egresados para Bariloche donde vivimos nuevas y calientes noches. Incluso sumando a un compañero suyo de fútbol. Pero eso será en la próxima parte...